En la UCI de un hospital importante de la ciudad, se atienden pacientes con enfermedades
graves que requieren del cuidado permanente por parte del equipo médico las veinticuatro horas del día. Muchos de los pacientes con pocas posibilidades de mejorar, son sometidos a largos tratamientos que resultan costosos para los familiares y tediosos para el equipo médico a cargo. Debido al alto índice de pacientes con enfermedades graves en el último mes, se le pidió a Rosario, una de las enfermeras, cubrir unos turnos por falta de personal y le encargaron atender a tres de los seis pacientes que se encontraban en la sala A205, ahí ya se encontraba atendiendo su mejor amiga Laura. Entonces, eso significaba que cada una de ellas debía atender a tres pacientes. Al principio, con tantas cosas que había por realizar con cada uno de los pacientes, Rosario se concentró en sus tres “viejitos”, es así como ella los llamaba de cariño, sin advertir el trato que su amiga tenía con los suyos. A medida que pasaron los días Rosario observó que Laura era mucho más relajada con el tratamiento y el horario de los medicamentos que debía suministrarles a sus pacientes; al parecer ella no les hacía nada y se limitaba a anotar lo que en rigor corresponde en el cuaderno para la ronda de los médicos. Días después Rosario confirmó que efectivamente ella hacía lo mismo en cada turno así que decidió hablar con Laura y le preguntó por qué no atendía correctamente a sus pacientes y la respuesta de Laura fue una de esas que Rosario nunca se hubiera esperado. Respondió en tono burlón: “Amiga no te preocupes por eso, para qué nos vamos a desgastar si total estos viejos igual se van a morir”. Rosario no supo qué responderle a su amiga y la conversación terminó de manera incómoda, desde ese día Rosario se preocupó por los otros pacientes y en la medida que el tiempo se lo permitió comenzó a asumir también la responsabilidad de su amiga, lo que incluía cambiarlos de posición, asearlos, cambiarlos de ropa, entre muchos otros cuidados. Semanas después Rosario fue llamada por la enfermera jefa, alguien muy conocida por su mal temperamento. En dicha reunión se le comunicó, alzando la voz, a Rosario sobre su mal desempeño en UCI, ya que había descuidado a los tres pacientes que inicialmente se le habían designado, con ese reporte la enfermera jefa contaba con la potestad de inhabilitarla permanentemente para volver a dar ese servicio. En ese momento Rosario comprendió la situación, sabía lo que había hecho y no había marcha atrás. Sin embargo, se preguntó si era necesario contarle toda la verdad, a la jefa que acababa de gritarle, sobre el trato de su amiga y compañera Laura para con sus pacientes…