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Dolor de Espalda: Causas, Mitos y Tratamientos más efectivos

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24 de marzo de 2018

«El dolor tiene una interesante cualidad. Si es prolongado no puede ser severo, y si es
severo no puede ser prolongado» – Seneca

El dolor de espalda es la principal causa de incapacidad y absentismo laboral ( detalle, artículo). Más del
80% de la humanidad sufrirá algún episodio de dolor lumbar (estudio).

Más allá de la pérdida de productividad empresarial y el drama personal, tratar este dolor representa
un enorme coste para la seguridad social.

Pero a pesar de todo el gasto, los tratamientos convencionales suelen fracasar. Muchas veces el
remedio es peor que la enfermedad. En este artículo explico los motivos, y propongo nuevos enfoques
con más respaldo científico.

Aunque me centraré en el dolor de espalda, muchas recomendaciones son aplicables a cualquier otro
tipo de dolor crónico.

Al principio, lo mejor es no hacer nada


El dolor agudo causado por un mal movimiento o una mala postura evantando peso desaparece casi
siempre en pocas semanas. Una vez detectado el daño, tu cuerpo empieza a repararlo, pasando por las
etapas de inflamación, proliferación y remodelación (más detalle).

El cuerpo tiene gran capacidad de autocuración, y según este metaanálisis de once estudios en
múltiples países, casi un 70% de las hernias se reabsorben de manera espontánea. Esta otra
revisión indica que la probabilidad de autocuración depende del tipo de lesión, pero la mejora es
importante en todos los caso.

Salvo que notes síntomas graves, como dificultad para mantenerte de pie, pérdida de sensibilidad o
problemas para orinar, lo mejor que puedes hacer es no interferir con el proceso de
regeneración. Intenta simplemente llevar una vida normal, manteniendo la actividad física que
permita tu lesión (detalle).

Por supuesto debes evitar movimientos que produzcan dolor, pero la actividad física acelera la
recuperación (estudio), mientras que el reposo la retrasa (estudio).

Muchos tienen la tentación de hacerse una radiografía para evaluar el problema, pero casi siempre es
mala idea. Hacer pruebas de imagen en fase temprana provoca comúnmente más
tratamientos innecesarios y peores resultados a largo plazo (detalle, estudio, revisión,
estudio).

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Las radiografías tempranas son innecesarias

El título de este artículo del BMJ es autoexplicativo: « Es hora de dejar de causar daño con
pruebas de imagen innecesarias para el dolor de espalda«, y resume sus tres peligros
principales:

1. Mala interpretación por parte de los especialistas, derivando en consejos inapropiados,


pruebas adicionales e intervenciones más invasivas, incluyendo cirugía.
2. Mala interpretación por parte de los pacientes, causando catastrofismo, aumentando el
miedo y provocando el abandono de la actividad física, reduciendo las expectativas de
recuperación.
3. Efectos secundarios, procedentes por ejemplo de la exposición a radiación.

Y como veremos en breve, a mayor edad mayor probabilidad de encontrar algo. Como argumenta este
estudio del JAMA: «Las pruebas de imagen en adultos mayores poco después del dolor inicial pueden
conducir a una cascada de intervenciones posteriores que incrementan los costes sin ningún
beneficio«.

En resumen, sin hacer nada más que llevar una vida normal, en la mayoría de casos estarás recuperado
en unas semanas o meses. Pero en ocasiones, bien por el traumatismo inicial, o muchas veces sin
ninguna causa aparente, el dolor de espalda se cronifica, y empieza la penitencia.

El 85% de los dolores de espalda no tiene ninguna causa específica conocida (estudio), lo
cual resulta curioso para la mayoría. Solemos pensar que el dolor siempre se origina por un daño físico,
pero veremos que esto es un mito.

Daño y Dolor
El dolor agudo suele estar asociado a daño, pero el crónico no tanto. Como vimos hace tiempo, la
relación entre daño y dolor es compleja.

