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cuenta to animal; otto, lo del animal se eleva entendiendo por Io animal el cuerpo viviente. 7 Empero el hombre auténtico es muy otro. Es el que esté purificado ya de todas estas cosas, el poseedor de las virtudes que en Ia inteligencia moran y que tienen sy fundamento precisamente en Ia misma alma separada ya o separable, aun ‘estando Aqui. Porque, cuando el alma se aparta integcamente del cuerpo, la vida por ella isradiada se apartard también en seguimiento del alma, ‘Mas las virtudes, Jas que Ja estimativa no ha engendrady pertenecen al compuesto; y del ino Ja costumbre y el ejercic compuesto con tambi Ios celos, la compasion, Y Ia amisted, 32 quién pertencce? —Hay tipos de amistad que sori ciertamente del compuesto, mientras que otros pertenecen al hombre interior. 11. En fos niffos, pasa al acto primeramente lo del com: ungue es en verdad poca Ia luz que hacia el compues- nas coses superiores. Cuando esta luz no obra hacia nosotros, esté actuando hacia arrib: hacia nosotros obra cuando Hega hasta nuestra parte medi Pero 2es que no somos nosottos precisamente lo superior a esta parte media? —Ciertamente; mas es preciso que lo percibamos, ya que no siempre nos secvimos de lo que tenemos; nos servimos en acto cuando ordenamos a parte media © hacia attiba o en direccién opueste, 0 cuando hacemos pasar al acto toda por tencia o habito. 4De qué modo poseen ta vida las bestias? —Si, como se cuenta, hay en ellas almas humanas que pecaron, lo que de separado tienen tales almas no pasa a las bestias, sino que en ellas esté presente sin estar de presente; y Ja consensacién posce solamente una imagen eidética del alma en el cuerpo; y el cuerpo es ‘tal’ por estar ‘cualificado’ por una imagen eidética del alma, Si, por el contrario, no se introdujo en el cuerpo alma 40 giguna bemena nacerd el tal animal por iluminacién del impecable, ge6mo se dan los castigos? 12. Si el alma es impecable, gedmo se “Por de pronto esta sentencia est en desacuerdo total con aquelia otra que afirma que el alma peca, rectifica, satis- face a la justicia, esti en el Hades y transmigra de cuerpo en eeomos que cada uno excoja Ja sentencia que quiera; tal vez, aun asi se podré hallar algin aspecto en que no dis- cennrden, La seatencia que sosti .pecable supone que es una unidad absolutemente simple, por afirmar Ia identi- tencia del alma. . ja que admite poder pecat, afiade ¢ im- plica con el ple otra especie de alma capaz de afec- Giones tertibles. El alma es entonces compuesta y la resultante de todo, es afectada en cuanto todo y es el compuesto quien ypeca y quien satisface a la justicia, no aquel otro sex simple de que hablé Ja sentencia ante Dal alma en cuanto compuesto Ia forma en que se ve a Glaucos, conocer su naturaleza hay que golpear para que se desprenda Jo advenedizo, ‘‘mirar entonces su amor a Ia sabidurfe, con qué cosas queda atin en contacto y de cuéles es congénere, y, por serlo, es lo que es”. Una cosa es la vida de esta alota ¥ sus entrgias: y otra cosa diversa, Io sujeto a castigos. En cuanto ai recogimiento y separacia no sélo han de serlo respecto de este cuerpo, sino de todo lo que al alma iegado. Porque ya en el nacimiento tiene Ingar Ia 3 mejor, el na especie de alma, Ya se dijo cémo tiene lugar el nacimiento: por descender ice Platén: “la vemos bajo dios marino"; si se quiere a realmente ‘desciende’, mientras que ella fin esto, emite ef alma la imagen ei Mas ic6mo no sera pecado Ja inclina 4 ie —Si la tal inclinacién es una ‘iluminaciéa’ hacia abajo no seré pecado, como no lo es Ia sombra. La causa del pecado estaré en Io iluminado, porque, si no existiese, no hallaria