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El Deber de Ayudar Rorty 08 DE Febreroo
El Deber de Ayudar Rorty 08 DE Febreroo
FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
LICENCIATURA EN FILOSOFÍA
CALI
2015
1
EL DEBER DE AYUDAR: DIÁLOGO ENTRE DEBER Y ACUERDO
Director
Delfín Ignacio Grueso, Ph.D. en Filosofía
FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
LICENCIATURA EN FILOSOFÍA
CALI
2015
2
Contenido
Pág.
Introducción 4
Capítulo 1: Unanimidad en los Principios Morales 7
Capítulo 2. El acto de ayudar: entre el deber y el acuerdo 17
2.1 El acto de ayudar: una cuestión racional 19
Conclusiones 28
Bibliografía 31
3
Introducción
El concepto como tal de solidaridad que se conoce en la actualidad, sirve para explicarla
como un principio. Significa el compartir y asumir las necesidades del otro como propias. Constituye
un principio que permite pensar en el otro, en cómo ayudar, colaborar y dar lo mejor de sí para
aportar al otro, contribuyendo de este modo al desarrollo del hombre y por tanto, de la humanidad.
La solidaridad es altruismo, eleva al hombre y lo dignifica, por encima de todos los seres de la
1
tierra; el hecho de sentirse solidario, eleva su humanidad.
1
Narváez Flórez, Araceli. Solidaridad y eficacia en el liberalismo pragmático de Rawls Rorty. Universidad del Valle, Santiago de Cali, 2008
2
Páez, M. (2013). Acercamiento teórico al concepto de solidaridad. Realitas, revista de Ciencias Sociales Humanas y artes 1, Pág. 44.
4
Haciendo referencia a estas citas centramos la reflexión de esta
monografía, retomando el debate sobre la diferencia ontológica de justificar la
moral desde una formulación positiva. Pues se podría decir que nuestras
inclinaciones frente a un deber moral son simples de sustentar, solo es necesario
mostrar aquellos individuos que necesiten ayuda, y podríamos aliviar gran parte
de su sufrimiento sin que por ello perjudiquemos en lo más mínimo nuestra
situación actual, sin embargo el dilema de esta perspectiva se relaciona con el
hecho de, que el qué acepta la formulación positiva piensa que los argumentos
morales qué está proporcionando son débiles y por lo tanto no se siente obligado
a promover causas valiosas y menos con los que no compartimos ningún vinculo
de comunidad o cultura.
Esta actitud sobre reflexionar por nuestra forma de involucrarnos en
acciones que generan algún tipo de cambio y que promuevan respuestas
globales, es el tema de discusión extrayendo de la inmensa variedad de escuelas
éticas dos interpretaciones de este panorama; la primera mediante una
interpretación que implica otra concepción de fundamentación de la moral, en
donde no conviven ninguna concepción de valores objetivos dentro de una
sociedad que no impone valores si no que los encarna, cuando su asidero se
encuentra enteramente en las relaciones humanas y ya no en algo exterior a
nosotros. Por lo cual, es necesario construir dichos hechos y darles una especie
de carácter moral para solucionar nuestros problemas de índole colectiva.
Propuesta que en algunos casos limita la condición de universalidad de
principios, dejando solo a las afinidades sociales como generadoras de acciones
morales frente a los más necesitados; de acuerdo con Richard Rorty.
La segunda considera la relación con la función de la filosofía moral en la
fundamentación de la solidaridad, la teoría conceptual recurre a ciertos principios
para lograr la unanimidad en el discurso moral deliberativo, despertando así,
sentimientos que con ayuda de justificaciones logren su aceptabilidad, generando
acciones y actitudes que resuelvan conflictos y faciliten la cooperación, ya que
como lo sugiere Carlos Santiago Nino:
5
3
El término Cooperación , viene asociado como contrapeso al carácter no gregario
que supone el modelo liberal, es importante recalcar una conciencia global de sociedad, ya
4
que una sociedad completamente individualizada, podría resultar peligrosa. .
3
El termino cooperación, de acuerdo con la interpretación que se deduciría de Nino, se basaría en el principio practico de la
solidaridad, tendencia humana a asociarse en busca de bienes comunes.
4
Nino, Carlos S. Ética y Derechos Humanos. Edit. Ariel Derecho Pág.103.
