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DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE HUMANIDADES

FILOSOFÍA DE LA CIENCIA 2016

LA VERDAD
I. DEFINICIONES DE VERDAD.
No tiene definición exacta, depende del contexto en el que se utiliza. Sin embargo podemos enunciar algunos
conceptos que nos acercan a la determinación de verdad:
“La verdad es la conformidad de un conocimiento con la situación objetiva correspondiente.
Si afirmo, “la puerta está cerrada”, y efectivamente lo está, mi conocimiento es verdadero, en caso contrario es falso.

1. Etimológicamente
En el origen de la palabra verdad podemos encontrar varios significados si analizamos etimológicamente la palabra en las tres
lenguas de las culturas que han ejercido mayor influencia en la nuestra propia, la cultura occidental:
a. El griego utiliza la palabra alétheia, que significa “lo que no está oculto” por lo que podría entenderse como “descubrimiento”. La
falsedad, los pseudo, es su contrario, el “encubrimiento”. Así que la verdad en griego significa descubrir cosas, desvelar lo que
son. Aquí hablamos primero de mostrar la cosa misma, y sólo secundariamente decir lo que es, en la medida que para dar
cuenta de la verdad se precisa del lenguaje.
b. El latín utiliza el término veritas que se refiere concretamente a la “exactitud y el rigor en el decir”. Verum es “lo exacto y
completo”. Veritas hace referencia directa al decir, matiz que recoge la palabra castellana “veracidad”, que se opone a “mentira”
o “engaño”.
c. En hebreo la palabra emunah expresa la verdad en el sentido de confianza de que se cumpla algo que esperamos.
Se trata de tres sentidos diferentes (descubrimiento, exactitud y confianza) que están presentes y constituyen el origen del
término verdad consolidado por la tradición europea.
La ciencia y la filosofía son saberes. Aspiran a elaborar sistemas de proposiciones verdaderas relativas a aquellas realidades sobre
las que versan. Los saberes lo son porque dicen la verdad, sólo cuando alcanzamos la verdad se da conocimiento. Pero no basta
con esto para que haya saber: una proposición puede ser verdadera sin que se sepa que lo es o, aun sabiéndolo, ser verdadera por
mera casualidad. La ciencia y la filosofía son saberes no sólo porque sea verdad lo que afirman sino porque saben en qué cons iste
la verdad de lo que enuncian. Aquello en lo que consiste la verdad de cada disciplina es su criterio de verdad. Hay varios tipos de
verdad en función de los criterios de verdad que establezcamos.

II. CLASES DE VERDAD.

Subjetiva Y Objetiva
 Las verdades subjetivas son aquellas con las cuales estamos más íntimamente
familiarizados, puesto que su contenido de verdad encuentra su fundamento en el
propio sujeto que conoce y formula dicha verdad. Son las verdades de la propia
experiencia. El subjetivismo es la teoría que considera que todas las verdades son
subjetivas, es decir, dependen del sujeto que conoce. En contraste, las verdades
objetivas pretenden ser independientes de nuestras creencias subjetivas y gustos y el
fundamento de las mismas independiente del hecho de ser conocida por el sujeto
individual. Tal es la pretensión de la verdad científica. Cuando se reconoce que hay o
puede haber otros puntos de vista o forma de conocer entonces más que de
subjetivismo se debe hablar de perspectivismo.
 La verdad objetiva. La certeza lógica es algo vacío-“todo A es B” y “todo B es C”.
Por lo tanto, “todo A es C”-se necesita que el lenguaje vuelva a lo real.
Pero en este contacto la verdad se fragmenta: ya no hay sino verdades propias de un campo determinado de la realidad, de
una limitada región del ser.
Corresponde a cada ciencia explorar tales zonas y el formular los criterios prácticos de su verdad, que la epistemología revisa
y critica permanentemente. Esta descubre entonces que no son únicamente los hechos los que sirven de piedra de toque a la
teoría científica, sino que la teoría les da su sentido.
Es pues, el equilibrio de la teoría entera lo que la prueba de los hechos viene a modificar.
La verdad científica aparece así como una conceptualización progresiva de lo real, lo que es a su vez una transformación de
nuestros modos de pensar.
Raul Julio Saldaña y Juan Carlos Yeanplong: “Filosofía Programática”. Págs 42- 43 Ediciones De la Plaza. Montevideo 198
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Verdad Relativa Y Absoluta


