Está en la página 1de 14

MOTRICIDAD

La noción de motricidad hace referencia a la capacidad que tiene un organismo de


generar movimiento o de desplazarse. El concepto también alude específicamente
a la facultad del sistema nervioso central de provocar contracciones musculares.
Motricidad. Puede entenderse a la motricidad como el dominio del cuerpo por
parte de las personas. El ser humano no solo está en condiciones de reproducir
movimientos, sino que puede expresar su intencionalidad de manera creativa o
espontánea.

Es posible diferenciar entre la motricidad gruesa y la motricidad fina. La motricidad


gruesa alude a la coordinación general y a los movimientos más amplios; la
motricidad fina, a los movimientos que requieren mayor destreza y precisión. A lo
largo del desarrollo del cuerpo y la mente, la motricidad fina se consigue después
de la motricidad gruesa, ya que demanda una adecuada coordinación de las
acciones que ejecutan diferentes grupos de músculos. La motricidad, en definitiva,
no es lo mismo que el movimiento. Un movimiento es una acción motora que lleva
a cambiar la posición de un componente corporal o del cuerpo en general. La
motricidad abarca la totalidad de las funciones y de los procesos que acarrea un
movimiento, incluyendo el factor mental.

El sistema nervioso central, las articulaciones y los músculos participan en los


movimientos voluntarios. A través de un proceso de aprendizaje, los niños van
desarrollando la motricidad desde el nacimiento, adquiriendo poco a poco
habilidades como pararse o caminar. Primero despliegan la motricidad gruesa y
luego, una vez que alcanzan la madurez y el crecimiento físico necesarios, la
motricidad fina. Para favorecer esos procesos es importante que los chicos
realicen actividad física y sean estimulados por los adultos. Los problemas de
motricidad se enmarcan en la llamada deficiencia motriz, que se manifiesta a
través de un trastorno en el aparato locomotor, el cual se encuentra formado por el
sistema muscular y el osteoarticular. Una persona con un problema de este tipo
puede mostrar dificultad para realizar tareas comunes, como ser tomar un
bolígrafo y escribir, o bien para desplazarse, coordinar ciertos movimientos o
mantener una postura firme. La exactitud del movimiento es una de las facultades
que afecta la deficiencia motriz, y esto puede ser muy grave en nuestra época, ya
que casi todas nuestras actividades cotidianas, tanto en el ámbito del ocio como
en el laboral y el estudiantil, requieren mucha precisión. En algunos casos, los
problemas de motricidad también afectan el habla y provocan una reducción
anómala en la fuerza de los músculos.

P á g i n a 1 | 14
Motricidad De fondo, lo que lleva a al cuadro de deficiencia motriz es una
alteración en varias partes del cuerpo: los músculos, las articulaciones, los huesos
y, por supuesto, el área del cerebro que se encarga de coordinar los movimientos.
Podemos distinguir dos tipos generales de problemas de motricidad:

* físico periféricos: afectan las articulaciones, los músculos, los huesos y las
extremidades;

* neurológicos: hay un daño en el cerebro que interfiere en el envío de la


información motriz al resto del cuerpo.

Estos trastornos en la motricidad se pueden originar antes, durante o después del


nacimiento. En el primer grupo, suele tener lugar una infección o una enfermedad
metabólica que afecte a la madre a causa de la incompatibilidad sanguínea con el
padre. Durante el parto, la aparición de una deficiencia motriz puede deberse a la
falta de oxígeno durante demasiado tiempo (a veces producida por una
obstrucción en las fosas nasales del bebé), la prematuridad o un daño en el
cráneo por el uso de fórceps. Con respecto a los casos que comienzan después
del nacimiento, algunas de las causas más comunes son la hemorragia cerebral,
la meningitis o la trombosis.

TIPOS DE MOTRICIDAD
Básicamente, la motricidad se divide en dos tipos, gruesa y fina, en función de los
tipos de grupos de músculos que se implican en el movimiento que se realiza.

