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Traducción
Katiliz94 Sandra289 Mariabluesky
Key Clcbea Soldadita
Angyyy Nessied Pelirroja
Agoss L.yanin931 Jem Carstairs
Alisson* Moonsdaughter Shadowhuntertrp
Nanami27 Fedee Black
Moderadora de Corrección
Nanami27
Corrección
Nanami27 Lucero
Pily YaninaPA
Mariabluesky Moonsdaughter
Marta_rg24
Diseño
Soldadita Pelirroja
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Sinopsis
En un intento desesperado por escapar de su inminente
ejecución, Sunny O'Donnell y Jack Kenner encuentran una manera de
salir del Hoyo, hacia un mundo que aún creían que era tóxico por la
radiación. Bajo el brillante sol por primera vez en sus vidas, no sólo
descubren que la Tierra se ha curado de la guerra nuclear, sino que hay
gente fuera del Domo.
Sunset Rising #2
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Capitulo 1
Observé sin hablar como un hombre corría hacia nosotros a rápida
velocidad. Vestido en ropas sucias y harapientas, demasiado grandes para
su estructura esquelética, señaló incontrolablemente detrás de él. Jack se
movió protectoramente delante de mí, pero el hombre nos pasó, también
gritándonos que corriéramos.
—Eso fue demasiado audaz —dijo Jack en una voz dura—. Sé que
fuimos compañeros de universidad Alex, pero eso no te da libertades. Me
hablarás con respeto.
Alex apartó la mirada rápidamente de mí y me erguí frente a Jack.
—¿Cómo de lejos está la base de aquí? —El tono de voz de Jack era
todo de negocios.
Se encogió de hombros.
—¿La cordillera?
—Sí, señor.
Esperé que Jack saliese con una excusa de por qué no podíamos ir
con ellos, por lo que estuve sorprendida cuando caminó con confianza
hacia Alex.
—General Powell, señor —dijo Jack en voz clara—. Veo que los
rumores de su enfermedad han sido enormemente exagerados.
—Todo es una treta, Jack. Eso es solo una historia cubierta por lo
que nadie en el Domo me extrañará mientras estoy aquí fuera —dijo el
General Powell, posando la mano entorno a la de Jack—. Estoy
sorprendido de verte, sin embargo.
—¿Etiquetada? —Preguntó.
El general asintió.
lo hizo.
—Admito que Dirk fue el cerebrito detrás de esto —dijo Powell
avergonzadamente. Redirigió la mirada a Alex—. Asigna a alguien para que
la lleve donde Doc.
—Es joven.
—No.
—Estás apoyada de tu lado izquierdo. ¿Por qué? —Se levantó de su
silla y caminó hacia mí. Instintivamente, protegí mi espalda magullada con
el brazo. Suavemente, me dio la vuelta y abrió la parte de atrás de mi
vestido.
—Así que son dos mentiras las que me has dicho. ¿Por qué? —
Preguntó.
supervivencia?
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—Perdimos nuestras mochilas de supervivencia en el río —le dije,
repitiendo la mentira de Jack. Fue un alivio no tener que pensar en una
nueva.
—¿Qué es eso?
—Parece que también tengo mis secretos. —Sacó la aguja. Una gota
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—¿Por qué?
oficiales.
—Señores. Está etiquetada. —Entonces bruscamente giró sobre sus
talones y se fue.
—Ríete todo lo que quieras, Alex, pero por lo que recuerdo fuiste tú
quien casi reprobó el entrenamiento de supervivencia en la Academia. Yo
saqué sobresaliente. No necesito un equipo —dijo Jack.
—Guau, parece que Hayley todavía siente algo por ti —dijo Alex.
—No, no lo hace.
—Sí, y felizmente según veo —dijo Alex, echando una mirada hacia
atrás, a mí.
—¿Qué quieres decir con por aquí? Hayley es la única oficial de sexo
femenino. —Alex se echó a reír—. Powell trató de asignarla a un puesto de
secretaria y ¡debiste haberla oído hablar! No le llevó mucho tiempo ceder a
sus demandas.
—Ya sabes, para que nadie te eche de menos en la Domo —dijo Alex.
Cuando Jack no respondió, continuó—: Muchos de nosotros vivimos aquí
oficialmente dentro de un nuevo entorno en el Domo, en el que se nos
expone a niveles bajos de radiación para ver lo bien que el cuerpo humano
puede tolerarlo. Y como ya sabes, Powell ha estado en cuarentena dentro
de su dormitorio con una misteriosa enfermedad por los últimos dos años.
Entonces, ¿qué historia te dieron?
—Genial —se rió Alex entre dientes—. Así que no esperas estar aquí
mucho tiempo.
—Solo el tiempo que se necesite para hacer el trabajo.
—Gracias.
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—Sí, señor.
—Sí, eso sería genial. Voy a tomar algunas fotos para llevárselas a
Leisel.
Alex nos llevó lejos de la calle principal de la ciudad hacia una calle
bordeada de casas. Éramos las únicas personas aquí, salvo por el
ocasional vehículo militar pasando. Las ventanas de las viviendas estaban
desnudas y era capaz de mirar a las habitaciones vacías. Era
extrañamente tranquilo después del bullicio de la ciudad.
Los dos hombres continuaron su charla socarrona, sin prestar
atención alguna a su entorno. Nunca había visto a Jack tan cómodo con
alguien antes. Pero de nuevo entonces, el único lugar en que alguna vez
realmente lo conocí fue en el Hoyo.
—En las chozas con todos los otros capitanes, justo donde estarías
si no fueras el heredero.
—¿Estás bien? ¿Qué hicieron? ¿Te duele? Hasta que tengamos fuera
la etiqueta, no te alejes de mi lado. Las vallas…
—No vas a creer esto, pero Doc es del Hoyo. Y tiene mucho más de
treinta y cinco.
Se encogió de hombros.
través de la cortina escarpada a los soldados que llegaban. Había dos: uno
asumió una posición en la parte delantera de la casa, mientras que el otro
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—¿Así que estás sugiriendo que me vaya? ¿Que salga por la puerta
principal, diga adiós a tú seguridad, y siga adelante?
—¡No! Quiero decir, sí. —Se alejó de mí y se frotó las palmas de las
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—En el segundo que envíe ese mensaje, los dos salimos de aquí.
Asentí.
—¿Y?
—¿Y? ¿Qué?
agitado por el esfuerzo de llevar el enorme equipaje. Con gran cuidado a fin
de no dejarlos caer, puso las maletas en el suelo.
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—Estoy bien. Es solo que va a ser una noche estresante para los
dos. —Me dio un rápido beso—. Tenemos que estar listos.
—No lo sé.
—Para una casa tan grande, estoy sorprendida de que solo haya un
dormitorio —le dije.
Sonreí.
—No, no lo necesitamos.
Asintió en acuerdo.
—No.
—Quítate la camisa.
—¿Cómo se siente?
—Está bien —dijo, sin apartar los ojos de mí—. ¿Qué es?
—Sí, pero no los voy a usar —le dije, al momento que sacó tres.
Rodé los ojos y elegí el que tenía más tela. Salió de la habitación, y
me dio privacidad para cambiarme. El vestido no era vulgar como el verde
que me había visto obligada a llevar en su despedida de soltero. Esto era
solo un vestido.
—El rosa es un buen color para usted, señora Kenner —dijo Jack
alegremente cuando salí del dormitorio. Estaba asegurando una pistola
alrededor de su muslo—. Resalta tu ardiente cabello. —Me guiñó un ojo.
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—Um... no sé cómo.
—Mi madre lo usaba todos los días, y mi novia... —la voz de Jack se
fue apagando—. Leisel llevaba una tonelada —dijo en su lugar—. Voy a
tratar de ponértelo.
—Dije que iba a probar. —Me condujo a una silla, cogió la bolsa de
maquillaje, y tomó algunas cosas. Tomó un poco de polvo rosado en un
gran pincel y vino hacia mí.
Barrió el pincel por una mejilla y luego la otra. Dando un paso atrás,
me estudiaba, y luego repitió el proceso.
—¿Qué?
—Me siento como que he sido engañada. Debiste haberme dicho que
apestaba.
—Leisel no tiene prisa por venir aquí —le dijo a Alex—. Está feliz con
todas las comodidades que tiene en el Domo. No hay nadie aquí para
arreglar su cabello y sus uñas.
Era ruidoso y solo había lugar para quedarse de pie. Las mesas
estaban llenas de soldados, todos bebiendo y comiendo. Un joven se
precipitó hacia nosotros cuando notó a Jack en la puerta.
—Allí estas, Jack. —Indicó a Jack para que ocupara el asiento vacío
a su lado.
gorra militar y pude ver que era bonita. Su cabello castaño caía en rizos
suaves alrededor de sus hombros, una cualidad femenina que parecía
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fuera de lugar con la mujer que Alex y Jack describieron. Me di cuenta que
llevaba maquillaje, impecablemente. Tal vez era un instinto para las
mujeres del Domo.
—Alrededor de dos mil, que no está mal teniendo en cuenta que solo
hemos estado aquí por un poco más de un año y medio. Obtener la
infraestructura instalada tomó la mayor parte de ese tiempo. Ya sabes,
carreteras, tuberías de alcantarillado, cables y cosas así. Las zanjas
tuvieron que ser excavadas y las tuberías y los cables tendidos bajo tierra,
aunque los pobretones hacen el trabajo sucio. Cada casa está equipada
con energía solar, pero necesitamos una fuente de energía de reserva para
los largos meses de invierno. Comenzamos la construcción de una presa
aquí. —Powell señaló en el mapa—. Así que debemos tener la energía
hidroeléctrica para cuando Holt abra las puertas.
—Dos mil viviendas en casi dos años, así que va a tomar... ¿qué,
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—Creería que para ahora, Jack, sabrías más sobre dejar escapar
secretos de estado en frente de todos.
—Con sus raciones reducidas y sin ningún lugar a donde ir, ¿cómo
crees que el Domo reaccionará cuando los pobretones ingratos
recompensen su hospitalidad con una revuelta?
—Debido a que los Kenner siempre han sido grandes defensores del
Hoyo —dijo Powell—. Recuerdo que fue su programa de esterilización lo
que salvó a los pobres del Sacrificio a una edad más temprana. Estoy un
poco sorprendido de que estés a bordo de los planes de Damien.
Powell asintió.
mi confianza.
Mi mundo entero se estaba desmoronando y Gaia no se veía ni
remotamente afectada. Tan pronto como la puerta cerró con un chasquido
detrás de nosotras, me giré hacia ella.
—Sip.
La mitad de mí estaba hirviendo con ira por cómo ella podía aceptar
lo que iba a pasar; la otra mitad de mí, vio su punto. Aun así, si todos en
el Hoyo hubieran tenido su actitud, nosotros nunca podríamos haber sido
capaces de crear la Alianza. Tomé una profunda y purificadora inhalación,
y la seguí hacia el bar.
—Bueno, tengo que decir que disfruté del premio —dijo Hayley
sugestivamente.
—Sunny... lo siento.
Abrí la boca para hablar, desafiando ese bulto, pero mis lágrimas
decidieron que era un buen momento para aparecer. Tiré mi brazo de su
agarre y me dirigí hacia el dormitorio.
