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Universidad Privada Franz Tamayo

Facultad de Ciencias Económicas y Financieras

2020 Riesgo
Operativo

Integrantes:

 Benjamin Miguel Aparicio Ticona


 Williams Jorge Llapaco Mamani
 Sergio Gonzalo Mamani Rojas
 Oscar Daniel Mancilla Valencia
 Ariel Mayta Quispe
 Oscar Suntura Mamani

Docente:

Lic. Jenny Pacohuanca

Materia:

Auditoría y Control Interno

Carrera:

Contaduría Pública
Riesgo Operativo

El riesgo operativo, trata de la posibilidad que tiene la empresa de incurrir en pérdidas económicas,
cuyo origen se debe al transcurso natural de la actividad económica de la misma, concretamente
este riesgo surge debido a fallos o insuficiencias en los procesos de la empresa, personas implicadas
en la misma, en los sistemas internos, tecnología del propio negocio o en algunos casos presencia
de acontecimientos imprevistos.

Del riesgo operativo se pueden destacar las siguientes características: el riesgo operativo es el más
antiguo de todos y está presente en cualquier clase de negocio y casi en toda actividad; es inherente
a toda actividad en que intervengan personas, procesos y plataformas tecnológicas; es complejo,
como consecuencia de la gran diversidad de causas que lo originan; y las grandes pérdidas que ha
ocasionado a la industria financiera muestran el desconocimiento que de él se tiene y la falta de
herramientas para gestionarlo.

Riesgo Operativo Significativo

Es un riesgo que por su importancia tiene un impacto potencial adverso (cualitativo o cuantitativo)
en: asegurar la existencia de un negocio en marcha; consecución de objetivos; alcanzar metas de
rentabilidad; mejorar la competitividad y productividad; y mantener y mejorar reputación. Los
riesgos operativos significativos pueden terminar en verdaderos desastres que amenacen la misma
existencia de la entidad.

Riesgo operativo intrínseco

Es un riesgo que se deriva de la realización de las actividades propias de la entidad. Está implícito en
la actividad que realizamos. Es medible, gestionable y mitigable.

Mitigación del riesgo operativo

Es la parte del riesgo intrínseco con posibilidad de ser eliminado: mediante mejoras en procesos;
modernización de sistemas y equipos; y aseguramiento contra ciertos eventos (robo, fallas en
sistemas, fenómenos naturales, etc.).

Riesgo operativo residual

Es el remanente y es el que se manifiesta en forma de eventos de pérdidas. El objetivo de la


administración de riesgos debe ser minimizar el riesgo residual. La mitigación es la medida más
eficiente contra el riesgo operativo. No todas las acciones de mitigación tienen un beneficio
asignable de forma inmediata, pero otras sí, como los seguros.

Riesgo operativo intrínseco – Mitigación = Riesgo operativo residual

Factores del riesgo operativo

Existen diferentes categorías del riesgo operacional, dependiendo de a qué se deba las posibles
amenazas. A continuación, detallamos los principales factores del riesgo operativo:

Recursos humanos

Existe cierto riesgo de que la empresa sufra pérdidas causadas por negligencia, error humano,
fraude, robo, ambiente laboral desfavorable, entre muchas otras situaciones. También se pueden
incluir en este factor del riesgo operacional, el hecho de que haya falta de personal o que haya
personal pero no cuente con las aptitudes y destrezas necesarias para afrontar la exigencia de la
empresa.

● Pérdidas financieras asociadas con negligencia, error humano, sabotaje, fraude o robo.

● Apropiación indebida de información sensible.

● Lavado de dinero.

● Ambiente laboral desfavorable.

● Errores o falta de las especificaciones necesarias en los términos de contratación del


personal, entre otros factores.

● Inadecuada selección de personal por no identificar claramente el perfil que necesita la


empresa en cada momento o selección de personas con competencias insuficientes o
capacitación inadecuada.

● Formación de personal errónea o insuficiente.

Procesos internos

Probabilidad de que se produzcan pérdidas por un diseño inadecuado de los procesos internos o
que haya fijadas unas políticas inadecuadas que merman el desarrollo de las operaciones e impidan
ofrecer un producto o servicio de calidad.

Como ejemplos del riesgo operacional de los procesos internos, tenemos: evaluación inadecuada
de contratos, complejidad de productos, errores en la información contable, insuficiencia de
recursos, incumplimiento de plazos y presupuestos planeados, entre otros.
● Diseño inapropiado de los procesos críticos de la organización.

● Políticas y procedimientos inadecuados o inexistentes.

● Desarrollo deficiente de las operaciones.

● Fallos de infraestructura o logísticos o que lleva a la suspensión (temporal o permanente)


de la producción o la ejecución de servicios.

● Riesgos asociados a fallos en los modelos utilizados.

● Errores en las transacciones.

● Evaluación inadecuada de contratos.

● Errores de contabilidad.

● Fallos en los cálculos de los recursos necesarios para determinadas operaciones.

● Incumplimiento de plazos.

● Presupuestos mal calculados o diseñados.

● Deficiencias en los proceso de gestión de documentación.

Tecnología de información

Tipo de riesgo operativo donde las pérdidas se derivan de un uso inadecuado de los sistemas de
información y las tecnologías inherentes en los procesos de la empresa. Entre los riesgos
operacionales que nos podemos encontrar: hechos que atenten contra la confidencialidad,
integridad, disponibilidad y oportunidad de la información, por ejemplo:

● Ataques informáticos que provoquen el robo de datos de la propia empresa o de terceros.

