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ANA VIAN HERRERO • MARÍA JOSÉ VEGA


ANA VIAN HERRERO • MARÍA JOSÉ VEGA
ROGER FRIEDLEIN (EDS.)

ROGER FRIEDLEIN (EDS.)


Diálogo y censura
E
ste libro sobre censura y
diálogo, o sobre el diálogo a la
luz de la censura, explora de
forma conjunta fenómenos relevantes de
en el siglo XVI
la historia cultural europea, desde la herejía
al saber reservado. Nace de la confluencia de (España y Portugal)
intereses de equipos dedicados de manera
sostenida e independiente al estudio del género
dialógico en la Península Ibérica, y al análisis del
pensamiento censorio y de las formas de vigilancia
de la textualidad. La intersección de estos dos campos
de interés define un territorio apenas transitado por los
C

M historiadores de la literatura hispánica: del encuentro de


los especialistas que participan en este volumen resulta
Y

una nueva perspectiva sobre las condiciones de escritura, 45


CM
lectura e interpretación del corpus dialógico quinientista.
MY

ANA VIAN, MARÍA JOSÉ VEGA y ROGER FRIEDLEIN


CY
son catedráticos, respectivamente, de las universidades
CMY Complutense de Madrid, Autónoma de Barcelona y de la
K
alemana Ruhr-Universität Bochum. Representan a tres
equipos de investigación que han dado preferencia en los
últimos años al estudio del diálogo literario en sus
distintas ramas ibéricas, a la teoría de la censura y a la
práctica de la expurgación en la Europa de la

XVI
Contrarreforma.
Diálogo y censura en el siglo
(España y Portugal)
Diálogo y censura en el siglo
XVI (España y Portugal)

Al cuidado de:

Ana Vian Herrero


María José Vega
Roger Friedlein

Iberoamericana - Vervuert - 2016

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Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o trans-
formación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titu-
lares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español
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ISBN 978-84-8489-845-0 (Iberoamericana)


ISBN 978-3-95487-390-6 (Vervuert)

Diseño de cubierta: Carlos Zamora

Imagen cubierta: Francisco de Holanda entrega su libro a la Malitia temporis (de-


talle). En Francisco de Holanda, De aetatibus mundi imagines [1573]. Ms. de
la Biblioteca Nacional de España, signatura Dib.14/26, fol. 89.

Depósito legal: M-694-2016

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Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro

Impreso en España

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Esta monografía nace de la colaboración durante dos años (2013-
2014) de tres equipos de investigación y es el resultado del Congreso
internacional Diálogo y censura en el siglo XVI, realizado en junio
de 2014 en la Universidad Complutense de Madrid, al cual había
precedido el coloquio Dinámicas de negociación. Nuevas tendencias de
investigación sobre el diálogo iberorrománico renacentista y su contexto
discursivo, celebrado en diciembre de 2013 en la Ruhr-Universität
Bochum. Otras contribuciones realizadas en ese lapso de tiempo se han
añadido con posterioridad. Han colaborado los proyectos FFI 2012-
33903, “IDEAPROMYR. Inventario, descripción, edición crítica
y análisis de textos de prosa hispánica bajomedieval y renacentista.
Línea: Diálogos (Fase 3)”, dirigido por Ana Vian Herrero en la
Universidad Complutense de Madrid, y FFI 2012-37350, “Lectura y
culpa: poética y teoría de la censura en el siglo XVI”, dirigido por María
José Vega en la Universitat Autònoma de Barcelona, con el apoyo de la
Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA). Tanto el
coloquio bochumense, organizado por Roger Friedlein (RUB), como
la publicación de este volumen han obtenido una generosa ayuda
financiera (n.º ref. 57054005) del programa “Hochschuldialog mit
Südeuropa” (2013-2014) del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán
a través del Deutscher Akademischer Austauschdienst (DAAD). Los
proyectos FFI2012-33903 y FFI2012-37350 han contribuido con una
modesta ayuda a la edición destinada a las ilustraciones.

Comité científico:

Hélio Alves
Consolación Baranda
Cesc Esteve
Mercedes Fernández Valladares
Klaus W. Hempfer
Nuccio Ordine
Josep Solervicens

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Í NDICE

INTRODUCCIÓN ............................................................................................. 9

EL DIÁLOGO ANTE EL CENSOR

Ana Vian Herrero


Diálogos en llamas o expurgados en España y Portugal
(siglo XVI): algunos dilemas y varias tareas aplazadas ........................ 23

María José Vega


Coram simplicibus: disputatio y diálogo doctrinal en el
pensamiento censorio del siglo XVI ........................................................ 73

HETERODOXIA Y DISENSO

Iveta Nakládalová
La censura del Diálogo de la unión del alma con Dios ...................... 107

Jesús Gómez
El problema de la censura religiosa en los Diálogos de la fantástica
filosofía ................................................................................................... 133

Carlos Gilly
Camuflar la herejía: Sébastien Castellion en los Diálogos
teológicos de Antonio del Corro .......................................................... 153

CON Y CONTRA ERASMO: IMITACIÓN Y POLÉMICA

Rafael M. Pérez García


Francisco de Osuna frente a Erasmo. El Norte de los estados
y la controversia dialogada acerca del matrimonio............................. 229

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Victoria Pineda
“Evidentísimas causas y muy claras razones”: Valdés, Erasmo
y la copia rerum ..................................................................................... 251

CENSURAR CON EL DIÁLOGO

Maria Teresa Nascimento


O Diálogo Quinhentista Português como Mecanismo Censório:
Leituras e Leitores ................................................................................. 275

Donatella Gagliardi
El Diálogo espiritual de fray Antonio de Santa María en el debate
quinientista sobre la censura literaria .................................................. 285

SABERES RESERVADOS

Sergio M. Rodríguez Lorenzo


La política de sigilo en la carrera de Indias:
el Itinerario de navegación de Juan Escalante de Mendoza............... 307

CENSURA E IMPRENTA

María Casas del Álamo


Del alma en el taller: diálogo y censura con varias notas
tipobibliográficas de ediciones vallisoletanas del siglo XVI .................. 331

APÉNDICE
HACIA UNA BASE DE DATOS DE DIÁLOGOS PROHIBIDOS
Y EXPURGADOS

Germán Redondo Pérez y Sara Sánchez Bellido


El ámbito hispano-portugués y la censura de un género:
aproximación a un corpus de diálogos prohibidos y expurgados ........ 349

SOBRE LOS AUTORES Y EDITORES ............................................................. 371

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F RANCISCO DE O SUNA FRENTE A E RASMO .
E L N ORTE DE LOS ESTADOS
Y LA CONTROVERSIA DIALOGADA
ACERCA DEL MATRIMONIO *

RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA


Universidad de Sevilla

NUEVOS TIEMPOS PARA EL MATRIMONIO EN LA EUROPA


DE COMIENZOS DEL SIGLO XVI

En el contexto de transformación social, crecimiento demográfico


y expansión urbana de la Europa de las primeras décadas del siglo
XVI, el matrimonio se convirtió en el objeto de numerosas reflexiones
preocupadas por los problemas de la organización social, la familia,
la pobreza y, también, la reforma de la vida cristiana. Una Europa
de grandes ciudades en expansión (piénsese en Amberes, París, Sevi-
lla o Venecia, entre otras) que sostenía con preocupación niveles de
pobreza urbana estructural que oscilaban entre el 15% y el 20% de
su población, formuló en estos años nuevos planteamientos sobre el
problema de la pobreza (el De subventione pauperum de Vives es de
1526), ensayando nuevas políticas sociales.1 Entre los factores de em-
pobrecimiento que operaban en aquella sociedad se contaban la orfan-
dad y la soledad, especialmente cuando afectaban a las mujeres, y se
traducían no solo en el hambre y la miseria sino en otros problemas
sociales como la prostitución o el abandono de los recién nacidos. La
proliferación de instituciones destinadas a conceder dotes a doncellas

* Este trabajo se ha realizado en el marco del Proyecto de Investigación I+D “No-


bles judeoconversos. El origen judío de las élites andaluzas (ss. XV-XVII)”, financiado
por el Ministerio de Economía y Competitividad de España (HAR2012-35752).
1. Geremek (1997).

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230 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

de las clases trabajadoras y artesanas en los ámbitos urbanos (grupos


típicamente en riesgo de proletarización) constituía una respuesta des-
de el punto de vista de la asistencia social y la caridad cristiana, pero
era también una propuesta de organización social que concebía al ma-
trimonio como la institución natural de vertebración del conjunto de
la sociedad con una potente capacidad de moralización. Se pensaba
que el matrimonio, que constituía familia, era un poderoso factor de
lucha no solo contra la soledad y la pobreza, sino también contra la
vida disoluta y los problemas de ella derivados. La importancia de la
actividad desarrollada por estas instituciones destinadas a dotar don-
cellas pobres y honestas no debe ser minusvalorada. En la ciudad de
Sevilla, por ejemplo, el Hospital de la Misericordia concedía hacia
1575 dotes a más del 13% de las jóvenes que anualmente contraían
matrimonio en la urbe; a ello hay que sumar las dotes otorgadas por
otras instituciones, como la Capilla de las doncellas o la fundación pia-
dosa instituida por el arzobispo don Fernando de Valdés, entre otras.
Los resultados globales indican que cerca del 20% de las mujeres que
se casaban en la ciudad recibían una dote de este tipo de instituciones,2
lo que representaba una aportación significativa a la economía familiar
y a la salvaguarda material de la mujer.3
En el clima de reformismo cristiano de la Europa de comienzos del
siglo XVI prolifera una dilatada literatura moral y espiritual dirigida a los
laicos que les ofrecía reflexiones e instrucciones concretas acerca de las
costumbres y la forma de vivir la religión.4 Esto tenía que ver con el cam-
bio de tiempo traído por el desarrollo del Humanismo y la imprenta, la
extensión de la alfabetización y el uso culto de las lenguas vernáculas, el
progresivo abaratamiento de los libros y la creciente participación del
laicado en la cultura escrita y las instituciones de enseñanza.5 En las dé-
cadas de tránsito del siglo XV al XVI la difusión de las nuevas propuestas
de devoción y espiritualidad contribuyó especialmente al desarrollo de
ese nuevo laicado alfabetizado y crecientemente letrado; y no se olvide
que las bibliotecas mínimas (de uno o pocos libros), las primeras poseí-
das por estos laicos, estaban mayoritariamente compuestas por obras de

2. Pérez García (2014); Gil (2000: vol. 2, 37-50); Morgado, Historia de Sevilla,
106v-107r.
3. Núñez Roldán (2009).
4. Brandenberger (1997).
5. Saenger (1998: 216-230); Verger (1999); Pérez García (2005: 320-339).

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FRANCISCO DE OSUNA FRENTE A ERASMO 231

devoción.6 Para entonces existía ya en Europa un público laico capaz de


entender los debates sostenidos por humanistas y teólogos, una opinión
pública a la que estos se dirigían con intención didáctica, como también
lo hacían los reformadores, católicos o protestantes. La maduración de
esta incipiente sociedad civil no es ajena a la reivindicación del valor del
matrimonio y del papel del laico cristiano en la Iglesia, así como de su
capacidad intelectual frente al modelo medieval que reservaba el estudio
y la cultura escrita a letrados profesionales de perfil clerical: la coinci-
dencia entre ambos fenómenos no es casual. En este cruce de transfor-
maciones socioculturales cobra sentido esa literatura dirigida a laicos,
especialmente a mujeres y casados, y ello hace más comprensible que el
matrimonio vaya a constituir una de las grandes piedras de toque en la
era de las Reformas.
Por todo ello el tema del matrimonio no fue uno más de los discu-
tidos por teólogos, juristas e intelectuales de aquella Europa convulsa;
sobre él se escribió pensando en ese público laico lector como recep-
tor directo de opiniones y pautas de comportamiento. Esa voluntad
de llevar al público no especializado el tema del matrimonio explica
que el diálogo fuese elegido frecuentemente como una forma espe-
cialmente adecuada para ello por su mayor atractivo y amenidad.7 En
ello quizás pesó el ejemplo de Erasmo y sus Coloquios, que empiezan
a imprimirse en 1518 aunque es sobre todo desde 1522 y en las sucesi-
vas ediciones latinas ampliadas con nuevos coloquios aparecidas entre
1523 y 1526,8 cuando se conviertan en un verdadero manual dialogado
de la vida cristiana que sintetizaba su pensamiento.9 Entre ellos ocu-
paría un lugar central el Uxor mempsigamos (1523). En España, las
principales obras en lengua castellana dedicadas al matrimonio tam-
bién adoptarían la forma dialogada: así el Norte de los estados de fray
Francisco de Osuna (Sevilla, 1531), o los Coloquios matrimoniales de
un Pedro de Luján (Sevilla, 1550) que se vale del Uxor mempsigamos.
El Norte aparecía precisamente al final de la coyuntura de floración de

6. Verger (1999: 45); Pérez García (2005: 256-263, 491-496); Corbellini y Hoogvliet
(2013).
7. A la atención prestada al tema del matrimonio y la familia por los diálogos del
siglo XVI ya se ha referido Ferreras (2008: 369-435).
8. La historia de las ediciones de los Coloquios aparecidas en vida de Erasmo puede
seguirse puntualmente en Bierlaire (1977).
9. Bierlaire (1978: 149).