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Nos miramos el uno al otro a través del cuarto. Jack fue el primero
en apartar la mirada.
Seguí mirándolo.
—¿Es por eso que estabas actuando tan nervioso antes de esta
noche? ¿Tenías miedo de que fuera a saber cómo eres realmente?
—Todos los días en las minas, trató de provocar una pelea. Cuando
no mordí el anzuelo, trataba de convencer a todos de que era una especie
de traidor que trabaja para la burgué, entonces ellos querrían matarme. Le
daré un crédito… nunca dijo ni una vez quién era yo. Pero eso era para tu
protección.
Asentí. ¿Cómo podría olvidarlo? Fue la noche que tuve que sentarme
con él porque podría haber tenido una conmoción cerebral, la noche que
realmente hablamos el uno al otro por primera vez. El resultado fue la
formación de la Alianza.
Necesitaba pararlo.
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¿Por qué no sabía nada de eso? ¿Nunca me molesté en preguntar
cómo era su vida en las minas? La verdad era que estaba demasiado
envuelta en mi propia miseria para siquiera considerar lo que estaba
pasando. Estaba demasiado preocupada por Summer y le echaba la culpa
por no ayudar lo suficiente. Estaba preocupada por mi papá y también
hice a Jack responsable del arresto. No me importaba lo que estaba
pasando. Solo me importaba si podía ayudar o no.
refrigerador.
Asentí.
Qué vida tan privilegiada había llevado para ser capaz de despertar a
un cocinero y demandarle comida. La imagen era un crudo contraste con
el Jack Kenner que había llegado a conocer en el Hoyo.
—¿No comerás?
Negó.
—Gracias.
—De nada.
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Todo lo él que tenía era una tostada, y estoy segura de que solo la
tenía para salvarme de comer sola. No me importaba. Tenía tanta hambre
que quería prescindir de los cubiertos, abrir la boca y vaciar la comida
directamente en el estómago. En cambio, me obligué a recoger mi tenedor.
Tomó cada pedacito de mi fuerza de voluntad no palear la comida. Cuando
se acabaron todos mis huevos y tostadas, miré las cosas rojas. Mi
estómago se sentía a punto de estallar, pero no quería dejar un pedazo
detrás.
—¿No te gusta?
—Pero no has comido mucho. Voy a hacer más huevos. —Se puso de
pie.
Asentí.
Se sentó de nuevo.
—Estoy escuchando.
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Respiró hondo.
—Como he dicho antes, mis padres defendieron el programa hace
quince años, cuando Holt quería bajar la edad del Sacrificio a treinta. Si
Holt hubiera tenido éxito significaba reunir a todas las personas entre las
edades de treinta y treinta y cinco y exterminarlos. Mis padres presentaron
el programa de esterilización como una forma de frenar el aumento de la
población en el Hoyo. Se las arreglaron para convencer a la mayoría de las
familias influyentes, lo que obligó a Holt adoptar el programa.
Jack hizo una pausa para mirarme, para ver cómo estaba tomando
la información.
—Sigue.
—Pero sabías que había problemas, así que, ¿por qué no tratar de
averiguar cuáles eran?
—Entonces, tu decisión era justa —dije—. ¿Hay algo más que deba
saber?
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—Podemos huir.
Asintió.
—Antes, dijiste que nuestra mejor opción para salvar el Hoyo era
estar aquí, así que, ¿por qué estás cambiando de idea ahora?
Las cosas habían sido mucho más fáciles entre nosotros en el Hoyo y solo
quería tener eso otra vez. Quería olvidarme de lo que había oído, olvidar
verlo con sus amigos... con Hayley.
Era difícil pensar mientras sus ojos azules miraban con tanta
atención a los míos.
—Oh.
Me levanté del taburete y recogí los platos que había utilizado para
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preparar la comida.
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importante. —Puso los platos y colgué mi toalla para que secara. Era difícil
ignorar la tensión entre nosotros, pero teníamos que superarlo—. ¿Todavía
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—¿Por qué no? Ya que estamos siendo tan honestos. —El sarcasmo
era inconfundible. Me dije que habían sido suficientes verdades habladas
por una noche.
—No importa.
Suspiró, exasperado.
Dudé, pero ya que no era una cuestión personal, decidí que era un
tema seguro.
—Recuerdo que Crystal dijo eso una vez, también. ¿Qué quiere decir
exactamente?
Holt discutir algún tipo de raza superior con Malcolm West. No escuché
toda la conversación, pero ahora que sé lo que está construyéndose en
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esta ciudad, estoy empezando a poner todo junto y Powell casi lo confirmó.
El plan de Holt es repoblar la Tierra con su raza superior, que solo incluye
a personas del Domo.
—Um... solo hay una habitación aquí. Ahora que hemos decidido
nada de cosas románticas, tal vez debería tomar el sofá. O dormir arriba.
—Los pijamas de los chicos no vienen con la parte superior. —Me dio
una mirada que decía que debía saber eso—. Por lo general no me pongo
nada. Los tops son para ti.
—Me quedaré por aquí —dije con más confianza de la que tenía.
Cerré la puerta del baño y abrí el grifo para dejar correr el agua tibia.
Antes de conocer a Jack, nunca habría desperdiciando el agua así. Se
había convertido en un placer culpable para mí. Entonces pensé en el río
que vimos antes de venir a esta ciudad y mi culpabilidad disminuyó. Aquí
afuera había un suministro interminable.
—¿Nerviosa? —Preguntó.
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—Estoy bien.
—¿En serio? —Metió la mano bajo la mesa y agarró mi pierna. No
me había dado cuenta de que la estaba balanceando de atrás hacia
adelante. Descrucé las piernas y puse firmemente ambos pies en el suelo—
. También estoy nervioso.
—Nunca dije que eras malísima. —Se inclinó y tomó una de mis
manos temblorosas en la suya. Sentí la tensión de su agarre—. Hemos
hecho un buen trabajo en ocultarnos de la vista hasta ahora. Podemos
hacerlo un poco más, ¿no?
Asentí.
Jack resopló.
—Genial.
—¿Qué?
Asentí.
Nuestro conductor salió del jeep. Había una mujer dirigiendo a los
otros, garantizando que se estaban metiendo en las colas adecuadas. Él
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—¿Discúlpame?
Gaia resopló.
—No hay supervisores burgué aquí, así que tienen que elegirlos de
entre la piscina de pobretones.
actuó, podría haber fácilmente pasado por un burgué si no fuera por las
gafas oscuras y la forma en que estaba vestida. ¿Estaba tan absorbida en
su posición de autoridad que no se daba cuenta de que seguía siendo una
esclava? Todo lo que tenía que hacer era echar un vistazo a donde ella
estaba viviendo… en un gallinero detrás de una enorme valla con un chip
en su garganta que podría matarla si alguna vez trataba de salir.
—Ya te contesté.
Miré a Gaia en busca de ayuda, pero ella cruzó los brazos sobre su
pecho y deliberadamente se quedó mirando Hazel.
—Gracias.
Nos llevaron lejos del corral, pasando varios edificios grandes muy
separados. Pude ver animales pastando en la hierba verde y campos de
plantas altas con las personas que trabajaban entre filas.
Finalmente, el camión giró en el camino de entrada de una de las
granjas y se detuvo junto a un pequeño edificio. Un soldado solitario
permaneciendo en guardia en la entrada metió su brazo en un pequeño
cobertizo y luego nos dejó pasar. No fuimos mucho más lejos antes de que
el camión se detuviera y dejara a todo el mundo salir. La mayoría de la
gente parecía saber adónde iban, pero yo no. Estuve dando vueltas,
buscando a alguien a cargo.
No podría haber tenido más de catorce años. Pensé que solo aquellos
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—Soy Sunny.
—Acabo de salir afuera esta mañana, tonta. Pero trato de salir cada
mañana.
—He vivido toda mi vida en el interior del Domo —dijo. Negué con la
cabeza. Esta conversación iba en un círculo. Ahuecó sus manos alrededor
de su boca y gritó—: ¡Ben! —El hombre al que me conducía miró en
nuestra dirección—. Tenemos una nueva.
—Soy Sunny.
Miré a Abby con una sonrisa indulgente. Como Summer diría, era
una fanática. Pero me agradaba y no pensaba que fuera una amenaza para
mi identidad.
—Jack Kenner.
—No lo creo.
—Eso es un alivio. No estoy diciendo que las cosas sean buenas bajo
el mando del General Powell, pero estoy diciendo que podrían ser mucho
peores.
—Definitivamente no es el Hoyo.
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—Lily O'Donnell.
El tractor no era tan fácil como Opal lo hacía ver. Conducirlo era
bastante difícil, pero la coordinación de la conducción y el funcionamiento
de la pala al mismo tiempo era complicado. Hizo todo lo posible para
ayudarme a empezar, pero otros trabajadores agrícolas estaban tratando
de meterse en su tractor y tuvo que irse.
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—¡Eres tan joven! ¿Qué te trae por aquí? —Preguntó una de las
mujeres.
—¿Jack Kenner está aquí fuera? ¿Por qué? —Preguntó la otra, una
nota de miedo en su voz.
Me senté.
—Me dijo que hay un problema con las computadoras y está aquí
para arreglarlo —mentí. La otra mujer aún me miraba con desprecio. Traté
de lucir triste para su beneficio—. Nunca quise ser elegida para ese tipo
de… trabajo. Mi mamá me enseñó a teñirme el cabello de negro y usar
ropa suelta para que nadie me fuera a escoger. Pero creo que tengo suerte
que llegué a salir con él. Nunca pensé que sentiría la brisa en mi rostro o
vería el cielo azul en mi vida.
—Además, ¿quién sabe lo que hay ahí fuera? —Dijo Ruby, barriendo
una mano hacia las montañas—. Tuvieron que poner una cerca de
alambre alrededor de los corrales para mantener a los animales fuera. Los
osos son enormes y les gusta el olor de la comida.
Mis ojos se desviaron hacia las montañas y por primera vez desde
que salí del Domo, me pregunté qué había allí afuera. Jack y yo habíamos
visto huellas de animales en el bosque, así que obviamente había criaturas
viviendo en la Tierra. ¿Eran simpáticos animales? ¿O devoradores de
hombres?
—No. Quiero decir que hay lucha real. Hubo una batalla.
Ruby puso una mano sobre su boca y me tocó el brazo con la otra.
—Gracias —dije.
—Haz eso, Abby. Estoy segura que te extrañan mucho —dijo Opal
suavemente. Ajena, Abby saltó lejos. Tan pronto como se había ido, Opal
golpeó la pierna de Violet—. No puedo creer que te rieras de esa pobre
chica.
—No ha estado mucho tiempo aquí fuera. ¿Unos pocos días, tal vez?
Alguien me dijo que perdió a toda su familia. No estoy segura de si era una
bendición o una tortura dejarla venir aquí en vez de Sacrificarla. Todavía
está en negación, pobrecita —dijo Opal.
Era imposible ocultar mi rostro de sorpresa.