5
Los principios son las leyes naturales que son externas a nosotros y que en última instancia controlan las consecuencias de
nuestros actos. Los valores son internos y subjetivos, y representan aquello que sentimos con más fuerza y que orienta
nuestra conducta.
6
Capítulo 1
Unanimidad en los Principios Morales
6
Cit. Nino, Nagel, The possibility of Altruism. Ética y Derechos Humanos. Edit. Ariel Derecho. Pág.116.
7
¿Cómo opera entonces la moral para generar acciones y actitudes que
eviten los conflictos y faciliten la cooperación?
Se propone que una manera de abordar este punto de vista, según Nino es:
Primero, centrar su atención en las sanciones informales que generalmente
acompañan a las desviaciones de las reglas morales aceptadas; tales sanciones
están dadas por reacciones sociales no organizadas que se expresan, por
ejemplo: con la exclusión social, la humillación etc. Pero la forma como operan las
virtudes morales se basa, en que ellas no consisten simplemente en la tendencia
a hacer ciertos actos, si no, en la tendencia a realizar determinados actos por
creencia de que hay razones morales, en su apoyo. Aquí hay una repercusión de
las ideas Kantianas, de que para obrar con buena voluntad no basta hacer lo que
objetivamente es nuestro deber, sino que hay que obrar por respeto y con
conciencia del deber.
Segundo: La moral actúa para disminuir los conflictos y facilitar la
cooperación a través de ciertas virtudes de carácter (imparcialidad, beneficencia y
sinceridad), son disposiciones dirigidas a contrarestar la limitación de las
simpatías hacia los intereses de otros, cuyo ejercicio es esencialmente bueno
hacia los demás. Es por eso que para Nino el discurso moral, es el mecanismo
más seguro y confiable para obtener el resultado que a través de él se busca, o
sea, la unanimidad en los principios morales. En su apartado de: Las funciones
sociales de la moral dice:
Las normas y decisiones de las instituciones regulan el empleo de la coacción tanto para proveer
razones prudenciales contra ciertos actos, como para hacer valer acuerdos privados de cooperación” ... Pero
para satisfacer sus funciones sociales de disminuir los conflictos y facilitar la cooperación, el derecho depende
parcialmente de las convicciones morales de la gente sin el apoyo moral, el derecho proporcionaría solo razones
7
prudenciales para actuar, lo que, como vimos, es generalmente insuficiente para justificar aquellos objetivos.
7
Nino, Carlos S. Ética y Derechos Humanos. Edit. Ariel Derecho Pág.101.
8
conducta y nuestras evaluaciones. No se deben tomar decisiones sobre ciertas
conductas o acciones sin antes haber realizado alguna evaluación de ellas.
Si bien la estructura del discurso moral está bien preparada para afrontar
aquellos sistemas morales que pueden conducir a una serie de choque de
afirmaciones, tales como eliminar un castigo a un condenado porque este sea hijo
del juez o algo parecido, pues los valores son objetivos; es decir que existen
independientemente del sujeto que valora, comúnmente se ha entendido que la
función principal de los sistemas morales es la de limitar la persecución de
objetivos sociales colectivos, o sea de objetivos que persiguen el beneficio
agregativo de los diversos grupos de individuos que integran la sociedad, puesto
que los valores impuestos por cualquier sujeto deja sin contexto social efectivo la
necesidad del acto de ayudar, la cual es producida como una especie de orden
que sanciona una norma abstracta de ese acto, pero si este ha de ser impuesto,
no cumple una función moral-social. Luego, la propuesta deliberativa señala que
los principios morales son la base de las condiciones que aceptan implícitamente
quienes participan en el discurso moral para resolver divergencias de acciones y
actitudes.
Nino da inicio a su explicación para resolver el hecho de que no hay
imposición dogmática retomando el concepto de autonomía de la persona, con
esto dilucidamos que en todo discurso moral se excluyen argumentos, formas de
persuasión o técnicas de motivación basados en la obediencia dogmática a ciertas
autoridades humanas o divinas.
9
El discurso moral está dirigido a obtener una convergencia en acciones y actitudes, a través
de una aceptación libre por parte de los individuos, de principios para guiar sus acciones y sus
8
actitudes frente acciones de otro.
En la cita anterior de Nino sobresale uno de los rasgos del discurso moral
señalados por Kant, a saber, la “autonomía moral”. Éste rasgo se define como la
capacidad que tiene el agente de darse sus propias reglas, de auto-legislarse.