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232 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

diálogos en castellano que se abre en 1525 con el nuevo ambiente hu-


manista de la época de Carlos V y la influencia de Erasmo;10 ello tiene
que ver con su carácter de respuesta a las ideas del holandés.
La relación de la forma dialogada con el tema del matrimonio va
más allá, pues otros diálogos de carácter misceláneo también dedica-
ron un espacio específico al matrimonio, como los Diálogos de Fi-
losofía natural y moral (Granada, 1558) de Pedro de Mercado (en el
diálogo séptimo dedicado a los estados), o los Diálogos de varias cues-
tiones (Alcalá, 1577) de Lorenzo Suárez de Chaves (en concreto los
diálogos VIII al XIV).11 El diálogo se presentaba para aquellos autores
como especialmente útil en la tarea didáctica relativa al matrimonio
y la moral sexual. El beneficiado sevillano Fernán Xuárez, que fuera
secretario de la Capilla de las Doncellas de Sevilla, realiza su adapta-
ción del Coloquio de las damas de Pietro Aretino (Sevilla, 1547) diri-
giéndolo a los hombres para avisarles de “los engaños de las malas”
mujeres y explicando que presentaba su obra de tal manera “porque si
a essos mancebos con quien hablo les combidasse con un tratado del
título que les pareciere: o Vía de espíritu o Subida del Monte Sión, o
Doctrina Christiana, a la hora la echarían de las manos como cosa im-
pertinente a lo que professan”.12 Es significativo que a su papel como
secretario de una institución dirigida a dotar doncellas pobres sumase
la adaptación de un diálogo dirigido a los varones y modificado ade-
cuadamente en un sentido moralizador para alejarlos de los peligros
de la vida viciosa.13

ERASMO Y EL MATRIMONIO: OPOSICIÓN Y POLÉMICAS

Como explicó concienzudamente Émile Telle, en el pensamiento de


Erasmo la crítica antimonástica y la reivindicación del laico cristiano y del
matrimonio son elementos estrechamente relacionados como parte de una
misma propuesta de renovación de la Iglesia. En una carta de 1504 a Colet,
Erasmo pone de manifiesto su oposición al monaquismo estableciendo
equivalencias entre “ceremonias”, “observancias monásticas” y “letra”, así

10. Gómez (1988: 150-153).


11. Martínez Torrejón (1992: 518-520).
12. Coloquio de las damas, “El intérprete desta obra al lector”.
13. Gagliardi (2013).

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FRANCISCO DE OSUNA FRENTE A ERASMO 233

como entre “letra” y “judaísmo”. En otra carta de 1514 no dudará en afir-


mar que la ruina de la piedad entre los cristianos se debe a los pretendidos
religiosos; y en sus anotaciones al Nuevo Testamento repite machacona-
mente que las órdenes hacen más caso de sus reglas y “religiones” que
de la religión de Cristo. Más aún, los votos serían superfluos y sin valor
a los ojos de Dios, constituyendo una verdadera negación del bautismo
puesto que obligarían a hacer aquello que los cristianos podrían y querrían
desear hacer de todo corazón. Los votos no solo serían imposibles sino
vanos y judaicos. A partir de aquí, la ristra de apelativos utilizados por
Erasmo para caracterizar a los monjes (bárbaros, monos, burros, filisteos,
fariseos, escribas, pseudoapóstoles... y especialmente judíos) es fácilmente
comprensible.14
En el Encomium Matrimonii de 1518 Erasmo vincula la exaltación
del matrimonio y de la vida conyugal con el desprecio hacia el voto
de castidad monástica y sacerdotal. El matrimonio no solo sería más
honesto, práctico y agradable que el celibato, sino que habría sido
instituido por el Creador. El hecho de que el matrimonio fuese un
sacramento, y el celibato no, demostraría a las claras la superioridad
del primero sobre el segundo. El vituperio del celibato sacerdotal y
monástico se liga a la crítica del voto de castidad, inhumano, peligro-
so e inútil para la sociedad.15 Ya en las notas a la segunda edición del
Nuevo Testamento se había referido al celibato eclesiástico como una
carga demasiado pesada para muchos, mostrándose favorable a conce-
der el derecho a casarse a aquellos incapaces de guardar la continencia,
evitando así el libertinaje y el escándalo.16 Su defensa del matrimonio
de los sacerdotes resulta clara a la luz de su Epistola apologetica de
Interdicto Esu Carnium, deque similibus hominum constitutionibus,
dirigida en 1522 al obispo de Basilea.17
En una Europa sacudida por la aparición del De Votis Monasticis
de Lutero en 1521, la polémica en torno al matrimonio estaba servida
y acompañaría a Erasmo hasta el final de sus días. Las acusaciones de
los teólogos de Lovaina y las censuras de la Universidad de París en

14. Telle (1954: 131-143).


15. Telle (1954: 153-184).
16. Halkin (1995: 197).
17. Telle (1954: 191-200). Una interpretación más moderada que la de É. Telle, en
Halkin (1995: 190-191).

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234 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

estos años son conocidas y no es este el lugar de recordarlas.18 Sí nos


interesa traer a colación que la traducción francesa del Encomium ma-
trimonii fue condenada por la Sorbona en 1525,19 y que los Coloquios,
que especialmente a partir de 1523 vulgarizaron las ideas antimonás-
ticas y sobre el matrimonio de Erasmo,20 fueron condenados por la
misma universidad en mayo de 1526 porque, entre otras cosas “hace
poco caso de los ayunos y las abstinencias de la Iglesia, ironiza sobre
el culto a la Virgen y los santos, considera que en comparación con el
matrimonio el celibato apenas tiene valor, desaconseja a todos entrar
en religión [...]”.21 Noël Beda, que polemiza con él, le escribe: “Afir-
mo [...] que has tratado muchos temas de una manera peligrosa y que
puede causar un grave escándalo en el pueblo cristiano”; entre ellos se
encontrarían el celibato de los clérigos, los votos monásticos, los con-
sejos evangélicos, o el divorcio de los fieles, entre otros.22
Las discusiones se multiplicaban. Erasmo, que por entonces se en-
frascaba en su propia polémica con Lutero, debía replicar a sus múlti-
ples detractores. Según Telle, la Institutio Christiani Matrimonii, apa-
recida en Basilea en 1526, sería su respuesta a las censuras recibidas por
parte de la Sorbona.23 La apertura de la puerta al divorcio en el Uxor
mempsigamos,24 la preferencia del uso del término “misterio” en vez
del de sacramento especialmente en relación con el matrimonio,25 o la
interpretación de que en el matrimonio se representan los misterios de
la Encarnación y de la unión de Cristo con su Iglesia,26 son algunos de
los elementos centrales de la argumentación erasmiana en relación con
el matrimonio durante estos años, además de su voluntad decidida de
afirmar la ortodoxia católica de sus opiniones. Su propuesta para la

18. Telle (1954: 317-365).


19. Halkin (1995: 190).
20. Telle (1954: 292-314).
21. Bierlaire (1978: 216-217).
22. Halkin (1995: 301).
23. Telle (1954: 347-348).
24. Telle (1954: 349-359). Ya en una carta de 1519 al inquisidor Jacob Hochstraten
había argumentado hábilmente en defensa de suavizar la situación de los esposos mal
avenidos: “Y como la Iglesia no puede anular los decretos de Cristo, puede, para la
salvación de los hombres, interpretarlos con bondad, aflojando las bridas en algunos
casos y tirando fuertemente de ellas en otros, según las circunstancias y el momento”
(Halkin 1995: 213-214).
25. Telle (1954: 367-368).
26. Telle (1954: 370-372).

