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Resumen
A diez años de la expedición de la ley 100 de 1993, que introdujo en Colombia una profunda
reforma al sistema de salud y seguridad social, este artículo presenta algunos elementos para un
balance y extrae algunas lecciones para su aplicación En la primera parte se presentan hechos y
datos en los campos de la cobertura del aseguramiento, la inequidad en salud, la situación
actual de la salud pública en el país y la percepción de la salud, la seguridad social y el papel del
Estado en Colombia, que en general sugieren un balance negativo del modelo impulsado por la
ley 100. En la segunda se enuncian algunos principios mínimos que el autor, con base en sus
análisis sobre el modelo en cuestión, considera se deben tener en cuenta en el momento de
construir o reconstruir modelos de salud y seguridad social en otros países. Son ellos los prin-
cipios de: realidad, integralidad, coherencia, y participación social.
Abstract
This article presents a balance of the deep changes to the Colombian social security system that
have resulted from the introduction, ten years ago, of the Social Security Law (Ley 100 de
1993). The first section focuses on facts and figures in the fields of health insurance coverage,
inequity in health, the present situation of public health in the country and the general perception
of health, social security and the role of the Government in Colombia. The overall balance for
the new model is a negative one in most of these fields. Based on this analysis of the Colombian
model, the second section includes a number of minimal principles the author considers should
be taken into consideration when constructing or reconstructing health care models in other
countries. These include the principles of reality, integrality, coherence and social participation.
Key Words: Social security law balance, Health insurance coverage, Inequity in health, Public
Health.
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PARA QUE LA SALUD SEA PÚBLICA: ALGUNAS LECCIONES DE LA REFORMA DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN COLOMBIA
pasado de una cobertura del 13,4% en 1992 ma pues en realidad se trata de población
a otra de 58,1% en el 2000. Cuadruplicar la desvinculada.
cobertura en un período de diez años resul-
ta poco menos que milagroso, más aún si se Para los investigadores anotados la falta de
tienen en cuenta las difíciles condiciones na- cobertura continúa siendo del 46%, cifra en
cionales de dicho período. Desafortunada- la cual coincide el Informe de Desarrollo
mente, en el mismo ciclo de conferencias, Humano para Colombia (2000) del Progra-
varios investigadores (Ahumada, 2003; ma de las Naciones Unidas para el Desarrollo,
Vega, 2003; Echeverri, 2003; Hernández, (PNUD) el cual advierte que esto «equivale
2003) presentaron cifras que refutaban las a una reducción de 4.6 puntos porcentuales
de Londoño, dando más pie a la preocupa- respecto a 1997» ((PNUD, DNP y Misión
ción que al triunfalismo. Social, 2001). Es decir: en cobertura global
se ha empeorado durante la vigencia de la
Según estos autores la cobertura había des- ley 100. Con varios agravantes. El primero se
cendido de 62,6% en 1992 a 53,7% en el relaciona con que no es lo mismo estar ads-
2000. ¿Cómo entender semejante diferen- crito a una de las instituciones de cualquiera
cia en las cifras sobre un mismo fenómeno y de los regímenes, que tener acceso real y
en un mismo período? La explicación es oportuno a los servicios. Existe documenta-
clara: depende de cuáles indicadores se to- ción suficiente (Plataforma colombiana de
men. Londoño consideró que los únicos derechos humanos, democracia y desarrollo,
asegurados en 1992 eran los afiliados al 2001) para saber que por motivos predo-
Instituto de los Seguros Sociales (ISS) minantemente económicos costos adicio-
(13,4% según él), mientras en el 2000 in- nales, patologías de altas externalidades,
cluyó en los asegurados no sólo a los afi- etc. y por cuestiones relacionadas con la
liados a la misma institución, sino también manera como se han distribuido y organiza-
a los afiliados a las Cajas de Previsión y a do las EPS y las IPS, muchos afiliados no
todas las demás instituciones que integran pueden obtener la atención debida en el
los dos regímenes básicos del sistema: el momento oportuno.
contributivo y el subsidiado.
