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"EL ESTADO COLOMBIANO Y SU MAL DISEÑO"

Ángel Rafael Aparicio Redondo


Facultad de Ciencias Económicas Y Administrativas
Programa De Administración De Empresas
Universidad Antonio Nariño
Santa Marta
2020

En Colombia, el mayor impedimento para el crecimiento económico y la mejor

distribución del ingreso, son los pésimos manejos que se le dan a los recursos; situación que

genera una deficiente educación, infraestructura y orden social. En nuestro país, los

procedimientos para la constitución y ejercicio del legislador, la justicia, la administración, y los

mecanismos que certifican que los actos llevados a cabo por las instituciones públicas atiendan

sus propósitos, son deplorables: fomentan la corrupción y el despilfarro.

Esta problemática tiene bases históricas; en el año 1991 se improvisó una nueva

Constitución, promovida por el afán de los narcotraficantes de aquella época de eliminar la

figura de extradición, permitiendo que los procesos públicos fundamentales quedaran muy mal

ordenados. A raíz de esto, se han producido múltiples reformas de manera imprudente, y las altas

cortes reflejan un mal diseño y desmesura. 

 En ese sentido, el Congreso ha demostrado cómo un gobierno deshonesto e inmoral

compra la aprobación de sus iniciativas, y su disfuncionalidad ha manifestado que el régimen

presidencial, instituido en principios de separación de poderes, es improcedente para estos


tiempos tan complejos. Ahora bien, ante este contexto tan desalentador, surgiría la pregunta:

¿cuál sería la opción mas viable para cambiar este panorama que a día de hoy presenta Colombia

en cuanto a la organización del estado?

Inicialmente, lo que se debería hacer para tratar de subsanar este asunto, es contratar un

equipo multidisciplinario de especialistas en diseño institucional de diferentes partes del mundo,

con el fin de examinar la Constitución de manera minuciosa, artículo por artículo, en base a

criterios elementales de diseño, tales como: legislador garante, financiamiento electoral, justicia

autónoma y efectiva, autonomía territorial, cúpula administrativa pluripersonal y respeto por los

derechos individuales y colectivos.

Este proceso, podría ser financiado por empresas y fundaciones; según el economista

James Robinson (2013): “Hay que pensar en la forma en que el sector privado pueda ayudar a

complementar el Estado, para que este funcione mejor”. Este sería un sacrificio cuyos resultados

se agregarían a una propuesta, que posteriormente se sometería a referendo como un todo. Así,

sin gran esfuerzo, se salvaguardaría la Patria.

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