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EL SIGNO ARQUITECTÓNICO

CARACTERIZACIÓN DEL SIGNO ARQUITECTONICO

 Tenemos como base que la arquitectura puede ser considerada como un sistema de

signos. Pero a su vez debemos de comprobar hasta qué punto el fenómeno

arquitectónico soporta la aplicación de otro tipo de esquemas semióticos, por

ejemplo: Aplicando las categorías de la semántica de Richards en la arquitectura

nos toparíamos con obstáculos insuperables al momento de considerar una puerta

(posibilidad de acceso) como símbolo en el vértice del triángulo, esto es no

sabríamos como definir al referente, es decir si la puerta se refiere a si misma o se

refiere a su función en sí, esto produciría un enredo de referencias que caen sobre

el referente.

 Encontramos resultados interesantes en la definición que tiene Koeing (1974)

sobre “lenguaje arquitectónico” basándose en la semiótica de Morris que nos dice:

Si A es un estímulo preparatorio, en determinadas condiciones, produce en un

organismo, una serie de reacciones que implican comportamientos de A; en otro

caso: Si A conduce el comportamiento hacia un fin de una manera similar, a la que

lo haría B, si esta pudiese ser observada, entonces A es un signo.

Partiendo de estos enunciados Koening nos brinda un ejemplo: Si obligo a 10 mil

personas a vivir en un barrio proyectado por él, no hay duda que influirá en el

comportamiento de las 10 mil personas, de una forma más efectiva que si les diese

una orden. El objeto arquitectónico a diferencia de lo anterior, es meramente un

objeto estimulante.
Koenig quiere afirmar que los signos arquitectónicos denotan algo, pero

admitiendo que la relación de denotación implique la existencia física de un

denotatum (que existe realmente del modo en que se hace referencia a el), la

aplicación del sistema semiótico de la arquitectura resultaría obsoleto, ya que sería

preciso deducir que los objetos arquitectónicos solamente pueden denotar su

propia presencia física.

 La complejidad de esto, deriva de la aceptación de una semiótica behaviorista, que

nos dice que el significado de un signo se comprobará por medio de una serie de

reacciones o de objetos a experimentar. Por otra parte, la importación semiótica no

nos impone la caracterización del signo basándose en los enunciados de Morris ni

en objetos reales que lo comprueben, para nosotros la caracterización de un signo

se basa en conocer un significado codificado que un determinado contexto el

atribuye.

 Cuando Koeing observa que los denotata del signo arquitectónico son

existenciales, nos pone el siguiente ejemplo: En una escuela, los denotata serían

los estudiantes que van a estudiar a aquella escuela y el significatum (aquello a que

se refiere el signo), es el hecho de que aquellos estudiantes vayan a la escuela. Es

evidente que, para caracterizar un signo, una impostación de comportamiento nos

demanda un comportamiento observable, sin embargo, al aceptar esto, no podemos

llegar a definir como signo lo que no es observable y no se sabe que

comportamiento pueda hacer referencia (las estatuas de la isla de pascua, grafitis

de cualquier civilización, etc.


 Por el contrario, la perspectiva semiótica adoptada nos permite reconocer en los

signos arquitectónicos unos significantes descriptibles y catalogables, que puedan

ser interpretados por medio de códigos, que pueden serle atribuidos no solo

denotativamente si no también connotativamente, basándose en otros códigos.

 Mientras tanto las formas significantes son los códigos elaborados por su uso y

propuestos como modelos estructurales de relaciones comunicativas, significados

denotativos y connotativos que se aplican a significantes basados en códigos. Esto

nos lleva a poder hacer una lectura comunicativa de la arquitectura, en la que lo

único que nos interesa son los objetos arquitectónicos como “formas

significantes”.

DENOTACIÓN ARQUITECTÓNICA

 Como sabemos un objeto arquitectónico denota una forma de habitar incluso sin

disfrutar de su habitabilidad ni de su utilidad, por ejemplo: Cuando vemos una

ventana no pensamos en su función como tal, sino que al contrario pensamos la

vemos como un elemento estético en relación a las otras ventanas. Esto nos lleva a

pensar en que un arquitecto podría diseñar una ventana con función meramente

estética, sin embargo, las características de esta ventana no denotan una sola

función si no que connotan también distintas maneras de concebir su función

(función simbólica).

 Se dice que el objeto denota la función convencional según códigos, por ejemplo:

Al momento de ver una escalera ya sea en cualquiera de sus formas esta denota la

posibilidad de subir, lo mismo que sucedería con un ascensor, sin embargo, este

solo podría denotar la posibilidad de ingresar en éste, ya dentro una persona


habituada a las escaleras no podría interpretar que las formas percibidas dentro

significan determinadas funciones. Esto nos indica que el enunciado de que la

forma sigue a la función, nos dice que solo la forma no puede hacer posible la

función si no que esta debe denotarla de manera clara.

 Un arquitecto o constructor no podría convertir en funcional una forma nueva si no

se basa en los procesos de codificación ya existentes, Koening nos brinda el

siguiente ejemplo: En Italia, la población rural dispuso de habitaciones modernas

en unas casas previstas para ellos, sin embargo, ya que ellos estaban

acostumbrados a hacer sus necesidades ene l campo no sabían para que servían las

tazas higiénicas y le dieron a este otro uso, el de servir como lavado de aceitunas.

En la actualidad no existe quien no conozca la función que denotan estas, dados

los hábitos adquiridos y basándose en un código. Así mismo podría un arquitecto

construir una casa que sea externa a los códigos existentes, y puede una familia

habitarla de una manera agradable y funcional, sin embargo, al no conocer los

códigos en sí, no llegaran a habitarla del todo. Esto no quiere decir que para

conocer nuevas funciones tengamos que apoyarnos en las antiguas.

 Un objeto arquitectónico nuevo puede contener en sí mismo, en su forma, el apoyo

en elementos de los códigos precedentes, formas convencionales y funciones ya

conocidas. Por el contrario, si el objeto arquitectónico ya no responde a sus

funciones y se convierte en obra de arte, es decir la función de estos objetos que

fingen el aspecto de un objeto usual, pero en realidad ya no lo son.

CONNOTACIÓN ARQUITECTÓNICA
 Un objeto arquitectónico puede denotar su función y a su vez connotar la ideología

de la función. Sin embargo, este también puede connotar otras cosas, por ejemplo:

Una gruta al principio connotaba la función refugio, pero con el paso del tiempo

está también connoto familia, núcleo comunitario, etc. Pese a esto sería difícil

afirmar que la primera connotación o utilitas primaria (según koening) es más

importante que las demás.

Lo mismo sucede con el ejemplo de la silla, una silla nos dice que podemos

sentarnos en ella, pero si se tratase de un trono esto significaría “sentarnos con

dignidad” delegando esto la función primaria de sentarnos cómodamente debido a

los signos accesorios que connotan a la realeza, dado esto “sentarse” solo es una

función más del trono, pero no el más importante.

 Desde este punto de vista el significado de “función” se les da a todas las

finalidades comunicativas que pueda poseer el objeto, dado que las connotaciones

simbólicas no son menos importantes que las denotaciones funcionales. Se hace

evidente en el ejemplo del trono, que comunica una utilidad social que no es

percibida inmediatamente con solo conocer la función en sí.

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