MOTRICIDAD GRUESA

Con motricidad gruesa se hace referencia a las capacidades motoras de una


persona en las que se implican grupos musculares grandes. la intervención de
este tipo de músculos permite hacer movimientos en los que se activa todo el
cuerpo o gran parte de una extremidad, como por ejemplo gatear, caminar, saltar,
escalar, montar en bicicleta, nadar y otros muchos más. Este tipo de motricidad
empieza a desarrollarse a temprana edad, hacia las primeras semanas de vida del
bebé. Su desarrollo es continuado, aunque, en caso de no ponerse en práctica o
de realizarse ejercicios cuyo objetivo sea el de mejorar esta capacidad, no se da
una pérdida de la motricidad gruesa. No obstante, lo habitual es que se dé un
progresivo desarrollo de estas capacidades a lo largo de toda la vida, incluso en la
etapa adulta.

P á g i n a 2 | 14
La dirección en la que se van perfeccionando los grandes grupos musculares se
hace de cabeza a pies, es decir, primero se aprende a cómo mover la cabeza y el
cuello, luego, se tiene un mayor control sobre el tronco y, finalmente, se controla
piernas y brazos. Durante los primeros años de vida, el desarrollo de este tipo de
motricidad es fundamental para que se adquiera la capacidad de control sobre la
postura, el equilibrio del cuerpo y la marcha.

1. Control postural
Llegar a desarrollar la capacidad suficiente como para controlar la postura y el
equilibrio son cuestiones fundamentales para poder realizar acciones en las que
se está erguido, como son caminar o sentarse. Cuando acaba de nacer, el bebé
no es capaz de controlar su postura de forma voluntaria, ni tampoco sostener en
correcto equilibrio su cabeza. Es por ello que, en las primeras semanas de vida, lo
recomendable es que la criatura se encuentre tumbada.

Pasados los dos meses el bebé ya ha adquirido la suficiente capacidad como para
mantenerse con cierto equilibrio, pudiendo sentarse erguidos con ayuda de sus
cuidadores. Cuando ya se acerca el primer año de vida, los infantes han adquirido
la suficiente capacidad como para poder sentarse encima de una silla por ellos
mismos.
2. Aprender a caminar
Relacionado con el punto anterior, para poder lograr caminar erguido primero debe
tener el suficiente control postural para poder mantenerse erguido. Además de
ello, requerirá fuerza en las piernas, la cual habrá adquirido tras varios meses
gateando y poniendo encima de ellas parte del peso del tronco, con la ayuda de
los brazos.

Es en torno al primer año de vida que los bebés logran poder caminar, no
obstante, de acuerdo con la investigación realizada en este campo, se ha visto
que ya se poseen desde antes del nacimiento las vías neurales para ello. Un
hecho que daría fuerza a esto es el de que, si se coloca a un bebé de dos meses
en posición erguida, pero siendo sujetado por alguien, el bebé alternará las
piernas como si estuviera caminando. Independientemente de lo innata que
pudiera ser esta capacidad, es muy importante que el bebé vea a otros, tanto de
su misma edad como mayores, caminar para poder desarrollar esta capacidad.

