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Filosofía Apuntes

Apuntes y análisis de libros filosóficos.


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San Agustín de Hipona - Las confesiones (Libro III:


Conversión maniquea) (397).
Todos tenemos un cierto arrepentimiento cuando escogemos ideas equivocadas sobre
la vida, y luego no queremos recordar esos vergonzosos momentos. El arrepentimiento
es una opción entre los católicos quienes consideran importante la redención del
hombre para con sus semejantes y girar su mirada hacia Dios. No es del todo malo, en
todo caso, recordar las razones del porqué cometimos lo que cometimos y por qué luego
nos arrepentimos de hacerlo. De esto se trata el siguiente libro de las Confesiones: la
conversión de San Agustín de Hipona al maniqueísmo. 

Las
Confesiones
LIBRO III: CONVERSIÓN
MANIQUEA

Llegada a Cartago y los placeres


del lugar
Cartago no estaba exenta de lascivia y cosas
pecaminosas pues era una ciudad totalmente
arrojada a estos placeres. Agustín comenzaba a ver
aquí qué cosa debía amar, pero no encontró la
respuesta en esta ciudad. Agustín parecía estar cada
vez más hastiado del ambiente generalizado del
pecado que estaba por medio de todo el imperio. 

También se vio atraído por el teatro. Este mundo de


imágenes que mostraba escenas y situaciones
aparentes sobre quienes caracterizaban los
personajes. Agustín se dio cuenta de la actitud que
tiene el espectador en estos eventos, en lso cuales el
espectador llora y se alegra dependiendo de la
situación (tragedia y comedia). De aquí se extrae el
concepto de ''entretener'', pues todo lo que sea
emocional nos hace apreciar las acciones y
características del otro. 

Por un lado, no se puede tener misericordia ni


perdón si no se ha sufrido. Es por eso que la tragedia
puede ''entretener'' porque es ahí donde el espectador
entiende y reprueba o aprueba la acción de sus
protagonistas; queda una reflexión que no podría
alcanzarse si el mismo espectador no hubiera pasado
por lo mismo. Sin embargo, este hombre que sabe
qué es el dolor no lo desea para nadie, más bien
prefiere que nadie tenga dolor. 
Los estudios autónomos
de Agustín

Muchos compañeros de Agustín estaban


vanagloriándose de sus estudios y de todas las cosas
que sabían a tan temprana edad. No obstante,
para Agustín todos ellos estaban ciegos si no miraban
al señor, aunque él también lo estaba.

Pasó el tiempo y Agustín se encontró con la lectura


del Hortensio de Marco Tulio Cicerón, un libro del
que en esta época no queda registro
alguno. Agustín quedó maravillado con la lectura del
Hortensio que era una exhortación a la filosofía.
Quedó impresionado con la sabiduría y quería hacer
de todo para obtenerla. De esta
forma, Agustín piensa que por este camino se iba
acercando cada vez más a la gracia divina de Dios,
ahora, esto no quiere decir que cambiara una cosa
por otra, porque el  Hortensio de Cicerón sólo le
sirvió como medio para conocer a Dios. Quizás, San
Agustín deja las filosofías anteriores a Cristo por las
palabras del Apóstol:

''Mirad que nadie os esclavice, mediante la falacia


de una filosofía fundada en tradiciones humanas,
según los elementos del mundo y no según Cristo,
porque en él habita corporalmente toda la plenitud
de la divinidad''
(Colosenses 2:8-9)

Después de leer el libro de Cicerón, San Agustín volcó


su mirada hacia la secta maniquea. Las palabras que
estos maniqueos pronunciaban sobre el Evangelio
eran seductoras para San Agustín; de hecho,
podríamos decir  que los maniqueos eran verdaderos
cristianos que tenían su propia visión de las
S.E. Podríamos decir que San Agustín considera a la
filosofía como un camino para llegar a la
contemplación divina de Dios.

