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0. sobee esta cuestiones. Mis atin: estoy convencide de gue a antropo- Toga médica es uno dels émbitos fundamentals de la antsopologia, ‘ene que se tabajan a fondo en las respuestasalternativas Ia con. frontacién ene historicismo y ciencias dela naturale, ‘Aunque, en el primer capitulo, me he centrado bisicamente en cuestionesepistemol6gicas quiero anicipar mi siguiente exposicién sefaland que, toda medicin, abarca elementos rcionales y profun- damenteireacionales, puesto que combina la atencin al cuerpo con Ja preocupaciéa por las dimensiones morales de la enfermedad y del suffimiento. En su conferencia en el Foro Maret, en 1950, Evans= Pritchard sostuvo que sla antropologia social es una especie de histo riograla (que) esudia las sociedades como sistemas morales». En todas las sociedad, incluso en el mundo moderno eayos omnimodos “rdenes morales han comen7ado a resquebrajare, ls enfermedades graves inducen a hombes y mujeres aafronar las dimensiones mo- rales de la vida, Al fin yal cabo, una trea isica wd la acid dela cultura es transformarel dolor humano en suffimieno, yen contar- restar In enfermedad con e tratamiento.” La biomesdicina, al igual ‘que otras formas de epi, tiene especial interés porgue combina las , en Ia Republica de Patén, y de casos espectaculatesen Tos que lo que, en vestra cultura, es una anormalidad es la piedra angular de la estru- tura socal de otra». De abt que la eivilizaciones seleccionen entre ‘toda la gama potencial del comportamiento human» determinadas Formas de personalidad, algunos modos de comportamiento y expe riencia que iealizan y consagran con el sello de la morlidad, mien: tras que ottas son consideradas ancrmaes, desviadaso inmorales. De ahi saca eonclusiones que han seguido inluyendo en la antropologia ‘sicoligica yen la psiquatfaimtercultural La mayora de as onganizaconos de a personalidad que a nosotros nos parvenincontestblementeanormales han sido uiliads por diferen- Tex clvliaciones en los fuadamentos estos desu via inttucona Y.a in invers, los rasgs més vlorados de mstros inividaos nor ‘males ban sido consideradosen cultures aifeentementeorgeizndas com sberante Los propos ojo on los gue vemos problems tun condiionados por los viejos habits tadicionales de nuestra pro Pa sociedad Benetiet, 1984 9.73) tn inti y expen Los problemas del fancionamiento social no son, pues, la fuente sino cl resultado de las definiciones de la anormalida, y los «sintomas» son definidos como tales y culturalmenteelaborados como formas de ‘comportamiento de «indviduos inestales» ‘La argumentacin de Henedicten este axpecto fue mis all det argumento general de que los convencionalismos culturales definen formas de exprsién emocional, de comportamiento de tipos de pe: sonalidad normales 0 anormales. Deneo dela tadicién de la anteo- pologia boasiana, Benedict espondiaa la psicologiapostvista de a poca con el argumento de que las psicopatologias 0 las enfermeda- des psiquitrcas se consttuyen en formas culturales que slo pueden ser interpretadas en relacion con el patrén cultural ms amplio de una sociedad conereta. La antropologta boasiana, como ha mostrado Stocking (1968), estaba estrechamente relacionada eon los tabajos historcistasalemanes de finales del siglo x1xy de principios del xx, con sus crticas del positivism tanto en las ciencias del hombre como en las de la naturaleza, con su interés en la ultra subjetivay su preo- ‘upacin por las configuraciones cultuateshistricamente emergen tes, el olisme, el vialisma y la teria de Ios sistemas Considerada desde a perspectiva de esta radicidn intelectual, Benedict articulaba varias proposiciones acerca de la naturaleza de a psicopatologi, Por Jo promt, las alteracionespsicol6gias son una forma de realidad so specifica de una cultura y de un lengua coneretos, no simple ‘mente una enfermeda! 0 conjunto de sintomas 0 una deficienciapsi- coldgiea interpretada en términos locales. La enfermedad psiguisteca no pede ser separad de un determinado contexto cultural yet, por lo tanto, suet alos csicos comentarios de Sapir sobre le naturale za de a eaidad social: mundo realest en ran media, inconscentementeconstrido sobre Tos bits dengue del grup. No hy dos lengua lo bas tant similares para poder ser considered epresenativos de amis ‘na realdad soca. Los mundos en los que vven sociedadesestinas ‘on mundos gistntos, oslo un mismo mundo con diferentes etgue- {as Sapir, 1949 (1925), p69) keycioon opto més n eeoncines de none opr dfer de Benedict en varios puntos sostenia que el wverda do locus de a ultra se eneventea en la interaciones de indivi tos concretos ene plano sbjetivo, em el mundo de signficads om el que cada uno de estos inividaos puede inconscientemente Sbwtraetse desu partcipacion en estas interccioness (Sap, 1959 {19321 p15), mis que cna wsociedad.Ydescalifcaba la ania te le normatiad como casa bisca de esate y del patlogta* Sinembargo, la formutasin qu hace Benedict de a enfermedad ps auidtrica come una fora de realidad eutoalmenteespecfica, mas Gue como wna sore de enfermedades universes wa las qe se sig ten etiguctasdistntasy es coberete con a postraplbal de Sait y Com a critica histricita de a psicologt positivist en segundo lugar, Benedict destacab el rgumento mis concre- to de ue tngunainstucin socal aingéncomportamientopus- de set interpretados como un rasg0sslado sno so en reac con na configuaci cultural, En ot Uabjosapuntaba a una fente Je ‘stor a eerie explistament «los eseits de To psislogos dete Gestaley la nocesidad de estudiar el «marco o estructura se tive ls epropledadestoales» mas que afagmentos objetivo». “El odo determina sus partes, no $6 sb elacion sino su propa a turers Ente dos totldades existe una discontinuidad onerets, 9 todo inten de comprendcla debe ener en cuenta la distin mtu eva d ambasttaldades, ade del aprecici de los elementos sinilatesitodsids en ambos coajunos» (Benedict, 193, p87). nu disertacin soe e asgo el espirin protector en as ures 5. La ppl Bnet av bon clo en gras asunlees mets se eden En lenge gue gl cmestanos sabia soe es dese ms jo tgrnde bin cadaver ms cmpletamemteen a ater [arco (34 p72) Sin caro ai nana peal mio weeds {oe dca our: sa sea el proces torte nimi Se ‘ii sneer una lida de gue osupertasne eel mismo set "ds en qs slender at in st prop cans Apes eta, erent con Spee dl oasd aeuta de Floin ca eaeo0 tosis nme des eso Catal Anvuplog sal Pci pce dildo ‘i foonlacin de Bent a pond Seni secondo. ‘stare mor varied posted patones de easy Jes d cers coe iets dle de saps Sep, 1989 [089 9519), u Medicina, riod y expres indias americanas concluy6 que este «rasgo» se convit6 en un obje- to cultural fundamentalmente distint al entrar en una concreta Ges tal cultura, levs esta conviceién a su andisis de toda las formas {ados yl curs y prognosis de la psivopatologts. Certamente, os es tos del rol social y dels procesos cultuales para determinarsiun cpisodio de enfermedad mental severa se convertts en enfermedad ‘toni y profundamentedebilitadora son algunos de lo ms impor tans en fs antropologtapsigudtis yen la psiquiata social actual” {La inicialformulacidn de Benedict e sido pues seguida por un programa stmamente fecando de investigaciOn tedrica y emplrca,y “la compilacin por abservadores expertos de datos psiquisrios de ‘tras calturas» ha progeesado bastante més que otras mucha eas ‘de nuestra especialidad, Sin embargo al objeto deanaizar I historia de Ia teoria de las representaciones de la cultura y de la enfermedad, ‘convienesefalar algunos extremos. Benedict y quienes han seguido iain de cat oll, ests uc lass orate sosteniendo qu ra foplgie sd pneu (Soe, 9924, 19930 [fant carpe denn amp pr sxamiari nua ata ple iH Mocpy (193 9Hitaman (94) ajo que por suet sms ‘iogstin sme vines cfs toma Vane bie Kg RG it enemy sea cen cy Kenan 4 po ‘Sood Rleonan (190) Gates Fra (98 ste os sor ela ‘Sill eh clus pense st 98, 199) lenin Ra Tobi) tunes 98pm cempls sels Merrs sote at eqcoien 3. dimes pte ne vn nels nr na pssn ens de resp ac amo fouls pot Nancy Wer {loth arta, 1977), Eo fos tao or hu abrddoetscuenons ste {edo ce lead veer egoenss ye ppl de cla ‘sir a onc abe tar Mary (979 Waker (17); Ware (985, Tot) Banta somo ay de Chen (1992-con ein pr pate de Snore, Wr, Wire) Hoppe Enis perl ma een seve se ii foenenrames 8 Hpper (952) | eesentsione de nenemeiaen a anopologia médica — 7 su nea ban desarrollado una forma de erties cultural como alterns tivaa la aportada por la radicion racionaista. Su respuesta alos psi cilogos positvistas no se limits a que, ells y sus colegts médicos, no hubiesenlogrado entender las creencias cultures que motivaban lcomportamieno, cteencias que @ su manera son coherent y cionales. (Benedict wiliz6 el témino «ereencia» en su ensayo de 1934 solo una vez, en la pagina 59, y aun en ese caso para referirse a esto propo «fais sentido do ia inevtabilidad de la costumbre y Jacreenciay que se ha convertdo en norma endos continents.) Suset0 era ms fundamental. La enfermedad esté en telacién con las formas calturales de una sociedad concreta. Toda psiologta verdaderamente clentifica debe reconocer la elatividad cultural dela patlogi en b= ‘garde limitase a asumir que nuesteas propiss formas de enfermedad Son parte dela naturaleza humana y, por fo tanto, universales. Ib «ada en estas formulaciones estaba la asercin de que las represents ciones de laenfermedad ye! modo de entende la snormalidad no son ‘simplemente terfas mas o menos acertadas de un fendmeno externo la cultura, sino que tales representaciones constiuyen el fenéimeno en si mismo, La patologfa es un fensmeno esencialmente cultural en esta formulacién, y las represestaciones son parte de a propia ese indel objeto ‘Sin embargo, la formulacin