Está en la página 1de 14

Por todo lo anterior, las relaciones entre Estados Unidos y Rusia se verán marcadas por

una tensión constante en temas sensibles como Siria, Ucrania, los acuerdos incumplidos,
la OTAN, las acciones en Medio Oriente y las intenciones individuales por expandir su
influencia sobre puntos estratégicos para su contrario. Frente al tema sirio si se decide
intensificar la intervención estadounidense para derrotar los grupos extremistas que
ponen en riesgo la estabilidad de la región, es fundamental llegar a acuerdos con Rusia
por medio de canales diplomáticos para evitar confrontaciones innecesarias y
desgastantes. Sin embargo, se deben reafirmar los intereses estadounidenses en ese
territorio y no permitir la expansión de la influencia rusa, sino que más bien buscar su
apoyo para lograr una solución viable en el tiempo y en el contexto. Además de ello,
debe prepararse para imponerse en la zona si es necesario frente a las posibles
avanzadas militares rusas.
En lo referente a Ucrania la política debe ser firme por parte de Estados Unidos, ya que
no puede permitir nuevas acciones que le signifiquen perdida de territorios estratégicos.
La relación puede llegar a ser conflictiva en este punto, puesto que Rusia claramente no
va a ceder a pesar de las presiones internacionales e internas y por ello, este elemento
puede ser uno de los puntos de quiebre en las relaciones entre los dos países. Estados
Unidos no puede mostrar debilidad, pero si buscar extender su influencia sobre las altas
esferas rusas para mejorar la situación de tensión en este territorio, ya que, los países
vecinos de la gran potencia euroasiática ven con recelo muchas de sus acciones y el rol
de Estados Unidos podría ser el de buscar en estos países aliados estratégicos que le
brinden herramientas para alcanzar sus objetivos. De igual manera, deberá brindar el
apoyo necesario a Ucrania para realizar reformas estructurales y mejorar internamente
fortaleciendo diversos frentes que puedan enfrentar cualquier intento ruso.
La política exterior rusa podría ser un obstáculo en el camino hacia la consecución de
ciertos propósitos estadounidenses en la región y el mundo. El despliegue ruso de
defensas antiaéreas en Kaliningrado y otros puntos estratégicos clave como sus puertos
en Crimea y Tartus, limitan la capacidad de maniobra de la OTAN ante un posible
conflicto. Es por eso por lo que para enfrentar esta situación el gobierno estadounidense
debe asignar mayores recursos a este organismo y trabajar para simplificar los
procedimientos y políticas internas de la OTAN para facilitar movimientos más rápidos
de tropas y material durante emergencias. Los mares árticos y báltico son de especial
relevancia y no se pueden descuidar por lo que allí la presencia también es necesaria. En
consecuencia de lo anterior, las relaciones podrían verse afectadas ya que se
interpretaría esto como una advertencia o similar hacia el kremlin.
El aumento y rápida modernización del armamento militar y los diferentes avances
tecnológicos en materia bélica por parte de Rusia significa que desde el hard power
pretende aumentar su poder y mejorar su posición en el sistema internacional, por lo
tanto, Estados Unidos debe poner especial atención a este tema y, buscar estrategias que
lo mantengan a la vanguardia de los avances y acciones rusas. De hecho, en cuanto al
nuevo campo de batalla, el cibernético, no solo Estados Unidos debe aunar esfuerzos
para mejorar sus capacidades de respuesta ante posibles amenazas, sino que debe alentar
a los demás países a adoptar tácticas que mantengan su seguridad intacta o que les abra
la posibilidad de defenderse y contraatacar si es el caso. El desarrollo de ciber tanques
de pensamientos y de herramientas tecnológicas en este campo no es más que la
expresión misma de la búsqueda de los Estados por proteger su seguridad nacional que
gracias al mundo globalizado y al internet se ha trasladado a estas esferas. Con respecto
a esta temática, las relaciones entre los dos actores son nuevamente conflictivas ya que,
es un frente de lucha, que, aunque no es físico o militar convencionalmente, si tiene
implicaciones importantes en las sociedades, la opinión publica la percepción social de
la gestión gubernamental y la construcción de opinión e imaginarios colectivos.
El tema energético para los países europeos es problemático porque muchos de ellos
dependen del abastecimiento ruso. Es por eso por lo que, en este aspecto Estados
Unidos si quiere reafirmar su influencia en el viejo continente deberá incentivar y
brindar apoyo para que estos países diversifiquen las importaciones de gas y oros
hidrocarburos junto con la adopción de energías renovables y alternativas que
disminuyan su dependencia y por tanto influencia de Rusia en la toma de ciertas
decisiones y la creación de alianzas. Esto puede interpretarse por Rusia como una
amenaza directa a su economía y por tanto seguridad, ya que, este país depende en gran
porcentaje de la exportación de estos productos. Nuevamente entonces, las relaciones
podrían verse afectadas y fragmentadas. El futuro de estas dependerá de las acciones
acertadas y mesuradas de estados Unidos y Rusia frente a temas que puedan afectar su
estabilidad económica y política.
Ni Estados Unidos ni Rusia van a disminuir su presupuesto en defensa, pero se debe
tener cuidado porque cualquier acción, avance o demostración militar podría ser el
impulso para que cualquiera de los dos países de el espaldarazo e inicie una espiral
ascendente hacia una carrera armamentista que involucre nuevas armas con mayores
repercusiones y riesgos para la estabilidad y seguridad global. Si bien es bastante
improbable una confrontación, en un sistema internacional que se mueve aún bajo líneas
realistas se entiende que la seguridad es lo primordial para un estado, por tanto, buscara
siempre mantenerse en un nivel que le permita continuar en dicha posición. De acuerdo
con lo planteado anteriormente es más beneficioso buscar acuerdos que permitan
disminuir las amenazas nucleares o biológicas.
Los acercamientos entre China y Rusia desequilibran la balanza, puesto que, aunque las
capacidades militares y de influencia estadounidenses se encuentren en un nivel
superior, si tienen un impacto sobre todo en el contexto de la lucha comercial actual. Un
avance conjunto de estas dos potencias podría convertirse en la disminución de la
influencia en ciertos sectores en los que la presencia estadounidense ha empezado a
disminuir su importancia. Por lo tanto, se hace necesario que Estados Unidos actúe para
mejorar sus relaciones con rusia para evitar el avance chino sobre este gigante
continental, sino de otra manera se enfrentará a una alianza con un alcance global
bastante importante que le significara un retroceso en muchos de los proyectos y planes
que durante años ha desarrollado en todos los rincones del sistema.