Mi corazón estaba con Abby. Toda esta guerra era una injusticia. Los
términos del tratado eran claros, cuando el mundo finalmente estuviera a
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salvo para habitar, seríamos libres. Habíamos pagado nuestras deudas. No
le debíamos nada más a la burgué.
—¿Cuál es?
—Estiércol de animal. Aunque no huele tan mal esta vez, así que no
es pollo. Es probablemente vaca o caballo —dijo.
De repente tuve ganas de estar con él, ver por mí misma que estaba
bien. Mirando a mi alrededor, traté de averiguar qué hora era. Pero esto no
era el Hoyo, no había relojes colgados en las paredes. No tenía idea cuánto
tiempo pasó hasta la hora de salida.
—No me sigan.
—Casi perdí el control cuando el jeep llegó de vuelta solo con Gaia, y
eso fue hace horas, Sunny —dijo—. ¿Por qué eras la única que no estaba
donde ella suponía estuviera y… oh, Dios mío, qué es ese olor? —Puso una
mano sobre su nariz.
Olí.
Relajó su postura.
—No sé las reglas de ser una amante, Jack. Nunca he sido una
antes y no hay nadie aquí que me enseñe —dije a la defensiva—. Y les dije
a todos que al señor Kenner le gusta que tenga un cuerpo en forma y no le
molestaría que fuera a casa oliendo a popó.
Me reí.
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—Él va a tener que acostumbrarse a ello, porque estoy esperando
probar en una granja diferente mañana si me dejan. —Él frunció la nariz—
. ¿Es esa la razón por la que había tantos soldados en el corral? ¿Ibas a
enviar un equipo de búsqueda por mí? —El pensamiento me hizo feliz.
—Cuando les doy una orden como esa, tienen dos opciones;
ignorarme y sufrir cualquier consecuencia que yo dicte, u obedecerme y
sufrir las consecuencias que Powell inflija. Leisel solía jugar con sus
guardias así todo el tiempo. De todos modos, podrían reconsiderar su
elección y venirme a buscar, así que mejor apurémonos.
Sacó su pistola y pasó por todas las partes conmigo, dónde estaba la
seguridad y cómo manipularla, cómo recargarla y, a continuación, cómo
encajarla con un silenciador. A continuación, se puso de pie detrás de mí,
puso el arma en mis manos y me enseñó a apuntar.
Sus manos guiaron a las mías alrededor del cañón frío de la pistola,
posicionando mi dedo en el gatillo. Jalamos el gatillo, el arma disparó,
parte del tronco se hizo añicos. El impacto del disparo de la pistola
retumbó hasta mis brazos.
—Funciona con ambos, con energía solar como con gas. Puede
funcionar a una velocidad más rápida utilizando solo gas, pero hace
mucho ruido. Todavía puedes obtener una velocidad decente utilizando
energía solar, y es silenciosa. Usaremos solo solar ahora. —Me mostró
cómo configurarlo para solar y encender la motocicleta—. Ahora, el
acelerador y el embrague —dijo, facilitando la motocicleta hacia delante—.
Inténtalo.
—Vaya —dije.
—Es por eso que quería que te detuvieras… para que vieras lo que
sucede cuando la motocicleta no está en movimiento. Está bien, llévame
por otro paseo.
—¡Esto es divertido!
Él sonrió ampliamente.
—Lo sé.
Más que lista. Esta vez, cuando encendí la motocicleta solo dudó un
poco antes de despegar. Cambié los engranajes y fuimos rápidamente. Por
delante de nosotros estaba una colina e aumenté nuestra velocidad. Pero a
medida que subíamos, vi algo en el camino. Sorprendida, tiré la
motocicleta bruscamente hacia un lado. La rueda delantera se sacudió
fuera de control y se aferró a las asas estrechas. Vi la roca que sobresalía
del suelo, pero no pude evitarlo.
—Sí. ¿Y tú?
Busqué en la zona para ver dónde estaba. Fue entonces cuando los
vi.
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Jack se veía tan cansado y ojeroso como me sentía yo. Puso ambas
manos sobre su cara y se cubrió los ojos por un momento antes de
alejarlas.
—No creo que esas personas sean bárbaros, Jack, no más de lo que
creo que sean peligrosos.
—Hay una cosa de la que estoy seguro… no son tan peligrosos como
lo somos nosotros. Quiero decir, es increíble descubrir que los seres
humanos no solo sobrevivieran el holocausto, sino que están empezando a
reconstruir la civilización. Trescientos años esforzándose por sobrevivir y el
Domo va de camino a un enfrentamiento para acabar con todo.
con su raza superior. Así que, ¿de verdad crees que va a tolerar la
posibilidad de que las líneas de sangre puedan mezclarse con las personas
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Jack se frotó las palmas de las manos contra sus ojos cerrados.
Estaba empezando a temer que estuviera a punto de perder el control. La
idea asustaba un poco, ya que me consideraba la más débil de los dos. Lo
necesitaba para no perder la cabeza.
—Siéntate aquí.
Frunció su ceño
—¿Por qué?
—Solo siéntate.
—¿Deberíamos qué?
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—Aun así, voy a ir con calma por ti. No me gustaría que trabajes en
exceso después de haber rastrillado excrementos todo el día.
—Por no hablar de cocinar y servirte toda la noche —le dije con una
sonrisa.
Se puso de pie recto, levantó una pierna, y dio un paso atrás, luego
se agachó trayendo sus brazos hacia atrás. Lo seguí.
—Lo siento por la forma en que las cosas tienen que ser aquí.
—No, no lo es. Bueno, supongo que debo ser honesto acerca de ella
también, en caso de que me arrincone y quiera hablar. Puede que
hayamos tenido… relaciones.
—Y no la rechazaste.
Se encogió de hombros.
El crepúsculo de la puesta del sol entraba por las ventanas. Rodé los
ojos en una expresión graciosa. Si no podía ver, realmente estaba ciego.
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izquierdo hacia él, pero seguí adelante con mi derecha en su lugar. Agarró
mi puño derecho y torció mi brazo, por lo que me incliné hacia adelante
para aliviar el dolor que causaba. Me dejó ir.
—Sin piedad.
—Tu nariz no está rota. Siéntate y pon la cabeza hacia atrás. —Lo
guié hasta el sofá y suavemente empujé su cabeza contra el apoyo. Hizo
una mueca cuando apliqué un poco de presión.
Me encogí de hombros.
—Lo tengo.
fibra óptica enterrados bajo tierra. Hoy he enviado una orden para que el
cable sea desenterrado y verificado de extremo a extremo por si estuviese
roto. El cable está encerrado en una carcasa blindada, por lo que dudo que
encontremos algo.
Jack asintió.
—No, no lo hice. Una costilla rota duele mucho más que esto.
—¿Eso duele?
—Te eché de menos también, pero tal vez si las cosas fueran
diferentes.
—¿Terapéutica? —Pregunté.
—Sí.
—¿Necesitas más?
No lo tuve que mirar para saber que sonreía. Cuando nos acercamos
a la cama, me sujetó por la cintura y me tiró a la cama con él.
contenidos.
—¿Todavía piensas en mí como uno de ellos, verdad? —Preguntó.
—No. No más. —Mi mano viajó de su pecho para tocar sus labios.
Las palabras “Te amo” se asomaron a mi lengua... pero nos las dejaría
escurrirse de ella.
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Capitulo 10
Los rayos del sol resplandecieron en el techo descubierto del jeep. La
temperatura estaba notablemente más caliente de lo que había estado
desde que dejé el Domo. Miré a Gaia por el rabillo de mi ojo. Un brillo de
sudor relucía en su frente. Ella no notaba realmente mi presencia. Me
pregunté si era su carácter natural o si estaba dirigido hacia mí.
—Está bien.
Gaia estaba parada sola, el jeep se había ido. Hazel me guió hacia
ella y nos señaló que la siguiéramos.
Gaia no respondió.
—Nop —dije.
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Gaia cubrió sus ojos con sus manos. No estaba segura de qué hacer,
pero no podía quedarme ahí y no hacer nada.
Dejó caer sus manos lejos de sus ojos. Estaban húmedos con
lágrimas.
—Lo sé, pero no entiendo por qué estás molesta si no quieres… —Me
detuve antes de decir rebelarte ya que había prometido no habla sobre eso
de nuevo.
una violación directa al trato. ¡Nosotros habíamos hecho más que pagar su
precio y no les debíamos nada! A Kal no le tomó mucho para hacer que
todos enloquecieran, porque sabíamos que estaba mal. Nosotros no
íbamos a simplemente aceptar quedarnos como esclavos. —Esnifando, ella
frotó su nariz contra su brazo. Sus labios estaban apretados en una línea
fina—. Ahí es cuando ellos vinieron con la idea de la cacería, y Kal fue uno
de los primeros en ser enviado allí. Otro corral estaba construido y los
hombres y mujeres fueron separados. ¿Y cuál fue mi castigo por todo esto?
—Alzó el cuchillo y lo llevó hacia la tabla de madera. Salté hacia atrás,
insegura de qué otra cosa quería hacer con el cuchillo—. El general me
reclamó para él mismo. Dijo que necesitaba ser domada. Y lo dejé.
—No sé qué decir, Gaia, aparte de que estoy realmente apenada por
lo que tuviste que pasar.
—¿En serio?
—Piensas que soy una tonta por pensar que Kal sigue vivo. —Volteó
la tortilla. Estaba comenzando a verse considerablemente más marrón—.
Han sido al menos dos años desde que fue enviado allí. Pero él es un
hombre inteligente. El más inteligente que conozco. Y… —Se detuvo, sus
ojos aguándose de nuevo—. Y sabría si se hubiese ido de este mundo. Mi
corazón lo sentiría. —Su respiración se detuvo con un sollozo. La rabia se
había esfumado de su cara, reemplazada con una triste mirada de
esperanza. No era una expresión extraña. Esperanza y decepción eran
compañeros frecuentes en el Hoyo.
—Eso es todo.
Gaia asintió.
Asentí.
—El Sr. Kenner estará muy satisfecho cuando le haga tortilla y café
mañana por la mañana.
—¿Dónde vas?
—Tú no…
chofer hacia mí. Decidí que debía haber un error y estiré la mano hacia la
puerta.
—¿Eres sorda? Tú no. —Su voz era más alta, captando la atención
de cualquiera que estuviese cerca.
—¿Yo? —Pregunté.
Él asintió.
Tenía una vista clara a las puertas, así que me quede donde estaba,
esperándolo. Camiones llenos de trabajadores de campo entraron, y los
trabajadores bajaron. Uno por uno, los camiones vinieron y se fueron.
Pronto no había más.
La idea se arrastró por mi mente, de que tal vez no pudo venir. Tal
vez el general había descubierto todo sobre él. ¿Estaba en custodia en este
momento? ¿Siendo arrastrado de nuevo al Domo para enfrentar al
Presidente Holt? Pero si sabían de él, sabrían también acerca de mí. Ellos
no dejarían que solo me quedara aquí. Ellos me iban a matar… o a
arrastrarme de regreso para enfrentar al Holt, también.
—Oh, no creo que vaya a pasar la noche. Creo que al Señor Kenner
solo se le está haciendo tarde.
Hazel resopló.
—Sí, claro que lo está. —Ella tendió la ropa de cama para mí—.
