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La Historiografía es una disciplina asociada a la Teoría de la Historia que posee unas características
particulares. La Teoría de la Historia siempre ha tenido una relación muy profunda con la Teología y la
Filosofía. La Historiografía, por otro lado, puede ser interpretada como una práctica más cercana a la Teoría
Literaria y las Humanidades.
El término Historiografía contiene el sufijo de origen griego “grafi”, concepto que posee el doble sentido de
“escribir” o “describir” un objeto de conocimiento. En la Modernidad, Historiografía tiene el sentido del
estudio de la historia como objeto cognoscible. Desde una perspectiva amplia, la Historiografía se ocupa de
estudiar la forma en que se articulan los relatos y las narraciones lo mismo en el territorio de la historia oral
como en el de la historia escrita. Su objeto de estudio es la forma en que se “compone” la narración histórica”.
En el periodo del Humanismo (1330-1650), el intelectual Tomasso Campanella (1568-1639) mago o sabio y
alquimista condenado como hereje por las autoridades católicas, definía la Historiografía como el estudio de
la escritura de la historia. Partiendo de esa premisa, enseñar Historiografía equivalía a educar en el arte de
escribir correctamente un texto histórico. Dado que Campanella interpretaba la historia como una parte de la
literatura. La Historiografía era la crítica literaria de un texto histórico. Campanella pretendió añadir la
Historiografía al conjunto de las artes de la composición clásica. Ello implicaba elevarla al rango de la
Gramática, la Dialéctica, la Retórica y la Poética. Su recomendación era comprensible por el hecho de que
durante los siglos que identificamos con el Humanismo, la discusión del pasado histórico adquirió una
importancia especial para la administración política en la medida en que se reconocía el protagonismo del ser
humano y su autonomía relativa respecto a Dios.
Desde el Renacimiento, pero en especial durante la Ilustración y la Modernidad, la discusión de la historia no
cesó de ganar prestigio. En consecuencia, la Historiografía llegó a convertirse en arma útil para la
Revolución Cultural que se vivía. La Historiografía fue esencial en los procesos de secularización cultural que
retó a la tradición cristiana dominante.
Costa