● Fallos de hardware o software.

● Mal funcionamiento o selección incorrecta de las herramientas informáticas de la empresa.

● Pérdidas financieras derivadas del uso de inadecuados sistemas de información y


tecnologías.

● Anormal desarrollo de operaciones y servicios que realiza la compañía por fallos


informáticos.

● Pérdida de información o de material informático (hardware y software) por contingencias


como: incendios, inundaciones o averías graves.

● Riesgos derivados a fallas en la seguridad y continuidad operativa de los sistemas


informáticos.
● Errores en el desarrollo e implementación de dichos sistemas y/o su compatibilidad e
integración.

● Problemas de calidad de información.

● Inadecuada inversión en tecnología.

Eventos externos

Pérdidas procedentes de eventos ajenos al control de la empresa y que pueden alterar el desarrollo
de su actividad. Como ejemplos de riesgo operativo referentes a eventos externos, encontramos:
contingencias legales, fallas en los servicios públicos, desastres naturales, atentados y actos
delictivos, etc.

● Contingencias legales.

● Fallas en los servicios públicos.

● Desastres naturales, atentados y actos delictivos.

● Cambios en las leyes y normativos.

● Riesgo político del país.

● Revueltas sociales.

Mediciones del riesgo operacional

El riesgo operativo se puede calcular de tres modos diferentes:

1. Método del indicador básico

Para calcular el riesgo operativo a través de este método, se realiza un promedio de los últimos tres
años de los ingresos brutos anuales positivos, permitiendo así estimar el volumen de operaciones.

2. Método estándar

Se calculan los ingresos brutos de cada línea de negocio y se le multiplica a cada uno de ellos un
factor, calculando la provisión de capital para cada línea de negocio.

3. Métodos de medición avanzada

A través de este método, el riesgo operativo se calcula mediante funciones de distribución de


probabilidad.

Sistema de Riesgo Operativo


El Sistema de Administración del Riesgo Operativo, puede definirse como el conjunto de elementos
tales como políticas, procedimientos, documentación, estructura organizacional, registro de
eventos de riesgo operativo, órganos de control, plan de continuidad, plataforma tecnológica,
divulgación de información y capacitación, mediante los cuales las compañías identifican, miden,
controlan y monitorean el riesgo operativo.

Gestión de Riesgos

Los riesgos operacionales en Gestión de riesgos, o en inglés Risk Management, son aquellos que
pueden provocar pérdidas como resultado de los errores humanos, los procesos internos
inadecuados o defectuosos, los fallos en los sistemas y los acontecimientos externos. En Gestión de
Riesgos, las consecuencias económicas de los riesgos operacionales pueden ser la pérdida
operacional, el beneficio operacional o casi pérdidas.

Las 5 etapas del proceso de gestión del riesgo operativo

Primera etapa: base tradicional

En esta fase no existe una estructura formal para abordar los riesgos. De esta manera, al considerar
que los riesgos siempre están presentes, los gestores de riesgo actúan de manera independiente.

Para verificar las pérdidas, el área de cumplimiento depende en exceso de la auditoría interna. Como
en esta etapa la cultura de riesgo no está difundida en todos los niveles de la empresa, existe una
dependencia total de la calidad y la integridad de los funcionarios y accionistas para mantener un
control adecuado de los eventos.

Segunda etapa: concientización

Esta etapa del proceso de gestión de riesgo operativo es alcanzada por las empresas que establecen
un área específica para administrar los riesgos. Definen políticas, responsabilidades y herramientas
de apoyo.

Tercera etapa: monitoreo

Después de haber identificado todos los riesgos, es importante interpretar su impacto en los
procesos del negocio. En esta etapa del proceso de gestión de riesgos operacionales, se hace un
seguimiento del nivel de riesgo actual y de la efectividad de las funciones de administración de
riesgos.
Los indicadores de riesgos, tanto cualitativos como cuantitativos, así como las metas o los límites,
se establecen con el fin de monitorearlos. Las medidas de exposición al riesgo se consolidan en un
cuadro de mando integral para medir el desempeño del negocio con relación a los riesgos. En esta
fase, la gestión se descentraliza en todas las áreas de la organización y se afianza la cultura de riesgo.
Asimismo, el monitoreo deja de depender del área de cumplimiento y se asignan responsables de
analizar y monitorear los procesos y las actividades.

Cuarta etapa: cuantificación

Esta es una de las etapas del proceso de gestión del riesgo operativo en la que la organización
obtiene una mayor madurez. En esta fase la institución ya cuenta con una mejor comprensión de
cuál es su situación frente a la exposición al riesgo operativo.

Los gestores ya tienen la capacidad de concentrarse en cuantificar los riesgos y predecir eventos
futuros. Por eso, utilizan herramientas más analíticas que se basan en datos reales, ya que el banco
de datos de pérdidas de la etapa 2 ahora posee información suficiente para tomar decisiones.

Quinta etapa: integración

La importancia de la gestión del riesgo operativo es reconocida por todas las áreas del negocio, las
cuales se preocupan por integrar completamente la cuantificación de todos los riesgos de la
organización, y no se limitan solo a considerar los riesgos operacionales. En este sentido, la
cuantificación se aplica a la planeación estratégica y a la mejora en la calidad de los procesos.