Si haces pruebas de imagen a personas sin dolor de espalda, encontrarás multitud de «problemas»:

En este estudio, el 52% de personas evaluadas tenía al menos una protusión de disco y el 38%
presentaba problemas en más de una vértebra.
Otro estudio reflejó que el 33% de individuos tenía una anomalía sustancial en la columna,
aumentando al 57% en el caso de mayores de 60 años.
Este estudio observó degeneración de discos en un 25% de los individuos menores de 40 años, y
casi en un 60% de aquellos mayores de 40 años.
Esta revisión de 33 estudios y más de 3.000 individuos, encontró degeneración o protusión de
discos en la tercera parte de personas de 20 años, elevándose el porcentaje en sujetos mayores.

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Y recuerda, hablamos en todos los casos de personas que no presentaban ningún dolor. Por supuesto
ocurre también lo contrario: dolor sin daño a tejidos (detalle, detalle), y es muchas veces lo que
ocurre con el dolor crónico.

Daño en tejidos de espalda sin dolor asociado,


según la edad. Fuente:
http://www.ajnr.org/content/ajnr/early/2014/11/27/ajnr.A4173.f

El fracaso de los tratamientos habituales


Sabiendo que habitualmente el dolor crónico de espalda no está asociado a un daño relevante, es lógico
que los tratamientos habituales fracasen con frecuencia. Hagamos un repaso rápido de los principales.

Analgésicos
Los analgésicos y antiinflamatorios alivian el dolor a corto plazo, sin efecto relevante después de un
tiempo (metaanálisis, estudio), pero pueden elevar el riesgo. El uso de medicamentos
antiinflamatorios no esteroides (como el ibuprofeno) se asocia por ejemplo a mayor riesgo coronario
(estudio, estudio).

Por otro lado, se usan cada vez más analgésicos opioides, como fentanilo y oxicodona, para mitigar
el dolor crónico de espalda (estudio), y son bastante más peligrosos que los analgésicos
tradicionales. La prescripción de fármacos opioides se ha doblado en la última década en España
(estudio), ocupando ya el 6° puesto mundial por consumo per cápita de fentanilo (detalle).

Son responsables directos de miles de muertes en países como Estados Unidos ( detalle), y las
previsiones son alarmantes (detalle). Muchos estarían dispuestos a asumir el riesgo de adicción si
eliminaran para siempre el dolor, pero el efecto es muchas veces el contrario: mayor sensibilidad al
dolor con el tiempo (estudio, estudio). Si eliminas el dolor de manera externa, tu cerebro aumentará
la alerta, resultando en hiperalgesia.

Son efectivos contra el dolor agudo, pero si


hablamos de dolor crónico, los riesgos
superan los beneficios (estudio,
recomendaciones). Además de sus riesgos, el
último estudio publicado concluye que no
presentan beneficios respecto a los analgésicos
tradicionales para tratar el dolor crónico de
espalda.

Por supuesto estos fármacos tienen su lugar, y


somos afortunados de contar con ellos, pero
utilizarlos constantemente para tratar el dolor
crónico es muy mala idea.

Inyecciones
Las inyecciones epidurales de esteroides son otro tratamiento clásico para los dolores crónicos de
espalda. Aunque suelen producir alivio inmediato, no mejoran la función a largo plazo, ni
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reducen la probabilidad de cirugía (metaanálisis).

En muchos casos ni siquiera son mejores que el placebo (estudio, estudio), por lo que puedes también
experimentar con placebos menos invasivos, como la acupuntura (revisión, estudio, estudio, estudio,
estudio). Cuanto más dramático sea el tratamiento, mayor será su efecto placebo, de ahí el
poder de las agujas (estudio).

Cirugías
Cuando las estrategias anteriores fracasan, muchos recurren a cirugías, como la fusión espinal. Sin
duda algunos pacientes se benefician de este tratamiento, pero son la minoría (detalle). A pesar de su
baja efectividad, cada vez se realizan más.

Evolución de las fusiones espinales. Fuente:


https://www.ors.org/Transactions/57/0642.pdf

En general, las cirugías no son más efectivas que los tratamientos no quirúrgicos (estudio,
estudio, estudio, estudio, estudio, estudio), y en un 10-24% de los casos tienen efectos secundarios
(revisión, revisión, estudio), aumentando el dolor y el uso de opioides (estudio).

¿Cuáles son entonces los tratamientos más efectivos? El ejercicio y las intervenciones
psicosociales (estudio, revisión). Profundicemos en ambos.

