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An1 2DestinoenGrecia
An1 2DestinoenGrecia
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Vid. Casas, G. (2008). Antropología filosófica. Córdoba: EDUCC, pp. 46-51.
Facultad de Humanidades MÓDULO I -2-
EDUCACIÓN A DISTANCIA, J.D. ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
Edipo está angustiado y quiere librar otra vez al pueblo tebano. No se trata ahora del
enigma de la Esfinge, sino del misterio de la verdad sobre sí mismo, porque la causa de
los padecimientos de Tebas radica en que la muerte de Layo no ha sido esclarecida: hay
que descubrir al asesino. (Notemos que el centro del problema no está en la culpabilidad
que pudo tener Edipo al matar a su padre, pues él no lo sabía. Él es substancialmente
inocente. La cuestión que importa, porque surge de la condición trágica de este hombre,
es precisamente, el que Edipo es objeto de un Destino inapelable que lo arrastra a la
desdicha, haga él lo que haga).
Entonces, a través de la acción del drama, la fatal verdad se va abriendo paso con un
rigor implacable. Cuando todo se sabe, Edipo exclama en el paroxismo del dolor: "¡Ay,
ay, ay! La verdad ha quedado desnuda. ¡Oh luz!, por última vez te vean mis ojos! Ya se ha
descubierto: nací de quienes no debiera; con quien no debiera me casé, y he matado a
quien menos debía." (Sófocles, Tragedias Completas, p. 82).
Hacía tiempo que el oráculo se había cumplido cruel, inexorablemente, pero Edipo
recién ahora lo sabe. Entonces entra precipitadamente en el palacio y se desgarra los ojos,
quedando ciego, pues no puede ya ver nada que al mismo tiempo pueda amar.
Al final, el Coro concluye: "Ciudadanos de nuestra patria Tebas; mirad el ejemplo de
Edipo; él resolvía las misteriosas adivinanzas, él estaba en la cumbre del poder ... mirad
en qué abismo lo ha hundido la desdicha." (Sófocles, O.C., p. 97).
En definitiva, Edipo ha pasado de una grandeza ilusoria a la conciencia verídica de lo
que él es: el que había sido el conductor del pueblo, ahora, sin luz en los ojos, en medio de
la obscuridad de la noche, se dejará conducir por el poder que lo arrastra: su Destino
inexorable.
Aquí sí, los acontecimientos históricos carecen de verdadera importancia, pero no
por venir dados "cíclicamente", sino por venir predeterminados por el Destino, de un
modo necesario. "El hombre se sabe bajo un destino absoluto, ciego e impersonal, y no
frente a un Dios vivo y personal, que según el Cristianismo, se revela en la historia como
Dios del amor y de la salvación. Aquí es donde radica la oposición más profunda entre las
concepciones griega y cristiana relativas al hombre." (E. Coreth, ¿Qué es el hombre? p.
51).
En nuestros días es interesante constatar que se da un resurgir de creencias paganas,
análogas a las de los griegos, incluida la sujeción a un Destino o Fatalidad, que en cierto
modo se podría conocer y manipular por medio de la Astrología, la Magia, y los distintos
tipos de "mancias" o artes adivinatorias.
Por ejemplo, según las bases doctrinales del movimiento denominado "Nueva Era"
("New Age"), el destino de cada hombre particular está indisolublemente unido hasta con
las determinaciones de la más alejada de las estrellas. O sea que las aventuras de nuestras
vidas están escritas en las estrellas, y algunos de la Nueva Era dicen saberlo.
"Por esto afirmarán que la astrología y las demás mancias, no son supersticiones o
creencias sin fundamento, sino que son ciencias fundadas en la causalidad universal. Este
supuesto se traduce en un cerrado determinismo, aunque siempre se reivindique la
existencia del libre albedrío de cada uno, albedrío que nunca llega a clarificarse, en
Facultad de Humanidades MÓDULO I -4-
EDUCACIÓN A DISTANCIA, J.D. ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA