Violación de Los Derechos Humanos

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VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

Es en el gobierno de Alan García donde se manifiestan los primeros abusos


sistemáticos en contra de civiles inocentes en nombre de combatir el terrorismo.
No solo se caracterizan estos primeros sucesos por su brutalidad, sino por su total
impunidad y el completo respaldo del gobierno.

LA MATANZA EN LOS PENALES

Se conoce como la matanza en los penales del Perú a una serie de acciones
militares ocurridas en el Perú entre el 18 y el 19 de junio de 1986 a raíz del
amotinamiento de los presos acusados de terrorismo recluidos en las prisiones de
San Juan de Lurigancho y El Frontón y en la cárcel de mujeres de Santa Bárbara,
ubicadas en las provincias de Lima y de Callao

EL LEVANTAMIENTO

En la madrugada del 18 de junio de 1986, los internos de Sendero Luminoso


iniciaron un motín en el Pabellón Azul de la isla penal de El Frontón, en el Callao.
Simultáneamente, se realizaron motines en el penal de San Juan de Lurigancho y
en el Penal de Mujeres Santa Bárbara. Los hechos sucedieron cuando se
desarrollaba en Lima una conferencia mundial de la Internacional Socialista, a la
que asistían más de un centenar de dirigentes políticos del mundo, entre ellos
veintidós presidentes y representantes de setenta partidos políticos, y cerca de
quinientos periodistas extranjeros.

Los amotinados denunciaron un intento de “genocidio” bajo el pretexto del traslado


a una prisión de alta seguridad y régimen estricto en Canto Grande. Este
“genocidio”, manifestaron, sería en venganza por el asesinato, a manos de SL, del
contralmirante Carlos Ponce Canessa, ex jefe del Servicio de Inteligencia de la
Marina de Guerra, el 5 de mayo de ese año. Los internos tomaron de rehenes a
miembros del personal penitenciario y de la Policía encargados de la custodia de
los penales. A pesar del esfuerzo de diferentes autoridades por solucionar
pacíficamente la crisis, no se pudo concretar ningún acuerdo debido a que el
Gobierno les restringió el acceso

En efecto, con el objetivo de "restablecer la autoridad" el gobierno promulgó el


inconstitucional Decreto Supremo N° 006-86-JUS, por medio del cual se
declararon a los establecimientos penales como "zonas militares restringidas", con
lo cual se impidió el ingreso de autoridades civiles, es decir, jueces y fiscales, a
dichos establecimientos.

Miembros de la Marina de Guerra bajo el mando del capitán de navío Luis


Giampietri Rojas y del capitán Juan Carlos Vega Llona tuvieron a su cargo el
operativo para la debelación del motín en el penal El Frontón. Debido a que en El
Frontón se había tomado como rehenes a tres miembros de la Guardia
Republicana y capturado su armamento, además de la actitud violenta que
adoptaron los amotinados, el motín producido en ese centro de reclusión
presentaba características más graves que los iniciados en los otros dos
establecimientos penales.

Por la tarde del 18 de junio, el entonces viceministro del Interior, Agustín Mantilla,
llegó al penal, según dijo, por orden del propio Alan García. El viceministro ordenó
la suspensión del diálogo con los internos, pese al reproche de las autoridades
judiciales. El director de dicho establecimiento protestó ante el jefe del servicio
penitenciario, pero éste le respondió tajantemente que era una orden del
Presidente de la República.

La Matanza

El primer ataque se dio en la cárcel de mujeres, en donde la Guardia Republicana


(en ese momento, cuerpo de la policía encargada de la vigilancia de las cárceles y
de las fronteras) recuperó el control del penal relativamente rápido. Los policías
demolieron una pared y lanzaron gases lacrimógenos y paralizantes. En dos horas
los rehenes fueron liberados, resultando dos internas muertas.
Las acciones militares en El Frontón se iniciaron a las 3:00 horas del día 19 de
junio. La Marina utilizó no sólo el armamento tradicional sino, además se utilizaron
bazucas, morteros, dinamitas y explosivos de alto poder como el C-3, con los que
lograron demoler el llamado Pabellón Azul Luego de su rendición los internos
fueron seleccionados y llevados a una zona de la isla llamada “los baños” donde,
según los testigos, fueron asesinados con disparos y bayonetas. Producto de las
acciones murieron 3 infantes de Marina y otros 20 resultaron heridos. Fallecieron
al menos 118 internos, la mayor parte de ellos torturados y posteriormente
ejecutados. Asimismo, se registró un gran número de desaparecidos.