Mientras esperas también podrías ponerte cómoda. Hay literas disponibles
en el Bloque C. —Hizo un gesto a un edificio, una réplica exacta de cada
edificio del recinto, a excepción de la gran C en el lado.
cara y fui por el camino estrecho de literas en busca de una cama vacía.
Encontré una a un par de filas.
Página
Desplegando la manta, hice la cama, alisando cada arruga en un
intento por parecer ocupada. No quería que supieran que podía oír sus
susurros.
—¿Por qué tan triste? —Dijo Opal, tomando la silla junto a mí. Dejó
el plato delante de mí y me di cuenta de que su comida estaba a medio
comer—. Creía que estarías esperando tener una noche lejos de tu burgué.
No le creí.
—¿Cómo qué?
—No lo sé. Es por eso que te pregunto. —Si algo había sucedido,
merecía saberlo. Ella no tenía derecho a dejarme fuera de lo que estaba
pasando.
—No estés tan sorprendida. Nos ayudamos los unos a los otros y no
hay nada malo en eso —dijo, a la defensiva.
—¿En serio? —Preguntó sorprendida—. Son las únicas aquí, así que
107
Quería decirle que Jack Kenner querría escuchar. Quería decirle que
la Alianza estaba formada y que sólo necesitábamos llegar a ellos. Pero
apenas confiaba en mí lo suficiente como para delatarlos por ayudar a los
hombres de la cordillera. Era dudoso que confiaran en mí lo suficiente
como para llevarlos a una revuelta.
—Lily O´Donnell
Opal asintió.
Mi corazón se hundió.
—Gracias.
aseo. Tras vagar alrededor del recinto, finalmente encontré las cabinas de
duchas. El sol estaba a punto de desaparecer en este día y aún no había
señales de Jack. Algo debía haber pasado. Él no me dejaría aquí.
Página
En el momento en que terminé la ducha, estaba oscuro. Mis
quemaduras del sol todavía estaban sensibles, así que me di unos
golpecitos secos muy suavemente. Luego me vestí, coloqué las gafas de sol
en mi cabeza, y volví al Bloque C. Era mucho más concurrido y ruidoso, ya
que los residentes estaban todos reunidos en las camas. Al pasar a un
grupo de mujeres que hablaban reconocí a la mujer de cabello oscuro con
mechas rubias.
—Opal dijo que habló contigo acerca de… lo que sucede aquí en la
noche.
—Estoy hambriento.
Página
—Es Sunny O´Donnell. Opal dice que podemos confiar en ella —dijo
Goldie.
—Sé lo que vas a decir, pero Opal aseguró que podemos confiar en
ella. Y trajo noticias del Hoyo… ¿no es así, Sunny?
Era mi madre.
110
Página
Capitulo 12
Una oleada de pura adrenalina me atravesó, convirtiendo mis
rodillas en agua. ¡Mi madre estaba viva! Obligando a mis miembros
debilitados a moverse, corrí a sus brazos extendidos y me envolvió en un
fuerte abrazo.
Una vez, cuando tenía solo cinco años de edad, mi madre fue
enviada arriba al Domo a trabajar por lo que dijo sería una semana. En
aquel entonces, solo podía verla pasar y tratar de ser tan valiente como me
pidió que fuera. Esa semana se extendió en dos. Era la primera vez que el
interés de mi padre en la vida comenzó a decaer; o tal vez era solo la
primera vez que me di cuenta. En cualquier caso, tuve que prepararme
para la escuela y hacer mi propio camino a la sala común para las
comidas. Habría comido sola todas las noches también, excepto que mi
nueva mejor amiga, Summer, siempre me pidió sentarme con su familia.
La Sra. Nazeem me tomó como si fuera su propia hija y se convirtió en mi
nueva familia. Pronto comencé a temer ir a casa cada noche, donde estaba
un padre enfermo y nadie más para darle el abrazo de las buenas noches.
Cuando la ausencia de Mamá se extendió en tres semanas, empecé a
perder la esperanza de que alguna vez fuera a volver. No sabía cómo cuidar
de mi padre y me sentí culpable por no querer hacerlo. Y fue cuando el
agarre solitario del abandono amenazó con consumirme, que mi madre
entró por la puerta. Ella llegó a casa. Puso todo en el lugar correcto.
Quería decirle que no había crecido. Que todavía era esa niña de
cinco años, apenas arañando la vida sin su madre para guiarla.
—Han pasado tantas cosas desde que te fuiste. —Me mordí el labio
inferior para evitar que temblara.
—Alguien llamada Opal, me dijo que había una joven de cabello rojo
aquí que se parecía a mí. No lo podía creer, ¡pero es cierto! —Me abrazó
Página
—Lo siento, cariño. Nunca quise esa vida para ti. Dios sabe que
intenté protegerte de ello. ¿Al menos él te trata bien?
Asentí con la cabeza, con miedo de hablar. Por alguna razón, los ojos
de mi madre me dieron ganas de hacer derramar mis ojos en lágrimas
mientras me abrazaba fuertemente.
hizo tirar hacia atrás para mirarla—. Si solo hubiera matado a ese hombre
cuando tuve la oportunidad.
Página
Yo no era la única que parecía sorprendida. Su declaración
sorprendió a todos en la sala.
—Tenemos que sacarlos —dijo Goldie—. ¿Qué hay con las puertas
por las que nos sacaron? ¿No podemos abrirlas?
—El Domo es una fortaleza. Nadie puede entrar —dijo mi madre. Eso
era exactamente lo que había dicho Jack. Pero ¿cómo es que ella lo sabía?
—Yo podría ser capaz de ayudar con eso —dije. Toda la atención
estaba sobre mí. No quería decirles que Jack era parte del plan. Perdería
su confianza. Y ni siquiera estaba segura de si todavía él era parte del
plan, o si estaba en custodia—. El Capitán Kenner está aquí para arreglar
las comunicaciones y yo podría ser capaz de obtener acceso a su
computadora cuando esté en la ducha o algo así.
Por supuesto que no sabía cómo usar una computadora. Nadie del
Hoyo lo hacía. Pero no creo que ellos estuvieran dispuestos a escuchar que
Jack era un aliado.
—Sí.
—Ya dijo que va a tratar. Voy a trabajar en los detalles con ella y se
los haré saber. Mientras tanto, traten de encontrar una manera de entrar
en el Domo. —Volvió su atención hacia mí—. ¿Dónde está tu litera?
Mi madre siempre fue una mujer que se hacía cargo, pero estaba
siendo particularmente espectacular esta noche. Nadie la cuestionó
114
—Has pasado por mucho para ser tan joven, y estoy orgullosa de ti.
Te pusiste de pie por lo que creías y eso toma muchas agallas. Me gustaría
haber sido más como tú cuando tenía tu edad.
—¿Por qué?
—¿Cómo?
—Oportunidades perdidas. —¿Estaba deliberadamente siendo
evasiva? Quería presionar el asunto, pero cambió de tema—. Estás
enamorada de él, ¿no? —Preguntó en voz baja.
—¿Importa?
—Sí, lo hace. Porque no importa cuán bueno creas que es, él sigue
siendo un burgué y no se puede confiar en él.
—Te equivocas. Jack Kenner ha hecho más por el Hoyo que nadie
que conozca. —Mi voz se atrapó en un sollozo—. Y estoy tan asustada de
que ellos puedan tenerlo.
Alguien tosió desde unas pocas camas lejos y me alarmé por lo bien
que llegó el sonido. ¿Podrían haber escuchado mi historia? Entonces, ¿qué
si lo habían hecho? No me importaba más. Si Jack había sido detenido, yo
era la siguiente.
clara.
Mi corazón latía con fuerza. Esto fue todo. Jack había sido detenido
Página
Necesitaba reasegurarle eso, que aunque este fuera el fin para mí,
era lo suficientemente fuerte para enfrentarlo.
—Me pone los pelos de punta conducir por aquí en la noche —dijo el
que estaba en el asiento del pasajero—. ¿Qué pasa si los bárbaros nos
están viendo? Podrían estar ahí, en los árboles, con las flechas apuntando
hacia nosotros.
117
—No quise beber —dijo—. Ayer por la noche tenían una fiesta
sorpresa planeada para mí, pero terminé yendo al comedor, así que esta
noche ellos no estaban tomando ningún riesgo. Alex y algunos de los otros
chicos se presentaron en el trabajo y me sacaron de allí. Y había estado
tan cerca de descifrar el sistema de etiquetado cuando me llevaron.
—¿Puedes apagarlo?
—A mí también me asusto.
Sonrió.
Bajó sus labios a los míos y me besó. Empezó como un suave beso,
120
—Se nos hizo muy tarde. ¡Levántate! —Abrió la puerta del armario y
sacó su uniforme.
Parecía que Jack iba a desnudarse aquí mismo, delante de mí, pero
se apresuró al baño. Me cambié, aseé y acomodé mi cabello hacia atrás en
un tiempo récord. Cuando salí, él no estaba allí.
Fui en su busca.
—¿Jack?
vamos de aquí.
El alivio me inundo. No quería una repetición de anoche.
Se encogió de hombros.
Otro gran estruendo en la puerta nos recordó que era tarde. Tomé
unos tragos de mi batido de proteínas, y Jack bebió del de él. Justo antes
de abrir la puerta, envolvió sus brazos alrededor de mí y besó la parte
superior de mi cabeza.
—Parece que tenemos dos voluntarios más. Vamos, denles una pala.
Alguien nos dio a Gaia y a mí una pala con un borde plano y nos
señaló hacia donde debíamos empezar a cavar. La mayoría de los
cavadores eran hombres, aunque vi a unas cuantas mujeres que
trabajando en la línea. Soldados armados estaban por todas partes,
caminando y observando. Esto tenía un ambiente familiar. Esto se sentía
como el Hoyo.
Gaia posicionó la pala recta y saltó sobre ella con los dos pies. Entró
en la tierra solo un poco más hondo y se tambaleó por un momento antes
de que se inclinara. Incapaz de mantener el equilibrio, cayó al suelo.
Sonreí en su intento fallido. Unos pocos soldados estaban muriéndose de
123
la risa.
—Y una vez más tengo que darte las gracias por un día precioso.
Ella hundió su pala en el suelo otra vez, pero se detuvo para darme
una mirada furiosa.
Asentí con la cabeza. Esta no era información que Gaia debía saber.
Solo esperaba que no hubiera oído el “Sra. Kenner”.
—Me dijo que te escuchó decirle a tu mamá que Jack Kenner estaba
trabajando para nuestro lado. ¿Eso también es verdad?
—Eso que no creo que estés casada con Jack Kenner y que los dos
van a liberarnos. Sus delirios van a dejarnos a todos nosotros muertos.
—Menos eso. Si alguno pone una mano sobre mí, Powell lo mataría.
Tenía la esperanza de que tuviera razón.
—Se trata de un cable. Puesto que son inútiles con una pala, su
trabajo es encontrar cables expuestos y examinarlos por si tienen alguna
rotura.
Nos quedamos un poco por delante del resto del grupo, pero estaban
poniéndose al corriente. Jack probablemente todavía estaba en el trabajo.
