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SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA

Michael F. Goodchild

Un sistema de información geográfica está diseñado para capturar, almacenar,


mostrar, comunicar, transformar, analizar y archivar información georreferenciada,
es decir, información vinculada a lugares específicos de la superficie de la Tierra.
Los sistemas de información geográfica mejoran y en cierta medida reemplazan la
función tradicional que desempeñan los mapas, pero también son capaces de
manejar información en forma de imágenes de satélite de la superficie de la Tierra,
así como información de estudios y registros administrativos que han sido
georreferenciados. Se utilizan cada vez más en las ciencias sociales para apoyar
las investigaciones basadas en datos transversales, o estudios para los que la
ubicación geográfica y el contexto son importantes y útiles.

I. Introducción

Los orígenes de los sistemas de información geográfica se remontan a mediados


del decenio de 1960. Las primeras computadoras fueron diseñadas principalmente
para el procesamiento numérico, siguiendo el ejemplo de Babbage y otros. Pero
para 1965 habían empezado a aparecer otras aplicaciones, apoyadas en parte por
el desarrollo de periféricos especializados, en particular plotters de pluma y
digitalizadores de mapas. En esa época el Inventario de Tierras del Canadá se
enfrentaba a un enorme problema de procesamiento de datos cartográficos: cómo
aprovechar el gran número de mapas creados para documentar los recursos de
tierras subutilizadas del Canadá y elaborar cuadros de las cantidades de tierras
disponibles para diversos tipos de desarrollo y utilización. La medición de la
superficie a partir de los mapas siempre había sido lenta, tediosa e inexacta
cuando se realizaba a mano. Pero si los mapas se pudieran convertir a formato
digital, unos sencillos algoritmos permitirían medir y tabular electrónicamente las
superficies. El Sistema de Información Geográfica del Canadá (CGIS) era, pues,
una respuesta a una necesidad bien definida.

En el decenio de 1980 empezaron a aparecer SIG comerciales que ofrecían una


amplia gama de funciones que de diversas maneras eran demasiado complejas,
tediosas, inexactas o costosas para que los seres humanos las realizaran a mano.
Entre ellas figuraban la medición sencilla del área y la longitud, las
transformaciones necesarias para alterar los formatos de los datos, los análisis
estadísticos sencillos como el cálculo de medias y desviaciones estándar, y una
serie de métodos más complejos y sofisticados que se denominan generalmente
análisis espaciales. Además, se proporcionaron a los SIG capacidades avanzadas
para la presentación de datos, incluida la cartografía y diversas formas de
visualización de datos. La comunidad científica no tardó en reconocer el potencial
de los SIG, y a lo largo de los decenios de 1980 y 1990 los SIG se convirtieron en
un instrumento indispensable para la investigación en cualquier disciplina
relacionada con la superficie de la Tierra, o la casi superficie. En las ciencias
sociales algunas de las primeras aplicaciones fueron en la arqueología (*), pero
los politólogos, criminólogos, demógrafos y epidemiólogos también han sido los
primeros en adoptarlos. Para una amplia bibliografía que cubre las aplicaciones de
los SIG y el análisis espacial en las ciencias sociales, así como información sobre
fuentes de herramientas, datos y otros recursos, véase el sitio web del Centro de
Ciencias Sociales Integradas Espacialmente (www.csiss.org).

En los últimos años, el SIG ha experimentado una importante transformación, ya


que han surgido aplicaciones que van mucho más allá de la noción inicial de un
asistente digital que realiza tareas que los humanos encuentran difíciles. El
advenimiento de la Internet y la WWW había inducido para 1995 un agudo cambio
de perspectiva, en el que el SIG se consideraba un medio para compartir
información entre las personas, además de su función más tradicional. Se crearon
muchos sitios web que ofrecían a los visitantes conjuntos de datos geográficos, o
la creación de mapas a pedido, o la prestación de servicios sencillos de SIG según
las especificaciones del usuario, utilizando los datos proporcionados por el usuario
o por el sitio. Los mapas son formas convincentes de presentar la información, y
los datos espaciales

El análisis se ha reinterpretado en los últimos años como un conjunto de métodos


mediante los cuales una persona añade valor a la información, haciendo visible lo
que de otro modo podría ser invisible para otra persona, reforzando así el
mensaje. Para un estudio exhaustivo del SIG de Internet véase el texto
introductorio del SIG de Longley y otros (2001).