Sumado a esto hay puntos en los que ambos países pueden mejorar sus relaciones, si
bien los acercamientos recientes entre Trump y Putin que han sido punto de encuentro
entre los dos partidos estadounidenses, responden más a una estrategia beneficiosa para
ambos países. Existen diversos puntos en los que pueden coincidir, como los aspectos
económicos, la cooperación militar, el terrorismo, la situación en Corea del Norte y en
algunos países de Medio Oriente como Irán, aunque este sea un punto caliente de las
relaciones no solo entre estos dos países sino en general de la región. Las relaciones
son entonces ambivalentes, puesto que dependiendo de la temática adoptan tintes
disimiles que no brindan un panorama claro sobre lo que pueda pasar. Sin embargo, esa
amistad enemistad es constante y no podría ser de otra manera, ya que es
completamente entendible que dos actores con intereses, objetivos, políticas e historias
distintas que buscan aumentar su poder dentro del sistema estén en consonancia.
Mientras que por un lado la política estadounidense se dirige hacia mantener su poder y
buscar un sistema unipolar, Rusia entiende los cambios en las dinámicas actuales y trata
de adaptarse y asegurar una posición relevante en un sistema cada vez mas multipolar.

Cuál es el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia


El próximo presidente heredará una relación con Rusia cargada de más tensión que en ningún
otro momento desde la Guerra Fría. La invasión rusa de Ucrania en 2014 generó temor de que
su beligerancia pudiera amenazar la integridad territorial de los miembros orientales de la
OTAN al tiempo que plantea dudas sobre la capacidad de la OTAN para disuadir la agresión
rusa en su vecindario inmediato y más allá . En el Medio Oriente, Rusia obstruye la política
estadounidense en Siria armando al régimen de Assad y brindando cobertura diplomática por
sus ataques contra los rebeldes sirios respaldados por Estados Unidos. Con una postura
antioccidental contundente, actos de intimidación hacia sus vecinos y un ejército en rápida
modernización, Rusia ha hundido su relación con Estados Unidos en una crisis que amenaza
con desestabilizar a la comunidad transatlántica y socavar futuras oportunidades de
cooperación. Dado el estado actual de las cosas, es fácil olvidar cuán diferentes eran las
relaciones entre Estados Unidos y Rusia cuando el presidente Obama asumió el cargo por
primera vez en 2009. Después de años de tensiones latentes vinculadas a la política de puertas
abiertas de la OTAN , la invasión rusa de Georgia en 2008 y los desacuerdos de larga data sobre
Las acciones de Occidente hacia Rusia a raíz de la Guerra Fría, ambos países expresaron interés
mutuo en un nuevo comienzo. La política de "reinicio" de Rusia, una de las primeras iniciativas
de política exterior del presidente Obama, estrategias a sus rivales estratégicos cooperados en
una amplia gama de temas, desde el antiterrorismo y la reducción de armas hasta el comercio
y el desarrollo. Durante algunos años, bajo el liderazgo del presidente Dmitry Medvedev, Rusia
tendrá que redirigir su enfoque de la competencia de poder a la cooperación pragmática con
los Estados Unidos. La adhesión de Rusia a la Organización Mundial del Comercio en 2012, y su
asistencia en la implementación de las sanciones contra Irán, señalado por muchos
observadores que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, aunque a menudo desafiantes,
ofrecieron a ciertas partes oportunidades gratuitas para la cooperación pragmática. Hoy, sin
embargo, estas relaciones pueden describirse en el mejor de los casos como sombrías y, en el
peor de los casos, dirigirse a una confrontación directa, dado el deseo del presidente Vladimir
Putin de restablecer una esfera de influencia en su vecindario. Pero mientras el próximo
presidente de los Estados Unidos debe enfrentar el desafío del revanchismo ruso, también
debe tener cuidado de no exagerarlo. Sin duda, Rusia ha invertido grandes recursos en el
crecimiento de sus capacidades militares y parece cada vez más dispuesto a desplegar esas
capacidades para promover sus objetivos. Dicho esto, su poder también está limitado por una
población en disminución que no sostendrá su economía hueca y dependiente del
petróleo. Otras restricciones para el poder ruso incluyen la creciente sospecha hacia el país
entre sus socios tradicionales en Asia Central, una alianza revitalizada de la OTAN y la
incertidumbre a largo plazo sobre la estabilidad de su sistema político y económico. El próximo
presidente ha manifestado su intención de entablar relaciones más estrechas con Rusia, a la
consideración de un socio en la lucha contra el terrorismo y otros asuntos. Pero los presidentes
Obama y George W.Bush también asumieron el cargo creyendo que podría fortalecer los lazos
entre Estados Unidos y Rusia hasta que la experiencia les demostrara que Putin explota la
flexibilidad estadounidense mientras trabaja para socavar los intereses estadounidenses en
cada oportunidad. El presidente Trump especifica que cualquier luna de miel en las relaciones
entre Estados Unidos y Rusia bajo su supervisión lo obligará a confrontar los objetivos
revisionistas de Rusia para la arquitectura de seguridad posterior a la Guerra Fría, una visión en
desacuerdo con los intereses estadounidenses a largo plazo.
El objetivo general de la próxima administración de Estados Unidos debería ser resistir y
disuadir los esfuerzos rusos para socavar el orden de seguridad posterior a la Guerra Fría en
Europa y en otros lugares. Para resistir el expansionismo ruso, el próximo presidente de EE.
UU. Debe invertir en la capacidad de los Estados Unidos para contrarrestar las habilidades
recién perfeccionadas de Rusia en la guerra cibernética y de información, en las fortalezas
tradicionales de los EE. UU. Nuevos dominios potencialmente peligrosos como el espacio
exterior. Para hacer esto, el próximo presidente debería defender un enfoque transatlántico
robusto hacia Rusia que aproveche los recursos económicos, militares y políticos combinados
de los Estados Unidos, así como de sus aliados y socios europeos. Finalmente, debe mantener
una mentalidad abierta sobre la búsqueda de la seguridad pragmática y la cooperación
económica con Rusia, en caso de que surjan tales oportunidades.
Relaciones Estados Unidos-Rusia durante la administración Obama
Después de su toma de posesión en 2009, el presidente Obama anunció un restablecimiento
de los lazos entre Estados Unidos y Rusia para revertir la "deriva peligrosa" que, según él, había
acosado la relación durante la presidencia de George W. Bush.1 El restablecimiento tenía
como objetivo profundizar el diálogo bilateral e involucrar a Rusia en iniciativas pragmáticas.
