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Instituto Teológico Internacional.

Vida Nueva para el Mundo AR.

Diplomado en Pneumatología

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LA REGENERACION Y EL ESPIRTU SANTO

Así también, acerca de la regeneración como un acto del Espíritu


Santo, el Dr. Walvoord declara:

"La regeneración por su naturaleza es únicamente una obra divina.


Mientras algunas veces considerada como un resultado, cada ejemplo
asume o afirma que el acto de la regeneración era una obra de Dios.

Un buen número de pasajes importantes sustentan el tema de la


regeneración, (Jn. 1: 13; 3: 3-7; 5:21; Ro. 6: 13; 2Co. 5: 17; Ef. 2:
5, 10; 4: 24; Tit. 3: 5; Stg, Stg. 1: 18; 1 P. 2: 9).

Se sostiene explícitamente que el regenerado es "nacido, no de


sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, más de
Dios" (jn. 1: 13). La regeneración es comparada a la resurrección, la
que por su naturaleza es eternamente de Dios.
(Jn. 5: 1; Ro. 6: 13; Ef. 2: 5).

En otras ocasiones se declara que la regeneración es un acto


creativo, la naturaleza de la cual da por sentado que es un acto de
Dios (Ef. 2: 10; 4: 24; 2 Co. 5: 17) Se puede ver claramente,
entonces, que la regeneración es siempre revelada como una obra de
Dios ejecutada por Su poder sobrenatural aparte de cualquier otra
agencia. La obra de la regeneración se atribuye propiamente
al Espíritu Santo.

Como obra de la gracia eficaz la regeneración se atribuye a Dios a


menudo sin distingo de personas. Se declara que Dios Padre es la
fuente a lo menos en una ocasión (Stg. 1: 17, 18).

Cristo  mismo está relacionado con la regeneración varias veces en la

Escritura (Jn. 5: 12; 2 Co. 5: 17; 1 Jn. 5: 12). Otra vez se declara
que el Espíritu Santo es el agente de la regeneración (Jn. 3: 5-7; Tit.
3: 5).

La obra de la regeneración puede asignarse al Espíritu Santo tan


definitivamente como la obra de la salvación puede asignarse a
Cristo."

Sobre la importante verdad de que la vida eterna es impartida por la


regeneración, el mismo escritor afirma:

"Como la palabra misma implica, el pensamiento central en la


doctrina de la regeneración es que la vida eterna es impartida. La
regeneración encuentra la necesidad creada por la presencia de la
muerte espiritual. El método seguido por la comunicación es, por
supuesto, inescrutable. No hay un método visible o proceso
discernible. Por su naturaleza es sobrenatural y por lo tanto, su
explicación está más allá del alcance humano. Las Escrituras, al
presentar la comunicación de la vida eterna, usan tres figuras para
describirla.

La regeneración algunas veces es presentada en la figura del nuevo


nacimiento. Como Cristo le dijo a Nicodemo: "No te maravilles de lo
que te dije: os es necesario nacer de nuevo" (Jn. 3: 7). En contraste
al nacimiento natural de parentesco humano, uno tiene que nacer "de
Dios" (Jn.1: 13) a fin de llegar a ser un hijo de Dios. De acuerdo a
Santiago 1: 18; "El de Su voluntad nos ha engendrado por la palabra
de la verdad, para que seamos primicias de sus criaturas".

La figura es elocuente al describir la íntima relación de los hijos de


Dios a Su Padre celestial y al relacionar la clase de vida que recibe el
creyente en Cristo, con la vida eterna que es en Dios.

En la Escritura frecuentemente es  relacionada la regeneración a la


resurrección espiritual. De los cristianos se dice que son "vivos de
entre los muertos" (Ro. 6: 13), "aun estando nosotros muertos en
pecados, nos dio vida juntamente con Cristo" (Ef. 2: 5). Cristo mismo
dijo:

"En verdad, en verdad os digo la hora viene y ahora es, cuando los
muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oyeren vivirán"
(Jn. 5: 25).
El hecho de nuestra resurrección es la base de la frecuente
exhortación a vivir como vivos entre los muertos" (Ro. 6: 13, Ef. 2:
5,6, Col. 2: 12; 3: 1, 2).

La regeneración también se presenta en la figura de creación o


recreación.

"Somos creados en Cristo Jesús para buenas obras" (Ef. 2: 10, y


exhortados a "vestir el nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y en la santidad de la verdad" Ef. 4: 24).

La revelación dada en 2 Corintios 5: 17 es explícita, "Si alguno está


en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, y he aquí, todo
es hecho nuevo".

La figura de la creación indica que la regeneración es creativa en su


naturaleza y resulta en un cambio fundamental en el individuo,
habiendo agregado una nueva naturaleza con sus nuevas
capacidades.