Más recientemente, los avances en la tecnología han traído la promesa del SIG
que ya no se limita a la oficina, sino que se lleva al campo en forma de dispositivos
portátiles y llevables. Se dispone de comunicación inalámbrica para descargar y
cargar datos en y desde los sitios de la Internet, y ahora se dispone de suficiente
energía en los dispositivos portátiles para apoyar prácticamente cualquier
operación del SIG. El advenimiento del SIG sobre el terreno ofrece la posibilidad
de revolucionar la naturaleza y la práctica del trabajo sobre el terreno, en las
encuestas sociales y otras ciencias sociales sobre el terreno.

II. Representación

En el corazón de un SIG hay un sistema de representación, por el cual las


características del mundo real se codifican en el alfabeto binario de la
computadora digital. Las representaciones de los SIG típicamente incluyen tres
aspectos de los rasgos del mundo real: su ubicación en la superficie de la Tierra,
utilizando un sistema de coordenadas conveniente como la latitud y la longitud;
sus atributos, o las cosas que se conocen de ellos; y cualquier relación de
importancia entre ellos. Ejemplos de relaciones incluyen la adyacencia, como la
adyacencia que podría existir entre dos vecindarios; y la conectividad, como las
conexiones que podrían existir entre partes de una red de calles.

Los atributos proporcionan gran parte de la riqueza de una representación SIG,


especialmente en las ciencias sociales. Las zonas de información, como los
tramos de censo, pueden contener un gran número de atributos descriptivos,
creados a partir de las tablas de resumen proporcionadas por el censo, como el
promedio de ingresos o el porcentaje de desempleados. Los puntos individuales
que representan las ubicaciones de los individuos en una encuesta por muestreo
podrían llevar como atributos la información recogida en la encuesta de cada
individuo.

Detrás de la representación de la variación geográfica hay dos


conceptualizaciones distintas. En la primera, las características de la superficie de
la Tierra son objetos discretos, de la misma manera que la superficie de una mesa
puede estar llena de libros, bolígrafos o tazas de café. Los objetos discretos
pueden superponerse, y puede existir espacio vacío entre ellos. Esta visión de los
objetos discretos es particularmente apropiada en la representación de objetos en
movimiento o persistentes, como personas o vehículos individuales. Los objetos
pueden ser representados como puntos, líneas o áreas dependiendo de su
tamaño en relación con la extensión geográfica de la representación. Las áreas se
representan como secuencias de puntos conectados por líneas rectas (polígonos)
y líneas similares (polilíneas).

La segunda es la vista de campo. En esta conceptualización, la variación


geográfica se caracteriza por la variación continua de una serie de variables, cada
una en función de la posición. La elevación es de esta naturaleza, ya que puede
determinarse en cada punto de la superficie del planeta, así como la densidad de
población. Obsérvese que un campo de densidad de población es una
generalización de una visión de objeto discreta, en la que cada persona es un
punto, rodeado de espacio vacío. Este proceso de generalización se denomina
estimación de la densidad (*), y es una función importante de un SIG.

De manera un tanto confusa, las representaciones de los campos también deben


construirse a partir de puntos, polilíneas y polígonos, utilizando uno de los seis
métodos reconocidos. Un campo puede representarse mediante valores en puntos
de muestra, distribuidos de forma irregular o regular en una cuadrícula. Puede
estar representado por un conjunto de polígonos no superpuestos que agotan
colectivamente el espacio, cada uno de los cuales tiene como atributo el valor
medio o la integral del campo sobre el área (por ejemplo, la densidad media de
población o la población total). Las polilíneas también pueden utilizarse si las
isolíneas
(contornos) de la variable de campo son digitalizados. Finalmente, un campo
puede ser representado como una malla de triángulos no superpuestos, con
valores del campo asociados a cada vértice del triángulo, y la variación lineal
dentro de cada triángulo, en el modelo conocido como Red Triangular Irregular
(TIN).