¿Si me iba ahora y las noticias de mi escape llegaban al general Powell, eso
evitaría que Jack fuera capaz de salir? Tal vez era demasiado pronto para
correr. O tal vez esta era mi única oportunidad.
—No lo sé...
—Va a estar bien —dije. Eché un vistazo a los soldados. Ellos no nos
estaban prestando atención.
—¿Crees que puedes hablar conmigo de esa manera solo porque eres
la puta de uno de los peces gordos? —Exigió Rick—. Tal vez necesitas
aprender que no eres nada más que una pobretona.
—Hiciste algo.
Mis piernas se sentían débiles, pero me las arreglé para saltar hacia
abajo sobre el pavimento. Jack se movió a mi lado y mientras lo hacía, vi
su mano desenganchar la funda de su pistola. Desde detrás de la
seguridad de mis gafas oscuras, miré al general y al guardia para ver si se
dieron cuenta. No lo hicieron.
—No, señor.
se pusieron firmes.
—¿Quién está a cargo? —Preguntó el general Powell.
—¡Sí, señor!
El general asintió.
—Gracias.
Página
Jack se puso de pie en alto, cuadró los hombros, y miró hacia abajo
a Powell.
Parpadeé.
—Vamos.
Con calma caminando por entre los edificios, hicimos una línea
directa a la motocicleta. Toda una milicia estaba rodeando el centro
médico. Cuando nos acercamos al vehículo, Jack me empujó hacia el
Página
asiento.
Alguien gritó:
—¡Deténganlos!
—Así que los bárbaros tienen armas —dijo. Su voz sonaba un poco
apagada. También, me di cuenta de que su rostro se estaba poniendo
resbaladizo por el sudor.
—Estoy bien.
—Para la motocicleta.
Los árboles eran gruesos y no había vías visibles. Esa era una buena
señal. Significaba que no había ningún ser humano rastreando por aquí.
Mientras me adentraba más en el bosque, el sonido lejano del grupo de
búsqueda se desvaneció.
Fue un poco difícil subir para llegar a la grieta, pero me levanté con
facilidad. No estaba segura de si Jack sería capaz de hacerlo. La grieta era
larga, pero mientras me deslicé dentro esta se abrió en un espacio más
grande. La grieta en el afloramiento continuó más allá de la cueva y lo
137
El pánico brotó y luché para mantenerlo a raya. Con cada paso que
daba, perdía más sangre. Presioné mi mano contra la herida, tratando de
detener el flujo.
—Tengo que pedir ayuda, Jack. Esto está más allá de mí. Debemos
volver.
—Sé que lo has hecho —dijo con una voz sobria—. Y te mereces algo
mejor. —Su mano se enganchó en mi hombro y me atrajo hacia él.
Me resistí.
Sonreí.
sonrisa se hizo un poco más fuerte. Las lágrimas nublaron mis ojos.
Furiosa, las parpadeé—. Realmente arruiné este momento, Jack. No
debería haberme involucrado. Debí haberme mantenido…
Página
Jack hizo lo que le pedí con mi ayuda. La bala había entrado por su
lado inferior izquierdo. Un poco más y habría golpeado a su cinturón, lo
que podría haberlo salvado de la lesión. El agujero de la bala seguía
sangrando, pero no tanto como lo estaba con el esfuerzo de subir aquí.
Solo había una herida, lo que claramente significaba que la bala todavía
estaba dentro. No sabía cómo sacarla. Necesitaba ayuda.
—¿Qué quieres?
—Tú ayuda.
—¿Estás herida?
Él me miró
—Sí —chillé.
—¿Dónde?
—Por aquí.
—¿Qué haces?
Página
—Interpretando su ADN.
— ¿Por qué? —No teníamos tiempo que perder.
—¿Qué es la nanotecnología?
—¿Es seguro?
Él se encoge de hombros.
—El otro está herido —dijo el doctor—. Ella entró y amenazó con
matarme si no le daba los suministros médicos para él.
Él se rió.
Dejó caer su arma a un lado dio un paso más cerca. Mientras lo veía
estirarse por mi arma, una imagen de Jack yaciendo en el suelo de la
cueva, sangrando hasta la muerte parpadeó en mi cabeza. Si me
atrapaban, sería el final para él. No podía dejar que esto sucediera.
No hubo respuesta.
Por un momento, lo único que pude hacer fue mirar hacia Doc,
completamente asombrada por su comportamiento.
Di un paso hacia atrás, lista para correr. Doc me vio e hizo un gesto
para que me detuviera. Se dirigió a un armario, sacó una jeringuilla, y la
llenó.
—Debido a que los bárbaros son maestros del camuflaje. Creo que lo
que realmente quieres saber es el por qué nosotros podemos verlos. —
149
—La última cosa que tienes que hacer es inyectarle esto cerca del
sitio de la herida.
directamente en una vena a través de una aguja o tubo (catéter) que se inserta en la vena,
permitiendo el acceso inmediato al torrente sanguíneo para suministrar líquidos y
medicamentos.
Capitulo 16
Seguí las marcas que hice para mí con facilidad y me asusté. Sabía
que sería inteligente borrarlas ahora, pero ya había estado ausente más
tiempo de lo que esperaba. Jack era mi prioridad.
—¡Jack! —Grité.
No podía oírlo.
proximidad a la cueva, estaba casi segura que éste era el arbusto correcto.
Retrocedí todo mi camino hacia el arroyo, pero no podía encontrar huellas
Página
3Zarzas: Arbustos de tallos espinosos, que dan como fruto las moras o zarzamoras.
en ninguna parte. El árbol donde había roto una rama para marcar mi
camino todavía estaba ahí, pero la rama se había ido. Examiné donde ésta
se había roto cerca del tronco y encontré una sustancia oscura embarrada
sobre el tocón4, oscureciendo la madera expuesta para hacerla combinar
con la corteza. Todavía estaba húmeda.
Bajé el arma.
154
4Tocón: Parte del tronco del árbol que queda unido a la raíz cuando es cortado.
—¿Por qué?
Asentí a Flint.
—Así que, ¿todas las cosas que le dijiste a tu mamá eran ciertas? —
Preguntó Terran.
—No, no todos —dijo Flint—. Las mujeres al otro extremo del edificio
no lo hicieron. Tuve que ponerlas al corriente.
—No, no sabía eso. —No había nada que pudiera hacer sobre esto
ahora. Aún si pudiera físicamente levantar a Jack y bajar al suelo con él.
No podía moverlo mientras estaba herido. Podría matarlo.
—No vas a estar feliz sobre esto, pero perdí la motocicleta —dije,
manteniendo mi voz en un susurro. No esperaba que respondiera, así que
no estuve tan decepcionada cuando no lo hizo—. La buena noticia es que
Página
alguien cubrió nuestras huellas. Encontré a Terran y Flint… te dije sobre
ellos anoche, y me dijeron que no fueron ellos.
Hablé hasta que fue hora de cambiar su IV. Tal vez podía oírme. Tal
vez no. Me iba por la esperanza.
Risa.
Más risas.
Más risas.
Más risas.
—Aparta esa cosa —dijo el hombre de pie. Era mucho más alto que
el hombre meado—. Una gota de orine me golpea y no serás capaz de sacar
mi bota de tu trasero durante un año.
Comenzaron a alejarse.
El IV de Jack aún estaba medio lleno, así que estimaba que había
echado una cabezada de unas cuatro horas. Quitando la compresa,
inspeccioné la herida. Estaba sorprendida de ver que casi estaba curada.
¿Los nanorobots de Doc hicieron esto? ¿O simplemente, Jack era rápido
curándose? De cualquier forma, estaba feliz. Él necesitaba despertarse.
Nos estábamos quedando sin tiempo.
Me puse nariz con nariz con él, buscando algún movimiento ocular o
reconocimiento de lo que había dicho. Sus globos oculares se movieron
arriba y abajo debajo de sus parpados; eran la única parte de su cuerpo
que estaba moviéndose.
Suavemente, lo sacudí.
—¡Jack! —Nada.
antes de la puesta de sol. No tenía ni idea de qué hora era, pero el sol aún
no se ponía.
—No me llevará mucho tiempo. —Besé su frente y le estudié por
alguna señal de que sintiera mi beso. No hubo ninguna.
—Te lo estoy diciendo, era por ahí atrás —dijo Flinch—. De cualquier
forma, no importa. Ella tampoco está aquí.
arriba. Bajé.
—¿Alguna vez ven a las, um, otras personas que viven aquí fuera?
Asentí.
Entendía por qué mi madre estaba preocupada por mí, pero no iba a
abandonar a Jack.
—Sin cambios.
camino?
—No somos estúpidos —dijo Flint.
Destellos de luz bailaron por el riachuelo y miré arriba para ver el sol
elevándose detrás de la montaña. Las gafas de sol estaban puestas sobre
mi cabeza y las empujé sobre el puente de mi nariz. En realidad ni siquiera
había notado que la luz se estaba yendo, con cuanta rapidez me estaba
acostumbrando a ello.
—Gracias de nuevo.
de la grieta.
Me quedé sin aliento cuando vi el saco de dormir vacío.
a ciencia cierta. Y Powell había dicho que había otras personas aquí, los
llamaba gente mala.
Escuché ese sonido de nuevo, sin duda sonaba como un graznido de
aves. Busqué en la línea de los árboles, pero no lo encontré. La sensación
de ser observada se deslizó por mi columna vertebral y en silencio me
dirigí hacia el arbusto más denso. Me esforcé por escuchar si alguien me
estaba siguiendo. Oí la brisa en las hojas, el sonido lejano de la corriente,
un pájaro ocasional y el susurro de mis propios pies en el suelo del
mullido bosque. Caminé hacia un afloramiento, subí, y me escondí detrás
de un arbusto ralo en un saliente rocosa para obtener una visión completa
de la tierra debajo.
—¿Me buscabas?
—Estaba…
—Solamente quería…
siquiera en eso?
—¿Días?
preparé.
—Por supuesto que sabía que era peligroso, pero estabas muriendo.
—Terran y Flint… los chicos de los que te hablé, los que estaban
pasando comida a los hombres en la cordillera.
Se echó a reír.
—¿Nanotecnología?
Asentí.
Uh-oh.
—Doc dijo que era la tecnología más útil para entrar en el Domo.
Aproveché eso.
El rostro se me iluminó.
Se encogió de hombros.
Asentí.
Me miró sorprendido.
—Bueno, cuando lo pones así... —Sus labios rozaron los míos tan a
la ligera que apenas era un beso, sin embargo, me robó el aliento—.
Supongo que debería estar dándote las gracias.
—¿Locamente?
171
—No sé si lo es.
—Así que supongo que sabemos quién está enojado con nosotros. —
Se agachó y recogió la mochila—. Tomaremos todas estas cosas. No quiero
que ninguna evidencia de nosotros estando aquí sea dejada atrás para que
cualquiera la encuentre. Mejor que piensen que nos hemos ido lejos.
Se encogió de hombros.
—Nop.
—Vamos a subir más alto y tener una mejor vista —sugirió Jack.
—¿Qué herida?
—¿Por qué?
—¿Crees que tal vez se trataba de uno de los detalles que deberías
haberme dicho? —Preguntó, dándome una mirada irónica. Lo ignoré y
estudié el árbol de nuevo.