P á g i n a 3 | 14
MOTRICIDAD FINA
En cuanto a la motricidad fina, a diferencia de su contraparte, se implican grupos
musculares pequeños, los cuales, mayormente, se encuentran en las manos,
especialmente en las muñecas y dedos. Esta capacidad es destacable en la
especie humana, dado que se posee un alto control de los movimientos de los
dedos de las manos, permitiendo agarrar objetos, escribir, tocar el piano o hacer
gestos. Las habilidades finas se van desarrollando a lo largo de la vida de todo el
individuo, pudiéndose mejorar y aprender nuevos movimientos en prácticamente
cualquier edad de la persona, siempre y cuando no haya lesiones físicas ni a nivel
cerebral. No obstante, especialmente en la infancia, hay cambios significativos en
cuanto al desarrollo de estas capacidades, las cuales van a la par de la mejora de
ciertas destrezas fomentadas por el sistema educativo.
1. Primeros meses de vida
Los primeros movimientos finos que se pueden observar en un bebé son los
reflejos, los cuales se manifiestan ya desde el momento en el que ha nacido. No
obstante, con el paso de las pocas semanas, muchos de estos desaparecen. A las
ocho semanas, el bebé es capaz de hacer algunos movimientos con los dedos,
pudiendo coger, aunque de forma patosa, cosas. Entre los dos y los cinco meses
el bebé ya es capaz de coordinar la mirada con el movimiento de sus propias
manos, siendo esto un punto decisivo en su capacidad para explorar el mundo
exterior. Entre los siete y doce meses se da el punto más destacable de las
capacidades motoras finas del bebé, habiendo una mejora en la capacidad de
agarre de objetos, señalar con el dedo índice, pasar objetos de una mano a otra y,
muy importante también, hacer pinza con la mano. Cuando el bebé ya tiene un
año de edad, dispone de suficiente capacidad fina como para manejar objetos
voluntariamente y con mayor seguridad. Gracias a ello, puede coger los objetos
que desee y así explorarlos para conocerlos mejor, aprendiendo tanto físicamente
como mediante estímulos. Así, aprender aspectos como el tamaño, el peso y la
forma.
2. Preescolar
Esta etapa comprendería entre los dos y cinco años de edad. En estas edades, el
niño es capaz de cerrar y abrir la mano haciendo diferentes combinaciones con los
dedos. Así pues, el niño puede aprender a usar las tijeras, pintar con lápices,
abotonarse la camisa y coger objetos de forma más certera. Además de ello,
aprende sobre el entorno en el que se encuentran y los estímulos que reciben de
él, coordinando eficazmente sus movimientos para irlo a explorar.
3. Etapa escolar
Entre los cinco y siete años la motricidad fina ya está destacablemente
desarrollada, aunque siempre se puede mejorar. Los brazos y las piernas se
sincronizan mejor. Es en estas edades en las que los niños aprenden a escribir y a
leer. Los primeros ensayos de escritura, aunque torpes, son la demostración de

P á g i n a 4 | 14
ellos, mientras que la lectura se caracteriza por usar los dedos para dirigir su
mirada al renglón que tienen que leer.

EL DESARROLLO MOTOR EN LA INFANCIA

El desarrollo motor puede dividirse en dos categorías generales. La primera


incluye la locomoción y el desarrollo postural que concierne al control del tronco
del cuerpo y la coordinación de brazos y pies, para moverse. La segunda
categoría es la presión, habilidad para usar las manos como instrumentos para
cosas tales como comer, construir y explorar. La adquisición de estas capacidades
motoras proporciona a los bebés infinitamente más opciones para actuar sobre su
mundo.
Algunos hitos del desarrollo motor (en edades seleccionadas) son:

Principios y secuencia en el desarrollo motor

La actividad no se desarrolla en una secuencia casual, bien al contrario, la


progresión obedece a dos principios generales. El primero indica que tiende a
realizarse en una dirección próximo distal, es decir, las partes más próximas al
centro el cuerpo queda bajo control antes que las que están más lejos. La
adquisición de la habilidad de usar brazos, manos y dedos proporciona un buen
ejemplo. Aunque la mayoría de los movimientos de sus brazos parecen fortuitos,
dirige algunos de ellos hacia los objetos. La progresión en las habilidades
locomotrices en la infancia refleja una creciente temporización, equilibrio y

P á g i n a 5 | 14
coordinación. El segundo principio es que el control sobre todo el cuerpo se
desarrolla en una dirección céfalo caudal, o de cabeza a pies.