de interés mutuo, como el establecimiento de vínculos comerciales y de seguridad más
fuertes, al tiempo que se reducen las tensiones derivadas de la invasión rusa de Georgia.  Las
aperturas de la administración Obama a Rusia produjeron algunas victorias políticas
importantes. Rusia otorgó a los Estados Unidos permiso para trasladar los suministros de
tropas a Afganistán a medida que las rutas alternativas de suministro en Pakistán se volvieran
cada vez más peligrosas.2 En 2010, los presidentes Obama y Medvedev firmaron el Nuevo
Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), que redujo los límites a Estados Unidos y
Rusia desplegó ojivas estratégicas en un tercio.3 Rusia también participó en la primera Cumbre
de Seguridad Nuclear del Presidente Obama en 2010 y trabajó con los Estados Unidos para
deshacerse del plutonio en exceso de 17,000 armas nucleares.4 Con respecto a la cooperación
militar, los dos países se comprometieron a desarrollar "una nueva relación estratégica basada
en la confianza mutua, la apertura, la previsibilidad y la cooperación", en parte mediante la
renovación de los vínculos entre militares a través del Grupo de Trabajo de Cooperación de
Defensa de la Comisión Bilateral de Estados Unidos y Rusia recientemente establecido.5
Finalmente , Rusia cooperó en la imposición de sanciones económicas internacionales contra
Irán debido a su programa de armas nucleares al consentir la aprobación de la Resolución
1929.6 del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, la relación bilateral comenzó a
desmoronarse poco después del regreso de Vladimir Putin a la presidencia rusa en 2012. Culpó
a Estados Unidos, y en particular a la entonces Secretaria de Estado Hillary Clinton, protestas a
gran escala que estallaron en Moscú por informes de que el gobierno ruso había alterado las
elecciones. En lo que se vio en gran medida en los círculos estadounidenses como una señal de
la creciente desconfianza de Putin hacia los Estados Unidos, expulsó a USAID a fines de 2012.7
Poco después, los combatientes del Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte
interceptaron a dos Osos Tu-95 rusos en la zona de defensa aérea frente a la costa de Alaska,
mientras que un submarino ruso de clase Akula evadió alarmantemente la detección de
Estados Unidos durante una patrulla en el Golfo de México.8 A mediados de diciembre de
2012, el presidente Obama firmó la Ley Magnitsky, que impuso restricciones financieras y de
viaje a los ciudadanos rusos sospechosos de violaciones de derechos humanos en el
hogar. Putin respondió prohibiendo la adopción de huérfanos rusos por ciudadanos
estadounidenses.
Aunque las acciones y los cambios en las políticas de Rusia generaron alarma en Washington,
la relación bilateral no se convirtió en una crisis absoluta hasta que Rusia anexó Crimea tras la
destitución del presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, en marzo de 2014. Ignorando las
demandas internacionales para respetar la soberanía de Ucrania, Rusia bloqueó un Resolución
del Consejo de Seguridad de la ONU que condena su anexión de Crimea.9 También comenzó a
canalizar armas a los separatistas pro-rusos en la región de Donbas del este de Ucrania.10
Estados Unidos y sus aliados europeos procedieron a aislar a Rusia expulsándola del G8,
imponiendo un serie de sanciones económicas y políticas, y la intensificación de las medidas
militares para tranquilizar a los nerviosos aliados orientales.11 A pesar de la presión
diplomática actual de Occidente y las crecientes consecuencias económicas de las sanciones y
la caída de los precios del petróleo, el apoyo de Rusia a los separatistas ucranianos
continúa sin cesar, y los intentos diplomáticos para resolver con éxito el enfrentamiento han
fallado ed para producir un acuerdo político.12 La renovada agresión de Rusia en Europa
coincide con un crecimiento dramático en el gasto de defensa después de décadas de
deterioro y subinversión. En 2011, tres años después de que su invasión a Georgia expusiera
deficiencias evidentes en sus capacidades militares, Rusia lanzó una iniciativa de
modernización de $ 700 mil millones que incluye avances en su tríada nuclear, la adquisición
de submarinos de misiles balísticos, la construcción de nuevos ICBM y la construcción de bases
navales alrededor del Círculo Polar Ártico.13 Rusia ha puesto en práctica sus fuerzas militares
revitalizadas, aumentando significativamente su investigación militar en el aire y en el
mar. Aunque el colapso prolongado de los precios del petróleo obligó a Rusia a anunciar en
2016 que reduciría el gasto en defensa en un 5 por ciento, 14 los fuertes vientos en contra que
enfrenta actualmente su economía es poco probable que alteren su postura recientemente
agresiva o desaceleren significativamente su modernización militar. Además de permitir que el
país responda de manera más efectiva a las amenazas de seguridad percibidas y proyecte su
poder en el extranjero con mayor confianza, el vigorizado ejército ruso ayuda a Putin a
consolidar el poder del estado mientras eleva su prestigio en el país y en el extranjero.15 Para
contrarrestar la postura cada vez más agresiva de Rusia, la OTAN se comprometió a regresar su
enfoque en su misión central de defensa colectiva y revitalizar sus capacidades navales y de
reconocimiento rezagadas.16 En la Cumbre de Gales de 2014, los aliados se comprometieron a
revertir décadas de recortes en los gastos de defensa y adoptaron un Plan de Acción de
Preparación, que incluía una nueva fuerza de alta preparación que puede desplegar en
días. Durante la Cumbre de 2016 en Varsovia, los aliados fortalecieron la disuasión de la OTAN
mediante el despliegue de nuevos batallones multinacionales en los países bálticos y
Polonia.17 El gobierno de Obama también se comprometió a mejorar la presencia del ejército
de los EE. UU. En Europa del Este mediante el aumento del ejercicio, el entrenamiento y la
presencia rotativa. Las fuerzas convencionales capaces no son la única fuente de preocupación
para los Estados Unidos y sus aliados europeos. Las formas subversivas de agresión, como la
guerra cibernética y de información, que son difíciles de rastrear y aún más difíciles de tomar
represalias, 19 han demostrado ser herramientas efectivas para Rusia mientras trabaja para
desatar la inestabilidad política.20 Durante la Guerra Fría, los servicios de inteligencia
soviéticos se alimentaron información falsa de los medios occidentales para desviar la atención
de las acciones soviéticas. Hoy, las herramientas cibernéticas han expandido dramáticamente
el alcance de las capacidades de desinformación de Rusia. La doctrina militar actualizada del
Kremlin establece que Rusia usará "guerra de información". . . para lograr objetivos políticos
sin la utilización de la fuerza militar "; en consecuencia, el estado debería invertir en "la
intensificación del papel de la guerra de información" 21.
