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HOLLAND, Tom: Fuego persa.

El pri- cambios que experimentó el mundo


mer imperio mundial y la batalla romano a finales del periodo repu-
por Occidente. Barcelona: Ático de blicano y durante los inicios de la
los Libros, 2017, 484 pp. Traducción
época imperial. Por consiguiente,
de Diana Hernández [ISBN: 978-84-
939720-1-1]. el lector en castellano de sus obras
fácilmente pudo forjarse la idea de
En octubre del pasado año que era esa, la Historia de Roma,
2017, vio la luz la traducción al cas- el área de conocimiento en la que
tellano de la obra de Tom Holland, centraba su actividad. Sin embargo,
Persian Fire: The First World Empi- la reciente publicación en España
re and the Battle for the West, cuya de Fuego persa, editada en Inglate-
primera edición, evidentemente rra entre Rubicón y Dinastía, des-
en inglés, fue publicada por Little, veló, suscitando una cierta sorpre-
Brown Book Group, en Londres, sa, que otras realidades históricas
en el año 2005. Es la tercera de las también habían atraído la atención
obras del autor que la editorial Ático del galardonado autor británico1. En
de los Libros ha vertido a la lengua Fuego persa, Tom Holland, aunque
de Cervantes, impulsada, sin duda manteniendo su particular y carac-
alguna, por la buena acogida, y el terístico estilo de escritura, sensorial
consiguiente éxito de ventas, que y apasionado, al que ya nos había
ha tenido en España la publicación acostumbrado, cambia de escena-
de otros dos de sus libros, Rubicón. rio geográfico, se desplaza hacia el
Auge y caída de la república roma- este y, remontándose en el tiempo,
na, Barcelona, Madrid, México D.F., nos ofrece una exquisita versión del
2016 [= London, 2003] y Dinastía.
conflicto que llevó a un coloso, el
La historia de los primeros empera-
imperio persa, a enfrentarse a las
dores de Roma, Barcelona, Madrid,
México D.F., 2017 [= London, 2015].
Como demuestran sus títulos, 1. Su obra, Rubicón, fue finalista
del premio Samuel Johnson y ganadora del
las dos monografías de Tom Ho- Hessell-Tiltman de Historia. Fuego persa
lland que primero fueron traduci- obtuvo el premio Runciman de la Liga
das al español se ocupaban de los Anglohelénica.

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pequeñas e independientes póleis global que a propósito del milita-


griegas. rismo espartano o la democracia
ateniense, y sólo a mitad del libro
Se trata de unos hechos histó- se embarcará en el relato de las
ricos que, aunque antiguos, siguen propias guerras médicas (pp. 30-
estando de rabiosa actualidad. Esa 31).
actualidad, como destaca el autor Su narración, por lo tanto, no em-
en el «Prefacio» (pp. 17-31) que pieza en Mileto, como sería de esperar
precede a los ocho grandes capí- en un relato que tiene como objetivo
tulos en los que se estructura su prioritario contar el conflicto greco-
trabajo, no solo deriva de la co- persa. Fue allí donde Aristágoras, al
yuntura histórica que presidió la renunciar a la tiranía y proclamar la
redacción de Fuego persa. No hay isonomia en el año 499 a. C., dio inicio
que olvidar que el libro vio la luz a la revuelta que, en breve, acabaría
en el 2005, solo cuatro años des- desembocando en el gran enfrenta-
pués de los atentados del 11 de miento entre Oriente y Occidente. Tom
septiembre, que son presentados Holland se remonta mucho más atrás
en el tiempo para presentarnos, en los
como un nuevo ataque de Orien- cuatro primeros capítulos del libro, a
te a Occidente. Sobrepasando esta los principales protagonistas de este
circunstancia, la trascendencia del conflicto. Comienza ubicándonos en
conflicto la encuentra Tom Holland el entorno próximo oriental, y bajo los
en el resultado de la contienda, epígrafes «La gran Ruta de Jorasán» (pp.
una victoria griega que evitó que se 41-80) y «Babilonia» (pp. 81-106), nos
frustrara el desarrollo de la cultura describe los procesos que convirtieron,
democrática, esencial en el pensa- primero a los medos y después a los
miento occidental. Ahora bien, el persas, en los principales dominado-
autor no se limita a describirnos las res de la mayor parte de ese inmenso
tradicionalmente conocidas como espacio geográfico. Las conquistas de
Astiages, Ciro, Cambises y Darío cen-
guerras médicas, es decir, los en- tran, pues, la atención del autor en las
frentamientos que tuvieron lugar páginas iniciales del cuerpo del texto.
entre griegos y persas entre el 499 Después nos traslada al continente
y 479 a. C. y que llevaron a Heró- griego. Nos lleva primero al sur de
doto, al tratar de explicarlos, a in- la península del Peloponeso y, en el
ventar la ciencia histórica. Siguien- capítulo tercero, dedicado a «Esparta»
do sus pasos y, como el mismo (pp. 107-144), nos presenta los rasgos
Tom Holland afirma, su intención: más distintivos del particular sistema
de organización sociopolítico del que
[…] ha sido pintar el panorama
se dotó esa pólis, eminentemente mar-
de todo un mundo abocado a la
guerra, que incluía tanto a Oriente cial, durante el Arcaísmo. A continua-
como a Occidente. El lector visita- ción, nos conduce al Ática, y, en el
rá Asiria, Persia y Babilonia antes que capítulo cuarto, «Atenas» (pp. 145-190),
Grecia; leerá antes sobre el surgi- resume la transformación experimen-
miento de la primera monarquía tada por dicha ciudad-estado, desde