de Benedict tenia problemas que han seguido inroduciendo un elemento de confusin en la antropologia seédicay psguitrica, Las hiptess de Benedict cerca dela extension dela varacia cultural dels neurosis y las pcos», concretamente respecto de aquellasdescrtas «bajo las etiguetas de esquizoftenia y rmaniacodepresion>, noha resitido la investigaciGn empirica, Con ‘retamente, su atgumento de que incluso son parte del especto del ‘comportamiento humano que es considerado normal y sumamente valorado en algunas sociedades,confunde el stemperamento» —ca- ractersticas tales como ef individuaismo la agresividad o a descon- fianza—con patlogtas sveras y descarta Ia gravedad de las enfer ‘medades mentaes severas y la perturbacién que provocan en las vidas de los individuosy de las familias. La manera que tenia Bene- dict de entender la psicopatotogia como un problema esencialimente de eajuste>, que ea un reflajo de as tori imperanes ens épaca, ‘ya no parece sostenible, Los \éeminos derivados de las dessripciones ‘linicas de ls individuos fueron aplicadas a las sociedades, lo que Sree EEE Mesicna, rconlidly oxen provoes enormes difcutades que emergian en la cultura y en a ite raturaeiemiica sobre la personalidad, Y desacreditaba gan parte de Ta obra de los antropstogos pscslogos. A pesar de esas dificultades bisicas, la formulacion de Bene- dict respeto al tazado det mapa de la efrontera» ene lo mortal y lo ‘normal su comentario del poder de Ia respuesta social para ampli ‘carl patologia y su angumento isico de que la snormalidady la pa {ologia son inseparables de Ia interpretacin cultural siguenteniendo relevancia para muchas de las cuestiones de nuestra dscipina. Ys fitmacin bsica de que la propia patologia es inseparable deta cul= {ura sigue desafiando las tories empirisassoerca de la relacin en ‘we la representacin cultural y la enfermedad. La yoxtaposicin de los primeros esertosracionalists relati- vistas en sntropologia,ejempliticads por el intelectulista brinico Rivers y la antropéloga cultural norteamericana Benedict, ponen de relieve una linea que diseure a través del literatura sobre cultura y enfermedad. Entender la historia de estas postuasclrifia lo que ests en juego en muchos de los debates de nuesio campo, ¥ aperta una base para los planteamientos teoréicos y metodolégicos que segu rian. Coneretumente, I yuxtaposiidn del andlisis del psicopatlogi, «en trminos relativstas —eomo anormalidad eulturalmente definida, «on trasiomos vinculados al cultura en cuanto prototipo— y el ans lisis de los tastornos «médics» sobre todo por lo que se refiee alas ‘enfermedades infecciosas, en trminos racionalistas ha hecho un flaca lavora muestra especilidad (véase B. Good, 992), para un coment rio mas amplo). Aunque estas postuas son ain evientes en Ia inves- tigaciny en la literatura de la espocialidad, esta division del émbito de estudio ya no esté de acuerdo con lo que sabemos acerca de los trastormos psiquifticos, infecciosos o enfermedades ernie. Tampo- ‘co representan ya las postura teorticas fundamentals, que han evo- Iucionado en este campo desde ls primeros aos stent. Y, tl como ‘he eomentadoen el capitulo I, 1a pura yuxtaposicién de racionalismo 1 relativismo ya no constituye el mapa de las mis importantes posti- ’sepistemoldgicas en la antropologa, la filosoia o la sociotogta de Ta ciencia, aunque sigasiendo evocadaen los planteamientos, En el reso de este capitulo esbozaré cuatro posturas teoréticas ‘que han evolucionado en este campo, sobre todo a partir de os i ‘mos fos setenta, y que han provorado vivos ya veces acaorados de i | 0 epcsentesion oem es a amopoa mies hates. Mi objetivo noes en absolut llevar a cabo una completa revi thon del estado dela cuestin, sno wilizar la brieaerepresentacio- es de Ia enfermedad» para llamar la atencin sobre los presupuestos Epitemol6gicosimplietos y a menudo oultos po estos debates. Las feflexiones sobre ess cuestiones sentarn las bases para los capi fos siguientes. Debates actuales sobre las representaciones de la enfermedad: cuatro enfoques orientativos Los andlisisen la Biennial (y Annual) Review of Anthropology a car- ‘0 de Scotch en 1963, Fabeega en 1972 y Colson y Selby en 1974, Forman un mapa dela emergenci,apeincipias de los alos setenta, de ‘una creciente literatura sobre ceinomedicina»y sobre la investigacion fe aecologia médica y epidemiologfa», Menos de una década des- pues, Allan Young (1982) sefalé en la Annual Review of Anthropo- logy el enorme crecimiento de este dmbito en tan pocos aos —con I aparcin de recopilaciones especializadas, antologia, trabajos te6ri- cos etnografias, libros de texto, series de libros y nuevas revistas—y sports una puesta al dia de las novedades tworticas en este campo ddrante aquellos aos, El florecimiento de ls trabajos académicos feel resultado de una década de studios de os «sistemas médicos», ‘que produjeron un creciente everpo de datos etnogrficos sobre las complejas formas del stber medio y de las tadicions terapéuticas fen gran parte del mundo.” Este florecimientoreflej también 1s co- Inienzos de una extraordinara especializacin en el seno dela ano 10, Anau hos ein contribs a eal ean ste fox set mba eer ue estan egesniene Ata lima a SE ee wot de fon Meer $ Sct es one deacon! fn Mel ten Sieh sar com cr desl de napa mt en Si Slenee crete Sripete sos Seto pttcaee rls Uienty Calor ‘Shows sot sConprsthe Stay ed Spent Meal Cae pe Iu saccular Exe deo Medina sca Tal {tn iihr ent en dense pata nro Mi ae le ipanane te pmecnto dun ong meracon! een urd ‘forma ata orensnenigaloey re de aber ecm ope es 80____ Nina, y nperencia pologia médica, asf como el desarrollo de una literatura teorétiea que !ticula un elatoantropoldgicoaunome de Ia enfermedad, la ter péutica y e saber médico. El desarrollo de la antropologia médica como un campo de teo- rizacién antzopolégica durante estos aos es especialmente notable Pationt and Healers in the Context of Culture (1980) de Kleinman, aide a pulicacién dela neva revista Culture, Medicine and Psy chiatry, fundada en 1977, sefalé In madorez de la teorizacidn de a antropologia médica; los trabajos sobre este campo se hicieron cada vex mis explicitos acerca de las cuestiones iloséticas y metodol6gi cas mis eandentes, As, cuando Young reviss el estado de lacuestion, fn 1982, pudo escribir un andisis extico do las postura teorédcas {que se habian desarrllado en la década antrio, lo. que represents un ‘ambio cualitativa en el estatus de este émbito de estudio, “Tus dejar pronto aun lad ls enfogues orginalmente dest: lados para el aniss de ots campos (tales como el de a religién y el de los rituals) y aquellos que uilizaban categorias metodolégicas y ‘canceptules props de las ciencis del comportamiento médico, bis ‘camente positvistas, Young subrayé una emergent distincin teo retica entre Jo que Hlame «antropologia dela enfermedad» y «ant pologia de la dolencia». Aporé una letura critica dé lo que designs ‘como «modelo explicativo del enfoque de Ia enfermedad» y abogs pot la elaboracn de una postu lterativa «que dé prioridad a as Felaciones sociales que producen ls formas y la distibucién de la do- Jenciaen la sociedad» (1982, p. 268). Aunque creo que al designa os snilisis centrados en el significado como seorizaign sobee el signi= ficado» Young tergivers6 gravemente esa tradcin, su trabajo cont ‘buys aque emergiesen en est campo posturas teogticas caramente antiuladas, Su revsiGn puso de manifiesto Ia emergeacia de un rico tiscurso teoréico en anteopologia médica y ayuda proponer un an iss eritico de los eonceptosy las estrategias uilizadas, ‘acim nl denarllde ene campo de estudiar una elas rosea {Yana consieacc ule paride ut, ve Las (999). aaa {stn enor de nevis Se ln aor oe stomar ios, vse Pes (GBst"Usposenan presen eel congteso de 1988 sobre Stes Mee ‘Neto ope por Lesion cosa co Asoc Americana eA ‘Spay ayn or Funan Wares re sd pubis por ll. sari Lene Youn, 99) erections entero en aopolgi mia 8 Dado el crecimiento de este campo ya no es posible sportar una visi de todo él en un solo artical 0 capitulo." También es impo: ‘ole, en unas pocas paginas, aportar una relacién complete de los vances teoréticosrealizados en la pasada década. Un breve comen- taro de cuatro enfoques de estudio de las wrepresetaciones de Ia en {ermedat, sin embargo, puede contribuir @ entender los problemas aque afrontamos al desartolla un estudio verdaderamenteantropol6- {ico de la enfermedd y sporta una valoracion de los actuals debates tcorea de la naturaleza del saber médico. Concretamente, la compa: racidn del lugar que ocupa el lenguajeen cada tno de estos «para ras» y la vsion de un programa para la antropologta méc, impl- tito en cada uno de ellos, rvela diferencias significatvas en las posiiones epistemol6gicas y en Ia concepcign de los etudios com parativos. Representacin dela enfermedad como ereencia popular persistencia de la tradicin empirista Las ciencias del comportamiento méco —psicologta médica, socio Jogla de comportamieato dela enfermedad, ciencias del comport rmientoaplicada a Ia sanidad pablia y epidemiologia— han tendo gran relevancia en la educacidn y de la investgacion médica norte smericana durante varias décadasy se han desarollad répidamente a 11, Lovestain dete cao levis ab eo ino ern se com- ‘aad cst sin xcs ema espciazaos (Ete SeLsndy Je 198 9 ‘ese 130 pian, rece her sere ca 1980 pens fxs ie ogsos elo mete cang. A pinion de aor ose pen ERE qo uno poe ecco cnr 6 gue na ep de tect evo Tico arn Allan (1955, 1970) propa, ha lana, ceo 3, ans 390 esersot. Land. 198 p. 18) Sto eae lo ates pubic en ‘iat Reon af fnapaloyy encom eso de Woy sobre rata ees dees stem ios no ecient 198 ey Rls 0 tee seta bona tear anol (18), ee Mest ome ela Sea I944) Doogeey y Tapp Rermer