Según el testimonio rendido ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación por


dos efectivos de la Marina que participaron en el develamiento del motín, los
terroristas que se rindieron fueron ejecutados a balazos y con armas blancas.

Los testimoniantes, en entrevista al Diario La República (25/06/03) sostuvieron


que Agustín Mantilla se encontraba en el lugar durante la operación y que la
Marina le asignó un radio operador mediante el cual se comunicaba durante todo
el tiempo con un superior que los declarantes no pudieron identificar. "No
sabemos a quién Mantilla le daba parte de los hechos. Tenía un radio operador
asignado. Todo el tiempo estaba con un radiotransmisor en la mano, dando cuenta
de lo que sucedía", dijo uno de ellos. Todo indicaría que la eliminación de los
terroristas rendidos fue también de conocimiento de Mantilla.

Muchos de los internos que fallecieron se encontraban detenidos en calidad de


inculpados, varios de ellos fueron declarados inocentes en los procesos
posteriores, tal como ocurrió con Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Ugarte Rivera
y Neyra Alegria quienes después de fallecidos en esa masacre resultaron
absueltos por cargos de terrorismo que se les había imputado.

PLIEGO UNICO DEMANDAS DE LOS PRISIONEROS DE GUERRA DE LAS


LUMINOSAS TRINCHERAS DE COMBATE DEL FRONTON, LURIGANCHO Y
CALLAO.
1. Respeto a las actas del 16 de julio y del 31 de octubre de 1985, suscrito por
los representantes del Ministerio de Justicia, INPE, Poder Judicial,
Ministerio Público, de una parte y de la otra por los representantes de los
presos especiales.

2. Garantías contra el nuevo genocidio que trama el gobierno aprista, la


Marina y demás reaccionarios contra los internos por "terrorismo".

3. No al traslado de los procesos judiciales a provincias; ni de los presos


especiales. Derogatoria del Artículo 2do. de la Ley 24499.

4. Aumento del socorro alimenticio a un minimo de I/. 15 00 diarios (1), este


beneficio se hará extensivo a todos los penales.

5. Destitución del Presidente del INPE, Manuel Aquézolo por ser cómplice del
genocidio del 4 octubre de 1985 en Lurigancho.

6. Entrega de los cadáveres de los asesinados el 4 de octubre de 1985 a sus


familiares, dando cumplimiento a la resolución del Primer Tribunal
Correccional de Lima del 9 de octubre de 1985.

7. Traslado inmediato de los 16 internos por "terrorismo" en Canto Grande a


los pabellones donde se encuentran los presos especiales en Lurigancho.

8. Cese de las amenazas, persecuciones y detenciones a los familiares de los


presos especiales por parte de la Marina de Guerra, de DIRCOTE y del
gobierno aprista.

9. Cierre del Penal de Canto Grande por ser contrario a la dignidad humana.
10. Que se deje sin efecto el recorte de los días domingos y feriados para el
cómputo del 2 por 1.

11. Aceleración de los juicios; por el respeto del derecho a la defensa.


Anulación de la disposición del INPE dé prohibición al ingreso de todo tipo
de frutas y de envases de plástico, por ser contrario a la salud de los
internos políticos y comunes.

12. Destitución de empleados provocadores Guevara, González, Jayo, Aybar y


Retes en el Frontón, así como de la Jefa de Seguridad Isabel Guerrero y la
alcaide Rosa Lermo en el Callao.

13. Erradicación de los basurales en Lurigancho.

14. Suministro de luz las 24 horas del día en el Frontón.

15. Reparación del sistema de agua, desagüe y eléctrico en el Callao y


Lurigancho. Contra las requisas por ser masacres y robo para los internos.

16. Atención, tratamiento y suministro de medicinas para los internos que se


encuentran enfermos. Evacuación de los enfermos a los hospitales.
Aumento del presupuesto para la salud en un 100%.

17. No a la intervención de la Marina de Guerra en el Frontón, ni revisiones


humillantes a los familiares de los prisioneros de guerra por efectivos de la
Marina. Por el cese de la nefasta política de desaparecidos.

18. Apoyo a las luchas populares en el Perú y a las luchas de los detenidos
sociales, presos políticos y prisioneros de guerra en el mundo.
19. Entrega de materiales de limpieza, catres, colchones, sábanas, frazadas,
pijamas para todos los internos del Perú.