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Las verdades relativas son aquellas ideas o proposiciones que únicamente son verdad en relación a alguna norma, convención o
punto de vista. Usualmente, la norma mencionada son los principios de la propia cultura. Todo el mundo acuerda en que la
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veracidad o falsedad de algunas ideas es relativa: Si se dice que el tenedor se encuentra a la izquierda de la cuchara, ello depende
de desde dónde uno esté viendo. Sin embargo, el relativismo es la doctrina que señala que todas las verdades de un dominio
particular (dígase moral o estética) son de esta forma, y el Relativismo implica que toda verdad sólo es en relación a la propia
cultura. Por ejemplo, el relativismo moral es la perspectiva que apunta a que todas las verdades son socialmente inspiradas. Las
verdades relativas pueden ser contrastadas con las verdades absolutas u objetivas.

LA VERDAD ONTOLÓGICA, DESVELAMIENTO.


Los escolásticos-durante la Edad Media- definían la verdad como adecuación del espíritu o la mente que conoce a la cosa
conocida. Pero esta posición que expresa un realismo ingenuo plantea dificultas: una cosa sólo puede adecuarse a sí misma. Pero,
¿qué significa la conformidad?
En rigor, es imposible confrontar la copia y el modelo porque ello implicaría salir del mismo marco de la representación. Si la verdad
conduce al ser, se requiere que haya no conformidad sino identidad de naturaleza entre pensamiento y ser.
Esta identidad fue formulada entre otros por Platón y modernamente por Hegel.

LA VERDAD LÓGICA: NO CONTRADICCIÓN.


Pero, ¿cuándo el discurso está seguro de hablar del Ser? ¿No habría de buscar en su propia contextura las garantías de la validez?
Esto es lo que persigue la lógica al mostrar que un enunciado es verdadero formalmente, es decir, con independencia de su
contenido, si se puede construir por vía deductiva partiendo de otras premisas-enunciados admitidos como verdaderos sin
demostrar- postulados o axiomas.
En nuestros días esta corriente está representada por el Círculo de Viena y por los cultores de la lógica simbólica o matemática.

LA VERDAD COMO EFICACIA: EL PRAGMATISMO.


Según William James, uno de los principales representantes del pragmatismo-filosofía de la acción- la inteligencia tiene como
misión no el conocer por el conocer, sino el conocimiento orientado a la acción. Según este una idea sólo es verdadera cuando se
ha mostrado eficaz. Es decir, una idea es verdadera si es útil. O sea, que se entiende que toda idea se origina en la práctic a, y su
valor depende de la aplicación efectiva de esta a la realidad.
“La verdad, como dicen los diccionarios, es una propiedad de algunas de nuestras ideas. Significa adecuación con la realidad, así
como la falsedad significa inadecuación con ella. Tanto el pragmatismo como el intelectualismo aceptan esta definición, y discuten
sólo cuando surge la cuestión de qué ha de entenderse por los términos adecuación y realidad, cuando se juzga a la realidad como
algo con lo que hayan de estar de acuerdo nuestras ideas…
Al responder a estas cuestiones, los pragmatistas son analíticos y concienzudos, y los intelectualistas son ligeros e irreflexivos, la
noción más popular es que una idea verdadera debe copiar su realidad. Como otros puntos de vista populares, éste sigue la
analogía de la experiencia más corriente. Nuestras ideas verdaderas de las cosas sensibles reproducen a éstas, sin duda alguna.
Cierren ustedes los ojos y piensen en ese reloj de pared y tendrán una verdadera imagen o reproducción de su esfera. Pero su idea
acerca de cómo anda (a menos de que ustedes sean relojeros) no llega a ser una reproducción, aunque pase por tal, pues de
ningún modo se enfrenta con la realidad. Aun cuando nos atuviéramos sólo a la palabra andar, ésta tiene su utilidad; y cuando se
habla de la función del reloj de marcar la hora o de la elasticidad de su cuerda, es difícil ver exactamente de qué son copias sus
ideas.

