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Derecho de Personas

Alumno:Luigy Daniel Inca Nina

Codigo: U19103731

Profesor:JOHAN CRISTOPHER RODRIGUEZ PINTO

Informe:”Aspectos de las dimensiones del ser hu

mano tienen mayor acercamiento a la ciencia del de

recho”

2020
INTRODUCCIÓN
¿Qué son los derechos humanos fundamentales? ¿Cuáles son los alcances y los
contenidos de esos derechos? ¿Ellos son universales o dependientes de factores
culturales? Esas tres preguntas han desafiado a filósofos, pensadores y científicos
políticos, principalmente en las últimas décadas. Es que con la globalización de la
economía y la mundialización de la cultura y de los medios de comunicación,
diferentes visiones y prácticas culturales alrededor del mundo pasaron a destacarse
internacionalmente, sea por la nobleza de sus valores, como es el caso de la
solidaridad budista, reconocida por prácticamente todos los pueblos, sea por la
controversia de sus tradiciones, como es la cuestión del uso de la burka por las
mujeres musulmanas que, para algunas civilizaciones es una obligación moral y
religiosa, mientras, que, para otras, una subyugación y degradación de la dignidad
femenina.
Dentro de esa diversidad cultural y de las respuestas que cada pueblo desarrolló a lo
largo de la historia para el enfrentamiento de sus problemas, surge la cuestión de
saber cómo los derechos humanos fundamentales podrán ser respetados y protegidos
ante esos antagonismos axiológicos tan extremos. En ese sentido, se ve que el primer
paso para la superación de esas dificultades
está en el establecimiento de parámetros epistemológicos interculturales que
permitan identificar qué es y qué no es un derecho humano fundamental, ya que esa
categoría ha sido utilizada para describir cualquier situación de frustración, de
injusticia y de desentendimiento entre civilizaciones, hecho que vuelve confusa la
comprensión de su alcance y contenido. Es primordial dejar claro, también, cuándo
una situación práctica se limita a un roce entre dos culturas, decurrente de tradiciones
morales divergentes, o si es el caso, cuándo va más allá de ese contraste, para
perpetrar violaciones graves de derechos humanos fundamentales, bajo la alegación
de hacer parte de una cultura.
El presente artículo tiene por objetivo desarrollar esa discusión a través de la
presentación de una nueva teoría de los derechos humanos fundamentales
capaz de ofrecer herramientas objetivas para la evaluación de casos concretos que
involucren situaciones polémicas sobre tradiciones culturales. El marco teórico
propuesto permite evaluar si la práctica adoptada por un pueblo o nación representa
la forma de realización cultural de la dignidad humana, optada por sus miembros, o si
ella caracteriza violación de un derecho humano fundamental. La propuesta busca
superar a los antagonismos entre las tesis que mantienen la observancia universal de
eses derechos, independientemente de las peculiaridades culturales, y aquellas que
defienden la relatividad de los valores morales expresados en los derechos humanos
fundamentales, los que, según sus teóricos, deberían ser ajustados a las peculiaridades
culturales de cada pueblo o nación.
Las virtudes propias de la persona humana desde el
Derecho
Identificarse como persona, en el sentido más amplio, quiere decir reconocer y
reconocerse en el respeto por la integridad y dignidad personal del otro. El ejercicio
alteritivo en el reconocimiento de los fines naturales y de la aceptación de los fines
libres es la primera forma para captar al ser humano como unidad esencial y operativa,
en la relación de la multiplicidad con la unidad y en cuanto al orden del ser que le
trasciende. No obstante, no se le impone, porque precisamente a diferencia de las
demás criaturas, la calidad de ser sujeto le impele a ser dueño de sí mismo y a elegir
libremente los medios para satisfacer las tendencias naturales al bien y a la perfección,
desde la razón y la voluntad. Es aquí en donde encuentran su lugar las virtudes
intelectuales y las virtudes prácticas. Para que la persona pueda perfeccionarse debe
conocerse a sí misma, esto es, saber lo que ella es. En términos más precisos: saber
qué clase de ser es y está llamado a ser y a configurarse, con una recta conformación
de la libertad humana.
En este contexto tienen lugar las virtudes, las cuales, como se ha dicho en varias
oportunidades, deben entenderse aquí desde la configuración del Derecho como un
saber práctico, aunque la Ciencia Jurídica consista en un saber respecto a la virtud de
la justicia. Como lo señala Victoria-Aguilar: Los bienes son los fines de la acción y,
además, son medios para los fines (Wojtyla, 2005, p. 257). Solo el hombre capta de
modo general la esencia del bien y con la voluntad se vuelve siempre al bien captado
de este modo (p. 259). Dicho de otro modo, el bien es el objeto de la voluntad, pero su
comprensión y objetivación es, según santo Tomás, tarea de la razón. Estos dos
poderes colaboran estrechamente el uno con el otro: la voluntad quiere que la razón
conozca, y la razón comprende que la voluntad quiere y qué cosa quiere.

Como consecuencia de esta colaboración de la razón con la voluntad, el bien y la


verdad se entrelazan recíprocamente: cuando la razón comprende que la voluntad
quiere el bien, y cuando comprende que alguna cosa es un bien, entonces el bien se
hace objeto de la razón; por otro lado, la verdad es un bien de la razón y, por
consiguiente, es también un fin de la voluntad que en un cierto sentido empuja a la
razón hacia la verdad. La verdad sobre el bien puede tener un significado especulativo;
la razón capta el bien de modo especulativo cuando lo define, revelando de este modo
su esencia: es un conocimiento puramente teórico del bien. Pero la razón conoce el
bien también de modo práctico, cuando constituye el objeto de la acción (Wojtyla,
2005, p. 257).167
Sobre la dignidad de la persona humana
Para el Realismo Jurídico Clásico no hay derecho posible que no sea expresión mediata
o inmediata de la dignidad que deriva de la condición de persona. De ahí que todo
acto, institución o forma de la juridicidad ha de poner de manifiesto esa peculiar
“naturaleza” humana. Pero ¿en qué consiste precisamente dicho concepto? El
diccionario de la Real Academia define dignidad como “aquello que constituye, por
tanto, una especie de preeminencia, de bondad o de categoría superior, en virtud de la
cual algo destaca, se señala o eleva por encima de otros seres, carentes de tan excelso
valor”. 172
Millán Puelles considera que la dignidad de la persona es una redundancia
intencionada, cuyo fin es el de realzar esta particularísima realidad.173 Por un lado,
esa idea de grandeza y de superioridad es un valor que puede entenderse como
relativo respecto a las demás criaturas: a mayor perfección en su ser, mayor dignidad.
Pero, por otro lado, al ser la dignidad algo predicable de todo sujeto humano, se
refiere a algo absoluto, es decir, no dependiente de la comparación con otras especies
ni de la valoración subjetiva
. Hay algo objetivo que hace eminente –con un alto grado de perfección– a la persona,
o sea, al sujeto de naturaleza humana, lo que puede llamarse “dignidad referida al ser”
o “dignidad ontológica”.174 Por eso, aclara Hervada:
El hombre es digno absolutamente, pero por participación. Por lo tanto, la dignidad no
configura al ser humano como un ser desvinculado, con derechos ilimitados y deberes
autónomamente surgidos (ser su propia ley, conciencia autónoma sin reglas objetivas),
sino como un ser que, al tener su dignidad por participación, está natural-mente
reglado por normas inherentes a su ser, que son recibidas, como recibido es su ser y su
dignidad. Al mismo tiempo, los derechos, siendo inherentes a su ser, son derechos
limitados y condicionados por su mismo ser, por su naturaleza, que tiene una
ordenación a la relación con los demás (dimensión social) y a unos fines naturales.