Para lograrlo, debe poseer una actitud crítica que le permita el goce de “la
mayoría de edad” en palabras kantianas; solo así es capaz de hablar de
“convergencia”9, es decir, mirar hacia un mismo horizonte.
8
Ibíd. Pág.109
9
Convergir: Dicho de dos o más líneas: Dirigirse a un punto.|2. Dicho de los dictámenes, opiniones o ideas de dos o más personas: Concurrir
al mismo fin. Diccionario.
10
Supervenir. (Del lat.supervenire). Suceder, acaecer, sobrevenir.
11
En palabras más claras que dichos principios no se queden en los papeles como pasa con muchos derechos en este país.
12
Ibíd. Pág. 109
10
Nino plantea que pueden surgir ciertas justificaciones de los juicios del
discurso moral que pueden tomarse como contrarias, frente a los principios
moralmente aceptados dentro del mismo, estas justificaciones son también de
índole moral. Por ejemplo, puede ocurrir que algún sujeto tome alguna de estas
justificaciones no de un hecho individual, sino de que dicho principio sea aplicable
bajo cualquier circunstancia y rompa con la convergencia que tal vez se ha
pactado en un comienzo. Si tenemos el deber de respetar a los demás y por
tanto no usarlos como comida, entonces aunque estemos en medio de una isla
desierta y la única forma de sobrevivir fuera cazando, seguiría siendo un
asesinato el hecho de matar a alguien para comerlo. Es importante la afirmación
de Nino según la cual los principios del discurso moral tienen cierta jerarquía
frente a otras razones para actuar, y desvirtúan las justificaciones asumiendo que
las razones prudenciales actúan de forma que las razones morales no sean
desplazadas y no incurrir en el error de ellas pues ni confunde a los deseos ni a
las prescripciones con juicios de valor.
Por ejemplo, un asesinato es un hecho relevante para las justificaciones de
los principios ya pactados en el discurso moral y tiene por lo tanto estos principios
una jerarquía que es mayor a las justificaciones que eventualmente se puedan
presentar sobre cualquier acción, ya que sus propiedades de universalidad
abarcan un poco más las razones para actuar. O para el caso que tratamos que el
deber de ayudar tenga su asidero en el discurso moral, puede surgir ciertas
controversias como, por ejemplo, hablar de principios impuestos por cualquier
sujeto, que pueden acarrear manejos de tipo del autointerés, como en el caso de
un médico, no atender oportunamente a un paciente porque sea hijo de un
asesino, o brindarle comida o techo a personas que sean familiares de un
asesino.
11
dilemas morales son amenazas que se alejan cuando el discurso moral triunfa y
los principios morales no se contradicen en un contexto formal, mientras no
aparezca una contradicción donde se pueda ocasionar que, un hecho no pueda
ser respaldado por un principio moral y ponga en duda la articulación del discurso
y de lo que moralmente estamos aceptando a priori sobre dicho discurso, así
entonces no existiría el riesgo para las indeterminaciones morales ya sean
internas o externas del constructivismo.
13
Ibíd. Pág. 123
14
Como se dijo en líneas arriba, la diferencia que aquí importa entre las teorías de carácter liberal y el racional son de carácter
ontológico. Es decir, la diferencia que las confronta en virtud del tema es si hay o no hechos morales. Para las teorías
racionales si hay hechos reales; por el contrario para los liberales no hay hechos morales.
12
que siguen persistiendo ciertas distinciones como las indeterminaciones internas,
pero estas indeterminaciones internas son producto de principios generales
abarcados desde el lenguaje, como casos particulares que tienen pretensión de
abarcar algo más que la legitimación de tales principios.
Para finalizar esta primera parte y justificar cómo opera la moral, Nino
aclara la necesidad de escuchar a la gente y confrontarlo con la opinión de la
mayoría, se debe hacer una justificación de la moral en sí misma, dependiendo de
la respuesta que se reciba de esta justificación se podría hablar de justificarnos
moralmente.
13
paradójica porque ella misma se ésta justificando, el mismo producto nos da la
respuesta como cualquier acusado defiende su comportamiento.
“¿Por qué debo ser moral?” Dice Nino que una respuesta posible sería
darle sentido de “Deber moral”. Aquí no podemos reconocer derechos y deberes
otorgados por Dios o por Alá o por entes superiores, tomar las cosas como un
deber, pero el interrogante del sujeto que cuestiona el principio moralmente
aceptado va mucho más allá y Nino logra formular una pregunta conflictiva:
“¿Qué razón moral tengo yo para hacer lo que prescribe la moral, que no sea una razón que derive
15
de los mismos principios morales?”