el alma qué iluminar. Asi que descender ¢ inclinarse el alma iluminado esté com endo con ella y por Bl alma emite, sin inclinarse, Ia imagen hay cerca nada para recibirla; y la emite, no porque la separe de si, sino porque ella misma no ‘esta’ atin con lo iluminado; y no lo esté si se da entera a Ja contemplacién de lo de Ald, Parece que el Poeta separé las di Hércules, al admitir que su imagen eldética se encontraba en el Hades, mientras que Hércules mismo estaba entre los dioses, obligado por Ia doble tradicién: que estaba entre los dioses J, que estaba también en el Hades, Por esto el Poeta lo divi- dié en dos. Tal vez esta tradicién resultaria creible de 1a siguiente ma- nera: Hércules posey6 Ia virtudes précticas y, por su bella virtud y virtuosa belleza, fué j do digno de ser dios; mas porque fué préctico y no teorético (lo que es preciso pera estar integro Allé) se encuentra arriba y hay también algo de € aun Ac& abajo. 13. En fin, el investigador de todas estas cosas cq) es?: inosotros o el alma? —Lo somos nosotros ciestamente, aunque en virtud del alma. {Cuil es ef sentido de ‘en virtud del alma’? Bastard tal vez para investigar el hecho simple de ‘poscerla’? —Ciertamente, en cuanto que ‘nosotros’ seamos alma sola. ENo estard en este caso sometida al movimiento? —Si, por cierto; mas hay que atribuirle un movimiento, no el de los cverpos, sino otto que sea su vida misma. Y Ja inteleccién es nuestra, precisamente porque el alma i ile y Ia inteleccién es la suprema manera de vivir el aima mientras entiende y mientras la Inteligencia se acta hacia nosotros, que también 1a Inteligencia es parte muestra y hacia Ella nos zemontamos. i 2 Plc. Thanchs Treclec 0 Da Sime Pid Saree (/944)- Eltanl larmdy SA. Bens Ries cosas en el caso de - UI Notas TECNICAS (Bn vez de interrumpir con Mamadas el texto y Henarlo de niimeros que desvien 1a atencién haci el pie de las pé- ginas, he creido més conveniente reunir por orden las notas \4s_indispensables. Como a da logos © tratado se subdivide en nimeros ha- aqui cl lector las notas correspondientes a cada uno, caso de necesitarlas. . Estas notas estén hechas para ser leidas en caso de necesidad si el lector halla alguna duda en el texto. no las necesite, ni tenga que interrumpir Ja lectura del texto Ned ues las afecciones o bien son de alguna manera sensa- ciones o cvando menos no se verifican sin sensaciones”. Sagiin el principio de polimorfia Ias afecciones son, en st aspecto eidético, formas derivadas de idea, inferiores a Ia sensaciSn que es otra forma de idea. Cuando la afeccién tien- desdibujéadose demasiado el poco qué que tiene, aun a tales afecciones brutas acompafia siempre una sensacién. Lo cual debe ser entendido ast: como 4B esencia por antonomasia; ocupando nosotros, a partir de Bl, al tercer lugar; pues, como dice Platén, estamos hechos “de Ia indi Jo que de arriba nos viene, y de la divi- Ja que entre los cuerpos se reparte”. Y esto de que tre los cuerpos se reparte”” hay que entenderlo de Ia si- guiente manera: el alma se da a si isma a las dimensiones del cuerpo, segiin Ia magnitud propia de cada animal, aun en el caso de que en el ‘universo entero’ no se dé sino una sola aima. O bien de esta otra manera: de su presencia luminosa, irr cosas animadas no de ella y aeciendo ella Ia misma da imagenes Ja manera de las im4genes miltiples del mismo rostro en miltiples espejos. Y la primera imagen ei mente Ia sensacién propia del compuesto; después, a pai estas imagenes eidéticas, todo Io demés del alma es tam! a su manera idea, ideas diversas entre sf que provienen nece- sariamente unas de otras, terminando este proceso en el orden generative y vegetativo y, en