El individuo llega a ser una parte de la Nueva Creación que incluye a


todos los regenerados de esta dispensación y a Cristo, su cabeza.

La nueva vida impartida a los cristianos se manifiesta en las nuevas


capacidades y actividades que se encuentran únicamente en los
regenerados, constituyendo la fuente y fundamento de todo otro
ministerio divino para los salvos.

El otro hecho importante en la doctrina de la regeneración, que


nunca debe olvidarse, es que el creyente en Cristo Jesús ha recibido
vida eterna.

Este hecho debe guardarse libre de toda confusión de pensamiento


que surja del concepto de  que la regeneración  es meramente un
antecedente de la salvación, o una preparación preliminar en
capacitar al alma para creer.

Es por el contrario, el corazón mismo de la salvación. Alcanza el


esencial problema de la ausencia de la vida eterna sin la cual ningún
alma puede pasar la eternidad en la presencia  de Dios.

La regeneración suple esta falta de vida eterna así como la


justificación y la santificación tiene que ver específicamente con el
problema del pecado.

Es una verdad contundente contra toda filosofía que sostenga que el


hombre tiene capacidades inherentes para salvarse a sí mismo. La
regeneración es enteramente de Dios. No hay esfuerzo
humano, no importa cuán noble sea, capaz de suplir la vida eterna.

La propia doctrina de la regeneración da a Dios toda la gloria y poder


debido a Su Nombre, y al mismo tiempo despliega su abundante
provisión a favor de una raza muerta en pecado"- ibid., 144,145.

Otra vez, que la regeneración se lleva a cabo por agentes, lo expresa


el Dr. Walvoord, como sigue:

"La teología reformada se ha opuesto definitivamente a la


introducción de algunos medios en la ejecución del acto divino de
regeneración. La cuestión de si los medios se usan para efectuar la
regeneración es determinada en gran parte por la actitud asumida
hacia la gracia eficaz.

Los teólogos pelagianos y arminianos, sosteniendo como lo hacen, la


cooperación de la voluntad humana y la parcial habilidad de la
voluntad a través de la gracia común, o poderes naturales, en cierto
grado reconocen la presencia de medios en la obra de regeneración.

Si es reconocida la incapacidad total del hombre y creída la doctrina


de la gracia eficaz, se sigue naturalmente, que la regeneración es
efectuada aparte de medios.

Los teólogos reformados en armonía con su doctrina de la gracia


eficaz han sostenido que la voluntad humana en sí misma es
inefectiva en producir cambio alguno que acompañe en
la salvación del alma.

Como relacionada a la fe, la voluntad humana puede actuar por


medio de la gracia eficaz.

La voluntad humana puede actuar aun aparte de la gracia


eficaz al escuchar el Evangelio. En el acto de regeneración, no
obstante, la voluntad humana es enteramente pasiva. No hay
cooperación posible.

La naturaleza de la obra de la regeneración excluye cualquiera


posible asistencia humana. Lo mismo que un niño en su nacimiento
natural es concebido y nace sin volición alguna de su parte, así el hijo
de Dios recibe el nuevo nacimiento aparte de cualquiera volición de sí
mismo.

Por supuesto, en el nuevo nacimiento la voluntad humana no se


opone a la regeneración y quiere creer por gracia divina, pero este
acto en sí mismo no produce el nuevo nacimiento.
Como en la resurrección del cuerpo humano de la muerte física, el
cuerpo en ningún sentido ayuda en la obra de la resurrección, así en
la regeneración la voluntad humana es enteramente pasiva.

No es que la voluntad del hombre sea descartada, o que desista de la

voluntad de creer. Más bien es que la regeneración es la obra de Dios


en un corazón creyente.

Todos los otros medios son igualmente excluidos en la obra de la


regeneración.

Mientras la regeneración a menudo es precedida por distintos


antecedentes tales como la obra de la común gracia, e influencia que
la acompañan, éstas deben ser rigurosamente distinguidas de la
regeneración.

Aun la obra de la gracia eficaz, aunque simultánea con la


regeneración, e indispensable para ella, en sí misma la produce la
regeneración.

La gracia eficaz sólo hace posible y segura la regeneración. Esta, en


su misma naturaleza es instantánea, un acto inmediato de Dios, y en
la naturaleza de un acto instantáneo no hay medios posibles.

El hecho de que la regeneración es consistentemente revelada como


un acto divino y la doctrina bíblica de la gracia eficaz son evidencias
suficientes para excluir la posibilidad del uso de medios para efectuar
la regeneración” –Ibid., pags. 145-147

De gran importancia, especialmente para todo esfuerzo evangelístico,


es la palabra del Dr. Walvoord con respecto al carácter no
experimental de la regeneración, cuyo texto es como sigue:

"Hasta que el asunto se ha examinado cuidadosamente, es un


pensamiento sorprendente el que la regeneración no sea
experimental.