Tipos de riesgos operacionales en gestión de riesgos

Los riesgos operacionales pueden guardar relación con las personas, los procesos, los sistemas u
otros aspectos externos.

Riesgos operacionales

Personas Procesos

Sistemas Externos

● Riesgos operacionales (personas): fraude interno, perfil inadecuado del empleado, pérdida de
personal clave y falta de capacitación.
● Riesgos operacionales (procesos): fallo en el diseño del proceso, errores contables,
incumplimiento de normas o políticas y errores de ejecución de transacción.
● Riesgos operacionales (sistemas): fallos en comunicaciones, fallo en el software o hardware e
interrupción de suministro.
● Riesgos operacionales (externos): fraude externo, outsourcing, acciones regulatorias,
seguridad física y eventos catastróficos.

Los riesgos operacionales impactan en los resultados, la reputación y el negocio. La Gestión de


Riesgos se encuentra comúnmente en el sector bancario ante riesgos operaciones como el fraude
externo, las prácticas de negocio inadecuadas, la entrega y gestión de procesos.

Riesgos operacionales más comunes

Entre los riesgos operacionales más frecuentes se encuentran los relacionados con las siguientes
áreas o aspectos:

a. Ciber riesgo.
b. Regulación.
c. Outsourcing.
d. Riesgo geopolítico.
e. Conductas de riesgo inadecuadas.
f. Cambio organizacional.
g. Fallos de sistemas.
h. Compliance.
i. Fraude.
j. Ataques físicos.

Cualquier empresa puede verse afectada por riesgos operacionales, indistintamente de su sector, y
su impacto económico correspondiente. En los últimos años, estos riesgos ganan cada vez más
protagonismo, debido a la falta de control de las organizaciones, como ya sucediera con el
falseamiento de los estados contables en el caso Enron. Los profesionales de la gestión de riesgo
deben conocer el marco de gestión de este tipo de riesgos.
Caso de estudio

El Nuevo Acuerdo de Capital de Basilea

Con el fin promover la solidez y la estabilidad del sector bancario internacional, el Comité de Basilea
para la Supervisión Bancaria elaboró en 1988 el documento International Convergence of Capital
Measurements and Capital Standards, conocido como el Acuerdo de Capital, el cual contribuyó a
impulsar el proceso de estandarización de la industria y de la regulación bancaria.

Si bien el Acuerdo de 1988 estaba dirigido a bancos internacionalmente activos con sede en alguno
de los países del Grupo de los Diez, fue acogido por autoridades de todo el mundo y su aplicación
se generalizó a todo tipo de instituciones bancarias. En el contexto de América Latina y el Caribe,
gran parte de los países de la región han adoptado las normas de capital propuestas en el Acuerdo.

El Acuerdo de 1988 estaba dirigido a bancos internacionalmente activos con sede en alguno de los
países del Grupo de los Diez (G-10). No obstante, el Acuerdo fue acogido por autoridades de todo
el mundo y su aplicación no se limitó sólo a los bancos internacionalmente activos, sino que se
generalizó a todo tipo de instituciones bancarias. En el contexto de América Latina y el Caribe, de
acuerdo a una encuesta levantada por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA)
en mayo de 2001, el 100% de los países incluidos en la muestra habían adoptado las normas de
capital propuestas en el Acuerdo de Capital de 1988. La fecha promedio en que entró en vigor la
normativa respectiva fue durante el segundo trimestre del año 1994, si bien el rango abarca desde
el año 1990 al 2000.

Principales Modificaciones al Acuerdo de Capital de 1988

El Acuerdo de Capital de 1988 fue un determinante del proceso de estandarización de la industria y


de la regulación bancaria. No obstante, sus propias limitaciones y la acelerada evolución del negocio
bancario, en particular durante la década de los noventa, dieron origen a diversas modificaciones,
algunas de ellas de gran envergadura.

La primera modificación significativa surgió en enero de 1996 con una enmienda para incorporar los
riesgos de mercado. Los montos de capital exigidos por el Acuerdo de 1988 estaban diseñados para
cubrir los riesgos de crédito del activo y de las cuentas fuera del balance de los bancos. La enmienda
de 1996 introdujo la exigencia de montos adicionales de capital para cubrir los riesgos de mercado
definidos como los riesgos de tasa de interés y de acciones presentes en la cartera de valores que
los bancos mantienen con propósitos de negociación (trading book) y los riesgos de monedas
extranjeras y mercancías en todo el banco. Un elemento innovador de esta propuesta fue la
introducción del enfoque evolutivo, mediante el cual los bancos con mayor nivel de sofisticación en
términos de la función de administración de riesgos podrían utilizar, sujetos a la aprobación de la
autoridad supervisora, medidas de riesgo derivadas de sus propios modelos de administración de
riesgos (modelos internos) para determinar su requerimiento de capital en función de los riesgos de
mercado. La enmienda de 1996 entró en vigor para los países integrantes del G-10 al finalizar el año
1997.

La segunda gran modificación al Acuerdo comenzó a gestarse en junio de 1999 con la publicación,
por parte del CB, del documento de consulta A New Capital Adequacy Framework. A diferencia de
la Enmienda de 1996, este documento constituye una propuesta para reemplazar el Acuerdo de
1988, es por ello que se la conoce como El Nuevo Acuerdo de Capital de Basilea (NACB) o Basilea II.
Los cambios, nuevos conceptos y metodologías introducidos por Basilea II ostentan todavía el
carácter de propuestas, estimándose que se tendrá un documento definitivo durante 2003, su
implementación generalizada se espera ocurra a partir de 2006.

