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Segundo Parcial
Segundo Parcial
Orientaciones filosóficas:
La filosofía critico-negativa surgió y tomó forma con el Iluminismo y había demostrado ser un arma
formidable en manos de la burguesía naciente, en su lucha contra las viejas clases del orden
teológico-feudal. La tarea principal era la consolidación del nuevo orden burgués-industrial y la
creación de una sociedad orgánica e integrada, la filosofía negativa solo conducía a la división, el
conflicto y el desorden. Los proletarios se movilizaban para luchar por la transformación de la
sociedad existente.
La mejor manera de asegurar el progreso era reconciliando las tendencias y las clases antagónicas,
educando a todas las clases de la sociedad, y en particular, a las clases inferiores, para que
ocuparan el lugar que les correspondía en la nueva sociedad jerárquicamente organizada y se
resignaran a su situación. Esto es lo que enseñaba la nueva ciencia positiva: lograr un orden social
orgánico y libre de conflictos.
Marx sostenía que el hombre era infinitamente perfectible, y que sus facultades esenciales le
permitían tener una capacidad ilimitada de desarrollo, en donde él podía alcanzar las formas más
altas de la creatividad, el pensamiento y la acción. Éstas facultades se hallaban sofocadas y
reprimidas por la situación propia de las sociedades clasistas. El capitalismo despojaba al hombre
de sus necesidades animales: el aire fresco, el alimento y el sexo.
Era necesario abolir esta condición para elevar a los hombres a una condición verdaderamente
humana. Por lo tanto, Marx propone establecer lo que llamaba ‘comunismo’ como un medio para
que el hombre alcanzara una mayor libertad y una mayor humanidad. Marx llamaba comunismo a
un movimiento real que suprime el presente estado de cosas, es la fase real necesaria de la
próxima etapa de desarrollo histórico, en el proceso de la emancipación y la recuperación
humana.
Estilo de pensamiento:
En el ámbito humano, la historia había demostrado que el desarrollo era un proceso de
antagonismos que dependía de la conciencia y la voluntad del hombre. La estructura racional del
ser podía ser aprehendida por la mente humana y era una condición necesaria de la libertad. Esta
concepción dialéctica influyó en el pensamiento de Marx acerca de los fenómenos sociales.
El orden fáctico existente es una negatividad transitoria que debe ser trascendida. Este orden
impone a los hombres una condición subhumana de existencia, y ellos son, por lo tanto, menos de
lo que pueden ser y deben luchar para cambiarlo. Éste enfoque se opone al del positivismo, el cual
considera los hechos como verdaderos en la forma que se dan inmediatamente.
Marx tenía presente el carácter transitorio de los hechos, que solo eran momentos negativos de
un proceso histórico incesante. La posibilidad de revolución se basaba en ciertas condiciones
económicas y políticas objetivas, que era factible captar mediante un análisis de la estructura y las
tendencias del capitalismo.
El ideal de Marx era invertir la relación prevaleciente entre el ser social y la conciencia social, lo
que él quería decir cuando hablaba de abandonar el dominio de la ‘necesidad’ para entrar en el de
la ‘libertad’, era que los hombres podían entonces comenzar a determinar una manera consciente
de su propio destino.
De Hegel, tomó Marx el énfasis en el pensamiento crítico negativo, que integró a su conciencia
intelectual. Con Marx, el pensamiento dialectico no es solo crítico y revolucionario, sino también
empírico y sociológico. Explica el conflicto, en términos de relaciones sociales concretas y
específicas; en donde, por ejemplo, una clase posee os medios de producción, mientras que la otra
no los posee; esta es la base de las diversas formas de conflicto.
Para Marx, la tarea de la época en la que vivía, era emanciparse del comercio y el dinero. La
emancipación de los judíos es la emancipación de la sociedad del judaísmo, o de lo que él llamaría
más tarde capitalismo. Al eliminar el comercio y sus condiciones, ya no sería posible la conciencia
comercializada.
La teoría de Marx –que toma en consideración el aspecto dinámico- no puede ser entendida
apropiadamente como un materialismo en el sentido tradicional. Su concepción, debía distinguirse
del idealismo y el materialismo, a la par que constituye la unificación de la verdad de ambos.
La teoría general:
Las premisas de las que parte Marx son los seres humanos reales, de carne y hueso, con
necesidades físicas reales que están constantemente interactuando con la naturaleza.