Los maniqueos estaban hundidos en una ignorancia


tal que, a través de ella, San Agustín comenzó a
comprender la verdad. Se dio cuenta por primera vez
que el mal proviene justamente de la nada y que
estamos hecho a imagen y semejanza de Dios,
porque Dios es la existencia misma, y si existimos es
por él. 

Delitos y pecados

Todos los pescados son hechos por voluntad nuestra


y sólo Dios puede librarnos de ellos a través de la
confesión. Muchas cosas pueden parecer malas a
muchos hombres; por ejemplo, que un hombre se
procure muchas cosas para no pasar escasez que,
aunque sea muy mal vista dicha opulencia, sólo Dios
conoce la verdadera intención de aquel
hombre: las apariencias son distintas de las
intenciones. 

San Agustín se fue separando cada vez más de la


secta maniquea, sobre todo cuando estos condenaban
la ingesta de ciertos alimentos; como por ejemplo, la
carne. Sí, los maniqueos eran vegetarianos y para San
Agustín esto terminó siendo ridículo debido a la
importancia que le dan a la materia. 

La Madre de San Agustín como


señal de Dios

Nada más se podía tomar como una señal que la


madre de San Agustín, Santa Mónica, llorase todos
los días por su hijo. Las incontables oraciones de su
madre dieron frutos cuando Agustín quiso dar su
mirada a las S.E. y ver la verdad y bondad que están
en ellas. 

La misma Santa Mónica tuvo que recurrir a la Iglesia


para hablar con el obispo de que lo convenciera
inmediatamente de sus malas doctrinas sobre los
maniqueos; sin embargo, el obispo respondió:

''Déjale. Ruego por él al Señor. Pues él mismo,


leyendo sus libros, descubrirá sus errores y su gran
impiedad''
No obstante, la obstinación de Agustín era potente.
Estaba muy sumergido y convencido que los textos
maniqueos decían la verdad, a lo que la madre
de Agustín recurrió nuevamente al obispo quien le
dijo:

''Vete en paz, mujer; ¡así Dios te dé vida!, que no es


posible que perezca el hijo de tantas lágrimas''

Y así fue, pues Agustín interrogó a todos los


maniqueos con preguntas incisivas que estos nunca
pudieron responder adecuadamente. 

Conclusión

Podemos ver en este texto claramente que San


Agustín advierte tres tipos de realidades: Materia -
Filosofía - Fe. Arriesgo de hacer una aseveración tal,
pero me parece que desde la lectura e interpretación
de este texto se pueden ver ciertos tipos de realidad.
Realmente, la conversión de Agustín atravesó todos
los ambitos de la realidad, porque no sólo cambió sus
hábitos y actitudes, sino que también, por completo,
su manera de pensar. En todo caso, ese mismo es el
efecto de la filosofía; el cambio total de mente para
que pueda entenderse el entorno y la verdad de las
cosas. 
Filosofia Apuntes en 19:38
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1 comentario:

1.

Unknown3 de abril de 2017, 3:04

Maravilloso texto
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martes, 4 de abril de 2017

San Agustín de Hipona - Las confesiones (Libro IV:


Profesor de retórica) (397).
San Agustín de Hipona no gustó del todo la profesión de profesor de retórica, pues sentía que
faltaba a la verdad cuando pronunciaba sus discursos. Le fue mucho peor cuando haciendo
clases sus alumnos no le pagaban porque consideraban que era la enseñanza de un arte muy
complementario. Este es otro de los tiempos difíciles de San Agustín que está lleno incluso de
tragedia por la muerte de un amigo. No obstante, a pesar de toda momento desgraciado en
este período, San Agustín no deja de lado su fe en Dios y lucha por salir adelante sin importar
nada. Veamos el período más difícil del filósofo.