III. EL PROBLEMA DE LA VERDAD


Existen tres formas clásicas de negación de la verdad, las cuales son agnosticismo, escepticismo y relativismo. Claro está, estas
negaciones tienen bases y justificaciones diferentes.

a. ‘Agnosticismo’, del griego agnostos, de agnoein, -no saber, ignorar-, es un término acuñado por Thomas Henry Huxley en
1869, para diferenciar su sistema de ideas del de los metafísicos, que mantenían poder probar la existencia de Dios o
sostenían la racionalidad de la fe. En general, supone la afirmación de que no hay que creer en aquello para lo cual no
existen suficientes pruebas. En sentido estricto, suele entenderse como la afirmación de que no es posible afirmar
racionalmente la existencia de Dios ni su no existencia.
b. ‘Escepticismo’ del griego skeptomai, investigar atentamente, o simplemente de skeptesthai, investigar. Concepción en
teoría del conocimiento que sostiene, en principio, que la mente humana no es capaz de justificar afirmaciones verdaderas.
Un escepticismo extremo o absoluto sostendría que no existe ningún enunciado objetivamente verdadero para la mente
humana, o la imposibilidad total de justificar afirmaciones verdaderas. El escepticismo moderado o relativo sostiene que son
pocos los enunciados objetivamente verdaderos, o bien establece dudas razonadas sobre la capacidad de la mente humana
de poder conocer las cosas y, por lo mismo, la somete a examen. Este relativismo propugna una actitud crítica ante el
dogmatismo.
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c. ‘Relativismo’, -del latín relativus, relativo, de referre, que es llevar algo a su punto de partida- es aquella afirmación de que
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todo conocimiento o todo valor moral dependen esencialmente del punto de vista del sujeto que los tiene. Hay relativismo
cuando la dependencia del punto de vista subjetivo es total. Sus dos especies clásicas son el relativismo epistemológico y el
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relativismo ético. El primero defiende que no hay verdades universalmente válidas e independientes de la apreciación de los
sujetos; el segundo niega que existan normas morales universalmente válidas. La consecuencia es que tanto el mundo del
conocimiento como el de la moral dependen de diversos condicionamientos, que pueden ser el individuo, la sociedad o la
cultura, ya sea en el aspecto psicológico, sociológico o histórico.
Comparado con el escepticismo, el relativismo afirma menos. El escepticismo afirma que no hay verdades o, si las hay, son
escasas. El relativismo sostiene que las verdades tienen un valor relativo al -en dependencia con el- sujeto. El relativismo se
distingue del subjetivismo en que éste establece una dependencia directa entre el conocimiento o el valor y la consideración del
sujeto; mientras que el relativismo hace depender el conocimiento o el valor de factores externos al sujeto. En la práctica se
identifican, porque en la expresión «el hombre es la medida de todas las cosas» -quintaesencia del relativismo- el término
«hombre» ocupa el lugar del sujeto pensante y el lugar de la historia cultural de este mismo sujeto pensante.
En la sociedad de la información, en la época actual, el problema de la verdad es más acuciante que nunca. Existen muchos
medios de comunicación e información, donde Internet, quizá la tecnología de la información más importante de nuestro tiempo,
tiene un especial protagonismo. Estamos inundados de información, y en teoría, hay una enorme facilidad para acceder a ella;
sin embargo, no tenemos ninguna seguridad acerca de la veracidad de la mismas, ni podemos entender demasiado bien el por
qué se seleccionan determinadas noticias, mientras que muchos otros hechos son ignorados. ¿Qué criterios siguen esas
selecciones? De qué modo se elabora la información que nos permita valorar su veracidad? En esta época el saber es tan
inabarcable que cada parcela de las especializaciones es un compartimento estanco opaco para los legos en la materia en
cuestión, y donde comprobar la veracidad de las informaciones procedentes de los distintos campos del saber muchas veces no
puede ir más allá de los argumentos de autoridad y de la impenetrabilidad de las afirmaciones ex catedra.
Desde luego, la problematización de la verdad llega más lejos cuando desde determinados ámbitos se defiende la posesión de
una verdad absoluta, en muchos casos excluyente, y algunos otros, incluso defendiéndose a modo de imposición o ejerciendo
algún tipo de violencia, ya sea una violencia ejercida directamente o una violencia discursiva, intolerante, represora.