sobre clubs mesos y anoint {O56 ssc y When ob as ean (947) Hea ot atopy ‘stato sob sel (1987 Ein ee setotrmaclogt (988 Pal 8 $nopoloi pstenain 1989 bony Brown sore ta anopologa de is flmede nessun (9909 Shon ob shamornsy uses ren Ae, ese ate a» ipa ie dc a_i rtrd perce lo largo de los thtimos quince alos, contibuyendo a In ertica de lo ‘que se ha designado amplismente como «modelo médico». Sin en burgo, en gran medida, estos trabajos se basan en modelos decreen «is y comportamientosfirmemente enrsizados en un paradigm po siivistao empirista, que comparten con la biomedicina. El lenguaje 4e la ereencia es ubicuo, y aunque se critique la biomedicina por no tener sufieientemente en cuenta las variables sociales y psicologics, el conocimiento méiico se considera mayoritariamente normativo El agente individual —sujeto a tensiones ambienales, focos de en fermedad y fuentes de comportamiento de Ia enfermedad raionales ¢ irracionales— es analiticamenteprioritario. ¥ las aplicaciones se ‘ovientan en gran medida a educar Ios individuos a modifier el ‘comportamientoiracional, eso es a reduct los Factores de riesgo, a seguir oatenese a os regimenes médicos y al adecuado recurso ala stencién médica, ‘A Io largo de su historia, Ia antropologéa médica ha abordado una ertiea no so dela biomedicina sino también de Ins cenciaspo- sitvistas del comportamiento médica. Las rspuestas alas dolencias ‘que diferen de las que se basan en el punto de vista racional de los rédicos no son, segin ls antropslogos, simplemente el resultado de la falta de informacién o de la esuperticidns, Se basen en le culty ‘4 um sistema de creencias y pricticas que, por més que difiean de la biomedicina, tienen su propia estructura Iigica —una lgica cul ‘ural y tienen funciones de adaptacin ue, a menudo, asan iad vertdas. Ast pues, se considera que la cultura e¢ una caracteristica fundamental de la respuesta humana a la enfermedad, una caracte: risticajgnorada en gran medida por Iss ciencias del comportaiento :médico, y este criterio ha servido como fuente de una critica ant: polsgica de largo aleance Al tula este apartado ePersistencia de la truicion empiista» rato de sugerir que, a pesar dela eftcas de ls cencias del com portamiento médico, una fuorte coriente de teoriaciénanteopol6 ica continds reproduciendo gran parte del marco epistemolégico subyacente en las biociencias. He sostenido que la tradici6 raciona- lista representada por W. H.R Rives, wvo una gran influencia en ‘a antropologia médica. Aunque criticasen la ingenuidad de los es pecialistas en salud publica, los antropélogos dela medicina ali 4a de los fos eincuentapartian de un lenguaje de la ereenca y del | | | sepvnncione dela eset en a antopoog mca —__83 eomportamiento que los situabaclaramente denro de est tradicién. ‘Beale mediados de los aos setenta a labor de la antropologia medi aaplicada sea especalizado mucho més de lo que pudiron ima- far los pioncros de este campo, y algunos de ls trabajos critics fan sido obra de aquellos dedicados diectameatea los dmbitos dela {onda internacional, Sin embargo, feo que importants elementos {el paradigma empirista siguen ejerciendo gran influencia en este campo. Estin presentes en una vision de la antropologia médica ca ‘acterizada por el sentido comen, en ante que estudio de creeneias y prieticusasociadas ala enfermedad por personas de distntas cult Fis, asf como en los modelos utlizados para failitar la colaboracién Ente anopslogos, clinices,epidemislogos y tos especiaistas de J medicina aplicada. Estin presentes en suties etudios vob los cuidados médicosy las ereencias sobre la salud de los profanos. Y hha sido arcculados bastante explicitamenteen recientes formulacio nes de Ia antropologia médica entérminos wbiocultrales»y «ecol6- iicose, Mi objetivo agut es resume tres de Tos elementos lave del paradigms empiristay esbozar una critica que se aba a nuevas orien- taciones en este Ambito. Exist el peligro de que algunos poedan interpeetar mi ands y tea del actual paradigma empieista en Ia antropologia médica ‘como una eitica de la labor aplicada y multdiseiplinar de ls cien- cis de la salud ode los estudio que tratan seriamente dela biologia ¥ la ecologia, Otros pueden tenet Ia sensacign de que los dabates So: tre teoria son en gran medida irelevantes para al labor, Mas cara ‘mente: no estoy en modo alguno equiparando la antropologa aplicada 2s mbitos de I medicina clinica ode la sanidad ni ala tradici6n ‘empirista nia ninguna otra, Por suerte, se es eeaizando una exce- lente labor en estos émbitos basada en dstntastadiciones. Y estoy de acuerdo con Rubel, quien hace tempo soxuvo (por ejemplo, en Rubel y Hass, 1990, p19) que es necesario que pasemas de os es tudios «mentalist» de las dolencias populares una investigacin ‘ae incorpore un clara comprensi de la biologiay se cenze en los problemas de salud més importantes de la poblacién. Sin embargo, 12. Cian om sla Nit (599), Sheps apes (1947), Pc 198), ‘tao 1989) Tre 9H), ane Sel aed 1986) Vn de Gest) Whyte Hee a Micron yegesienis ones Ue eferednd nla antropologia main —__ 85 eset roo que las diicultades teortieas del paradigm empirista tienen importantisimas implicaciones para la investigacin, as{ como pars los esfuerzns por aplicar nuestras percepeiones a los émbitos de a stenciGn médica, El andlisis de estas dficultades es, por lo tanto, rele ‘ante para nuestra comprensin de la relacidn entre biologiaycultu- 1a, para ls debates metodoldgicos y par la labor prdctica en los bitos elinicos, educacin sanitara y sanidad internacional, ‘Lo que agut llamo enfoque empirista de las eiencas sociales smédicas tiene res elementos esencials: el anlisis de las representa- cones de Is enfermedad como creenias sobre la slud, una vision de Ia cultura como adaptaci6n y una prioridad anaitica de lo racional, ‘maximizando el valor del indvidvo, Creo que en conjunto, esos tres clementos coastituyen una forma de «tcoriauitariaw, en palabras de Sahlins (1976a), que reproduce el modo de entender los convencio ralismos de la sosiedad aunque se intoduzca la cultura en el par digma meédico. tos mclanesios relatvay ls causas dela enfermedad, sus picts ton una consecancia ligica de sus ereencias(W. H.R, River, 924, ‘Sado, por eempo, en Welsch, 1983, p32). parece muy natural que un apartado sobre cultura y medina en un faowo libro de exo para estudiantes dela antropoogtaaplicada (Apply hg Cultural Anthropology eseito por Podolefsky y Brown, 1991) se ttaaxe «Belief, Ritual and Curing», aungue el andlisis de las creen- ‘Has apenas sea abordado en los evatro ensayos do este apartado y de Geen los tos die apartados det libro no aparezea ls palabra reen- ciaenel situ, Tl término «creencia» casi siempre marca los limites entre 1a altura médica populst 0 profanay el conocimiento cietifio, tal Como he comentado ene capitulo primero. A modo de ejemplos casi Lazar, un reciente estudio sobre salud publica acerca del «conoci ‘nientocieniico de sida, realizado en Kinshasa, Zale esumid sus allazgos del siguiente modo: Pr lo pronto, et andiss de la cultura como «ereencia» Figura, eee ee predominantemente, no sélo en las ciencias del comportamiento mé- dio sno tambign en gran pate dela antropologia médica. A partir de Ia investigaign y de itervenciones basadas en el «modelo de ereen- cias médicas», desarrollado por los psicélogos sociales que tabaj- zon n colaboracién con los espciaisasen salud pablia en los aos La concienciacion acerca del i seas universal y la gran mayoria tomoce cules son as estos cas principales de wansmisin. Cast Ta itd rea que lo transmit fos mosquitos y en una vacuna 0 tara pa el ida. La mayor de los wares que coatestaton conan Tos preservatives, per las actitdesnepaivs respect au so estn ‘muy peneralzaasypocos de los que cntetronconsieraba gu ir ‘sen un papel isco en combat el sda (Bertrand y eolaoradores, 1991 acura es ma). ‘ineuenta, hasta la sociologia de las wcreencias profanas sobre Ia se lds y los estudios antzopoigivos de a etnomedicina,definida como sess creencias yprcticas relacionadas con la enfermedad que som proveto del desreollo cultural indigenas (Hughes, 1968) la wereen ia» acta como representacgn de It «cultura», Aunque en la actu lida todos os antropSlogos consideranofensivo el lenguae colonia lista de Rivers, todavia es corriente encontrar su formulacion de campo més eitada Sota rea te es ‘he, por mls eéneas que poedan se as ereecias de Tos paps Je mene Ls prticas de estos pueblos en clacn&lenfermedad no son me ‘amente costume inconesy carenes de significado sino que stn ineptadas en iets concrets latvas tas cass de enfermedad Ssmodos de tntamientopoceden drctamente de susideas elas 86___ rin acini y pens Ls aportaciones de esta investigacin son potencimente importa tes. Sinembargo, tal como estén formulas en este informe, ls cree cas profanas son proposciones fsa, yustapdestas al conoeimiento _néico, de lo cusl se deduce claramente que eradicar ls ereenits {alsas es provtario por lo que ala salud publica se efiere ‘Ademiis, en un informe etogrético bastante bueno sobre la respuesta de a poblacion local de una isla de Papia Nueva Guinea respecto Ia apertura de una unidad de primeros auxiios guberna- ‘mental, Lepowsky (1990, p. 1.049) planta la cuestin de su inves tigaeion en estos téeminos: «,Qué ocure cuando la medicina oc dental se iteoduce en una poblacién que eree que précticamente toda enfermedad grave y toda muerte se deben ala hechiceria, la brujeriao ala violacin de un tabd?». Lepowsky prosigue parades , tal como Foster y Anderson subitularon st capitulo sobre los siste- mas méicos (1978, p. 23). Aunque son pocos los que aceptarian el explicio y. a veces, burdamente expuesto funcionalismo de este libro 1S any sl inane amet (10 ‘crnclonnndoca ins obser uals europe ee ericson de ncafernetad en aepolgia mien 7 en la actualidad, s vision de Jos sistemas méicos como estrategias ‘Saptativas no svele ser rebatida. Seguin los reeridos autores: «Del ‘smo modo que podemos hablae de estrategias bioldgicas adaptati- ‘hs que subrayan la evolucién humana, también podemos hablar de MMrategias socioculturates adaptatvas que crean sistemas médlcos, {Gelcomportamientobasado en a cultura y de las formas de creencias (que surgen en Fespuesta alas amenazas planteadas por Ia enferme- ‘ade (p 3, la cursive es mia). {Ea antropologia médica fue formula en términos de ecologla humana y de adaptacidn bioldgica por Alland, en un influyente ens yo publicado en American Anthropologist en 1966 y en una mono: raffa aparecida en 1970." Esta formulacinsirvié a modo de res- puesta a una estecha iterpretacion de la etnomedicina en términos| Eognitivos, es deci, come ereencias populares. sit os estuios de fos sistemas méaicos en un dislogo con una crecient literatura sobre biologi humana, ecologis socal, historia de las enfermedades infe- cosas, y sobre las consecuencias epidemiol6gicas de determinados ‘mportamientos, De al que ineluyese la biologi mds claramente en tl conterto dela ancopologia médica Inéicamente, el paradigm ecoldgico reproduce la vision de le ctnomtedicins como un sistema de creencias que se proponta cou bats, Alland esbozs el programa para el enfogue ecoldgico,explt citamente en el contexto de los modelos evolucionistas de la eco- Togia cultural, y especialmente de las teorias neofuncionalistas de Vayda y Rappaport; muchos de los enfoques sbioculturales» de la ntropologia médica aceptan este marco sin critica, Por ejemplo, fen su texto Medical Anthropology in Ecological Perspective, McEI- roy y Townsend (1985) distinguen ente las adaptaciones genéti> cas, ls adaptacionesfisiolégicas individuales alo largo dela vida Yel euso de informacién cultural compartida por un grupo social Y transmitid a través dol aprendizaje a cada generacidn» (p. 73). Estas «costumbresculturales ereenciasy tables» que constituyen el sistema médico tienen efectos adaptativos directos tanto como fects adaptativos no pretendidos, Los «comporamientosy een: tias» méicos tradicionales son asf analizados como easgos cultu rales que realzan o potencian la adaptacién de una poblacion a su 16, Para propa valor rien de es vase ln (187) — Medicina, chr y xpesiesa atom evoldgico.” Con esta perspectva, la cultura se considera un conjunto de respuestasadaptativa las enfermedades, que son aqut imterpretas, desde el punto de vista analitico, como un aspecto previo dela cultura e independiente de ella, y Ios sistemas médios ‘on la suma o resultado de respuestas estratéiicus individuals ae. ‘muladas,«estrategias que conforman los sistemas médicos» (Foser Yy Anderson, 1978, p. 33). El analisis de formas especficas de comportamiento de la ene fermedad queda prioridad toric lo individuos y asus eopci. ‘es o wesrategias»adaptativas constituye un ereer elemento del pa. ‘adigma racionalista en ls ciencias del comportamiento médico. Lox *stulos de las estrategias dela stencisn médica han sido paradigm. ticos de este enfoque. Los iniciales estudios antropoligicos de la ‘ateneiGn médica se basaban en la literatura de la sociologin médica sobre wcomportamientos de las dolencias»y el sistema de reeren- ias profano» (Freidson, 1961, 1970), asf como en la literatura dela Psicologia social sobre el modelo de ereencias sobre la salud. Todox ellos feeron, en cierto sentido, una respuesta alas ingens cuestio es médicasy de salud piblica acerca de por qué las persones no acu ‘en a médico (como, obviamente, deberian hacer) cuando enferman Un breve examen de los modelos de las ereencas sobre la salud y el 17 Mc pe srg on gor cae lca ‘hades ‘noma nisi capah ie eae eme {iin on eh Mctiyy Fons (88 ap Sone hae nae, ‘eof de seer ratios des adn) decree rea epin ‘rent ame Soleo In (01819 cc Lan apnea enemas sas. Porn ta ages compra) etc ten slr Pee, Sino een exp decane ads roe ‘try ran neni i pe ie Rtn tic“ canon Stain ars sa nce pga ‘rion 80 y Barta (1984), Pr ns ent es ancl es epee de tome nes ct ae Sige lees rts ee Samos inner stn porno norms Soman despues ns ne tae 2 ___9 comportemignto de las dolencias aporta una clara indicaién de los apoestos del parndigmaracionalista.” i modelo de creencias sobre la salud (HBM) (Health Beliet ‘Mode! fue desarollado en los ais cincuenta por un grupo de psi sociales inflidos por Kurt Lewin como respuesta labor dé i a la utili- fos miembros del Servicio de Sanidad Publica para aume ican de medias preventivas para enfermedades como la tuberculo- ‘ie posteriormente, la iebeereumnstic, la poliomielitsy la gripe (Rosenstock, 1974). En sintonia con varias tors behavioristas(con- (uetstas) sobre lamotivaciéa y la toma de decisions, el model pre- (evia que el comporamiento depende, en gran media, del valor que ‘forge el individuo aun determinado objetivo, y de la estimacisn {que hog aguél dela probabilidad de que una acci6n aleance el obje- tivo (Miman y Becker, 1974), Mas coneretamente, el modelo for Inulaba la bipstesis de que la percepeidn dela propensin una en- fermedad y la percepeién de la gravedad de la misma, unigos a Ta percepcin de ls beneficios de las medidas proventivas ya la deses- fimacion de los obsticulos que se interpusicran a tales medidas, ex plcaba la probabildad de que una persona tomase medidas preventi- tas para proteger su salu, cumpliese con Ios reginenes prescrtos © utilizase ls servicios médicos ‘A pesar de a persistenteinvocacién a las teorias del HBM en ‘educaién sobre la salu, las figuras mis destacadas en este smbito, Janz y Becker, concluyeron su estudio de 1984 con una pesimista eva Iuacién de este enfoque: «Dados los numerosos resultados de la invest- ‘icin realizada de acuerdo al modelo HBM, es improbable que poste- Fores trabajos de este tipo aporten nueva informacién importante» {p.45),:Por qué a sido as Por qué no ha podido el modelo HBM de investgacin arrojat uz sob as diferencias cultrales més signiticat- ‘as en eleomportanientos dela enfermedad y en los niveles de mori lida y moran’ Creo que en pate, sus Timitaciones se deben al es trecho concepto del modelo HBM dela cultura y dela ccién humana Lateoris dela cultura asumida por los investigadores del mode- lo HBM tiene dos earacersticas. Por un ado, ls teorfas del modelo 19. Lacie dl model de rece sobre ests del compara (CareSeehing: A Crit! Accounts (B- Good 1986p. 182-168, 169-170, 90 HBM son versiones expictas de fo que Sains (1976a, pp. 101-102) lama , Sw actor» es un chombre econsmi- ‘com universal que procedertaracionalmente para aanzar el objetivo 4d una buena salu: prefereacia so igeramente modificada por las ‘creencias acerca dela salud. Los ators sopesan Ios costes Tos e- nefiios de los eomportamientos coneretos,realizan una especie de sis de amenazas-beneficos», y luego actéan libremente de ‘cverdo con sus percepciones para renabilizar al méximo su «capi- tals, Como sefala Sablins en tales teriasutilitavas, la cultura ese considera un entorno o medio a disposicin del “individuo que la ma- pula” y tambien un resultado sedimentado de sus acciones interes «des (1976a, p. 102). Aunque pretendidamentelewiniano por su ma- nora de centrarse en las percepciones de los individuos, la teora analiza la estructura de las creencis sobre la salu, y, por To tanto, a «cultura de a salud sso en la medida en que contibuyen a los edleu- los racionales de quien busca atencién médica, quien, en defintiva, es libre para eleir entre diversas opciones Por otro lado, ls teorias det HBM parten de un enfogue estrecho ¥ tpicamenteempirista de la cuura en lo que las creencis sobre salud se refiee, Desarcolladasespeficament para ayudar alos espe cialis en salud publica a coavence alas personas para que actéen de ‘un modo ms racional —para utilizar los serviios preventive, acatar las 6rdenes de los médicos utilizar los servicios méicos «adecwadi- mente», tals teorasevalan ls creencias sobre la salud de acuerdo con su proximidd al conocimiento, empiricamentecorreto, sobre la sravedad de determinados trastorns 0 la eficacis de determinados omportamicntos 0 terapias. La gran variedad de signiticadosasoci- dos las dolencias en las cultura locales queda asf reducida a una se- Fie de proposiciones sostenidas po actoresindividuales que, a su ver, sn evaluidos con ecidn al eonacimientobiomédico. ELHBM presupone, por lo tanto, una eora de la cultura bastan- te expliia, La cultura médica profans ese presipitado de comports- rmienos racionals y adapativos de fos individuos, y adapta Ia forma de ceencias mas 0 menos verdaderssalbergadas por la mente de los Individuos. De ah queen ia investigacia basada en el HBM, el ani sie dela cultura cumpla una doble feign: rlativia ta perspectiva sctualmente dominant del conocimiento médica y se pone al serv cio de una teria uiitaria del comportamiento ante la enfermedad. | | persone de nenfrmeda esa anropooga mica 9 Un segundo ejemplos aproxima mds al waao antropolegico, pavid Mechanic (1982, p. 1, f. Mechanic, 1986) esboza un modelo fusco del comportaninto ane la enfermedad que podria ser Ficil- nent trasladada a programas de investgacion setwal en gran parte de Taantropologia médica 1 comportariento at a enfermedad. describe a manera ene Iss personas controls cuerpo, defen eaeypretan soma adop- {an accones mca tillan el sisema de tein mica, Las per sons percben,evaldany reaecionan ante [a enfermedad de manera ‘iin, y ales compotamiestos iene enorme iuenca on el modo {en que la enfermedad inceriere en so vida cotdiana en ln ronda ‘Gl esado, enel sepuimieno de unos cuidaos adecaados yen c00- esc del paiete en el tratamiento de Is lenin, ste modelo sostiene, esencialmente, que