Maduración y experiencia en la aparición de la capacidad motriz

Como la habilidad motriz surge en una secuencia bastante predecible y en


tiempos predecibles, podríamos suponer que estas habilidades están
genéticamente programadas. Y una vez más, el entorno puede desempeñar un
papel, animando al niño a desarrollar una capacidad en un momento concreto. En
el desarrollo motor aunque la práctica es importante, los bebés de todas las
culturas conocidas alcanzan los hitos principales dentro de un margen de edad
que abarca sólo unos pocos meses. Todos los bebés normales caminan, y todos
los bebés normales cogen los objetos casi de la misma manera. Cómo nos
movemos y cómo manipulamos los objetos refleja en parte el cómo está hecho
nuestro cuerpo, nuestra dotación genética, pues, establece las etapas y nos
prepara para diversos logros (estos logros se realizan por medio de interacciones
con un mundo real de acontecimientos y objetos).

Implicaciones psicológicas del desarrollo motor

Por medio del desarrollo motor el bebé controla su cuerpo, que, a su vez, utiliza
como una herramienta. Una vez que es capaz de coger los objetos que las
personas ponen en su mano, el bebé se convierte en suficientemente coordinado
y es finalmente dueño de su propia experiencia. La hazaña de este dominio a
veces parece un fin en sí mismo. El bebé que no camina y que ha pasado meses
viendo a las personas moverse de acá para allá sobre sus pies, sonríe con júbilo
después de dar sus primeros pasos, como dijera “. Yo también puedo hacerlo”.
Aunque aprender a moverse, no es sólo un logro motor para los bebés; también
les ayuda a organizar su mundo (Bushnell y Boudreau, 1993) y a la apreciación
del significado de distancia y altura. (Cuando los bebés pueden controlar su
proximidad respecto a quienes lo cuidan, utilizan sus habilidades motrices para la
exploración).

P á g i n a 6 | 14
El desarrollo motor más allá de la infancia

Hacia su segundo cumpleaños, la mayoría de los niños han superado su batalla


contra la gravedad y el equilibrio, y son capaces de moverse y de manejar objetos
bastante eficazmente. Aparecen tres conjuntos de capacidades de movimiento
fundamentales:

 Los movimientos locomotores: incluyen caminar, correr, saltar, brincar, dar


pequeños saltos y subir.

 Los movimientos de manipulación: incluyen coger, dar patadas, lanzar,


golpear y regatear.

 Los movimientos de estabilidad: implican el control del cuerpo relativo a la


gravedad, incluye inclinarse, estirarse, girarse, balancearse, dar vueltas,
regatear, sostenerse sobre la cabeza y caminar por una tabla.

Estas capacidades fundamentales aparecen generalmente en todos los niños y


son más pulidas en los adolescentes que desarrollan habilidades atléticas
excepcionales. Dichas capacidades de movimiento se desarrollan a través de tres
etapas. En la primera, el niño intente ejecutar el modelo de movimiento. El
segundo, el niño dispone de un mayor control sobre los movimientos requeridos,
pero aún no todos encajan juntos en un modelo integrado. Y en la tercera, todos
los componentes están bien integrados en un acto coordinado y determinado. El
refinamiento de las capacidades motrices depende en gran medida del desarrollo
de los músculos y los nervios que controlan, pero también son importantes otros
factores, como puede ser las capacidades sensoriales y perceptivas: los niños
adquieren muchas de sus capacidades motrices en el juego, lo que implica
interacción social y física. Otro aspecto importante de las capacidades motrices es
el tiempo de reacción (tiempo requerido para que el estímulo externo ponga en
funcionamiento los nervios que llevan la información, para que el individuo tome
una decisión, y para que el cerebro active los músculos a través de los nervios de
salida).

P á g i n a 7 | 14
Control de la cabeza

Al nacer, la mayoría de los neonatos pueden voltear la cabeza de un lado a otro


mientras están acostados sobre sus espaldas. Cuando están boca abajo, muchos
pueden levantar la cabeza lo suficiente como para voltearla. Dentro de dos o tres
primeros meses, cada vez pueden levantarla más; hacia el cuarto mes mantienen
la cabeza erguida.

Control de las manos


Los recién nacidos nacen con el reflejo de agarre. Si se golpea con suavidad la
palma de la mano de un infante; el bebé la cierra de manera automática con
fuerza.