El Ejercicio: ¿la bala mágica?


Con diferencia, la actividad física es la mejor terapia contra el dolor crónico de espalda ( estudio,
estudio, estudio). Es tan efectiva como los analgésicos para tratar el dolor, pero tiene más impacto a la
hora de mejorar la función (estudio).

¿Cómo actúa el ejercicio?


El gran beneficio del ejercicio es que actúa a través de múltiples mecanismos, atacando el problema de
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raíz: movilidad, fuerza, circulación y sistema nervioso.

Movilidad

Muchos problemas de espalda se deben a restricciones de cadera, provocadas por nuestra vida
sedentaria. Si tu cadera no se mueve bien, tu zona lumbar deberá compensar, derivando con el tiempo
en dolor de espalda baja.

En este artículo explico cómo mejorar la movilidad de cadera, y si crees que es tu problema puedes
también revisar el programa Unbreakable.

Los perros no estiran, pandiculan

Los tacones elevados también estropean la alineación de tu espalda ( estudio, estudio). Usa zapatos
más planos.

Fuerza

Una espalda fuerte es una espalda sana, y mi ejercicio favorito en este sentido es la dominada. El
simple hecho de pasar un par de minutos diarios colgado también es beneficioso.

Otro buen ejercicio para fortalecer la espalda es el peso muerto, y aunque muchos le tienen
miedo, puede ayudar a tratar dolores de espalda baja (estudio), siempre que lo realices con buena
técnica y progresión adecuada.

Tu espalda es antifrágil, y se beneficia de los desafíos. Como cuenta Nassim Taleb en un discurso
disponible en su página de wikipedia: «Me dijeron que no levantara peso por mi dolor de espalda. Me
convertí en levantador de pesas: nunca más tuve problemas de espalda«.

Además de tu espalda debes fortalecer la musculatura abdominal , que juega un papel central a la hora
de proteger la columna vertebral. Si tus músculos son fuertes, tus vértebras soportarán menos carga y
reducirás el dolor (estudio, estudio, estudio, estudio).

Circulación

Como vimos previamente, tu cuerpo puede curarse solo, pero necesita materia prima. El ejercicio
aeróbico no fortalecerá mucho tu espalda, pero le suministra los nutrientes que necesita. Como
indica este estudio: «El ejercicio aeróbico aumenta el flujo sanguíneo a los tejidos blandos de la
espalda, acelerando el proceso de curación y reduciendo la rigidez que puede resultar en dolor«.

Según este estudio, veinte minutos de bici estática al 70% del VO2max reducen el dolor de espalda
durante al menos media hora. Y el simple hecho de caminar más también puede ayudar (estudio).
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Sistema nervioso

Como veremos en breve, el dolor crónico tiene muchas veces un origen neurológico, no
anatómico. Múltiples factores pueden contribuir a la llamada sensibilización central, haciendo
que el cerebro produzca más dolor con menos provocación (estudio, estudio).

La sensibilización central participa en la transición de dolor agudo a dolor


crónico. Fuente: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4620972/

Por suerte, el ejercicio modula la respuesta del sistema nervioso, mitigando esta sensibilización
(estudio, estudio). Los mecanoreceptores bloquean los nociceptores, o en otras palabras, el
movimiento bloquea el dolor.

Además, al realizar movimientos sin dolor tu cerebro perderá poco a poco el temor, rompiendo el
círculo vicioso de miedo-evitación (estudio, estudio, estudio). Pero recuerda que el movimiento es
una poderosa medicina, y como con cualquier medicina, la dosis importa: el ejercicio debe
estimular, no agravar.

Por supuesto el trabajo manual de un buen fisioterapeuta puede ayudar (estudio, estudio, estudio),
pero si no se acompaña de ejercicio, sus efectos serán limitados.

Intervenciones psicosociales
El modelo biomecánico-estructural clásico es útil, por supuesto, pero es incompleto ( detalle). Por eso,
el dolor crónico se debe tratar desde una perspectiva biopsicosocial (metaanálisis, detalle,
detalle, detalle).