20. Que se haga efectiva la extensión de los beneficios correspondientes a los


presos especiales a todo el país.

21. Ninguna represalia contra los internos especiales, ni contra sus familiares y
abogados.

22. Publicación de estos acuerdos y de las actas del 16 de julio y 31 de octubre


de 1985.

23. Presencia de los periodistas en la suscripción de los acuerdos y en la


ejecución de los mismos.

Las investigaciones

El Presidente de la República, Alan García, declaró públicamente que se iniciarían


las investigaciones, pero los casos fueron remitidos a la Justicia Militar, a
sabiendas que no se investigaría adecuadamente. Así, el caso de El Frontón fue
sobreseído por falta de pruebas y en el caso de Lurigancho, sólo se limitaron a
sancionar a los ejecutores directos más no a los que dieron las órdenes.

Posteriormente, en julio de 1989, el Consejo Supremo de Justicia Militar, ratificó


que no había responsabilidad en los militares que habían participado en el
develamiento del motín.

En octubre de 1990, una Comisión Investigadora del Congreso concluyó, entre


otras cosas, que "a lo largo de esta investigación hemos encontrado hechos que
nos obligan a presumir que funcionarios civiles de alto nivel en la administración,
así como determinados oficiales y miembros de las fuerzas del orden que
intervinieron en el debelamiento de los motines, materializaron delitos previstos y
sancionados en nuestro ordenamiento legal. En razón de ello, esta comisión,
acuerda que se remita el Informe al Ministerio Público, para que, actuando de
acuerdo a ley, realice ante el Poder Judicial las correspondientes denuncias
penales." Al referirse a la responsabilidad de las decisiones de gobierno, la
Comisión concluyó: "Por todo lo anterior, el Presidente de la República y el
Consejo de Ministros tienen responsabilidad directa en los resultados de su orden
desencadenada. Sin embargo, el APRA, en alianza con el movimiento Cambio 90,
logró el número necesario de votos para rechazar la acusación.

En agosto de 2002, el Departamento de Estado Norteamericano, desclasificó los


documentos elaborados por su embajada en el Perú, en 1986, que consignaban
información recogida por funcionarios de la legación estadounidense, en
entrevistas con ministros y altos mandos militares. Estos documentos probarían
que el ex presidente Alan García Pérez ordenó personalmente sofocar los motines
en las cárceles. Se supo, también, que el ex presidente felicitó a los militares que
participaron en la masacre.

El documento desclasificado del 1º de julio de 1986 es revelador, porque registra


que a García le parecía que la eliminación de los terroristas tenía su "lado
positivo", ya que se había acabado con dos de los principales "centros de
adoctrinamiento" de senderistas, como Lurigancho y El Frontón. Esa información
del embajador norteamericano David Jordan no la copió de los periódicos de la
época, como algunos militantes del APRA señalaban, sino de reuniones privadas
que sostuvo con funcionarios de ese régimen.

Caso Durand y Ugarte vs el Estado Peruano

El 14 y 15 de Febrero de 1986, en Perú fueron detenidos Nolberto Durand Ugarte


y Gabriel Pablo Ugarte Rivera, respectivamente, por efectivos de la Dirección
contra el Terrorismo -DIRCOTE- bajo sospecha de haber participado en actos de
terrorismo, trasladado a un centro de reclusión

Derechos violados
La Comisión planteó este caso para que la Corte decidiera si el Estado del Perú
había violado los siguientes artículos de la Convención:

 Derecho a la Vida
 Derecho a la Libertad Personal
 Garantías Judiciales
 Protección Judicial
 Suspensión de Garantías

El 14 y 15 de febrero de 1986 fueron detenidos Nolberto Durand Ugarte y Gabriel


Pablo Ugarte Rivera, respectivamente, por efectivos de la Dirección contra el
Terrorismo -DIRCOTE- bajo sospecha de haber participado en actos de
terrorismo. Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte Rivera fueron
detenidos sin mediar orden judicial alguna ni haber sido encontrados en flagrante
delito.