Es probable que los científicos sociales utilicen tanto conceptualizaciones


discretas de objetos como de campos. Los crímenes individuales, los artefactos
arqueológicos o las muertes por una enfermedad se consideran objetos discretos.
Pero es más probable que las variables agregadas, como las disponibles en las
estadísticas resumidas de los censos, se vean en términos de campos que se han
promediado dentro de las zonas de notificación, que deben comportarse de
acuerdo con las reglas de una representación de campo basada en polígonos: los
polígonos no pueden superponerse, y deben agotar el espacio colectivamente.
Otros fenómenos que probablemente se conceptualizarán como campos son el
amontonamiento, el ruido ambiental o la pendiente.

III. Georreferenciación

A. Lugar de medición

Un sistema para identificar con precisión la ubicación en la superficie de la Tierra


es un componente esencial de cualquier representación de un SIG. La Convención
sobre los Meridianos de * estableció la latitud y la longitud como la norma
universal para la georreferenciación, basada en las mediciones del Meridiano de
Greenwich y el Ecuador. Desafortunadamente la Tierra no es una esfera perfecta,
y ha sido aproximada por una variedad de funciones matemáticas a lo largo del
tiempo y en diferentes partes del mundo, cada una de las cuales lleva
potencialmente a una latitud y longitud ligeramente diferentes. Actualmente, el
sistema o datum elegido en América del Norte es el North American Datum de
1983 (NAD83), pero es posible que se encuentren otros datums, como el anterior
NAD27, y los datums utilizados en otros países. Todo esto significa que es

imposible determinar la ubicación con exactitud, y pueden existir variaciones de


hasta 200 m sobre el terreno entre las determinaciones de la latitud y la longitud
utilizando diferentes datos. Los modernos programas de SIG permiten convertir
fácilmente de un dato a otro, pero sin embargo los científicos sociales encontrarán
ocasionalmente diferencias en los datos. Además de la latitud y la longitud, la
georreferenciación a menudo utiliza métodos para proyectar la superficie curva de
la Tierra en un plano, y los sistemas de coordenadas planas asociados. Entre ellos
se encuentra el sistema Universal Transverse Mercator (UTM), la norma de la
OTAN ampliamente utilizada por los organismos nacionales de cartografía. El
UTM consiste en 60 proyecciones cartográficas y sistemas de coordenadas
distintos, cada uno de los cuales está diseñado para proporcionar una precisión
dentro de una zona de seis grados de longitud (por ejemplo, la zona 11 va de 120
a 114 oeste). Los usuarios estadounidenses de los SIG también pueden
encontrarse con los sistemas de coordenadas de planos estatales, adoptados por
cada estado para realizar estudios de alta precisión; los usuarios del Reino Unido
pueden estar familiarizados con la Red Nacional; y muchos otros países también
tienen redes nacionales.

El uso de proyecciones de mapas y la práctica de aplanar la Tierra fueron


esenciales en la era de los mapas de papel, pero son algo paradójico en una
tecnología basada en la representación digital, ya que nada en una computadora
digital requiere aplanamiento. Pero los mapas en papel siguen siendo un producto
muy importante de los SIG, así como una importante fuente de información.
Además, la mayor parte de las investigaciones en ciencias sociales se realizan en
zonas pequeñas, donde las distorsiones introducidas por el aplanamiento de la
Tierra son pequeñas, y donde los beneficios de poder trabajar en un simple
sistema de coordenadas rectangulares son convincentes. La distancia y el área
son comparativamente difíciles de calcular a partir de la latitud y la longitud, y
mucho más fáciles a partir de coordenadas planas expresadas en metros.

