Está en la página 1de 2

El Juego de Hoy es la Sociedad de Mañana…

¿Qué podemos esperar?


Maestra Claudia Borbolla Fonseca

Cuando pensamos en la forma en que jugar en frente de su casa? ¿Ir al parque o a


los adultos de hoy jugábamos de niños, andar en bici?
invariablemente vienen a nuestro recuerdo
¿Cuándo dejaron las calles de ser nuestras?
imágenes de la calle o del campo. Las
El día en que comenzamos a abandonarlas,
tardes de escondidas o de bote pateado
a dejarlas morir, a cederlas al miedo.
en la cuadra con los vecinos o con los
primos son sin duda de nuestros mejores En los últimos años, hemos terminado por
recuerdos. Lo que sentimos por nuestros creer que “la calle” es un lugar de riesgo,
compañeros de juego de la infancia es un un espacio desconocido y tenebroso,
gran cariño, agradecimiento y empatía. en especial para los niños. Nos hemos
encerrado en “privadas”, aislándonos de
Lamentablemente, los niños de hoy
todos aquellos que no deciden comprar
piensan en esos juegos como si fuesen
una casa casi idéntica a la nuestra. Los
ideas prehistóricas. El salir a la calle a
niños y niñas de hoy no conocen el mundo,
jugar es una actividad tan ajena para
no conocen otras personas, no les hemos
nuestros niños, que ni siquiera se les
permitido aprender a convivir, a negociar,
ocurre. Muchos hemos emigrado lejos de
a ceder.
nuestras familias, o no tenemos muchos
hermanos y por ello nuestros hijos carecen El único espacio que los seres humanos
de primos. Otros no conocemos a nuestros tenemos para aprender a vivir en
vecinos, rara vez los hemos visto, cada comunidad es el juego libre. Las escuelas
quien guardado en su caja (perdón, casa), convencionales ya no lo permiten, pues hay
“protegiéndose” de todos los peligros que muchos libros que rellenar, muchas tareas
hay en la calle. por hacer, y cada vez menos tiempo para
jugar.
Pero, ¿por qué hemos permitido que la
calle sea “peligrosa”? ¿Es en realidad una Las madres nos encerramos a lidiar con
situación de riesgo para los niños salir a los hijos y sus tareas en casa, en lugar de
compartir la difícil tarea de la crianza que nos hemos vuelto absolutamente
con las otras mamás, lo cual la haría intolerantes ante otras religiones, formas
mucho más ligera. Nos hemos vuelto una de pensar, y maneras de ser. En la soledad
sociedad de autómatas. No es de extrañar en la que nos hemos encerrado.
que cuando vemos las tragedias, los abusos
Es nuestro deber educar en comunidad,
y las muertes en las noticias, no sintamos
salir a recuperar las calles, para que
nada. Nada. Después de todo, nos hemos
nuestros niños y niñas recuperen los
vuelto inertes ante el sufrimiento de otros,
lazos con los demás, los sentimientos
porque no conocemos a nadie, porque
de solidaridad, de apoyo mutuo y de
no estamos ligados con nadie, porque
confianza en los otros. Apaguemos la tele,
carecemos de comunidad, de raíces que
el celular y los videojuegos, miremos a los
nos unan a los demás. Porque mientras
demás a los ojos, enseñemos a nuestros
no nos pase nada a nosotros en nuestras
hijos a tocar las puertas para preguntar
“privadas” -pues ahí guardados nos
si los otros niños “pueden salir a jugar”.
sentimos invulnerables, como en burbujas-
Recuperemos nuestra humanidad, nuestra
entonces pensamos que no pasa nada.
sociedad, nuestra comunidad. Salgamos
La apatía y la falta de solidaridad no a la calle, antes de que la perdamos por
tienen su origen en el individuo, tienen completo.
su origen en la sociedad enferma, en la

www.waldorfqueretaro.com
Facebook: Pedagogía Waldorf Querétaro

También podría gustarte