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S A ÚL F R A N C O A G U D E L O

Para que la salud sea pública:


ALGUNAS LECCIONES DE LA REFORMA DE
SALUD Y SEGURIDAD SOCIAL EN COLOMBIA*
Saúl Franco Agudelo

Resumen
A diez años de la expedición de la ley 100 de 1993, que introdujo en Colombia una profunda
reforma al sistema de salud y seguridad social, este artículo presenta algunos elementos para un
balance y extrae algunas lecciones para su aplicación En la primera parte se presentan hechos y
datos en los campos de la cobertura del aseguramiento, la inequidad en salud, la situación
actual de la salud pública en el país y la percepción de la salud, la seguridad social y el papel del
Estado en Colombia, que en general sugieren un balance negativo del modelo impulsado por la
ley 100. En la segunda se enuncian algunos principios mínimos que el autor, con base en sus
análisis sobre el modelo en cuestión, considera se deben tener en cuenta en el momento de
construir o reconstruir modelos de salud y seguridad social en otros países. Son ellos los prin-
cipios de: realidad, integralidad, coherencia, y participación social.

Palabras clave: balance ley 100, cobertura, inequidad, salud pública.

Abstract
This article presents a balance of the deep changes to the Colombian social security system that
have resulted from the introduction, ten years ago, of the Social Security Law (Ley 100 de
1993). The first section focuses on facts and figures in the fields of health insurance coverage,
inequity in health, the present situation of public health in the country and the general perception
of health, social security and the role of the Government in Colombia. The overall balance for
the new model is a negative one in most of these fields. Based on this analysis of the Colombian
model, the second section includes a number of minimal principles the author considers should
be taken into consideration when constructing or reconstructing health care models in other
countries. These include the principles of reality, integrality, coherence and social participation.

Key Words: Social security law balance, Health insurance coverage, Inequity in health, Public
Health.

* La versión inicial de este documento fue presenta-


#& da en el Foro Perspectivas de la salud pública en
México. Ciudad de México. Abril 14 de 2003.

Nº 4 JUNIO DE 2003
PARA QUE LA SALUD SEA PÚBLICA: ALGUNAS LECCIONES DE LA REFORMA DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN COLOMBIA