IV. TEORÍAS DE LA VERDAD:


Vamos a entender por teorías de la verdad los diversos intentos que
se han producido a lo largo de la historia de la filosofía de definir,
explicar y comprender en qué consiste la verdad. Hay una relación
fuerte entre las teorías de la verdad y los criterios y tipos de verdad
que hemos establecido porque cada teoría de la verdad se centra en
un tipo de verdad y se apoya preferentemente en uno de los criterios
para desarrollarlo al máximo. Vamos a centrarnos en cuatro de las
teorías más significativas sobre la verdad.
a. Verdad como autenticidad (Teoría metafísica)
Constituye el planteamiento platónico sobre la verdad. Esta
existe en sí y por sí, es pre-existente, absoluta y universal, por
tanto, y por ello debe descubrirse. Estamos ante el concepto de
aletheia. La verdad se refiere a la estructura de la realidad, de
ahí su consideración metafísica.
Conocer una cosa consistirá en descubrir su esencia a partir de su apariencia, que es lo que se nos presenta. Se afirma,
entonces que algo es verdaderamente lo que es cuando su aspecto o apariencia manifiesta lo que es o su esencia. A esta
adecuación entre el ser de algo y su apariencia la llamamos autenticidad que se convierte entonces en el patrón de medida
de la verdad.
b. La verdad como correspondencia o adecuación: Esta teoría nos proporciona la estructura básica de la verdad, que las
demás teorías también mantienen. La formulación clásica la proporcionó Aristóteles: “Decir de lo que es que no es, eso es
falso; decir de lo que es que es, es verdadero” (Metafísica, IV, 7). En esta fórmula están contenidos, los elementos que
intervienen en el acto de conocer:
 Lo que es: el objeto.
 El decir: el sujeto y su representación del objeto.
La verdad se entiende como una relación especial de “ajuste” entre los dos elementos mencionados a la que se denomina
“correspondencia” o “adecuación”. Éste es el concepto que espontáneamente nos formamos de la verdad: la concordancia
entre lo que se dice de algo y lo que ese algo es.
Esta correspondencia no puede ser material, porque los objetos no entran en nosotros al ser conocidos, sino que es una
correspondencia formal, dado que se establece entre la representación que nos hacemos del objeto (el concepto) y el objeto
mismo. En la filosofía contemporánea se habla de la correspondencia que se establece entre los hechos y la estructura
lingüística formal que los expresa (la proposición).
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Esta concepción se torna problemática en cuanto nos preguntamos:


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• En qué consiste el “ajuste”, “correspondencia” o “adecuación” entre lo que pensamos o decimos y la realidad.
• Cómo puede saberse lo que algo es con independencia de nuestro decir
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• Qué papel desempeña en la determinación de lo verdadero y qué papel corresponde a los objetos.
• Qué posibilidad existe de salir de nosotros mismos y de nuestro lenguaje para comprobar la conexión entre
pensamiento y realidad desde una posición objetiva y externa a esa relación.
c. La verdad como coherencia:
Esta teoría fue formulada por primera vez por Hegel (1770-1831) y más tarde se ha expuesto en diferentes versiones. Todas
coinciden en utilizar como criterio de verdad la coherencia de la proposición, cuya verdad depende de su posible
incorporación en el conjunto de proposiciones que tenemos ya por verdaderas. Esto significa que cualquier nuevo
conocimiento que realizamos, ya sea en ciencia o en la vida cotidiana, ha de efectuarse desde el sistema de los
conocimientos que ya poseíamos hasta ese momento y lo consideraremos como verdadero si podemos integrarlo en él.
Se trata por tanto de un criterio contextual, en virtud del cual nada es verdadero o falso aisladamente, sino que cada uno de
nuestros conocimientos está esencialmente referido y conectado con el resto del sistema del saber en que se integra. Sólo
así cobra sentido y valor de verdad, pues, como dice Hegel, “lo verdadero es el todo”.
Por otra parte, Hegel defenderá que la verdad se alcanza históricamente: el todo que expresa la verdad del saber es
histórico y sólo al final de la historia se muestra en toda su magnitud y sentido.
d. La verdad como éxito (Teoría pragmática)
El pragmatismo acepta la teoría de la adecuación, pero la interpreta introduciendo la dimensión práctica, es decir, tomando
en consideración la utilidad de los enunciados para resolver los problemas vitales, cosa que no hace la teoría clásica de la
adecuación.
William James (1842-1910) es uno de sus más destacados representantes. Entiende James por “adecuación” el servir para
un determinado fin, o que funciona de modo conveniente en un cierto contexto, o que es útil para un propósito, como
cuando decimos “esta moto es adecuada para hacer motocross”. Adecuación es por consiguiente adaptación: un enunciado
es verdadero si funciona como instrumento útil y eficaz, es un instrumento adecuado, para resolver problemas o para
satisfacer necesidades.
Ahora bien, como la verdad está referida a la práctica, es siempre provisional, porque lo que funciona o es útil (es decir, lo
que es verdadero) en un momento determinado, deja de serlo en otro. Se trata, por tanto, de una concepción dinámica de la
verdad, porque ésta no constituye una propiedad adquirida de una vez por todas, sino que es consecuencia de un proceso:
una idea se “verifica”, esto es, se hace verdadera, si la acción va mostrando su utilidad o su eficacia. Así, afirma James: “Se
puede decir de ella que es útil porque es verdadera, o que es verdadera porque es útil. Ambas frases significan
exactamente lo mismo”.
Utilidad significa por un lado, operatividad en la resolución de problemas; en este sentido, verdad se aproxima a “éxito en la
acción”. Por otro lado, utilidad significa también consecuencias beneficiosas, de suerte que “la retribución que aportan las
ideas verdaderas es la única razón para seguirlas”. En este sentido, verdad se acerca a gratificación. “La verdad en la
ciencia es lo que nos da la máxima suma posible de satisfacciones, incluso de agrado, pero la congruencia con la verdad
previa y con el hecho nuevo es siempre el requisito más imperioso” (William James, Pragmatismo).
e. La verdad como consenso (Teoría consensual)
Esta teoría defendida por Peirce, Apel y Habermas entre otros, destaca la necesidad del diálogo como marco para ir
descubriendo cooperativamente la verdad de las proposiciones.
En realidad cuando decimos que tenemos algo por verdadero estamos dando a entender que creemos tener razones
suficientes para convencer a otros interlocutores de la verdad de la proposición, siempre que podamos dialogar libremente
sobre ello, sin presiones externas a la búsqueda misma de la verdad.