El Nuevo Acuerdo introduce cambios significativos en lo referente a los requerimientos mínimos de


capital, presentando modificaciones sustanciales al enfoque para medir el riesgo de crédito, el
capital mínimo requerido, es ahora, función del riesgo crediticio. Esta es probablemente la
diferencia más significativa respecto del Acuerdo original, que establecía un solo nivel de exigencia
independientemente de la calidad crediticia del deudor.

En lo que sigue, la segunda sección de este documento presenta algunos de los aspectos más
destacados referentes a los efectos del NACB sobre los sistemas financieros de América Latina y
el Caribe. En la tercera sección se discuten las implicancias de los cambios propuestos sobre los
niveles de capital, la eficiencia y la competitividad de la banca. Por último, en el anexo 1 se describen
más detalladamente los nuevos conceptos y metodologías del NACB en lo concerniente a los
requisitos mínimos de capital, y en el anexo 2 se presentan estimaciones de los incrementos de
requisitos de capital para la cartera comercial de los sistemas financieros de Perú, Argentina y
Ecuador.

Situación Actual ante el Nuevo Acuerdo de Capital


La instrumentación del NACB requiere un esfuerzo muy significativo de los sistemas financieros. Esta
exigencia constituye un desafío aun para los bancos más sofisticados radicados en países
desarrollados, donde se estima que la instrumentación de todos los cambios originados por el NACB
pueden tomar entre 2 y 5 años con un costo que puede oscilar entre US$ 5 y US$ 50 millones
promedio por institución, dependiendo de la complejidad del negocio de cada entidad. Sin lugar a
dudas, este desafío es aún más importante para los sistemas financieros de América Latina y el
Caribe, donde el entorno cultural e institucional presenta limitaciones considerables, enfatizando
en este capítulo las más importantes.

Calificadoras de Riesgo y Calificaciones

El cuadro 1 describe diversos aspectos de los sistemas de calificaciones externas para los riesgos
crediticios en los países de América Latina y el Caribe, sobre la base de una encuesta del CEMLA para
16 países de la región.

Las respuestas a la encuesta indican que el sistema de calificaciones externas no es generalizado, y


que en el caso de los países en que el sistema existe, la obligación de calificación recae más bien
sobre el instrumento de deuda emitido antes que sobre el emisor.

Tomando como base el supuesto de que la deuda que se negocia en forma pública es la que está
sujeta a una calificación externa, el aspecto “d” del cuadro 1 proporciona una medida de la
profundidad de los sistemas de calificaciones externas en la región. En este aspecto el rango de
respuestas va desde 6% hasta un máximo de 48%. Ello implica que la región no cuenta, en general,
con un sistema externo de calificaciones de riesgo que posibilite la aplicación generalizada de dichas
calificaciones a la cartera corporativa de las entidades financieras, y en consecuencia se tendrán
dificultades considerables en la aplicación del NACB, en particular para la aplicación del enfoque
estándar.

Modelos internos de calificación del riesgo de Crédito

El cuadro 2 muestra diversos aspectos de los modelos internos para la evaluación del riesgo de
crédito en los sistemas bancarios de diversos países de América Latina y el Caribe.

La lectura conjunta de los resultados presentados en los ítems “a”, “b” y “c” del cuadro 2 sugiere
que si bien las autoridades de supervisión requieren la recopilación sistemática de la información,
esta exigencia no es cumplida en forma generalizada por las entidades financieras, en particular
respecto de los parámetros clave (PD, LGD y EAD) para el análisis de riesgo, indicando la existencia
de un escollo muy importante para la implementación del NACB en sus enfoques de calificaciones
internas.

El aspecto “e” de la tabla da un indicio del nivel actual de vinculación de los sistemas de
administración del riesgo en bancos de la región con la supervisión bancaria. Solamente en un país
de la muestra, México, el supervisor bancario permite el uso de los modelos internos de calificación
de riesgo crediticio para la constitución de las provisiones regulatorias. Esto indica que también se
presentarán escollos muy significativos para la implementación de los modelos internos de
evaluación del riesgo crediticio.

Posibles Efectos del Nuevo Acuerdo de Capital


De lo anterior, se desprenden varios interrogantes en cuanto a los posibles efectos de la adopción
del Nuevo Acuerdo en los sistemas financieros de América Latina y el Caribe.

Efecto del Nuevo Acuerdo en los niveles de capital de los bancos de la región

Los resultados del Segundo Estudio de Impacto Cuantitativo (QIS 2) llevado a cabo por el CB sugieren
que los bancos de países emergentes (cuadro 3, rubro “otros”) presentarían, bajo el enfoque
estándar, un incremento en los requerimientos de capital de tan sólo 5%. De manera preliminar
pueden establecerse las siguientes dos evaluaciones.

Bajo el enfoque estándar, y suponiendo la adopción del tratamiento preferencial para algunos
créditos, no se anticipan mayores cambios en los niveles agregados o individuales de capital para
riesgo de crédito. Dos elementos permiten hacer este juicio. El primero es que gran parte de las
exposiciones crediticias caerán en la categoría de no calificados, cuya ponderación es idéntica a la
existente bajo el Acuerdo de 1988, tal como puede apreciarse en el cuadro 4. En general, para el
enfoque estándar los aumentos en el capital requeridos se deben básicamente a la inclusión de una
nueva categoría de ponderación (150%) para exposiciones de mayor riesgo y a los mayores cargos
a algunas partidas de fuera del balance. Además, los bancos de la región, con excepción de las
subsidiarias de bancos internacionales que consolidan en el exterior, no tienen por lo general
significativas actividades internacionales de crédito, que pudieran exponerlos a los vaivenes
exógenos en las calificaciones crediticias.