general, en el tipo de acciones itivas y productoras de otra cosa dis misma potencia agente, fo cual exige que la misma potencia agente 'e vuelva hacia el objeto a producit, 9, Segin esto la naturaleza de nuestra alma de suyo separada de todas Ias causas de los males que el bre hace y padece; porque, como suele decirse, tales males sélo tienen que ver con el animal y con el compuesto. ‘Mas si lz opinién y el discurso pertenecen al alma, gcémo podri ser impecable, ya que la opinién puede ser falsa y son muchos los males que por una opinién falsa se hacen? Se hace el mal, sin duda, porque siendo el hombre como es muchas cosas nos vence la parte peor: los deseos, el 4nimo, una malhadada apariencia de idea. En cuanto al razonamiento consecuente aun sobre cosas falsas, por set pura apariencia no resiste 1a critica de la facul- tad discursiva; pero nosotros, dejéndonos persuadir por lo 38 in, Por parecido motivo, antes discursiva las sensaciones, nos sadonos de las sensaciones pro- peor, pasamos sin més a la accié ide discriminar con Ja facult geontece ver falsamente, 5 jas del compuesto. gece She fntligencia entra en contacto con todo eset “No, por cierto; asi que Ja inteligencia es impecable. Y ademés, shabré que decir 1o mismo de ‘nosotros’ por ‘de estar en contacto con fo inteligible que en ‘le mora? 7 . —-No; 2 no ser que se trate de fo inteligible que esté en contacto con nosotros, y a que es muy posible tener en nos- ble y no tenerlo con todo a la mone. Separemos, por consiguiente, lo coma y lo propio: ser Ip primero corporal © cuando ‘menos no darse sin el eter po; quedando como propio del alma todo aguello que pats ponerse en acto no necesita del cuerpo. . YY Ja inteligencia discursiva misma, una vez que haya reali- zado un discriminamiento en las improntas provenientes de Ja sensacion, contempla ya ideas, aunque las contemple como acompafiadas de sensacién, ‘Asi acta Ja inteligenc a, caracteristica del alma discursiva, la verdadera, es lecciones mismas por la que, taciones y pai ‘Mas siempre si; origindndose los cambios y perturbaciones de as cosas que con nosotros estan articuladas, y de Tes afecciones del com- puesto, sea éste lo que fuere, a tenor de lo anteriormente dicho. 10. Peto si nosotzos somos el alma y a nosotros nos afec- tan tales cosas, afectarén también las mismas al alma y, por la misma razén, el alma obrard Jo que nosotros obremos. También decimos que lo comin es nuestro; sobre todo cuan- do atin no nos hemos separado del cuerpo, ya que decimos sentiraos afectados por todo lo que a nuestro cuerpo afecta. ‘Asi que ‘nosotros’ es doble: un nosotros que incluye en fa 39 tcémo comenzaré si el cuerpo no se halla de antemano dis. puesto de conveniente manera? 6. Tal vez, pues, seria més acertado decir en general que Jas potencias, por sola su ‘presencia’, hacen obrar cada una a su manera a los que las poseen; pero que ellas” permanecen inméviles, comunicando el poder obrar a los que las poseen, Si esto es asi, cnando el animal es afectado, ef principio que da la vida al compuesto no podrd ser afectado por tales afecciones y por ios actos que pertenezcan al que tiene la vida. En este caso, la vida no perteneceria de manera alguni al alma sino que sera del compuesto, 0 sea, Ia vida del com- puesto no pertenecerd al alma; e igualmente, Ia facultad sen- Sitiva no sentiré, y sf el poseedor de tal facultad. Empero si la sensacién es un cierto movimiento que atravesando ef cuerpo termina en el alma, jcémo podré el alma dejar de sentirlo? Pongamos que precisamente por Ja presencia de 1a facul- tad sensitiva se sienta. 