El segundo agravante se refiere a que se
Por su parte los investigadores citados, cu- han mantenido, y en algunos casos incre-
yos criterios comparto, incluyen en la pobla- mentado, discriminaciones negativas en la
ción cubierta en 1992 tanto a los afiliados al afiliación para ciertos sectores de pobla-
ISS y a las demás formas de medicina ción. Tales discriminaciones son de tipo re-
prepagada, como a los atendidos por la red gional, de género, de edad y étnico. Según
pública, equivalente al actual régimen sub- la Encuesta de demografía y salud (Profa-
sidiado. milia, 2000, p. 190) mientras en Bogotá
72% de la población está afiliada, en la re-
Para el 2000, las cifras se aproximan un poco: gión atlántica tan sólo lo está 45%. Según
Londoño acepta que 42% de la población la misma Encuesta la afiliación es menor
continúa por fuera del sistema. Ese 42%, en entre los menores de edad y tiende a au-
el cual coinciden varias instituciones e in- mentar con la edad. Según otra fuente (Pla-
vestigadores (Profamilia, 2000), integra lo taforma colombiana de derechos humanos,
que la propia ley 100 en su artículo 157 de- democracia y desarrollo, 2001), para 1998,
70% de los afiliados al régimen contributi-
$ nomina la población «vinculada», lo cual
constituye uno de los eufemismos de la nor- vo se concentraban en los seis departamen-
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tos más desarrollados del país. Según la de una inequidad externa en aumento en el
misma fuente la afiliación es discriminato- conjunto de la sociedad», afirmó hace un año
ria también en contra de las mujeres: mien- (Londoño, 2003, p. 444).
tras en la población general hay 49% de
hombres y 51% de mujeres, los hombres Para la Organización Mundial de la Salud
constituyen 61% de los afiliados al sistema (OMS), Colombia ocupa el primer lugar en
de salud y las mujeres 39% (Plataforma co- equidad financiera en salud en América
lombiana de derechos humanos, democra- Latina y el tercero en equidad por resulta-
cia y desarrollo, 2001). Las poblaciones dos. La equidad financiera, según Londoño,
indígenas y los desplazados por la violen- la miden de acuerdo con «la capacidad de
cia padecen también discriminaciones en aseguramiento cuando hay gastos altos».
su afiliación al sistema. Pero posiblemente Hernández explica que para la OMS la equi-
el peor agravante tiene que ver con la dis- dad financiera «se entiende como la protec-
criminación económica. Según un investi- ción de las familias frente al riesgo financiero
gador (Vega, 2003, p. 51), si bien entre 1997 de la atención médica, de manera que si un
y 2000 se produjo reducción en la afilia- rico paga más que un pobre en atención
ción en ambos regímenes y en todos los médica el sistema es equitativo, dado que
quintiles de ingreso, fue mayor en los protege más a los pobres de este tipo de cos-
quintiles inferiores, que tienen a su vez las tos» (Hernández, 2003, p. 475).
menores coberturas porcentuales. La situa-
ción más crítica la padecen los integrantes No obstante, reflejando la realidad sani-
de la población «vinculada» es decir: sin taria cotidiana y con base en sólidos crite-
acceso perteneciente a estos quintiles, rios e indicadores, varios investigadores
quienes deben asumir costos altos para (Echeverry, 2003; Hernández, 2003; Pare-
obtener atención, habiéndose observado des, 2003) discrepan tanto del criterio de
que mientras disminuyó su posibilidad de Londoño como de los indicadores y consi-
utilización de las consultas médicas y guientes resultados de la OMS en cuanto
odontológicas entre 1997 y 2000, su gasto a equidad en salud. Sostienen que el ac-
de bolsillo en salud aumentó. tual modelo no sólo no ha reducido la in-
equidad, sino que ha mantenido viejas
inequidades y ha desarrollado nuevas mo-
1.2 ¿Hacia más inequidad?
dalidades.