Introducción elementos para un balance preliminar de los


diez años de aplicación de la ley 100. La se-
Diez años es muy poco para evaluar en pers- gunda dedicada a enunciar algunos princi-
pectiva histórica cualquier acontecimiento pios que parecen esenciales para garantizar
social. Sin embargo, es tiempo suficiente un mejor modelo de salud y seguridad so-
para reconocer la naturaleza y las tenden- cial y cuya validez ha sido evidenciada tanto
cias de un fenómeno y para aprender algu- en los logros como en las carencias de esa
nas lecciones que permitan consolidar sus normativa.
logros, modificar lo requerido y evitar rein-
cidencias innecesarias. La ley 100 de 1993
(Colombia, 1994), aprobada en diciembre 1. Elementos para un balance
de ese año por el Congreso de Colombia, preliminar de la ley 100
está justamente a punto de cumplir la pri-
mera década de su vigencia haciéndose po- Al destacar los elementos más importantes
sible, por tanto, es necesaria una mirada más que el modelo en cuestión ha colocado en
cuidadosa y argumentada de sus logros, lí- la discusión y ha tratado de desarrollar, es
mites y mensajes. suficiente considerar los siguientes cuatro
aspectos: la cobertura; la equidad; el impac-
Son muy diversas las voces e interpretacio- to del modelo sobre la salud pública; y la per-
nes acerca del sentido, los alcances y los cepción de la salud, el aseguramiento y el papel
aciertos y desaciertos de la ley 100. Ellas del Estado.
expresan desde la posición apologética de
sus creadores y defensores (Londoño, 2003;
Londoño y Frenk, 1997; Castaño, 2001),
1.1 La cobertura del aseguramiento
pasando por informes de diferentes comi- Si bien no existe coincidencia entre casi nin-
siones de análisis y evaluación (República guna de las múltiples cifras disponibles para
de Colombia, 1996; Asalud, 1998), y por las mirar lo que ha acontecido con la cobertura
expresiones de gremios y profesiones (Aca- de los servicios de salud y seguridad social
demia Nacional de Medicina, 1999), hasta en Colombia antes de la ley 100 y durante
la posición crítica de diferentes analistas, su aplicación, sí es posible observar algunas
académicos y salubristas (Franco, 1996; De tendencias. Existe consenso que en los pri-
Currea, Hernández, Paredes, Provea, 2000; meros cuatro años de aplicación de la ley
Restrepo, 2002). Al observar el panorama aumentaron significativamente las cobertu-
en su conjunto, se podría arriesgar la afir- ras tanto en el régimen contributivo como
mación de que la ley 100 no parece ser ni un en el subsidiado pero luego, a partir de 1998,
modelo a seguir ni un proyecto a satanizar. la tendencia cambió.
Y en lugar de apostar a su clonación o a su
fracaso, se debe más bien buscar sus ejes y A principios de 2002, cuando aún de nuevo
racionalidad económico-política, descifrar no era ministro de Salud por segunda vez
los mensajes de su aplicación y construir Juan Luis Londoño presentó en una confe-
nuevas propuestas en la medida de las ne- rencia en la Universidad Nacional de Co-
cesidades y posibilidades de cada país. lombia unas cifras que hacían ver un
incremento significativo de la cobertura, a
En esta dirección, me permito hacer las si- la que consideraba como uno de los gran-
guientes consideraciones, organizadas en des logros de aplicación de la ley 100. Se-
dos partes. La primera centrada en algunos gún él (Londoño, 2003, p. 436) se había
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pasado de una cobertura del 13,4% en 1992 ma pues en realidad se trata de población
a otra de 58,1% en el 2000. Cuadruplicar la desvinculada.
cobertura en un período de diez años resul-
ta poco menos que milagroso, más aún si se Para los investigadores anotados la falta de
tienen en cuenta las difíciles condiciones na- cobertura continúa siendo del 46%, cifra en
cionales de dicho período. Desafortunada- la cual coincide el Informe de Desarrollo
mente, en el mismo ciclo de conferencias, Humano para Colombia (2000) del Progra-
varios investigadores (Ahumada, 2003; ma de las Naciones Unidas para el Desarrollo,
Vega, 2003; Echeverri, 2003; Hernández, (PNUD) el cual advierte que esto «equivale
2003) presentaron cifras que refutaban las a una reducción de 4.6 puntos porcentuales
de Londoño, dando más pie a la preocupa- respecto a 1997» ((PNUD, DNP y Misión
ción que al triunfalismo. Social, 2001). Es decir: en cobertura global
se ha empeorado durante la vigencia de la
Según estos autores la cobertura había des- ley 100. Con varios agravantes. El primero se
cendido de 62,6% en 1992 a 53,7% en el relaciona con que no es lo mismo estar ads-
2000. ¿Cómo entender semejante diferen- crito a una de las instituciones de cualquiera
cia en las cifras sobre un mismo fenómeno y de los regímenes, que tener acceso real y
en un mismo período? La explicación es oportuno a los servicios. Existe documenta-
clara: depende de cuáles indicadores se to- ción suficiente (Plataforma colombiana de
men. Londoño consideró que los únicos derechos humanos, democracia y desarrollo,
asegurados en 1992 eran los afiliados al 2001) para saber que por motivos predo-
Instituto de los Seguros Sociales (ISS) minantemente económicos –costos adicio-
(13,4% según él), mientras en el 2000 in- nales, patologías de altas externalidades,
cluyó en los asegurados no sólo a los afi- etc.– y por cuestiones relacionadas con la
liados a la misma institución, sino también manera como se han distribuido y organiza-
a los afiliados a las Cajas de Previsión y a do las EPS y las IPS, muchos afiliados no
todas las demás instituciones que integran pueden obtener la atención debida en el
los dos regímenes básicos del sistema: el momento oportuno.
contributivo y el subsidiado.
El segundo agravante se refiere a que se
Por su parte los investigadores citados, cu- han mantenido, y en algunos casos incre-
yos criterios comparto, incluyen en la pobla- mentado, discriminaciones negativas en la
ción cubierta en 1992 tanto a los afiliados al afiliación para ciertos sectores de pobla-
ISS y a las demás formas de medicina ción. Tales discriminaciones son de tipo re-
prepagada, como a los atendidos por la red gional, de género, de edad y étnico. Según
pública, equivalente al actual régimen sub- la Encuesta de demografía y salud (Profa-
sidiado. milia, 2000, p. 190) mientras en Bogotá
72% de la población está afiliada, en la re-
Para el 2000, las cifras se aproximan un poco: gión atlántica tan sólo lo está 45%. Según
Londoño acepta que 42% de la población la misma Encuesta la afiliación es menor
continúa por fuera del sistema. Ese 42%, en entre los menores de edad y tiende a au-
el cual coinciden varias instituciones e in- mentar con la edad. Según otra fuente (Pla-
vestigadores (Profamilia, 2000), integra lo taforma colombiana de derechos humanos,
que la propia ley 100 en su artículo 157 de- democracia y desarrollo, 2001), para 1998,
70% de los afiliados al régimen contributi-
$ nomina la población «vinculada», lo cual
constituye uno de los eufemismos de la nor- vo se concentraban en los seis departamen-