15
Ibíd. Pág.127
14
permitiéndoles unos parámetros mínimos para el desarrollo de su libertad, sin
afectar al agente que tiene inmediatamente a su lado, es decir, podemos
argumentar a favor del desarrollo libre y personal de una vida plena siempre y
cuando respetemos la estructura del discurso moral basado en principios morales
que se admitan en determinada esfera social.
Una explicación de porqué se desarrolla socialmente una cierta moralidad de discurso moral y porqué los
individuos tienden generalmente a participar en él, es todo lo que necesitamos para justificar nuestro
interés teórico por el análisis de la justificación moral y de los principios sustantivos a los que ella se aplica,
en vez de ocuparnos, por ejemplo, de una justificación que sea relativa a un tipo de discurso cuyas reglas
estipulan que prevalecen aquellos principios que son definidos con un tono más alto. De lo que debemos
olvidarnos es de la justificación no moral de la moral, pues esta es una idea auto contradictoria. Los
escépticos que sostienen que, en consecuencia, no hay nada que constituya una justificación moral son,
como siempre, los decepcionados buscadores de absolutos ininteligibles.16
16
Ibíd. Pag.128
15
del modelo niniano, surge un inconveniente que no se resuelve del todo y es el
enfrentamiento entre la reflexión individual y el resultado de la deliberación.
16
Capítulo 2
El acto de ayudar: entre el deber y el acuerdo
El presente capítulo tiene por objeto oponer, desde una visión pragmatista
de la moral el acto de ayudar, entendido éste como producto de un encuentro
abierto, al acto de ayudar como un deber u obligación de normas objetivas sin
más. Nos interesa centrarnos en el despliegue de la primera de estas visiones
desde la lectura que Rorty hace en su texto “Objetividad, relativismo y verdad”17
texto en el cual propone sustituir el ideal positivo de “verdad” como “objetiva” por
una idea de “verdad” entendida como consenso, encuentro libre y abierto o más
precisamente “acuerdo no forzado”. En esa misma línea la concepción de la
ciencia, según Rorty, ya no ha de ser vista desde el elevado rótulo de
“objetividad”, sino más bien desde su aspecto solidario que:
Opera desde un sentimiento propio ironista liberal, que por el hecho de aceptar las contingencias de sus deseos y
creencias y por el hecho de evitar la crueldad, se siente un “nosotros” colectivo, motivado por verdad objetiva o por una
naturaleza humana común a todos y que opera como principio coactivo18.
17
Tomado de. Abraham, Tomas, Alar. Badion y Richard Rorty (1995) Batallas Éticas, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, república
Argentina. Pp.59-80
18
El concepto de solidaridad en Rorty. Laerciolasso, Edilberto Lasso, sep. 29, 2005
17
encima de la esfera de lo humano, en la divinidad. Esta propuesta alternativa —la
pragmatista— señala como su horizonte más legitimo al dialogo abierto, actual y
cuyo propósito se agota en el “acuerdo no forzado” como garante de una sociedad
democrática, pluralista y civilizada.
18
señalar y cuestionar Rorty, es la idea de que dichos valores sociales necesiten en
realidad “fundamento” fuerte, objetivo, y, si se quiere, de carácter neutral y válido
para todos por igual; un fundamento racional en el que dicho término se erige
como poseedor de la verdad y descarta cualquier tipo de conocimiento como
meramente irracional, a la simple opinión frente a sus acciones.
Hemos hecho un preámbulo general al asunto que nos ocupa con el objeto
de poner sobre la mesa las dimensiones del mismo. Ahora nos corresponde
aclarar de dónde sale esa contraposición que ya se anuncia desde el inicio del
texto; contraposición que tiene nombre propio y es el llamado debate entre
“realistas” y “pragmatistas”. Pero ¿qué significa lo uno y lo otro? Al respecto Rorty
(1991) afirma:
Somos herederos de esta tradición objetivista, centrada alrededor del supuesto de que
debemos saltar fuera de nuestra comunidad lo suficientemente lejos para examinar a la luz de
algo que va más allá de ella, saber, lo que se tiene en común con todas las demás
comunidades humanas reales y posibles. (…) Gran parte de la retórica de la vida intelectual
contemporánea da por supuesto que la meta de la investigación científica del hombre es
comprender las «estructuras subyacentes», o los «factores culturalmente invariables», o las
«pautas determinadas biológicamente”. Quienes desean fundar la solidaridad en la objetividad-
llamémosle realistas —tiene que concebir la verdad como correspondencia con la realidad. (…)
en cambio, quienes desean reducir la objetividad a la solidaridad llamémosles «Pragmatistas»
— no precisan una metafísica o una epistemología. Conciben la verdad como aquello — en
19
palabras de William James— en que nos es bueno creer.
