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Sección 3

Exhibición De Documentos

La exhibición de documentos es un medio probatorio a través del cual se trae al


proceso alguna prueba documental, que se encuentre en poder de la contraparte o
de un tercero. 

La parte que deba servirse de un documento que según su manifestación, se halle


en poder de su adversario, podrá pedir su exhibición.

A la solicitud de exhibición deberá acompañar una copia del documento, o en su


defecto, la afirmación de los datos que conozca el solicitante acerca del contenido
del mismo y un medio de prueba que constituya por lo menos presunción grave de
que el instrumento se halla o se ha hallado en poder de su adversario.

Los documentos que se precisan para el proceso, pueden estar en poder de un


tercero ajeno al proceso y que no es parte litigante, ni titular de la relación jurídica
objeto del proceso. En este caso, sólo se podrá requerir a terceros la exhibición de
documentos de su propiedad cuando, pedida por una de las partes, el tribunal
entienda que su aportación y conocimiento resulta trascendente para dictar
sentencia de fondo

Cuando se trate de hechos que consten en documentos, libros, archivos u otros


papeles que se hallen en oficinas públicas, Bancos, Asociaciones gremiales,
Sociedades civiles o mercantiles e instituciones similares, aunque éstas no sean
parte en el juicio, el Tribunal, a solicitud de parte, requerirá de ellas informes sobre
los hechos litigiosos que aparezcan de dichos instrumentos, o copia de los mismos,
sin posibilidad de negarse a ello ni a oponerse a exhibirlos.

Una de las cuestiones que más ha ocupado a la práctica en los últimos tiempos, y
que la seguirá ocupando en el futuro, es del valor probatorio de las fotocopias
(incluyendo las copias por fax). En relación con las fotocopias procede realizar la
siguiente considera en orden a clarificar su valor probatorio: Las fotocopias
carecían de valor probatorio, salvo que hubieran sido admitidas por
la parte contraria o cotejadas con su original; si un documento se presenta
por copia simple o por fotocopia, que en el fondo es lo mismo, y no se impugna por
la parte contraria, tiene valor probatorio y debe entenderse según sea un
documento público o privado. La no impugnación equivale que la fotocopia se
corresponde con el original del documento.2.- Si se presenta por copia simple o
fotostática cualquier documento y se impugna por la parte contraria, se podrá
presentar en la audiencia previa el original, su copia autentica, certificación o
testimonio
Si se presenta fotocopia o copia simple y se impugna la exactitud de la
reproducción, dice el artículo 286.1 que se cotejara con el original si fuere posible, e
incluso dispone que el cotejo lo hace el Secretario, salvo que las partes propongan
prueba pericial, si bien, aunque en algún caso se deba hacer esto, es mucho más
sencillo presentar el original o su copia autentica, certificación o testimonio, que
ponerse a hacer cotejos y pruebas periciales. Ahora bien, si se dispone únicamente
de la copia simple nada impide que el cotejo de letras se haga pericialmente

Si no se puede hacer lo anterior, porque se tiene solo fotocopia, se determinara su


valor  probatorio según las reglas de la sana crítica, teniendo en cuenta el resultado
de las demás pruebas practicadas. Lo anterior se aplica no solo a los escritos, es
decir, a los documentos en sentido legal, sino también a los dibujos, fotografías,
pinturas, croquis, planos, mapas y “documentos semejantes”

Sección 4

Presentación de los Documentos

La norma general es que los documentos se presentarán con la demanda y con la


contestación.

Como supuestos especiales también pueden aportarse documentos en las


siguientes fases del proceso:

 En la Audiencia Preliminar del juicio ordinario. Por el actor, en relación con


aquellos cuya relevancia se haya puesto de manifiesto a consecuencia de las
alegaciones del demandado al contestar. 
 Antes del plazo para dictar sentencia. Cuando la parte justifique que llegó a
su conocimiento después de la audiencia en que se practicó la prueba y
fuera relevante para la decisión de fondo. El tribunal oirá a la otra parte por
un plazo de tres días y resolverá lo procedente.
 En el plazo para dictar sentencia. En este momento procesal se podrán
presentar: las sentencias o resoluciones judiciales o de autoridad
administrativa, dictadas o notificadas en fecha posterior al momento de
formular las conclusiones, siempre que pudieran resultar relevantes para
resolver en primera instancia o en cualquier recurso. Con suspensión del
plazo para dictar sentencia, el tribunal resolverá sobre la admisión y
valorara el alcance del documento en la misma sentencia.

Los documentos en idioma distinto del español serán acompañados de su


traducción oficial o de perito, sin cuyo requisito no serán admitidos.
Si la traducción es impugnada, el impugnante debe indicar expresamente en qué
consiste el presunto defecto de traducción. En tal caso el Juez debe designar otro
traductor, cuyos honorarios los pagará el impugnante. Si la observación resultara
maliciosa, se impondrá una multa.

El testimonio o certificación evidente de sólo una parte de un documento no hará


prueba mientras no se complete con las adiciones que solicite el litigante a quien
pueda perjudicarle.

La traducción puede ser hecha privadamente por la parte, y si no se impugna por la


contraria, tendrá pleno valor. Podrá ser hecha también, obviamente, por interprete
jurado. Impugnada la traducción privada, se procederá a traducir por intérprete
jurado, bien a costa de quien lo hubiere presentado, si la traducción oficial resulta
sustancialmente diferente de la privada, bien a costa del impugnante en caso
contrario. 

Debe tenerse en cuenta que la traducción oficial es por interprete jurado designado
por el juez, no por la Oficina de traducciones que a dichos efectos tiene habilitada la
Cancillería de la República, que más se refiere a documentos de índole
administrativos.

Los instrumentos públicos otorgados fuera de Honduras deberán presentarse


debidamente legalizados o apostillados, y se entenderá que lo están cuando en ellos
conste el carácter público y la verdad de las firmas de las personas que los hayan
autorizado, atestiguadas ambas circunstancias por los funcionarios que, según las
leyes o la práctica de cada país, deban acreditarlas.

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