el individu experimenta sensacionescorporaes, las valora (0 las relacionan con determinada dolencia) wtlizando ls representaciones de la enfermedad (0 mode- los explicativos) de que disponga, y luego opta por un tratamiento consultando a miembros de Ia red profana de referencia, Podria pare er que este modelo esti bastante libre de valores y que podria aber tary realrar las diferencias ent las eulturas. Pro jes as” nun estudio llevado a cabo por Lin y sus colaboradores (1978), «que analizaron las vas deatencin médica seguidas basta llegar alos servicios de salud mental por pacientes anglosajones,chinose indo inericanos en Vancowver, solo uno de los tres grupos énicos estu- diados eneaaba féitmente en este modelo. Los anglosajones y cen= trocuropeos de ln nese experimentaban fs satomas, consultaban con parents, consideraban cules eran los ecursos disponibles y op- laban por los servicios de salud mental o los servicios socials, suiendo un patin may similar al esbozado por el maelo de compor- lamiento ante la enfermedad, Sin embargo, Ios otros dos grupos estudiados no encajabn tan fcilmenteen el modelo. Enel grupo ét- ico chino la familia reaecionaha proatamentey persistia en tatar de soluciona los problemas de cada episodio sin alenta al paciente a scudir ala consulta de un profesional, Bn muchos casos el paciemte ‘quedaba sislado en el hogar y se le permitian pocos coatactes con ‘ras personas. A menudo, se manifestaban avanzadossftomas ps fete 92, esc, road y expen, epson en enemei es a anol mda 93 quitricos antes de que recurtiesen 4 Ia ayuda profesional. Al final acudian al médico, aunque raramenterecurian entidadesjuridicas 9 sovales.Clarament, el enfermo no era quien condicionaba la toma ‘de decisiones y la familia era mucho mas que «una red profana de re ferencia». Cirtamente, los enfermos tienen poca libertad de acc, xyesla familia a que organiza el ecurso ak atencin médica ya a tamiento, quea menudo implica la reclusién. Los pacientes indoame: ricanos,en cambio, se alejaban ain més del modo, aparentemente neutral del comportamiento ante la enfermedad. Estos pacientes s0- lian encontrarse entre los vagabundos enfermos mentales de Vanco ver, que no tenfan familia que organizase sus opciones de atenciin médica ni capacidad para organizarse por su cuenta. A menudo eran transferidos alos servicios sociales ya la polifa, que se converian ‘en los grupos responsables de las sdecisiones de atencién médica», més que los propio pacientes Este estudio plantea preguntas relevantes sobre eusles podifan ‘ser los modelos e las ciencis del comportamiento médico mis sen sibles con respecto a los aspects del cultura La eapacidad de in- ividuo para valrar los sntomas, considera los recursos as alean. ce y luego elegir es, para muchos, simplemente un mito, tanto en ‘nuestra sociedad como en otra. E] modelo dela persona ue ravi. ralmente puede buscar atencién médica de manera auténoma (ein luso el grupo que pudiera ayudar optar por una trap), que org rice las opciones de trttmienta més beneficiosas para el paciente, ificilmente puede ser un modelo al margen de valores. Se trata mis bien de un modelo basado en edo se cree que actian los miembros 4d nuestra sociedad ode otras sociedades, un modelo ideol6gico que reproduce convencionaismos queso sirve a para estudiar & los noe ‘eamericanos de clase media que tienen segutos néicos privados y {que busean atencion médica para problemas rlativamente menores. (Cuando el universo de la muestra ha sido delimitado adecuadamente, el modelo del comportamiento ante la enfermedad (al igual que el ‘modelo de creencias sobre la salud) explica en gran parte las varia: ciones en el compertamiento de bisqueds de atencién medica: ists or qué unas personas optan por buscar atencién médica para algunos problemas y no para otros. Sin embargo, excluye a aquellas personas {ue tienen menos conteo! sobre sus vidas y trata como externas al ‘modelo Tos aspectos estruturales més importantes que limitan Ia wonci6n médica, ignora gran parte de lo que ocurre durante el tata- ‘Mento de las enfermedades crénicas 0 graves, especialmente en los bios de Ta.atencién erciariay define la cultura como las creencias {psramentales de los individuos. ‘Los estudios antropol6gicos 6 la dos ttimas déeadas han ta- tao de superar las limilacones de estos modelos y han vansformado [eancepio socildgico de Ia atencion medica en una heramienta para Hvar a cabo fecundasinvestigacionesetnogréficas, la vez que han provocado un importante debate acerca de las diferentes contribucio- es dela cultura (oereenca) subjetivay las contrbuciones objetivas bp macroesiuctuales ala atencién médica. La invesigaién antopo- tégica en este campo empe2s con el anlisis de Romanueci-Ross (1969) dela bisque de atencién médica como una aternativa la cultura tradicional (cristina) o alas prdctias curativas enropeas en as islas el Almirantazgo. A medida que en los af setenta se desarollaron sistemas plualists de stencién médica, muchos se cenraron en est iar o6mo se oxganizan sos puntos de eleccién» en relacién con las, diversas tradiciones médica yterapéuticas (Kunstadter, 1976), e6mo rodela la cultura el «proceso de bisqueda de la salud» y los fines pre tenidos por el tratamiento (Chrisman, 1977; Kleinman, 1980; Nib ter, 1980), y cémo se organiza wladireccin de la terapia» Janzen, 10780, 1987). Especialmente perspicaces fueron los estudios de lt stom de decisiones naturals, basados explicitamente en la teoria y nétodos de la ceneiacognitva, que desatollaron modelos formales para la naturalezade la informacién consierada y. e6mo es proce- ‘ada> cuando los miembros de una sociedad alrotan a enfermedad y seta, en lugar de corelacionarcarateristicas de los pacientes y de las enfermedades con ls pos de atencin médica que se buscan Young, 1978, 1981; Young y Garo, 1982; cf. Garo, 19868). Sin em- ‘argo, en el conteto de fa antropologia médica los estudio etticos sefalaron limitaciones implicta en la iteratura que estuiaba la bas ‘queda de atencidn médica. Las decsiones sobre la salud estin mucho mms constrefidas por factores sociales bjetives y macroestucturas de desigualdad, seguin aducen muchos, que por «creencias» subjeti- ‘aso factores cognitivos Por ejemplo, Fanzen (19783) abog6 por s- 2, Nn ry 0 pr evi de et sn oe Matin iid y npr ‘war tal investigacin en celaidn com ls estreturas macrosoeiaes,y “Mossy (1978, 1980, 1990) ha sostenido con fiemeza que a gran ater. cin ala cultura y ala prcepeign (esta autor lo lama esocioca ralismo») ha conducido a dejar aun lado ls relaciones de poder lo cules y globales que constrien muchos aspectos del proceso de bbisqueda de atencién médica. Ete debate no slo ha generado co mentarios teoréticos sino estudios emplricos concebidos, explicit ‘mente, para investiga el papel relaiva dela ereencias acerea dela natualeza de una enfermedad y factors estrveturales, tales como la Aisponbildad y el coste del tratamiento, para determina I elescién de terapias J. Young, 1981; Young y Garo, 1982; Sargent, 1989), [Estos estudio aportan tanto una elaboraci6n y una critica dil de gram parte de la literatura sobre Ia busqueda de atencién médica desde el punt de vista de a sociology a psicologia socal. Lo que mi entender invita #reflexionar, sin embargo es por qué los anto- logos enmarcan tan expeditivamente su investigaciGn etnomédics ‘como una investigacion de las opciones que los individuos adoptan al buscar la alenciéa médica, ycémo se enmarcan tales andisis. Un examen detenido permite reparar en que gran part de la literatura antropoldgica comparte con Ios estudios psicoldgions y socal luna imagen de lo racionaly valoan al maximo el hecho de que os in Aividuos respondan adaptativament ala enfermedad seleccionands entre una sere estable de opciones y motivados por una serie desi: nificados extrnos al sujet." Esta imagen es coherent con el crite rio ecoldgico que otorga priordad anata a aquelas pectica > onganizacin y codifcacin (institucién)» (pp. 60-61). 'Y lo mismo ocurre con ls teorasuilitarstas en a antropologia ‘née, Las enfermedades provocan respuesta individuals y soci les que se codifican coma sistema etoméaicos. En el paradigma eco “ode ngnj dea enciayatartcomo apr dsecpin. Sep et ‘hes Bloc unten Yio mia oourecon ras crs seo LLC 98 sata. conti y experienc ‘ogieo, una variant de uiltarismo «naturalista 0 ecol6gico» acu tara se eoncbe como «un modo de aaptacion humanay,y la exp ‘avin consist en demote suefiacia adaptatvan* Los paradigms {elas opciones racionales son Yatants del «uitarismo subjtivo», una perspectiva complementra,y «se ocupan dela actividad delibe rada de los indviduos en ata de sus propos intresesy de ss propias satisfacciones»(p. 102). Aungue la cultura aporte «una relativizada Serie de referencias, a a poste «sso los ators (y sus intereses con siderados a priori como suyos) son reales a cultura es el epifenome. ‘na de sas intenciones» (p. 102). Lea rfc del wt hos estuios del comport adopt posturas et 2, one shins sa psi ctl un tn rt de pin ‘own edd goa dow poder de la atreulcin omen y cays comte- jsmo subjetivo es mis apropiada para mu. nieno dela enfermedad realizados desde Ia psicologia de Ia salud y la soiologia médica, que para la mayoria ‘de los estuios antropolsgicos sobre la bisqueda de Ia atencién mé- tic, yen modo alguno es relevante para todos los aspectos del ite- ‘ature antropoldgica Ciertameate al eomo he dicho, muchos de los ntropslogos que han escrito sobre la busqueda dela stencién médica ‘echavarianexplicitaments la elovancia dela caracterizacion que hace Sahlins del titarismo respect a su propio trabajo, y algunos han cas sobre lo planteamientos empirstas al uso. Estos realmente cierto respecto de aquellos que se han centradoex- clusivamente