Se negó al señor Gabriel Pablo Ugarte Rivera el derecho de contar con un


abogado defensor, porque fue obligado a renunciar expresamente a este derecho
Realizada la investigación policial, Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte
Rivera fueron puestos a disposición del 39o. Juzgado de Instrucción de Lima el 4
de marzo de 1986, cuando se les inició un proceso penal por la presunta comisión
del delito de terrorismo, para lo cual se abrió el expediente No. 83-86. Los días 25
y 26 de febrero de 1986, Virginia Ugarte Rivera interpuso dos recursos de hábeas
corpus ante el 46o. Juzgado de Instrucción de Lima, uno a favor de su hijo
Nolberto Durand Ugarte y otro de su hermano Gabriel Pablo Ugarte Rivera, en los
que solicitó la protección de la integridad física, el libre acceso de un abogado
defensor y la libertad inmediata de los detenidos. Tras la matanza del frontom
Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo. Ugarte Rivera no figuran en la lista de
sobrevivientes y sus cadáveres nunca fueron identificados

El Congreso Nacional del Perú designó una comisión investigadora sobre los
sucesos ocurridos en el Frontón y los otros dos penales, la cual se instaló
formalmente el 7 de agosto de 1987.
El hábeas corpus interpuesto señalaba como responsables al Director del Instituto
Nacional Penitenciario y al Director del CRAS San Juan Bautista (ex-“El Frontón”),
y en el trámite del mismo se produjeron los siguientes actos:

a) El 27 de junio de 1986 el Primer Juzgado de Instrucción del Callao declaró


improcedente el recurso;
b) El 15 de julio de 1986 el Primer Tribunal Correccional de la Corte Superior
de Justicia del Callao confirmó la sentencia
c) El 13 de agosto de 1986 la Primera Sala Penal de la Corte Suprema
declaró “no haber nulidad” en la sentencia expedida por el Tribunal
Correccional que confirmó el fallo del 27 de junio de 1986 Posteriormente
Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Ugarte Rivera fueron eximidos de
responsabilidad y se ordenó su libertad. Dicha orden resultó ineficaz pues
en ese momento dichas personas habían desaparecido, situación que se
mantiene hasta el presente

La Comisión solicitó que la Corte ordenara al Perú llevar a cabo las


investigaciones necesarias para identificar, juzgar y sancionar a los culpables de
las violaciones cometidas; informar sobre el paradero de los restos mortales de los
señores Durand Ugarte y Ugarte Rivera, y entregar éstos a los familiares de los
fallecidos.

Finalmente la Comisión pidió que la Corte ordenase al Estado que repare e


indemnice plenamente tanto material como moralmente, a los familiares de
Nolberto Durand Ugarte y Gabriel Pablo Ugarte por el grave daño sufrido a
consecuencia de las múltiples violaciones a los derechos consagrados en la
Convención y que pague los gastos en que han incurrido los familiares y
representantes de las víctimas tanto en su desempeño en la Comisión como en la
Corte Interamericana en la tramitación de este caso. El 5 de marzo de 1996 la
Comisión aprobó el Informe No. 15/96, que transmitió al Estado el 8 de mayo del
mismo año. En la parte dispositiva de dicho Informe, la Comisión resolvió:
1. DECLARAR que el Estado del Perú es responsable de la violación en perjuicio
de Gabriel Pablo Ugarte Rivera y de Nolberto Durand Ugarte, del derecho a la
libertad personal, a la vida y a una efectiva protección judicial.

Caso Neira Alegria y otros vs el Estado Peruano

Los hechos del presente caso se centran durante el operativo militar realizado en
el establecimiento penal de El Frontón durante los días 18 y 19 de junio de 1986.
Víctor Neira Alegría, Edgar Zenteno Escobar y William Zenteno Escobar se
encontraban detenidos en dicho centro penitenciario en calidad de procesados
como presuntos autores del delito de terrorismo.
 
El 18 de junio de 1986 se produjo un amotinamiento en El Frontón. Como
consecuencia, el gobierno ordenó que las Fuerzas Armadas retomen el contro del
centro penitenciario. Luego de numerosos bombardeos, 111 internos fallecieron,
dentro de los cuales se encontraban Víctor Neira Alegría, Edgar Zenteno Escobar
y William Zenteno Escobar. 
 
Sus familiares presentaron un recurso de hábeas corpus que fue declarado
improcedente debido a que se había decretado un estado de emergencia. De otro
lado se abrió instrucción en la jurisdicción penal militar para determinar una
posible responsabilidad de los miembras de las Fuerzas Armadas que participaron
en el operativo. No obstante se sobreseyó la causa y se determinó la no
responsabilidad de los encausados.