En el testimonio cristiano, mucho se ha dicho de la experiencia de la


regeneración. Si la regeneración es instantánea y un acto de la
voluntad divina, se sigue que la regeneración en sí no es una
experiencia.

Libremente se puede conceder que abundantes fenómenos


experimentales siguen al acto del nuevo nacimiento.
Este hecho no altera el carácter no experimental de la regeneración.

Si fuera admitido que la regeneración es un acto instantáneo de Dios,


es lógicamente imposible que sea experimental, siendo que la
experiencia encierra la idea de tiempo y secuencia de experiencia.

Por consiguiente, se puede concluir que ninguna sensación asiste al


acto de regeneración, más bien toda experiencia procede desde que
la regeneración se efectúa y surge de la nueva vida como su fuente.

En la naturaleza del caso, no podemos experimentar lo que no es la


verdad, y la regeneración ha de ser efectuada enteramente antes que
pueda haber experiencia.

Mientras el ama regenerada puede llegar a ser consciente


inmediatamente de la vida nueva, siendo un acto sobrenatural e
instantáneo de Dios.

La naturaleza no experimental de la regeneración, de ser


comprendido, haría mucho por librar al inconverso de la noción de
que una experiencia tal antecedente a la salvación y, a la vez,
prevendría a los que buscan la salvación de las almas de esperar los
frutos de la salvación en forma parcial antes que se lleve a efecto la
regeneración.

La noción popular que uno tiene que sentir algo diferente


antes de ser salvo, ha estorbado a muchos de la simplicidad de la fe
en Cristo y de la genuina regeneración que solo Dios puede efectuar.

La naturaleza no experimental de la regeneración también ha abierto


la puerta, desafortunadamente, a la enseñanza de la regeneración
infantil como sostiene la Iglesia Luterana.

Se arguye que si la regeneración no es experimental, no hay razón


sólida por qué los infantes no puedan ser regenerados. Aun Sheed
aprueba la idea de la regeneración infantil basado en que la
regeneración no es experimental, en la siguiente declaración: "La
regeneración es una obra divina en el alma humana que está
consciente de sí misma.

No causa ninguna sensación interna. Nadie más jamás ha sentido el


acto instantáneo del Espíritu Santo por el cual él ha sido hecho una
nueva criatura en Cristo Jesús. Y siendo que la obra es sólo de Dios,
es necesario que el hombre sea consciente de ella.
Este hecho pone a los infantes y a los adultos sobre el mismo
terreno, y hace la regeneración de los infantes tan posible como la de
los adultos.

La regeneración infantil es enseñada en las Escrituras. Lucas 1: 15: ".


“y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre";
Lucas 8: 15, 16: "Dejad a los niños  venir a mí; porque de los tales
es el reino de Dios"; Hechos 2: 39: "La promesa para nosotros y para
vuestros hijos"; 1 Corintios 7: 14; "Ahora vuestros hijos son santos".
La regeneración también es enseñada simbólicamente.

(a) Por la circuncisión en el Antiguo Testamento.

(b) Por el bautismo de los niños en el Nuevo Testamento".


(Op. Cit., Vol II, págs. 505.506)

Es muy dudoso que algunos de los textos citados por Shedd prueben
realmente la regeneración infantil.

Mientras por una parte es cierto que muchos cristianos nunca han
sabido de una crisis como experiencia del acto del nuevo nacimiento
que pudiera describir, no hay determinadas garantías escriturales que
afirmen la regeneración infantil, a lo menos en la presente
dispensación.

La pauta normal de la regeneración es que ocurre al momento de


ejercerse la fe salvadora. No hay ninguna apelación dirigida
jamás a hombre alguno a que debe creer porque ya ha sido
regenerado.

Por el contrario, es que deben creer para recibir vida eterna. Se ha


dicho definitivamente en cuanto a los creyentes que antes de creer en
Cristo estaban "muertos en delitos y pecados" (Ef. 2:1). El caso de
los que mueren antes de llegar a la edad de responsabilidad es un
problema diferente.

Parece ser la posición propia que los infantes son regenerados al


momento de su muerte, no antes; y si ellos llegan a la madurez, son
regenerados al momento de aceptar a Cristo.

En efecto, el bautismo infantil es ineficaz, y la posición de la Iglesia


Reformada está en contraste con la Luterana en este punto.

Si se cree (si es de creerse) la doctrina de la regeneración infantil confunde tanto la


doctrina como despojarla de todo su carácter
decisivo. No podría declararse regenerado a nadie a quien no pudiera, de la misma
manera, estar salvo por toda la eternidad" – Ibid., págs. 147-149

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