Según el artículo 153 de la ley 100, el pri-
mer fundamento del servicio público en sa- El reconocido investigador Jorge Iván
lud lo constituye la equidad, en el sentido González va inclusive más allá (González,
de igualdad en la calidad para todos inde- 2000; González, 2002). Después de una cui-
pendientemente de la capacidad de pago. dadosa distinción entre los conceptos y las
Londoño, basado en su concepción de equi- prácticas en salud de aseguramiento, solida-
dad, en algunos estudios y en especial en el ridad y equidad la solidaridad no implica
polémico Informe de la Organización Mun- redistribución del ingreso y estima que el sis-
dial de la Salud (OMS) de 2000 sobre equi- tema de seguridad social es financieramente
dad en salud, creyó y defendió hasta su auto contenido, reconoce que en el actual
trágico final el carácter esencialmente equi- modelo de salud en Colombia se ha avanza-
tativo del modelo que había ideado y de los do en aseguramiento y solidaridad, pero falta
logros alcanzados al respecto en su puesta
en marcha. «La equidad aumentó en medio
una perspectiva de equidad. Concluye, en
consecuencia: «La superación de la ley 100
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también en el momento de los balances y, a imponer un modelo bueno para otra reali-
sobre todo, de emprender reformas de lo dad pero inadecuado para la propia. Al res-
existente o construcción de nuevas iniciati- pecto hay que considerar la validez de los
vas y proyectos. modelos internacionales y la necesidad de
ajustes de cara a la realidad nacional, e igual
entre los órdenes nacionales, regionales y
2. Algunos principios mínimos locales.
hacia un modelo de salud
El principio de realidad no implica doble-
y seguridad social garse ante cada obstáculo o perder la capa-
cidad de transformación. El conocimiento
Al tratar de asumir en positivo las lecciones
de la realidad no es una invitación al inmo-
aprendidas de la puesta en marcha del ac-
vilismo y a la conservación no crítica de lo
tual modelo de salud y seguridad social en
existente. La dialéctica enseña la necesidad
Colombia, y asumiendo también el inevita-
de eliminar lo negativo, conservar lo positi-
ble margen de subjetividad y su obvio ca-
vo y generar nuevas alternativas.
rácter preliminar, me atrevo a formular los
siguientes cuatro principios fundamentales1
Debo reconocer que en la ley 100 colom-
que deben tenerse en cuenta en el momen-
biana el principio de realidad fue, como mí-
to de idear, diseñar, debatir, realizar o mo-
nimo, subvalorado, cuando no desconocido.
dificar en la actualidad un modelo de salud
No contaron ni las prioridades problemáti-
y seguridad social.
cas de la salud y la seguridad social, ni el
reconocimiento de la diversidad étnica, cul-
2.1 Principio de realidad tural y regional del país, ni la dinámica
sociopolítica, ni el análisis de los invetera-
Se trata de partir de un claro reconocimien- dos vicios de corrupción y politiquería, ni los
to de la situación que se vive, de las fortale- logros ya alcanzados en salud y salud públi-
zas que se tienen, de los recursos disponibles, ca y la necesidad de salvaguardarlos. Y par-
de los obstáculos existentes y de las metas que te de lo que hoy se vive, se debe en mi
se quieren alcanzar. Desconocer o subvalo- concepto a estas ausencias, carencias y des-
rar en el caso de una propuesta innovadora conocimientos. Podrían citarse múltiples
en salud y seguridad social el perfil demo- ejemplos, pero sólo enuncio uno: el tiempo.
gráfico, la situación epidemiológica, la cul- No se pueden imponer los tiempos del inte-
tura y las prácticas de salud imperantes, los rés político y personal a los de la realidad.