173
—Es una buena ventaja divisar desde aquí. Vamos a ver si podemos
poner tu visión sobrehumana a trabajar.
—Los veo.
—Hablamos español.
—Vendrán con nosotros. —No era una invitación; era una orden.
—Una pistola. ¿De dónde has sacado eso? —Le preguntó el líder a
Jack.
Con los pies envueltos en gruesas pieles, que apenas dejaban rastros.
—Y con toda razón —dijo una voz femenina. Una mujer alta se
acercó a Diego, colocó una mano sobre su hombro y le susurró algo al
oído. Él se fue pisando fuerte. La mujer se giró y miró de manera
acusadora a Amini—. En primer lugar, me pregunto quién aprobó que
vaya a la misión.
La mujer alta, que parecía el miembro más joven del grupo, hizo un
gesto para que nos uniéramos a ellos. Jack aprovechó la oportunidad para
moverse a mi lado y nadie lo detuvo. Nos sentamos en el suelo, con las
piernas cruzadas.
—Soy Dena —dijo la mujer alta—. Ellos son Seru, Li, Ghica, y
Carlos. Cada uno de nosotros representamos a nuestro propio barangay, y
juntos dirigimos a nuestra nación. Ahora, quizás podamos tener el honor
de saber sus nombres.
Seru asintió.
—Creo que es mejor que nos digas de qué se trata todo esto —dijo
Dena.
—Creo que sé por qué la burgué los involucró —le dije a Jack, y
179
Dena se levantó.
Decidí que era mejor para nuestros intereses atenerse a los hechos y
mantener mis emociones fuera de esto. Era dudoso que cualquier cosa que
dijera pudiera hacerlos cambiar de opinión acerca de entregarnos a Powell,
intercambiar a dos extraños para tener a sus seres queridos de vuelta era
un pequeño precio a pagar.
—Está mintiendo.
Carlos asintió.
Dena lo miró.
señaló Li—. El General Powell dio su palabra de que no les pasaría nada si
hacíamos lo que pedía.
Página
—No se puede confiar en él —dijo Jack—. Si nos entregan, asumirá
que nos estuvieron escondiendo durante todo este tiempo y buscará un
castigo justo. Caerán en su juego.
—Hasta ahora. —Le recordó Dena—. Me parece que lo que Jack dice
encaja con su comportamiento.
—Por aquí.
—¡Suéltenme!
—¡Es Will!
—¡Vayan!
—No hay nada que hacerle —dijo Will—. Aprendimos, como niños en
la escuela, a hacer electricidad con una papa y luz con un filamento.
Robé una mirada a Will. Su piel era negra y sus grandes ojos
redondos tenían una inusual sombra verde. Era difícil verla peligrosa.
Maria bufó.
—¡Maria!
Página
Negué.
Página
—Lo dudo —dije—. Entiendo por qué lo están haciendo. Quieren que
los secuestrados vuelvan sanos y salvos.
Me señalé a mí misma.
Tal vez su historia tenía sentido para ella, pero no para mí.
Negué.
Las tres me miraron, esperando a que dijera algo. Decidí que era
mejor para mí no divulgar lo que Jack me había dicho, que el General Holt
había engañado al Presidente Taylor en el lanzamiento de los misiles
nucleares hace trescientos años. No fue Corea la que empezó la guerra.
Probablemente no me creerían de todos modos.
Jin-Sook asintió.
descontrolan cuando ves a todos los que has amado, a todos y a todo lo
que has conocido, ser destruidos. Está en la naturaleza humana querer
culpar y buscar justicia.
Maria asintió.
—¿Es por eso que todos están vestidos igual, para mezclarse y
ocultarse?
Asentí.
—Así que es por eso que todos visten igual. —Reflexioné. Las tres me
miraron y me di cuenta de que había dicho eso en voz alta—. Lo siento,
pero solo puedo distinguir a las mujeres de los hombres de cerca.
—¿Te gusta?
—Sí. Se necesita mucha disciplina, pero la recompensa es grande.
—No, está bien —dijo. Sus rasgos de repente parecían frágiles. Tal
vez había tocado un tema que no debía—. Estaba comprometida con
alguien que pensé que era un hombre honesto. —Trató de sonreír, pero
una lágrima resbaló por su mejilla. Furiosa, se la frotó. Me regañé a mí
194
Jin-Sook asintió.
No sabía por qué me sentía tan mal por esta mujer que era mi
guardia, pero lo hacía.
Asentí.
195
parecía tener el mayor impacto en Jin-Sook. Dejó caer su rostro entre sus
manos. Comprendí cómo se sentía. Estaba muy familiarizada con la
pesadez de la carga que le había dado.
sedado, también.
Capitulo 20
El olor de la comida me trajo de vuelta al presente. Realmente no
había dormido, pero en algún momento me había dejado mesmerizar por el
muro en frente de mí. Rodé sobre mi espalda. Maria era la única otra
ocupante de la habitación.
Maria asintió.
De mala gana, dejé caer mis brazos y di un paso atrás. Dos guardias
lo instaron a seguir. Jin-Sook se acercó a mi lado, poniendo una mano en
mi hombro. A pesar de que ella era mi Protectora, me sentí aliviada de
tener una presencia familiar acompañándome hasta mi final.
bosque.
Durante la mayor parte de nuestra caminata, nos quedamos en el
denso bosque. Caminando por traicioneras raíces de árboles y rocas que
sobresalían por todas partes y sin embargo nuestros captores se
deslizaron por el bosque sin esfuerzo. Más de una vez tropecé, y cada vez
que lo hice, Jack se detuvo para mirarme. Siempre le instaron a
mantenerse en movimiento.
—Al otro lado de la cordillera —dijo. Hizo un gesto para que nosotros
siguiéramos moviéndonos.
—No, no estoy cien por cien seguro, pero estoy el noventa y nueve
por ciento seguro. —Negué con la cabeza y Jack me agarró por los
hombros—. Tú no eres importante para ellos, Sunny. No dudarán en
matarte. No puedes ir ahí. —Se volvió hacia Naoki—. No dejes que esto
suceda.
Naoki flexionó sus manos en puños, con los nudillos blancos. Una
capa de sudor brillaba en su frente. Mordiéndose el labio inferior, nos miró
a Jack y a mí pensativo, y luego volvió su atención sobre Jin-Sook.
Jack me llevó a unos pasos lejos del grupo, pero uno de los guardias
nos dio una advertencia con su lanza y no fuimos más lejos. Jack puso
sus manos sobre mis hombros y apoyó su frente contra la mía.
—¡No! —Grité.
—Yo no voy a ninguna parte sin Jack. —Corrí detrás de una roca en
el borde del bosque.
—Yo diría que ese soldado apuntando con un arma a los rehenes es
una gran señal.
—Bien.
—No estoy de acuerdo. Les hemos dado protección y nos pagan con
el robo de nuestro ganado y ocultan traidores.
—No tienen idea de lo poderosos que somos, así que déjalos ir —dijo
Jack—. Me tienen a mí y a la chica. Hagan el intercambio.
—No es tu culpa.
—Yo soy el que debería darte las gracias. Esos soldados los habrían
matado si no te hubieras entregado tú misma —dijo Naoki.
Diego fue uno de los que fueron tomados y supuse que no estaba aquí.
Ella se salió fuera de la piscina.
—Estoy bien —le dije. Jack se irguió junto a mí, poniendo su brazo a
mi alrededor. Aprecié el apoyo.
Mi interés se despertó.
—¿Qué luz?
Volví la cabeza para mirarlo, con una sonrisa jugando en mis labios.
Página
—Lo olvidé. Tú eres un ciego en la oscuridad.
—Sí.
—Creo que estamos más seguros aquí que allá arriba con los
soldados buscándonos —dije, y entré en la caverna. Tomé la mano de Jack
y él sostuvo la mía apretada—. No es oscuro aquí entro.
—Si ella puede encontrar su camino por allí, es más seguro —dijo
Jin-Sook, a Naoki.
—Nadie puede encontrar su camino por allí sin una antorcha —dijo
Naoki.
—Confía en mí.
—La guarida de los osos en las cavernas —dijo uno de los rehenes.
—No hay nada de qué temer… —hice una pausa, dándome cuenta
de que no sabía su nombre. En toda la confusión, no había habido
tiempo—. Mi nombre es Sunny y este es Jack. No sé sus nombres.
Página
—Soy Chesa —dijo ella. Su voz tembló. Recé que no estuviera a
punto de ponerse histérica.
—Creo que ustedes han sido muy valientes. Están a salvo aquí
abajo, lejos de esos hombres malos —dije, tratando de tranquilizarlos.
—El paisaje.
—Pero hay más luz que viene de allá. —Señalé antes de darme
212
cuenta que no podía ver a dónde estaba señalando. Dejé caer mi mano—
. Vamos.
Página
Cuando conduje al grupo hacia el próximo rayo de luz, mi pie golpeó
algo. Rodó por delante de mí un par de metros, haciendo ruido cuando se
iba.
—Por fin. Estoy deseando tener mis gafas de sol. Va a ser brillante
por ahí —dije.
Página
—La cueva está muy cerca de la cordillera. ¿Crees que es una buena
idea volver allí? —Pregunté.
Dena se abrazó a la chica y la tomó con fuerza. Ella nos observó con
preocupación.
—Decidí supervisar esta misión yo misma, así que fui testigo de todo
el intercambio. No estoy tan segura de que no habría reaccionado de la
misma manera en tu lugar. —Ella echó una mirada reflexiva a Jack y a mí
mientras lo decía, luego volvió su atención a Naoki y Jin—. Hemos estado
buscándolos. Tenían a todos muy preocupados. ¿Dónde desaparecieron?
—¿En serio?
—Creo que a ustedes dos les debo una disculpa —dijo Dena—
. Tenían razón sobre la burgué. Se comportaron exactamente como
ustedes dijeron. —Jack asintió brevemente—. También estoy en deuda con
215
ustedes por ayudar a que estos dos estén fuera de peligro. —Dena hizo un
gesto hacia Chesa y Jae-Son—. Por favor, consideren volver a mi barangay.
Se está construyendo una tormenta, y les podemos ofrecer comida y una
Página
cama seca.
Miré en la dirección de su movimiento de cabeza y vi nubes oscuras
a lo lejos. Nunca había experimentado una tormenta antes y sentí el aleteo
nervioso de la anticipación.
Dena asintió.
Dena asintió.
Página
Nos movimos lejos del grupo mientras permanecíamos ocultos en el
afloramiento.
—¿Por qué?
Sonrió.
—Touché.
—Mira, todo lo que digo es que entiendo por qué intentaron hacer el
intercambio. Pero cuando era obvio que estábamos siendo traicionados, no
nos abandonaron. Lucharon para salvarnos, también. Ahora nos están
ofreciendo a nosotros un intercambio… información sobre la burgué a
cambio de ayudar a liberar a los esclavos. Mi mamá está allí, encerrada en
217
Sonreí.
—Lo hizo.
—Bueno.
—¿Han decidido?
