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Con el paso del tiempo los seres humanos hemos usado nuestros

conocimientos para solucionar problemas de nuestro alrrededor, de hecho,


con excepción de unas pocas eras, hemos venido avanzando en todas las
disciplinas a cantidad exponencial. Esto gracias a que muchas de las mentes
más grandes que han vivido sobre el planeta se han parado un momento a
pensar cómo solucionar un problema con las cosas que ya conocen. De todas
las disciplinas, la ciencia es tal vez aquella con una misión más concreta y
pura: “responder las preguntas que aquejan diariamente a la humanidad
mediante información demostrable”. Claro que no es una misión fácil, incluso
nuestros próceres, como Francisco José de Caldas, se encontraron con
dificultades a la hora de intentar aprender más de las cosas de las cuales está
hecho el mundo.

Cuando finalizó sus estudios, Caldas los aplicó en varios campos de acción
científica, lo que lo llevó a hacer aportes desde la física, cartografía, bilogía
etc. Sin embargo, el primer campo en el que incursiona es el de la
Astronomía, y lo deja ver en las cartas que le escribe a Mutis, donde expresa
su agrado por la observación de los astros “La astronomía, este precioso
ramo, nada tiene de incompatible con la botánica y esta circunstancia me
hace amar estos trabajos con entusiasmo”.
Pocos pueden dar testimonio de una entrega como la de caldas hacia el
descubrimiento de aquello más allá de nuestro planeta y los fenómenos que
directa o indirectamente afectan a todos los seres que miran al cielo en
busca de, además de entendimiento, la belleza que siempre trae consigo la
bóveda del firmamento firmamento.

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