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tos más desarrollados del país. Según la de una inequidad externa en aumento en el
misma fuente la afiliación es discriminato- conjunto de la sociedad», afirmó hace un año
ria también en contra de las mujeres: mien- (Londoño, 2003, p. 444).
tras en la población general hay 49% de
hombres y 51% de mujeres, los hombres Para la Organización Mundial de la Salud
constituyen 61% de los afiliados al sistema (OMS), Colombia ocupa el primer lugar en
de salud y las mujeres 39% (Plataforma co- equidad financiera en salud en América
lombiana de derechos humanos, democra- Latina y el tercero en equidad por resulta-
cia y desarrollo, 2001). Las poblaciones dos. La equidad financiera, según Londoño,
indígenas y los desplazados por la violen- la miden de acuerdo con «la capacidad de
cia padecen también discriminaciones en aseguramiento cuando hay gastos altos».
su afiliación al sistema. Pero posiblemente Hernández explica que para la OMS la equi-
el peor agravante tiene que ver con la dis- dad financiera «se entiende como la protec-
criminación económica. Según un investi- ción de las familias frente al riesgo financiero
gador (Vega, 2003, p. 51), si bien entre 1997 de la atención médica, de manera que si un
y 2000 se produjo reducción en la afilia- rico paga más que un pobre en atención
ción en ambos regímenes y en todos los médica el sistema es equitativo, dado que
quintiles de ingreso, fue mayor en los protege más a los pobres de este tipo de cos-
quintiles inferiores, que tienen a su vez las tos» (Hernández, 2003, p. 475).
menores coberturas porcentuales. La situa-
ción más crítica la padecen los integrantes No obstante, reflejando la realidad sani-
de la población «vinculada» –es decir: sin taria cotidiana y con base en sólidos crite-
acceso– perteneciente a estos quintiles, rios e indicadores, varios investigadores
quienes deben asumir costos altos para (Echeverry, 2003; Hernández, 2003; Pare-
obtener atención, habiéndose observado des, 2003) discrepan tanto del criterio de
que mientras disminuyó su posibilidad de Londoño como de los indicadores y consi-
utilización de las consultas médicas y guientes resultados de la OMS en cuanto
odontológicas entre 1997 y 2000, su gasto a equidad en salud. Sostienen que el ac-
de bolsillo en salud aumentó. tual modelo no sólo no ha reducido la in-
equidad, sino que ha mantenido viejas
inequidades y ha desarrollado nuevas mo-
1.2 ¿Hacia más inequidad?
dalidades.
Según el artículo 153 de la ley 100, el pri-
mer fundamento del servicio público en sa- El reconocido investigador Jorge Iván
lud lo constituye la equidad, en el sentido González va inclusive más allá (González,
de igualdad en la calidad para todos inde- 2000; González, 2002). Después de una cui-
pendientemente de la capacidad de pago. dadosa distinción entre los conceptos y las
Londoño, basado en su concepción de equi- prácticas en salud de aseguramiento, solida-
dad, en algunos estudios y en especial en el ridad y equidad –la solidaridad no implica
polémico Informe de la Organización Mun- redistribución del ingreso y estima que el sis-
dial de la Salud (OMS) de 2000 sobre equi- tema de seguridad social es financieramente
dad en salud, creyó y defendió hasta su auto contenido–, reconoce que en el actual
trágico final el carácter esencialmente equi- modelo de salud en Colombia se ha avanza-
tativo del modelo que había ideado y de los do en aseguramiento y solidaridad, pero falta
logros alcanzados al respecto en su puesta
en marcha. «La equidad aumentó en medio
una perspectiva de equidad. Concluye, en
consecuencia: «La superación de la ley 100
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debe pasar por la equidad. Y ello significa En la conferencia ya citada, a la pregunta