distintos actores sociales que se han venido Un cambio de mentalidad y de estructura
desempeñando en el campo, los intereses en trasciende el tiempo de un gobierno, un
juego en los campos científico, profesional cuatrienio en Colombia. Por eso hoy son le-
y político, y los vicios acumulados, puede lle- tra muerta varios de los tiempos impuestos
var a hacer inviable una buena propuesta o por la ley 100: un año a la transición hacia el
nuevo sistema (artículo 234) y a la unifica-
1 Una versión preliminar de estos principios se en- ción de tarifas (artículo 241); seis años para
cuentra en: Franco, S. Reformas en salud: límites la afiliación universal de los colombianos al
normativos y realidad. En: Torres-Goitia, J. (com- sistema de seguridad social (artículo 157); y
pilador). La salud: cuestión de Estado. Reseña de la siete para la unificación de los diferentes pla-
Primera conferencia panamericana de médicos par-
nes de aseguramiento (artículo 162). La rea-
$$ lamentarios. 122-125. Santa Cruz de la Sierra.
Bolivia. Octubre de 1996. lidad, que siendo transformable y acelerable
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es tozuda y tiene sus propios ritmos, se en- va, con un incremento significativo del em-
carga de pasar sus cuentas de cobro cuando pleo informal. Sólo estos dos hechos em-
pretendemos desconocerla. pobrecimiento y desempleo crecientes son
suficientes para hacer casi inviable financie-
ramente el modelo en cuestión.
2.2 Principio de integralidad
Todo proceso o fenómeno social está ínti- La integralidad, que no es lo mismo que pre-
mamente relacionado con otros. En el cam- tender que hay que cambiarlo todo para que
po concreto de las políticas sociales, son algo cambie, tiene una expresión importan-
esencialmente interdependientes: una polí- te en el campo de la salud en el carácter
tica de salud está íntimamente relacionada interdependiente del derecho a la salud. Es
con políticas alimentarias, de empleo, de decir: no se puede garantizar el derecho a la
educación, de vivienda. Pretender estructu- salud sin garantizar otros derechos. Y, por
rar una nueva política de salud sin alterar tanto, una política social que no asegure si-
para nada y, peor aún, sin tener en cuenta, multáneamente el conjunto de los derechos
las políticas ya enunciadas de empleo, vivien- requeridos para el bienestar colectivo que
da, alimentación y educación, es descono- es su objeto propio resulta, como mínimo,
cer su propia naturaleza y condenarse de incompleta.
entrada a un posible fracaso.
2.3 Principio de coherencia
Pero además: el campo de la salud es mu-
cho más amplio que el de la atención de la Es fundamental que en un modelo los
enfermedad. La prevención de las enferme- principios se correspondan entre sí y con
dades y la rehabilitación de sus secuelas, la el conjunto del modelo propuesto. La in-
promoción de la salud y la defensa de la consistencia entre los principios, o la de és-
vida en dignidad y los demás campos de la tos con lo que se pretende proponer, genera
salud pública, son dimensiones de la salud una fractura estructural que desfigura el pro-
cuyo desconocimiento empobrece el cam- yecto y autolimita su desarrollo.