2Quién ser que siente? El compuesto. Sea asi; mas si la facultad no se conmueve, scémo se con- moverd el compuesto, no entrando en Ia cuenta ni el alma ni las facultades psiquicas? 7. Lo cierto es que el compuesto surge por Ia presencia del alma, no precisamente porque se dé ella misma tal cual al compuesto 0 2 uno de sus componentes, sino porque del cuerpo cualificado y de una como Inz que del alma procede, —tuz que da I2 nataraleza de animal— hace el alma algo nuevo, de quien se predican el sentir y todas Ias demis afec- cones pertenecientes al animal. eCémo, pues, somos ‘nosotros’ los que sentimos? Es precisamente porque no nos hallamos separados de tal animal cualificado de Ia manera dicha, aunque tengamos so- Jamente presentes otras cosas, inclusive mds valiosas para la esencia total del hombre, que de muchas cosas est’ hecha. La potencia sensitiva del alma no puede sentir las ‘cosas! 36 mis bien, es aprehensora de las ‘impron- senses: one a cor ia sensaciéa en el animal, porque tales tas! engendradas por la sen BOS Sor gue In sensacé externa os como ‘Imagen sat ica’ de estotra sensaciOn interna, muchisimo més verdadera por su esencia que la primera, por set exclusivamente contem- Placién impasible de ideas. De tales ideas, de que sols el sims Fecibe el poder dominador del animal, provienen el discurso, opiniones, las intelecciones. a ve cru cobre todo nosotros somes méximamente nosotros. Lo anterior es ciertamente ‘nuestro’; pero nosotros somos Jo que a partir de este punto esté encima, colocados como es- tamos sobre el animal. . Nada impide, con todo, que demos al conjunto el nombre de animal que es ciertamente una mezcla por sus partes in- feriores; mas lo que a partir de aqui se halle constituye casi el hombre verdadero; aquellas otras partes, pues, son lo leoni- no y lo variamente animaloide en nosotros. Marchando como marcha el hombre verdadero paralelo con el alma racional, cuando razonamos somos ‘nosotros’ los que razonamos, por ser los razonamientos productos de la actividad del alma. 8. 2Cémo nos habemos respecto de Ja inteligencia? Y en- tiendo por inteligencia no precisamente un habito adquirido por el alma con el trato sobre las cosas derivadas de Ia inteli- gencia, sino la Inteligencia misma. : —Poseemos Ja Inteligencia misma, aunque esté muy por encima de ‘nosotros’. Y la poseemos o en comin 0 como propia; y aun como comin a todos y como propia de cad uno. En comtin, porque fa inteligencia es indivisible, una y Ja misma en todos aspectos; en particular, porque cada uno Ja posee integra en el alma primera. De dos maneras también tenemos las ideas: en el alma se halian como eslabonadas y separadas unas de otras; mas en Ia inteligencia se encuentran todas ‘en uno’. Y aqué respecto de Dios? —Se ha como presidiendo la naturaleza inteligible y la a7 bign que el alma difandida por el cuerpo no sea afectada por Tas afecciones de él, como sucede con Ja luz; y sucederia so. bre todo si se difundiese de manera que se entretejiese por todo. Asi que el alma no experimentari las afecciones del cuerpo por haberse entretejido con é Pero, jlas experimentard por ser una ‘idea’ que se halla en el cuerpo como ‘ ? Ante todo, si se supone que el alma es esencia, serd idea separada; y, en este caso, habri que considerarla més bien como ‘sirviéadose de’ el cuerpo. ‘Mas si_se asemeja su relacién al cuerpo a Ia que se da al conjunto de hierro y figura, el hacha, no hace sino lo que hace el hierzo configurado de tal manera, aunque lo haga Gertamente en virtud de tal figura, de parecida manera habré que atribuir més bien al cuerpo todas las afecciones comunes a aly al alma, y atribuirias ‘al cuerpo’ en cuanto nizado, poseedor-en-potencia de la vida. Y dice (Aristételes) que es absurdo afirmar ser el