PROFESOR: CELINDA NOEMI PAREDES AÑO ACADEMICO: 2.020 PRIMERA GUERRA MUNDIAL Los orígenes de la contienda pueden encontrarse en las condiciones económicas, políticas y sociales que se conformaron. Desde 1890 existía en Europa la preocupación por el estallido de una guerra, ante la creciente militarización de las potencias, y sus rivalidades económicas y coloniales. Las causas que llevaron a la Primera Guerra Mundial, a partir de problemas surgidos en el medio siglo anterior, eran fundamentalmente de tres categorías: políticas, económicas e ideológicas. Las Cuestiones Políticas Desde las últimas décadas del siglo XIX, especialmente desde la derrota de Francia por Alemania en 1870, las tensiones políticas entre los Estados aumentaron y Europa estuvo dividida en bloques de alianzas y contra alianzas. Cada una buscaba protegerse de la otra. Los principales motivos de fricciones políticas entre las potencias eran:
• Rivalidad entre Austria y Rusia. Se enfrentaban porque cada una pretendía la
hegemonía en los Balcanes. La tensión aumentó a partir de la anexión formal de Bosnia-Herzegovina por parte de la monarquía austríaca.
• Rivalidad continental entre Francia y Alemania. El creciente poderío militar de
los alemanes y su política expansiva preocupaba especialmente a Francia. Existía en algunos sectores de este país la aspiración de recuperar las regiones de Alsacia y Lorena, incorporadas al imperio alemán, luego de la derrota ante Alemania en 1870.
• Rivalidad naval entre Inglaterra y Alemania. En Inglaterra se consideraba
peligroso el creciente poderío económico industrial y naval alemán. Para Gran Bretaña era de suma importancia el control de las rutas marítimas, y desde el siglo XVIII contaba con la flota más importante del mundo. El creciente poderío naval alemán representaba un peligro para los británicos en regiones consideradas vitales para el imperio como el Océano Índico, el Mediterráneo y el Atlántico. Aunque las naves germanas no realizaran ofensivas militares, eran consideradas como un estorbo y una amenaza para el control inglés. Estas rivalidades fueron un ingrediente más entre causas que llevaron a la guerra. La estructuración de las relaciones internacionales de las potencias europeas se volvió sumamente peligrosa cuando las alianzas de un frente a otras se convirtieron en permanentes. Las políticas internas de los países contendientes también tuvieron un papel en el conflicto. La incapacidad de las fuerzas democráticas europeas de subordinar a los sectores militaristas de la sociedad y la tentación de paralizar los problemas internos como el avance de los reclamos sociales y la inquietud de los sectores obreros a través de una victoria exterior, se sumaron los motivos para la guerra. Las Cuestiones Económicas Las rivalidades económicas se agudizaron con la industrialización y la conquista imperialista de fines del siglo XIX. Aumentó la competencia económica entre los países industrializados por controlar los mercados mundiales y los recursos de determinadas regiones de ultramar. Las metrópolis eran propensas a crear un círculo económico cerrado con sus colonias. Éstas les proveían de materias primas y constituían mercados seguros para la coalición de su producción industrial. Era imprescindible, desde la óptica de las potencias, conseguir mayores extensiones coloniales y convertirlas en ámbitos comerciales impenetrables para otras potencias. El crecimiento económico de los Estados Unidos y Japón y su incorporación a la expansión imperialista acentuó la competencia por las regiones ultramarinas. Las cuestiones coloniales no fueron el único motivo para desatar la guerra de esta envergadura, pero aceleraron las hostilidades, dada la actitud expansionista y conquistadora de los países involucrados. La competencia económica entre Inglaterra y Alemania fue otro factor significativo en la situación de creciente hostilidad internacional que condujo a la Primera Gran Guerra, a partir de la rivalidad entre las industrias de ambas potencias. Inglaterra había perdido su primer lugar en la producción industrial, mientras que el imperio alemán se había convertido en la potencia económica más importante del continente europeo, con un gran desarrollo en las ramas de la industria pesada, eléctrica y química. En estas circunstancias muchos pensaron en la posibilidad de una guerra para eliminar a las economías competidoras. Las Cuestiones sociales Factores de orden ideológico y psicológico integran el abanico de causas que aumentaron la hostilidad entre los estados. El creciente espíritu nacionalista se manifestó durante el periodo de la posguerra de dos maneras: En primer lugar debemos recordar el nacionalismo de estado y la transformación sufrida a fines de siglo, cuando se convierte en una concepción agresiva frente al exterior, y toma características de xenofobia y chauvinismo. Así los estados encontraban en su historia causas de rencor y demandas frente a los países cercanos. En segundo lugar, contribuyeron muy especialmente al aumento de las tensiones internacionales las reivindicaciones de autonomía de las diferentes nacionalidades (como bosnios, checos, croatas) que integraban los grandes imperios: austro-húngaro y otomano. Paralelamente habían aumentado los sentimientos de unión entre pueblos del mismo origen que estaban dispersos en diferentes estados; es el caso del paneslavismo, entre los eslavos. Finalmente, habían crecido las inclinaciones militaristas en la sociedad que favorecían la carrera armamentista y la mayor injerencia de los militares en la vida civil. LA CONFORMACIÓN DE BLOQUES DE ALIANZAS LA TRIPLE ALIANZA En 1882 se formó la Triple Alianza, integrada por Alemania, el imperio austro- húngaro e Italia. Rumania se adhirió al año siguiente y la Península itálica se retiró en 1915 para sumarse al bando rival. El imperio otomano se alineó junto con este bloque para participar de la guerra por la penetración económica y estratégica de los británicos en sus posesiones de África y Asia. Bulgaria se incorporó a la Triple Alianza. La Triple Entente Francia se acercó a Rusia en 1894 para formar una alianza franco-rusa. En 1904 se formó la entente cordial, un entendimiento entre Francia y Gran Bretaña, por el cual superaron sus rivalidades en las regiones coloniales de África. En 1907 se consolido la Triple Entente: Inglaterra, Francia y Rusia. En el curso de la guerra ingresaron como aliados de la Triple Entente: Japón, Italia, Portugal, Rumania, Estados Unidos y Grecia. En el territorio europeo permanecieron neutrales España, Suiza, Holanda, los países escandinavos y Albania.
La siguiente crisis balcánica, que estalló el 28 de junio de 1914, un joven estudiante
serbio vinculado a la organización nacionalista clandestina “Mano Negra” asesinó en Sarajevo, la capital de Bosnia-Herzegovina, al heredero del trono austro-húngaro, el archiduque Francisco Fernando, y a su esposa, la duquesa Sofía. Un mes después, Austria-Hungría presentó un durísimo ultimátum a Serbia y, al recibir una respuesta que consideró “insuficiente", le declaró la guerra. Inmediatamente Rusia ordenó la movilización general de sus ejércitos y Alemania dispuso entrar en guerra con el imperio zarista. El 2 de agosto invadió Luxemburgo y solicitó a Bélgica derecho de paso para sus ejércitos. Entre el 3 y 4 de agosto Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania. El ciclo se cerró entre el 6 y 12 de agosto, cuando Austria-Hungría declaró la guerra a Rusia, a la vez que Gran Bretaña y Francia lo hicieron contra el imperio de los Habsburgo.