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FRANCISCO DE OSUNA FRENTE A ERASMO 235

vida del cristiano se completa con la publicación en 1529 de la Vidua


christiana. En esta obrita Erasmo defenderá las nuevas nupcias para
aquellos que quedan viudos: si el matrimonio vale más que el celibato
y la castidad conyugal tiene el mismo valor que la virginidad, un se-
gundo matrimonio solo podría ser algo elogioso.27

LOS FRAILES ESPAÑOLES CONTRA ERASMO

Existe una relación de continuidad entre las condenas de la Univer-


sidad de París de 1525 y 1526 y el comienzo de la ofensiva de los frailes
españoles contra Erasmo, especialmente tras la traducción al castella-
no del Enchiridion (1526). Ante los ataques de las órdenes religiosas,
en marzo de 1527 el inquisidor general Alonso Manrique les advirtió
recordándoles la protección oficial de que gozaba Erasmo. La reac-
ción de aquellas reclamando el examen de sus obras está en el origen
de la redacción por los frailes de un cuadernillo titulado Propositiones
Erasmi, el célebre Libelo de Valladolid terminado a mediados de abril
que contenía las principales proposiciones de Erasmo que a ellos les
parecían sospechosas.28 Sobre la base del Libelo trabajó la Conferencia
de Valladolid entre el 27 de junio y el 13 de agosto de 1527, momento
en que la amenaza de la peste movió a Manrique a disolverla. En el
transcurso de las reuniones una treintena de teólogos expuso sus votos
sobre los cuatro primeros artículos, a saber: la Trinidad de Dios; la
divinidad, dignidad y gloria de Cristo; la divinidad del Espíritu Santo;
y la Santa Inquisición de los herejes.29 La interrupción de la asamblea
dejó sin tratar muchos temas contenidos en el Libelo y que habían des-
pertado el malestar de los frailes, como los relativos al sacramento del
orden, el matrimonio, las ceremonias eclesiásticas, los ayunos, el celi-
bato, las indulgencias, el culto a los santos, las penas del infierno, etc.30
Para los frailes todo quedaba abierto. Erasmo, por su parte, escribiría

27. Telle (1954: 423-425).


28. Edición facsímil del manuscrito latino del Libelo en Avilés (1980), quien publica
también una traducción al castellano y un análisis del mismo.
29. La documentación de los votos de los teólogos en la Conferencia de Valladolid
fue publicada en Beltrán de Heredia (1973: vol. 6). Una detallada explicación de las
circunstancias que conducen a la apertura de la Conferencia, así como de sus sesiones y
debates, en Bataillon (1966: 236-263).
30. Avilés (1980: 11); Beltrán de Heredia (1973: vol. 6, 16-17).

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236 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

a Manrique defendiéndose de las acusaciones de los frailes, primero en


carta de 26 de agosto en que se quejaba de los ataques que recibía por
la espalda mientras polemizaba contra Lutero, y pocos días después
con un borrador respondiendo a los frailes, el Gustus responsionis ad
articulos a monachis notatos.31 Finalmente, Erasmo concluyó su Apo-
logia ad monachos quosdam Hispanos, impresa en octubre de 1527 y
distribuida desde la primavera del año siguiente.32
A partir de ese momento, y con el respaldo de la corte y del Em-
perador, comienzan los años dorados de la penetración de Erasmo en
España gracias a las traducciones que se suceden entre 1527 y 1531 y
las ediciones que se multiplican hasta 1535.33 Si en 1525 había apareci-
do una edición latina del Enchiridion en Alcalá, entre 1526 y 1529 se
publican ocho ediciones castellanas más; en 1528 se imprime en Alcalá
la Declaración del Pater noster; y ahora es también cuando triunfan los
Coloquios traducidos al castellano: entre 1527 y 1532 se publican seis
coloquios sueltos y seis recopilaciones de coloquios.34 Con la edición
de 1529, gracias al trabajo de traducción de fray Alonso de Virués,
once coloquios van a convertirse en un verdadero manual en forma
dialogada de la vida cristiana en los distintos estados y etapas de la
existencia desde la infancia a la vejez. Así, la crianza y cuidado del niño
(I, Puerperio); la educación y formación cristiana en la adolescencia y
primera juventud, con una componente clara de orientación vocacio-
nal (II, Exercicio pueril); la virginidad y preparación al matrimonio
(IX, Proci et virginis); la vida de los casados y los problemas de la
convivencia diaria (IV, Matrimonio); la vida religiosa (VI, Cartuxano);
la reflexión sobre la vida desde la perspectiva de la vejez (X, Seni-
le); la preparación para la muerte (XI, Mortuorio). Una serie de temas
transversales que aletean por todo el conjunto son objeto específico de
algún diálogo: la reivindicación del papel de las letras en la educación,
de las que debe beneficiarse la mujer (VII, Sabiduría); la prevención
contra determinadas prácticas religiosas que se alejan del verdadero
cristianismo (III, Peregrinación); y, por supuesto, las críticas contra

31. Bataillon (1966: 270-271).


32. Avilés (1980: 10). Una exposición de esta Apologia de Erasmo comparando su
contenido con las acusaciones del Libelo en Avilés (1980: 12-13 y 70-115).
33. Bataillon (1966: 276-279).
34. Bataillon (1966: LII-LIII); Herrán y Santos (2005: XXXIV-XXXVI); Pérez
García (2006: 330-332).

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FRANCISCO DE OSUNA FRENTE A ERASMO 237

los frailes (VIII, Franciscano). En el corazón de esta propuesta de vida


cristiana se halla el matrimonio, y no es casual que sean este Coloquio
del matrimonio y el [V] Colloquio llamado Combite religioso (que
contiene toda una completa reflexión sobre el cristianismo trasladan-
do el uso del término “religión” desde el ámbito de los religiosos al de
todos los cristianos)35 los que ocupan un lugar central en el volumen
de los Coloquios familiares en la traducción del benedictino Virués.
En aquellos años de éxito de Erasmo en España,36 los franciscanos
prosiguieron su polémica contra Erasmo. En su Apologia monasticae
religionis diluens nugas Erasmi, impresa en Salamanca en 1528, fray
Luis de Carvajal defendía a las órdenes religiosas del ataque de barba-
rie lanzado por Erasmo recordando el catálogo de los religiosos que
habían ilustrado las buenas letras y defendiendo la acción pastoral de
los frailes entre el pueblo, así como su carácter mendicante (frente a
la acusación de Erasmo de que perjudicaban a los verdaderos mendi-
gos), porque si la caridad pública decayese los frailes se tendrían que
hacer zapateros o ejercer otros oficios menos decorosos. Reivindicaba
también la bondad de la liturgia y el coro como signos que guían hacia
Dios y denunciaba a un Erasmo según el cual los monjes solo saben
“rebuznar en el coro como asnos”. Carvajal atacaba el Monachatus non
est pietas y recordaba el refrán alemán de que Erasmo había puesto los
huevos y Lutero los había empollado, de manera que había provocado
una verdadera guerra civil en la Iglesia. A esta Apologia, reimpresa en
París a comienzos de 1529, contestará Erasmo ese mismo año con su
Responsio ad cujusdam febricitantis libellum. Carvajal contraatacará
en 1530 con una Dulcoratio amarulentiarum Erasmice responsionis,
también publicada en París. Evidentemente, la publicación de la Vidua
Christiana en 1529 no es ajena a este debate.37