Derechos violados

Convención Americana: Artículo 1 (Obligación de respetar los derechos.) , Artículo


2 (Deber de adoptar disposiciones de derecho interno) , Artículo 25 (Protección
Judicial) , Artículo 4 (Derecho a la vida) , Artículo 7 (Derecho a la libertad personal)
Artículo 8 (Garantías Judiciales)
Competencia y Admisibilidad

El  Perú sostuvo el 29 de septiembre de 1989 que las instancias internas no se


habían agotado en tanto que, un año después, 24 de septiembre de 1990, ante la
Comisión y ahora, ante la Corte, afirma lo contrario.  Según la práctica
internacional cuando una  parte en un litigio ha adoptado una actitud determinada
que redunda en  beneficio propio o en deterioro de la contraria, no puede luego, en
virtud del  principio del estoppel, asumir otra conducta que sea contradictoria con
la  primera.  Para la segunda actitud rige la  regla de non concedit venire contra
factum proprium.

El Gobierno ha opuesto otra  excepción preliminar fundada en el hecho de que la


Comisión presentó su demanda  ante la Corte una vez que había vencido el plazo
previsto por el artículo 51,  inciso 1, de la Convención Americana.   Esta
disposición otorga a la Comisión un plazo de tres meses, a partir de  la fecha de
remisión del informe al Gobierno interesado, para presentar su  demanda.  Una
vez concluido ese plazo, el  derecho de la Comisión caducaría. En el presente
caso, el informe Nº 43/90 fue  remitido al Perú el 11 de junio de 1990 y la
demanda fue presentada a la Corte  el 10 de octubre de ese año.  Por lo  tanto,
habiendo excedido el plazo de los tres meses a partir del 11 de junio,  el derecho
de la Comisión, según el Perú, habría caducado.

MATANZA EN AYACUCHO

EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES EN PUTIS (1984)

La Comisión de la Verdad y Reconciliación ha logrado establecer que en


diciembre de 1984, no menos de ciento veintitrés personas (123) hombres y
mujeres de las localidades de Cayramayo, Vizcatampata, Orccohuasi y Putis, en el
distrito de Santillana, provincia de Huanta (Ayacucho) fueron víctimas de una
ejecución arbitraria llevada a cabo por efectivos del Ejército acantonados en la
comunidad de Putis. Los comuneros fueron reunidos por los militares con
engaños, obligados a cavar una fosa y luego acribillados por los agentes del
orden.

Contexto sociopolítico

Entre 1980 y 1982 el PCP-SL desarrolló en Ayacucho una estrategia que combinó
acciones de amenazas, asesinatos, sabotajes y propaganda, con una labor
política de organización de bases de apoyo con el fin de constituir Comités
Populares, destruyendo para ello el sistema de autoridades locales existente. Por
ejemplo, en 1982 el alcalde del distrito de Ayahuanco, cercano a la comunidad de
Putis, tuvo que renunciar porque había sido amenazado por el grupo subversivo.

Instalación de la base militar

En 1984, se incrementó el accionar subversivo. Las alturas de Santillana se había


convertido en una zona de activa presencia senderista, pues éstos
constantemente ingresaban solicitando apoyo a los campesinos, e instándolos a
participar en su lucha armada. Frente a tal situación se instalaron bases militares
en la comunidad de Putis y la capital del distrito de Ayahuanco, las cuales
comenzaron a operar a partir de noviembre de 1984. Al llegar, los militares
convocaron a la población que estaba dispersa en las partes más altas, como
Rodeo, Vizcatánpata, Rumichaca, Sayhuallamacniyocc, Pampahuasi, Huancas,
Orccohuasi y Cayramayo, con la supuesta intención de convencerlos para que se
mudaran a la comunidad de Putis. En esa época muchos de los campesinos
habían abandonado sus viviendas por orden de los senderistas y vivían en los
“cerros”. La propuesta de los militares fue que fijaran su residencia en la parte
baja, ofreciéndoles de esta manera una mejor protección contra la subversión,
aunque en realidad para los militares, muchos de ellos también eran sospechosos
de terrorismo. Cansados de vivir en los cerros y en medio de dos fuegos,
acosados por los subversivos por un lado, y por las fuerzas del orden, del otro, los
comuneros aceptaron la propuesta y se mudaron a Putis, llevando todas sus
pertenencias.