19
RORTY, Richard. ¿Solidaridad u Objetividad? Y la ciencia como solidaridad. Objetividad, relativismo y verdad. Paidós,
Barcelona, 1991. Pág.40.
19
como tal. Ese modelo de racionalidad propio del científico natural ha llegado a
constituir un ejemplo moral. Según Rorty,
Las inquietudes del «estatus cognitivo» y la «objetividad» son características de una cultura secularizada
en la que el científico sustituye al sacerdote. Ahora se considera al científico como la persona que
mantiene a la humanidad en contacto con algo que está más allá de sí misma. Con la despersonalización
del universo, la belleza (y, con el tiempo, incluso la bondad moral) llegaron a considerarse «subjetivas». La
verdad se concibe así ahora como el único punto en que el ser humano es responsable frente a algo no
humano. El compromiso con la «racionalidad» y el «método» se considera un reconocimiento de esta
responsabilidad. El científico se convierte en un ejemplo moral, alguien que desinteresadamente se
expresa una y otra vez ante la dureza de los hechos.20
20
Ibíd. Pág.57.
20
ciencia, ¿Dónde queda el papel crítico que habrían de desempeñar los
humanistas en dicha sociedad? ¿Puede seguirse llamando democrática una
sociedad que suprime las diferencias, regula y controla científicamente? Aquí el
deber de ayudar debe ser replanteado.
Pero si bien habíamos sostenido con Rorty la estrecha conexión entre los
términos de ciencia, racionalidad, objetividad y verdad en nuestro contexto social,
ello no hace más que dar cuenta de una realidad que excluye como no verdadero,
irracional y subjetivo todo saber que no sea metódico y no esté fundado en una
esfera que trascienda lo humano, esto es, que se eleva hacia lo divino.
21
poseer una sociedad civilizada para que esta dure. En este sentido, «racional» significa algo más próximo a
21
«civilizado» que a «metódico» .
21
RORTY, Richard. ¿Solidaridad u Objetividad? Y la ciencia como solidaridad. Objetividad, relativismo y verdad. Paidós, Barcelona,
1991. Pág.58-59.
22
Richard Rorty, Contingencia, Ironía y solidaridad, Paidós. 1996.Pág 210
22
Hemos visto necesaria hacer esta dilucidación para argumentar por qué un
acto como el de ayudar en un contexto de valores objetivos resulta algo
totalmente contradictorio, a saber, porque el mismo nombre de “valores objetivos”
deja sin contexto social efectivo la necesidad de tal acto, Luego, si el acto de
ayudar ha de devenir como una orden que sanciona una norma abstracta tal acto,
así se nos obligue a realizarlo, no cumple una función social, porque no es
producto de lo que Rorty ha denominado “encuentro libre y abierto”. Visto desde
esta perspectiva podríamos preguntarnos ¿podemos siquiera llamar un acto tal,
realizado en esas condiciones, un acto moral? Si el principio de todo acto moral
radica en la elección, y esto, en una libre elección, entonces resulta evidente que
el acto de ayudar sometido al influjo de un pretendido valor objetivo no tendrá la
suficiente fuerza persuasiva como para que yo elija hacerlo, toda vez que la
norma o valor que lo ilumina está desarraigada de mí, mismo y del contexto para
el cual pretende valer; optar por realizar un acto en tales condiciones solo puede
ser producto de una violenta imposición, carente de toda maneras de significado y
de rol social, pues ¿qué papel cumpliría un acto que no es producto de mi
relaciones con los otros?.
Hay que advertir, sin embargo, que la situación que acabamos de describir
no se puede sostener desde luego si no concedemos con Rorty la segunda
concepción de racionalidad, y con ello, de la ciencia como solidaridad. A la luz de
esta segunda acepción de racionalidad no pueden ya seguir conviviendo ninguna
clase de valores objetivos; justamente porque el ideal de objetividad se opone al
carácter móvil, contingente de las relaciones humanas.