‘Modo de producción’ es una forma definida de actividad de estos individuos, una forma definida
de expresar su vida, un modo definido de vida. Lo que son, coincide con su producción, tanto con
lo que producen como con el modo de hacerlo. ‘Modo de producción’ es un complejo proceso por
el cual los hombres interactúan simultáneamente entre sí; se da una relación dialéctica entre los
dos tipos de condiciones: la interacción de los hombres con la naturaleza determina el carácter de
sus relaciones sociales, mientras que el carácter de sus relaciones sociales determina su modo de
interacción con la naturaleza.
‘Fuerzas productivas’ llama Marx a la actividad productiva de los individuos reales en sus
relaciones de cooperación. ‘Fuerza productiva’ incluye la fuerza de trabajo real de los hombres
que trabajan; es la fuerza social mediante la cual producen los medios para satisfacer las
necesidades naturales y sociales de su existencia; esto incluye a los trabajadores, los instrumentos
de producción que emplean y a la forma definida de cooperación, condicionada por los
instrumentos y medios de producción.
La nueva división del trabajo dio origen a una variedad de esferas ideológicas distintas; Marx
considera que estas esferas dependen aún en grandes variables de las relaciones de producción
existentes. Afirma que las ideas dominantes en toda época son las ideas de la clase dominante.
Esta clase, al tener a su disposición los medios de la producción material, controla los medios de
producción mental trata de imponer sus ideas sobre aquellos que no poseen ni controlan nada.
Las ideas dominantes no son más que la expresión mental de las relaciones dominantes.
La transformación del obrero en trabajador parcelario no podía producirse sin originar al mismo
tiempo importantes cambios en el carácter y la personalidad del obrero. La división del trabajo
cada vez más compleja alienaba al obrero de sus facultades creadoras y, por consiguiente, lo
disminuía como ser humano. La mayor productividad de la nueva organización del trabajo era
posible, precisamente, por la división, la clasificación y el agrupamiento de los obreros según sus
funciones específicas.
La manufactura crea jerarquía del trabajo, en donde las funciones se las distribuyen entre aquellos
de acuerdo con sus habilidades socialmente adquiridas. En la parte inferior de las jerarquías se
hallan en los que realizan las manipulaciones más simples, la manufactura da origen a una clase de
obreros no especializados. Aquí se establece la división de los trabajadores en especializados y no
especializados.
El proceso que comenzó con la cooperación simple, donde el capitalista representaba para el
obrero el poder y la voluntad del trabajo asociado, se hizo más pronunciado en la manufactura,
que redujo al obrero a la condición de trabajador parcelario.
En contraste con la manufactura, donde el proceso productivo se adaptaba a las habilidades del
obrero, el sistema mecánico obligó al obrero a adaptarse a las máquinas. La especialización
vitalicia en el manejo de una misma herramienta se convierte ahora en la especialización vitalicia
en el cuidado de una misma máquina.
Marx considera crítica esta fase del desarrollo del modo capitalista de producción. La industria
moderna acelera la concentración del capital y conduce al predominio exclusivo del sistema fabril.
Y lejos de abandonar el concepto de alienación, lo vinculó con la deshumanización cada día mayor
del hombre en las condiciones del capitalismo industrial. El trabajo es el proceso por el cual los
hombres producen y reproducen su vida misma; en cambio, puede eliminarse de la experiencia
humana el trabajo alienado, la explotación y la opresión, por estas condiciones, los trabajadores,
las juzgaran intolerables y arrancarán el capital y el poder de las manos de sus opresores. A partir
de entonces, y con la posterior abolición de las clases y de los conflictos de clases, los hombres
podrán algún día llegar a una situación en la que el libre desarrollo de cada uno conduzca al libre
desarrollo de todos.
Weber:
Al igual que Marx, Weber no llego a completar una descripción analítica detallada de la noción de
clase y de su relación con otras bases de estratificación de la sociedad. La concepción de clase en
Weber, parte de su análisis de la acción económica en el mercado. Define la acción económica
como el proceder que busca, por medios pacíficos, adquirir el control de las utilidades deseadas;
las utilidades comprenden a los bienes y servicios. Las ‘clases’ solo pueden existir cuando tal
mercado ha empezado a existir, y esto a su vez presupone la formación de una economía
monetaria. Así, las relaciones económicas se liberan de las obligaciones y vínculos de la economía
comunitaria local, y su fluidez queda determinada por las oportunidades materiales que tienen los
individuos de usar la propiedad, bienes y servicios que poseen para cambiarlos en el mercado
competitivo. Con ello –dice Weber- comienzan las luchas de clase.