Locomoción

Después de tres meses, el infante promedio comienza a rodar a propósito. Los


bebés se sientan, al levantarse por su propia cuenta desde una posición boca
abajo o dejándose caer estando de pie. El bebé promedio puede sentarse si apoyo
alrededor del quinto mes o sexto mes y puede sentarse sin ayuda dos meses
después. Hacia el sexto mes, la mayoría de los bebés comienzan a desplazarse
por su propia cuenta. Durante el segundo año los niños comienzan a subir
escalones uno a la vez, pero como antes de esto pueden subir gateando y caerse.
Primero ponen un pie y después el otro en el mismo escalón, antes de pasar a
otro más arriba; después alternarán los pies. Más adelante aprenderán a bajar. En
el segundo año, los caminadores correrán y saltarán; al tratar de mantenerse con
ellos, los padres terminarán exhaustos. A la edad de tres años, la mayoría de los
niños pueden mantener el equilibrio en un pie durante un instante y algunos
comenzarán a saltar en un pie.

Influencias del ambiente en el desarrollo motor

Todas las destrezas como: sentarse, pararse y caminar, se presentan bajo un


patrón predeterminado y los niños deben alcanzar cierto nivel de madurez
psicológica antes de poder hacerlo. Sin embargo, el ambiente también desempeña
un papel importante. Esto sugeriría que la experiencia tiene una parte importante
en el desarrollo motor.
P á g i n a 8 | 14
Diferencias interculturales

Los bebés de diferentes sociedades se desarrollan de acuerdo con diversos


patrones. Los bebés africanos de piel negra tienden a ser más avanzados que
sus similares de piel blanca en el desarrollo de destrezas de motricidad gruesa
como pararse y caminar, mientras que los bebés asiáticos están preparados para
presentar un desarrollo más lento en estas destrezas. Algunas de estas
diferencias pueden estar relacionadas con el temperamento. Los bebés asiáticos
tienden a ser más dóciles, lo que explica por qué manifiestan una respuesta más
relajada cuando se les pone un trozo de tela sobre la nariz y porqué también
tienen menos probabilidad de interesarse en explorar desplazarse lejos de sus
padres (Kaplan y Dove, 1987). Diferentes culturas animan a sus niños a
desarrollarse a lo largo de líneas variadas. Cómo puede el ambiente retrasar el
desarrollo cuando los niños están bien nutridos, reciben atención médica
adecuada, disfrutan de libertad física y tienen la oportunidad de poner en práctica
sus destrezas motrices, probablemente su desarrollo moto es normal. Un
ambiente demasiado deficiente en alguna de estas áreas puede retardar el
desarrollo motor de manera significativa.El ambiente tiene que ver con el
desarrollo motor, y entre más deficiente sea, mayor puede ser su efecto.

¿Se puede acelerar el desarrollo motor?

Aunque algunos experimentos clásicos a corto plazo demostraron la importancia


de la maduración para el desarrollo motor, los estudios iraníes descritos antes y
algunos interesantes experimentos recientes también señalan hacia el rol de la
experiencia. Investigación clásica. Arnold Gesell en un famoso experimento
concluyó que “la poderosa influencia de la maduración sobre los patrones de
comportamiento de los infantes es clara”. Los niños parecen desempeñarse en
ciertas actividades cuando están listos al nivel de maduración.

Investigación más reciente. Investigaciones más recientes indican que el


entrenamiento a corto plazo de infantes en ciertas actividades motrices puede
influir en el desarrollo temprano con lo cual se demuestra el impacto del ambiente.

Los efectos de largo alcance del desarrollo motor


P á g i n a 9 | 14
Los bebés cuando comienzan a desplazarse por sus propios medios, después de
estar siempre en brazos de alguien o en un coche, se sienten como un conductor
que se fija de las marcas en la carretera y es consciente de giros que nunca había
observado como pasajero. Al llegar al sitio por su propia cuenta, se siente más
familiarizado con la ruta de lo que estuvo al comienzo. El surgimiento de la “auto
locomoción” es un punto de cambio en la segunda mitad del primer año de vida,
que influye en todas las áreas del desarrollo: física, cognoscitiva y emocional.