Los efectos de la política de información rusa ya no se limitan a sus vecinos euroasiáticos. En
octubre de 2016, la comunidad de inteligencia de EE. UU. Expresó su confianza en que el
gobierno ruso fue responsable de un ataque cibernético contra el Comité Nacional Demócrata,
y concluyó que su interferencia en las elecciones presidenciales de EE. UU. Solo podía haber
sido autorizada por los altos funcionarios de Rusia.22 En el ámbito de la energía. , La voluntad
de Rusia de utilizar sus vastas reservas de energía para chantajear y coaccionar a los clientes
europeos ha provocado el temor entre los aliados y socios estadounidenses de que su
incumplimiento de la línea rusa en su política exterior podría exponerlos a represalias en forma
de demoras debilitantes en la entrega de gas, como sucedió en Ucrania durante el invierno de
2014. Varios aliados de la OTAN reciben prácticamente todos sus suministros de energía de
Rusia, mientras que otros reciben poco o nada, lo que expone diferentes rangos de
susceptibilidad a la presión rusa dentro de la alianza. El hecho de no abordar la continua
dependencia de Europa de las importaciones de energía rusas amenaza con socavar la
credibilidad y la sostenibilidad de sus sanciones en Ucrania y otros asuntos. También hay
signos alarmantes de que la cooperación entre Estados Unidos y Rusia en materia de seguridad
nuclear está bajo una gran presión. En octubre de 2016, el presidente Putin advirtió que las
dos potencias se encontraban en un "entorno radicalmente cambiado" y acusó a Estados
Unidos de no cumplir con sus obligaciones convencionales. Anunció que Rusia suspendería un
tratado de 2000 en virtud del cual su país coopera con los Estados Unidos para deshacerse del
plutonio apto para armas.23 En Siria, la intervención diplomática y militar de Rusia en nombre
del régimen de Assad ha obstaculizado los objetivos de la política estadounidense y
obstaculizado los esfuerzos para negociar un acuerdo pacífico entre las facciones beligerantes
del país.24 La campaña de bombardeos de Putin, que comenzó a fines de septiembre de 2015,
mejoró drásticamente la posición de las fuerzas leales al régimen de Assad mientras hacía poco
para debilitar el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) y otros grupos extremistas En
testimonio ante el Comité de Servicios Armados del Senado de EE. UU. , El Teniente Vincent R.
Stewart, Director de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE. UU., Admitió que "el refuerzo
ruso ha cambiado el cálculo por completo" y que Assad "está en una posición de negociación
mucho más fuerte de lo que estaba [en 2015]. ”25 Rusia afirma que terminó formalmente su
campaña militar en marzo de 2016, pero los aviones de combate rusos continúan
bombardeando a grupos de oposición moderados armados por Estados Unidos. También hay
evidencia de que Rusia está devolviendo algunos activos militares a la región para intensificar
sus ataques aéreos, arrojando nuevas dudas sobre su compromiso de buscar una solución
diplomática a la crisis al mismo tiempo que intensifica una catástrofe humanitaria ya grave26.
En octubre En 2016, Estados Unidos suspendió los planes con Rusia para coordinar ataques
antiterroristas en Siria después de repetidos bombardeos rusos en áreas civiles en Alepo.27
Debido al prolongado muro de piedra de Rusia durante estas negociaciones y al inmenso
número de víctimas humanitarias de sus campañas de bombardeo a los pocos días del último
intento de alto el fuego. , el próximo presidente debe desconfiar de confiar en las propuestas
diplomáticas rusas relacionadas con Siria.
A pesar del deterioro actual de la trayectoria de las relaciones bilaterales, Estados Unidos y
Rusia tienen esferas de interés mutuo en las que deberán encontrar formas de cooperar.  En
los últimos años, por ejemplo, Rusia no saboteó los esfuerzos de Estados Unidos para imponer
sanciones a Irán. La administración Obama ha extendido una mano en repetidas ocasiones a
Moscú para intensificar estos y otros puntos de cooperación. Sin embargo, el próximo
presidente no debe permitir que la esperanza de mantener relaciones normalizadas con Rusia
disminuya la resolución de Estados Unidos de tranquilizar a sus aliados y disuadir la agresión
rusa. Estados Unidos también debe asegurarse de que Rusia entienda que la cooperación en
un área (Siria, por ejemplo) no conducirá a acomodaciones en otra (Ucrania). Y la mala fe de
Rusia al implementar el intento más reciente de un alto el fuego en Siria limitará
dramáticamente las oportunidades para un compromiso diplomático constructivo en la guerra
civil en curso en ese país.
¿Cómo llegamos aquí?
Muchos factores contribuyeron al deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia y la
voluntad de Rusia de incurrir en los costos económicos y diplomáticos de desmembrar a los
vecinos europeos después de años de lazos constructivos con Occidente. Lo más significativo
fue el temor de Moscú de que una "revolución de color" 28 respaldada por Estados Unidos
amenazara la existencia del estado ruso. La profunda sospecha de Putin sobre los esfuerzos de
Estados Unidos para promover la democracia en los antiguos territorios soviéticos subraya una
convicción ampliamente sostenida en Moscú de que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN
buscan reprimir el poder ruso y socavar sus intereses. Además, algunos analistas de EE. UU.,
Europa y Rusia sostienen que el desprecio de Occidente por las necesidades de seguridad de
Rusia lo obligó a responder militarmente, culpando a la expansión hacia el este de la OTAN y al
coqueteo de Ucrania con un acuerdo de asociación de la UE por privar a Rusia de un espacio de
seguridad en Europa oriental.29 Sin embargo, este argumento no es convincente porque
Ucrania no intentaba unirse a la OTAN en 2014. Estados Unidos y Rusia, de hecho, persiguieron
vínculos más cálidos después de la ronda inicial de ampliación de la OTAN en 1997, socavando
las afirmaciones realistas de que la perspectiva repentina de la "deserción de Ucrania" ”Hacia
Occidente en 2014 planteó una amenaza única para la seguridad rusa. A principios de 2008,
Rusia invadió Georgia con el pretexto exterior de que las autoridades de Tbilisi amenazaron a
los ciudadanos rusos, obligando así a Moscú a "liberar" la región autónoma dominada por
Rusia de Osetia del Sur.30 Los líderes rusos más tarde comentaron que la aspiración de
Georgia de unirse a la OTAN era una amenaza para la seguridad nacional de Rusia, 31 pero
la aspiración a largo plazo de Putin de restablecer Moscú como un importante centro
internacional implica ejercer un veto sobre las decisiones soberanas de política exterior
de sus vecinos. Esto incluye determinar qué asociaciones y alianzas pueden perseguir.32 Dicha
postura es incompatible con el apoyo estadounidense de larga data a una Europa donde los
estados libres, soberanos y democráticos ejercen su derecho a la autodeterminación
nacional. La diferencia entre la percepción de Rusia y los Estados Unidos de la OTAN es
ilustrativa de la perspectiva de Rusia sobre la crisis actual en las relaciones bilaterales. En sus
comunicados y otros mensajes públicos, la OTAN ha transmitido constantemente que la
