Está en la página 1de 2

ORACIÓN DEL MEDIO DÍA

Miércoles 4 de Marzo

CANTO INICIAL
Cristo Rompe las cadenas…

TEXTO BÍBLICO
Ezequiel 36, 24-27

Los sacaré de las naciones, los reuniré de entre los pueblos y los traeré de vuelta a su tierra. Los
rociaré con un agua pura y quedarán purificados; los purificaré de todas sus impurezas y de todos
sus inmundos ídolos.
Les daré un corazón nuevo y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Quitaré de su carne ese
corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Pondré dentro de ustedes mi Espíritu y haré que
caminen según mis mandamientos, que observen mis leyes y que las pongan en práctica.
Palabra de Dios.

REFLEXIÓN

En nuestro cántico (cf. Ez 36,24-28), el profeta repite ese oráculo y lo completa con una precisión
estupenda: el «espíritu nuevo» que Dios dará a los hijos de su pueblo será su Espíritu, el Espíritu de
Dios mismo (cf. v. 27).

Así pues, no sólo se anuncia una purificación, expresada mediante el signo del agua que lava las
inmundicias de la conciencia. No sólo está el aspecto, aun necesario, de la liberación del mal y del
pecado (cf. v. 25). El acento del mensaje de Ezequiel está puesto sobre todo en otro aspecto mucho
más sorprendente. En efecto, la humanidad está destinada a nacer a una nueva existencia. El primer
símbolo es el del «corazón» que, en el lenguaje bíblico, remite a la interioridad, a la conciencia
personal. De nuestro pecho será arrancado el «corazón de piedra», gélido e insensible, signo de la
obstinación en el mal. Dios nos infundirá un «corazón de carne», es decir, un manantial de vida y de
amor (cf. v. 26). En la nueva economía de gracia, en vez del espíritu vital, que en la creación nos
había convertido en criaturas vivas (cf. Gn 2,7), se nos infundirá el Espíritu Santo, que nos sostiene,
nos mueve y nos guía hacia la luz de la verdad y hacia «el amor de Dios en nuestros corazones»
(Rm 5,5).
Audiencia general del miércoles 10 de septiembre de 2003
San Juan Pablo II

EXPLICACIÓN DEL SIGNO


Entregar al Señor en aquella piedra, nuestro corazón herido por el pecado que se ha endurecido con
el paso del tiempo para que por su amor y gracia en esta cuaresma lo rompa y nos regale un corazón
de carne, un corazón contrito, sencillo y humilde como el de Él.
CANTO
Dame un nuevo corazón Señor…

ORACIÓN

Dios de poder y clemencia, que para apagar la sed de tu pueblo transformaste la piedra en fuente de
agua viva, cambia nuestra dureza en lágrimas y danos un corazón compungido para que, llorando
nuestros pecados, merezcamos, por tu gran misericordia, el perdón y la paz.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

BENDICIÓN

También podría gustarte