EL CARÁCTER ANALOGICO DE LA REALIDAD JURIDICA


La riqueza de la vida jurídica, hemos dicho, se aprecia en la experiencia cotidiana, en el
lenguaje habitual en el que constantemente hacemos mención de normas o leyes,
facultades o cosas suyas. Pues bien, esa diversidad de denominaciones acerca de 10
que sea lo jurídico no es sino la expresión del carácter analógico que se da en la misma
realidad que se dice jurídica. La analogía es el instrumento lógico a través del cual se
designan realidades de algún modo distintas pero que tienen cierta semejanza entre sí.
1. COTrA, Sergio, El derecho en la existencia humana (pamplona 1987), Eunsa,
pág. 14.
LA EPISTEMOLOGÍA DEL GÉNERO DERECHOS HUMANOS
Las Declaraciones de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos
y de la Organización de las Naciones Unidas, ambas de 1948, reconocieron, en sus
preámbulos, un valor común que debería ser utilizado como base de todos los
derechos allí consignados, cual sea, la dignidad humana, que pasó a ser reconocida
como el valor esencial y piedra angular de todos los derechos allí enunciados. En el
mismo sentido, la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea también reconoce que “valores indivisibles y
universales de la dignidad del ser humano, de la libertad, de la igualdad y de la
solidaridad” como base de los derechos que declara. En la esfera filosófica, las diversas
teorías occidentales que buscan fundamentar a los derechos humanos también
relacionan, por diferentes argumentos y caminos, que esos derechosson formas de
realización de la dignidad humana, poniendo en relieve que es ése, el elemento ético
nuclear de esa clase de derechos, en la visión occidental, pues ellos tienen como raíz el
valor intrínseco a la dignidad encontrada en los seres humanos.
Se advierte, sin embargo, que el uso de la dignidad como base de los derechos
inherentes a los seres humanos no es un descubrimiento de occidente, una vez que
esa base moral también es encontrada en otras tradiciones sociales, en épocas
anteriores al mismo cristianismo. Para los pueblos que siguen los valores morales del
confucionismo, por ejemplo, el cual representa una tradición que empezó en China
hace más de 2500 años, no existe la idea individualista de derechos, pues se espera de
cada persona que desempeñe un papel activo en le medio en que vive, cumpliendo
obligaciones consigo mismo y con la sociedad.
Los valores morales del confucionismo se desarrollan en un sistema de relaciones
interpersonales que tiene en la humanidad, la cual es llamada de ren o jen, la más
básica de todas las virtudes que es encontrada en cada individuo, lo que importa en el
respeto, en la preocupación y en el cuidado con la vida del otro, sintetizada en la
práctica del shu, o sea, no imponer a los demás aquello que no deseamos para
nosotros mismos. Como se puede observar, la base de los derechos y deberes de las
personas en ese sistema moral es la misma humanidad, o sea, el atributo que dignifica
a cada ser humano y que hace con que los demás lo respeten y se preocupen con su
bienestar.
CONCLUSIONES
La reflexión sobre la realidad del ser personal nos permite determinar ciertas
conclusiones que consideramos relevantes para el tema que nos propusimos abordar.
1) La persona humana tiene en razón de su ser y de su esencia cosas suyas que reflejan
la intimidad, singularidad e irrepetibilidad de su ser personal.
2) El derecho es una exigencia ontológica y moral del ser personal: es la cosa suya
debida por otro u otros según una medida.
3) La persona tiene derechos naturales, esto es, cosas suyas adquiridas en razón de su
naturaleza humana y medidas también en referencia a la naturaleza humana, que
deben ser respetadas por todos los demás. Cualquier lesión de su derecho es una
lesión u ofensa a su propia realidad personal.
4) Ser persona en sentido jurídico es una dimensión del hecho de ser persona. El
derecho (ius) no existe ni podría existir sin aquel (sui) que detente lo que es suyo
(suum), como tampoco podría darse la justicia (iustitia) sin el otro (alter) que realice el
acto de justicia.
5) La persona en su misma estructura ontológica es el fundamento de toda la realidad
jurídica. En este sentido, se dice que ella es el concepto clave de la ciencia jurídica.
Pero, precisamente, porque tiene cosas justas también es el titular actual no
meramente virtual del derecho. Idea que podemos expresar en la siguiente forma: a la
persona le corresponde una juridicidad natural, allí donde hay un hombre singular y
concreto hay un alguien que tiene derechos y deberes. Ser titular de derechos no es,
por tanto, una consecuencia de la legislación positiva, es la expresión de la dignidad de
la persona humana contemplada no sub ratione personalitatis si no sub specie iuris.

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