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¿ES POSIBLE FORMAR SUJETOS AUTÓNOMOS

Apoyadas en nuestra experiencia pedagógica, consideramos que el fin último de  toda
pedagogía es formar sujetos autónomos. Por ello, consideramos pertinente preguntarnos y
dilucidar ¿Qué es autonomía?  ¿Por qué es tan importante ser autónomo? . Sí consultamos el
término Etimológicamente, se nos indica que la palabra autonomía  significa, la cualidad que
tiene el sujeto de regirse por sí mismo.

Interpretamos esta definición como la capacidad que tiene una persona de pensar, elegir y
obrar por sí mismo. Además, consideramos que la autonomía esta inherentemente ligada al
pensamiento reflexivo y al concepto de libertad. Puesto que un sujeto autónomo es aquel que
posee la habilidad de afrontar las diversas problemáticas cotidianas y de tener un criterio propio
frente a ellas.

Ahora bien,  teniendo  en cuenta la anterior definición consideramos que para lograr formar
sujetos autónomos, requerimos de una pedagogía que nos permita  crear una situación de
aprendizaje, la cual entendemos cómo la oportunidad que el profesor  plantea al estudiante
para generar en él, motivación o expectativa frente al conocimiento u objeto de estudio,
partiendo de los conocimiento previos de los estudiantes y de la aplicación de los mismos.

Para determinar  una metodología idónea,  en el caso del British School  aplicaremos la
pedagogía  del acompañamiento, que tiene como metodología el aprendizaje significativo y el
aprendizaje cooperativo. La pedagogía del acompañamiento presenta tres fases:

La Primera fase: Se puede entender como un momento de orientación en la que el profesor,


quien se encuentra pasos adelante por tener mayores habilidades y contenidos, transmiste a
los estudiantes sus conocimientos, brindándoles las herramientas adecuadas para que el
proceso sea eficiente.

Segunda fase: En este punto el estudiante y el profesor están a un mismo nivel respecto a los
contenidos y habilidades . La labor del primero, consiste en acompañarlo y brindarle apoyo
para que éste desarrolle competencias que le permitan construir y defender criterios propios.

Tercera fase: Esta es la etapa en la cual el estudiante ha profundizado e interiorizado


contenidos y habilidades, por lo cual tiene la competencia para pensar autónomamente, el
docente tomará un rol más pasivo como vigilante del proceso del acompañamiento.

Como en cualquier pedagogía que se aplique en nuestro país, debemos tener en cuenta los
estándares, que son lineamientos claros y básicos determinados por el ministerio de educación
por grados y áreas. Los cuales permiten establecer las competencias mínimas de los
estudiantes. También debemos tener presente las competencias, entendida ésta como la
capacidad que tiene una persona para enfrentar una situación con éxito, teniendo en cuenta
sus conocimientos y hábilidades .

Tanto estándares como competencias son esenciales para determinar los contenidos y
hábilidades propias de cada área. Ahora bien, ¿cómo podemos demostrar que un estudiante
cumple con ciertas competencias?, la evaluación es el mayor determinante , puesto que en
ella se demuestra si el estudiante ha alcanzado las diversas hábilidades y competencias, en
éste caso si ha alcanzado la hábilidad de ser autónomo y con un pensamiento reflexivo, que lo
ayude a tener un criterio propio y pueda afrontar con eficiencia los problemas cotidianos que se
le presenten.

Por último, y para responder a la pregunta inicial, muchas veces los maestros evaluamos el
nivel de competencia de los estudiantes solo por su contenido, es decir , por los conocimientos
que él mismo ha aprendido o memorizado. En otras palabras, no permitimos que ellos pasen
de la fase 1 a una fase 3 , ya que no tenemos en cuenta el potencial de sus habilidades.
Reiteremos la pregunta inicial ¿ es posible formar sujetos autónomos? Pues esto dependerá
del compromiso y creatividad del profesor para proporcionar una situación de aprendizaje
adecuada para cada estudiante, en la cual el docente no se limite a transmitir sus
conocimientos unilateralmente sino, que permita que el estudiante sea un siujeto activo, capaz
de aportar su propio criterio respecto a una situación epistemológica.

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