alianza está abierta a todos y no está dirigida contra ningún estado, incluida Rusia.  Pero en un
documento público reciente, Rusia identificó explícitamente las actividades de la OTAN ,
incluida la política de puertas abiertas de la alianza y la preposición de equipos militares en el
territorio de los miembros orientales, como una amenaza para su seguridad nacional.33 La
paradoja de la postura de Rusia sobre la supuesta amenaza de la OTAN a su La seguridad es
que antes de la anexión de Crimea por parte de Rusia y su reanudación de los ejercicios
agresivos en Europa del Este, Estados Unidos había eliminado la mayor parte de sus divisiones
de la Guerra Fría del continente, y la mayoría de los miembros de la OTAN habían permitido
que sus gastos de defensa y capacidades se deterioraran significativamente. Fue solo después
de que Rusia desmembró a Ucrania que la OTAN resolvió colectivamente aumentar el gasto de
defensa rezagado y posicionar nuevos batallones multinacionales en el territorio de los
miembros amenazados.34 La evaluación de Rusia de las intenciones supuestamente hostiles
de la OTAN no siempre ha estado acompañada de un lenguaje fatalista, a pesar de su reclamo
antiguo pero inexacto que Estados Unidos prometió a los líderes soviéticos que la OTAN no se
expandiría hacia el este después del colapso de la Unión Soviética.35 Mientras que Rusia
protestó por la expansión de la OTAN hacia el este, así como por su intervención armada en las
Guerras de los Balcanes, parecía que Rusia le daba más importancia a la búsqueda de una
economía más cercana. relaciones de seguridad con Occidente. Por lo tanto, Washington y
Moscú encontraron formas de cooperar en diversos campos, como la reducción de armas y el
comercio. Hoy, la postura de Rusia hacia la OTAN y Occidente está tan animada por una
creencia ideológica entre la élite de Moscú en la identidad civilizatoria única de Rusia como por
los temores de seguridad sobre la invasión de una alianza extranjera en sus fronteras.  El temor
de Putin de que Estados Unidos patrocine los esfuerzos para socavar su régimen ha llevado a
severas restricciones a las instituciones de la sociedad civil financiadas por el gobierno de
Estados Unidos en Rusia, junto con un deterioro constante de la perspectiva de los derechos
humanos de Rusia . Todos los años hay informes cada vez más graves de acoso a figuras de la
sociedad civil, así como detenciones y asesinatos inexplicables de periodistas y activistas. El
miedo de Putin a su oposición política interna lo ha llevado a consolidar el poder en
prácticamente todos los sectores de la sociedad. Por primera vez desde el colapso de la Unión
Soviética, la oposición no verdaderamente independientes participan en la Duma rusa, 36 casi
todos los medios de comunicación están bajo control del Kremlin, de 37 años y el gobierno ha
tomado medidas para unir sus diversos vigilancia y Intelli gencia agencias bajo una sola entidad
que recuerda a la era soviética KGB.38 La corrupción endémica de Rusia apuntala los fuertes
vínculos entre el círculo íntimo de Putin y prácticamente todos los pilares del poder político,
militar y económico. A pesar de las esperanzas iniciales de que Moscú se embarque en un
camino hacia la democratización y la reforma después del colapso de la Unión Soviética, en su
lugar ha adoptado una forma de organización política que canaliza la riqueza y la
influencia a los confidentes personales de Putin. El carácter altamente personalizado del
sistema político de Rusia, por lo tanto, lo hace vulnerable a los cambios de personal,
particularmente el riesgo de la salida repentina e inesperada de Putin del liderazgo. No está
claro qué tipo de mecanismos institucionales existen para transferir el poder de Putin, ni existe
un acuerdo generalizado sobre si el régimen actual es estable o duradero.39
El camino a seguir: preguntas centrales y desafíos para el próximo equipo
El próximo presidente heredará una relación bilateral plagada de tensiones. Al principio, la
administración debería desarrollar una estrategia frente a Rusia sobre los siguientes temas:
Ucrania, la ampliación y la postura de la OTAN , la interferencia en la política interna de los
gobiernos extranjeros y las acciones en el Medio Oriente. Esta sección plantea preguntas
centrales para la próxima administración y describe cómo el presidente debe acercarse a Rusia
en áreas políticas específicas. Finalmente, ofrece recomendaciones sobre cómo manejar una
nueva y delicada fase de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
Ukranie
Aunque no es miembro de la OTAN, la preservación de la integridad territorial y la
independencia política de Ucrania es un interés estadounidense. La descarada invasión rusa de
un estado europeo en el siglo XXI no solo viola el derecho internacional , sino que también es
una afrenta al espíritu del largo compromiso de los Estados Unidos con la unidad y la paz de
Europa. El próximo presidente debe preservar todas las sanciones económicas y políticas
existentes contra Rusia y mantener la puerta abierta a la intensificación de las sanciones en
caso de necesidad. Estados Unidos no debe ofrecer señales a Rusia, intencionales o de otro
tipo, sugiriendo que reanudará un enfoque comercial de las relaciones bilaterales sin una
solución integral a la crisis que se base en el derecho internacional y el respeto a la soberanía
de Ucrania. Además, Estados Unidos debe estar preparado para alentar a Ucrania, Rusia,
Alemania y Francia a buscar un sucesor viable para el acuerdo de Minsk II de 2014, muchas de
las disposiciones que Rusia sigue violando al apoyar a los rebeldes separatistas en el este de
Ucrania.40 Estados Unidos Los Estados deberían indicar su disposición a imponer nuevas
sanciones si Rusia no cumple con el espíritu y la letra del acuerdo. La relación de Estados
Unidos después de la Guerra Fría con Rusia está repleta de casos en los que las concesiones
estadounidenses a Putin no lograron resultados favorables para la política
estadounidense. Anular las sanciones o reconocer Crimea como parte de Rusia dañaría la
credibilidad de Estados Unidos y legitimaría un precedente peligroso que podría envalentonar
a Rusia, y se interpretaría como una luz verde a acciones similares en otros estados
periféricos. El próximo presidente debería considerar proporcionar armas letales y defensivas
a Ucrania Además de más entrenamiento y fondos para las fuerzas ucranianas. Además de
mejorar la capacidad del país para defenderse de la agresión rusa, Estados Unidos también
debería presionar más a Ucrania para que realice reformas estructurales serias, erradicar la
corrupción endémica de su sistema político, promover la transparencia y respetar el estado de
derecho. La flagrante ocupación del este de Ucrania por parte de Rusia y la anexión ilegal de
Crimea han intensificado el sentimiento anti-Rusia en todo el país, aumentando el atractivo de
los lazos más estrechos con Occidente. Esto le da a los Estados Unidos mayor influencia para
integrar a Ucrania en las instituciones occidentales. Pero hasta que las instituciones de Ucrania
operen de manera más eficiente y transparente, Rusia podrá explotar sus estructuras estatales
débiles y socavar las aspiraciones nacionales ucranianas y sus lazos con Europa y Estados
Unidos.