que la solución a los problemas de la ley 100 de si la ley 100 era culpable de la crisis de la
tiene que buscarse por fuera de la propia salud pública, Londoño respondió: «Tengo
norma. La salud debe examinarse desde un que decir que los resultados son mixtos. Es
horizonte más amplio que el de la propia cierto que las vacunaciones bajaron, los ín-
ley 100. Sin políticas redistributivas no es dices de enfermedades de transmisión son
factible conseguir los recursos para finan- mixtos ya que han aumentado, pero no es-
ciar la salud. En otras palabras, el futuro de toy seguro de sus causas» (Londoño, 2003,
la salud depende de la puesta en práctica de p. 445). Y al indagar sobre las causas, las
un postulado de equidad» (González, 2002, relaciona con la posibilidad de un mejor re-
pp. 23 y 24). gistro, con la dispersión en las responsabili-
dades producida por la propia ley 100, con
la descentralización y con cierto inmovilis-
1.3 El ocaso de la salud pública
mo de las autoridades.
Si bien como lo afirmaba Londoño, la ley
100 no fue pensada ni puesta en marcha Los hechos parecen ser más graves y la rela-
como una ley de salud pública, tampoco se- ción con los postulados reales y el modelo
ría deseable ni de esperarse que creaba un impuesto por la ley 100 mucho mayor. Al-
nuevo sistema de seguridad social en salud gunas cifras pueden ser suficientemente
significara un golpe tan fuerte en contra de ilustrativas. Varias patologías infecciosas se
la salud pública en el país. La concepción han expandido de manera preocupante. Al
misma del modelo de la norma en cuestión, revisar fuentes oficiales (Ministerio de Sa-
centrada en los aspectos financieros y de lud. Instituto Nacional de Salud, 2001) se
funcionamiento de la compra-venta de ser- obtienen datos como los siguientes para el
vicios de salud y orientada a la reducción de quinquenio comprendido entre 1996-2000.
la participación estatal tanto en la presta- De dengue clásico se registró un promedio
ción como en la financiación de servicios anual en el quinquenio de 30.232 casos, con
sanitarios, hacía prever un cierre del campo una tasa a mitad de período de 75.6 por 100
para la salud pública. Pero las consecuen- mil habitantes. De dengue hemorrágico un
cias han sido peores de lo que cualquier crí- promedio anual de 2.758 casos. De fiebre
tico de la ley hubiera podido anticipar. amarilla, un total de 21 casos. De sarampión:
3.672 casos sospechosos. La tasa promedio
Es obvio que no se pretende endosarle a la de tuberculosis pulmonar fue de 12 por 100
ley 100 el surgimiento o el incremento de la mil. El promedio anual de casos de malaria
totalidad de los problemas de salud pública ya casi llega a los 100 mil, siendo la mitad de
que hoy vive el país. Varios de ellos tienen los casos por plasmodium falciparum.
raíces, dificultades y consecuencias anterio-
res al modelo hoy vigente y muy posiblemen- Se ha registrado también una sensible reduc-
te se hubieran incrementado también en el ción en las coberturas de vacunación infantil.
modelo anterior o en algún otro que se hu- Según un informe de la Organización Pana-
biera adoptado. Además, es claro que du- mericana de la Salud, (OPS, 2001); las co-
rante el período de vigencia de la ley 100 el berturas nacionales de inmunización en
país ha vivido el agravamiento de la crisis niños menores de un año sólo aventajan en
en otros sectores que tienen consecuencias la región a las de Haití y Paraguay. Todos
los demás países tienen una situación de va-
$ directas sobre las condiciones de vida y sa-
lud de la población. cunación mejor que la de Colombia. Para

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1999, según la misma Organización, en sa- de derechos humanos, democracia y desa-


rampión sólo se tenía cubierto al 76% de los rrollo, 2001).
niños en el país, con BCG al 79% y con la
triple DPT al 81%. Diez años antes, en 1989 Hay razones históricas, políticas, administra-
la cobertura antituberculosa había llegado tivas, sindicales y hasta religiosas en esta cri-
hasta 94% de la población, mientras las dos sis hospitalaria acumulada durante muchos
restantes inmunizaciones tenían cifras simi- años. Pero sin duda el golpe más fuerte lo
lares (Ministerio de Salud, 1994). La encues- asestó la ley 100 al someter la prestación de
ta ya citada de demografía y salud indica que los servicios de salud a las leyes de la oferta
para el 2000 la situación es aún más grave: y la demanda, al consiguiente imperio de la
«Sin embargo hay que destacar que sola- ganancia, y al tratar de pasar de manera ra-
mente 52% recibieron todas las vacunas, dical y universal de un sistema de subsidio a
cuando en 1995 fueron 66% y en 1990 la oferta al de subsidio a la demanda.
68%» (Profamilia, 2000, p. 123). El énfasis
en lo curativo-individual, la prioridad de los A más de financiera y operativa, la crisis
intereses económicos, el distanciamiento hospitalaria ha devenido también en una
estatal de las acciones directas en salud y crisis de identidad de las instituciones hos-
del financiamiento sectorial, el casi des- pitalarias. Una cosa es ser un lugar benéfico
mantelamiento de las iniciativas y progra- para pobres y enfermos, otra un centro de
mas nacionales en salud pública, todo ello prestación universal de servicios de salud,
relacionado directamente con el espíritu y otra un espacio de formación profesional en
los objetivos reales de la ley 100, tiene mu- salud y otra, muy distinta, un supermercado
cho que ver con el sombrío panorama ape- de servicios asistenciales. La superación de
nas esbozado. la crisis pasa, por tanto, por replantear la
múltiple y compleja naturaleza de los hos-
pitales en la sociedad contemporánea y por
1.3.1 La crisis hospitalaria
encontrar su lugar en la sociedad, en las
Es un hecho incontrastable la crisis de la red políticas sociales y en el sistema de salud.
pública hospitalaria en Colombia. El cierre
de hospitales de todos los niveles en las di- Existe consenso en el país acerca de que en
ferentes regiones del país, el déficit finan- la última década el principal problema de
ciero de la mayoría de los que tratan de salud pública es la violencia (Franco, 1997;
sobrevivir, y las graves dificultades adminis- Franco, 1999). Ninguna patología particu-
trativas y operativas que enfrenta toda la red lar mata tantos colombianos y colombianas
así lo evidencian. A finales de 1998 el défi- como ese fenómeno. El promedio anual de
cit financiero de los hospitales públicos era homicidios en los últimos diez años es de 25
de 250 millones de dólares; un año después mil (Instituto Nacional de Medicina Legal y
se había incrementado hasta 600. Parte im- Ciencias Forenses, 2001), pero en el 2002
portante del déficit se debe a la deuda acu- alcanzó a 27.829. Y, al mismo tiempo, la vio-
mulada de las empresas administradoras lencia disminuye de manera significativa la
–EPS– con la prestadoras –IPS– de los ser- calidad de vida de los colombianos, deterio-
vicios. Según la Superintendencia Nacional rando su salud física y mental, aumentando
de Salud dicha deuda alcanzaba a mediados los costos de la atención, sobrecargando los
de 2000 los 200 millones de dólares y el pro- centros hospitalarios, amenazando de ma-
medio de mora en la cancelación de las deu-
das era de 270 días (Plataforma colombiana
nera permanente al personal de salud y ha-
ciendo cada vez más difícil el cumplimiento
$!