Por eso, las personas que tienen afán de verdad están dispuestas a dialogar con otras, sin coacciones, sin trampas, para comp robar si
pueden llegar a suscitar la adhesión de los demás interlocutores, si pueden generar un consenso en torno a lo que tienen por
verdadero.
Los argumentos que se aducen en ese diálogo pueden proceder de distintas formas de comprobar la verdad: correspondencia,
coherencia, utilidad, pero lo que se trata de descubrir en él es si son capaces de generar el consenso de la comunidad de
interlocutores, de tal forma que tengan el enunciado en cuestión por verdadero. Así funcionan, a fin de cuentas, las comunidades
científicas que buscan cooperativamente la verdad.
Ahora bien, el consenso no es un criterio de verdad, porque los interlocutores pueden equivocarse o carecer de información relevante.
Por eso las verdades científicas son siempre revisables.
La aportación básica de esta teoría consiste en mostrar que los seres humanos no tenemos otra forma de acceder a la verdad que no
sea aduciendo razones y escuchando las de otros, con la pretensión de alcanzar un consenso lo más amplio posible acerca de lo que
tenemos por verdadero.
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V. DEFINICIONES RELACIONADAS CON LA VERDAD


a. Creencia
Una creencia es un modelo creado por la mente para satisfacer un deseo, generalmente sobre
un hecho (real o imaginario); del cual se desconoce o no se acepta una alternativa o respuesta
racional. En una creencia todos aquellos individuos que compartan dicho deseo darán por
buena una proposición y actuarán como si fuese verdadera (aunque no lo sea), recopilando y
acumulando en su saber lo que se denomina dogma y definiendo una moral necesaria para
poder sostener dichos dogmas. Es por ello el fundamento de la tradición.
Aunque en el lenguaje común no suele tenerse en cuenta esta distinción sin embargo
conceptualmente conviene diferenciar la creencia de la opinión y de la ideología sobre todo en
los contextos que tienen como referente la verdad del conocimiento.
En las creencias, las fuentes de las que provienen son variadas:
 externas, cuando se originan en explicaciones dadas por la gente para la comprensión de
ciertos fenómenos.
 internas, cuando surgen del propio pensamiento y convicciones.
Una creencia puede tener o no base empírica. Por ejemplo, las creencias religiosas, al ser
basadas en dogmas, no suelen tener base empírica; lo que las hace opuestas a la ciencia, que
se construye a partir de datos obtenidos mediante el método experimental o a través de cálculos precisos.
b. Honestidad
La honestidad es una cualidad humana consistente en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con
los valores de verdad y justicia. En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a la
verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, la honestidad también implica la relación entre el
sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo.
La cualidad de la honestidad es aplicable a todos los comportamientos humanos. No se puede, por ejemplo, decidir obviar
información útil respecto a determinada decisión, y sin embargo defender que dicha decisión ha sido tomada con honestidad.
Basar las propias decisiones en los deseos y no en la información reunida con respecto al mundo puede ser considerado
deshonesto, incluso cuando se realiza con buenas intenciones. La honestidad requiere por lo tanto un acercamiento a la verdad
no mediatizado por los propios deseos.