en la posicion estructural del paciente en la sociedad pura cli la atencidn médica, mis queen la experiencia y los moti- ‘os inviduales(Morsy, 1978, 1980) También es cierto respecto alos antropslogos de tadicign cognitiva que han desarollade modelos de ‘decision edescriptivos» mis que «normatvos» (Garr, 19866, pp. 176 171, Por ejemplo, James Young (1981, p. 10) sostuve que, mas que esarrollar modelos de decision gue prodicen «opciones éptimas: squellas que tienen mayor utldad, menores costes 0 mayoresbeneti- ios», ls investigacién etnogrfica dberia trata de forjar un modelo ‘qe recoja las opciones realmente consideradasy dibujar los «anode los de decisin del mundo real» para aquilatar mejor el comport perience ferme na nro mia oy Lo que yo sigo presuntindome es por qué los antropslogos han asumido (an expeditivamente que el estudio de la opciones de bis- {peda de atamiento aportan un claro avanee en la deserpcién de un fistema méieo,y por qué los forjadores de decisionesindividuales, guindos por sus eevacias personals, son tana menudo el focoprine pal para Ia invesigacia y el andiss, Aunque la iteratura antopo- tosica sobre la bsqueda de atencién médica ex en la actalidad muy tiverss por lo que a metodologa y orientaci teorstica se eter, las ssunciones uilitaristas aparecen a menudo en los razonanentos em- pirstas en esta literatura. Y esto es preocupante, La conjuncién ana- Fitca del ator uilitaista, ls creencias instrumentals que onganizan ¢lcaleuo raconal de la bisqueda de la atencién médica y Ios siste- fas etomécos como la sums de aciones estratégicas es embarazo- Sarnentecoherente con las teorias econsimicas neoclésias del actor niltarsta, el lugar del mercado yel sistema econémico como preci- pitado de ostrategias maximizadoras de valores, No es de extadar {ue la teorizaciénempitsta se earacterice por el sentido contin Sthlins concluye su critica de uilitarismo con uns afirmacion ‘de una vison alternativa de las formas cultuales “dos estos tipo de rain prctes enon. en comin im empobrec- do concept de a simboliacion humana, Par todos ellos, el exgura ctiral sel signa der teladen» gue, por fo mismo, obedecen 1 poste as propio aeerdo com fas lye ota ips, Ning no dello a pido explotrplensment el deseo arop- gio de que a creacon el significado esa caracteisis dita yconsityente dels hombres Ia wesenia humana de un discurso ‘is atiguo— tal come estan organizados, mediante process de vlo- racidny signification, celicionesenie Tos hombres, a como ete ellos la naturaeza (1979, p. 12). Elreto de superae vn concepto empabrecido dela simbolizacin bs ‘mana, dl significado sometie als biociencias y ala rizén préctca, ¢s presisamente lo que ha dado vitaidad «gran parte dl dscursoteo ‘co en la antropologia médica durante la pasada década, Y a ela boracin de una visi aterativa de las formas cultures, de su ea ctr imersubjtivo y s papel en ln constitucién de nuestra relacién ¥ conocimiento de la bologia humana es lo que tato de resaltar en ‘tas paginas, — [ae En a antropologia médica, fa acim empirista se a despl. zado, en gran medida, dee la eoriacién basad en el sentido co. min a modelos ecoldgicos y bioeulturales muy elaborados t6enica. ‘mente. Sin embargo, en la pasada década, e inpulso mis enérein proces del desarrollo de posiciones crticas del enfoque empiistay de lsemergencia de una compleja dscusion entre Iss traicionesteo rsteas, En las piinas siguientes de este capitulo, paso revista a tres {e esas postras,cemtrindome de nuevo en las subyacentesteoriay ‘el lenguaje y dela representacién, disponiendo axel escenario para el desareollo de una alterativa en este mbit. Representacién dela enfermedad como modelo cognitive: 1a vstin de le antropotogiacognitva {A finales de ls aos eineuentay prncipios de los sesent, un peque- Fo grupo de antropéogos influides por la emergencia de las cencias ognitivas en la psicologia exbozs un programa para la antropalogta ‘jo la etiqueta de cetnocienca», wetnosemsntica» 0 «nueva enol fam 1 objetivo era investiga a percepoién de cme lengua y a estrctra cultural y, por lo tanto, el orden apaente el mundo natural 1 social tnvo ss fees en la antropologia boasiana y, especialmente, fen losesritos de Sapir, Who y Halowell” Si bien el enguaje ans Itico de investigar los «modelos populares» esta ya prevent en la ntropologa cultural especialsias en antropologta ingistica coma Gooxenough (1986), Frake (1962) y Sturtevant (1964) se dspusieron a sitvr los estudios cultural en un plano mis cientificn en el qu ‘estructura de lenguae y la esiuctura dela cognicisn sirviesen con juntamente de base para entender cultura y In estructra del mundo ‘ultra tal como fo perciben los miembros de una sociedad. Sobre todo Goodenough abogs por el estudio de li ultra como un conoci- (chin ev ccna can eeanvament cu cast fr apogee a epsetcone de enlemeladen lanolin mess 101 siento compartido, como la investigacin de lo que las personas ten sabercon objeto de actuar como le hacen, hace as cosas que hacen c ierpretar su experiencia del modo especifio en que k interpre tan» (Quinn y Holland, 1987, p. 4). Lo que Goodenough se impuso realizat se centtaba en la identitieaci de modelos cultures gene ratios que explicaran lo que hacen y dicen los miembros de una so: ciedad. La labor de uilzar métodos reproducible para wespecificat Je orgaaizacién cognitiva de tales complejo de ideas y para vinculae esta orpaizacin con lo que se sabe acerca de edmo piensa ls seres twumanos» (Quinn y Holland, 1987, p. 4) ha earacterizado durante sis d trenta aos los studios de este campo, ‘Un modesto hilo gue recarte los estuios cognitivos en tanto: pologiahaatraido el interés por la clsificacin de lak enfermedades, fas etmoteoras de la enfermedad y la curacién, y a estuctura de las estratepiasnarrativas. En algunos casos, tales estudios han sido die sidos por antropélogos méicos aderitos ala tradicia cognitiva en ‘ros, of mbito médico noha hecho ms que aportar les eognitvis- tas una oportunidad para investiga la naturaleza de os modelos eulu- rales. Junto a los estudios cognitvos en a psicologta médica (Skelton, Croyle y Eisler, 1991), os anroplogos cognitivos han desarollade tuna tora especttica de las representaciones dela enfermedad que contibuye al discurso anliieo actu Los estudio incites de este campo se centraron casi exclusi~ vamenteen la categorizacién, El clisico estudio de Frake sobre la diagnosis de la enfermedad, ente los subanun de Mindanao (1961) ‘ports un modelo para seleccionar yanalizar una taxonomia de len- ‘ermedad en tminos de categoras diagndstcas y los sintomas que sirven como earacteristicas distntivas de cada uno, B estudio se le ‘6a cabo sin referencias as eategoras biomédicas; Fake buscaba ‘una comprensién puramente«signficaivas de las categories suba- run sobre la afecciones de a piel y dela diagnosis como «paso cog- nitivo centaly al asgaar un nombre a un easo de estar entero» (1961, p, 132). Horacio Fabrega, psiquatra y antropélogo médico, labor ls técnica de Peake en el contexto de una investigacién mis amplia del sistema etomédico zinacanteco en Chiapas, México, En lun serie de studios, Fabregay ss colegasulizarontéenieas etn0- semniicas para ietiicar las eategoras de enfermedad de los nati- +06 y los sintomas que, presumiblemente, eran caractristicas distin. a 106 sepeecosetes da fermen on enoolgiamaicns 107 formantes confrontaos con tales afirmaciones, Garo udoidentitcar ‘cuatro eonceptos clave para el modelo prottipico de la hiperten, SiG, formulados en forma proposicional. La autora demuestra que ‘este prototpo puede ser tlzado para genera la mayor dela af tmaciones acerca de la hipertensidn ene los informants ojbyay, y tambien para ideniicar Hs individuos que albergan modelos idio- snerisicos no coherentes con el modelo cultural scompartido».* [As pues, os estudios cognitivos de las representaciones dela enfermedad sirven com una cite, cada ver mls poderosa, de mu ‘hos planteamientos generalizados acerca de las ereencias sobre la enfermedad y las asunciones de que las wereencias culturales» son consensuadas, Han aportado andlsisclaros de las etnoteorias y del ‘ragrama prottipico asociado con varios mbites del conocimienta ‘édico, y han tratado de investiga la natraleza dela variacion y del ‘consenso cultural, Estos estudio combinan cada vez mis los métodox formitles de obtenci de resultados oon anlisis del diseurso natura, ¥ Tos estudio de las enfermedades o de las estategias para la bis” ‘veda de atencion mica (Garo, 1992; Price, 1987) han propiciado también el dislogo entre os anropogos cognitivasy los antropsto- 08 simbolistas, En algunos casos, ls implicaiones de Tos estudios fe Jos modelos cognitivos y el «razonamiento cortiente» han sido plicadas a problemas dela educacin sobre la sald (Patel, Eisemon ¥ Arocha, 1988) Sin embargo, los estudios cogntives de las wereencias sobre lt ‘enfermedad oe ecanocimiento cultural» —estas expresiones se sue- len utiliza indistintamente—contindan compartiendo algunas de las ‘Ties ksh tee tel sn a ae itch ic Cal Neopia ea pam Sars. 8 eee us reses de la clase hegemeénica (Taussig, 1980; Scheper-Hughes y Lock, 1987; Lock y Scheper-Hughes, 1990). El anlisis dels epre sentaciones de la enfermedad deie esta perspectiva requier unde. senmascaramientoentico de los interes dminants, un expos , Po ejemplo, Ong (1987, 198) examina edmo 1s episodios violets de posesidn de un expt ten las naves de ls fbricas de Malasia expesan las reacciones de las mujeres campesinas ass cambios de denidd ya las humillanes 119 aniciones de trabajo. Los episodios de posesién no slo srven oo fre d una comple negociacén de la propa identidady del el td sino gue se resisten al trabajo en la fabrica dteniendo la produc {han De manera similar, Lock 