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de la misión médica (Franco y Forero, 2003). 1.3.2 La formación del personal


Una propuesta de seguridad social en salud del sector y los desarrollos científico-
en un país que vive semejante pico de vio- tecnológicos en salud
lencia debería tener muy en cuenta el dere-
cho a la vida y las posibles contribuciones Tampoco merecieron la atención de la ley
del sector al enfrentamiento del problema. 100. Más aun: puede afirmarse que queda-
Pues bien: la ley 100 fue pensada y puesta ron por fuera de su campo de interés. Y para
en marcha para un país sin violencia o, al cualquier observador es claro que sin desa-
menos, en el que ésta no fuera un problema rrollo científico y tecnológico y sin políticas
importante de salud pública. Más adelante, y estrategias coherentes de formación del
al analizar la trascendencia del principio de personal profesional, especializado y técni-
realidad al momento de idear una reforma co para el sector, es prácticamente inviable
en salud, se volverá sobre el tema. cualquier modelo de salud y seguridad so-
cial. Algo tienen que ver estas graves caren-
Desde la Conferencia de Ottawa en 1986 cias del modelo aplicado en Colombia con
(Asociación Canadiense de Salud Pública, los problemas que hoy padecemos en am-
1986) se acepta que buena parte del futuro bos campos.
de la salud pública lo constituye el trabajo
en promoción de la salud. Pues bien: la ley Tanto este aspecto científico tecnológico y
100 le da y le quita a ese aspecto en Colom- de formación de personal, como varios de
bia. Le da el reconocimiento de su existen- los temas antes mencionados y otros que no
cia en el texto y la asignación de recursos alcanzan a enunciarse en este material, han
financieros al momento de distribuir las co- merecido y merecen un desarrollo mayor
tizaciones de los afiliados. Le quita en la al momento de un balance acerca del im-
medida en que reduce su campo al terreno pacto de la ley 100 sobre la salud pública
propio de la ley: el de la compra venta de en el país. Aquí sólo se enuncian como ele-
servicios asistenciales. Por eso es lógico pero mentos importantes a tener en cuenta al
decepcionante que las EPS sean definidas momento de analizar avances y dificulta-
en el artículo 177 de la ley como «las res- des. Y si bien el panorama presentado co-
ponsables de la afiliación y el registro de los rresponde más al ocaso de la salud pública
afiliados y del recaudo de sus cotizaciones». en Colombia, es preciso reconocer que, a
Esto no es promoción de la salud. Es, en pesar de la ley 100 y en ocasiones como par-
cambio, administración, mercadeo contra- te de la reacción frente a ella, hay indicios
tación y su registro. La promoción de la sa- alentadores del resurgimiento del interés por
lud tiene que ver con la defensa de la vida, la salud pública en el país tanto a nivel aca-
con el impulso de valores positivos, con la démico-investigativo como en el campo de
priorización colectiva e individual del bien- la realización de muy diversas iniciativas y
estar por encima de los demás intereses so- acciones por el bienestar colectivo.
ciales. La cuestión tiene un agravante que
se ha desarrollado en el transcurso de la
puesta en marcha de la ley: que buena parte 1.4 La percepción de la salud, de la
de los fondos asignados para promoción de seguridad social y del papel del Estado
la salud no han ido a parar a ella sino que se
han prestado para otros usos, generalmente La ley 100 no ha significado sólo un viraje
$" para el servicio de la publicidad y del incre-
mento de las ganancias.
de muchos grados en la organización, la ad-
ministración y la financiación de los servi-

