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Marx:

Orientaciones filosóficas:
La filosofía critico-negativa surgió y tomó forma con el Iluminismo y había demostrado ser un arma
formidable en manos de la burguesía naciente, en su lucha contra las viejas clases del orden
teológico-feudal. La tarea principal era la consolidación del nuevo orden burgués-industrial y la
creación de una sociedad orgánica e integrada, la filosofía negativa solo conducía a la división, el
conflicto y el desorden. Los proletarios se movilizaban para luchar por la transformación de la
sociedad existente.

La mejor manera de asegurar el progreso era reconciliando las tendencias y las clases antagónicas,
educando a todas las clases de la sociedad, y en particular, a las clases inferiores, para que
ocuparan el lugar que les correspondía en la nueva sociedad jerárquicamente organizada y se
resignaran a su situación. Esto es lo que enseñaba la nueva ciencia positiva: lograr un orden social
orgánico y libre de conflictos.

Marx sostenía que el hombre era infinitamente perfectible, y que sus facultades esenciales le
permitían tener una capacidad ilimitada de desarrollo, en donde él podía alcanzar las formas más
altas de la creatividad, el pensamiento y la acción. Éstas facultades se hallaban sofocadas y
reprimidas por la situación propia de las sociedades clasistas. El capitalismo despojaba al hombre
de sus necesidades animales: el aire fresco, el alimento y el sexo.

Marx contemplaba a deshumanización del hombre como una consecuencia de la alienación. Lo


cual es un proceso que comienza con la separación de los hombres con respecto a sus medios de
producción y subsistencia. Los hombres se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a los
empresarios capitalistas, y ésta fuerza de trabajo se objetiviza en mercancías sobre las que no
tiene ningún control. Su trabajo es una actividad alienante porque todo el proceso productivo es
externo a él y a sus necesidades humanas.

Era necesario abolir esta condición para elevar a los hombres a una condición verdaderamente
humana. Por lo tanto, Marx propone establecer lo que llamaba ‘comunismo’ como un medio para
que el hombre alcanzara una mayor libertad y una mayor humanidad. Marx llamaba comunismo a
un movimiento real que suprime el presente estado de cosas, es la fase real necesaria de la
próxima etapa de desarrollo histórico, en el proceso de la emancipación y la recuperación
humana.

Estilo de pensamiento:
En el ámbito humano, la historia había demostrado que el desarrollo era un proceso de
antagonismos que dependía de la conciencia y la voluntad del hombre. La estructura racional del
ser podía ser aprehendida por la mente humana y era una condición necesaria de la libertad. Esta
concepción dialéctica influyó en el pensamiento de Marx acerca de los fenómenos sociales.

El orden fáctico existente es una negatividad transitoria que debe ser trascendida. Este orden
impone a los hombres una condición subhumana de existencia, y ellos son, por lo tanto, menos de
lo que pueden ser y deben luchar para cambiarlo. Éste enfoque se opone al del positivismo, el cual
considera los hechos como verdaderos en la forma que se dan inmediatamente.

Marx tenía presente el carácter transitorio de los hechos, que solo eran momentos negativos de
un proceso histórico incesante. La posibilidad de revolución se basaba en ciertas condiciones
económicas y políticas objetivas, que era factible captar mediante un análisis de la estructura y las
tendencias del capitalismo.

El ideal de Marx era invertir la relación prevaleciente entre el ser social y la conciencia social, lo
que él quería decir cuando hablaba de abandonar el dominio de la ‘necesidad’ para entrar en el de
la ‘libertad’, era que los hombres podían entonces comenzar a determinar una manera consciente
de su propio destino.

Marx no consideraba el socialismo y/o comunismo como fines en sí mismos. La abolición de la


propiedad privada y la socialización de los medios de producción son los primeros pasos en la
abolición del trabajo alienado.

De Hegel, tomó Marx el énfasis en el pensamiento crítico negativo, que integró a su conciencia
intelectual. Con Marx, el pensamiento dialectico no es solo crítico y revolucionario, sino también
empírico y sociológico. Explica el conflicto, en términos de relaciones sociales concretas y
específicas; en donde, por ejemplo, una clase posee os medios de producción, mientras que la otra
no los posee; esta es la base de las diversas formas de conflicto.