B. Direcciones y nombres de lugares

Aunque los sistemas de coordenadas de latitud y longitud y planos son


convenientes, son esencialmente inaccesibles para la persona promedio, que es
más probable que recuerde e informe sobre la ubicación de maneras más
familiares, como mediante el uso de nombres de lugares o direcciones de calles.
Se han desarrollado técnicas de SIG para facilitar el reconocimiento y la
conversión, proporcionando de hecho una interfaz entre el vago mundo del
discurso humano y el mundo preciso de la georreferenciación. Estos procesos se
conocen por una variedad de términos, entre ellos la geocodificación y la
coincidencia de direcciones.

Considérese, por ejemplo, una encuesta realizada con una muestra de hogares,
en la que cada hogar se identifica por su dirección. A fin de cartografiar los
resultados de la encuesta, es necesario identificar las coordenadas
correspondientes a cada dirección. Esto puede hacerse utilizando uno de los
diversos conjuntos de datos disponibles sobre las líneas centrales de las calles,
que representan las calles como polilíneas e incluyen los rangos de direcciones a
cada lado de cada segmento de calle (el tramo de una calle entre dos
intersecciones adyacentes). Los primeros conjuntos de datos de líneas centrales
de calles para los EE.UU. se desarrollaron en conjunto con el censo, y se
distribuyeron gratuitamente a los usuarios interesados. El conjunto de datos
TIGER (Topologically Integrated Geographic Encoding and Referencing), que fue
desarrollado por primera vez para el censo de 1980, estimuló una importante
industria preocupada por añadir valor y explotar las aplicaciones de TIGER.

Desafortunadamente, la geocodificación no es tan simple como parece. Las


direcciones específicas deben ser interpoladas entre las direcciones de los puntos
finales de cada segmento (por ejemplo, 951 se colocaría a mitad de camino entre
901 y 999 en la manzana 900), lo que es una suposición dudosa en las zonas
rurales, donde las direcciones de las calles pueden incluso no existir, y en los
complejos de condominios y urbanizaciones. En el Japón, las casas suelen
numerarse por la fecha de construcción en lugar de ordenarse a lo largo de una
calle. Las variaciones en la ortografía, la falta de una sintaxis estándar y otros
problemas suelen dar lugar a tasas de éxito inferiores al 80% en la geocodificación
automatizada, y requieren una costosa intervención humana, incluso en las zonas
urbanas de los Estados Unidos.

Los topónimos también constituyen la base de un segundo método de


geocodificación, aunque a una escala mucho más gruesa. Un índice que sirve de
base para la traducción entre los topónimos y las coordenadas se conoce como
nomenclátor, y en los últimos años ha habido mucho interés en estos conjuntos de
datos, junto con la recuperación de información. Supongamos, por ejemplo, que se
desea realizar un estudio de una ciudad determinada y reunir y evaluar los datos
de que se disponga. Muchos grandes archivos de datos de SIG, como la Red de
Geografía (www.geographynetwork.com), creada y mantenida por el Instituto de
Investigación de Sistemas Ambientales (ESRI, uno de los principales proveedores
de programas informáticos de SIG) o la Biblioteca Digital de Alejandría
(www.alexandria.ucsb.edu), una biblioteca en línea de mapas e imágenes creada
por la Universidad de California en Santa Bárbara, permiten a los usuarios buscar
datos dentro del archivo comenzando por un topónimo y utilizando los servicios de
un nomenclátor para traducirlos en una referencia de latitud y longitud. Esta
referencia se utiliza luego, junto con otros criterios proporcionados por el usuario,
para buscar en el archivo datos adecuados, que luego pueden ser recuperados,
examinados y descargados. También han surgido otros servicios basados en los
nomenclátores; el geoparsing, por ejemplo, permite buscar nombres de lugares en
grandes masas de texto, que luego se utilizan para establecer el contexto
geográfico.