Cómo influye el desarrollo motor en la percepción

Si un niño no reconoce la cara de su madre antes de los cuatro meses de edad,


no es porque tenga algún problema en su relación con su madre, sino porque la
visión no es suficientemente buena antes de ese tiempo. Al igual que si un sujeto
no puede gatear antes de los ocho meses, no es porque estuviera confinada sino
porque sus músculos y su coordinación no están lo bastante bien desarrollados
(Bushnell y Boudreau, 1993). Una vez que se alcanzan estos niveles físicos,
entonces se convierten en un “hecho de base” (Bertenthal, Campos y Barrett,
1984). Es decir, aumenta la probabilidad de otros nuevos avances para el bebé.

Percepción háptica

Sólo hasta que los bebés han logrado suficiente coordinación ojo-mano para
alcanzar objetos, es cuando desarrollan la percepción háptica. Ésta es la
capacidad para adquirir información acerca de objetos que manipulan en oposición
a cuando los observan. Cuando los bebés pueden realizar varios movimientos de
mano, pueden percibir deferentes propiedades de los objetos. Desde los tres
meses de edad, los infantes pueden percibir temperatura, tamaño y, quizá, dureza.
Entre los cuatro y diez meses, hacen movimientos repetitivos con los dedos y la
mano, rascan, frotan, sacuden la mano, golpean, aprietan y toman objetos para
después pasarlos de una mano a la otra. Ahora comienzan a percibir textura y
peso. Hacia el final del primer año, cuando tienen suficiente fuerza como para
sentarse sin apoyarse con una mano, pueden emplear ambas manos de manera
compleja, lo cual les permite tomar conciencia de las formas. Así la capacidad
para percibir estas características está limitada por el nivel de su desarrollo motor
(Bushnell y Boudreau, 1993).

P á g i n a 10 | 14
Percepción de la profundidad

El desarrollo motor también influye en la percepción de la profundidad, la


capacidad para percibir objetos y superficies en tres dimensiones. La profundidad
se perciba mediante la imagen de un objeto sobre la retina. Las claves cinéticas
dependen del cambio en esta imagen con movimiento, bien sea de la persona o
de lo que ella esté mirando, y los demás deben saber cuál se está moviendo. Para
determinarlo, un bebé debe sostener su cabeza por un momento. Así, un bebé
necesita tener suficiente control sobre la cabeza para poder moverla y sostenerla.
Esta capacidad queda bien establecida hacia el tercer mes. Las claves binoculares
para la profundidad están presentes alrededor del quinto mes. Algunas veces
entre el quinto y séptimo mes, los bebés responden a las claves monoculares
estáticas, que se encuentran en la imagen sobre la retina de un solo ojo. Estas
claves incluyen el tamaño relativo, y deferencias de textura y sombra. Para juzgar
la profundidad con estas claves, los bebés tienen que saber sobre tamaño real y
otras propiedades. Esta información puede obtenerse al manipular objetos y con la
percepción háptica resultante (Bushnell y Boudreau, 1993).

El impacto de gatear

Entre los siete y los nueve meses de edad, los bebés presentan grandes cambios:
comienzan a entender conceptos como “cerca” y “lejos”, dependiendo de qué
distancia están los objetos a su alrededor, les ayuda a trasladarse por su propia
cuenta y también a aprender a juzgar distancia y percibir la profundidad. La
capacidad para trasladarse de un sitio a otro también tiene implicaciones sociales.
Por un lado, los bebés gateadores parecen estar en mejor capacidad de
diferenciarse a sí mismos del resto del mundo. Como puede verse, el desarrollo
motor puede tener efectos de largo alcance para ayudar a los bebés e hijos en la
etapa de los primeros pasos nunca se están quietos, pero incluso estas activas
personitas tienen que dormir, algunos más que otros.

Rasgos evolutivos

A los 2 años puede considerársele un preescolar. Está saliendo de la infancia.