1990) haanalizado emo las ques de feoralpas Ue ls mujeres sregas en Montreal «dan vor la opesin» ‘speialmente en relain con su trabajo en Ia industria del vestdo, al mismo tiempo arefuerzan las diferencias» y stan aes muje= {even sia peigrosasituacign iminal» (ef, Dunk, 1989; Van Scaik, 1988) Un anlisiswerico», en eta tradicin, expica ls significados sociales y politicos encubieramentearticulados en el lengusie y a tan de la enfermedad ode la poses, Encl mejor de ls casos la literatura dela antropologta médica «sia a servido para antiipar el desatio de Allan Young (1982) la ‘ntropologta médica para dsarrollar «una posicin que da prioidad les relaciones sociales qu prsiucen las formas y distin dela enfermedad en Ia sociedad. Cuando se combine com la sburds des- txipcin y el estrecho andiss dels significados, tales estos i nian las muchas voces que intervienen enelintento de responder a Inenfermedad y asus amenaras, revela com las ferzas opeesivas _slobales y sociales estén presentes en pequetios detalles de Ia vida y dela muerte.” Sin embargo, noes soeprendente que tna gran parte de ‘a literaueaexplicitameateidentficada como «crftice» se extend mucho en la efticay en su programa, y poco en verdaderos anlisis histrieos y etnogrficos. Y digo que no es sorprendente porque la combinacién de andlisis histrico y maerosorial con los eseritos et- nogeiicos es uno de ls problemas mas atdus dels diseipina (Mar cus y Fischer, 1986, capitulo 4). ¥ el hecho de que no sea sorpren- dente se debe también a que conceptos analitcos marxisss ago antcuados —ineluida la novi de representacin cultural como tis 51. Pesoamnete, toque di dean Coro ew cla iano ‘Gone 983) hain aod Alan Yury sore! sso delet fu. ems ome cps anne, enc Nevquo ne el andiss mmo cone microm dea aces de pode ‘Son etc rns an lo ma in ‘ie imta sobre anropolgh meen 98S (Geenword colbert, {St ele impetanis deo uraigan eric © merpett eh ed —— | ttt tt tet ce EEE ISON S_S:SZY'; 120 a Medicina ronald y espera cic de afer ee anoplots més — 5 na tiffcacigm»— ce uilizan a veces en esta literatura con escasaconcien cin erties. Con demasiada frecuencia cl uso de la palabra eeitcas ha servi bisicamente para sealaryautorizarlapostura moral ypo- tics del eseitor, ms queen aras de anlisis y In investizacion. La yxtaposicién de erica» y welinico» como posturas en este campo, ¥ Inequiparacion implica o explicit de alftico» ewinterpretativon, tes uno de ls ejemplos en los que la polémica ha sustituido con ere ces al anlisis; lo que, en mi opinin, ha sido muy desorientador. ‘Un aspect importante en literatura dela sntropologta mt «a crlica lo constituye la serie de crticasaceradas de ests aneo= ‘logos, patidarios de introducir concepos clinicamente relevantes de las cients sociales en Ia préetca médica. Tausig abordé pronto ‘esta cuestin,advitiendo que «ahi se ciere el peligro de que los ex- perio se valgan del conocimiento s6lo on objeto de hacer la ciencia de Ia conducta humana tanto més poderosa y coercitivan (1980, p. 12), asf como Is invitacin a cdesmarcarse» de los witereses dela biomedicina convencional> (Scheper-Hughes, 1990, p. 192) ha sido sondeada una y otra ver (por ejemplo, Singer 1989a, 1990; Baer, 1986: Morgan, 1990). Aquellos que conffan en alentar una péctica més humana de la medicina através de sus actividades en la ense: fhanza yen la investigacién dentro de los dmbitos medics pueden sor scusados do ingenuidad liberal con eierta jusificacia, dados los ac wales eondicionantes econdmicos de ln précica de la medicina en [Extados Unidos y el enorme poder de la medicina para reproducirse a ‘misma como insitucign cultural. Sin embargo as cris dirigidas contra aquellos que estin comprometidos en hacer laciencia social ‘elevante para la medicina merecen una detenida atencisn Lascrftcas de las aplicaciones elinicas de I aneopologiaestin “amenudo explictao implicitamente basadas en una comprensin del Jatentamiento clinico como una «zona de combate por disput so- frcel poser y sob las definiciones»(Taussig, 1980, p. 9). Como es hte Singer (1989. 1,198) «.. tenemos relatos de a obtencion de fmeligencia, de Ia movilizacion dealiados, de la formulacién de es. trategias del apremio de las exigencias; en resumen, una naraiva tal foreieoy del combate en el propio corazén del tritriocontro- tado por el médico», La comparacin de las relaciones de poder en el tnfentamiento cisico con una «guerra ente el médico y el pacien- fe parece reflejar Ia sugerencia de Foucault en «Vetdad y poder {aungue la referencia no se haya hecho explcita) cuando esribe: tiAcas0 no es el poder simplemente una forma de dominacién béli- {22 .” En la medicina no todo es guerra y explotacin Por mis que asi se proclame con exagerada esidencia, Es tambien una converse, una danza una bsqueda del significado, la apl- ‘acidn de simples tenicas que salvan vidas y livin el dolor, y una ‘complejaimagineriateenol6gica sobre Ia inmortalidd. Es algo de- sesperadamente deseado y huseado, pede que incluso sea un sere cho humano» bisico,y una forma fundamental del modo de relaci- arse de Tos humanos. Todos los antropélogos médicos deberian une af lucha para una distribueién mds equitativa de los recursos y servicios de salud, y para una peta mis humana dela medicina, Daralelamente a nuestros anslisis de las insttuiones mealies y de los 29, Pappasesunbiéaméc y parc ker expsimel w popi experiencia de fomaon dee manera Al epero snc (090 20) sho ge Yasar tose enn ae ines dl atc fo a sn col ‘ote l ur del tet darts recomcimeno Li esspeones de ‘ecanecieoto feu ferent del set, eigen tl sharon de vad desman compicmente has Sol br igo fest {Gr EleSngoe cme mien pce oe profes waa de Wea to ‘Sep amat srnmnpe ae deat psy seen i ‘brofesion medic.» Fsta comes ex sn dua errénea Na cabe dod Se quel edad et pene enti concce mc, wesc sfc os Tas aes ipa, Pro esa expt See ial. as pre tres de un adnan de mpc tvs de pees ei te i mjd apts sep dear el Fercnutay partons rectnoinene meer “ae {Aca prtscos Lak Jonson (198, pond eng un gu memes may ata cn a ef suyacnenen secant ‘tein dems he, commen Exe Une ga de Pv eempo Se nimi des cnc, Nees niche qu, ever enema or metic Fen a desl an lc cml pine so os pte de da 1s exnncoes ea nemedad ne soot meen husos del poder médico. Los ataques alos tabsjos elinicamentere= evans en nuestro campo han hecho un flaco favor al avance en es- tos objetivo. Los ativistas dent dela train entea han esborado un pro- ama de actividades comprometidas, muchas de las cuales cuentan {on el apoyo de los antropélogos de todas las posiciones teoetias. ‘Adem papel de los antropslogos en a ensehanza lca ~a igual {queen is setvidades de salud pabliea— merecen un coninaado de {ite Sin embargo, considera que lo erica» se contrapone a owl rico es perjudicial porque confunde el punto de aplicacino el pi- bhico de un ensayo concreto con un paradigms teorético. Cabria perfectamente considerar que Taussg (1980) hacia reeomendaciones ‘liica cuando sbogabs poe uso de transaciones clinias parade Senmascarar mas que para misificar ls fuentes estructurales dela em fermedad,y los recientes andisis de Waitzkin (1991) del discurso el rico consttuyen un inteno de sacar elevanes conclusions lines de ‘unandlisis marssta.Anttopslogos de todo los credosteoréticos tr tajan en el dmbitoclinicoy participan en la adopein de medidas que afectan a a salud publica, demi de trabajar en la investigacia bis ‘x Flargumento de que los enfogues «linics» estin en conradceién con as perspectivas «rites» erosional labor de conffontar las limi ‘aciones de nuestros paradigms de investizacion y no tiene en cuenta las contradiccionespropias de todo compromiso prdctco, ES un af ‘mento que, en mi opin, debera ser imemente reehsralo ‘Quienes escrben sobre Ia enfermedad y ss representcién den- two de la tradicién ertica, como se suele formular cominmeate, afrontan un problema teorstico ms fundamental, Para los antop6lo 0s interpreta la cultura ajena como «mistficaiGn» o wfalsa con- "lencias planta dificultads similares alas asociadas con os anliss racionlistas de la cultura como «supersticins com ello coren el ies- 0 de hacer que los scores parezcan incautos, engaiados —por un sistema hegeménico en este aso, aungue no desautorice li pes: pectiva del observador respect a los argumentos de aquellos a qie- nes estudiamos. Si se anaizan en tanto que mistificacisn, las afema- ‘siones del saber ajeno son objeto de los juiios epistemoldgicos del analista que, en algunos caso, plantean la ditinein entre cencia€ ieologia en lugar de Ia que hace Evans Pritchard entre lo ciemiico {lo mistico. Nosotros (los centfcos)sabemos lo que subyaceen To BLL Lee eee bs esc alta y expen eovntlones de hefemedad en topos my — ‘culto 0 mistifieado por ingenuas teorits eomédicas, aunque los cam. pesinos nol sepan. Los estos de as formas catidianas de resisten. ‘ia aportan un marco mica paraelanlisisertico, per el «roman ede a resistencian, coms seiala Abt-Lughod (1900) sule disfazar tua deslegtimacin similar de las afiemacionesliterales de las mujen res y de los hombres de que sufren porque sienten door Fisicoo por- ‘ave est poses polos esprit. Richard Hernsein ha erticado a fenomenslogos como Alird ‘Schutz por su fracaso en eomprender I constitueién del mundo vit ‘en rminos sociales ehistricos. Adce que el compromiso de Schatz ‘ara analiza el mundo del sentido comin lo imposbilita para vom render la falsa conciencia» (tanto en términos marxistas como freu- dianos),pongue epssa por alto odesvirta los compleos mecanismos de resistencia, defensa y autoengafo que impiden que los indvidus consideren“comprensible" lo que de hecho posian ser sus auténticas ‘motivaciones» (1976, . 