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EL PAGARE

 ¿Qué es PAGARE?

Es un documento considerado título de crédito, que contiene


una promesa incondicional de pago de cierta suma de dinero a una persona
en el lugar y día determinados.

Título de crédito que contiene una promesa incondicional de


pagar una suma determinada de dinero, dada por una persona llamada
suscriptor a otra que recibe el nombre de beneficiario en un tiempo
determinado.  Debo y pagaré incondicionalmente.  Requisito de
literalidad en el documento.

Origen

La letra o el cheque, el pagaré es el más importante de los


títulos lineales o de obligación directa (su perfección sólo demanda dos). En
México, se le ha otorgado el lugar de título secundario y derivado de la letra
de cambio.

De manera análoga al caso de la letra, el derecho mexicano no


establece para la validez del pagaré como tal, que se sustente en un
contrato de cambio; igual que aquella, éste es un título autónomo.

El pagaré recibe designaciones diferentes en cuanto a cada


idioma y raíz etimológica de cada uno; a pesar de que proviene de
etimologías diversas en los derechos internos e, incluso, en el internacional,
cualquiera que sea la denominación que se le dé, se hace referencia al
mismo titulo.

Cabe señalar que a titulo de referencia importante, en los


términos adoptados por las versiones española, francesa e inglesa de la
recién Convención de las Naciones Unidas sobre la Letra de Cambio
Internacional emplean; pagaré, billet ordre y promissory note,
respectivamente. Es decir, éstas son sin duda las denominaciones del titulo.

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Reseña Histórica

Según ROBLOT; El hecho de que el pagaré contenía la inserción


de una obligación directa (algo insólito en aquella época), proporcionó que
durante los primeros años de su origen lo utilizaran no los comerciantes
sino, de manera fundamental, los bancos del Medioevo, aun antes de que
siquiera emplearan la letra de cambio, al extremo de que se proporcionaron
dos consecuencias importantes: 1.- Por una parte, durante los primeros los
primeros 200 años de uso el pagaré bancario (billet de banque) que como
un pagaré mercantil (billet ordre) y, por otra, 2.- El documento y uso
bancario se conformaron en el antecedente real e incuestionable del papel
moneda, al grado de que su fórmula cambiaria, que se adoptó en el derecho
de todos los países, es la misma que se insertaba en todos los papeles
moneda (billetes); la promesa de pagar una suma determinada de dinero.

El pagaré fue sido utilizado menos que la letra de cambio en


aquellas épocas no obedece al uso casi monopólico que los bancos hicieron
de él.

El pagaré era el titulo que más se acomodaba a la realización de


la usura, actividad que no sólo estaba prohibida sino que era rechazada por
la conciencia de la mayoría de los comerciantes que negociaban con otra
cosa que no fuera dinero; luego al identificarse con la usura, de preferencia
no se utilizaba el pagaré.

Los pagarés desde su nacimiento fueron a la orden, es decir


transmisibles por endoso y por no estar sustentados en un contrato como la
letra.

El pagaré es hoy en la actualidad el título de crédito más


difundido entre los comerciantes y las empresas (privadas y paraestatales)
que operen de acuerdo con considerándos de orden puramente mercantil y
que, por cualquier motivo, deban dinero.
Es el respaldo personal del pago de un préstamo pero con la diferencia de
que en la actualidad y desde hace varios siglos el préstamo con interés – el
crédito – no esta prohibido, sigue siendo utilizado por las instituciones de
préstamo por excelencia: LOS BANCOS.

El pagaré es lisa y simplemente el titulo en que una persona


contrae la obligación de pagar determinada cantidad de dinero a la orden de
otra, en una fecha cierta.

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Requisitos literales: presunciones leales.

Los redactores del pagaré están obligados a cumplir ciertos


requisitos formales, en su defecto el papel no surte como pagaré.
En el pagaré hay requisitos cuya omisión provoca su ineficacia absoluta, y
hay otros cuya ausencia presume la ley, es decir, la ley suple la omisión.

Qué requisitos debe tener?

La mención de ser pagaré en el texto del documento.


La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero.
El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago.
El lugar y fecha del pago,
La fecha y el lugar en que se suscriba el documento.
La firma del suscriptor (el deudor) o de la persona que firme a su ruego o
en su nombre. Cuando no sea posible firmar, deberá hacerlo una persona a
ruego del suscriptor quien deberá autentificarse con la intervención de un
funcionario que tenga fe pública como un corredor o notario. No se acepta
la huella digital.
En caso de que se suscriba un pagaré por un tercero en representación
del suscriptor, esta representación puede otorgarse o en poder inscrito en el
Registro de Comercio o en carta dirigida por el representado a la persona
con quien ha de tratar éste.
Tratándose de personas morales, se consideran autorizados para
suscribir a nombre de las negociaciones los gerentes de sociedades y los
administradores.
Los intereses convenidos.

Requisitos literales que la LGTOC obliga para este título:

1.- “La mención de ser pagaré incierta en el texto del documento.

La LGTOC, utilizan el término pagaré como sustantivo, y los


formularios “debo y pagaré” utilizan el término pagaré con la función del
verbo. A diferencia de la palabra pagaré, éste no debe incluir la leyenda
promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero (Art. 170,
fracc. II de la LGTOC). Para considerarla prueba preconstituida, ya que
basta que la promesa no esté sujeta a ninguna condición para que el título
de crédito merezca ese valor.

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2.- “La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero”.

La fórmula cambiaria del pagaré es cerrada para el emisor (me


obligo a pagara a…); cláusula que se encuentra su origen en le necesidad
de tener una prueba irrefutable de la existencia de una deuda y que, al no
estar suplida por la ley, su ausencia provoca, la ineficacia del pagaré.
Si el pagaré debe contener la promesa incondicional de pagar una suma
determinada de dinero, el deudor tiene prohibido imponer alguna condición
al respecto, y se sujeta al cumplimiento cuando el pagaré reúne los demás
requisitos que establece la LGTOC.