OTAN y Europa
Podría decirse que la OTAN enfrenta más desafíos que en cualquier otro momento desde la
Guerra Fría. Las acciones agresivas de Rusia han revitalizado el propósito disuasorio de la
alianza, particularmente en su flanco oriental, pero también han expuesto brechas en las
capacidades y deficiencias de la alianza en su voluntad colectiva para cumplir ese propósito. El
próximo presidente debe reafirmar el compromiso inquebrantable de los Estados Unidos con
la organización y buscar formas de remodelar y reutilizar la alianza para abordar mejor los
desafíos de seguridad actuales. El despliegue de Rusia de sofisticadas defensas antiaéreas y
antiaéreas en Kaliningrado y otros puntos estratégicos clave como sus puertos en Crimea y
Tartus se deriva de su doctrina de negación anti-acceso / área, lo que corre el riesgo de limitar
la agilidad y maniobrabilidad de la OTAN durante un conflicto. La OTAN debe cambiar los
recursos y desarrollar capacidades para reaccionar rápidamente si alguna vez surge la
necesidad de defender a sus miembros de Europa del Este.41 El próximo presidente debería
mejorar las medidas de seguridad de los Estados Unidos para los nerviosos aliados de Europa
del Este. Debería pedirle al Congreso que asigne más fondos a medidas como la Iniciativa
Europea de Reaseguro y trabajar para simplificar los procedimientos y políticas internas de la
OTAN para facilitar movimientos más rápidos de tropas y material durante emergencias.42 El
presidente debe alentar a la OTAN a realizar más ejercicios en el Báltico, Negro y los mares
árticos, al tiempo que refuerza las capacidades de reconocimiento para rastrear las maniobras
de sondeo de los submarinos rusos en los mares ártico y báltico. Finalmente, aunque se ha
avanzado en la mejora del reparto de la carga desde la Cumbre de Gales de la alianza de 2014,
43 el próximo presidente debe continuar alentando a los aliados de los Estados Unidos a
cumplir su compromiso de gastar al menos el 2 por ciento de su PIB en defensa nacional. El
próximo presidente desquitó a los aliados de la OTAN al sugerir que Estados Unidos podría no
defenderse si no gasta adecuadamente en su propia defensa. Si bien demostrar su
compromiso de compartir la carga debe ser una prioridad para la OTAN durante los próximos
cuatro años, Estados Unidos debe reafirmar sus compromisos de seguridad del Artículo 5 o
arriesgarse a envalentonar a Rusia y dañar la credibilidad de los Estados Unidos. A pesar de la
compleja variedad de desafíos que enfrenta Estados Unidos en todo el mundo (ISIL, las
acciones cada vez más agresivas de China en el Mar del Sur de China, por ejemplo), la rápida y
constante modernización militar de Rusia no debe escapar a la atención del próximo
presidente. Si bien su creciente conjunto de herramientas convencionales es una fuente de
preocupación para los miembros orientales de la OTAN, las capacidades cibernéticas cada vez
más amenazantes de Rusia son una amenaza nueva, urgente y directa que los Estados Unidos y
sus aliados de la OTAN aún no están preparados para disuadir o tomar represalias en contra de
un gran escala
En Europa, los piratas informáticos respaldados por el gobierno ruso se han dirigido a
entidades que van desde la red eléctrica de Ucrania y el sitio web del Ministerio de Defensa de
Finlandia hasta el Bundestag alemán y una estación de televisión francesa. Los hackers rusos se
dirigen habitualmente a servidores corporativos y gubernamentales de EE. UU. Además de
asociarse con entidades privadas para asegurar redes vulnerables y desarrollar las mejores
prácticas cibernéticas, los estados miembros con mayor capacidad cibernética de la OTAN
deberían ayudar a los menos capaces a desarrollar sistemas efectivos y mejorar sus
capacidades de resiliencia.44 Aunque ha sido lento para reconocer el estado. la piratería
patrocinada como una amenaza para la alianza, la OTAN ha designado útilmente el dominio
cibernético como una nueva frontera en defensa.45 Los ataques cibernéticos ahora pueden
incluso desencadenar las obligaciones del Artículo 5 de la alianza.46 Pero la OTAN no tiene un
mecanismo establecido para utilizar las capacidades sofisticadas de los Estados El Comando
Cibernético de los Estados o su equivalente británico y, debido a una notable falta de
intercambio de información y capacidades en toda la comunidad transatlántica, Rusia no teme
provocar una respuesta de toda la alianza a los ataques cibernéticos que inflige a los Estados
miembros.47 El próximo presidente debería elevar este tema a la cima de la agenda de la
OTAN. Dada su escala y la gravedad del desafío, el próximo presidente también debería
presionar a la OTAN y la UE para que cooperen en el desarrollo de una estrategia cibernética
conjunta para agrupar recursos, identificar brechas de capacidades y vulnerabilidades,
compartir información y coordinar respuestas a los ataques rusos. En el dominio de la guerra
antisubmarina (ASW), Estados Unidos y sus aliados han permitido que sus capacidades se
deterioren incluso cuando Rusia ha gastado grandes sumas en la reconstrucción de su fuerza
naval. Aunque Rusia todavía realiza patrullas con menos frecuencia que durante la Guerra Fría,
sus incursiones inesperadamente agresivas en aguas territoriales finlandesas, suecas e incluso
británicas han desafiado la capacidad de Estados Unidos y sus aliados y socios europeos para
responder a las provocaciones. El próximo presidente debe revitalizar la credibilidad y la
eficacia de las capacidades de ASW aliadas mejorando la cooperación entre la OTAN y los
socios europeos no aliados. Como parte de este esfuerzo, debe promover el intercambio de
información e inteligencia y acelerar el posicionamiento de sensores tecnológicamente
avanzados, aviones de largo alcance, submarinos y barcos de superficie en la región para
revertir más de dos décadas de abandono y deterioro en este dominio. .48 El próximo
presidente también debe abordar la capacidad actual de Rusia para chantajear a Europa con
sus sistemas y recursos de suministro de gas monopolísticos. Europa recibe aproximadamente
un tercio de su gas de la compañía energética rusa Gazprom, que entre 2006 y 2009  retuvo
periódicamente las entregas a Ucrania durante los meses fríos para maximizar la influencia
política de Rusia sobre Kiev.49 Desde que estalló la crisis en Crimea en 2014, numerosos
estados europeos han trabajado para diversificar sus sectores energéticos nacionales para
disminuir la amenaza de interferencia política rusa. Las nuevas propuestas en la Unión Europea
tienen como objetivo, entre otras cosas, hacer que los precios sean más transparentes y
obligar a los Estados miembros a notificar por adelantado a la Comisión Europea de los
acuerdos con proveedores extranjeros. Esto proporcionaría a la comisión la capacidad de
desaprobar los contratos cuyos términos podrían dar a dichos proveedores una influencia
indebida. Pero hay división dentro de la Unión Europea sobre proyectos respaldados por Rusia,
como Nord Stream 2, una tubería que pasa por alto a Ucrania con el apoyo de Alemania y la
oposición de países como Polonia e Italia, que ven el proyecto como un intento ruso de
subvertir La unidad del continente y debilitar a Ucrania.