Dado que las intenciones se relacionan estrechamente con la justicia y se relacionan con los conceptos de "honestidad" y
"deshonestidad", existe una confusión muy extendida acerca del verdadero sentido del término. Así, no siempre somos
conscientes del grado de honestidad o deshonestidad de nuestros actos: el auto-engaño hace que perdamos la perspectiva con
respecto a la honestidad de los propios actos, obviando todas aquellas visiones que pudieran alterar nuestra decisión.
En la filosofía occidental, Sócrates fue quien dedicó mayor esfuerzo al análisis del significado de la honestidad. Posteriormente,
dicho concepto quedó incluido en la búsqueda de principios éticos generales que justificasen el comportamiento moral, como el
Imperativo categórico de Kant o la teoría del consenso de Jürgen Habermas.
c. Evidencia
Suceso natural que corrobora una conclusión. La realidad está formada por evidencias. Existen diferentes niveles de evidencias:
Las evidencias sintomáticas son aquellas que estimulan cualquiera de nuestros sentidos, y las evidencias psicosomáticas son
aquellas que necesitan de persuasión por medio del uso de la razón, para que esta pueda evidenciarlo como algo básico.
 Ejemplo de evidencia sintomática: Las leyes de la termodinámica estimulan nuestro sentido del tacto cuando nos ponemos
morenos al sol.
 Ejemplo de evidencia psicosomática: La relatividad hace evidente a quienes conocen y saben observar el cosmos, la existencia
de materia sin que sea directamente detectada.
Además de considerar tipos de evidencia como lo son para los abogados, las declaraciones o para los criminalistas los cabellos
en una escena del crimen
d. Duda
La duda constituye un estado de incertidumbre y un límite a la confianza o la creencia en la verdad de un conocimiento. Su
contrapuesto es la certeza.
Puede proyectarse en los campos de la decisión y la acción, o afectar únicamente a la creencia, a la fe o a la validez de un
conocimiento. Si le antecede una "verdad" convencionalmente aceptada, la duda implica inseguridad en la validez de ésta.
Lo característico de la duda es la suspensión de la decisión en orden a la acción o de la afirmación de una proposición respe cto
a un conocimiento respecto a su validez como verdadero.
Cuando la duda se acepta como ignorancia puede ser fuente de conocimiento por el estudio y la crítica.
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ACTIVIDADES
Después de haber analizado el documento de estudio, reflexiona en grupo su contenido y utilizando organizadores gráficos de tu
preferencia responde a las siguientes interrogantes:
1. ¿Qué sentidos tiene la palabra verdad? ¿Cuál es el origen etimológico de estos tres sentidos?
2. ¿Qué es un criterio de verdad? ¿Por qué es necesario? ¿Cuáles son los criterios de verdad que podemos establecer?
3. Existen tres formas clásicas de la negación de la verdad; explica cada una de ellas con ejemplos..
4. ¿Qué es una teoría de la verdad? ¿Cuáles son sus supuestos principales y los problemas que suscitan?
5. Con ejemplos explica cada una de las definiciones relacionadas con la verdad.
Organiza tus respuestas en un Informe y entrega al docente del curso. Es importante que cada informe este firmado por los autores.

Referencia bibliográfica:
Bonilla Mercado, Luis. (2013), Hacia una filosofía de la ciencia
Doñate, Isabel et al. (2002). Introducción a la filosofía. Madrid: Biblioteca Nueva.
Valle, Ricardo. (2008). EN BUSCA DE EPISTEMOLOGIA DESESPERADAMENTE 720.1/V27 BIBLIOTECA CENTRAL-Piso 2B-2-
Estante 13

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