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cios de salud en Colombia. Ha significado el Estado aportaría para el fondo de solida-


también el cambio más drástico en la con- ridad un peso por cada peso aportado por
cepción y la percepción de lo que son la sa- los trabajadores y empresarios (Plataforma
lud y la seguridad social y del papel que en colombiana de derechos humanos, democra-
ellas le corresponde al Estado. cia y desarrollo, 2001, p. 33) y ha ido que-
dando como impulsor del modelo, árbitro
No es el momento de entrar en un análisis del mercado, garante nominal de los con-
de las diferentes escuelas de pensamiento tratos de compra-venta y autoridad con se-
sobre los conceptos en discusión. Pero es rias limitaciones para hacer efectivas las
reconocido que se ha avanzado mucho en reglas del juego.
la comprensión y las prácticas de lo que es
la salud –como bienestar individual, desa- Es cierto que ha habido un incremento sig-
rrollo positivo de la energía vital, capacidad nificativo en el gasto social en salud desde
de pleno desempeño individual y social, la entrada en vigencia de la ley 100. Pero lo
buen vivir–, de lo que significa la seguridad es igualmente que gran parte del incremen-
social como sensación de tranquilidad y ga- to ha sido a expensas del gasto personal y
rantía estable de la satisfacción de las nece- familiar en salud, incluyendo familias de muy
sidades y el acceso a los bienes y servicios bajos recursos, y que porcentajes muy altos
socialmente producidos para que cada cual de esos fondos no han ido a aumentar la cali-
tenga lo que requiere para su desarrollo y dad y cobertura de los servicios prestados sino
estabilidad, y del papel que le corresponde a incrementar los márgenes de ganancia de
al Estado en calidad de garante de la salud las empresas que se apoderaron de la inter-
en cuanto derecho humano fundamental y mediación. Para 1999 se estimaba que sólo
bien público. en el régimen subsidiado las empresas admi-
nistradoras se apropiaron de entre 28% y
En el espíritu, y sobre todo en la práctica de 40% de los dineros destinados a esta modali-
la ley 100, la salud ha sido reducida al con- dad de la seguridad social colombiana.
junto de los servicios asistenciales para en-
frentar las situaciones de enfermedad. La Es cierto también que hoy hay en el país una
seguridad social en salud ha quedado redu- preocupación mayor por la salud y que el
cida también a la obligación de adscribirse tema es cada vez más objeto de debates,
mediante un contrato de compra-venta, y movilizaciones, acciones sociales y denun-
previa la cotización cuando se tienen recur- cias jurídicas (Movimiento Nacional por la
sos o mediante un subsidio cuando existe el Salud y la Seguridad Social, 2001). Pero es
dinero y se vencen las barreras del mecanis- cierto que la mayoría de tales acciones obe-
mo de clasificación, a uno de los regímenes decen más a reacciones por la falta de co-
que se encargan de la organización y pres- bertura, la negación de los derechos y los
tación de los servicios. Y el Estado si bien servicios, la ausencia o el abandono estatal,
en teoría mantiene su carácter de orienta- los abusos de las empresas y aseguradoras y
dor, organizador, cofinanciador, controlador las consecuencias de privatizar un bien pú-
y sancionador del sistema, en la práctica no blico y dejar a las leyes del mercado la ga-
ha ejercido varias de esas funciones, ha eva- rantía de un bien que como ciudadano se
dido otras como el caso del financiamiento percibe que es de otra naturaleza.
del sector, en el cual cada vez busca nuevos
mecanismos para evadir sus compromisos
tales como el paripassu, consistente en que
Estas reducciones conceptuales y sus graves
implicaciones prácticas tienen que pesarse
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también en el momento de los balances y, a imponer un modelo bueno para otra reali-
sobre todo, de emprender reformas de lo dad pero inadecuado para la propia. Al res-
existente o construcción de nuevas iniciati- pecto hay que considerar la validez de los
vas y proyectos. modelos internacionales y la necesidad de
ajustes de cara a la realidad nacional, e igual
entre los órdenes nacionales, regionales y
2. Algunos principios mínimos locales.
hacia un modelo de salud
El principio de realidad no implica doble-
y seguridad social garse ante cada obstáculo o perder la capa-
cidad de transformación. El conocimiento
Al tratar de asumir en positivo las lecciones
de la realidad no es una invitación al inmo-
aprendidas de la puesta en marcha del ac-
vilismo y a la conservación no crítica de lo
tual modelo de salud y seguridad social en
existente. La dialéctica enseña la necesidad
Colombia, y asumiendo también el inevita-
de eliminar lo negativo, conservar lo positi-
ble margen de subjetividad y su obvio ca-
vo y generar nuevas alternativas.
rácter preliminar, me atrevo a formular los
siguientes cuatro principios fundamentales1
Debo reconocer que en la ley 100 colom-
que deben tenerse en cuenta en el momen-
biana el principio de realidad fue, como mí-
to de idear, diseñar, debatir, realizar o mo-
nimo, subvalorado, cuando no desconocido.
dificar en la actualidad un modelo de salud
No contaron ni las prioridades problemáti-
y seguridad social.
cas de la salud y la seguridad social, ni el
reconocimiento de la diversidad étnica, cul-
2.1 Principio de realidad tural y regional del país, ni la dinámica
sociopolítica, ni el análisis de los invetera-
Se trata de partir de un claro reconocimien- dos vicios de corrupción y politiquería, ni los
to de la situación que se vive, de las fortale- logros ya alcanzados en salud y salud públi-
zas que se tienen, de los recursos disponibles, ca y la necesidad de salvaguardarlos. Y par-
de los obstáculos existentes y de las metas que te de lo que hoy se vive, se debe –en mi
se quieren alcanzar. Desconocer o subvalo- concepto– a estas ausencias, carencias y des-
rar –en el caso de una propuesta innovadora conocimientos. Podrían citarse múltiples
en salud y seguridad social– el perfil demo- ejemplos, pero sólo enuncio uno: el tiempo.
gráfico, la situación epidemiológica, la cul- No se pueden imponer los tiempos del inte-
tura y las prácticas de salud imperantes, los rés político y personal a los de la realidad.
distintos actores sociales que se han venido Un cambio de mentalidad y de estructura
desempeñando en el campo, los intereses en trasciende el tiempo de un gobierno, un
juego en los campos científico, profesional cuatrienio en Colombia. Por eso hoy son le-
y político, y los vicios acumulados, puede lle- tra muerta varios de los tiempos impuestos
var a hacer inviable una buena propuesta o por la ley 100: un año a la transición hacia el
nuevo sistema (artículo 234) y a la unifica-
1 Una versión preliminar de estos principios se en- ción de tarifas (artículo 241); seis años para
cuentra en: Franco, S. Reformas en salud: límites la afiliación universal de los colombianos al
normativos y realidad. En: Torres-Goitia, J. (com- sistema de seguridad social (artículo 157); y
pilador). La salud: cuestión de Estado. Reseña de la siete para la unificación de los diferentes pla-
Primera conferencia panamericana de médicos par-
nes de aseguramiento (artículo 162). La rea-
$$ lamentarios. 122-125. Santa Cruz de la Sierra.
Bolivia. Octubre de 1996. lidad, que siendo transformable y acelerable