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sus orígenes míticos, hasta los últimos después de todo, podía ser defendida»
años del siglo VI a. C. Recorremos la (p. 249).
evolución constitucional ateniense, Con el elocuente título, «La tor-
transitando por las reformas de Solón, menta se avecina» (pp. 251-307), se
el gobierno tiránico de los Pisístratidas aborda, en el capítulo sexto, el pe-
y las revolucionarias medidas que im- riodo que transcurre entre dos de las
pulsó el Alcmeónida Clístenes, a un batallas más famosas de la historia de
ritmo que puede resultar algo acelera- la humanidad: Maratón (490 a. C.) y
do, quizá demasiado para poder cali- las Termópilas (480 a. C.), una etapa
brar la trascendencia de los profundos sin choques armados, pero en la que
cambios que experimentó Atenas a lo ambos bandos se preparan para el en-
largo de la sexta centuria. cuentro decisivo. Durante la misma,
En cualquier caso, hechas las pre- Jerjes, el sucesor de Darío, no escatima
sentaciones, y una vez que ya cono- medios a la hora de organizar la ex-
cemos a los principales protagonistas pedición contra la Grecia continental,
del conflicto, las vidas de persas, es- lo que le reporta una confianza ciega
partanos y atenienses se entremez- en obtener la victoria. Por su parte, los
clan a partir del capítulo quinto, que griegos que no han medizado forman
es donde, bajo el título de «Las barbas un frente unido y buscan, infructuosa-
chamuscadas del rey de Persia» (pp. mente, incrementar sus apoyos.
191-249), realmente comienza el rela- En agosto del 480 a. C., que es
to de las guerras médicas. En este pri- cuando comienza el capítulo sexto, «A
mer gran apartado de los cuatro que raya» (pp. 309-356), los persas ya están
se centran en la descripción del gran pisando suelo europeo y los griegos
choque entre Oriente y Occidente, se están dispuestos para hacerles fren-
suceden los enfrentamientos que tuvie- te, por tierra, en las Termópilas y, por
ron lugar durante el reinado de Darío. mar, al norte de la isla de Eubea, en
Vemos, en primer lugar, avanzar a los el cabo Artemisio. Tras la derrota más
persas por la costa norte del Egeo y gloriosa de la historia, la de Leónidas
estallar en Mileto la sublevación que y sus hombres en el desfiladero de
enseguida se extendió por el resto del las Termópilas, los persas progresan y
litoral minorasiático. Sigue la narración llegan a Atenas, que previamente eva-
de los hechos vinculados con la cono- cuada, sucumbe bajo las llamas.
cida como revuelta jónica. En tercer Un destino funesto, inminente
lugar, se detalla tanto la campaña de y, en apariencia inevitable, se cierne
Mardonio del 492 a. C. como la expe- sobre la Hélade. Pero, en contra de
dición que, al mando de Artafernes y todo lo previsible, y como se desve-
de Datis, cruzó el Egeo en el 490 a. C. la en el octavo y último capítulo del
Y, a continuación, en el último de los libro, «Némesis» (pp. 357-418), se van
cuatros subapartados en que se divide sucediendo las victorias griegas, pri-
este capítulo, se reconstruyen todos los mero en Salamina y después en Platea.
acontecimientos vinculados con la tras- Simultáneamente, en territorio orien-
cendental batalla de Maratón, donde se tal, los griegos pasan a la ofensiva y,
demostró, con la victoria griega, que, en el 479 a. C., derrotan a los persas
como concluye el autor, «La libertad, en las cercanías del monte Micala. Ya

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no habrá más intentos de conquistar siniestro estruendo que produjeron las