3.- “El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago”.

El pagaré no surte efectos si se suscribe al portador, al no estar


suplida por la ley la falta de designación de beneficiario provoca su ineficacia
ejecutiva. Los colegiados sostienen que es un requisito del pagaré el nombre
de la persona a quien ha de hacerse el pago, y al no existir disposición
expresa, como en el cheque, de que pueda ser nominativo o al portador, en
el pagaré existe la necesidad de que se especifique el nombre de la persona
a quien debe pagarse.

4.- “La época y el lugar del pago”.

El lugar del pago se entenderá como tal el domicilio del que lo


suscribe, y si no aparece la época del pago se entenderá que el título vence
a la vista.

5.- “La fecha y el lugar en que se suscribe el documento”.

Son importantes desde el punto de vista de la determinación de


ciertos estados legales o procesales temporales, como la caducidad, la
prescripción y la capacidad (interdicto, quiebra, minoría, etc.), La LGTOC, no
obliga a precisar el lugar y la fecha en el pagaré, si de su contenido se
concluye el lugar en que se suscribió, se surte el requisito formal que
establece la LGTOC, de acuerdo con los colegiados es indispensable.

6.- “La firma del suscriptor o de la persona que firme a su ruego o en su


nombre”:

La firma en un pagaré, única manera de conocer al sujeto que


se obligó y de comprobar la manifestación de su voluntad de haberse

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querido obligar cambiáriamente, es el requisito formal por excelencia, su
omisión provoca la inexistencia de la obligación, y en consecuencia, la del
título. Si el suscriptor es el que firma el documento no hay duda, pero
cuando lo hace por él un tercero, es indispensable que además de la firma
del representante sea patente su nombre, y cuando la obligada sea una
persona moral, debe constar el carácter – gerente administrador, etc.-de
quien firma el documento.

Derechos y obligaciones

El tenedor del título tiene derecho a cobrar a cualquiera de los


signatarios del documento, indistintamente, la prestación consignada en el
título.

La obligación del suscriptor es el pago del título.

La del aval puede ser por el total o parte de la deuda, pero


siempre solidaria con el suscriptor.
En caso de pagar el/los avales y/o el/los endosatarios, tendrían acción
contra el suscriptor y los demás obligados.

Elementos personales. Obligaciones y derechos.

Las personas físicas y morales que deben intervenir en la


suscripción para la perfección del título se dividen en: indispensables y en
los que no lo son. Los primeros son el suscriptor y el beneficiario y los
segundos son aquellos cuya participación no determina la perfección del
pagaré: exclusivamente el endosatario y el aval.

Suscriptor.

En el pagaré, el principal obligado (el único que tiene la


obligación de pagar) es el suscriptor. Desde el acto de creación del título,
este sujeto adquiere voluntariamente la obligación, del derecho cambiario: el
pago del documento.
A esta obligación existen a favor determinados derechos, que corresponden
a las obligaciones del beneficiario, que consisten en cumplimiento de la

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literalidad del pagaré, respecto del tiempo del pago, el lugar del cobro, las
personas que podrán y deberán hacerlo, así como no pagar más de la
cantidad obligada. El suscriptor tiene el derecho principal de exigir, contra el
pago, la devolución del pagaré.
La LGTOC, en el Art. 174, 3er párrafo del término aceptante, no implica que
el pagaré exista, como en la letra. Establece que “el suscriptor del pagaré se
considera como aceptante para todos los efectos” de las disposiciones de la
letra que también le son aplicables.

Beneficiario.

Le asiste el derecho fundamental que complementa la


obligación principal del deudor; el cobro. De igual forma se le fincan
obligaciones se carácter formal cuyo fin, es evitar que caduque la acción de
regreso que le pudiera corresponder (levantar el protesto, notificar a los
endosantes, etc.) y por otra las destinadas a permitir que el pagaré se
desarrolle como lo concibió su creador.

Pagaré domiciliario.

En el pagaré no existe (como en la letra) intervención,


aceptación, protesto por falta de ésta, copias o recomendación. Sin
embargo, al igual que en aquélla, el pagaré permite la domiciliación, caso en
el que una vez más son aplicables, en lo conducente las disposiciones
relativas a la domiciliación contenidas en la LGTOC para la letra, como
manifestó la corte en una tesis precedente.
La LGTOC, (Art. 173. 1er párrafo) permite que en el pagaré se estipule su
domicilio de pago diferente al suscriptor o, incluso, un sujeto distinto del
suscriptor (el domiciliario). La LGTOC, presume que si se designa
domiciliario, pero no domicilio, el pagaré deberá presentarse en el domicilio
del suscriptor.

La domiciliación en el pagaré está diseñada para resolver la


necesidad circunstancial del emisor, que debe señalar un domicilio de pago
diferente, a causa de cambio temporal o definitivo de residencia, o por la
imposibilidad de estar presente en la fecha del pago en el domicilio
acostumbrado; no obstante la complejidad que puede provocar por su
semejanza con la letra de cambio típica, esta institución debe persistir por
las razones circunstanciales expuestas.

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PAGARÉ BURSÁTIL

Título bancario expedido por instituciones de crédito


autorizadas por el Banco de México, cuyo interés es pagado a su 
vencimiento por la institución emisora.  Su rendimiento se da con base
al diferencial entre el precio de colocación o de compra y su precio de
amortización.

Pagaré

Debe señalar: La mención de ser pagaré; La promesa incondicional de pagar


una suma determinada de dinero; El nombre de la persona a quien ha de
hacerse el pago; La época y el lugar de pago; La fecha y el lugar en que se
suscribe y La firma del suscriptor o de la persona que firme a su ruego o a
su mando.