Los que comparten la misma situación de mercado o ‘situación de clase’, están sometidos a
similares exigencias económicas, que influyen sobre los esquemas de su vida material y sobre
experiencias de vida personal que están a su alcance.
Weber reconoce, con Marx, que la posesión contra la no posesión de la propiedad es la base más
importante de la división de clases en un mercado competitivo. Distingue a los que poseen
propiedad, las clases rentintas y las clases empresariales, a las que denomina ‘clases poseedoras’ y
‘clases comerciales’. Las clases poseedoras son aquellas en las que los poseedores de propiedad
reciben rentas por su posesión; estas son clases poseedoras ‘positivamente favorecidas’; las clases
poseedoras ‘negativamente favorecidas’ son las que no tienen ni propiedad ni destreza de trabajo
que ofrecer. Entre los grupos positivamente favorecidos y los negativamente favorecidos se
extienden las clases medias. Estas clases medias incluyen categorías de personas como los
funcionarios, los artesanos y los campesinos.
Weber distingue también las que él denomina clases simplemente sociales. En la medida que los
individuos pueden trasladarse libremente dentro de un conjunto común de situaciones de clase,
constituyen una clase social determinada. Weber describe el capitalismo como integrado por las
siguientes clases sociales: La clase de los obreros manuales; la pequeña burguesía; los
trabajadores de ‘cuello blanco’, los técnicos los intelectuales carentes de propiedad; los grupos
dominantes, empresariales o propietarios.
La conciencia de clase llega a desarrollarse donde: 1. La clase enemiga es un grupo que aparece
visiblemente en directa competencia económica, 2. Donde hay un gran número de personas que
comparten la misma situación de clase, 3. Donde es sencillo organizar la asamblea y la
comunicación entre sí, 4. Donde la clase en cuestión se busca dirigentes que proporcionan
objetivos claros y comprensibles a sus actividades.
El conflicto social:
El conflicto se presenta como una relación de oposición que se establece al menos entre dos
actores, individuales o colectivos, en la medida en que persiguen fines incompatibles. El conflicto
se traduce en acciones de poder que determinan una forma de relación diferente en vista de una
nueva distribución de los recursos que los actores en conflicto consideran esenciales.
Dahrendorf propone que existen cinco tipos de conflicto: conflictos en el interior y entre distintos
roles sociales; conflictos en el interior de determinados grupos sociales; conflictos entre
agrupaciones sociales organizadas y no organizadas; conflictos entre grupos organizados y no
organizados que afectan a toda una sociedad, y conflictos de unidades más grandes. Se puede
considerar también la relación jerárquica que se establece en las partes en conflicto: adversarios
de igual rango, adversarios superiores o subordinados y toda una unidad contra una de sus partes.
El conflicto refleja en sus manifestaciones este proceso de polarización que contribuye a dar a
aquél una capacidad extraordinaria de transformación radical de la sociedad. A Marx le interesa
reconstruir los modos de formación de las clases sociales como agentes del cambio histórico. A
este respecto, resulta fundamental la diferencia entre clases en sí, y clases para sí. La maduración
aparece en el segundo estadio de clase, cuando los sujetos que la componen tienen una clara
conciencia de sus propios intereses y se organizan para defenderlos y reafirmarlos recurriendo al
conflicto como único medio eficaz.
Touraine considera los movimientos sociales como comportamientos colectivos de nivel más
elevado, se propone que el primer motor de una determinada sociedad es un conflicto de fondo.
Por lo que se refiere a la organización del trabajo, la lucha de clases es sustituida por una serie de
movimientos reivindicativos que intentan mejorar el nivel salarial.
El conflicto social adopta una nueva forma en la medida en que se traslada de la fábrica a otras
instituciones que, como la universidad, ostentan un nuevo significado. La universidad es el lugar
donde se forma una nueva minoría reivindicativa. En el marco de esta redefinición de las
dinámicas del conflicto, la juventud se propone como un nuevo actor político. Cabe considerar a
los jóvenes como titulares de privilegios ambivalentes. Los jóvenes son promotores de
reivindicación y el alma de los movimientos sociales porque, entre otras cosas, tienen un nuevo
modo de pensar, les atraen nuevas formas de comunicación y son vehículo más decidido.