35. “[...] este Colloquio que llama Combite religioso; porque se haze entre varones
verdaderamente religiosos no de la religión de sant Benito o de sant Jerónimo, sino de
la cristiana religión que Santiago en pocas palabras define en el primer capítulo de su
católica epístola diziendo: Religio munda et inmaculata apud Deum patrem haec est:
visitare pupillos et viduas et tribulatione eorum, et inmaculatum se custodire ab hoc se-
culo [...]. Pues desta religión, de la qual todos los christianos somos professos e a la qual
todas las otras, si buenas son, se endereçan, toma este Colloquio nombre para llamarse
Combite religioso, [...]” (Coloquios familiares, 87).
36. Bataillon (1966: 279-315).
37. Bataillon (1966: 318-328); Telle (1954: 423 y 425).

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238 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

Es en este contexto de reacción mendicante contra las ideas de


Erasmo y su difusión en España en el que proponemos situar a fray
Francisco de Osuna y la aparición en 1531 del Norte de los estados. No
obstante, esta obra no debe entenderse solo en relación con Erasmo,
puesto que también marca una posición ante las propuestas que so-
bre el matrimonio y la vida del laico cristiano proliferan en esos años,
como la de Lutero o la del humanista Luis Vives con De institutione
feminae christianae (Lovaina, 1523), traducida al castellano por Juan
Justiniano y publicada en este idioma en 1528 (Valencia) y 1529 (Alca-
lá), y De officio mariti en 1528 (Brujas).

LA CRÍTICA ANTIHUMANÍSTICA DE FRANCISCO DE OSUNA

El comienzo de la vida editorial de Francisco de Osuna con la


publicación de lo que constituye el núcleo de su obra entre 1527 y
1531 coincide con los años de triunfo de Erasmo en España: Tercer
Abecedario Espiritual (Toledo, 1527), Primer Abecedario Espiritual
(Sevilla, 1528), Segundo Abecedario Espiritual, Ley de Amor y Gra-
cioso convite (Sevilla, 1530), y Norte de los estados (Sevilla, 1531). Su
tarea de escritura se inscribe en el apostolado franciscano en Castilla
y Andalucía y el carácter temáticamente completo de sus escritos re-
vela una obra pensada como un conjunto pastoral destinado a abarcar
cualquier aspecto relevante. No obstante, en aquel contexto de crisis
de la Iglesia su obra se llenó de contenidos polémicos que nuestro
franciscano introdujo con la intención de contestar especialmente a
las ideas de Erasmo y del Humanismo, de Lutero y de los protes-
tantes. El hecho de que fuera Sevilla la ciudad elegida para publicar
la mayor parte de sus libros entre 1528 y 1531 guarda relación con
su estancia en la ciudad como comisario general de la Orden de San
Francisco en las provincias del Mar Océano y con el proyectado pero
finalmente no llevado a cabo embarque para las Indias como misio-
nero.38 Gracias a ello sus obras vieron la luz en la ciudad pionera en
la introducción de Erasmo en España, escenario de grandes debates
de la época y punto privilegiado de contacto con el contexto europeo
(especialmente flamenco e italiano) merced a su carácter marítimo y

38. Pérez García (2006: 183-185); Quirós García (2010: 13-18).

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FRANCISCO DE OSUNA FRENTE A ERASMO 239

mercantil de primer orden.39 En la imprenta hispalense de los Crom-


berger coincidieron en aquellos años los Coloquios de Erasmo y los
manuscritos de Osuna, y los libros de ambos se vendieron en las mis-
mas librerías de la ciudad.
Si Osuna menciona a autores relevantes de la Europa del momento
(como Lefèvre d’Étaples), incluso a Lutero y otros protestantes, no
sucede lo mismo con Erasmo, cuyo nombre no pronuncia en toda su
obra.40 Valorar este hecho es complejo y no es el objeto de estas lí-
neas. Pero ello conduce a una primera evidencia: no existe en la obra
de Francisco de Osuna una posición sistemática respecto a Erasmo.
Desde luego, y lo dejó claro Fidel de Ros, Osuna no es ni un erasmista
ni un humanista.41 Su actitud reservada hacia el Humanismo es rastrea-
ble desde la publicación en 1527 del Tercer Abecedario y a lo largo de
toda su vida se detectan en sus escritos referencias críticas hacia quienes
ponen el énfasis en el estilo, en la forma de hablar y en el buen latín
antes que en lo que se dice y en el espíritu con que se dice, aludiendo
de forma expresa a figuras tan representativas como Lorenzo Valla42
o Petrarca.43 De hecho, en sus críticas Osuna da la vuelta al conocido
argumento erasmiano, asociando el uso del buen latín con la piedad
exterior, el culto vacío y la letra muerta;44 serían ellos, los humanistas,
los que incurrirían en el tan traído judaísmo que Erasmo denunciaba en

39. Escobar Borrego et al. (2012).


40. Ros (1936: 124).
41. Ros (1936: 46-48).
42. En velada alusión a los clérigos humanistas, escribe: “Tampoco no me quiero
curar de estos, porque son ajenos de la verdadera devoción y ponen todo su estudio en
hablar con Dios como si hablasen con Laurencio Valla, o con otra persona que luego
les hubiese de acusar el mal latín. Honran a Dios con los labios, y el corazón tienen
puesto en los escrúpulos y en si lo dice o no, o si ha dicho lo otro o no, como si fuese
obligado a se acordar de todo lo que dijo y tuviese Dios el que les toma la lección que
han decorado, siguen la letra muerta y dejan el espíritu que, según san Pablo, da vida;
y dicen que a la letra son obligados y no al espíritu, no mirando que habían de hacer lo
uno y no dejar lo otro. Son como el mal siervo [...]” (Tercer Abecedario Espiritual, 234).
43. “Estas consolaciones mucho parescen a las de Francisco Petrarca, que no son
sino de palabra que no harta” (Norte, 65r).
44. Véanse las citas anteriores. En el Cuarto Abecedario escribe: “Los que sola-
mente siguen las palabras y se quedan sin fruto son, según dize la glosa, los que leen los
libros por estar escritos en latín muy elegante, o en romance muy polido, como acaece
el día de oy que son en más tenidos los buenos latinos que los buenos theólogos” (Ros
1936: 48).