IV. Visualización

El SIG es una tecnología intrínsecamente visual, que invita a sus usuarios a


aprovechar el poder y la eficacia de los datos cuando se presentan visualmente
(Tufte, *). Los mapas son la forma tradicional de visualizar la información
geográfica, y el SIG debe mucho al legado de la cartografía, la ciencia y el arte de
la elaboración de mapas, y a los exitosos esfuerzos de los cartógrafos por
sistematizar la disciplina (por ejemplo, Robinson *). Los datos resumidos o
agregados asociados a los polígonos suelen presentarse en forma de mapas
coropletos, utilizando sombreado y otras formas de relleno de polígonos para
distinguir los valores de la variable de interés. Los datos de puntos se muestran
típicamente como símbolos, de nuevo con el color o el tamaño del símbolo
utilizado para distinguir los valores de los atributos. El software comercial de SIG
actual soporta una amplia gama de posibles técnicas de cartografía, incluyendo
mapas de contorno o isopletos de campos, y características cosméticas como
leyendas, flechas de norte, anotaciones y barras de escala.

Sin embargo, es importante reconocer las diferencias fundamentales entre las


pantallas del SIG y los mapas en papel, y las ventajas que ofrece la tecnología
digital con respecto a los métodos tradicionales. En primer lugar, el SIG ha hecho
que la elaboración de mapas pase de ser un proceso costoso y lento realizado por
unos pocos cartógrafos altamente capacitados, a ser un proceso rápido y barato al
alcance de todos. Hoy en día, cualquier persona armada con una computadora,
datos y software simple puede producir mapas convincentes (y también mapas
engañosos; Monmonier, *).

En segundo lugar, las pantallas de los SIG son inherentemente dinámicas e


interactivas, mientras que los mapas en papel son esencialmente inmutables una
vez creados. Las pantallas de los SIG pueden mostrar los cambios a través del
tiempo, o permitir a los usuarios hacer zoom y paneo para exponer nuevas áreas o
mayores detalles. Se puede crear más de una pantalla simultáneamente en una
sola pantalla. Los mapas también pueden mostrarse junto a otras formas de
presentación, como tablas, y las tablas y los mapas pueden vincularse de maneras
interesantes (por ejemplo, al hacer clic en un polígono de una pantalla de mapa se
puede resaltar la fila correspondiente en una tabla). El término análisis
exploratorio de datos espaciales se ha acuñado para describir la exploración
interactiva de los datos del SIG mediante mapas y otras formas de presentación.

V. Análisis espacial

Si bien la presentación de información geográfica en forma de mapas puede ser


poderosa, el verdadero poder de los SIG reside en su capacidad de análisis, ya
sea inductivamente en la búsqueda de patrones y anomalías, o deductivamente en
los intentos de confirmar o negar hipótesis basadas en la teoría. Las técnicas de
análisis disponibles en los SIG se describen colectivamente como análisis
espacial, lo que refleja la importancia de la localización. Más precisamente, el
análisis espacial puede definirse como un conjunto de técnicas cuyos resultados
dependen de la ubicación de los objetos de análisis. Esta prueba de dependencia
de la ubicación distingue claramente las técnicas de análisis espacial de las
técnicas estadísticas más familiares, como la regresión, que son invariables bajo
la reubicación de los objetos de análisis. Así pues, el SIG puede entenderse como
una tecnología que aplica métodos de análisis espacial, del mismo modo que los
paquetes estadísticos familiares aplican métodos de análisis estadístico, o los
procesadores de texto aplican el proceso de escritura.

