Registrar permanentemente la concreción efectiva de esas tareas.
Atender a las contingencias que pueden surgir. Evaluar el desempeño de sus subordinados, así como la conjunción de las tareas que ellos realizan a los fines de los objetivos generales de la empresa. Si se trata de un gerente general, reunir a los subgerentes y comunicar objetivos comunes. Supervisar a los gerentes de área. Si se trata de un gerente de un área, comunicarse con las otras áreas a fin de conocer la concordancia de tareas y la posibilidad de combinar esfuerzos. Informarse acerca de todas las encuestas de satisfacción de los clientes. Sacar conclusiones sobre las condiciones de trabajo e informarlas a sus superiores. Cubrir rápidamente los puestos en los casos de que algún empleado se vea imposibilitado. En algunos casos, decidir sobre la incorporación de nuevos productos al mercado. Llevar una buena relación con los clientes, al mismo tiempo que buscar nuevos. Seleccionar personal competente, así como hacerse responsable de esa selección. En algunos casos, firmar cheques y decidir acerca de políticas financieras de la empresa. Vincularse con sectores externos a la organización: familiares de los trabajadores, vecinos de la organización, autoridades. Procurar por el orden en las tareas, así como en el espacio físico donde se trabaja. Atender a los posibles impactos ambientales de la actividad productiva. Mantener contacto continuo con los proveedores. Informarse acerca de las novedades en los mercados que atañen a la empresa y sus competencias. Crear un ambiente de trabajo en donde se conozcan los objetivos, las metas, la misión y la visión de la empresa.