alma la que teje y lo es igualmente pretender que sea ella la que desee y pene; lo es, mas bien, el animal, 5. Pero precisa decir que el animal e¢ o el enerpo cualifica- do 0 to comin al everpo y al alma o una tercera cosa nacida de ambos. Sea de ello fo que fuere, habré que admitir o bien que el alma es inafectable, aunque sea la causa de que el cuerpo sea afectable, o que también ella es coafectada con el cuerpo; y, en este filtimo caso, o la afectari la misma afeccién que al enerpo 0 algo parecido: por ejemplo, el animal desee de una manera pero Ia facultad desiderativa misma se actie de otra manera que no sea afeccién. ‘Mis adelante consideraremos qué es cuerpo cualificado, ‘Miremos ahora el conjunto. 4Cémo sufre, por ejemplo? Porque el cuerpo est dis- puesto de ta] manera jse transmite la afeccién hasta llegar a sensacién y Ia sensacién termina en el alma? Mas no que- 34 ico, orga- a en claro cémo fs sensacién se transmite y termina en el "Ademés: cuando la pena tiene st principio en una opinién y juicio sobre ef nosotros 0 sobre uno de nuestros co dolorosa en el cuerpo y, en general, Mas comenzamos por no saber de q ao dal compuesto. Afidase que la 0; trae consigo, sin mis, afeccién de tipo ‘pena’, ya que es posible, aun estando presente tal opinién, que no surja do alguno el apenarse, como no es necesario que nazca in alguna ante inién de que uno es tenido en poco ni que por Ia opinidn sobre el bien se conmueva el apetito. gDe qué manera, pues, son tales afecciones comunes al al- ma y al cuerpo? 10 y, em general, 10? Pero por sélo esto no serin Ias tales afec cuerpo, en cuanto que es preciso, para que se conmueva zpetito, que hiervan la sangre y la y. el cuerpo se hal mn, como, por ejemplo, en las co- sas sexuales. Por otra parte, fa apetencia def bien n0 es afi a comta, sino de sola el alma, y lo mismo habria que decir de otras; ademas de que ciertos razonamientos demuestran que no to- das las afecciones son del compuesto. Por fin; cuando el hombre se siente incitado a lo sexual, ciertamente que es el hombre quien desea, mas de una manera . gEn qué consis- tied gen que tal vez comienza el hombre a desear y ? Pero, cedmo 1 hombre desear si no se ha conmovido ya Ja facul- desiderativa?: Sepongamos, por el contrario, que comience ésta; mas, 35 Pero, gpodré ‘deleitarse’ por el advenimiento de algo, cuan. do no puede entrar en ella cosa alguna, ni siquiera el bien? Lo que es tal alma Jo es desde siempre y para siempre. No se dari tampoco en ella ni sensacién ni discurso ni opi. niga; pes, por una parte, Ia sensacién incluye recepcién de una idea o de una afeccién corporal y, por ottd, el discvrso ¥ la opiaién se fundan sobre Ia sensacién. En cuanto a las intelecciones habré que considerer la ma- nera como se hallan en tal alma, caso de que concedamos te- nerlas: y si pueden sobrevenisle deleites puros en este su estado de soledad. 3. Hay que comenzar suponiendo que el alma se hella en tun cuerpo, haya 0 no existido antes que él o bien tinicamente con él: en todo caso, de él y de ella ef compuesto recibe el nom- bre de animal, Si el alma se no se verd forzada a recibir las afecciones del cuerpo, como tampoco los artesanos tienen que resentirse de las afecciones de los instrumentos. ‘Tal vez ser mis necesario que reciba Ia ‘sensacién’, ya que no tiene més remedio que servirse del instrumento si quiere por Ia senszcidn conocer las afecciones de fuera, porque también el servitse de los ojos es ver. Y¥ el alma tendré que resentirse de los ‘dafics’ que sobrevengan a Ja visin; més atin, de los su- frimientos y malestar y, en general, de cualquier cosa de las que suceden en todo cuerpo, Igualmente habré de experimen- ter ‘deseos', al tener que preocuparse por el cuidado del érgano. Pero, gc6mo Hegarén las afecciones desde el cuerpo hasta cl alma? Porque un cuerpo puede comunicar lo suyo @ otro; mas, Ze6mo un cverpo al alma? Esto setia como si a uno le pasase algo, simplemente porque 2 otro le esti pasando otra cosa. Porque hasta aqui, por poner que uno es el que se sirve ¥ otro aquello de que el primero se sirve, Ios dos quedan sepa- 32 eve! del cuerpo como de wn ‘instrumento’ rados, Tal es cl caso del que concede que el alma es Ia que fe deve del cuerpo: la separa de Gl Empero, antes de gue los separe la filosofia geémo se ha- bian cuerpo y alma? ‘Estaban, por certo, mezclados oe Mas si fo estaban, o bien la mezcla era de tipo ‘mixtura’ o bien de ‘entretejimiento’ o a la manera de una ‘idea no Separada’ o como idea en contacto rector, tal un piloto; © ban una parte se ha de una manera y otra de otra éistinta, fguicro decir: wna parte esti separada y seria la que se ‘sirve Ge. y otra la que estd mezclada, sea de Iz manera que fuere, Sendo precisamente ésta la que pasa al rango de ser instru- tnento de que se sirve Ia primera, hasta que la filosofia haga Volver esta segunda parte al rango de Ja primera —aue de la segunda se servia— y separe, por fin, en Ia medida en que no lo imponga la necesidad Ja parte que se sitve de la que sirve, de modo que no se dé ya ni el servisse siempre de, ni tan sélo el servirse de. 4, Supongamos, pues, que estén ‘mezclados’ segtin Jo dicho. En _yirtud de Ja mezcla, lo peor se_har4 mejor y lo mejor peor, Ya la mejor pate se la Hlevard, por cierto, of cuerpo por participar de la vida; y Ia peor le tocaré al alma por participar de la muerte y de Ia irracionalidad. Ciertamente que Io privado en absoluto de vida no hay ma- neta como pueda adjudicarse el sentir. Mas, por el contratio, tuna vez que el cuerpo haya tomado vida podré participar por tal hecho de Ia sensacién y de todas 2s afecciones que de Ia sensacién provienen; asi que apeteceré, y gozaré por tanto de las cosas apetecidas; temer’ por si, y, por tanto, al no conseguir siempre las cosas deleitables Ilegaré a descomponerse. Habri que investigar también el tipo de mezela, no vaya set que resulte imposible, como fo es decir que se mezclan Ia Hinea y el color blanco, siendo de diversa naturaleza. La unién por ‘entretejimiento’ no hace que las cosas en- jas experimenten las mismas afecciones, pues es perfec- tamente posible que lo entretejido sea impasible; y fo es tam- tre 33 ma Eneades Giles Epos! Corky a. TRme> Acres I LOGOS PRIMERO I (53) QUE ES EL ANIMAL Y QUIEN ES. EL HOMBRE i 1. Placeres y penas, temores y confianza, deseos y rete: miento y el malestar, de quién son?: jdel alma sola, alma que se sirve del cuerpo o de un tercero resultante de ambos? Y este tercero pudiera realizarse de dos maneras: 0 © como algo diverso resultante de la mezcla, De parecida manera ha de ponerse la cuestién acerca de los engendros, acciones y presunciones provenientes de las antetio- res afecciones. Aun respecto del discurso y de las opiniones serd preciso i investigar si pertenecen 0 no, y de qué manera cada un, al i mismo sujeto que las afecciones. \ Sobre las intelecciones habré que considerar igualmente cé- mo y de quign son, Mas atin: gqué sera en si ese mismo que refiexiona sobre estas cuestiones y hace de ellas tema de inves- tigacién y critica? Pero antes que nada hay que considerar de guiéa es ef sentir, ya que aqui se halla el conveniente principio, pues las afecciones o bien soa de alguna manera sensaciones 0 cuando \ menos no se verifican sin sensaciones. 