De la filosofía social a la teoría social:


En oposición a Hegel, Marx elaboró su teoría de la relación entre la existencia social y la conciencia
social –llamada concepción materialista de la historia-, en donde sostenía que el mundo ideal no
es más que el mundo material reflejado por la mente humana y traducido a formas de
pensamiento.

Para Marx, la tarea de la época en la que vivía, era emanciparse del comercio y el dinero. La
emancipación de los judíos es la emancipación de la sociedad del judaísmo, o de lo que él llamaría
más tarde capitalismo. Al eliminar el comercio y sus condiciones, ya no sería posible la conciencia
comercializada.

La teoría de Marx –que toma en consideración el aspecto dinámico- no puede ser entendida
apropiadamente como un materialismo en el sentido tradicional. Su concepción, debía distinguirse
del idealismo y el materialismo, a la par que constituye la unificación de la verdad de ambos.

La teoría general:
Las premisas de las que parte Marx son los seres humanos reales, de carne y hueso, con
necesidades físicas reales que están constantemente interactuando con la naturaleza.

La actividad principal y más importante del hombre, el trabajo, es la producción de vida, el


mantenimiento del proceso vital. La actividad laboral de los hombres no es una mera adaptación a
la naturaleza, sino una transformación consciente e intencional de las condiciones naturales. Para
Marx, el proceso de trabajo no es solo natural sino también social; los hombres actúan sobre la
naturaleza interactuando con otros hombres.

‘Modo de producción’ es una forma definida de actividad de estos individuos, una forma definida
de expresar su vida, un modo definido de vida. Lo que son, coincide con su producción, tanto con
lo que producen como con el modo de hacerlo. ‘Modo de producción’ es un complejo proceso por
el cual los hombres interactúan simultáneamente entre sí; se da una relación dialéctica entre los
dos tipos de condiciones: la interacción de los hombres con la naturaleza determina el carácter de
sus relaciones sociales, mientras que el carácter de sus relaciones sociales determina su modo de
interacción con la naturaleza.

‘Fuerzas productivas’ llama Marx a la actividad productiva de los individuos reales en sus
relaciones de cooperación. ‘Fuerza productiva’ incluye la fuerza de trabajo real de los hombres
que trabajan; es la fuerza social mediante la cual producen los medios para satisfacer las
necesidades naturales y sociales de su existencia; esto incluye a los trabajadores, los instrumentos
de producción que emplean y a la forma definida de cooperación, condicionada por los
instrumentos y medios de producción.

‘Relaciones de producción’ hacía alusión a las ‘relaciones de propiedad’. En el proceso de la


producción, los hombres trabajan con otros hombres, pero también trabajan para otros hombres.
Bajo el capitalismo, los que poseen y controlan los medios de producción tienen gran poder sobre
quienes no los poseen ni controlan. En la primera fase del desarrollo de un sistema, las relaciones
de propiedad facilitan el crecimiento constante de las fuerzas productivas. La teoría de Marx, no es
meramente tecnológica. La tensión entre fuerzas productivas y relaciones de propiedad no es una
mera falta de ajuste entre las innovaciones técnicas y su aplicación social. El ‘modo de producción’
se compone de dos partes: relaciones de propiedad y fuerzas productivas.

La nueva división del trabajo dio origen a una variedad de esferas ideológicas distintas; Marx
considera que estas esferas dependen aún en grandes variables de las relaciones de producción
existentes. Afirma que las ideas dominantes en toda época son las ideas de la clase dominante.
Esta clase, al tener a su disposición los medios de la producción material, controla los medios de
producción mental trata de imponer sus ideas sobre aquellos que no poseen ni controlan nada.
Las ideas dominantes no son más que la expresión mental de las relaciones dominantes.

La sociología marxista del trabajo alienado:


Marx explora los aspectos que considera fundamentales del sistema capitalista en expansión: sus
fuerzas productivas en desarrollo y sus relaciones de producción básicas. Llamaba a la primera fase
del desarrollo de las fuerzas productivas ‘cooperación simple’, la cual predomina durante el
período en el cual el capital opera en gran escala, pero la división del trabajo y la maquinaria
desempeñan un papel secundario. La existencia de grandes reservas de capital se convirtió en un
requisito para la cooperación de muchos obreros. Estos solo podían cooperar si eran empleados
simultáneamente por el mismo capitalista. La fase siguiente se basó en la división del trabajo más
compleja; división de trabajo entre muchos obreros, en donde cada uno de ellos tiene su
operación especializada, esta es la base del sistema productivo llamado manufactura.

