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INTRODUCCIÓN
El imperio otomano alegaba una serie de razones para llevar a cabo la masacre de
armenios. Una de las razones fue la diferencia en las religiones, ya que los turcos eran
musulmanes mientras que los armenios eran cristianos. La otra razón se produjo tras
entrar al poder los Jóvenes Turcos, ya que parecía que el panorama de los armenios iba a
cambiar y que tendrían más derechos. Y así fue, los Jóvenes Turcos permitieron la
entrada de armenios en el ejército. Pero en 1912-1913 los Balcanes, que pertenecían al
Imperio Otomano, comenzaron su guerra para independizarse del Imperio y ganaron
quedando este con muy pocos territorios, uno de ellos era Anatolia donde residía una
parte importante de armenios. Así que por miedo a una revuelta de los armenios que los
dejara sin estos territorios y además culpabilizándolos de la pérdida de los Balcanes
comenzaron las masacres a la población armenia que allí residía.
El discurso de los Jóvenes Turcos y el discurso nazi eran bastante similares, ya
que los dos planteaban volver a los “gloriosos” orígenes y que para lograr eso había que
expulsar a los inmigrantes (los judíos para los nazis y los armenios para los turcos) que
contaminaron la nación. La idea turca era crear un nuevo imperio que les devolviera la
fortaleza en Europa y el mundo
Aunque toda la responsabilidad cae sobre los Jóvenes Turcos hay que tener en
cuenta que las presiones sobre los armenios (pesados tributos, desigualdad de trato,
saqueos constantes, etc) comenzaron ya con el sultán Abdul Hamid II y continuaron luego
con la República de Turquía.
Las consecuencias del genocidio y la negación turca
Por décadas enteras las autoridades turcas omitieron responder preguntas acerca
del Genocidio Armenio. Parecía que la Causa Armenia sería archivada en la memoria de
las víctimas y de los testigos. Lo que no pudo prever el gobierno turco es que las
comunidades organizadas en la diáspora se desarrollarían y progresarían. Así pues, la
Causa Armenia se institucionalizó y debido a ello Turquía tuvo que cambiar su discurso y
estrategia al respecto. Según Turquía, lo sucedido en 1915 fue una guerra civil en la que
murieron unos 500.000 armenios y también turcos. Afirman que el Imperio otomano luchó
contra la sublevación de la milicia armenia respaldada por el gobierno ruso.
La Asamblea Nacional Francesa aprobó en 2011, una ley para penalizar a los que
niegan esas masacres, lo que indignó al Primer Ministro turco, quien rompió relaciones
con Francia. El Parlamento Israelí, comenzó a analizar este genocidio, pero prudentes
voces comentaron, que eso afectaría aún más las relaciones de Israel con Turquía. Otras
voces dijeron que Israel tiene que analizar cualquier genocidio que se haya cometido,
porque Israel padeció el genocidio perpetrado por la Alemania nazi.
A pesar de que esta masacre no fue oficialmente autorizada por el triunvirato, los
tres gobernadores asumieron toda la responsabilidad por estos actos. En 1919, Cemal
Paşa, Enver Paşa y Talat Paşa fueron condenados a muerte en rebeldía, ya que habían
logrado escapar. Más tarde, los combatientes armenios de las organizaciones
nacionalistas los fueron encontrando y ejecutando uno por uno. Posteriormente, los
países de la Triple Entente y el gobierno de la moderna República de Turquía encabezado
por Mustafá Kemal Atatürk, acusaron a Enver Baja y a sus partidarios de cometer
crímenes de guerra. Mustafá se centró en la reconstrucción del país, optando por el
autoritarismo, con una ideología radicalmente opuesta a la de los Jóvenes Turcos. Sin
embargo, un gran número de gente implicada en la organización y ejecución del genocidio
continuó desempeñando sus funciones administrativas en el gobierno de un país ya
reformado, pero en el que ya no quedaba casi ningún armenio. Mustafá siempre negó la
existencia del genocidio, y hasta hoy, Turquía comparte plenamente la postura de su
primer presidente, y no sólo rechaza las acusaciones sobre el genocidio armenio, sino
que incluso impone una condena de cárcel a cualquiera de sus ciudadanos que lo
reconozca en público. Ejemple de esto es el caso del célebre escritor turco y ganador del
Premio Nobel de Literatura, Orhan Pamuk, exonerado por el juez solo gracias a la presión
de la comunidad internacional.
Por su parte, varios países europeos han introducido la persecución legal contra
aquellos que rechacen el genocidio de los armenios. Sólo 18 países del mundo, entre
ellos Rusia, han reconocido oficialmente este delito del Imperio Otomano. La diplomacia
turca ha reaccionado de forma diversa frente a las respectivas posturas. Los
reconocimientos provenientes de los países europeos no han tenido ningún eco, ya que
Turquía está muy interesada en el ingreso a la Unión Europea. Con Rusia tampoco quiere
estropear sus relaciones, pero reacciona con agresividad a todos los intentos del
Congreso estadounidense de plantear la cuestión sobre el genocidio armenio.
Otra consecuencia es la relación entre los turcos y los armenios, las cuales siguen
estancadas, a pesar de algunos intentos de negociación y hasta del pedido del Papa
Francisco a Armenia de entablar relaciones con Turquía, luego de declarar como un
genocidio a lo ocurrido en el Imperio Otomano.
Pruebas fotográficas del genocidio