El segundo motivo por el cual no se prevén mayores cambios en los niveles agregados o individuales
de capital para riesgo de crédito es que se anticipa que la adopción de requerimientos de capital
para los riesgos operativos sí generaría incrementos en los niveles agregados o individuales de
capital. Una razón importante para que ello ocurra es que, generalmente, en los bancos de la región
este riesgo no ha sido cuantificado e internamente no se le ha asignado un capital.

En forma preliminar, podemos concluir que la adopción del enfoque estándar no cambiaría
demasiado los requisitos de capital en la región. EL QISSI no brinda resultados para bancos en
economías emergentes respecto del incremento de capital bajo los enfoques internos; sin embargo,
en base a estimaciones preliminares que presentamos en el anexo 2 podemos inferir, que bajo los
enfoques internos, los requisitos de capital pueden incrementarse muy significativamente.

Capitalización de los riesgos de crédito. ¿Cuál de los enfoques se adoptará en forma más
generalizada en la región?
En principio, la adopción de alguno de los enfoques basados en calificaciones internas (internal
ratings based, IRB) parece limitada a unos pocos bancos en la región. A pesar de la cada vez mayor
presencia de grandes bancos internacionales por medio de subsidiarias, la adopción de los enfoques
IRB no sólo depende de que el banco matriz haya desarrollado la tecnología necesaria, sino que
también se requiere de información particular de cada mercado que permita a los modelos internos
generar estimaciones robustas. No obstante, una eventual evolución hacia los enfoques IRB parece
factible bajo ciertas condiciones, entre las cuales podría pensarse en las siguientes:

 Que los enfoques IRB brinden incentivos reales en términos de reducciones en los niveles
requeridos de capital, lo cual podría resultar cierto sólo para la cartera de consumo o
hipotecaria, y no así para la cartera corporativa.
 Que los supervisores bancarios desarrollen los conocimientos y técnicas especializadas
necesarias para evaluar y validar los modelos internos desarrollados por los bancos.
 Que los supervisores bancarios proporcionen otros incentivos a la innovación (Vg.,
reducción en los costos de la regulación para los bancos al vincular en mayor medida los
sistemas internos de los bancos con las exigencias del supervisor).

En la práctica es muy poco probable que los enfoques IRB sean adoptados para la determinación del
capital regulatorio, debido al impacto sobre los niveles requeridos. Esto implicaría que América
Latina y el Caribe operaría bajo un estándar de calidad (enfoque estándar) inferior al existente en
los mercados desarrollados (IRB fundamental o avanzado).

El enfoque estándar también presenta un escollo considerable en lo referente a la ponderación de


riesgo soberano (cuadro 5). Para este tipo de créditos se establece la posibilidad de que cada
supervisor nacional otorgue un trato preferencial (menor ponderación de riesgo) a créditos al
soberano o el banco central del país sede del banco, si tales créditos están denominados y son
fondeados en la moneda local.

Las exposiciones con los gobiernos locales (en moneda extranjera), en general reciben una
ponderación nula bajo el sistema actual, esto podrá tener un fuerte impacto en las entidades
subsidiarias de entidades extranjeras que operan en la región, generando un cambio de portafolio
o un incremento considerable de los requisitos de capital.

Niveles de capital de los bancos de América Latina y el Caribe en comparación con otras regiones
del mundo
Suponiendo que el Nuevo Acuerdo se implementa de forma homogénea en todas las jurisdicciones
y eliminando otros factores que dificultan la comparación, la adopción de reglas de capitalización
basadas en calificaciones externas o internas podría generar mayores niveles de capital en los
bancos de la región que en otras regiones del mundo. El principal elemento detrás de esta hipótesis
es la mayor frecuencia, profundidad y, en ocasiones, duración de los ciclos económicos en América
Latina y el Caribe en comparación con regiones como Europa o los Estados Unidos y Canadá,
elemento que forma parte integral de las calificaciones crediticias. Una cartera de exposiciones de
un banco ubicado en América Latina o en el Caribe tiene, por lo general, una menor calificación que
una similar para un banco ubicado en Estados Unidos.

En el cuadro 6 se muestran los requisitos de capital en función de las calificaciones de riesgo. Tales
requisitos se han estimado para la cartera comercial con y sin garantías y para la cartera minorista
con garantías hipotecarias.

Si consideramos que, para las economías latinoamericanas, por ejemplo, el promedio de la cartera
de un banco es BBB, notamos un importante aumento de los requisitos de capital al pasar del
enfoque estándar al IRB básico (prácticamente se duplica). Este fenómeno es aún más marcado si la
cartera es BB. Mediante este sencillo ejercicio podemos conjeturar que es muy posible que la
aplicación del IRB básico genere un importante aumento de capital en los países de América Latina
y el Caribe.
Efecto del Nuevo Acuerdo sobre la supervisión bancaria en América Latina y el Caribe

Indudablemente la adopción del Nuevo Acuerdo generará mayores responsabilidades y exigencias


más sofisticadas para los supervisores bancarios de todo el mundo.