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240 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

los frailes. Osuna los tilda discretamente de fariseos que hacen mucho
ruido en la Iglesia a pesar de ser muy pocos.45
En los últimos años de su vida, en el Quinto Abecedario, Osuna
insistirá en sus ataques contra los humanistas (“letradillos”) que se
burlan “con elegante latín y con arte maliciosa de hablar” de las ce-
remonias de la Iglesia.46 En otro pasaje alude a “los enemigos de la
religión y los apóstatas” que persiguen a “los pobres religiosos” con
“su lengua”, “siendo primeros en hazernos libellos famosos los que
avían votado religión”. Aquí, Osuna, que se podría estar refiriendo de
forma genérica a hombres como Lutero, estaba hablando en concreto
de Erasmo, como delata el hecho de que recuerde las propias palabras
insultantes de este (ya traídas a colación por Carvajal en su Apologia):
“dizen de nosotros que cantamos con bozes de asnos y que estaríamos
mejor cosiendo çapatos. Esto dizen por ganar el favor del vulgo que
nos haze limosna, para que ya no cure de darnos por Dios, pues po-
dríamos ganar de comer a hazer çapatos”. Al autor de estas palabras,
Erasmo, no duda en tildarlo de “adversario de la religión”, de hombre
altivo y maledicente, huido de la religión por no ser capaz de cumplir
con el oficio divino y el coro.47 Erasmo aparecerá a ojos de Osuna
como el hombre altivo por excelencia y “las buenas letras” como causa
directa de la división de la Iglesia. En el capítulo 30 de la primera parte
del Quinto Abecedario, nuestro franciscano se explaya contra las “di-
ferencias” traídas por el Humanismo y vuelve a referirse hábilmente a
Erasmo, a “su locura” y su altivez:

45. “No quiero tampoco decir cosa alguna a estos, porque son muy pocos los que
de su voluntad caen en tanta demasía, aunque ellos siendo pocos, se hacen tanto sonar
como si fuesen muchos, a manera de fariseo, que hacía mucho ruido en el templo. So-
lamente les ruego a estos, aunque de verdad son muy pocos, que se encubran lo más
que pudieren, porque no den a sus hermanos desasosiego ni sean tan cargosos” (Tercer
Abecedario Espiritual, 235).
46. “[...] son oy día los letradillos que con elegante latín y con arte maliciosa de ha-
blar escarnecen del culto ecclesiástico, que mucho aumentó el devotíssimo rey David,
padre de nuestro Señor Jesuchristo” (Quinto Abecedario, 517).
47. Quinto Abecedario, 316. Sobre Erasmo y los frailes como asnos que rebuznan
en el coro, véase Bataillon (1966: 321), y Elogio de la locura, cap. LIV. El tema del rezo
incomprendido por los frailes se convirtió en un lugar común de la crítica erasmista,
así por ejemplo en Alfonso de Valdés (Rodríguez-Moranta 2012: 362-363). La asocia-
ción entre “fraile” y “asno” era común entre los erasmistas españoles, como lo pone
de manifiesto el refrán “Quien habla mal de Erasmo, o es fraile o es asno” (Sánchez y
Escribano, 1941).

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FRANCISCO DE OSUNA FRENTE A ERASMO 241

[...] ninguno puede mantener su locura sin tener con qué. El altivo siempre
es rico de riquezas, más dañosas que no las que possee el avariento seglar
[...] si el hombre altivo quiere sembrar el abundancia de su propio seso y
repartirla, crecerán tanto los males que ni aya una fe ni un solo baptismo,
sino que cada sabio altivo siembre por el mundo las curiosidades de su
cabeça, y porque van en buen latín y llevan un saborcito de griego y unas
pocas de especias hebreas, pongan apetito en los paladares humanos, ama-
dores de novedades, y cada uno lea de su manera.
Maldito sea el propio seso de que los altivos abundan oy día, que nos ha
quitado a Christo y puesto la Iglesia en differencias, y nos ha quitado el
profundo saber, de manera que solamente nos quede: assí lee el griego, assí
lee el hebreo, assí está aquí, assí está acullá. La abundancia curiosa de la
mundana sabiduría, que los altivos an resucitado, aparta ya a los hombres
del estudio de Christo, y les renueva las hystorias profanas y las humanas
filosofías que mucho sant Pablo defendía.48

Se transparenta en sus palabras la conciencia de la gravedad de la


ruptura de la Iglesia, que atormenta a Osuna en sus últimos años. Y de
nuevo la invectiva implícita contra Erasmo, volviendo sus argumentos
del revés, puesto que Osuna reivindica a san Pablo y el conocimiento
de Cristo contraponiéndolo a los humanistas y su sabiduría humana
y mundana. Y continúa. Las buenas letras, “la humana y compuesta
retórica”, han sido como una nueva tentación del diablo al hombre
ofreciéndole comer del árbol de la ciencia del bien y del mal,49 escribe
Osuna refiriéndose a la propuesta de regeneración moral del humanis-
mo a partir de las letras; de igual modo que la primera tentación separó
al hombre y a la mujer de Dios, estas han roto la unidad de la Iglesia:

Assí verás que en el caso presente, porque, antes que las buenas letras vinies-
sen, todos éramos buenos y obedientes a la Yglesia y a nuestros perlados,
etiam discolis; mas ya, aunque sean sanctos, les alegaremos que no está así en
el griego, y la simpleza del justo, según llora Job, será escarnecida.
¿Qué es la causa d’estos males sino el propio seso de que están los altivos
muy llenos? Desque veas que las buenas letras y el polido saber del tiempo
presente ha hecho tanto fruto en la fee como la simplicidad evangélica, que

48. Quinto Abecedario, 382-383.


49. “¿Quál es la fruta dulce sino la humana y compuesta rectórica, que halaga las
orejas con su gentil son y promete al mundo nuevo saber de bien y mal?” (Quinto
Abecedario, 383).

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242 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

duró mil y quinientos años ha en la Yglesia, podrás dezir que las buenas
letras hazen buenas ánimas. Empero, si vees que agora duda el mundo más
las sacras verdades en que se salvaron millones de ánimas, no queda sino
que d’esta falsa riqueza, que es la nueva sciencia de agora, con la madre de
Thobías diga la Yglesia: Utinam non fuisset illa pecunia, pro qua missimus
filium nostrum. Sufficiebat enim nobis paupertas nostra.50

