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Las vacas contaminan la

atmósfera... pero "sólo" la


mitad que los coches
12.07.08 | 22:32. Archivado en Calentamiento
o

(PD).- El estiércol y las flatulencias procedentes de


las cabezas de ganado, especialmente las de las
vacas, contribuyen al deterioro de la capa de ozono,
aunque su participación continúa siendo mucho
menor que la procedente del sector energético.
Como explica Óscar Tomas de la Agencia EFE, la
emisión de gases de efecto invernadero de la
ganadería y en menor medida de la agricultura
representan en España el 10,65% del total, aún
lejos del procesado de energía, que acapara más
del 78% de las emisiones, según los datos del
informe elaborado por el Ministerio de Medio
Ambiente para la Comisión sobre el Cambio
Climático de las Naciones Unidas.
Opiniones como la del economista estadounidense
Jeremy Rifkin, quien defiende que las vacas son
culpables en gran medida del calentamiento global
de la Tierra, han ido proliferando en los últimos
tiempos, en consonancia con una corriente crítica
con los efectos negativos de la ganadería en el
medio ambiente.
Fernando Estellés, miembro de la Escuela Técnica
Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universitat
Politècnica de València, reconoce, en declaraciones
a EFE, que el objetivo es reducir las emisiones
procedentes de la ganadería, aunque precisa que
es imprescindible "no criminalizar" el sector.
"La cantidad global que emite al ambiente es poca
si la comparamos con la producción energética",
precisa Estellés, quien trabaja actualmente junto a
otros de sus compañeros de departamento para
conseguir un cálculo más preciso de la emisión real
de cada animal, y que depende de la familia a la
que pertenezca, el alimento que ingiera y de su
propio peso.
Chimeneas de metano
Las cabezas de ganado emiten -entre el estiércol y
las flatulencias- cerca del 60% del total de metano
que se emite al medio ambiente en España, un gas
entre 21 y 23 veces más perjudicial que el dióxido
de carbono.
Estos animales producen dicho gas debido a que
pueden comer alimentos con alto valor en fibra
-como el forraje o la paja-, los cuales son difíciles de
digerir y que para ser procesados exigen la
presencia de una serie de bacterias en el estómago
que en contacto con lo ingerido producen el
metano.
El arroz es uno de los cultivos que también emite
metano, aunque en una cantidad sensiblemente
inferior a la de la ganadería, mientras que los suelos
agrícolas sí tienen una cuota importante de
emisiones debido a que generan óxido nitroso
-causado principalmente por el uso de fertilizantes-
por un valor equivalente a más de 19.000
kilotoneladas de dióxido de carbono al año.
La mitad que el tráfico
En España se emitieron gases de efecto
invernadero durante 2006 -año del que se tienen los
últimos datos- equivalentes a 433.339 kilotoneladas
de dióxido de carbono, de las que 46.181 proceden
de la ganadería y la agricultura.
Este dato representa un porcentaje menor del total,
pero cobra importancia si se compara con la
cantidad de dióxido de carbono emitida en 2006 por
los vehículos pesados, que produjeron más 32.000
kilotoneladas, o los turismos, que originaron 51.000
kilotoneladas.
Fernando Estellés asegura que intentar cobrar a los
ganaderos por la contaminación que procede de
sus animales es "excesivo", sobre todo "en un
sector que ya lo está pasando mal de por sí" y que
es fundamental para la alimentación de los
ciudadanos.
El profesor de la Universitat Politècnica subraya que
ya se está trabajando para conseguir que
disminuyan este tipo de emisiones, estudiando qué
alimentos convienen más y la creación de nuevos
sistemas de tratamiento del estiércol.

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