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Conclusiones

Finalmente podemos decir, que la participación social está dirigida a la sostenibilidad del
recurso que debe ser “un esfuerzo por convencimiento propio y no por obligación”, de manera
que propenda por la disminución de los costos a raíz del mando incorrecto, de tal manera, que
de esta forma se pueda dialogar de un equilibrio ecológico en la racionalización y conservación
del agua.

La demanda de estos recursos limitados sigue aumentando a medida que las poblaciones
crecen y se desplazan. Para una gestión responsable hace falta información fiable sobre la
cantidad y la calidad del agua disponible, y sobre cómo esta disponibilidad varía en el tiempo y
de un lugar a otro.

En definitiva, es necesaria una reflexión sobre la falta de conciencia colectiva acerca de este
problema, de lo contrario, este, solo ira empeorando las cosas para el planeta en que vivimos y
eso es lo incomprensible, que no somos capaces de cuidar el lugar que nos permite la vivir.

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