Ejecución extrajudicial de más de un centenar de campesinos de Putis


Los efectivos del orden recibieron a los pobladores que llegaron a Putis y los
reunieron en el local donde funcionaba el colegio, juntándolos con otros
pobladores a quienes los soldados habían sacado de sus viviendas. Les
aseguraron que a partir de ese momento les darían protección y colaborarían con
ellos en diversas obras para mejorar la calidad de vida de la población. Con ese
pretexto los militares ordenaron a los varones, apuntándolos con sus armas, que
caven una gran poza; a algunos les dijeron que era para construir una piscigranja
en la que criarían truchas, mientras a otros, les aseguraron que allí construirían
casas. Sin embargo, cuando estuvo lista la supuesta piscina, los efectivos militares
reunieron al centenar de pobladores alrededor de la poza, entre los que habían
hombres, mujeres y niños, y sin mayor explicación les dispararon a matar. Los
asesinaron porque tenían sospecha de que estaban vinculados a la subversión;
además, para lucrar con el producto de la venta del numeroso ganado de
propiedad de los campesinos que, luego de los hechos, comercializaron en
Marccaraccay. Los militares cubrieron los cadáveres que se encontraban en la
fosa con tierra y piedras. Otra parte de las víctimas habría sido sepultada al
interior de un aula en la escuela.

MASACRE DE ACCOMARCA (1985)

La madrugada del 1 de septiembre de 2016, la Sala Penal Nacional sentenció a


diez militares en total por la matanza de 69 personas en Accomarca,
en Ayacucho. La masacre ocurrió el 14 de agosto de 1985, durante el primer
gobierno de Alan García. 16 hombres, 30 mujeres y 23 niños murieron.

El expresidente se presentó en calidad de testigo a declarar ante la Sala Penal


Nacional el 30 de abril de 2014. Al salir de la audiencia, Alan García recordó que
la matanza se llevó a cabo 14 días después de haber asumido el cargo.

Calificó el crimen como un “hecho aislado, dramático y atroz sobre el cual debe
hacerse la mayor investigación”.

“Procedí a cambiar la estrategia, la forma de ver esta acción, destituí al jefe del
Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y a otros oficiales, un remezón que
nos obligara a actuar con pulcritud y cumpliendo las reglas democráticas para
evitar cometer excesos como Accomarca”, declaró ante los medio de
comunicación en ese entonces.

La Fiscalía señaló que la matanza formó parte del Plan Operativo Huancayoc,
cuyo objetivo era destruir y eliminar a los terroristas. Telmo Hurtado, conocido
como ‘El carnicero de los Andes’, encabezó la masacre.

La Comisión de la Verdad (CVR) señaló que “no se encontraron armas,


municiones, explosivos o propaganda de Sendero Luminoso”. A pesar de asumir
la culpa solo, Hurtado manifestó que solo cumplió órdenes.

Karim Ninaquispe, abogada de los deudos de la masacre, informó que el proceso


de extradición de Hurtado fue largo. Inició en 2006 y se concretó en 2011.
Mencionó un “manto de impunidad” durante el segundo gobierno de Alan García.
No hubo voluntad política en acelerar la extradición y se concretó dos semanas
antes de que terminara su mandato

MASACRE DE CAYARA (1988)

Pasaron más de 30 años desde la muerte de los pobladores de Cayara,


en Ayacucho. El 13 de mayo de 1988, una columna terrorista de Sendero
Luminoso atacó un convoy militar cerca de este lugar. Cuatro militares murieron.

Como consecuencia, el comando Político-Militar de Ayacucho procedió con el


Plan Persecución que acabó con la vida de 39 pobladores asesinados. Hasta la
fecha, este suceso permanece impune.

Ninguna de las autoridades se encuentra procesado o preso tras lo ocurrido


en Cayara en 1988, a pesar que la población ya identificó a los supuestos
implicados. Las irregularidades tras los ocurrido tampoco fueron investigadas al
igual que la vinculación de Alan García, quien ejercía como presidente de Perú en
esos años.
La Comisión de la Verdad (CVR) informó que las 39 personas fallecieron durante
este plan y no en un enfrentamiento, como dijeron los militares. El Plan
Persecución fue ejecutado por el Jefe del Comando Político-Militar de la zona, el
General José Valdivia Dueñas.

“La posterior desaparición de los cadáveres, asesinatos de testigos,


amedrentamiento del fiscal que investigaba el caso y sucesivas comisiones
investigadoras del Ejecutivo y Legislativo, solo han mostrado, la voluntad de
encubrir lo sucedido para eludir la justicia y la responsabilidad política”, escribió la
congresista Tania Pariona en 2017.
BIBLIOGRAFIA

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16 de mayo de 2012.
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