po y dificulta el éxito parcial en cualquiera
de ellos. Varios autores han señalado que en la ley 100
existe no sólo un distanciamiento, sino una
En el caso colombiano se ve con claridad, contradicción entre los principios y el mode-
por la fuerza de los hechos y no por la inter- lo. Los nueve principios del sistema de segu-
pretación analítica solamente, que este prin- ridad social en salud (artículo 153), entre los
cipio de integralidad no se tuvo en cuenta. que se encuentran los de equidad, obligato-
Se redujo la salud y la seguridad social en los riedad, integralidad, libre escogencia, entre
términos ya expuestos. Se diseñó un modelo otros, satisfacen los postulados y deseos de
de aseguramiento para un país con empleo los más ambiciosos pensadores sociales en
pleno y sostenido en el tiempo y con desarro- salud. El modelo propuesto, en cambio, nie-
llo económico creciente. En los diez años de ga, imposibilita o limita en la práctica la vi-
vigencia del modelo, la pobreza estimada gencia de varios de tales principios. Ya se
por porcentaje de población por debajo de señaló lo que ha pasado con la equidad en el
la línea de pobreza ha pasado de 28% a modelo colombiano. Pero algo similar pasa
49% (Vega, 2003), y el desempleo casi se ha con la libre escogencia la cual, desde el pro-
duplicado, alcanzando hoy un promedio del pio texto de la ley, empieza a desdibujarse al $%
20% de la población económicamente acti- establecer límites y condicionamientos (ar-
tículos 156 y 159) y termina por ser un pos- 2.4 Principio de participación social
tulado teórico de imposible cumplimiento
ante el proceso de monopolización que se Se refiere al hecho de que todos los acto-
da en las instituciones del sistema, tanto las res de una política deben tener presencia
de aseguramiento, como las de afiliación y activa, permanente, deliberante y decisoria
de prestación de servicios. en las propuestas y proyectos que les afec-
tan. Este postulado, válido en todos los
La incoherencia puede darse, además, me- campos, lo es especialmente cuando se to-
diante formas legales sutiles pero altamen- can los aspectos relacionados con la vida,
te eficaces. Dos claros ejemplos de esto en la salud y la seguridad de las personas y de
la ley colombiana lo constituyen las preexis- los colectivos.
tencias y la atención de urgencias. Los de-
fensores de la ley 100 resaltaban que una de Una vez más, la ley 100 es generosa en in-
sus diferencias favorables en relación con mo- cluir la participación social en el funciona-
delos similares, era que en el colombiano no miento del sistema de aseguramiento
habría preexistencias. El primer párrafo del (artículo 153, numeral 7). Sólo que ha que-
artículo 164 lo dice categóricamente: las EPS dado reducida a una participación formal,
no podrán aplicar preexistencias a sus afi- funcional y de carácter fiscalista.
liados. Sólo que en el párrafo siguiente se
hace una excepción: los servicios de alto Es preciso señalar que las fallas en la parti-
costo podrán estar sujetos al condiciona- cipación no se deben sólo a la concepción
miento de un período previo de cotizacio- o a las formas legales. Tienen que ver tam-
nes no mayor de cien semanas. Pues bien, bién con deficiencias de las propias orga-
en la práctica muchos de los servicios de alto nizaciones sociales que en ocasiones no han
costo se han excluido de los planes ofreci- logrado los niveles de desarrollo requeri-
dos y el período máximo de cien semanas se dos no sólo para responder y reaccionar,
convirtió en el mínimo a partir del cual se sino para debatir y proponer con perspec-
considera la posibilidad de incluir o no di- tiva amplia y de largo plazo. Además, las
cho servicio. La cuestión de la atención de fallas organizacionales se relacionan tam-
urgencias es aún más sutil. El artículo 159 bién en ocasiones con el desinterés indivi-
afirma categóricamente el derecho de los dual por ciertos temas-problemas. La salud,
afiliados a la atención de urgencias en todo por ejemplo, tiene un gran poder de con-
el territorio nacional. Pero en el 168 la pre- vocatoria, pero no siempre alcanza suficien-
sión de los prestadores se hizo sentir mediante te poder de movilización, en especial
una palabra: la obligatoriedad sólo cobijará cuando se trata de acciones sostenidas. La
la atención inicial de las urgencias. Este ad- garantía de la participación social en salud
jetivo ha servido de escape para muchos pres- organizada, inteligente, sostenida y efecti-
tadores y de condena a muerte para va no depende tanto del ordenamiento le-
muchísimos pacientes. Algunos prestadores gal como de la solidez y madurez de los
han ahorrado gastos y satisfecho la ley y sus procesos organizativos de los diferentes
conciencias interpretando el carácter «inicial» sectores sociales, a partir del desarrollo de
de la atención como la colocación de un tor- la conciencia del derecho a la salud y del
niquete o la aplicación de un suero y la remi- compromiso con él por parte de los indivi-
sión del moribundo a otro centro, al que duos, de sus organizaciones primarias y de
muchos no han alcanzado a llegar. su Estado.
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