La concentración de la producción de los diversos oficios e industrias en un taller también hizo


necesario efectuar cambios en las herramientas utilizadas, el obrero empleó una herramienta
especial para cada operación especializada.

La transformación del obrero en trabajador parcelario no podía producirse sin originar al mismo
tiempo importantes cambios en el carácter y la personalidad del obrero. La división del trabajo
cada vez más compleja alienaba al obrero de sus facultades creadoras y, por consiguiente, lo
disminuía como ser humano. La mayor productividad de la nueva organización del trabajo era
posible, precisamente, por la división, la clasificación y el agrupamiento de los obreros según sus
funciones específicas.

La manufactura crea jerarquía del trabajo, en donde las funciones se las distribuyen entre aquellos
de acuerdo con sus habilidades socialmente adquiridas. En la parte inferior de las jerarquías se
hallan en los que realizan las manipulaciones más simples, la manufactura da origen a una clase de
obreros no especializados. Aquí se establece la división de los trabajadores en especializados y no
especializados.

El proceso que comenzó con la cooperación simple, donde el capitalista representaba para el
obrero el poder y la voluntad del trabajo asociado, se hizo más pronunciado en la manufactura,
que redujo al obrero a la condición de trabajador parcelario.

En contraste con la manufactura, donde el proceso productivo se adaptaba a las habilidades del
obrero, el sistema mecánico obligó al obrero a adaptarse a las máquinas. La especialización
vitalicia en el manejo de una misma herramienta se convierte ahora en la especialización vitalicia
en el cuidado de una misma máquina.

Marx considera crítica esta fase del desarrollo del modo capitalista de producción. La industria
moderna acelera la concentración del capital y conduce al predominio exclusivo del sistema fabril.
Y lejos de abandonar el concepto de alienación, lo vinculó con la deshumanización cada día mayor
del hombre en las condiciones del capitalismo industrial. El trabajo es el proceso por el cual los
hombres producen y reproducen su vida misma; en cambio, puede eliminarse de la experiencia
humana el trabajo alienado, la explotación y la opresión, por estas condiciones, los trabajadores,
las juzgaran intolerables y arrancarán el capital y el poder de las manos de sus opresores. A partir
de entonces, y con la posterior abolición de las clases y de los conflictos de clases, los hombres
podrán algún día llegar a una situación en la que el libre desarrollo de cada uno conduzca al libre
desarrollo de todos.
Weber:

El influjo de las relaciones de mercado: clases y estamentos


Al estudiar la ‘clase’, el ‘estamento’ y el ‘partido’, Weber los define como tres ‘dimensiones’ de la
estratificación, cada una se distingue de las demás y especifica que, a nivel empírico, cada una
puede influir causalmente en las otras.

Al igual que Marx, Weber no llego a completar una descripción analítica detallada de la noción de
clase y de su relación con otras bases de estratificación de la sociedad. La concepción de clase en
Weber, parte de su análisis de la acción económica en el mercado. Define la acción económica
como el proceder que busca, por medios pacíficos, adquirir el control de las utilidades deseadas;
las utilidades comprenden a los bienes y servicios. Las ‘clases’ solo pueden existir cuando tal
mercado ha empezado a existir, y esto a su vez presupone la formación de una economía
monetaria. Así, las relaciones económicas se liberan de las obligaciones y vínculos de la economía
comunitaria local, y su fluidez queda determinada por las oportunidades materiales que tienen los
individuos de usar la propiedad, bienes y servicios que poseen para cambiarlos en el mercado
competitivo. Con ello –dice Weber- comienzan las luchas de clase.

Los que comparten la misma situación de mercado o ‘situación de clase’, están sometidos a
similares exigencias económicas, que influyen sobre los esquemas de su vida material y sobre
experiencias de vida personal que están a su alcance.