Europa por parte de los persas. Sus pisadas de los miles y miles de solda-
ambiciones, como afirma el autor, «se dos que invadieron Grecia o compartir
habían vuelto más modestas: simple- el rubor de las respetables mujeres ate-
mente estabilizar el control de Jonia» nienses cuando no tuvieron más reme-
(p. 410). Sin embargo, Atenas, al frente dio que dejarse ver por las calles de la
de la liga délica, continúa hostigando ciudad, como si de impúdicas prosti-
a los persas hasta que, en el 449, se tutas se trataran, al tener que desalojar
llega a la firma de la paz entre ambos Atenas. Esta serie de ejemplos, una mí-
contendientes. No obstante, el relato nima muestra de los muchos que po-
de Tom Holland aún se prolonga du- drían traerse a colación, no pretende
rante otros dos años más y, tras mos- ser más que un ínfimo reflejo del fasci-
trarnos un mundo griego dividido nante contenido de una obra que, aun-
en bloques rivales, capitaneados por que centrada en la descripción de una
Atenas y Esparta, el capítulo conclu- guerra, está cargada de lirismo. Tom
ye en la Atenas de Pericles, en el año Holland elabora una historia narrativa
447 a. C., rememorando la construc- que nos trasmite sensaciones, senti-
ción del Partenón, que se levanta con mientos, formas de pensar y costum-
el objetivo de «consagrar el recuerdo bres muy distintas a las nuestras, que
de Maratón para toda la eternidad» (p. nos permite percibir olores y sabores
417). del pasado o experimentar el frío y el
Cierra el texto un brevísimo «Post calor que sintieron los actores del re-
scriptum» (pp. 419-420), donde vemos lato, sin que importe que estos sean
decaer el poder de atenienses y espar- asiáticos o helenos, pues ambos son
tanos, antes de quedar sometidos, junto tratados con encomiable ecuanimidad.
a los persas, al dominio de Alejandro. Hay ciertos problemas que se
Le siguen los «Agradecimientos», un obvian o están escasamente desarro-
listado cronológico, las «Notas», la llados. Así, por ejemplo, el Gran Rey
«Bibliografía» y un «Índice onomástico de los persas, Ciro, es presentado, sin
y de materias» que facilita la consulta ambages, como el jefe de los aquemé-
del libro. nidas (p. 52), omitiéndose, por comple-
Hemos llegado al final de Fuego to, la posibilidad de que la genealogía
persa, pero son muchas, muchísimas, aqueménida fuera, en realidad, una
las cuestiones que se abordan en esta invención que, con fines legitimado-
magnífica obra histórica, de altísima res, se elaboró en tiempos de Darío I2.
divulgación, que han quedado en el Tampoco se aborda el intenso debate
tintero. Nos hemos limitado a tratar de que existe en torno a la aparición y
desvelar cuál es el hilo conductor de
este relato. Pero la síntesis realizada
no hace justicia al rico y estimulante 2. Basta remitir a un manual de
contenido de un libro que nos permite Historia del Próximo Oriente, al de KUHRT,
A.: El Oriente Próximo en la Antigüedad,
percibir la majestuosidad de la opulen- 2 (c. 3000-330 a. C.). Barcelona: Crítica,
ta Babilonia, sentir el frescor y los aro- 2001 [= New York and London, 1995], p.
mas de los jardines persas, extasiarnos 318, para obtener una síntesis de las hipó-
con la belleza de Helena, escuchar el tesis que se barajan al respecto.

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el desarrollo del ejército hoplita, una Lo que Tom Holland ha realizado


cuestión trascendente cuya interpreta- en Fuego persa es una recreación de
ción puede modificar, en buena medi- un tiempo pasado en el que se dio una
da, la visión que se tenga de casi toda fuerte interacción entre griegos y per-
la Historia de Grecia3. Puede que la sas, no una obra de investigación histó-
presentación, sumamente sintética, de rica. Por lo tanto, puede que su trabajo
los cambios que experimenta Atenas aporte poco conocimiento novedoso a
durante el arcontado de Solón, dificul- los expertos en el tema. También, cabe
te su comprensión. Así mismo, están la posibilidad de que requiera un im-
poco desarrolladas las reformas de portante esfuerzo de comprensión a
Clístenes: solo se alude a su reforma los lectores que desconozcan por com-
tribal, sin mencionar ni los cambios en pleto la materia tratada. Aun así, y en
el calendario político o la aparición de cualquiera de los casos, resulta extre-
la Boulé de los 500. madamente placentero sumergirse en
En cuanto a las cuestiones forma- la lectura de un texto que te permite
les, faltan referencias en el cuerpo del sentir, oler y mirar a través de sus pro-
texto a las imágenes que, por desgracia tagonistas.
siempre en blanco y negro y, en oca-
siones, de defectuosa calidad, se repar- Rosario Valverde Castro
ten a lo largo del libro, y las notas, en charoval@usal.es
vez de aparecer a pie de página, se re-
cogen al final de la obra, ralentizando
mucho la lectura.

3. Así lo desvela la reciente monogra-


fía sobre el particular: KAGAN, D., VIGGIANO,
G. F. (eds.): Hombres de bronce. Hoplitas
en la antigua Grecia. Madrid, 2017 [=
Princeton, 2013].

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