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Renacimiento
La duda metódica
Descartes tiene dos argumentos con respecto al “saber sensible”: el primero se argumenta
en las ilusiones de los sentidos y el segundo en los sueños.
- Con respecto a las ilusiones de los sentidos; debemos dudar del conocimiento sensible ya
que no es seguro que los sentidos no nos engañen, y como son dudosos, se deberá
descartar el saber que los sentidos aportan.
- Y con los sueños, Descartes argumenta que muchas veces nos confundimos cuando
estamos soñando y creemos que estamos despiertos, con lo cual no se puede realmente
saber cuándo se está despierto, o cuando se está siempre durmiendo. No tenemos ningún
indicio cierto que nos permita establecer cuándo estamos despiertos y cuándo dormidos.
Genio Maligno
Descartes propone a esto la teoría del Genio Maligno, ya que creía que tal vez nos haya
hecho de manera que siempre nos equivoquemos, es decir, que por más seguro que
estemos de alguna verdad, caigamos en el error. Descartes no dice que exista tal genio
maligno, pero que por ahora no tenemos ninguna razón para suponer que no lo haya. La
hipótesis del genio Maligno representa el punto máximo de la duda.
El saber racional se vuelve dudoso, por lo que, para Descartes la razón misma se hace
problema y una de sus tareas será tratar de fundamentar la razón, el saber racional.
Criterio de verdad
2- Análisis: cuando se estudie cualquier problema se lo debe dividir, analizar y seguir con
la división hasta que se llegue a algo evidente, lo cual esta división es el procedimiento
para alcanzar la evidencia.
3- Síntesis: en esta regla, se debe ordenar los pensamientos, comenzando por los objetos
más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, hasta los conocimientos
más complejos; suponiendo incluso el orden entre aquellos que no se preceden
naturalmente. Esto quiere decir que, en todo conocimiento se debe partir de lo más
sencillo hasta los más complejos siempre siguiendo un orden.
4- Enumeración: hay que examinar con cuidado el problema estudiado para ver si no hay
algún tema o aspecto que se haya pasado por alto, sea en el momento analítico o en el
sintético. Nuestro espíritu no puede abarcar todas las cosas a la vez así que marcha paso a
paso.
El Cogito (pienso, luego soy)
HUME
Impresiones e ideas
Hume creía que todos los conocimientos procedían de la experiencia, ya sea externa
(sentidos) como interna (auto experiencia).
Su estudio se baso en el análisis de los hechos de la propia experiencia, llamado también
“hechos psíquicos”, lo cual Hume los llamó percepciones del espíritu.
Las percepciones que son recibidas de manera directa se las denomina impresiones, éstas
a su vez, se divide en impresiones de la sensación (provienen del oído, el tacto, la vista,
etc.), e impresiones de la reflexión (las de nuestro interior). Estas impresiones se
diferencian de las percepciones derivadas, a las que Hume las llama ideas, como los
fenómenos de la memoria o la fantasía. Esta diferencia para Hume, es una diferencia de
intensidad o vivacidad; es decir, que las impresiones son las sensaciones inmediatas, son
más vivaces (fuertes/intensas), como cuando amamos u odiamos, en cambio, las ideas son
menos vivaces, son imágenes o copias difusas de las impresiones, es decir, como lo que
recordamos sobre las sensaciones que sentimos anteriormente. Tanto las ideas como las
impresiones pueden ser complejas o simples. Las impresiones e ideas simples son
aquéllas que no permiten distinción ni separación y las complejas son las que pueden ser
divididas en partes.
- Según Hume, los conocimientos derivan directa o indirectamente de las impresiones así
como también las ideas provienen de las impresiones. Es por esto, que el espíritu humano
se encarga de mezclar o componer, dividir o unir los materiales que las impresiones
proporcionan a través de las leyes de asociación de las ideas. Estas leyes se dividen en:
asociación por semejanzas, asociación por contigüidad en el tiempo y en el espacio, y
asociación por causa y efecto.
• Asociación por semejanza: nuestra mente nos lleva a asociar ideas entre las cuales hay
algún grado de similitud. Por ejemplo, el frío que hubo en un invierno, lo asocio con
épocas en las que ocurrieron temperaturas similares.
• Asociación por contigüidad en el tiempo y en el espacio: una idea nos lleva a otra
cuando entre ellas existe una relación de proximidad, ya sea espacial o temporal. Por
ejemplo, al pensar en el departamento de un edificio, naturalmente me lleva a hacer una
pregunta acerca de los demás departamentos de ese mismo edificio.
• Asociación por causa y efecto: es aquella en la que, al pensar en una herida, es difícil no
pensar naturalmente en el dolor consiguiente. Lo cual, la herida es la causa del dolor, y
que éste sería el efecto.
• Cuestiones de hechos: son afirmaciones que establecen relaciones, entre hechos que hay
que comprobarlos mediante la observación y la experiencia. Son contingentes y
probables; lo que afirman es así ahora, pero podrían no serlo, ya que nadie asegura que
en el futuro sean como son ahora.
La idea de causalidad
• Es una conexión necesaria entre dos fenómenos A y B de manera que, siempre que se da
el primero de ellos este provoca necesariamente el segundo; como cuando estamos en un
lugar a oscuras y escuchamos una voz, inmediatamente pensamos que esa voz proviene
de una persona, por lo que nos lleva a establecer un enlace causal entre la voz, que sería
el efecto, y la fuente productora, que es la causa.
La idea de causalidad, se trata de una idea compleja que tiene cuatro elementos:
a) Causa: es el primer hecho con el que se inicia el proceso.
b) Efecto: es otro hecho que da término al proceso causal.
c) Relación temporal entre Causa y Efecto: primero aparece la causa y después el efecto.
d) Relación causal: para que ésta ocurra, el primer hecho (causa), tiene que producir el
segundo hecho (efecto). La causa, tiene una energía o fuerza para que aparezca el efecto,
es decir, si se da el primer hecho, es necesariamente que ocurra el segundo. Entonces, la
relación de causalidad es una relación de conexión necesaria.
- Según Hume, las experiencias muestran solo sucesiones, no afirman que entre los hechos
haya una relación necesaria, es decir, que al ocurrir el primer hecho no siempre es
necesario que ocurra el segundo.
En cambio, simplemente con la razón, sin el uso de la experiencia, solamente pensando
sobre un hecho, nunca se llegara a saber qué efecto podrá producir, porque
racionalmente son pensables sin la contradicción de distintas posibilidades. Entonces la
idea de conexión necesaria no viene de la razón.*