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CAPITULO II

El socialismo es el traspaso de los medios de producción privada a manos del estado, quien

es a su vez el dueño de los medios de producción, convirtiéndose así en el director de la

producción.

Se desconoce en realidad la diferencia entre la idea liberal y la idea anarquista. Por un lado,

el anarquismo rechaza cualquier organización de coacción social y no acepta la coacción

por ser un medio de técnica social, este desea suprimir el estado y el orden jurídico, pues

considera que la sociedad podría sin ningún problema o repercusión prescindir de ellos, no

teme el desorden de la anarquía, pues defiende que las sociedades aún sin verse

constreñidos son capaces de unirse para un bien común. El anarquismo no se considera

liberal ni socialista, quienes consideran un error la idea del anarquismo creen incapaces a

los hombres de trabajar juntos por un bien colectivo sin la presión de un orden jurídico.

La propiedad es la capacidad de disponer de un bien, pero, si esta disposición afecta a una

institución jurídica que lleva un nombre nuevo la evolución hasta el socialismo no

terminará con solo transferir los medios al estado, pues también es un método de

socialización la restricción de derechos del dueño a disponer de dicho bien.

Los escritos socialistas, en su mayoría quienes se apegan a razones morales, buscan mostrar

al socialismo como la forma de sociedad que busca el bienestar en general, mientras que,

por otra parte, se quiere mostrar a el liberalismo como una forma que solo tiene en cuenta

intereses personales o de una clase en específico, aunque muchos no lo vean así. Pues hay

quienes rechazar la pretensión del socialismo de ser los únicos que desean un buen común,

pues si el liberalismo lucha en favor de la propiedad privada, no es por intereses


particulares, sino porque apoya una constitución económica en la que los medios reposan

sobre la propiedad privada más abundante y ofrecer así menores recursos para todos, por lo

que la guerra contra las falsas ideas del socialismo no sería una defensa de los intereses

particulares de los más ricos. Entonces tanto el socialismo como el liberalismo buscarían el

mismo objetivo, solo que planean alcanzarlo por diferentes medios.

El liberalismo había resumido su programa un punto que recomendaba como demandas del

derecho natural, siendo estos, los derechos del hombre y del ciudadano. Estas se encuentran

inscritas en letras de oro en las leyes constitucionales y son puesta en duda pues la forma y

texto de estas leyes revelan menos contenido de carácter jurídico que de programa político.

Al ciudadano austriaco no le sirvió de mucho que el estado le reconozca el derecho a

expresar libremente su pensamiento “en el límite de las leyes” pues este límite estorbaba

completamente este derecho de libre expresión tal y como si la ley jamás hubiese sido

oficializada. A diferencia de la prensa, Inglaterra ignoró completamente este derecho a la

libre expresión de pensamiento.

Algunos escritores han tratado de establecer derechos económicos fundamentales. Estos

buscan un doble fin: el mostrar la insuficiente de una organización social que no fue capaz

de garantizar los derechos naturales del hombre y el de tener materia para encontrar

fórmulas llamativas. Estos derechos económicos sociales servirían únicamente para mostrar

las exigencias a las cuales debería responder un orden social, siendo así principalmente una

crítica.

Se han aceptado 3 derechos económicos fundamentales: el derecho al producto íntegro del

trabajo, el derecho a la existencia y el derecho al trabajo.


El derecho a la existencia se puede ver de varias maneras. Si se entiende como el derecho

de cualquier desocupado pobre a los medios indispensables para su existencia justa, se trata

entonces de una organización muy simple ni pero que se encuentra bastante lejos de llegar

ser perfecta y por ser provenir de obras de caridad religiosa y beneficencia pública no

cuenta con un carácter de derecho público subjetivo. Por otro lado, el derecho a la

existencia es visto por los socialistas como otorgar a cualquier miembro de la sociedad las

cosas y servicios necesarios para su existencia y antes de cubrir las necesidades menos

urgentes de otros miembros de la sociedad. Es decir, a nadie le debe faltar lo necesario

mientras que otros vivan rodeados de lujos.

El derecho al trabajo se encuentra estrechamente relacionado con el derecho a la existencia.

Las leyes que otorgan el derecho a la existencia a quien es incapaz de trabajar, excluyen de

este beneficio a quien si es capaz de hacerlo. En el derecho al trabajo está la misma idea por

la que nació el derecho a la existencia. La sociedad burguesa es la culpable de haber hecho

desaparecer un estado tan satisfactorio y por lo mismo es esta quien debe reparar el daño a

quienes han sufrido. Este equivalente es simplemente el derecho al trabajo.

Cuando hay un equilibro en la economía no existe el desempleo, que no es más que la

consecuencia de una transformación económica. El desempleo es un fenómeno pasajero,

que la oscilación en los salarios tiende a corregir.

El colectivismo y el individualismo se apartan debido a la posición que ocupan frente al

problema de los argumentos sociales, como consecuencia de su posición frente al concepto

de las especies. Esta oposición entre individualismo y el colectivismo ha sido vencida por

la filosofía social individualista del siglo de las luces. Se conoce como individualista

porque su primera tarea fue la de escombrar el camino y la futura filosofía social.


El colectivismo de hoy no obtiene su fuerza de una necesidad interna del pensamiento

científico moderno, si no de la voluntad política de una época favorable al misticismo y al

romanticismo. El colectivismo es el arma de quienes desean matar el espíritu y el

pensamiento. El colectivismo cree romper los lazos que atan el pensamiento sociológico al

pensamiento científico. Esto es evidente, principalmente entre los pensadores que

buscaban, con la crítica más rigurosa, liberal el pensamiento científico de cualquier

promiscuidad con los elementos teológicos; no cual no les impedía, para la investigación

del conocimiento en el campo social, rezagarse con más ideas tradicionales.

En general, el colectivismo es favorable a la socialización de los medios de producción,

porque esta idea se acerca más a su concepción del mundo. Pero hay también colectivistas

partidarios de la propiedad privada de los medios de producción, porque les parece que ella

asegura mejor el bienestar de la comunidad social, tal como ellos la conciben. Por otro lado,

fuera de cualquier influencia de las ideas colectivistas, se puede muy bien tener la opinión

de que la propiedad privada de los medíos de producción está menos indicada para cumplir

los fines de la humanidad que la propiedad colectiva.

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