Por el contrario, el acto de ayudar en el contexto que hemos expuesto, el de
racionalidad como “razonable”, “encuentro libre y abierto”, “acuerdo no forzado”, y,
en últimas, como solidaridad, cobra su sentido más pleno y acrecienta su valor en
el principio de solidaridad que guía las relaciones sociales. Por eso el acto de
ayudar, fundado en la dinámica solidaria de la sociedad en vez de fundarse en la
objetividad, ha de desempeñar no un rol cualquiera, sino el rol principal del
sostenimiento de dicha sociedad. Aquí, el acto de ayudar deja de ser uno más de
23
entre un conjunto de virtudes que no tenían su arraigo en la sociedad misma y
pasa a ser la expresión plena de una sociedad solidaria, democrática, que no
impone valores sino que los encarna, que no busca huir de la comunidad a la que
pertenece, sino que por el contrario, afirma su pertenencia a la misma mediante la
participación activa a que le empuja el sentir la importancia misma de la
solidaridad para el sostenimiento de las buenas relaciones de intercambio
civilizado, razonable, acordado con los otros.
23
Dorando J. Michelini. CUADERNOS DE ÉTICA, Nº 39 VOL.26 2011. Política y solidaridad. Una aproximación a Richard Rorty. Pág.12
24
esta última entendida por Rorty como aquella en la que entran en juego intereses,
necesidades, derechos y todo aquello que tenga que ver con el bienestar de toda
la comunidad en general, no de unos pocos.
En tal sentido, según Rorty, la reflexión filosófica y la teoría política actual deberían dar un giro
solidario, puesto que los seres humanos nos hemos ocupado más de las relaciones que
establecemos con las cosas, que la que mantenemos con los hombres. Para torcer el rumbo del
pensamiento y de la acción en el contexto de esta cosificación de las relaciones humanas, la
24
reflexión filosófica y la política deberían centrarse principalmente en la solidaridad humana.
Lo universal fue encubierto por la ideología del monoculturalismo que llevó a que
el hombre se comprendiera como un animal racional poseedor de una humanidad
esencial que sólo llevó a resultados dramáticos para la historia.
Culminando con esta reflexión entonces se puede entender que la función
principal de una acción moral es, que llegue a ser realmente parte de los llamados
valores globales, en donde la indiferencia no sea más el sustento del
individualismo y competitividad “contra” la solidaridad o la ayuda.
24
Dorando J. Michelini. CUADERNOS DE ÉTICA, Nº 39 VOL.26 2011. Política y solidaridad. Una aproximación a Richard Rorty. Pág.12
25
incondicionado que guía las relaciones de esa comunidad estaría también
tambaleando porque, es claro, que la desconfianza es en este caso un obstáculo
importante en la realización de la solidaridad.
25
Richard Rorty, Contingencia, Ironía y solidaridad, Paidós. 1996.Pág 208
26
Dorando J. Michelini. CUADERNOS DE ÉTICA, Nº 39 VOL.26 2011. Política y solidaridad. Una aproximación a Richard Rorty. Pág.192
26
situaciones ajenas a su voluntad. No un sistema de normas prohibitivas a
temporales
En síntesis, Rorty sugiere que la proximidad con el otro no se asume
frecuentemente o espontáneamente como fuente de obligación moral, la
concepción de verdad juega un papel como criterio no como definición de
principios morales a menos que este mediada por el intercambio, por la afinidad,
Rorty plantea, finalmente es una esperanza en la capacidad del individuo para la
empatía ya a partir de ella su voluntad para la construcción de un vínculo
solidario. Esta comprensión del sentido moral determina su concepción de
Solidaridad.
En esta nueva era están apareciendo cambios fundamentales en donde no
tenemos en cuenta nuestras afinidades sino la sola condición de vulnerabilidad del
ser humano, frente a un mundo impredecible y convulsionado trayendo como
primera reacción la solidaridad traducida en algunos, como simples acciones de
participación masiva apagando un bombillo, donando tapas etc. Acciones que nos
ayudan a explicar por qué somos conscientes de la necesidad de nuestro apoyo,
pero, que para algunos no impliquen la donación de tiempo (como las de
voluntariado), y que se lleven a cabo más ayudas que consuman poco tiempo y
que no representen mayores riesgos de interacción con un desconocido.
