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Ulises y S P M
Ulises y S P M
“Lo que muestra este libro es cómo la mitología está unida a la literatura y a la sociedad griega a
lo largo de su historia”, explica por teléfono García Gual, catedrático de Filología Griega en la
Universidad Complutense de Madrid, autor de numerosas traducciones y ensayos, en los que de
una forma u otra siempre emergen héroes y mitos como La muerte de los héroes o Sirenas. “La
democracia quería un tipo de héroe como el héroe cómico, mientras que el mundo anterior, de
aristócratas, buscaba héroes épicos. Son personajes que están unidos al devenir histórico de la
sociedad griega”.
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La historia de los héroes griegos se puede relatar a través de cinco personajes que apasionan
a García Gual. Su libro, lleno de citas y de homenajes a autores que le ayudaron a navegar en el
mundo de los héroes clásicos, contiene muchos más personajes, pero no disimula sus
preferencias por estos cinco.
La Iliada, el gran poema épico de Homero, narra el enfrentamiento entre dos héroes, el aqueo
Aquiles, hijo de un rey y una ninfa, frente a Héctor, el troyano, que se sabe derrotado y que, sin
embargo, mantiene su lucha por algo mucho más importante que la gloria y el honor: su propia
ciudad. Héctor se convierte así en el primer gran héroe cívico. “Enlaza con la ideología y los
valores del patriotismo ciudadano”, explica García Gual. “Se alza como lo contrario de Aquiles,
que lucha por su honor y quiere sobre todo que se le recuerde como el mejor. Héctor es un héroe
más moderno, que combate por su ciudad, es un personaje de una nueva época. Es curioso que
Homero muestre una gran simpatía por la figura de Héctor, que es mucho más humano”. Como
resume en su libro, “en Héctor podemos ver la emergencia de un nuevo ideal de humanidad, de
la concepción de que un hombre se realiza mejor en el servicio a la ciudad que a su propio
honor”.
De todos los héroes griegos, Carlos García Gual cree que el más perdurable es Odiseo o
Ulises (en su versión latina). Se trata de un humano sin poderes físicos especiales, que
ni siquiera busca la aventura, sino que solo quiere volver a casa y para eso utiliza la
inteligencia. “Es el aventurero, el hombre astuto e inteligente, que tiene una serie de
aventuras que él no buscaba, sino que se encuentra metido en ese mundo y sabe triunfar
tanto ante los monstruos, como las seducciones femeninas, el mar o incluso el más allá”,
señala. “Es el gran viajero. Para los griegos la figura que tienen como más
representativa es Ulises. Viaja al más allá pero no le interesa, va allí casi como un
turista porque se lo ha pedido Circe. Es interesante que Ulises no tenga mucho interés
por el más allá, ni cuando Calipso le ofrece la inmortalidad si se queda con ella. La
inmortalidad no le interesa mucho: lo que quiere es regresar. Ese gusto terreno de Ulises
resulta muy moderno”.
Edipo, al que García Gual dedicó un libro anterior, pertenece ya a un nuevo mundo
helénico, que ha dejado atrás la épica para entrar en la tragedia. Para definir este
momento recurre a una cita del francés Jean Pierre Vernant (un gran helenista que fue
un héroe de la resistencia contra los nazis, pero que jamás se jactó de ello): “Cuando el
héroe es puesto en tela de juicio ante el público, es el propio hombre griego quien, en el
siglo V ateniense, se descubre problemático”. Este personaje de Sófocles refleja como
ningún otro esa visión de un mundo cambiante: “Los héroes no son del todo buenos ni
malos. Edipo, que quizás sea el más trágico, es un hombre que tiene una carrera heroica,
y de pronto descubre que es un asesino y el culpable de las desdichas de Tebas y, sin
embargo, no podemos decir que haya nada malvado en él. Es un personaje que creyendo
hacer siempre lo justo se ha encontrado que se ha casado con su madre y ha matado a su
padre”. Para el autor, forma parte de “los héroes del absurdo, que se enfrentan a un
destino trágico en un mundo sin sentido”.