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Eamon William. La Revolución Científica y Los Ritmos de La Vida Cotidiana (Fotocopia) PDF
Eamon William. La Revolución Científica y Los Ritmos de La Vida Cotidiana (Fotocopia) PDF
WINSTON CHURCHILL
Y LA INTEGRACIÓN EUROPEA
DAVID RAMIRO TROITIÑO
MARÍA DE LA PAZ PANDO
Q ENTREVISTA
Maria Blasco: «Envejecer no es nada natural».
Javier Redondo Jordán 96
Q CREACIÓN LITERARIA
Trenes. Manuel Quiroga Clérigo 125
Q ÓPERA
Ópera y novela. Blas Matamoro 132
Q CINE
Ardiente, cruel, determinante. Iván Cerdán 137
Q LIBROS
La visión de España desde el exterior. Bernabé Sarabia 141
Escribir Argentina en la distancia. Enrique Bacigalupo 144
El ideario progresista-marxista y las claves culturales de la
España tardofranquista. José Manuel Macarro 152
La Revolución Científica
y los ritmos de la vida cotidiana
William Eamon
[37]
38 WILLIAM EAMON
se ha ido» («The new Philosophy calls all into doubt,... Tis all in
pieces, all coherence gone»). Sin embargo, en una inspección más
cercana la historia carece de credibilidad. Es más que desconcer-
tante darse cuenta de que la Revolución Copernicana declaró muy
pocos conversos. Una de las principales autoridades en el tema
ha podido identificar sólo diez copernicanos declarados en el si-
glo XVI. Una revolución que alega sólo diez conversos difícilmente
se puede equiparar a otros eventos que clasificamos como revolu-
cionarios, caso de la Revolución Francesa, que tuvo un impacto
dramático e inmediato en la vida cotidiana.
Los historiadores han invertido una gran cantidad de capital
intelectual y profesional en este relato. Muchos han construido
una exitosa carrera enseñando y escribiendo sobre ello. No es de
extrañar entonces que, al igual que John Donne, bastantes histo-
riadores de la ciencia se hayan inquietado por la pérdida de cohe-
rencia en su disciplina como resultado de nuevos desafíos a la
narrativa estándar. El historiador estadounidense Richard Wes-
tfall advirtió que sin la Revolución Científica «nuestra disciplina
perderá su coherencia». Otro respetado historiador protestó re-
cientemente afirmando que derribar la Revolución Científica sería
robar a la profesión «una de sus razones de ser más importantes» y
pondría en peligro «creencias tan básicas para el pensamiento oc-
cidental como el valor del desarrollo tecnológico, la industria, la
libertad humana, el estado de derecho y la posibilidad de pro-
greso».
La urgencia con la que los historiadores de la ciencia han de-
fendido hoy en día el concepto de Revolución Científica parece un
poco pintoresca. Esto hace que uno se pregunte: ¿Tiene que ver
más nuestro apego a la gran narrativa de la revolución con las ne-
cesidades profesionales de los historiadores que con una auténtica
convicción del valor descriptivo de la narrativa? Los historiadores
de la ciencia han dependido durante mucho tiempo de la conocida
40 WILLIAM EAMON
Iberia en la vanguardia
W. E.
BIBLIOGRAFÍA