Acerca del Pago:

Se debe pagar en dinero. Si se estipuló en moneda nacional, se pagará


en moneda nacional, si se pactó en moneda extranjera, se pagará el
equivalente en moneda nacional al tipo de cambio que rija en el lugar y
fecha en que se haga el pago.
Se debe pagar en el domicilio señalado en el pagaré y si no hubiere, en
el domicilio de quien lo firmó (suscriptor).
El pago debe hacerse contra entrega del pagaré. En el mismo momento
del pago, se debe entregar el documento.
El pagaré se deberá presentar para su pago el día de su vencimiento y si
dicho día fuere feriado, el día siguiente hábil. Si no tuviere fecha de
vencimiento es a la vista (en cualquier tiempo se puede presentar para su
pago).
El deudor no puede obligar al acreedor a recibir un pago anticipado, pues
volverá a pagar en caso de que la persona a quien haya pagado
anticipadamente no resulte ser un tenedor legítimo.
Si el que paga es cualquier otro obligado (avalista, endosante), éste
tendrá derecho a exigir a los obligados anteriores el pago de las
prestaciones derivadas del pagaré.
El acreedor está obligado a recibir pago parcial, pero retendrá el título en
su poder mientras no se le cubra íntegramente, anotará en el cuerpo del

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mismo los pagos parciales que reciba y extenderá recibo por separado, en
cada caso, si se rechaza el pago parcial perderá su derecho a cobrar a los
obligados indirectos el pago rechazado.
Si no se exige el pago del título a su vencimiento, cualquier obligado
puede liberarse de su obligación consignando en el Banco de México el
importe del título a expensas y riesgo del tenedor y sin necesidad de dar
aviso.
Si no hay fecha de vencimiento (a la vista), se tienen 6 meses para exigir
su pago contados desde la fecha del pagaré, este plazo se puede ampliar,
reducir o prohibir la presentación antes de determinada época.
 

Pago.

Nos referimos a las peculiaridades que aquél presenta en el


pagaré, cuando para obtenerlo no haya sido necesario el ejercicio de
acciones judiciales (pago voluntario) o bien cuando haya sido necesario
ejercitarlas (pago forzoso).

Pago voluntario.

1.- Directo.- Es cuando el suscriptor realiza a tiempo el cumplimiento de la


promesa de pago que firmó (Art. 170, fracc. II de la LGTOC).
2.- Indirecto. Es el que efectúa el avalista del suscriptor (arts. 174 y 115 de
la LGTOC).
3.- De regreso. Es el que efectúa algún endosante del pagaré o el avalista
de alguno de ellos (Arts. 90, 115, 153, y 174 de la LGTOC).
4.- Anticipado. Es el que hace el suscriptor al beneficiario antes del
vencimiento, sin que éste tenga la obligación de recibirlo.
5.- Parcial. Es el que lleva a cabo el suscriptor, pero no por toda la totalidad
de la deuda sino por una parte; la cantidad quede descubierta como un
cobro por realizar por la vía judicial.
6.- En los casos 1 y 2, el pagaré se extingue, y con él todas las obligaciones
y responsabilidades de pago que alguna persona pueda tener respecto de él.
En el caso 2 , el avalista tendrá derecho de cobro, incluso judicial en contra
de su avalado, al que le repercutirá lo que pagó.
7.- En el caso 3, el pagaré no se extingue y sigue sido fuente de obligación
para el suscriptor y de responsabilidad para los endosantes anteriores frente
al signatario que haya realizado en pago, quien será el titular el derecho de
cobro, y en su caso de la acción.

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8.- En el caso 5 el pagaré no se extingue, y el suscriptor queda obligado
hasta que compruebe la valides de su pago (legitimidad).

Pago forzoso (mediante el ejercicio de una acción cambiaria).

1.- Directo: es el que se obtiene judicialmente del suscriptor mediante el


ejercicio de la acción cambiara directa (artículo 174, 150 facción II, 151 de
la LGTOC.
2.- Indirecto: Es el que se obtiene judicialmente del aval del suscritptor
durante el ejercicio de la acción cambiaria directa (artículos 174, 150
fracción II y 151 de la LGTOC).
3.- De regreso: Es el que se obtiene judicialmente de un endosante aval de
éstos, mediante el ejercicio de la acción cambiaria en via de regreso,
(artículos 174, 90, 150, 11,151 y 154 de la LGTOC).
4.- Parcial: Es el aue se obtiene por la via judicial, del suscritor o de alguno
de los endosantes indistintamente, por la cantidad que el suscritor dejo de
pagar en la fecha del vencimiento del titulo, ya sea mediante el ejercicio de
la acción cambiaria directa o de regreso (artículos 174, 130,150 fracción II y
151 de la LGTOC).
5.- En los casos uno y dos, la obligación cambiaria se extingue al igual que
el pagaré, y con ella todas las acciones implícitas; pero en el caso dos
aunque el pagaré se extinga el avalista podrá repercutir contra el avalado la
cantidad que haya pagado.
6.- En el caso tres el pago no extingue al pagar y continúan vigentes las
obligaciones inherentes cuyo ejercicio judicial corresponde al endosante que
haya sido ejercitado, mediante la acción de regreso; el podrá ejercitar,
indistintamente, la directa o la de regreso contra el signatario anterior, que
escoja a discreción.

Tipos de vencimiento:

El pagaré puede vencer: a la vista, a cierto tiempo de fecha y a día fijo.

A la vista, quiere decir que el obligado debe pagarla a su presentación,


no puede pedir plazo alguno, debe pagar en el momento en que le sea
presentado.
A cierto tiempo fecha, indica un plazo determinado para el pago del
título, que comienza a contar desde la fecha de su suscripción.
A día fijo, es una fecha determinada.