Referencias:

(1) En este blog y en muchos otros textos, este libro se llama ''Categorías''. 
(2) Algo que incluso el mismo Plotino criticaba a Aristóteles. 
Las
Confesiones
LIBRO IV: PROFESOR DE RETÓRICA

Enseñanza de la retórica

San Agustín asume la responsabilidad de sus actos


llamándose engañado y engañador como lo dice el
Timoteo 2:3. Con un arrepentimiento tal, San
Agustín reconoce la gloria de Dios por sobre toda las
cosas y condena su propia arrogancia.

Cuando Agustín se convirtió en profesor de retórica, lo


único que le importaba era el dinero y la alabanza de los
otros hombres. Siempre trató de enseñarle a sus
alumnos la verdad a través de la retórica, y esperaba que
sus estudiantes usaran la retórica para por lo menos una
vez, defender la justicia. 
Encuentro con matemáticos y astrólogos

No obstante, Agustín no estaba tan alejado de Dios como


para aceptar el sacrificio de animales como una
tribulación a los demonios; siempre lo condenó. Pero, por
otro lado, Agustín sí aceptó el consejo de los matemáticos
y astrólogos que consultaba de vez en cuando.  

Recordemos que en el siglo III d.C, a los astrólogos


también se les llamaba matemáticos, es decir, quienes se
referían a los matemáticos también lo hacían a los
astrólogos. 

¿Por qué los astrólogos eran malos según Agustín?


Porque estos culpaban las acciones del hombre a los
astros, en otras palabras, los astros tenían la culpa de que
el hombre hiciera el mal. Esto va en contra de la teoría
de San Agustín que consideraba que era la voluntad
del hombre donde procedía el mal. Por lo tanto, los
astrólogos dejan libre de culpa al hombre y culpan a la
materia de ser la autora del mal. 

Un día, un hombre muy sabio habló con Agustín y


hablaron sobre astrología y otras cosas. Agustín le
preguntó por qué creía en los astros y este le dijo que lo
hacía porque entre más cosas creyera, más suerte tendría
que si sólo optara por algunas cosas. Por eso creía en
muchas cosas más. 

El concepto de amistad en San Agustín

Luego de la experiencia vivida por los


astrólogos, Agustín nos menciona la amistad que tuvo con
un hombre que él mismo convenció de que se uniera a los
maniqueos. Él se unió y eran con Agustín unos amigos
inseparables, pero luego con el tiempo, Agustín renunció
a la secta y su amigo siguió. 

Este amigo que San Agustín tenía no debió ser otro que


Honorato quien es nombrado de la biografía de San
Agustín en este mismo blog. Honorato fue
finalmente bautizado como católico luego que Agustín lo
convenciera de dejar a los maniqueos. 

Lamentablemente, Honorato muere al tiempo después


y San Agustín pronuncia un gran lamento de porqué Dios
se llevaba a su querido amigo Honorato, quien sólo pudo
experimentar el catolicismo por corto
tiempo. Agustín llega a decir que la pérdida de su amigo
le duele más la vida misma que él lleva, así lo dice:

''Estaba dominado por un extraño sentimiento totalmente


opuesto al de estos dos, porque me sentía enfermo y
cansado de vivir y, por  otra parte me horrorizaba tener
que morir''
Agustín se refiere a Dios como gran enemigos que había
quitado a su querido amigo del alma. Los dos se decían
que eran una sola alma y Agustín se angustia porque al
morir su amigo, sólo quedaba su mitad lo que lo hacía
sentirse en un vacío profundo. 

Todo esto tiene una explicación para San Agustín, quien


considera la amistad como algo fundamental para la vida
del hombre. Cuando un ser querido ya sea un amigo, una
pareja no está en este mundo, se llora por él o ella
porque el alma se angustia al ''no poder amar a quien le
ama''. Por eso, no se deben amar los amigos en tanto
hombres, sino que en tanto que Dios está en cada uno de
ellos, ¿por qué amar a Dios? nadie puede sufrir si ama a
Dios porque Dios es eterno; si amamos al hombre en sí,
entonces tendremos que estar dispuestos a sufrir pues el
hombre es carne y la carne materia, y la materia perece
alguna vez. Dios es quien dice ''desde aquí y hasta aquí''. 