El Estados Unidos debería alentar a Alemania y otros a seguir diversificación de las
importaciones de gas de múltiples proveedores. Debido a que la diversificación de las rutas de
los ductos no significa la diversificación de los proveedores, la Unión Europea debería bloquear
Nord Stream 2 y, en su lugar, perseguir proyectos de ductos de otros proveedores. Esta no será
una tarea fácil , ya que las otras opciones de importación de la UE son incómodas. Azerbaiyán
tiene dificultades para satisfacer sus propias necesidades, Turkmenistán está muy lejos y China
posee la mayor parte de su propia producción. Dado que Egipto, Irán e Israel, entre otros,
consumen la mayor parte de su propia producción nacional, esto deja GNL. El experimento de
Polonia con la inversión en instalaciones de importación de GNL y la capacidad de
regasificación es un ejemplo que Estados Unidos debería fomentar en toda la UE. Finalmente,
el próximo presidente no debe permitir que la presión rusa impida que los estados calificados
que desean ser miembros entren en la alianza, ni la OTAN debería alterar su política de puertas
abiertas como una concesión a Rusia. El objetivo estratégico general de Vladimir Putin es
disolver la OTAN, o al menos hacer que sea incapaz de reaccionar a las provocaciones rusas.  La
señal más segura de la determinación de Estados Unidos de contrarrestar la agresión rusa es
continuar apoyando la política de la OTAN de admitir miembros elegibles . .
Control de armas Desde el final de la Guerra Fría, la suposición operativa en los círculos
occidentales ha sido que Rusia busca fortalecer los lazos con Occidente y explorar nuevas áreas
de defensa y cooperación económica. Los acontecimientos de los últimos dos años han
expuesto esa suposición como peligrosamente obsoleta. Un hecho particularmente alarmante
que ya se ha notado ha sido la decisión de Putin de retirarse del Acuerdo de 2000 sobre
Manejo y Disposición de Plutonio, en virtud del cual Estados Unidos y Rusia han trabajado para
eliminar sus reservas de plutonio de grado de armas.50 Putin indicó que Rusia resucitaría el
acuerdo solamente si Estados Unidos levantaba las sanciones y pagaba a Rusia una
compensación por las pérdidas económicas generadas por las sanciones.51 Pero este
desarrollo no es el único ejemplo de la voluntad de Rusia de conectar el control de armas con
otras facetas cada vez más polémicas de su relación con los Estados Unidos. El próximo
presidente debe estar preparado para abordar la revitalizada inversión de Rusia en sus fuerzas
nucleares estratégicas y comprender que existe un alto riesgo de que Rusia disminuya aún más
los esfuerzos de control de armas. Desde su regreso al cargo, Putin ha elevado la importancia
de las fuerzas estratégicas de Rusia en su doctrina de seguridad nacional y ha desatado
esfuerzos costosos para modernizar su tríada nuclear.52 En marzo de 2015, reveló en una
entrevista que estaba listo para alertar a las fuerzas nucleares sobre la crisis en Crimea.53
Estados Unidos ha planteado simultáneamente preocupaciones de que Rusia no cumple con el
Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) de 1987.54 Putin ha resistido los
esfuerzos de Estados Unidos para negociar nuevas reducciones de armas nucleares después de
su predecesor, Dmitri Medvedev, concluyó el nuevo acuerdo START en 2010.55 Ese esfuerzo
expirará en 2021, y no hay reemplazos en el horizonte.56 Para revitalizar los esfuerzos de
control de armas, cada parte tendría que abordar la afirmación de la otra de que viola
elementos de acuerdos anteriores. Por ejemplo, según fuentes de noticias, los misiles de
crucero lanzados por tierra en Rusia probablemente violen el Tratado INF.57 El ex comandante
supremo aliado general Breedlove advirtió que cualquier intento de desplegar el sistema no
podría quedar sin respuesta.58 Por el momento, las preocupaciones de Rusia sobre su las
capacidades convencionales inferiores probablemente lo llevarán a evitar nuevos esfuerzos
con los Estados Unidos para reducir las armas nucleares. El próximo presidente debe prestar
mucha atención a los desarrollos en este ámbito y esforzarse por evitar una espiral
descendente que podría conducir a una nueva carrera armamentista nuclear. Aunque la
posibilidad de una futura reducción de armas con Rusia parece sombría, dado lo que está en
juego con las armas nucleares, el próximo presidente debería buscar oportunidades para
involucrar a Rusia en este tema si es posible .
Desinformación e interferencia rusas en política doméstica
Rusia ha utilizado cada vez más la guerra de la información para influir en los asuntos internos
de sus vecinos y adversarios al dar forma a la percepción de la realidad de sus oponentes.59
Esta forma de guerra híbrida le permite a Rusia avanzar en sus intereses sin tener que incurrir
en los costos de desplegar fuerzas militares convencionales. a través de las fronteras
nacionales. Aunque la Unión Soviética invirtió famosos recursos vastos en esta estrategia para
avanzar la ideología comunista en el extranjero, la era digital moderna ofrece a los sofisticados
activistas de desinformación respaldados por el estado la capacidad de llegar a audiencias
mucho más grandes con mensajes antiamericanos y antidemocráticos, mientras cubren sus
huellas. con bastante eficacia Sin agencias con fondos comparables dedicados a corregir la
desinformación rusa, Estados Unidos y Europa son muy vulnerables a la manipulación y la
fabricación de información que cambia la opinión pública. El próximo presidente debe hacer
que contrarrestar esta táctica rusa sea una prioridad. Al ofuscar las versiones oficiales de los
eventos, Rusia tiene la capacidad de socavar el apoyo público a las medidas que son
inconsistentes con sus objetivos estratégicos. Por ejemplo, en el verano de 2014, después de
que los separatistas armados rusos en el este de Ucrania derribaron a Malaysia Airlines 17,
Rusia sembró internet con acusaciones de que la CIA o el ejército ucraniano fueron
responsables de destruir el avión comercial. Esto impidió la capacidad de Occidente para
responder al acto descarado. Este año, en Suecia, que ha estado debatiendo los pros y los
contras de los lazos más estrechos con la OTAN (incluida la membresía), la información falsa
sobre cómo se vería esta asociación comenzó a aparecer en las redes sociales suecas, lo que
llevó a protestas públicas de que el gobierno sueco se vio obligado para corregir.60 Rusia ha
construido un imperio mediático global que influye en la percepción pública de sus políticas
mediante la promoción de candidatos políticos, ideas políticas y narrativas que se alinean con
sus intereses.61 En diciembre, la CIA concluyó que la inteligencia rusa intervino en las
elecciones para ayudar a Donald Trump pirateando y facilitando la publicación de correos
electrónicos políticamente embarazosos a través de WikiLeaks. Esta fue una acción hostil sin
precedentes cuyas consecuencias se extienden más allá del efecto que tuvieron en las
elecciones.62 Es casi seguro que Rusia pretendía disminuir la confianza en las instituciones
democráticas estadounidenses y debilitarla internamente y en el extranjero. De hecho, Rusia
ha tratado de erosionar los estándares de gobernanza en los estados periféricos y la
credibilidad de la democracia como una forma de gobernanza.63 La interferencia de Rusia en
las elecciones presidenciales de EE. UU. Es un indicio evidente de que sus tácticas subversivas
están dirigidas no solo a Europa sino también a Estados Unidos, donde amenazan con