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 Ejercicio de las acciones cambiarias en el pagaré

El suscriptor del pagaré no debe cumplir como en la letra, con el


requisito de la aceptación para que constituya una obligación cambiaria en
su contra, pues al haber sido él quien suscribió la promesa, se entiende que
es el principal obligado desde su inicio. En el pagaré no existe la necesidad
de protestar la falta de aceptación, ya que esta no existe. Si no hay
necesidad de protesto por falta de aceptación, la acción de regreso no
caduca por falta de protesto, pero no es así: para que la de regreso no
caduque es necesario levantar el protesto, no por falta de aceptación, sino
por falta de pago. En el pagaré no hay aceptación; entonces, no hay
protesto por falta de aceptación; sólo puede levantarse el protesto por falta
de pago, y éste sólo para que no caduque la acción de regreso.

Protesto:

Es una certificación practicada por medio de un funcionario que tenga fe


pública (Notario, Corredor Público o la primera Autoridad Política del lugar,
en caso de que no existan los anteriores) que sirve para demostrar de
manera auténtica, que el título fue presentado oportunamente para su pago.
Se levanta contra el obligado principal y el avalista.
 

Requisitos del protesto:

El protesto deberá constar en el mismo documento o en hoja adherida a


él y la autoridad que intervenga levantará además, una acta donde insertará
literalmente el pagaré, y hará constar el requerimiento que se haya hecho al
obligado, el nombre de la persona con quien se entienda la diligencia y su
firma o la constancia de haberse negado a firmar, los motivos de la negativa
del pago y la expresión del lugar, día y hora en que se practique el protesto.
Esta acta se autorizará con la firma del funcionario que intervenga. Dicha
autoridad deberá retener el documento en su poder durante todo el día del
protesto y el siguiente, y dentro de este plazo el obligado podrá pagar el
importe del documento, más los intereses pactados , los moratorios al tipo
legal y los gastos del protesto.
Se debe practicar en el lugar de presentación del pagaré para su pago.
Si la persona no se encuentra, se podrá entender con sus dependientes,
familiares, criados, o con algún vecino.

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Si el pagaré no tiene fecha de vencimiento, se puede presentar para su
pago en cualquier momento y protestarse ahí mismo o dentro de los 2 días
posteriores; en caso de tener fecha de vencimiento, se protestará dentro de
los 2 días hábiles siguientes a la misma. Cuando son a cierto plazo vista se
tiene 6 meses para presentarlo.
La obligación del protesto se puede suprimir si se inserta la cláusula "sin
gastos", "sin protesto" u otra equivalente. Si aún así se protesta, los gastos
del protesto serán por cuenta del tenedor.
La sanción de falta de protesto es la pérdida de las acciones cambiarias
de regreso.
 

Su utilidad actual

Durante la segunda mitad del siglo XX a brindado el comercio una utilidad


incluso superior a la que en otros tiempos le otorgó la letra, cuando se
manejaba con considerándos más subjetivos y sacramentales que en la
actualidad.

1.- Documentación de préstamos. Por excelencia, la utilidad del pagaré


consiste en la rápida y fácil identificación que permite tanto del deudor, del
acreedor, de la deuda y por supuesto, del reconocimiento de su existencia,
en cualquier operación de préstamo.

2.- Préstamo Quirografario. En 1995, más de la mitad de los créditos


otorgados por bancos fueron quirografarios; por éstos se entiende el
acreditamiento que se hace a un acreditado, únicamente contra la firma y
entrega de un pagaré por el monto dispuesto. Su denominación fue
propuesta por una tesis de los Colegiados: la palabra quirografario proviene
de quirógrafo, relativo al documento que contiene una obligación contractual
que no esta autorizada por notario ni lleva otro signo oficial o publica, y
también se conoce con ese nombre al instrumento o resguardo que el
acreedor da a su deudor para que éste le pague o para que pueda hacer
constar su crédito.

3.- Contrato / pagaré. La mayoría de las empresas que venden a crédito


utilizan este documento con el objeto de procurar los beneficios de control
rápido, ejecución rápida por impago y máxima eficiencia de redacción.
En caso de incumplimiento de alguna de las obligaciones contraídas en el
documento causal, la empresa puede ejecutar el patrimonio del cliente,
gracias a que el pagaré es independiente del causal.

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4.- Como garantía colateral. Una doble protección similar a la que se
observan los contratos/pagarés, paro no estampada en el mismo
documento, se presenta con frecuencia en la venta industrial, y en la venta
inmobiliaria a gran escala en las que la empresa proveedora requiere del
cliente/deudor la firma adicional y, por separado de los contratos causales
de pagarés por montos singulares y, en número equivalente, las cantidades
que en su caso quede a deber.

5.- Doble garantía bancaria. En los créditos refaccionarios y de avío, de


vivienda o de cualquier otro crédito inmobiliario o prendario, en general, los
bancos requieren la firma del acreditado (deudor), además del contrato de
mutuo correspondiente, de un número de pagarés similar al número de
pagos que se comprometió a hacer en el contrato; esta circunstancia
presupone un cobro ejecutivo más expedito y subsidiariamente un mejor
control en la peridiocidad en los pagos. En este caso ambos contrato y
pagaré, serán la base de la acción, siempre junto con el certificado de
adeudos del contador del banco, el que será suficiente si coinciden los
montos, aun sin fechas.