La ética no es un asunto para este caso -el deber de ayudar- personal, sino
que atañe a todos los que somos responsables y formamos parte de una
comunidad moral puesto que tenemos la capacidad de comprender algunos
principios éticos: de identidad, de responsabilidad. Porque un deber moral no
obedece en absoluto de, si nos afecta o nos favorece y eso se está rescatando en
igual proporción como se está multiplicando los daños hacia nuestros semejantes
en cualquier parte del mundo por infinidad de circunstancias que han vuelto a
rescatar principios y sentimientos de forma universal.
27
Conclusiones
28
Finalmente se puede considerar a Nino, (2001) para quien:
“aunque prefiramos no recordarlo todo el tiempo, que nuestra vida esta permanente acechada por
infortunios que pueden aniquilar nuestros planes más firmes, nuestras aspiraciones de mayor aliento, el
objeto de nuestros afectos más profundos. No por ser obvio deja de ser motivo de perplejidad el hecho de
que este carácter trágico de la condición humana este dado además de por la fragilidad de nuestra condición
27
biológica y por la inestabilidad de nuestro entorno ecológico, por obra de nosotros mismos” .
Algunas personas creen que la ética no es aplicable al mundo real, porque la consideran como un sistema de
normas cortas y simples del tipo “No mentir”, “No robar” y “No matar”. No es de extrañar que aquellos que sostienen esta
postura sobre la ética crean igualmente que la ética no esté adaptada a las complejidades de la vida. Las normas siempre
entran en conflicto en situaciones poco usuales e incluso cuando no lo hacen, seguir una norma puede conducir al
desastre. Pero si estuviésemos viviendo en la Alemania y la Gestapo tocara a la puerta buscando judíos, seguramente
estaría bien negar la existencia de la familia judía que se esconde en el ático28.
27
Nino, Carlos S. Ética y Derechos Humanos. Edit. Ariel Derecho Pág.4
28
Singer, Peter. Ética practica. Segunda edición. Edit. Cambridge. 1995. Pág. 3
29
La sociedad actual todos los días nos muestra consecuencias del mal o
buen manejo de nuestras acciones frente a otros y es precisamente esa violación
flagrante del principio moral de identidad29, puesto que nos vemos siempre
diferentes ya sea por el color, raza, descendencia o educación, que nos impide
ver la causa de nuestra indiferencia hacia seres totalmente iguales, pertenecientes
a una raza altamente expuesta a riesgos causados mayormente por nosotros
mismos, olvidándose del componente humano central y universal que es la razón
facultad que es la fuente de nuestro desarrollo democrático y que no debe ser la
causa de nuestra separación e indiferencia, tenemos la responsabilidad de
solucionar y cambiar la realidad de algunos semejantes, en donde jamás había
existido una causa que nos uniera más, que nuestra misma especie y que
finalmente es la que está justificando principios morales universales, para
salvaguardar las condiciones mínimas de sobrevivencia digna dentro de una
sociedad.
29
La identidad es decir, la consciencia de uno mismo y de lo que nos rodea, es el hecho de experimentar
sensaciones, tener consciencia e intereses, Desde el punto de vista ontológico la identidad se expresa en el
principio ontológico de identidad, según el cual toda cosa es igual a sí misma.
www.webdianoia.com/glosario/display.php?action=view&id...
30
Bibliografía
MICHELINI, D. J.
“El concepto de Solidaridad en Richard Rorty y JürgenHabermas”, en:
ERASMUS. Revista para el intercambio cultural, Año VII, Nro. 2, 169185,
Fundación Icala, Alemania, 2005.
31
NINO, Carlos Santiago.
Ética y derechos humanos. Ariel, México, 2001.
Robert Alexy,
La fundamentación de los derechos humanos en Carlos S. Nino
(1989)
RORTY, Richard.
¿Solidaridad u Objetividad? Y la ciencia como solidaridad. Objetividad,
relativismo y verdad. Paidós, Barcelona, 1991.
(1995), Derechos Humanos, Racionalidad y Sentimentalismo.
(1996), Contingencia, Ironía y Solidaridad, Paidós,
(1996), Consecuencias del pragmatismo, Tecnos, Madrid, 1996.
W.R., Daros.
CONICET-Argentina. La Propuesta filosófica de Richard Rorty. McGraw-
Hill, Barcelona, 2000.
32