30 Pa decl, Dy. Swan Deecl Gorn, (J > 2. Acerca del alma hay que decidir, ante todo, si son cosas diversas el a del alma Porque, si fuese asi, el alma seria un cierto tipo de,com- puesto. 7 Por de pronto no es absurdo admit a .as y que de ella sean todas las afecciones antedic permite su logos; y lo mismo habré que di osiciones buenos y malos. , fuesen fo mismo el alma y el ina cierta idea, sin poder ya recibi en si misma ninguna energia de tipo ‘comunicable a otro’; s0- Iamente tendria energia de tipo ‘innato’ en ella para ella, caso de que el logos descubra en el alma alguna energia de esta clase. en general, que el alma es inafectable—, capac otto, mas no de recibir algo de otro, a no ser que se trate de poseer algo de las cosas superiores de las que, precisamente por ‘ser_superiores, no puede estar separada. 'Y qué tendré que ‘temer’ un tal ser, no pudiendo recibir nada de fuera?; que tema mas bien quien puede ser afectado por algo. Ni cabe en ef tal el ‘atroverse’, porque el atrevimiento surge precisamente en aquellos mismos a quienes pueden presen- tarse los aspectos temibles. En cuanto a los ‘deseos’ que se satisfacen por explecién implecién del cuerpo, scdmo podrin darse, siendo el alma algo diverso de todo lo Ilenable y vaciable? iCémo seré posible un ‘deseo’ de mezclarse con otra cosa, puesto que lo esencial es inmezclable? dPor qué venitle el ‘deseo’ de dar acceso a otras cosas, ya que de esta manera tenderfa 4 no ser lo que es? Pero el ‘malestar’ todavia se queda mis lejos. En cuanto al ‘dolerse’ no hay cémo ni por qué; que lo que es simple por esencia se basta’ a si mismo, capaz como es de permanecer en su propia entidad. ar tacién plenaria de todos Ios tipos que la sistencia o ‘que’ del hombre puede tener, sobre todo el de consistencia en lo Uno, To descubre como condenado y salvado, como uno con lo Uno, Lo transcendente del hombre fo salva de la muerte esencial 2 toda transcendencia, al orden del sez que no pasa de trans- cendental, que tiene que ser transcendido él mismo; quedén- dose abajo, muy por bajo de lo Absoluto que est a su vez encima, muy por encima de set, ente y mente. Basta con fo dicho para Ia inteligencia plenaria de Ia solu- cién de Plotino sobre el problema de la unién de alma y cuer- po. Algunos pequefios detalles oscuros del texto recibirén su partecita de Juz en Ia nota técnica, Se puede preguntar, por fin, si lz solucién plotiniana es verdadera © falsa, Y responderé que es ‘auténtica’, vitalmente auté expresa, lo més ajustado posible, Ia manera cémo Plotino via la vida integra, su tipo de sensacién radical del vivir (Ortega). Es, pues, tal explicacién tan auténtica como Plotino es un factum tan innegable, icceformable e ineludible mo Ta persona real misma de Plotino. Y si se acepta va- lientemente la expresién, diria que ‘la teoria de Plotino es un hecho’, y un hecho original que podrd servir de norma para cosas y aspectos derivados, mas que él mismo se impone come norma, a la manera como la primera rosa que nacié en el mundo impuso uso como factum biolégico, como invenci6: original de la vida. La primera rosa fué que me 5 Tas siguientes podrén set rosas verdaderas o falsas. ino inventé y cred Ja vida humana un nuevo tipo se sola a solas con el Solo’; y a base de tal inal Ia tipo de vivirse, se noté viviendo de una manera o1 unién de alma y cuerpo; y su teoria no es sino la expl en palabras, lo més ajustada posible, de tal sensacién radical ¥ nueva, Comparando los ejemplos y ejemplares de vida mistica o transcendente que la vida, en su historia, produciri mas ade- 28 ante se podrin tal vez emplear Jos malhadados términos de verdadero ¥ falso. hablar de falsifi ficaciones provendré un producto derivado de fal

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