6.- Garantía colateral de ciertos contratos auxiliares de crédito. Los artículos


26 y 45-G de la LGOAAC prevén, respectivamente, la suscripción de pagarés
como garantía colateral de los contratos de arrendamiento financiero y de
factoraje financiero que les de origen

7.- Depósitos bancarios a plazo. Una de sus operaciones pasivas típicas es el


depósito de dinero a plazo o con previo aviso, contra el dinero que le
depositen sus clientes; los bancos afirman y entregan un pagaré, que desde
luego, debe serle restituido al vencimiento, previa entrega al cliente de su
capital original más los intereses.

8.- Tarjeta de crédito bancaria. Es la triangulación de esta importante


operación de Crédito, la forma que el cuentahabiente puede adquirir en los
establecimientos de los proveedores los bienes o los servicios que su
contrato le permite, precisamente mediante la suscripción de pagarés a la
orden del banco acreditante.

9.- Tarjeta de crédito comercial. Igual que la tarjeta de crédito bancaria


respecto de la suscripción de pagarés pero a nombre del establecimiento
comercial (Palacio de Hierro, etc.) o del buró de crédito (American Express)
que la emita.

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10.- Papel comercial bursátil. Una de las más socorridas fuentes de
financiamiento en el medio bursátil, esta representada por los denominados
pagaré de mediano plazo, pagaré bursátil y papel comercial.

11.- Éstos entre otras aplicaciones como el pagaré, bilingüe en el comercio


internacional, la formalización de préstamo entre personas no comerciantes,
la instrumentación de la prenda mercantil.
En varias de éstas aplicaciones el pagaré se erige como un documento
destinado a procurar una doble protección para el tomador: además del
contrato que organiza la relación causal, el acreedor requiere del deudor la
firma adicional de pagarés, lo que implica una duplicidad de derechos, y en
consecuencia un doble cobro potencial.
Esta circunstancia dual, es un asunto delicado porque en juicio el deudor
puede argumentar indefensión, conexidad de causa, doble pago y
litispendencia, la injusticia del doble pago existe.
Si en acreedor dispone de dos acciones por haber requerido a su cliente la
firma de un contrato, y además, pagarés, no implica que pueda ejercitar la
que guste ni las que puede intentar simultáneamente, pues el contrato
causal (subyacente) se subordinó a el cobro cambiario, de no hacerse así,
el criterio judicial podría ser en el sentido que no se actuó conforme a la
forma procesal idonea: el ejercicio de la cambiaria por la ejecución de los
pagarés.
En la actualidad, el pagaré tiene la proyección universal a tal grado que,
respecto de cualquier obligación de crédito, resulta el titulo cambiario
idóneo, virtualmente insustituible.

 RESICIONES EN TORNO AL VENCIMIENTO DEL PAGARÉ "A LA


VISTA".

Jesús Humberto Acedo Serrano.*

Uno de los tópicos jurídicos de mayor trascendencia es el


relacionado con los títulos de crédito, dado que su suscripción es cosa bien
cotidiana, y porque son representativos de una considerable riqueza
económica, puesto que por una ficción legal se supone llevan incorporado el
derecho que en su literalidad reflejan, a todo lo cual se suma la
circunstancia de que un gran porcentaje de la litigiosidad que diariamente es
dirimida en los tribunales del pais, encuentra su antecedente en la emisión
de documentos tales.

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Dentro del catálogo de instrumentos de este tipo se tiene al pagaré, que
junto con el cheque es, a no dudarlo, el título cambiario de mayor jerarquía
debido al uso que de él hace el común de las personas; a su vez, como una
de las especies del primero se encuentra el llamado "pagaré a la vista", que
constituirá el objeto central del presente trabajo, en el cual intentaremos
encontrar una solución integral que explique las mecánicas de vencimiento
de tales títulos, sobre todo porque al respecto y a causa de la falta de
claridad de la Ley, se han planteado distintas interpretaciones, que
básicamente se orientan en dos criterios:

a).- Que para ejercitar la acción cambiaria directa no se requiere


probar que el documento fue presentado al cobro; y

b).- Que para reconocerle ejecutividad al título de crédito a la


vista es necesario evidenciar el hecho de que fue puesto ante los ojos del
obligado, pues de otro modo la deuda no puede considerarse como de plazo
vencido.

Para nosotros -con la importante salvedad que más adelante se


puntualizará-, la respuesta legal viene siendo la segunda. Veamos porqué.

Sabemos que de acuerdo con lo estipulado por el artículo 171


de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito (en lo sucesivo
simplemente "la Ley"), cuando el pagaré no contiene fecha de vencimiento
se entiende pagadero a la vista, lo mismo si en su formulación no se emplea
alguna de las formas limitativamente consignadas en el diverso artículo 79,
de manera que cualesquier alocución plasmada en el cambial atinente al
requisito de que se trata, que no se sujete estrictamente a lo preceptuado
por el legislador, acarrea como consecuencia que el título sea exigible al
momento en que es puesto frente al obligado para su pago. Igualmente,
que según el artículo 128, el documento ha de ser presentado dentro de los
seis meses siguientes a su emisión.

Ahora bien, mientras los instrumentos de cambio de dicha


particular característica no fueren presentados al cobro, la obligación
crediticia incorporada no vence, ya que la condición para que se actualice
dicho vencimiento es precisamente aquélla -ponerlos a la vista-, evento al
que se refieren los precedentes que dieron lugar a las tesis: "PAGARES NO
VENCIDOS. EL JUEZ DEBE ESTUDIAR DE OFICIO LA PROCEDENCIA DE LA
VIA. Cuando en un pagaré no se menciona la fecha de su vencimiento, la ley
lo considera pagadero a la vista. Lo cual indica que el documento no es