En las últimas cinco o seis décadas se han ideado una amplia gama de métodos
de análisis espacial, para la detección de patrones y anomalías, y la comprobación
de hipótesis. Muchos textos, como el de Bailey y Gatrell (*), organizan el análisis
espacial según los tipos de datos para los que están diseñados: técnicas para el
análisis de patrones de puntos, o datos de polígonos, por ejemplo. Longley y otros
(2001*) utilizan un enfoque algo diferente basado en los objetivos del análisis, y
ese enfoque se sigue aquí en una breve reseña. Se remite a los lectores
interesados a la discusión más detallada de esa fuente.
A. Consulta

Las pantallas interactivas permiten a los usuarios determinar las respuestas a


consultas sencillas, como "¿Cuáles son los atributos de este objeto?", o "¿Dónde
están los objetos con este valor de atributo? Algunas preguntas se responden
mejor interactuando con una vista de mapa, apuntando a objetos de interés. Otras
consultas se responden mejor interactuando con una vista de tabla, buscando en
la tabla objetos cuyos atributos satisfagan requisitos particulares. Una vista de
histograma es útil para encontrar objetos cuyos valores de atributos se encuentran
dentro de los rangos de interés, y una vista de diagrama de dispersión permite
seleccionar objetos basándose en comparaciones de pares de atributos. Por
último, una vista de catálogo permite al usuario explorar el contenido de los
numerosos conjuntos de datos que podrían constituir un proyecto completo de
SIG.

B. Medición

En el debate anterior sobre los orígenes del SIG se destacó la importancia de la


medición de áreas en el desarrollo del SIG. Hoy en día, muchas otras mediciones
sencillas están respaldadas por el SIG, incluyendo la distancia, la longitud, la
pendiente y el aspecto del terreno, y la forma de los polígonos. Las mediciones se
devuelven típicamente como atributos adicionales de los objetos, y pueden
entonces ser resumidas, o utilizadas como entrada para formas más complejas de
análisis.

C. Transformación

Existen muchas técnicas de análisis espacial con el propósito de transformar


objetos, crear nuevos objetos con nuevos atributos o relaciones. La operación
"buffer" crea nuevos polígonos que contienen áreas que se encuentran a una
distancia determinada de los objetos existentes, y se utiliza en el análisis de la
proximidad espacial. La operación de punto en polígono determina cuál de un
conjunto de polígonos contiene cada uno de un conjunto de puntos, y se utiliza
para resumir los datos de puntos por área, en el análisis de delitos o
enfermedades. La superposición de polígonos determina las áreas de
superposición entre los polígonos, y a menudo es utilizada por los científicos
sociales para estimar estadísticas resumidas de nuevas áreas que no coinciden
con las zonas de notificación (por ejemplo, para estimar poblaciones de
comunidades cuyos límites no respetan los límites de la zona de censo). La
estimación de la densidad también entra en esta categoría, ya que transforma los
conjuntos de datos puntuales en representaciones de campos continuos.

D. Estadísticas resumidas

La búsqueda de patrones se realiza a menudo mediante estadísticas de


computación que resumen varias propiedades interesantes de los conjuntos de
datos del SIG. El centro de un conjunto de datos de puntos es un equivalente
bidimensional útil a la media, y la dispersión un equivalente útil a la desviación
estándar. Las medidas de dependencia espacial se utilizan para determinar el
grado de orden en la disposición espacial de los valores altos y bajos de un
atributo. Por ejemplo, las tasas de desempleo por tramos de censo pueden estar
muy agrupadas, y los tramos adyacentes tienden a tener valores altos o bajos
similares; o pueden estar dispuestos esencialmente de manera independiente; o
se puede encontrar que los tramos adyacentes tienen valores más diferentes de
los esperados en una disposición aleatoria.

E. Optimización

Se han ideado un gran número de métodos para buscar soluciones que optimicen
los objetivos específicos. Entre ellos figuran los métodos para encontrar lugares de
emplazamiento de servicios como bibliotecas o tiendas minoristas; para encontrar
rutas óptimas a través de redes de calles que minimicen el tiempo o el costo; para
localizar líneas eléctricas o carreteras a través del terreno; o para planificar
arreglos óptimos de uso de la tierra. Estos métodos suelen estar incorporados en
los sistemas de apoyo a la decisión espacial y respaldados por programas
informáticos de SIG.

