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La religión comparte con la política su “esencia ética”. Lo cual no significa que las religiones deban dictar las
normas de los Estados.
Las religiones se han encargado de responder estas preguntas. Aunque haya muchas religiones y sean muy
diferentes, podemos considerar que todas son testimonio de las preocupaciones del ser humano. Intentan explicar
los misterios de la realidad. Proponen modos de salvación. Dan normas para organizar las comunidades, y pueden
servir para mantenerlas unidas. Mientras que la ciencia se basa en la razón y sus propuestas se pueden demostrar
universalmente, las religiones se fundan en la fe de sus seguidores y sus creencias no pueden demostrarse
universalmente. Esto da lugar a frecuentes enfrentamientos entre las religiones. Algunas piensan que todas tienen
su parte de verdad, y que son manifestaciones diferentes de una misma religión. Otras se consideran fundadas en
revelaciones divinas y cada una de ellas se considera la única verdadera.
Estado y religión
A lo largo de la historia, las persecuciones y las guerras religiosas han sido muy frecuentes. Sin embargo, en todo
momento las personalidades más espirituales y humanitarias de cada religión han rechazado la guerra y han
defendido la paz. Todas las religiones aceptan la llamada regla de oro: “No hagas a los demás lo que no quieras que
te hagan a ti”. Los problemas surgían cuando las religiones se convertían en poderes políticos, y aspiraban a
imponerse mediante la fuerza. En estos casos, las religiones se convierten en religiones de Estado.
Las relaciones entre el poder político y la religión dan lugar a distintos tipos de Estado:
Estado confesional
Cuando el Estado tiene una religión oficial. Además, cuando la autoridad religiosa se convierte en autoridad política
se habla de Estado teocrático. Hasta antes de la promulgación de la Constitución Política de 1991, Colombia era un
Estado confesional con libertad o tolerancia religiosa. En la actualidad, hay Estados musulmanes que son
confesionales (en ellos, el islam es la religión oficial) y algunos, como Irán, que además es un Estado teocrático (el
país está gobernado por dirigentes religiosos).
MALAS SOLUCIONES
En las relaciones entre el poder político y las religiones, se dan diversas respuestas injustas:
El Estado impone una religión oficial y persigue a los que profesen cualquier otra. De este modo, el Estado obliga a
toda la población del país a seguir las normas morales de una religión. En este caso, no solo se trata de un Estado
confesional, sino que además el Estado prohíbe la libertad religiosa. En Afganistán, los talibanes prohibieron
cualquier manifestación de otra religión que no fuese la suya.
Muchos de los valores que todos aceptamos fueron propuestos por las religiones. Por eso debemos
conocerlas. Además, las religiones deben colaborar en el establecimiento de una ética universal. Muchas de ellas lo
están haciendo, corrigiendo algunas de sus normas que estaban en contra de los derechos humanos.
Sus creencias y su religión, siempre que no vaya en contra los derechos humanos. Si alguna religión tiene alguna
práctica que vaya en contra de ellos por ejemplo, la mutilación sexual de las niñas, la discriminación de la mujer, etc.-
esa práctica concreta debe ser prohibida.
Por eso, son muy importantes el respeto y la tolerancia. Sin embargo, conviene no equivocarse sobre el significado
de esta palabra. Tolerar no quiere decir “soportar”, “aguantar” a alguien a pesar de que sea una molestia.
La verdadera tolerancia es la justicia. Puede no compartirse la opinión de otro, parecer extraño su universo, incluso
pensar que está equivocado en todo lo que cree, pero respetar su derecho a hablar, a pensar, a practicar lo que le
parece verdadero, siempre que no vaya contra los derechos de las demás personas