164. Sin embargo, prosgue para afirmar la ‘mportancia de una fenomenologia mis radical sida, sin de Cuestiones emergentes, problemas recurrentes ‘Cuan ascites y las leagushoieron etd en el Sina de as arstersticas de neni 0d a faa conciencla ‘ue sisenicameate coun lo ee reltiv pars coetexto hie tren eseifion con una earsctrstcapemanete de laconic ‘mana cia rgumentarinclso qu on completo y peeanente andl ‘is Fenomenolgicn ex verdaderamenterabialyeico-Certamen, Infenomensogta nos pemitiria era wavs des maples distri se doogias que afectn anes comprensin del ela pol tien y social (Bernstein, 1976, 168) tadoen Todorov, 1984, p15) {Los esfuereos para desarrollar una fenomenologa erties aportan un Smite de enevenzo para los antropdlogoserticoseinterpretativosal | plantearevestiones que an no han sido adecuadamente abordadss. {Cm podemos dsarrollarteorias que dena los atores wero para {esistir mediante diversos medios creativos el poder de aquellos que ‘contro tan gran parte de ss vids, si ariburles impropiamente a ellos formas de coneienciao poitcas que no forman parte de su eX perincia. 0 devaluar sus pretieas como prepoliticas, primitivas © incluso desencaminadas?», pregunta Abs-Lughod (1990, p. 47) {4Cémo podemos eeonacer Ta presencia de lo social y de Lo histted | ‘enel contexte dela conciencia humana, conocer formas de autoet Perano remadelan. Lock y Schepe ao y de distorsion, sin devaluar la afirmaciones del saber local? {Como podemos escribir acerca de a enfermedad, de une manera qe {erecente nuestra comprensién de las realidades de ln experiencia vi- Ae hablar de los process, mis amps, sociales his tricos de los que los actres son silo levemente conscientes? Son es fas preguntas que, a medida que nos Hemos adenttado eles 808 roveata, han afontado tanto 1s antropdlogos erticas com los inte. retativos. Son cuestones que se derivan dela teorizacén evitica dela asad cada, pro que quieren una reconsideracin de una episte- tmologia que con demasiada faciidad convierte en mistiieaién el i tifeado de I enfermedad y de las forms locales de conocimicnt, cao lengua e anv en algo totalmente distin su nares result ny alterad en agar de un mundo lingo ptolomeico un Sado, singular y era, apreié un universe allan hecho de un tit de lengua qu hllaban en relacion snc Bakhtin Laimagen utilzada pore esti iteratioruso Mijail Baki iultitud de Tenguas que se hallaban en relacicn sinérgican, es ade ara fs antropologta médica de las dos dtimas décadas, Los antop6logos méaicos ya no hablan eon una sola vor aeerca de sas steencias sobre la salud y las Idgics eultutales, Pese a que la mule ‘iplcidad esté cada vex mis presente en los mbitos médicos en los ‘ue tabajumos, también fo esti en Ia actuslidad una plétora de voces, fel campo de ia antropologia médica. ¥ asi debe ser. Las posiciones, teoréteas que he esbozado continian desatollindose en conversi- ‘ones wsinérgicas». Muchos antropélogos adoptan a titulo individual hs perspectivasreorticas en funcign de la audienciay de las cues- ies que aborden,y hacen ue alloren nuevas posiciones que las 0 ughes (1990), por ejemplo, ex- Ploran el lenguaje de la resistencia para investiga la experiencia dl ‘olor cebnico (ef. Littlewood, 1992) Kaufman (1988) se inspira en la 126 ____ icin, send expen fenomenologta para inerpretar la experiencia de la incapacidad fis ‘cu0 mental, en na recopilacin de taajos sobre Gramsci. Y Mary. ‘Jo Good investiga la weconomia politica de I esperanza» al analiay las diferencias en la prsetica oncoldgica y las inversiones en teenolo, 21a en Norteamérica y otros paises (M. Good, 1990; M. Good y co 1992) a imagen desheterogisin fete aun scurso qu sun ado, sigue cera no So describe cl cal esta de acu. tin sine au x ona imagen de cme prcedcins necesariament Ea emo hamanos no pueden eters y aba lnperspectiva La ciency ns bets, lv exis tice teapetica yas amemizas personales scien de iw enfermed no puede ser ahead desde ua perspective nit cada nica Se precisa una mulicidad de lengua ara abort Ios bjtos de meta diipting y pars elaborarana respuesta ato leis emis, pote, mora este fio ‘ouiisos soe laseacin te engi enfermedad vcan considerhlementen a cuatro perspstvas ue examina. aut De acuerdo cone enfogue empiri, se consiera qu el lense ssn la enfermedad y modell cleulo aciona delat. Lon nttop6logoscognitvos ven el lenge como el meter ela cop icin individ, més 9 menos atpiamente compara, y com gu! que organiza a prcepeién india La adi nerpete ‘ivacafcael eng somo produto de a cvilacn intrude. tivo, como activo y constitutive como alg aber la significa, nents que oy tore eriticos deeb el enguaje mec como algo celtador,mistftedory mapa, Cada una de ests per peetvas representa un spo signifi de ela y nin Ae ellas conta Is formas vias de a erie cata Sin embargo, no x ms propio minimiza lo que event en tos debates ene ls valedores de ests perspesivan, ni suger que ests ferencan eresentin onadsltea ue ay de ser res través de ua sites de altos velos. as cencis bomédias,y lox cienis scales médias empiri, planta plazas preguntas Jos abogados de a forma de historia ode ltvism cultura ¥ nest enue eredad esata de pions ntsc tua ybologia-menie yen reels yconcimiento— quer irexcen stent una itor de opin sore estos temas Los cde a enfrmel ce nanceolots mies 127 eee ops planteancvestones dls acerca del aiid de SEntos tos, or lo mismo das conelsiones dest os ls ‘gus carl, en cg ticin. as eon rc han Je ‘Gao con jontica ax esinciones tas de muchos ans cul i enrgueiendo inensamente mest vcabuarioanaitc d- tra pata dca, Ademds, cde una de estas posicones dopa puneamientosepistemolgics qe, como ya he expueso, nen Faplitconesprtrhadoras pr lo antopstgos medio. Tn ovale ercon ricos hacen dstniones implicit ente ce {be deotogta que reproduen muchas dels difclads de una ta Sci racionalista mas aia Hesostnid qe, pr los antopelgos miso, eos pects aqisomolsgicosnoimplcan un emer nerds reco oseice ‘Roun preocupacionbisis por Smo nos rlsionamos, leit Yenln accién, con aquellos yes ultras ysociedadesetuiamos aesto modo de cones I orga de Ia censia biomedic ex {mci repecto a edmo nos reasionems, en tanto qu antoplog, on aguells con quienes raajames. De que, naa la anol na poriionepnemlig bilgi Te nfermedad y su Sie consitoy te ndanenal pars a dsiplina. En est libro tro de anicalar un postion dent de Ta ta sion intrpetatva versa en ln ova fay de abowar una sere etvcstionesbisicas alas que se enfonta el aetualidad noe Gicipina El decacolo elsetdos rcs sobre gn alee ‘eno la enfermedad, sobre cémo a eaidad (no simplemente as Gecncas acerca de fa misma) es organiza y experimeniada en ma tera de enfermedad y deena mica, eta, por nto-en mis ‘VaR com abi el dearlo de una fenomenolst cl «ao: nos falta todavia un enfogue ue pueda aportar un andliss et “Go de la experiencia de a enfermedad sn ecurtie a un lenguaje que se irrogue autoridadrespecto de la mistificacion o fala conciencia Aligual que todos los ébitos de la antropotogt, afrontamos la dif calla de uni la economfa politica y las perspctivasinerpetaivs, de integrar las perspectvasbistrica y global con ricosansisis cue lures de nuestra literatura etnogia, En este aspecto es dela ma- See ert 1s Messing aod yexperensn ‘yor importncia el desarrollo de un programa de estudios compart ‘os dela enfermedad rigutoso y sistemstico, que aporte un andlisis antropoldgicocrtco de las categoras biomédicas, pero que aborde también las legiimas preocupaciones de Browner y sus colegas (1988) acerca de las unidades de comparacién He sugerido que gran parte del lenguae de la creenca yelcom. portamento heredido, tan desenvueltamenteasumido pot I cencias {el comportamiento méiico, es isuficiente para abordar estas cues tiones, Tanbign he revisado las imitaciones de los actales paradig ‘mas desarollados como respuestas riieas a eve lenguaje. Los si fvientescapitulos constituyen un intento de Sondeat las tensiones ‘entre estas posturas, de carficar las profundas paradojas que enmar- fn toda nuestra labor y de abrir un camino que podamos sepuir para tl estuio comparativo de la enfermedad y de ls formas de conoci- ‘mento méiico, Est intento no pretende en absolutoabarcarlo todo nies excluyents, pero sugierecuestiones que deben ser abordadas si ‘queremos que nvestra dsciplinasiga avanzando yj 3 ‘Como construye Ia medicina sus objetos En un coloquio entre estudiantes de segundo curso de la Escuela de Medicina de Harvard en el que paticipé, una joven descrbis eémo la estaba cambianda su educacion médica, 1a Facultad do Medicina es un liga ealmente extras, Cnstiuye una cxperenia emocionalforzada, Mangjmos cavers, hacemos pe ‘ins deahoratoro en as qo examinamos noestan propia hess, ‘mo [aun hospital prigairco ene qe nos enter] con pacientes {he gritan, Son experiencia limite, como nvatad nn anpamen tod reclutas no es simplemente un polongacin de los euros comunes. ‘ambidaesos euros ueton uns experiencia nite pero abi a os bila de implicarse menos sn por ello dja de aprender cosas Sia smbargo aga ones qe interelcionsrt com la nformacin. Casio “isecionas un eetero tenes que inerrlaconarte san ess cons y con 0s ropis sentimienos. Tienes que miaraquello que mane ‘Tengo la sensacién de que mi cerebro cambia a dari, qe lo ‘moldeo de wn modo especie, deun meds muy espe. El modo en que los estudiantes aprenden medicina, ef modo en que scambian su cerebro todo los dias, el modo de «interrelacionarse con su informacién oftece una visién profunda del mundo atamen- teespocalizado dela medicina clisica norteamericana. El anilisis de este proceso series de introduccién a una serie de planteamientos acerca de la celacidn entre culture, enfermedad y conocimiento médi- 0, que quiero desarollren os restantescapftulos de este libro. Em pievo con un comentario sobre edmo construye la medicina os xb — a

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