El alma, el cuerpo y Dios

El cuerpo está hecho sólamente para contemplar una


parte del universo, más el alma está hecha para
contemplar muchísimas cosas más valiosas de las que
puede percibir el cuerpo. 
¿Qué quiere decir esto? ¿Acaso significa que el hombre
debe despreciar las cosas materiales como se hacía en el
paradigma platónico? No. Todo lo contrario. San
Agustín llama a que el hombre ame también su cuerpo
porque éste está hecho por Dios; es una creación de Dios
y se le tiene que amar por él, no por sí mismo. 

Recordemos también que todo lo existente está bajo


el orden de Dios, y por lo tanto, el cuerpo también forma
parte de este orden porque su existencia se lo permite. 

¿Amor a los hombres?

Agustín tenía un amigo llamado Hierius quien era un


destacado orador que compartía mucho tiempo con el
filósofo. En unos pocos pasajes atrás Agustín hablaba de
amar a los amigos a través de Dios, pero ¿no es cierto que
cuando amamos a un amigos estamos despreciando al
mismo tiempo una parte de nosotros? En efecto, cuando
uno admira a otra persona, la admira porque desearía
que esa parte que admira estuviera también en uno. 

Por un momento, Agustín se sentía confundido con este


tipo de amor, pero con el tiempo alcanzó a comprender
porqué lo quería. Efectivamente, Agustín lo admiraba
porque los otros hombres también lo admiraba; si lo
hubiera molestado o criticado, para Agustín ya no hubiera
sido tan admirable. 
Es así que Agustín se deja arrastrar por ''el viento'' que lo
lleva a adorar, a odiar a otros según el alma se vea
arrastrada por la opinión de los demás. 

El encuentro con Aristóteles

A los 20 años, San Agustín recibió de su maestro de


Retórica, uno de los libros de Aristóteles llamado ''La diez
Categorías''(1). No fue tan complicado aprender las
categorías de Aristóteles, pues mucha gente ya los
comprendía en su totalidad en aquel período. 

La impresionante pregunta que hace San Agustín sobre la


lectura de Las Diez Categorías es la siguiente: ''¿De qué
me sirvió?''. Agustín sentía y pensaba que en este libro
encontraría las respuestas a su vida; la verdad revelada. 

San Agustín no estaba para nada conforme con las


explicaciones del ser de Aristóteles. El filósofo encontraba
inconcebible que se pudiera describir a Dios diciendo que
es una especie de motor con atributos pensantes(2).
Nada de esto servía a Aristóteles si no encontraba a Dios,
de hecho, San Agustín trataba de incluir a Dios en estos
escritos, pero no lo logró. Estaba ardiente de deseos por
conocer la ciencia y el arte, pero eso nunca le sirvió de
nada si no podía encontrar a Dios. En pocas palabras, Las
categorías de Aristóteles eran demasiado ''carnales''
para San Agustín.

Finalmente, San Agustín quiere decir que de nada sirve


saber de ciencias y artes si no se tiene por Dios como
guía; todo es inservible si no se tiene a Dios. 

Conclusión

Esto básicamente es un exhorto a dejar las no solo las


pasiones del cuerpo, sino que también las ciencias que no
tienen relación con Dios como por ejemplo, la astrología y
la filosofía (que no tenga relación con Dios). Me
impresionó la aseveración sobre Aristóteles (aunque ya la
había visto en Plotino) de rechazar el gran libro de sus
Categorías apuntando a su inutilidad.
Realmente, Agustín no da paso atrás a la doctrina
cristiana defendiéndola de toda doctrina contraria a la de
la Iglesia. 
Filosofia Apuntes en 20:16
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1.

Unknown5 de abril de 2017, 5:27

El irreductible San Agustin


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