Un aspecto relevante aquí es la implementación de estándares mínimos en los sistemas financieros


y el seguimiento que de éstos realizan los organismos multilaterales de crédito. Para el caso de la
banca, el estándar relevante son los Principios Básicos para una Supervisión Bancaria Efectiva del
Comité de Basilea, entre los cuales se incluye el establecimiento de requerimientos mínimos de
capital que, al menos para los bancos internacionalmente activos, no deben ser menores a los
establecidos por el CB.

En consecuencia, la adopción del Nuevo Acuerdo y su cumplimiento estarán sujetos no sólo a la


supervisión local, sino también a la de los supervisores del país de origen (para bancos
internacionales). De esta manera, el Nuevo Acuerdo promoverá una mayor coordinación y
colaboración con otros supervisores.

Niveles Globales de Capital con el Nuevo Acuerdo

En términos generales, de acuerdo con el Comité de Basilea, el Nuevo Acuerdo no pretende


aumentar los niveles globales de capital sino que busca una distribución más eficaz del capital entre
los bancos. En relación con el enfoque estándar, el CB establece de manera expresa que, sin
considerar el incremento que se daría por la exigencia de capitales mínimos para el riesgo operativo,
no desea producir, en promedio, un incremento neto o un decremento neto en los niveles actuales
de capital regulatorio.
En relación con los enfoques IRB, si bien el CB establece que su objetivo último es asegurar que el
nivel global de capital sea suficiente para dar soporte a los riesgos crediticios subyacentes, también
establece que con la utilización de los enfoques IRB desea producir un incentivo de capital en
relación con el enfoque estándar (v. g., el IRB fundamental podría producir una reducción en los
activos ponderados de 2% a 3%). A su vez, el IRB avanzado debería producir menores niveles de
capital que el fundamental.

Sin embargo, las propuestas de calibración señaladas en el Nuevo Acuerdo dificultan el


cumplimiento de estos propósitos. En abril de 2001 el CB desarrolló un segundo estudio de impacto
cuantitativo (Second Quantitative Impact Study, QIS 2) para contrastar en forma empírica los
resultados de aquellas. Para efectos del estudio el CB entrevistó 138 bancos de 25 países, 13 de
estos últimos miembros del CB (también llamados G -10) y 12 no miembros. Los resultados, que se
presentaron en el cuadro 3, se basan en la separación de los resultados en bancos de países del G -
10, bancos de países miembros de la Unión Europea (que incluye la información de los países que
también son miembros del CB) y “otros”. Asimismo, dentro de las categorías G 10 y UE se hace una
división entre bancos del Grupo 1 (bancos diversificados e internacionalmente activos con un capital
del tramo 1 de al menos $3.000 millones de euros) y bancos del Grupo 2 (bancos más pequeños o
especializados). Por último, de los 138 bancos entrevistados 127 proporcionaron información
completa sobre el enfoque estándar, 55 sobre el IRB fundamental y sólo 22 sobre el IRB avanzado.

Algunos resultados específicos para el enfoque estándar

Ya comentamos que, en general, para el enfoque estándar los aumentos en el capital requeridos se
deben básicamente a la inclusión de una nueva categoría de ponderación (150%) para exposiciones
de mayor riesgo y a los mayores cargos a algunas partidas de fuera del balance. La categoría “no
calificado”, que representa un 80% de la cartera, recibe la misma ponderación bajo el enfoque
actual, por lo que los incrementos de capital no son significativos.

Algunos resultados específicos para el enfoque IRB fundamental

De acuerdo con las cifras emanadas del QIS 2, es claro que el Nuevo Acuerdo requiere de ajustes
en la calibración para lograr los objetivos del CB señalados anteriormente en relación con los niveles
globales de capital para los riesgos crediticios. Sobre este punto, el CB ha expresado en un
comunicado reciente que anticipa la necesidad de ajustar la calibración básica del IRB fundamental.
Además, anticipa también la necesidad de modificar el tratamiento de capital de las exposiciones a
pequeñas y medianas empresas, lo que pudiera resultar en menores requerimientos de capital para
tales exposiciones.

Si bien el objetivo del CB es mantener los niveles globales de capital en los niveles previos, esto no
impedirá que se puedan producir cambios significativos en las carteras bancarias como resultado
del “consumo” de capital generado por los distintos tipos de exposiciones crediticias, como por
ejemplo, un incremento de la cartera minorista en detrimento de la cartera corporativa. El Nuevo
Acuerdo, en consecuencia, plantea interrogantes que tienen que ver con los efectos sobre la
competitividad dentro de la industria bancaria.

Efectos sobre la Competitividad de la Industria Bancaria

El Comité de Basilea (CB) no ha publicado estudios específicos sobre los efectos que el Nuevo
Acuerdo podría tener sobre la competitividad al dentro de la industria bancaria. No obstante, desde
el punto de vista cualitativo es posible distinguir y discutir los dos efectos posibles: discriminación
entre créditos de alta y de baja calidad y discriminación entre tipo de exposiciones (comercial o
minorista).