Weber reconoce, con Marx, que la posesión contra la no posesión de la propiedad es la base más
importante de la división de clases en un mercado competitivo. Distingue a los que poseen
propiedad, las clases rentintas y las clases empresariales, a las que denomina ‘clases poseedoras’ y
‘clases comerciales’. Las clases poseedoras son aquellas en las que los poseedores de propiedad
reciben rentas por su posesión; estas son clases poseedoras ‘positivamente favorecidas’; las clases
poseedoras ‘negativamente favorecidas’ son las que no tienen ni propiedad ni destreza de trabajo
que ofrecer. Entre los grupos positivamente favorecidos y los negativamente favorecidos se
extienden las clases medias. Estas clases medias incluyen categorías de personas como los
funcionarios, los artesanos y los campesinos.

Weber distingue también las que él denomina clases simplemente sociales. En la medida que los
individuos pueden trasladarse libremente dentro de un conjunto común de situaciones de clase,
constituyen una clase social determinada. Weber describe el capitalismo como integrado por las
siguientes clases sociales: La clase de los obreros manuales; la pequeña burguesía; los
trabajadores de ‘cuello blanco’, los técnicos los intelectuales carentes de propiedad; los grupos
dominantes, empresariales o propietarios.

La conciencia de clase llega a desarrollarse donde: 1. La clase enemiga es un grupo que aparece
visiblemente en directa competencia económica, 2. Donde hay un gran número de personas que
comparten la misma situación de clase, 3. Donde es sencillo organizar la asamblea y la
comunicación entre sí, 4. Donde la clase en cuestión se busca dirigentes que proporcionan
objetivos claros y comprensibles a sus actividades.

La ‘clase’ hace referencia a las características objetivas de la situación de mercado de los


individuos; la clase influye sobre la acción social independientemente de que estos individuos
puedan hacer de sí mismos o de los demás. Weber distingue la situación de clase de la ‘situación
de estamento’. La situación estamental de un individuo se refiere a las evaluaciones que otros
hacen de él y de su posición social, atribuyéndole consideración o prestigio. Los que forman un
estamento, al contrario de los que forman una clase, son casi siempre conscientes de su situación
común. Los estamentos pueden actuar influyendo de manera directa en el funcionamiento del
mercado, y así pueden afectar causalmente las relaciones de clase. El grado en que la
estratificación por estamentos prevalece en un orden social dado viene influido por la medida en
que la sociedad en cuestión está sometida a una rápida transformación económica.

El conflicto social:

El conflicto: una definición sociológica y problemática


Los diversos enfoques analíticos establecen una relación estrecha entre conflicto, cambio y
aumento de la complejidad del marco social global. El análisis sociológico propone una visión del
conflicto como fenómeno colectivo, en donde los actores que luchan entre sí lo hacen en nombre
de categorías sociales y al actuar así tratan de defender intereses antagónicos que, tienen
connotaciones menos dispares de lo que cabría imaginar. El conflicto revela, estimula y refuerza la
pertenencia social de quien se expone a la lucha.

El conflicto se presenta como una relación de oposición que se establece al menos entre dos
actores, individuales o colectivos, en la medida en que persiguen fines incompatibles. El conflicto
se traduce en acciones de poder que determinan una forma de relación diferente en vista de una
nueva distribución de los recursos que los actores en conflicto consideran esenciales.

Dahrendorf propone que existen cinco tipos de conflicto: conflictos en el interior y entre distintos
roles sociales; conflictos en el interior de determinados grupos sociales; conflictos entre
agrupaciones sociales organizadas y no organizadas; conflictos entre grupos organizados y no
organizados que afectan a toda una sociedad, y conflictos de unidades más grandes. Se puede
considerar también la relación jerárquica que se establece en las partes en conflicto: adversarios
de igual rango, adversarios superiores o subordinados y toda una unidad contra una de sus partes.

El conflicto en el pensamiento sociológico clásico


Se tiene la impresión de que el fin esencial de la sociología es encontrar un orden social eficaz que
favorezca la evolución social. La tradición sociológica del conflicto tiene su origen en la teoría de la
lucha de clases de Karl Marx y Friedrich Engels y propone el materialismo histórico como un
intento de máxima dramatización social del conflicto. En la sociedad capitalista, la forma de
propiedad incipiente es la del capital industrial. La división de clases es la que se da entre los
propietarios de los medios de producción y el proletariado, que posee solo la fuerza de sus manos
y se ve obligado a venderla en el mercado.