desestabilizar el orden político. La voluntad de Rusia de manipular el proceso político de los
Estados Unidos para sus fines debe provocar una respuesta firme del establecimiento de
defensa e inteligencia en los niveles más altos. La nueva frontera de la guerra en el siglo XXI se
encontrará cada vez más en este dominio. Los líderes de seguridad nacional deben hacer sonar
las alarmas de que Estados Unidos no está preparado para enfrentar esta nueva amenaza,
mientras buscan formas de infligir costos a Rusia, costos que en este momento no existen.  Si
bien el próximo presidente rechazó la evaluación de la comunidad de inteligencia sobre la
interferencia de Rusia en las elecciones, el Congreso, en particular el liderazgo de la República,
debe reconocer el asalto de Rusia a la soberanía de los Estados Unidos y apoyar una
investigación importante sobre el asunto. El Congreso debe insistir en que el presidente acepte
los hallazgos de la comunidad de inteligencia, considere medidas para repeler futuros ataques
a las elecciones estadounidenses y pida al presidente que tome represalias apropiadamente
contra Rusia. Mientras respeta el derecho de la Primera Enmienda de que los medios de
comunicación, incluso los de propiedad y gestión extranjeros, como RT, operen libremente en
los Estados Unidos, el próximo presidente debe solicitar fondos para iniciativas para corregir
las fabricaciones rusas y exponer a los agentes de desinformación donde puedan ser
identificado. RT, una fuente particularmente activa de desinformación, gasta $ 400 millones
por año solo en su oficina de Washington.64 La desalineación entre la inversión de Rusia en
este escenario estratégico y las capacidades de respuesta de Estados Unidos es evidente. El
próximo presidente debe apoyar iniciativas que corrijan información fabricada, desafíen
narrativas falsas, expongan conexiones e intereses ocultos y apoyen esfuerzos independientes
de investigación. Un ejemplo de tal iniciativa es la Ley bipartidista de lucha contra la
información de 2016, presentada este año por los senadores Rob Portman (R-OH) y Chris
Murphy (D-Conn.), Que crearía un Centro de Análisis y Respuesta Informativos a " exponer y
contrarrestar operaciones de información dirigidas contra los intereses de seguridad nacional
de los EE. UU. y adelantar narrativas basadas en hechos que respalden a los aliados e intereses
de los EE. UU. ”65 El centro proporcionaría subvenciones a organizaciones de la sociedad civil,
grupos de expertos, empresas privadas, medios de comunicación y otros grupos no
gubernamentales. El próximo presidente debe priorizar la aprobación e implementación de
este tipo de legislación.
medio este
La intervención rusa en Siria ha fortalecido enormemente la posición de Assad, lo que plantea
la cuestión de hasta qué punto Estados Unidos está dispuesto a llegar para sacarlo del poder
sin provocar una intervención más intensa por parte de Rusia. El aumento de la participación
de los Estados Unidos conlleva el riesgo de una confrontación directa con Rusia en un teatro
complicado ya ocupado por múltiples actores con intereses en competencia, algunos de los
cuales ven a los Estados Unidos como un enemigo. Pero el deterioro de la situación
humanitaria sobre el terreno y la presencia continua del EIIL en Siria han puesto en tela de
juicio el enfoque relativamente discreto de los Estados Unidos sobre el conflicto hasta la
fecha. Si el próximo presidente elige intensificar la intervención de Estados Unidos en Siria
para derrotar a grupos extremistas como el EIIL, será crítico comunicarse estrechamente con
Rusia para evitar confrontaciones involuntarias entre el personal y los aviones rusos y
estadounidenses. Pero a pesar de lo arriesgados que puedan ser tales encuentros, las
preocupaciones sobre ellos no deberían disuadir al próximo presidente de afirmar firmemente
los intereses estadounidenses en Siria, combatir a los grupos extremistas y / o negociar una
solución diplomática viable que implique un apoyo intensificado para los grupos rebeldes
moderados. Si el próximo presidente decide imponer una zona de exclusión aérea sobre una
parte del territorio del país para proteger a los civiles y ayudar a la oposición moderada, tendrá
que establecer líneas rojas claras que Rusia no pueda violar. Estados Unidos también debe
estar preparado para hacer cumplir esta zona con consecuencias militares para Rusia y / o Siria
si Putin intenta cruzar las líneas. Un componente igualmente importante de una nueva política
estadounidense en Siria será contrarrestar la desinformación rusa sobre su papel en la guerra
civil. La próxima administración debe estar dispuesta a vincular públicamente la política rusa
en Siria con el desastre humanitario en curso en el país, y nombrar a Rusia como uno de los
principales contribuyentes a la actual crisis de refugiados en Europa.
Conclusión
El dramático declive de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia es un desafío que requerirá
que el próximo presidente gaste una atención y recursos significativos. La intervención en
curso de Putin en Ucrania y la anexión de Crimea han socavado la estabilidad del orden
europeo de la posguerra al tiempo que perturban a los aliados de los Estados Unidos en
Europa del Este. El uso agresivo de Rusia de la guerra cibernética, energética y de información
amenaza la integridad no solo de los sistemas políticos de sus vecinos europeos sino también
el de los Estados Unidos. Finalmente, el apoyo de Rusia al régimen de Assad en Siria ha
prolongado la sangrienta guerra civil de ese país al tiempo que hace que los esfuerzos de
Estados Unidos para negociar un alto el fuego sostenible sean casi imposibles. El próximo
presidente, que elogió a Putin y expresó su entusiasmo por cooperar con Rusia en materia de
lucha contra el terrorismo, debería evitar las concesiones unilaterales a Rusia sin primero
asegurar un acuerdo que respete la soberanía de Ucrania. De lo contrario, Rusia continuará
socavando los intereses de Estados Unidos y buscará nuevas formas de presionar la cohesión y
la estabilidad de la OTAN y otras instituciones lideradas por Estados Unidos. El pobre estado de
la economía de Rusia y sus crisis demográficas internas minimizan el alcance total de su
amenaza a los Estados Unidos, pero el inestable panorama político interno del país y el
comportamiento impredecible de Putin también tienen el potencial de alterar aún más el
orden de seguridad estable en Europa y más allá. El próximo presidente de los Estados Unidos
debería mantener las sanciones actuales y estar abierto a intensificarlas si fuera necesario  ,
y debe continuar invirtiendo en capacidades para contrarrestar la agresiva guerra cibernética y
de información de Rusia. Quizás sobre todo, el próximo presidente debe reforzar la centralidad
de los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos en la relación transatlántica,
particularmente con respecto a Rusia. Debe asegurar a los aliados estadounidenses que los
compromisos de seguridad de larga data son sacrosantos. Aunque nadie podría haberlo
predicho hace 25 años, Rusia vuelve a ser un problema estratégico para Estados Unidos. Si el
próximo presidente no toma medidas para dar una señal inequívoca de la determinación de
Estados Unidos de preservar el orden estable posterior a la Guerra Fría en Europa, Rusia
continuará promoviendo sus intereses mientras socava la soberanía y la estabilidad de los
socios y aliados de los Estados Unidos.

También podría gustarte