Nº 4 JUNIO DE 2003
PARA QUE LA SALUD SEA PÚBLICA: ALGUNAS LECCIONES DE LA REFORMA DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN COLOMBIA

es tozuda y tiene sus propios ritmos, se en- va, con un incremento significativo del em-
carga de pasar sus cuentas de cobro cuando pleo informal. Sólo estos dos hechos –em-
pretendemos desconocerla. pobrecimiento y desempleo crecientes– son
suficientes para hacer casi inviable financie-
ramente el modelo en cuestión.
2.2 Principio de integralidad
Todo proceso o fenómeno social está ínti- La integralidad, que no es lo mismo que pre-
mamente relacionado con otros. En el cam- tender que hay que cambiarlo todo para que
po concreto de las políticas sociales, son algo cambie, tiene una expresión importan-
esencialmente interdependientes: una polí- te en el campo de la salud en el carácter
tica de salud está íntimamente relacionada interdependiente del derecho a la salud. Es
con políticas alimentarias, de empleo, de decir: no se puede garantizar el derecho a la
educación, de vivienda. Pretender estructu- salud sin garantizar otros derechos. Y, por
rar una nueva política de salud sin alterar tanto, una política social que no asegure si-
para nada y, peor aún, sin tener en cuenta, multáneamente el conjunto de los derechos
las políticas ya enunciadas de empleo, vivien- requeridos para el bienestar colectivo –que
da, alimentación y educación, es descono- es su objeto propio– resulta, como mínimo,
cer su propia naturaleza y condenarse de incompleta.
entrada a un posible fracaso.
2.3 Principio de coherencia
Pero además: el campo de la salud es mu-
cho más amplio que el de la atención de la Es fundamental que en un modelo los
enfermedad. La prevención de las enferme- principios se correspondan entre sí y con
dades y la rehabilitación de sus secuelas, la el conjunto del modelo propuesto. La in-
promoción de la salud y la defensa de la consistencia entre los principios, o la de és-
vida en dignidad y los demás campos de la tos con lo que se pretende proponer, genera
salud pública, son dimensiones de la salud una fractura estructural que desfigura el pro-
cuyo desconocimiento empobrece el cam- yecto y autolimita su desarrollo.
po y dificulta el éxito parcial en cualquiera
de ellos. Varios autores han señalado que en la ley 100
existe no sólo un distanciamiento, sino una
En el caso colombiano se ve con claridad, contradicción entre los principios y el mode-
por la fuerza de los hechos y no por la inter- lo. Los nueve principios del sistema de segu-
pretación analítica solamente, que este prin- ridad social en salud (artículo 153), entre los
cipio de integralidad no se tuvo en cuenta. que se encuentran los de equidad, obligato-
Se redujo la salud y la seguridad social en los riedad, integralidad, libre escogencia, entre
términos ya expuestos. Se diseñó un modelo otros, satisfacen los postulados y deseos de
de aseguramiento para un país con empleo los más ambiciosos pensadores sociales en
pleno y sostenido en el tiempo y con desarro- salud. El modelo propuesto, en cambio, nie-
llo económico creciente. En los diez años de ga, imposibilita o limita en la práctica la vi-
vigencia del modelo, la pobreza –estimada gencia de varios de tales principios. Ya se
por porcentaje de población por debajo de señaló lo que ha pasado con la equidad en el
la línea de pobreza– ha pasado de 28% a modelo colombiano. Pero algo similar pasa
49% (Vega, 2003), y el desempleo casi se ha con la libre escogencia la cual, desde el pro-
duplicado, alcanzando hoy un promedio del pio texto de la ley, empieza a desdibujarse al $%
20% de la población económicamente acti- establecer límites y condicionamientos (ar-