Noté que este pueblo era diferente del último. El piso del patio por
entero tenía azulejos, aunque los azulejos se derrumbaran y subieran y
bajaran en algunas áreas. El camino de entrada arqueado rodeaba una
puerta que conducía a la montaña. Me recordó a los cuadros de ruinas
antiguas que a menudo había visto en libros.
Apretó mi mano.
—Un área que fue golpeada directamente por una bomba —dijo
Dena. Dio vuelta hacia el centro del patio y nos hizo gestos para que la
siguiéramos—. Aquellos sitios son altos en radiación.
Dena asintió.
Jack lanzó una mirada con los ojos abiertos. El mito de Yugo se
había sido acribillado con la verdad. ¿Cómo podría alguien haber sabido
sobre la posibilidad de una base militar dentro de la montaña? Y la gente
que iba desapareciendo si se acercaban demasiado a la montaña estaba
relacionada con la reclamación de Powell, de que varios bárbaros habían
sido capturados para que los interrogaran. ¿Cómo reaccionaría esta gente
cuando supieran la verdadera historia? Tal vez venir aquí no era una idea
tan buena después de todo.
—¿Cómo de espantoso?
—¿Armas convencionales?
—¿Qué es un drone?
224
Cada palabra que dijo pareció una rota siendo dejada caer con mis
fantasías de la infancia, rompiéndolas en pequeños trozos. Summer y yo
siempre habíamos supuesto que una vez que nos liberáramos de las
obligaciones del tratado, viviríamos una vida pacífica, una vida libre en
una tierra bañada por el sol. El mundo que Dena describía era todo menos
pacífico. Era más bien que la guerra todavía se estaba luchando.
territorio.
—No es sobre el territorio —dijo Dena—. Los miles de kilómetros de
tierra deshabitada separan el sur desde el norte. Su lucha es sobre el
dominio y es combustionada por el odio.
Hizo una pausa cuando Yean-Kuan volvió con una bandeja de bolas
cocidas al vapor y una cesta de pan. Mi estómago gruñó en anticipación.
No podía recordar la última vez que comí. Arranqué una pieza de pan de la
cesta ofrecida con mi agradecimiento.
—Gracias, Yean —dijo Dena con afecto. Yean le dio una sonrisa
calurosa y se sentó al lado de ella—. La guerra realmente aniquiló casi a la
humanidad. Hemos encontrado diarios que describen los años
directamente después de las bombas y da un cuadro severo. Los bastante
afortunados de sobrevivir a las consecuencias inmediatas tenían el
invierno nuclear enfrente, y esto duró más de dos años. Sin la luz del sol,
nada creció. Intentos de hacer invernaderos con la tecnología salvada
tuvieron algún éxito, pero por último fue la muerte de algunos que sirvió
como pan para otros, lo que permitió que la humanidad sobreviviera.
—No pueden dejar atrás las cabezas nucleares o los drones —Abrió
sus ojos y arrastró su mano a través de su cabello—. Pero si se van ahora,
eso les compraría tiempo para llegar mejor preparados para ir en contra de
las fuerzas de Holt.
Las nubes oscuras que habían estado tan distantes antes, ahora
estaban casi encima del pueblo. Dejamos el patio e hicimos nuestro
camino abajo por un camino rocoso, sentí que la humedad presionaba en
mí. Las gotas de sudor estallaron en mi frente.
Dena sonrió.
—Nop.
—Oí eso —gritó Dena mientras ella continuaba por el camino. Sin
dejar de mirar hacia atrás, hizo un movimiento da adelante con su brazo.
229
susurró.
Había una sensación eléctrica en el campo, como si la anticipación
de la batalla se hubiese unido a algo sólido. Manteniendo una buena
distancia de los arqueros, Dena nos condujo hacia un pequeño escuadrón
de combate con largos palos.
Jack intentó declinar, pero ella llevó sus dedos a la boca y silbó con
fuerza. Los participantes dejaron de combatir y se trasladaron a los lados.
—Pero… —Se volvió hacia mí, implorándome con sus ojos para que
lo ayude.
Di un paso atrás.
—Sí —dijo malhumorado—. Pero con todo respeto Dena, una batalla
contra el ejército de Holt no se libra en combate cuerpo a cuerpo. Podría
ser librada con armas automáticas, algunas de ellas de largo alcance. Todo
lo que ellos tienen que hacer es encontrarte.
Dena asintió.
Las grandes gotas gordas de agua que caían del cielo se volvieron
más frecuentes, sentándose sobre mi cabeza y entrando a través de mi
cuero cabelludo en finos arroyos.
El viaje de regreso hasta el patio fue un poco más difícil con la tierra
húmeda. A medida que íbamos, el rayo se hacía más brillante y el trueno
más fuerte. Las gafas de sol de Jack no eran de mucha protección. Nunca
pensé que me sentiría aliviada a volver dentro de una montaña, pero lo
estaba.
Dena sonrió.
El vestíbulo estaba lleno de gente cuando Dena nos condujo por una
puerta arqueada. El techo en el pasillo era redondeado y mucho más bajo.
Tenía una deliberada sensación de cueva. Dena fue a la historia del hotel y
234
que era una novedad para los turistas el vivir en una “cueva” impulsada
enteramente por el propio sistema de calentamiento de la tierra. Los
Página
huéspedes del Hotel tenían una entrada privada en las cavernas, que luego
se encendían con electricidad. Todos los elementos estaban aquí para
convertir a las cavernas en espacios habitables.
Al final del recorrido, ella nos permitió leer los folletos del hotel que
habían conservado. Entre todos los folletos había un mapa del sistema de
cavernas. Era una serie de cuevas unidas por túneles artificiales. El mapa
era solo del área de la inmediación turística, pero Dena explicó que el piso
del valle estaba lleno de cuevas.
—Dena, hay una cosa más que debes saber antes de reunirte con tu
consejo. —Ella le dio una mirada expectante, pero él vaciló—. El presidente
Página
Por primera vez, deseé estar tan ciega en la oscuridad como Jack. Si
tan sólo no pudiese ver la mugre o tal vez los fantasmas en la habitación
se desvanecerían. Me estremecí y envolví mis brazos apretándolos más
236
alrededor mío.
ducha primero.
Se fue a oprimirse más allá de mí en la puerta estrecha, pero envolví
mi mano alrededor de su brazo, impidiéndole.
—Casi te perdí también, así que creo que sé cómo fue que te sentiste
—le dije. Tal vez ahora él podría entender por qué había usado una jeringa
llena de nano-cirujanos para salvarlo. Su boca se curvó en una sonrisa
torcida, como si supiese exactamente lo que estaba pensando. Apoyé mi
mejilla en su mano ahuecada—. Pero estamos aquí, todavía muy vivos. —
Tiré de su camiseta mojada, tratando de acercarlo más, pero él se resistió.
—Creo que los dos sabemos que esa estúpida política fue solo una
reacción exagerada por mi parte.
—De verte como un… burgué de nuevo —le dije con sinceridad.
—Sé lo que vas a decir. Pero confiar en ti no es fácil para mí. —Mi
aliento se prendió en un sollozo. No era algo que siempre quise admitirle a
él. Pero Jack merecía honestidad. Él dio un paso lejos de mí, y solté mi
mano de su boca—. Puedes pensar que sabes del cómo es la vida en el
Hoyo después de estar allí conmigo, pero no creciste allí. Yo sí. He tenido
una vida para formar mi opinión sobre la burgué.
La única cosa que nunca aprendí era a cómo lidiar con la sensación
de impotencia que sentía cuando veía a alguien ser lastimado, hasta que
conocí a Jack. Él me enseñó que no debía ser impotente.
Jack no dijo nada. Él sólo me miró tan fijamente con sus ojos azules
y cristalinos que me encontré a mí misma conteniendo la respiración. Poco
a poco, sus labios se levantaron en una sonrisa y su mano se arrastró por
mi brazo, llegando a descansar en el dobladillo de mi camisa.
238
desnudo. Levanté los brazos por encima de mi cabeza, sentí la fría camisa
mojada cuando él me la quitó, y oí el húmedo golpe sobre el suelo. Jack se
sentía caliente contra mi piel mientras se presionaba cerca. Su cabeza se
movió hacia la mía.
—Buenos días, señora Kenner —dijo, moviendo los labios contra mis
dedos.
—Estaba lista... y solo dolió la primera vez. —Abrí los ojos para
encontrarlo mirándome. Sonreí por mi torpeza—. La tercera vez fue la
mejor, sin embargo.
Página
Sus ojos ardieron ante el recuerdo.
—Lo fue, ¿no? —Me besó y enrollé mis brazos alrededor de su cuello,
con la esperanza de dirigirnos a la cuarta vez. Se echó hacia atrás para
mirarme de nuevo con esos increíbles ojos azules—. ¿Tienes alguna idea
de lo mucho que estoy enamorado de ti?
—¿Mi idea?
—Huh —dijo Jack, dándome una mirada apreciativa—. Tal vez no...
aunque si pensara que está a punto de perder la ciudad, podría correr el
riesgo.
Se encogió de hombros.
Sonreí maliciosamente.
Entrecerré los ojos, con ganas de ver los suyos, pero él se negó a
mirarme.
—¿Un qué?
—No.
haría? El pánico que había trabajado tan duro por mantener a raya todo el
día ahora robó cada gota de humedad de mi boca.
Jin-Sook examinó mi rostro.
—¿Cómo lo haces?
Tuve que pensar en esa pregunta. ¿En qué creía? Una vez creí en la
salvación, que nuestro tratado de servidumbre se cumpliría y todos en el
Hoyo seríamos dejados libres. Pero al descubrir que mi gente había pasado
los últimos trescientos años aferrados a una elaborada mentira me mostró
cuán ingenuos éramos en realidad. No estaba tan segura de que creer en
algo que no podía ver fuera tan satisfactorio como Jin-Sook pensaba que
era.
Eso esperaba.
—Yo también.
—Jack...
—Sunny, no puedo hacer esto a menos que sepa que está protegida.
¿Bien? Solo haz esto por mí. Por favor.
Nunca, en toda mi vida sin valor, alguien me había mirado con tanto
amor.
Antes de que nos fuésemos del barangay, Jack me abrazó más cerca
y metió la pistola en mi pretina. No me quejé. Y el final de su negociación
fue agarrar un arma tan pronto como pudiese, y mantenerse con vida.
Jack asintió.
252
—Eso es cierto. Una vez que esté apagado, necesitan sacar a todos
tan rápido como puedan.
Página
—Es bueno saberlo. Creo que por esta noche, sin embargo, te pediré
que les digas a los hombres del corral que estén listos para irse. ¿Estás de
acuerdo con hacer eso?
—Sí, señor.
—Ryan y Lito irán con ustedes. Ellos pueden llevar a los heridos con
nuestros doctores.
no estaba lejos del corral. Pensé en el sedante que ellos usaban en sus
dardos y supe que los hombres heridos al menos apreciarían el alivio. Si
era capaz de llevar a Doc a ellos después, lo haría.
Página
Los tres hombres fueron hacia el corral. Era tiempo de poner
nuestro plan en marcha.
Nos llevó directo hacia el extremo del bosque y comenzó a mover una
pila de madera, revelando un hueco en el suelo.
salvo.