“Altivos”, “amadores de su propio seso”, “amigos de novedades”,


Osuna exhorta a huir de ellos: “no ayas embidia a los sabios del si-
glo presente, que exercitan sus letras en inventar novedades, donde
ninguna esperança de mejores costumbres parescen aver”. Frente al
proyecto reformista del humanismo cristiano, Osuna reivindica los
ideales franciscanos: “Pues, ama tú, hermano, la simple humildad, que
es la verdadera llave de la sciencia de Dios nuestro señor, y desecha la
presumpción, que es llave de la humana filosofía, si quieres penetrar la
profundidad del espíritu evangélico, que es muy dulce”.51
En el tono del Quinto Abecedario influye decisivamente la expe-
riencia de su viaje por Europa entre 1532 y 1536/1537, en el que atra-
viesa Francia, permanece en Amberes y peregrina a Aquisgrán y Colo-
nia. Allí ha constatado la realidad del cisma de la Iglesia. No es casual
que su última obra, el Sexto Abecedario, esté dedicada a “las llagas
de Jesuchristo para exercicio de todas las personas devotas”, puesto
que son “las cismas y discordias que los malos mueven en su Ygle-
sia” como jaras que llagan el cuerpo de Cristo.52 A este tema dedica
numerosas páginas, recordando insistentemente que quien contradice
el parecer de la Iglesia de Roma y de las universidades, especialmente
la de París, está ya muy cerca de la herejía demostrando “grandíssima
sobervia o manifiesta locura”: son “cabeçudos letrados” cuyo apego
a sus opiniones trae el cisma a la Iglesia. El hombre que no se allega
“al parecer y favor de la Yglesia cathólica [...] está cerca de cismático,
porque de la pertinacia suele nascer la heregía y las discordias, que son
xaras con que llagamos a Jesuchristo”.53

50. Quinto Abecedario, 383.


51. Quinto Abecedario, 383-384.
52. Sexto Abecedario Espiritual, 1124.
53. Sexto Abecedario Espiritual, 1127-1129.

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FRANCISCO DE OSUNA FRENTE A ERASMO 243

EL NORTE DE LOS ESTADOS FRENTE A LOS COLOQUIOS

En 1531 publicó Osuna en Sevilla su única obra dialogada, el Nor-


te de los estados, finalizada no mucho antes. Como señaló Ros, el
Norte de los estados es, como su nombre indica, “un manuel de vie
chrétienne destiné aux gens du monde [...] il examine la condition du
chrétien avant, pendant et après le mariage [...]. D’où, la division en
trois parties: les vierges, les époux, les veuves”.54 Lo explica el propio
Osuna en el prólogo: “En este libro trabajé de poner todo lo que per-
tenesce a buenos casados, dende que piensan de casarse fasta que se les
acaba la vida, y también puse todos los desastres que suelen acaescer a
los casados, y di todos los remedios que pude para ellos”. Pensando en
un público lector laico al que ofrecía un tema de interés general, nues-
tro fraile escogió la forma dialogada, que entendía como más clara55 y
agradable de leer56. El deseo de llegar a todos, presente en toda la obra
castellana de Osuna, se pone también de manifiesto en la voluntad
de una difusión oral del contenido del libro, propuesta a los propios
lectores57 y que complementaría el potencial de recepción ofrecido por
la mera lectura personal; la combinación de ambos tipos de lectura era
frecuente en los ambientes laicos de la época.58 Sin embargo, Osuna
no dominaba la técnica del diálogo. A. Rallo ya explicó que “el Norte
de los estados ofrece en estado primario algunos de los presupuestos
y resortes del diálogo [...] hallazgos importantes, como el de la super-
posición de los dos tiempos, o el del interlocutor ausente [...] parecen
derivados de carencias ineludibles. La obra de Osuna manifiesta así un
grado primario de estructuración dialógica, el de la función didáctica
reducida a los mínimos recursos”.59
Su falta de habilidad con el diálogo explica tanto el encorsetamien-
to del autor como la introducción de extensos textos no dialógicos en
el interior de la obra: tres sermones (de las bodas, contra los adúlteros,

54. Alonso (1935: 460-461).


55. “Va el libro por manera de pregunta y respuesta, para mayor explicación de lo
que se dize” (Norte, prólogo, iiij).
56. “Y porque la lectura dél sea más apazible a los que deste libro se quisieren
aprovechar, se introduzen en él dos personas que preguntan y responden” (Norte, 1r).
57. “y si aquellos casos no ovieren passado por él, huelgue de saber las respuestas
dellos para quando le acaesciere, o para dezir a otros” (Norte, prólogo, iiij).
58. Pérez García (2005: 339-370).
59. Rallo (1992: 255).

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244 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

y de las honras fúnebres), dos reglas (la de los vírgenes y la de los


buenos casados) y una carta (de la esposa de Villaseñor). A pesar de
todo, esta es nuestra hipótesis, Osuna escogió la forma dialogada para
tratar del matrimonio y los estados de la vida cristiana al dirigirse a
los laicos porque perseguía polemizar de manera no explícita con los
diálogos que abordaban los mismos temas, los Coloquios de Erasmo.
En aquella España, disentir de los Coloquios equivalía a enfrentarse a
Erasmo, y eso era lo que Osuna pretendía. De esta manera, la falta de
controversia que hay en el Norte y la ausencia de contraposiciones de
pareceres, que ya llamaran la atención de A. Rallo,60 se trasladan fuera
del propio diálogo para, divulgando unas ideas que eran antitéticas a
las de Erasmo en numerosos puntos, polemizar con él sin nombrar-
lo, contrarrestando sus opiniones en la sociedad pero sin mencionar
explícitamente aquello que se pretendía combatir. Con este proceder
Osuna seguía una vieja técnica de la polémica teológica y antiherética,
habitual en sus escritos.
Resulta interesante que Osuna pretendiese en el prólogo del Norte
hacer creer que su obra venía a cubrir un vacío editorial en la materia
(“Hasta agora no anda libro particular que hable con los casados”),61
cuando de hecho ya circulaban los Coloquios. Sin embargo, al final del
prólogo añade un párrafo que por su tono, estilo y contenido podría
ser un añadido posterior a una redacción previa; en este párrafo Osuna
contradice sus palabras anteriores y admite la existencia de otros li-
bros de la misma temática:

Los otros libros que hablan desto me parescieron faltos, porque no des-
cienden a cosas particulares, ni son tan caseros como el matrimonio re-
quiere, del qual fue mi principal intento de hablar en este libro, por ser
estado más universal.

Frente a ellos, Osuna advierte que el Norte está específicamente


dirigido y adaptado al caso de España, quizás con velada alusión al
carácter extranjero de la propuesta de Erasmo: “En este libro hallarán
los casados Españoles toda la doctrina que pertenesce a la corregida
forma de vivir que se guarda en España, donde no quise poner cosa

60. Rallo (1992: 243).


61. Norte, prólogo, iiij.

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FRANCISCO DE OSUNA FRENTE A ERASMO 245

que fuese de otra nación ni secta alguna, sino el grano que a nos per-
tenesce”. Osuna defendía de esta manera los procesos reformistas en
marcha dentro del catolicismo en la Península Ibérica desde el siglo
XV, en el que las órdenes mendicantes habían jugado un papel capital.