F. Prueba de hipótesis

La sexta clase consiste en métodos que aplican los conceptos de inferencia


estadística, al razonar a partir de una muestra a las características de alguna
población más grande. La inferencia está bien establecida en la ciencia, y es
común someter los resultados numéricos a pruebas de significación, a fin de
determinar si las diferencias o los efectos podrían haber surgido por casualidad
debido al limitado tamaño de la muestra, o si son verdaderamente indicativos de
los efectos en la población en su conjunto.

Es tentador adoptar la inferencia estadística al tratar la información geográfica,


pero varios problemas se interponen en el camino. En primer lugar, los conjuntos
de datos geográficos suelen formarse a partir de toda la información disponible en
una zona de interés, por lo que es difícil creer que los datos sean representativos
de algún universo más grande y que los resultados puedan generalizarse. En
cambio, se tiende a creer en la heterogeneidad espacial, o en la variación de las
condiciones de un lugar a otro; en este contexto, es difícil considerar que una zona
de estudio sea representativa de alguna zona más amplia. En segundo lugar, los
conjuntos de datos geográficos suelen presentar una dependencia espacial, lo que
significa que es poco probable que los atributos de un objeto sean
verdaderamente independientes de los atributos de sus objetos vecinos. La
presencia endémica de la dependencia espacial en los datos geográficos se ha
denominado la Primera Ley de la Geografía, y a menudo se atribuye a Waldo
Tobler (*).

Hay varias soluciones posibles para este dilema. En primer lugar, los objetos
pueden ser elegidos con suficiente distancia, lo que permite que la asunción de
independencia sea aceptable, pero esto resulta en el descarte de datos. En
segundo lugar, se podría limitar el análisis a la descripción de los datos y el área
de estudio, y evitar cualquier sugerencia de inferencia sobre áreas más grandes u
otros conjuntos de datos, pero esto va en contra de la tradición científica y las
normas de revisión por pares. En tercer lugar, se podría suponer que el universo
consiste en todas las posibles disposiciones espaciales de los datos, en una forma
de aleatorización, en particular si la disposición espacial real de los datos es la
cuestión de interés. Pero este enfoque, si bien es atractivo, no permite inferir en
qué áreas no están cubiertos por los datos.

VI. Cuestiones

Como se desprende claramente de la sección anterior, el uso de los SIG plantea


numerosas cuestiones relativas a la naturaleza de la información geográfica y a la
inferencia a partir de los datos transversales. Se acepta en general que los datos
transversales no pueden utilizarse para confirmar hipótesis sobre el proceso, pero
sí para rechazar ciertas hipótesis falsas y para explorar los datos en interés de la
generación de hipótesis. Aunque el SIG ha evolucionado a partir de la visión
estática inherente a los mapas de papel, hay mucho interés en añadir dinámica y
en desarrollar métodos de análisis espacio-temporales.

La incertidumbre es un tema omnipresente en los SIG. Es imposible medir con


exactitud la ubicación en la superficie de la Tierra, y también son comunes otras
formas de incertidumbre. Por ejemplo, las estadísticas resumidas de las zonas de
notificación son medias o totales, y es evidente que no se puede suponer que se
apliquen uniformemente dentro de las zonas, a pesar de los esfuerzos por
asegurar que las zonas de censo sean aproximadamente homogéneas en cuanto
a sus características socioeconómicas. Los resultados del análisis de los datos
agregados dependen de los límites utilizados para agregar (el problema de la
unidad de área modificable; *), y las inferencias de los datos agregados relativos a
los individuos están sujetas a la falacia ecológica (*).

No obstante, los resultados de la adopción generalizada del SIG en las ciencias


sociales en los dos últimos decenios son impresionantes. Es evidente que el SIG
ha aportado un nuevo poder al análisis de datos transversales y a la integración de
diversos conjuntos de datos. También ha cambiado en cierta medida el terreno de
las ciencias sociales, al hacer mayor hincapié en los datos locales, la variación
geográfica y el análisis altamente desglosado, en contraste con el enfoque
nometético generalizado de los decenios anteriores.

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