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Algunos factores del modelo biopsicosocial del dolor

Uno de los primeros médicos en apuntar hacia este nuevo modelo fue John Sarno, y aunque fue
tachado de charlatán durante años, hoy sabemos que no iba desencaminado. Tras ver que la mayoría
de cirugías de espalda no servían de nada, empezó a sospechar que el origen del dolor era
emocional y no físico. Sin duda algunas de sus afirmaciones son equivocadas, pero otras muchas
han sido hoy validadas (detalle, estudio).

El dolor es realmente un mecanismo de protección. Puede deberse a un daño en tejidos físicos pero
también a conflictos emocionales (revisión, estudio, estudio). Todo lo que sea interpretado por tu
cerebro como una amenaza incrementará la percepción de dolor. Por ejemplo la ansiedad, la
depresión y la insatisfacción laboral se asocian con dolor crónico de espalda (estudio, estudio, estudio,
estudio, estudio, estudio).

Terapias cognitivo-conductuales
Por estos motivos, las terapias cognitivo-conductuales son efectivas para tratar el dolor crónico de
espalda (estudio, estudio, estudio, estudio, estudio, metaanálisis), e incluyen múltiples estrategias para
resolver el dolor.

Para empezar, debes evitar catastrofizar. Tu percepción se convierte en tu realidad, y si crees


que vas a empeorar, acertarás (estudio, estudio, estudio, artículo). Por tanto, un buen profesional
debe empezar mejorando la confianza y esperanza de su cliente (estudio, estudio, estudio).

Por otro lado, como decía Sun Tzu, es también fundamental conocer al enemigo. Según múltiples
estudios, el simple hecho de conocer mejor la fisiología del dolor ayuda en la recuperación
(estudio, estudio, estudio). En este artículo encontrarás algunos recursos para aprender más sobre el
dolor.

Las terapias cognitivo-conductuales incluyen otras muchas estrategias para resolver el dolor
(detalle, libro): modificación de creencias y diálogo interior,técnicas de visualización, herramientas
para evitar la victimización y mejorar la autoeficacia (confianza en la capacidad de lograr tus objetivos)
etc.

Como ocurre con casi todo, tus resultados serán proporcionales a tu esfuerzo. No se trata
simplemente de entender las distintas herramientas, sino de aplicarlas a diario. Además, estas
estrategias te servirán no solo para curar tu espalda, sino también para mejorar cualquier ámbito
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de tu vida.

Aunque las terapias cognitivo-conductuales cuentan hoy con un gran respaldo científico, las estrategias
en las que se basan se remontan a los filósofos clásicos, y especialmente a mi grupo favorito: los
estoicos (libro).

Y por último, dos recomendaciones finales para lidiar con el


estrés crónico:

Dormir más. La falta de sueño aumenta la sensibilidad al


dolor (estudio, estudio).
Meditar. Estrategias de relajación y gestión del estrés,
como el mindfulness, también pueden ayudar a mitigar el
dolor crónico (estudio, estudio, estudio).

Un libro interesante sobre las lecciones


de los estoicos aplicadas a terapias
modernas

Resumen
Aunque el paradigma está empezando a cambiar, se sigue tratando el dolor crónico como un problema
principalmente anatómico, con pobres resultados en la mayoría de casos.

Como indica esta revisión reciente de The Lancet, hay una brecha importante entre la práctica y
la evidencia. Se abusa de tratamientos caros, con efectos secundarios y poco respaldo científico
(pastillas, inyecciones y cirugías) y no se priorizan alternativas efectivas menos invasivas
(actividad física o terapias cognitivo-conductuales).

El sistema sanitario y los seguros médicos cubren las terapias convencionales, curiosamente las que
más dinero dejan a farmacéuticas y empresas de tecnología médica. Por el contrario, si quieres un
entrenador personal, un fisio o un psicólogo especializado en dolor, lo debes pagar tú.

Pero no toda la culpa es del sistema sanitario. Muchos prefieren terapias pasivas (como tomar pastillas
o someterse a cirugías) antes que esforzarse por hacer más actividad física o desarrollar nuevas
herramientas mentales. Pero como afirmó Séneca, «Para librarte de lo que te aflige, no debes ir
a un sitio diferente, sino convertirte en una persona diferente«.

Podcast: Play in new window | Download

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