Discriminación entre Créditos de Alta Calidad y Baja Calidad

Una comparación entre los niveles de capital requerido bajo el enfoque estándar y bajo el IRB
fundamental. Para las exposiciones de mejor calidad/menor riesgo, los enfoques IRB generan un
ahorro en el capital requerido en comparación con el enfoque estándar. Al moverse hacia créditos
de menor calidad la situación anterior se invierte. Así, con los actuales parámetros de calibración,
se generan incentivos a los bancos más sofisticados (v. g., los que aparentemente podrían utilizar
IRB) para migrar o especializarse en créditos de alta calidad, y al mismo tiempo para que los bancos
menos sofisticados se queden con aquellos de menor calidad. De esta manera, se pueden inferir los
siguientes escenarios:

 Los incentivos para migrar hacia los enfoques IRB pueden no materializarse debido a: i) la
probable reducción en el rendimiento de los créditos de alta calidad como consecuencia de
la mayor competencia por éstos entre los bancos más sofisticados; ii) los altos costos de
desarrollar la tecnología IRB tanto para los bancos como para los supervisores; y, iii) el
menor capital requerido para los créditos de menor calidad bajo el enfoque estándar versus
los enfoques IRB.
 Los bancos que, en teoría, están mejor equipados para administrar los riesgos crediticios se
especializan en los créditos menos riesgosos. La situación inversa se presenta para los
bancos menos sofisticados.

 Una forma de compensar los mayores requerimientos de capital para exposiciones


crediticias de menor calidad sería el aumentar el rendimiento (v. g., aumentar las tasas de
interés) de tales exposiciones. A nivel de la industria bancaria, aquellos bancos con una baja
calificación o no calificados podrían enfrentar un encarecimiento en su fondeo, tanto a nivel
doméstico como internacional.

Eficiencia en la Industria Bancaria

En términos generales, dejando de lado los asuntos relacionados con la competencia, el Nuevo
Acuerdo parece ser un medio apropiado para incentivar una mayor eficiencia en la banca. Bajo el
Acuerdo de 1988 los bancos podrían presentar niveles idénticos de capital para carteras de activos
con niveles de riesgo totalmente distintos, en consecuencia el capital se asignaba en forma
ineficiente ya que no cumplía con el simple precepto de mayor capital a mayor riesgo.

El Nuevo Acuerdo pretende asignar el capital de acuerdo con el riesgo inherente de cada exposición,
es decir, la pérdida no esperada (unexpected loss, UL) individual. Así, este capital es un indicador
mucho más preciso del capital económico de un banco, que es utilizado para medir cuán atractivas
son las opciones de inversión bajo una perspectiva de rendimiento del capital ajustado por el riesgo
(risk adjusted return on capital, RAROC).

El uso del capital económico y el RAROC permite comparar en forma homogénea las estrategias
para seleccionar las más rentables (v. g., las más eficientes) y asignar el capital en consecuencia.
Desde el punto de vista de los accionistas y otros inversionistas de un banco, las medidas basadas
en el RAROC brindan mayor y mejor información sobre la eficiencia de la gestión.

Desde la perspectiva de los depositantes, representados por los supervisores respectivos, el capital
económico implica una menor exposición de los mismos a las quiebras de las entidades.

La discusión anterior también trae a la luz un segundo asunto relacionado con la eficiencia y que
tiene que ver con el uso interno que se le da al capital regulatorio. En general, las mediciones del
capital regulatorio bajo el Acuerdo de 1988 eran escasamente utilizadas por un banco fuera de su
relación con el supervisor. El esquema propuesto en el Nuevo Acuerdo, al menos para los enfoques
IRB, establece un vínculo directo entre las funciones de gestión de riesgos, toma de decisiones,
relación con los supervisores e información al mercado. Desde esta perspectiva, además de lograrse
ahorros operativos al evitar la duplicación de esfuerzos, la función de gestión de riesgos pierde la
connotación de función de control para ubicarse como una herramienta generadora de valor.

No obstante, el Nuevo Acuerdo tiene potencial para afectar en forma negativa la eficiencia del
sistema bancario en al menos dos aspectos. El primero tiene que ver con todo lo discutido en las
secciones anteriormente en relación con los efectos del Nuevo Acuerdo sobre la competencia al
interior de la industria bancaria y con otros intermediarios. La competencia tiene una relación
directa con los niveles de eficiencia y es una condición necesaria para esta última. Como ya se
comentó antes, la segmentación artificial del mercado de crédito que pudiera producirse a causa de
la modificación de los requerimientos relativos de capital para cada uno de éstos podría producir
diversas formas de barreras de entrada y obstáculos a la innovación.

El segundo aspecto se relaciona con un asunto ampliamente discutido y que tiene que ver con los
efectos de prociclicidad del Nuevo Acuerdo.

Las calificaciones de los riesgos crediticios son pro cíclicas ya que éstas disminuyen (v. g., empeora
la calificación a la calidad crediticia) cuando la economía entra en la parte baja del ciclo, por lo que
los acreditados enfrentan mayores dificultades (v. g., mayores costos) para obtener financiamiento
y el ciclo económico se amplía o se hace más intenso. Al relacionar una menor calificación crediticia
con mayores requerimientos de capital en tiempos de recesión, los bancos podrían enfrentar un
deterioro de sus indicadores de rentabilidad (ya sea el ROE o el RAROC) y/o una reducción de la
demanda por crédito más severos que los que en principio estarían justificados por la situación
económica.
Gestión del Riesgo de la Empresa frente al Riesgo Operativo

La gestión del riesgo tiene dos dimensiones: la preventiva y la correctiva. Preventivamente se deben:

1. Identificar los tipos de eventos que podrían ocurrir.


2. Estimar probabilidades de ocurrencia y valores de pérdida en caso de que ocurran.
3. Monitorear la evolución de estos riesgos en conjunto con la alta gerencia.

