Algo que no puede pasar desapercibido en el servicio
y que implica la actitud de conversión, es la actitud mezquina y medida; ésta no logra ni tampoco llega a buen término la obra que uno ha querido comenzar.
Las huellas del espíritu mezquino son: apartarse
paulatinamente de la gracia de Dios. Por lo tanto, aquel que emprenda alguna labor con este espíritu, sepa que lo único que acarreará será su mismo fracaso y desánimo en el camino Mariano.
Hermanos: seguir las huellas de Jesús desde María,
implica descartar la lógica cuantitativa (todo lo calcula) y no deja que la gracia de Dios actúe. Por eso, si uno solo se sumerge en el cálculo se descubrirá infecundo en su vida espiritual; sobre todo, se sentirá con las manos vacías.
Aquí hermanos: ante todo démonos por completo en
la labor Mariana. Que nuestro esfuerzo sea auténtico; que nuestra entrega sea total. (Servir a Jesús desde María con todo nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas; implica darse de lleno, no midiendo; pensando en que lo que doy es lo mejor para Dios)
Que María nos enseñe este camino: saber darnos
totalmente como ella lo hizo; darnos por entero (alma, corazón, voluntad, etc.) para ser auténticos servidores. Y si procedemos de este modo, seremos capaces de descartar este espíritu mezquino, que está al acecho. Que así sea.