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tículos 156 y 159) y termina por ser un pos- 2.4 Principio de participación social
tulado teórico de imposible cumplimiento
ante el proceso de monopolización que se Se refiere al hecho de que todos los acto-
da en las instituciones del sistema, tanto las res de una política deben tener presencia
de aseguramiento, como las de afiliación y activa, permanente, deliberante y decisoria
de prestación de servicios. en las propuestas y proyectos que les afec-
tan. Este postulado, válido en todos los
La incoherencia puede darse, además, me- campos, lo es especialmente cuando se to-
diante formas legales sutiles pero altamen- can los aspectos relacionados con la vida,
te eficaces. Dos claros ejemplos de esto en la salud y la seguridad de las personas y de
la ley colombiana lo constituyen las preexis- los colectivos.
tencias y la atención de urgencias. Los de-
fensores de la ley 100 resaltaban que una de Una vez más, la ley 100 es generosa en in-
sus diferencias favorables en relación con mo- cluir la participación social en el funciona-
delos similares, era que en el colombiano no miento del sistema de aseguramiento
habría preexistencias. El primer párrafo del (artículo 153, numeral 7). Sólo que ha que-
artículo 164 lo dice categóricamente: las EPS dado reducida a una participación formal,
no podrán aplicar preexistencias a sus afi- funcional y de carácter fiscalista.
liados. Sólo que en el párrafo siguiente se
hace una excepción: los servicios de alto Es preciso señalar que las fallas en la parti-
costo podrán estar sujetos al condiciona- cipación no se deben sólo a la concepción
miento de un período previo de cotizacio- o a las formas legales. Tienen que ver tam-
nes no mayor de cien semanas. Pues bien, bién con deficiencias de las propias orga-
en la práctica muchos de los servicios de alto nizaciones sociales que en ocasiones no han
costo se han excluido de los planes ofreci- logrado los niveles de desarrollo requeri-
dos y el período máximo de cien semanas se dos no sólo para responder y reaccionar,
convirtió en el mínimo a partir del cual se sino para debatir y proponer con perspec-
considera la posibilidad de incluir o no di- tiva amplia y de largo plazo. Además, las
cho servicio. La cuestión de la atención de fallas organizacionales se relacionan tam-
urgencias es aún más sutil. El artículo 159 bién en ocasiones con el desinterés indivi-
afirma categóricamente el derecho de los dual por ciertos temas-problemas. La salud,
afiliados a la atención de urgencias en todo por ejemplo, tiene un gran poder de con-
el territorio nacional. Pero en el 168 la pre- vocatoria, pero no siempre alcanza suficien-
sión de los prestadores se hizo sentir mediante te poder de movilización, en especial
una palabra: la obligatoriedad sólo cobijará cuando se trata de acciones sostenidas. La
la atención inicial de las urgencias. Este ad- garantía de la participación social en salud
jetivo ha servido de escape para muchos pres- organizada, inteligente, sostenida y efecti-
tadores y de condena a muerte para va no depende tanto del ordenamiento le-
muchísimos pacientes. Algunos prestadores gal como de la solidez y madurez de los
han ahorrado gastos y satisfecho la ley y sus procesos organizativos de los diferentes
conciencias interpretando el carácter «inicial» sectores sociales, a partir del desarrollo de
de la atención como la colocación de un tor- la conciencia del derecho a la salud y del
niquete o la aplicación de un suero y la remi- compromiso con él por parte de los indivi-
sión del moribundo a otro centro, al que duos, de sus organizaciones primarias y de
muchos no han alcanzado a llegar. su Estado.
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PARA QUE LA SALUD SEA PÚBLICA: ALGUNAS LECCIONES DE LA REFORMA DE LA SEGURIDAD SOCIAL EN COLOMBIA

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