Con base en esta información, se puede estimar la evolución del valor en riesgo y se pueden priorizar
los esfuerzos para disminuir el riesgo de los tipos de eventos que más podrían afectar a la institución.
Este tipo de gestión requiere un equipo especializado y generar en la organización una cultura sobre
la importancia del manejo de este tipo de riesgo.

En los casos analizados, la gestión correctiva fue tan vital como la preventiva. El valor de las acciones
en bolsa fue castigado en menor grado en los casos en que hubo transparencia total sobre lo
sucedido y se tomaron las medidas consideradas necesarias desde el inicio.
El manejo del riesgo operativo es muy importante también en empresas no financieras. El tipo de
eventos de riesgo puede cambiar de sector en sector y de país en país. Sin embargo, las enseñanzas
aquí mencionadas sobre la gestión preventiva y correctiva del riesgo operativo son igualmente
válidas.

Objetivos de la Gestión del Riesgo Operacional

Analizando más en profundidad, se puede decir que los objetivos de la gestión del riesgo operacional
es asegurar la producción del producto o servicio mediante el uso eficaz de los recursos, a través de
la generación de medidas preventivas y de la evaluación del riesgo detectado. En el caso de
empresas que ofrecen un servicio continuo o un servicio futuro, como por ejemplo empresas de
generación de energía eléctrica, empresas de telecomunicaciones, empresas de distribución de gas
domiciliario, empresas de transporte, etc. la gestión del riesgo operacional está asociada a mantener
la continuidad y confiabilidad del servicio.

Por lo que se puede decir que los objetivos principales de la Gestión del Riesgo Operacional son,
entre otros:

 Proteger los activos de la organización.

 Garantizar el éxito de la operación y del servicio.

 Proteger a las personas y el medio ambiente.

 Proteger la viabilidad competitiva a largo plazo.

 Fomentar la gestión proactiva.

 Mejorar la eficacia y la eficiencia operativa.

 Agregar valor a los procesos y a los productos.

 Asignar los recursos para hacer frente a los riesgos con eficacia.

 Reducir al mínimo las pérdidas de explotación y despilfarro.

 Promover una cultura de gestión del riesgo que incremente el entendimiento, conciencia y
acción de las personas, e incluya también la promoción de la eficiencia y el control efectivo.
 Facilitar la identificación de nuevas oportunidades para las operaciones de la organización.
Identificación de Riesgos
Riesgo de Control
 Que los enfoques brinden incentivos reales en términos de reducciones en los niveles
requeridos de capital, lo cual podría resultar cierto sólo para la cartera de consumo o
hipotecaria, y no así para la cartera corporativa.

 Que los supervisores bancarios desarrollen los conocimientos y técnicas especializadas


necesarias para evaluar y validar los modelos internos desarrollados por los bancos.

 Que los supervisores bancarios proporcionen otros incentivos a la innovación (reducción en


los costos de la regulación para los bancos al vincular en mayor medida los sistemas internos
de los bancos con las exigencias del supervisor).

Riesgo Inherente

 El Nuevo Acuerdo pretende asignar el capital de acuerdo con el riesgo inherente de cada
exposición, es decir, la pérdida no esperada individual.

 Este capital es un indicador mucho más preciso del capital económico de un banco.

 Es utilizado para medir cuán atractivas son las opciones de inversión bajo una perspectiva
de rendimiento del capital ajustado por el riesgo.

 La instrumentación requiere un esfuerzo muy significativo de los sistemas financieros. Esta


exigencia constituye un desafío aun para los bancos más sofisticados radicados en países
desarrollados, donde se estima que la instrumentación de todos los cambios originados.

En promedio por institución, dependiendo de la complejidad del negocio de cada entidad.

Riesgo de Detección

Los incentivos para migrar hacia los enfoques pueden no materializarse debido a:

a) La probable reducción en el rendimiento de los créditos de alta calidad como consecuencia de


la mayor competencia por éstos entre los bancos más sofisticados.

b) Los altos costos de desarrollar la tecnología tanto para los bancos como para los supervisores.

c) El menor capital requerido para los créditos de menor calidad bajo el enfoque estándar versus
los enfoques.
 Los bancos que, en teoría, están mejor equipados para administrar los riesgos crediticios se
especializan en los créditos menos riesgosos la situación inversa se presenta para los
bancos menos sofisticados.
 Una forma de compensar los mayores requerimientos de capital para exposiciones
crediticias de menor calidad sería el aumentar el rendimiento de tales exposiciones a nivel
de la industria bancaria.

Conclusión

La implementación de un sistema de gestión de riesgos ofrece mayor efectividad en el cumplimiento


de los procesos y responsabilidades del personal de la empresa en la cual se aplica. Además de ser
un método definitivo para evaluar, controlar y divulgar información y capacitación para que la
organización pueda identificar, medir, examinar y monitorear el riesgo operativo constantemente.
Bibliografía

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en http://www.bde.es/webbde/es/secciones/informes/Publicaciones_an/Memoria_de_la_S
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pronunciado por José Manuel González-Páramo, miembro del Comité Ejecutivo del
BCE, Apuntes de actualidad, Conferencias Intereconomía, Madrid, 19 de noviembre.
 Bravo Mendoza, Oscar y Sánchez Celis Marleny. Gestión integral de riesgos. Bogotá, 2009

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