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exigible al arbitrio del beneficiario, puesto que a este respecto existen
normas precisas y concretas, y en consecuencia, no es legalmente posible
despachar ejecución con base en un título de crédito no vencido, porque su
exigibilidad es un requisito esencial para la procedencia de la vía. Ahora
bien, aunque el demandado no haya apelado del auto de ejecución ni
opuesto excepciones en relación con el hecho de que los pagarés base de la
acción no estuvieran vencidos, el juez, al pronunciar sentencia, debe
primordialmente examinar la procedencia de la vía y resolver que ésta no
puede prosperar porque los documentos mercantiles, si bien contienen una
deuda liquida ésta no era exigible por falta de vencimiento". (Semanario
Judicial de la Federación, Quinta Epoca, Tomo CXXIV, página 474, Tercera
Sala, Unanimidad de cinco votos) y "PAGARE A LA VISTA, VENCIMIENTO
DEL. El contenido de los artículos 171 y 174 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, permite establecer que el vencimiento de un
documento pagadero a la vista surge cuando es presentado al obligado para
su pago y no es cubierto, actualizándose así la condición a que está sujeta la
procedencia de la acción por vencimiento del título; por tal motivo, si antes
de ejercitarse la acción cambiaria directa, el documento no fue puesto a la
vista del deudor para su pago, no hay vencimiento y, por ende, no procede
la acción" (Visible a página 715, Tomo VI, Novena Epoca, septiembre de
1997, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta

Hay que decir que no pasa desapercibido que un diverso órgano


jurisdiccional federal -Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito- ha sostenido la idea de que el acreedor no está obligado a
demostrar que presentó el título al cobro antes de reclamar judicialmente su
pago, cuando el documento es a la vista, porque "...éste debe cubrirse
cuando se ponga a los ojos del aceptante en cualquier momento del citado
plazo, requisito que se cumple cuando al inicio del juicio se efectuó el
requerimiento de pago..." (Tesis "TITULOS DE CREDITO. VENCIMIENTO A
LA VISTA", visible a página 744 del Tomo VI, septiembre de 1997 del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, en su Novena Epoca),
opinión que no se comparte, porque para quien esto escribe es patente que
el requerimiento de pago verificado a raíz del auto de exeqüendo, no puede
traer como consecuencia el perfeccionamiento del título ejecutivo, toda vez
que las cualidades y características del mismo deben encontrarse
configuradas previo a la interposición de la demanda, no en balde se ha
reiterado tanto doctrinaria como jurisprudencialmente que el título ejecutivo
es "prueba preconstituida", lo cual significa no otra cosa sino que su
conformación ha de provenir de momento anterior al de inicio del

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procedimiento en el cual es exhibido como fundatorio del derecho reclamado
por el actor.

Así hemos de concluir en que el pagaré a la vista, para ser


conceptuado como título que apareja ejecución debe ser representativo de
una deuda exigible, lo cual requiere que el juez ante quien se interponga la
demanda pueda advertir de entrada que con anterioridad el documento fue
puesto ante el obligado. El problema es que la Ley no previene claramente
como se habrá de demostrar dicho extremo, e incluso, en su artículo 173
señala que fuera del pagaré domiciliado, el tenedor no está obligado a
protestar el título para conservar las acciones en contra del suscriptor. Sin
embargo, para nosotros es obvio que a despecho de lo que en ese numeral
se diga, para probar que el cambial se puso ante la vista del deudor sí se
precisa del protesto, inferencia obtenida del texto del artículo 172, que al
tratar de los pagarés a cierto plazo de la vista establece que los mismos
deben presentarse dentro de los seis meses, y que la presentación "se
comprobará en los términos del párrafo final del artículo 82", que por su
parte previene que "La presentación se comprobará por visa suscrita por el
girador en la letra misma o, por acta ante notario o corredor". Ahora que en
un orden normal de cosas sería remoto pensar que cuando el título es
exhibido al obligado intentándose al mismo tiempo su cobro, y el suscriptor
rechaza el pago, fuere el propio deudor quien anotase en el cuerpo del
documento la "visa" que hiciere patente el hecho de su incumplimiento, de
donde haya de requerirse para su prueba el "acta" levantada por notario o
corredor, que no es mas que el protesto al que alude el artículo 142 de la
Ley.

De los títulos cambiarios se ha dicho que son documentos


destinados a la circulación y que su forma de transmisión opera mediante el
endoso, verificado durante el lapso que media entre la fecha de suscripción
y la época de vencimiento, toda vez que los documentos transferidos
después de vencidos ya no se transmiten cambiáriamente, según lo previsto
por el artículo 37 de la Ley, en cuanto a que "El endoso posterior al
vencimiento del título surte efectos de cesión ordinaria". De ahí, por virtud a
la circulación pueden existir diversos y sucesivos obligados al pago del título,
el suscriptor y principal obligado, por una parte, y los posteriores tomadores
por la otra, que resultan ser obligados en vía de regreso, lo que se destaca
porque de conformidad con la reglamentación atinente, el protesto que
hemos conceptuado como ineludible, rige -en términos generales- cuando se
reclama el pago de un obligado en vía de regreso, y no cuando la acción se
endereza en contra del suscriptor y principal obligado, cabiendo en este