Conserva aún cierto tambaleo residual en la marcha y pasa más de la mitad de las
P á g i n a 11 | 14
24 horas del día durmiendo. Pero está comenzando a usar palabras para
comunicarse y es capaz de satisfacer, al menos durante períodos limitados, las
exigencias del ambiente de la escuela nursery. Manifiesta poseer un sentido
rudimentario de la existencia de otras personas, rasgo que se hace bien definida a
los 3 años.

El niño de 2 años está todavía perfeccionando los aspectos fundamentales de


locomoción y control postural. Se deleita corriendo, a causa de que es una nueva
habilidad formativa. Es un corredor; prefiere la novedad de correr a la marcha.
Habitualmente corre sin caer, pero le llevará todo un año más aprender a disminuir
la velocidad, detenerse súbitamente y dar bien la vuelta en los ángulos muy
agudos. Posee, con todo, suficiente inhibición y responsabilidad social como para
permanecer sentado toda la duración del examen. Requiere tiempo adquirir el
equilibrio motor y la conformidad social que caracterizan al niño de 3 años.
La coordinación manual fina continúa progresando velozmente. Las habilidades
motoras finas de los niños preescolares incluyen un mayor grado de coordinación
de músculos pequeños y entre ojo y mano. Al tener bajo control los músculos
pequeños, los niños ganan un sentido de competencia e independencia porque
pueden hacer muchas cosas, como comer o vestirse por sí mismos, para comer,
ya que un niño de 2 años puede sostener un vaso con una mano y puede ponerse
ropas sencillas. En diferencia con las habilidades motoras gruesas, los
preescolares de entre 2 y 5 años hacen progresos importantes en el desarrollo
motor. Con huesos y músculos más fuertes, mayor capacidad pulmonar y mejor
coordinación neuromuscular entre brazos, piernas, sentidos y el sistema nervioso
central, muestran una mayor habilidad y dominio del cuerpo en la realización de
proezas físicas que antes lea habría resultado imposible.
El dominio de las relaciones espaciales depende de la organización de aquellas
neuronas que rigen el complicado sistema muscular que actúa en ojos, manos y
dedos. El niño tiene dominio de la dimensión vertical y horizontal, comprobado en
la realización de distintas pruebas, sin embargo, aún no tiene dominio de la
dimensión oblicua, aún lejos de su alcance. A los 2 años se halla todavía muy
limitado en el espacio. El problema evolutivo del niño de 2 años es concebir un
espacio dotado de formas, pero suficientemente libre del contenido masivo como
para ser utilizado, ágilmente, por el pensamiento adaptativo.

El período de los 2-3 años es, por ello, eminentemente un período de transición
durante el cual se desprende de la jerga, nombra objetos y dibujos, usa los
pronombres y atiende a órdenes sencillas. Tiene más capacidad para quitar,
arrebatar, patear, que para “dar-y-tomar”, y esto por razones de inmadurez
evolutiva. Su forma de abrazar es tan desmesurada como la forma que tiene de
abrazar es tan desmesurada como la forma que tiene de empujar. No sabe cómo
pedir ayuda, se halla en el umbral del logro de tales disociaciones sociales. El
P á g i n a 12 | 14
detalle de los modos de conducta personal-social está determinado por el
ambiente; pero las fuerzas impulsoras, formativas, son de origen constitucional.
Por ello, hasta los acontecimientos cotidianos del comportamiento hogareño sirven
como indicadores de la madurez evolutiva del niño.

OBJETIVOS E INSTRUMENTOS

Existen una serie de pruebas o escalas para determinar el desarrollo motor de un


niño. Para ello se llevan a cabo pruebas de habilidades motoras finas y gruesas
según la dificultad del sujeto.
Entre ellas podemos destacar algunas de las habilidades motoras que podrían ser
evaluadas para determinar dicho desarrollo. Dichas pruebas están divididas en
habilidades motoras gruesas y finas:

P á g i n a 13 | 14
ANEXO

P á g i n a 14 | 14

También podría gustarte