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Partiendo de ese punto de vista podemos identificar que durante muchas décadas,
la mayoría de las sociedades ha optado por un modelo económico basado en una
producción exponencial, sustentada por una sociedad llevada a ser cada vez más
consumista. Pero esto no es un carácter primordial de la condición humana, si no
que es una característica creada en gran medida por los medios de comunicación,
haciendo uso de su gran poder en el manejo y transmisión de la información a
favor de los intereses de las grandes industrias y corporaciones, respondiendo a
modelos económicos de tipo lineal en un planeta de recursos finitos. Teniendo en
cuenta que el consumismo ha sido impulsado por grandes empresas y
multinacionales ya que sus productos como tal vienen con insuficiencia
programada, es decir tienen ya estipulado su tiempo de vida útil, generando que el
consumidor gaste y malgaste dinero tratando de estar siempre al mismo ritmo de
la tecnología.
“Algunas personas pasan mucho tiempo pensando en el pasado, especialmente
si creen que su vida anterior fue mejor. Se apegan a la música y a los amigos de
aquella época. Otros viven en el presente. Y un tercer grupo vive en el futuro,
admirando las cosas nuevas y pensando que sus vidas mejorarán”.
Los “neófilos1” pertenecerían a este último grupo, según explica en una entrevista
Philip Kotler, elegido Líder en Pensamiento de Mercadotecnia por la AMA
(American Marketing Association) en 1975 y considerado una eminencia en la
materia.
“Hay gente que está satisfecha con su móvil, pero sigue pendiente de nuevos
lanzamientos, se pregunta si se está perdiéndose una mejor calidad en la cámara,
una conexión más rápida o un nuevo juego desde su teléfono”, aseguró en el foro.
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La Neofilia, término popularizado por el escritor de culto Robert Anton Wilson, es
un tipo de personalidad caracterizada por una fuerte afinidad hacia la novedad. El
término fue utilizado anteriormente por Christopher Booker en su libro Los
Neofílicos (1969), y por J. D. Salinger en su cuento Hapworth 16, 1924(1965).