16
punto hacer la siguiente acotación: Que el protesto sirve para probar frente
a los obligados en vía de regreso que el principal obligado, o sea el
suscriptor del pagaré, rehusó el pago y que por ende a ellos les ha surgido
el deber de satisfacer el importe del título; por lo mismo, habría que pensar
que el protesto carece de sentido cuando el pago se reclama judicialmente
al propio obligado principal, a quien nada se le tiene que demostrar sino que
el documento se encuentra insoluto, lo cual se infiere lisa y llanamente de la
circunstancia de que el tenedor aún lo tiene en su poder, cobrando aquí
conducencia lo estipulado por el numeral 129 de la ley, que al disponer que
el pago de la letra debe hacerse precisamente contra su entrega, genera la
presunción de que el título que permanece bajo el dominio de su legítimo
tomador, aún no ha sido pagado. Por ello es que el criterio reiterado de los
tribunales encargados del control de constitucionalidad ha sido en el sentido
de que la prueba de la presentación al cobro llegada la fecha de
vencimiento, no es necesaria para el ejercicio de la acción cambiaria directa,
puesto que la circunstancia de que el beneficiario lo tenga en su poder
acredita que no ha sido pagado, idea ilustrada en la tesis “ACCION
CAMBIARIA DIRECTA, LA FALTA DE PRESENTACION DEL TITULO PARA SU
PAGO, NO IMPIDE EL EJERCICIO DE LA", que en lo conducente señala: "No
son necesarios para el ejercicio de la acción ni la prueba de haberse
presentado el título para su pago precisamente el día del vencimiento, ni
tampoco haber dejado transcurrir el plazo del protesto, puesto que éste
tampoco es necesario tratándose de la acción cambiaria directa..." (tesis
número 1, a la página 3, del Apéndice 1917-1985 al Semanario Judicial de la
Federación, Cuarta Parte), parecer que estimamos no aplicable en
tratándose de pagarés a la vista, dado que de la propia tesis se deduce que
se alude en ella a títulos con vencimiento a día fijo

Por tanto, se reitera que estándose frente a títulos pagaderos a


la vista, que deben presentarse dentro de los seis meses siguientes a su
emisión, la forma de probar la presentación al cobro durante ese lapso es
mediante el protesto, que demuestra fehacientemente el vencimiento del
documento carente de fecha cierta, que torna la deuda en exigible -por
vencida-, y que es a la vez el punto de arranque del plazo para la
prescripción. Sin embargo, si ello es así durante el transcurso del plazo de
presentación, aun cuando el legislador no lo hubiere dicho de manera
expresa, es dable discernir que de conformidad con lo establecido en la Ley,
integralmente apreciada, ha de inferirse que una vez transcurridos aquellos
seis meses, háyase o no presentado el título, el mismo debe considerarse
como vencido, lo que es así porque una vez colmado dicho término, en ese
preciso instante comienza a correr el plazo para la prescripción de la acción

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cambiaria directa, y vendría siendo un total contrasentido -jurídicamente
hablando- que un título no vencido, o sea, que consigna una deuda no
exigible, empezare a verse amenazado con la pérdida de la acción.
Inclusive, el artículo 1040 del Código de Comercio corrobora lo antes dicho,
al sostener que la prescripción mercantil negativa comienza a contar desde
el día en que la acción pudo ser legalmente ejercitada en juicio, lo cual
implica pues que cumplidos los seis meses a que alude el artículo 128 de la
Ley, el documento se vence por sí sólo, sin necesidad de haberlo puesto a la
vista del obligado a su pago ni de probar la presentación, pudiendo la acción
ser judicialmente intentada sin necesidad de ningún requisito previo, esto
máxime si se atiende lo establecido por el último párrafo del artículo 173.
Piénsese en lo siguiente: en los títulos con vencimiento a día fijo no se exije
la prueba de su presentación al cobro -el protesto- para el ejercicio de la
acción cambiaria directa, siendo varias las razones que llevan a concluir así:
primeramente, si el título ya se encuentra vencido porque pasó la fecha para
su pago, ya no cumple la función que lo caracteriza en cuanto a que está
destinado a circular, puesto que inclusive su transmisión ya no opera
mediante el endoso sino que se sujeta a los efectos de una cesión ordinaria;
además, un cambial en esas condiciones no goza de aceptación pues
estando vencido y aun en manos del tomador o beneficiario, ello no puede
significar otra cosa sino que el obligado principal rehusó el pago; en tal
tesitura al tenedor no le queda sino demandar al suscriptor, a quien nada se
le tiene que probar mediante ningún protesto, en la inteligencia de que el
firmante del título sabe desde que lo emitió, cuando vence su obligación, por
lo cual para no incurrir en incumplimiento y evitar la acusación de réditos
moratorios, tiene expedito su derecho para depositar el importe del
documento de acuerdo con el artículo 132 de la ley. Igual como los títulos
con vencimiento a día fijo circulan cambiáriamente en el lapso que media
entre su nacimiento y la fecha fijada para el pago, en tratándose de aquellos
a la vista, circulación cambiaria se verifica durante el plazo de seis meses
que siguen a su suscripción, período dentro del cual se encuentran dotados
de todas las cualidades que les son inherentes, lo que se colige porque una
vez colmado ese lapso los documentos deben tenerse como vencidos,
inferencia que surge toda vez que entonces se inicia el cómputo de la
prescripción, que implica que el derecho de crédito incorporado se
encuentra en vías de extinción; tales títulos por tal motivo ya no serían
aptos para transmitirse cambiáriamente, restando sólo exigir su cobro, que
cuando se intenta frente al obligado principal no requiere la prueba del
previo requerimiento, dado que el suscriptor no puede eximirse bajo ningún
pretexto -como no fuere apoyado en una excepción oponible debidamente
demostrada- de satisfacer el importe de la obligación asumida, tal cual reza

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el artículo 87 de la ley. Pensar de otra forma menoscabaría la confianza que
debe imperar en materia cambiaria y que descansa en que siempre, aún
extinguidas las acciones de regreso, existe un derecho de crédito con cargo
a quien emitió el título. Luego, cuando los cambiales exhibidos por el actor
ostenten como fecha de suscripción una anterior a los seis meses previos a
la presentación de la demanda ejecutiva, ha de conceptuarse que los títulos
a la vista de suyo se encuentran vencidos y reunen por ende los extremos
que el documento que apareja ejecución debe revestir, a saber: consignar
deuda cierta, líquida y exigible.