El conflicto refleja en sus manifestaciones este proceso de polarización que contribuye a dar a
aquél una capacidad extraordinaria de transformación radical de la sociedad. A Marx le interesa
reconstruir los modos de formación de las clases sociales como agentes del cambio histórico. A
este respecto, resulta fundamental la diferencia entre clases en sí, y clases para sí. La maduración
aparece en el segundo estadio de clase, cuando los sujetos que la componen tienen una clara
conciencia de sus propios intereses y se organizan para defenderlos y reafirmarlos recurriendo al
conflicto como único medio eficaz.

Ralph Dahrendorf: nuevas tendencias del conflicto de clases


Dahrendorf realiza una crítica constructiva de Marx, en donde propone sustituir o integrar la
perspectiva del funcionalismo estructuralista en una teoría de la coerción adecuada a las
características estructurales de la sociedad de nuestro tiempo y a un consiguiente relanzamiento
de una nueva teoría del conflicto. Dahrendorf establece un vínculo entre conflicto y cambio social
y la idea de que el conflicto está relacionado con dos grupos de intereses contrapuestos: dos
clases sociales fundamentales.

Dahrendorf trata de distinguir la sociología de Marx, entendiendo aquellas proposiciones que no


son susceptibles de comprobación empírica, como las que anuncian el advenimiento de una
sociedad sin clases y, por lo tanto, ‘aconflictiva’. Un punto clave de la vuelta de Dahrendorf a Marx
tiene que ver con la duda de que el concepto marxista de clase pueda aplicarse a la sociedad
postcapitalista.

La intensidad de los conflictos de clases debe atenuarse necesariamente porque prevalecerá la


tendencia a que los individuos compitan entre sí en cuanto individuos y no por ser sujetos
pertenecientes a grupos determinados. La teoría del conflicto de Dahrendorf es el proceso de
institucionalización del conflicto de clases; la institucionalización del conflicto se encuentra
implícito en los valores de toda sociedad industrial; según Dahrendorf, fenómenos como la
institucionalización del conflicto de clases demuestran que una clase oprimida puede muy bien
estar en condiciones de provocar cambios estructurales mediante negociaciones o discusiones.

Los nuevos conflictos sociales


Touraine utiliza el termino sociedad postindustrial, y parece útil aislar una dimensión social
específica, un campo concreto como el del conflicto social, que ha estado en la base de la sociedad
industrial; el proceder así puede ser un recurso útil para distinguir los elementos de continuidad y
discontinuidad entre los dos tipos históricos de sociedad y para renovar, respecto a un caso
concreto de importancia clave, el acervo conceptual del sociólogo.
Se cuestionan de manera irreparable las expectativas recíprocas de comportamiento: se asiste a
una pérdida de autoridad en el ámbito doméstico y escolar, se habla de guerra entre sexos y de
conflicto generacional. El poder se enfrenta directamente a los movimientos de reivindicación, que
se organizan a partir de problemas concretos y sin dejarse condicionar por el mundo de la política.
La nueva imagen de los conflictos sociales es la de un aparato central, impersonal e integrador,
que tiene bajo su control a una mayoría silenciosa más que a una simple clase de apoyo: en las
márgenes de esta mayoría se proyectan minorías excluidas o subprivilegiadas, cando no
totalmente rechazadas.

Touraine considera los movimientos sociales como comportamientos colectivos de nivel más
elevado, se propone que el primer motor de una determinada sociedad es un conflicto de fondo.
Por lo que se refiere a la organización del trabajo, la lucha de clases es sustituida por una serie de
movimientos reivindicativos que intentan mejorar el nivel salarial.

El conflicto social adopta una nueva forma en la medida en que se traslada de la fábrica a otras
instituciones que, como la universidad, ostentan un nuevo significado. La universidad es el lugar
donde se forma una nueva minoría reivindicativa. En el marco de esta redefinición de las
dinámicas del conflicto, la juventud se propone como un nuevo actor político. Cabe considerar a
los jóvenes como titulares de privilegios ambivalentes. Los jóvenes son promotores de
reivindicación y el alma de los movimientos sociales porque, entre otras cosas, tienen un nuevo
modo de pensar, les atraen nuevas formas de comunicación y son vehículo más decidido.

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