OSUNA FRENTE A ERASMO EN LA CUESTIÓN DEL MATRIMONIO

En el Norte el diálogo se establece entre el autor y su sobrino, Vi-


llaseñor, extendiéndose la acción desde los días de su juventud, en que
este manifiesta su deseo de contraer matrimonio, hasta mucho después
en que queda viudo. Pasa tanto por las etapas de la vida del cristia-
no (virginidad, matrimonio, viudedad) como por las diferentes vici-
situdes de la existencia de los casados, que sirven al autor, presentado
como su tío el fraile, para enseñar a Villaseñor lo referente a todo ello.
La primera edición de 1531 incluye un grabado que representa al autor
vestido como fraile (con capucha y cordón de san Francisco incluido)
que se dirige en actitud receptiva y quizás bendiciendo a un Villaseñor
arrodillado y con traje seglar. En el Norte es el fraile quien enseña y da
respuestas, y el laico quien pregunta y aprende. Frente a los Coloquios,
donde los papeles docentes y discentes son encarnados indiferente-
mente por hombres y mujeres (en el Coloquio llamado Matrimonio
son dos mujeres las que hablan...), por laicos o eclesiásticos, y donde
los religiosos son criticados, el Norte reivindica el papel educador y
evangelizador de las órdenes religiosas.
La reivindicación por Osuna de la dignidad del matrimonio se ins-
cribe en el contexto de una propuesta espiritual reformista que ofrecía
la santidad a todos y todas. Si el matrimonio, institución querida por
Dios, es menos excelente desde el punto de vista doctrinal que el celi-
bato y el estado de vida eclesiástico, Osuna recuerda que el estado ver-
daderamente excelente es el de gracia62 y que es la virtud el criterio que
indica realmente la calidad de la vida cristiana.63 Por ello sus críticas a
frailes y clérigos no forman parte de una lucha contra la vida religiosa,
que reivindica y quiere renovar,64 sino de su batallar contra el pecado,
común a los hombres en los diferentes estados de vida que existen en

62. Norte, 4v-5r.


63. Norte, 25v.
64. Pérez García (2012).

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246 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

la Iglesia.65 Así combina la defensa de una doctrinal tradicional con


una revalorización del matrimonio y del laicado, defendiendo de paso
la virginidad y la vida religiosa frente al rodillo erasmiano.
Un rápido repaso por algunas de las cuestiones relativas al matri-
monio que Erasmo había puesto en el candelero nos permite percibir
el carácter de respuesta que tiene el Norte:
— Frente a un Erasmo que recomendaba en los Coloquios la ma-
durez de la edad en el hombre,66 Osuna aconseja que el hombre se case
“temprano”.67
— Osuna reivindica la virginidad, a la que un libro como el Norte,
dirigido a los casados, dedica un buen número de páginas. Es virtud
alabada en el Antiguo Testamento, aunque como estado de virgini-
dad (“estado sublime de la virginidad”) ha sido establecido solo por
Cristo.68 Afirma “ser más fácil de guardar la buena virginidad que el
ordenado y honesto matrimonio, y la causa desto debe ser porque el
matrimonial exercicio provoca siempre a cosas peores, [...] Los vírge-
nes reprimen la carnal inclinación, y atajan más que no los casados,
cumpliendo con ella [...]”.69 La idea de que “el buen casamiento” es
más dificultoso que la continencia vuelve a aparecer en Quinto Abe-
cedario, donde anuncia su intención de escribir “otro segundo Norte”
dedicado exclusivamente a demostrar tal afirmación.70 Contradecía
así a Erasmo cuando justificaba el matrimonio de los sacerdotes. Más
aún, la virginidad estaría profundamente vinculada a la reforma de la
Iglesia,71 representaría la aspiración a una mayor perfección espiritual
y facilitaría el recogimiento y la unión mística con Dios.72 En cualquier
caso, la virginidad, como don de Dios solo debía ser tomada como
estado por “el que pudiere”.73

65. Norte, 3r.


66. Coloquios, 70.
67. Norte, 1v-2r, 33v.
68. Norte, 6r.
69. Norte, 9r-v.
70. Quinto Abecedario, 451.
71. “No solamente representa esta virtud la vida angélica que en la gran reforma-
ción de la Yglesia esperamos que verná a la tierra, sino que también representa la vida
o estado que ternemos en el cielo, do cessando el matrimonio triunfará la virginidad”
(Norte, 12v).
72. Norte, 24r-v.
73. Norte, 9v.

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FRANCISCO DE OSUNA FRENTE A ERASMO 247

— Osuna recuerda el carácter sacramental del matrimonio, “uno de


los siete sacramentos de la Yglesia”, e insiste en el término “sacramento”,74
frente al de “misterio” que prefería Erasmo.
— Alaba nuestro franciscano las excelencias del matrimonio sin
por ello cargar contra la vida religiosa. Y una forma de reivindicar la
valía del matrimonio sin contraponerlo a ésta era precisamente cali-
ficarlo de “orden de los casados” (“orden matrimonial”, “orden del
matrimonio”) que tiene su propia regla (la “regla de los casados”),75
en paralelismo explícito con la regla de San Francisco (que también
tiene doce capítulos).76 También la regla de los casados tiene tres vo-
tos (lealtad, deseo de tener hijos e indisolubilidad),77 equivaliendo la
apostasía de los frailes al adulterio de los casados.78 Eso sí, a diferencia
de las órdenes religiosas, establecidas por hombres como san Agus-
tín, san Benito, san Basilio y san Francisco, la orden de los casados
habría sido instituida por el mismísimo Dios.79 De esta forma replica
a la contraposición erasmiana entre el nombre de “religiosos” y el de
“cristianos”, que Virués reivindicaba.80
— Fundamental es cómo Osuna da la vuelta al argumento “judai-
co” de Erasmo: son los amadores de la retórica y las “buenas letras”
los que siguen la letra y no el espíritu,81 y además serían los judíos
los que no habrían estimado la virginidad como virtud82 y aceptado el
divorcio, válido en la Ley antigua pero no en la de Cristo.83 Es a partir
de Cristo cuando se instituye la virginidad como estado y la indisolu-
bilidad del matrimonio, por más que esta ya estuviera prefigurada en
la unión de Adán y Eva,84 convirtiéndose en dos rasgos distintivos del
Cristianismo frente al Judaísmo.
— Frente a las críticas de Erasmo contra determinadas prácticas re-
ligiosas tradicionales, Osuna defenderá diversas costumbres populares.

74. Norte, 41v-42r.


75. Norte, 68r-77v.
76. Norte, 67v, 68v.
77. Norte, 68r.
78. Norte, 80r.
79. Norte, 41r.
80. Coloquios familiares, 8-9.
81. Cf. supra.
82. Norte, 6r-7v.
83. Norte, 31r y 134v.
84. Norte, 68v.

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248 RAFAEL M. PÉREZ GARCÍA

Por ejemplo, para los problemas de esterilidad, propone la devoción


del envío de una sábana hilada al Santo Sepulcro de Jerusalén u ofrecer
votos a san Antonio de Padua.85
— Al contrario que Erasmo, Osuna aconsejará a los viudos que no
contraigan un segundo matrimonio.86
Así pues, la adopción de la forma dialogada por el Norte ha de
vincularse con su temática, con el contexto de irrupción de Erasmo
y con la reacción de las órdenes religiosas. Sin embargo, la discusión
osuniana de los planteamientos erasmianos no se agota aquí, de igual
manera que su tarea de escritura no tiene solo un carácter de reacción
negativa sino que se inscribe en el seno de los procesos reformistas del
catolicismo pretridentino.

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