Resta por decir que el hecho de que el pagaré no fuere


presentado dentro del plazo de seis meses que para ello se tiene, no afecta
a la acción cambiaria directa, sino solamente las de regreso, según el
artículo 160, fracción I, de la Ley.

C O N C L U S I O N E S:

1.- Ante la imprecisión de la Ley al respecto, es importante


definir un criterio que explique la mecánica de vencimiento de los pagarés a
la vista, sobre todo en razón de su cotidiana utilización y su incidencia en los
juicios mercantiles.
2.- El pagaré a la vista debe ser presentado dentro de los seis
meses siguientes a su fecha, y vence en el preciso momento en que
-durante ese lapso- es puesto ante los ojos del obligado. Sólo así la deuda
consignada en el título se vuelve exigible y el cambial puede servir de título
ejecutivo.
3.- La prueba de la presentación se satisface mediante "visa"
suscrita en el cuerpo del título por el propio deudor (cosa improbable) o bien
mediante "acta" levantada por notario o corredor (el protesto), y debe ser
advertible desde inicio del procedimiento, al examinar el juez el título a
objeto de despachar ejecución. Esto es, no es dable pretender
complementar los requisitos del intrumento ejecutivo ya dentro del juicio
4.- Si el pagaré a la vista no aparece presentado al obligado no
es representativo de una deuda exigible y por tanto no puede acceder a la
vía ejecutiva. A menos que de su propia literalidad se advierta que el
derecho de crédito está vencido, porque al ejercitarse la demanda ya
transcurrió el plazo de seis meses a partir de que fue suscrito. En este caso,
debido a que el documento ya no es apto para circular cambiáriamente y a
que incluso ha comenzado a correr el término para la prescripción de la
acción cambiaria, no se requiere la prueba de la presentación.

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5.- La no presentación del título al suscriptor dentro del plazo de
seis meses no afecta la procedencia de la acción cambiaria directa,
repercutiendo tan sólo respecto de los obligados en vía de regreso (caducan
las acciones en contra de éstos).
6.- Son dos pues las formas de como se obtiene el vencimiento
de un pagaré a la vista:
a).- Dentro de los seis meses siguientes a su fecha,
presentándolo al obligado.
b).- Dejando transcurrir el plazo de presentación, entonces el
crédito vence por sí sólo.
*Magistrado adscrito a la Segunda Sala (Civil)
Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Sinaloa

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Iniciativa con proyecto de decreto por el que se adiciona la fracción VII al
artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.

TEXTO VIGENTE TEXTO QUE SE PROPONE


Ley General de Títulos y Iniciativa de Decreto que adiciona la
Operaciones de Crédito Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito.
Titulo Primero de los Títulos de
Crédito Artículo Único.- Se adiciona una
Capitulo III fracción al artículo 170 de la Ley General
Del pagare de Títulos y Operaciones de Crédito, para
quedar como sigue:
Artículo 170.- El pagaré deberá
contener: Artículo 170.- El pagaré deberá
contener:
I. a VI. ...
I. a VI.

VII. La huella del suscriptor o de la


persona que firme a su ruego o en su
nombre.

Transitorios

Único.- El presente decreto entrará en


vigor al día siguiente de su publicación en
el Diario Oficial de la Federación.

ARTÍCULO 170.- El pagaré debe contener:

I.- La mención de ser pagaré, inserta en el texto del documento;

II.- La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero;

III.- El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago;

IV.- La época y el lugar del pago;


V.- La fecha y el lugar en que se suscriba el documento; y

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VI.- La firma del suscriptor, o de la persona que firme a su ruego o en su
nombre.

ARTICULO 171.- Si el pagaré no menciona la fecha de su vencimiento, se


considerará pagadero a la vista; si no indica el lugar de su pago, se tendrá
como tal el del domicilio del que lo suscribe.

ARTÍCULO 172.- Los pagarés exigibles a cierto plazo de la vista deben ser
presentados dentro de los seis meses que sigan a su fecha. La presentación
sólo tendrá el efecto de fijar la fecha del vencimiento y se comprobará en
los términos del párrafo final del artículo 82.

Si el suscriptor omitiere la fecha de la vista, podrá consignarla el tenedor.

ARTÍCULO 173.- El pagaré domiciliado debe ser presentado para su pago


a la persona indicada como domiciliatario, y a falta de domiciliatario
designado, al subscriptor mismo, en el lugar señalado como domicilio.
El protesto por falta de pago debe levantarse en el domicilio fijado en el
documento, y su omisión, cuando la persona que haya de hacer el pago no
sea el suscriptor mismo, producirá la caducidad de las acciones que por el
pagaré competan al tenedor contra los endosantes y contra el suscriptor.
Salvo ese caso, el tenedor no está obligado, para conservar sus acciones y
derechos contra el suscriptor, ni a presentar el pagaré a su vencimiento, ni a
protestarlo por falta de pago.

ARTICULO 174.- Son aplicables al pagaré, en lo conducente, los artículos


77, párrafo final, 79, 80, 81, 85, 86, 88, 90, 109 al 116, 126 al 132, 139,
140, 142, 143, párrafos segundo, tercero y cuarto, 144, párrafos segundo y
tercero, 148, 149, 150, fracciones II y III, 151 al 162, y 164 al 169.
Para los efectos del artículo 152, el importe del pagaré comprenderá los
réditos caídos; el descuento del pagaré no vencido se calculará al tipo de
interés pactado en éste, o en su defecto al tipo legal; y los intereses
moratorios se computarán al tipo estipulado para ellos; a falta de esa
estipulación, al tipo de rédito fijado en el documento, y en defecto de
ambos, al tipo legal.
El suscriptor del pagaré se considerará como aceptante para todos los
efectos de las disposiciones enumeradas antes, salvo el caso de los artículos
168 y 169, en que se equiparará al girador.

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