—Está bien. —Ondeó su mano hacia los dos Protectores para que lo
siguieran, y yo fui en dirección al otro corral.
—Él está bien —dije rápidamente—. Nos está ayudando esta noche.
Página
Asentí.
256
—Lo hago.
—Mi plan es sacar a todas a través de este túnel una vez que el
sistema de etiquetado esté apagado, pero con tantos soldados dando
vueltas esta noche va a ser difícil escurrir a todos desde los otros dos
edificios hacia aquí.
—No, pero tienen que quedarse dentro del edificio hasta el cambio
de turno a medianoche.
257
para pasar por la multitud, fui en busca del causante del problema. El
Protector que se había ido para ver la señal estaba parado en la entrada
del túnel.
—Anna dijo que vio las primeras flechas volar. Es hora —dijo Jin-
Sook.
Mi madre se adelantó.
—Iré primero.
—Mamá —dije. Pero no sabía que más decir sin perder la confianza
de todas en la habitación. ¿Por qué había estado tan confiada acerca de
enviar a alguien que no conocía hacia el hueco primero?
—Está bien.
Ella desapareció dentro del hoyo. Iba a tomar unos minutos para
que trepara por el otro lado…para que pasara la defensa del etiquetado.
Me incliné sobre el hueco, esperando oír un grito. La habitación entera
estaba en silencio. Todos estaban esperando, también. Nadie vino. Cuatro
minutos pasaron, y seguía sin haber gritos. Quizá el chip en su cuello le
impidió gritar. Aparté ese pensamiento. Si ella había muerto, Anna volvería
a contarnos… si podía pasar sobre el cuerpo.
medio camino.
Respiré.
Tres soldados dentro del campo de tiro estaban disparando sus rifles
semiautomáticos. Apunté hacia un reflector, le disparé y fallé. Me acerqué
al basurero, esperando ver si mi intento fallido iba a delatar mi posición.
No lo hizo. Habían demasiados disparos para que el mío destacara. Apunté
al reflector de nuevo, afirmando mis manos y disparé. Luego apunté a uno
de los soldados, disparé, y me agaché detrás del basurero. Respiré dentro y
fuera, dentro y fuera. Mi corazón golpeteaba. Miré de nuevo. El soldado
que disparé estaba en el suelo y otro soldado estaba inclinado sobre él.
Apunté y apreté el gatillo de nuevo, y luego retrocedí al basurero. Aspiré
aire a mis pulmones.
Jin-Sook.
Ahí fue cuando sucedió: una explosión tan poderosa que nos lanzó a
nuestros pies. El edificio completo se sacudió, derrumbando unas pocas
261
―¿Adónde van?
―Veníamos a por ti, pero ahora que estás a salvo, iremos a unirnos a
la batalla ―dijo Terran.
―Haz eso. Nosotros nos uniremos a la lucha. Cuida de ella por mí.
―Besó a su esposa y condujo a su tropa.
Todo iba mal. Se suponía que iba a ser un simple plan de colar a
todos fuera de los corrales, incapacitar a la burgué quitándoles las armas,
y volver al barangay de Dena para reunir nuestras cosas e irnos. En
cambio, los muertos se esparcían por todos los recintos, burgué y
pobretones por igual. ¿Por qué tuvo que llegar a esto?
―¿La ciudad? ―Repetí. Pensé que nuestro plan era liberar a todos,
264
―¡Jack! ―Grité.
Ante el sonido de mi voz, se dio la vuelta. Corrí hacia él, tiré mis
brazos alrededor de su cuello, y sentí que mis pies se elevaban del suelo
mientras me apretaba fuerte. Enterré mi rostro en su hombro.
―Estoy bien. ―Se apartó para mirar mi lesión. Había sentido el dolor
abrasador durante la batalla, pero lo había olvidado―. Una bala me rozó,
eso es todo. Estás herido también ―dije, señalando hacia su pierna. Me
agaché para examinarlo, preocupada por toda la sangre.
―Mi gente son criaturas de hábito. Ellos nunca pierden la hora del
cóctel, el cual dura casi toda la noche. Así que sabía que el comedor
estaría repleto y, cuando la armería volara, saldrían corriendo.
―Oh, Dios mío, Jack. ―No sabía qué decir. No podía ni siquiera
imaginar qué tipo de lucha emocional lo llevó a tomar esa decisión.
Levantó un comunicador.
―Esa es mi madre.
besarme contigo.
―¿Quieres conocerla?
Página
―¿Ahora?
Di un paso atrás, tomando su mano en la mía, totalmente preparada
para sacar esta presentación torpe fuera del camino. Mi madre siempre
había sido muy clara sobre lo mucho que odiaba a la burgué. Tener una
hija enamorada de uno probablemente no le iba a sentar muy bien. Pero
antes de que pudiéramos llegar a mi madre, el comunicador de Jack volvió
a la vida. Él pareció aliviado. Alejándose de mí, respondió.
Era más que un poco intenso caminar en las calles de la ciudad. Los
dos sabíamos que había francotiradores en los edificios con armas
entrenadas sobre nosotros. Los arqueros de Dena tomaron posiciones
estratégicas alrededor del área de la reunión. Si alguien tiraba del gatillo,
balas y flechas comenzarían a volar con nosotros atrapados en medio.
―Pero lo harás.
para mí?
Gaia ni siquiera lo miró.
―No.
―Eso parece, General. Espero que vea la razón y ponga un alto a sus
armas.
―¿Qué demonios tiene que ver casarse con Leisel con la raza
superior de Holt?
―¿No lo sabes?
270
―Te lo voy a decir todo. Solo cálmate. ―Powell examinó la zona una
vez más antes de continuar―. Todos tenemos recuerdos de familia, Jack.
Momentos inestimables pasaron de generación en generación. Sé lo que los
Kenner hacen. ―Dirigió una sonrisa cómplice a Jack. Me pregunté si se
refería a las cintas de video que los Kenner protegían… las cintas que
exponían a Edward Holt―. Uno de mis recuerdos de familia es un montón
de libros de memorias. Mis antepasados tenían gusto por los perros de
raza… un cierto tipo de reproducción llamados Golden Retrievers. Los
Retrievers vienen en todos los diferentes colores de claro a oscuro, y si
deseas que la descendencia sea de un color claro, entonces eliges una
perra y un semental con orejas de color claro. Si quieres un abrigo oscuro,
entonces buscas orejas de color oscuro. Así que ya ves, Jack, con el fin de
lograr el color adecuado, tienes que criar a los perros de acuerdo a sus
orejas. Por supuesto, los perros necesitan tener el pedigrí correcto, lo que
era un poco problemático.
La mano de Jack seguía abierta, boca abajo sobre la mesa, pero con
la anécdota de Powell sus dedos de contrajeron en un puño.
―¿Qué tiene eso que ver conmigo? ―Preguntó, sus ojos nunca
dejando a Powell.
Jack se burló.
―¿Me estás diciendo que la raza superior es la raza Aria? ¿Que Holt
es una especie de nazi?
Powell asintió.
271
Powell asintió.
―El hecho de que mi linaje sea Nazi no significa que yo lo sea. Fui
sincero cuando dije que quería cambiar la mente de Damien sobre matar a
todos los pobretones. No hay sentido en ello. Los necesitamos casi tanto
aquí como lo hacemos en el Domo.
Jack casi saltó a través de la mesa por él, pero lo jale hacia atrás.
Esto se estaba yendo de las manos.
―Has tenido suficiente alivio del dolor. Necesito que tengas la cabeza
clara.
Powell se reclinó en su silla.
Jack sonrió.
―Jesús ―exclamó.
Jack asintió.
lucha. Dena, la jefa del llamado ejército “bárbaro”, está dispuesta a enviar
una andanada de flechas incendiarias en el comedor. Estoy rezando que
no se llegue a eso, General. Tengo amigos allí.
Página
Powell se movió incómodo en su silla. Siseó de dolor cuando movió
su brazo lesionado. Él sudaba profusamente ahora, aunque no estaba
segura de si era por el dolor de la herida o de su situación. Tal vez ambas
cosas.
Miró a Doc.
Doc me miró.
Señaló a Powell.
―¿No queda nadie aquí a quien él le puede hacer daño nunca más?
Powell dio un puñetazo sobre la mesa. Jack me dio una patada bajo
la mesa y secretamente hizo un gesto hacia Doc. Supongo que
necesitábamos la ayuda de Doc si íbamos a tener éxito en hacer que Powell
esté de acuerdo con nuestros términos.
Habíamos ganado.
Página
Capitulo 28
Conseguir que Powell esté de acuerdo a rendirse resultó ser mucho
más fácil que el actual proceso de rendición. Después de que él agitara la
bandera blanca, nuestro lado avanzó hacia la ciudad para supervisar el
proceso. Había mucha desconfianza de ambos lados, así que la mayoría de
los burgué estaban reacios a desprenderse de sus armas, aunque algunos
ellos habían arrojado sus armas inmediatamente declarándose a Jack
como miembros de Liberty.
Sabía que esto era muy difícil para Jack. Era visible que le dolía
tener que negarse a alguien que decía estar de su lado, especialmente a
Alex y Hayley. Pero en este punto, él no podía confiar en nadie. Solo podía
explicarles que nadie les haría daño y ellos podrán ser libres de irse una
vez que el Hoyo fuese liberado.
Powell fue uno de los últimos en salir. Doc trabajó en su brazo, allí
mismo, en medio de la calle, mientras que su ejército era despojado de sus
armas. Un montón de gritos y chillidos salieron de él ya que Doc decidió
no darle ni un poco de alivio al dolor hasta después de haberle quitado la
flecha y limpiado la herida con desinfectante. Cuando estuvo en
condiciones de caminar, Jack lo colocó en una motocicleta y lo llevó hasta
el corral. Le prometí reunirme con él allí.
—Estoy feliz de ver que Jack Kenner está vivo, en más de una forma
—dijo Doc, después de colocar a Gaia en la cama—. ¿Usaste mi cóctel en
él?
—No creo que ahora sea el momento, Doc. Él está un poco ocupado.
Me puse de pie.
—¿Mi plan?
—Sí. Una vez que liberes al Hoyo, ¿cuál es tu plan? —Él colocó el
desinfectante en el armario y arrojó las almohadillas.
—No lo sé, Doc. Una vez que todo el mundo esté fuera del Domo,
serán libres de hacer lo que ellos quieran.
277
—Está bien para alguien que nació con este entorno, al igual que tus
amigos bárbaros. Por qué durante los últimos trescientos años su fisiología
ha evolucionado para adaptarse a la gran cantidad de radiación
encontrada en el agua y las plantas. Nosotros no poseemos su tolerancia.
—¿Entonces eso es todo para nosotros, Doc? ¿Por qué demonios nos
estamos matando unos a otros por un planeta enfermo?
—Una cosa más —dijo Doc. Y casi gemí—. Estableceré una clínica
para eliminar las etiquetas. Por favor envía a todos aquí.
acercaron a las puertas, Jack se adelantó para ordenarles a que los abran.
Sus ojos me encontraron y su rostro se rompió en una sonrisa. Se veía
agotado. Tan pronto cuando las puertas fueron abiertas, él salió y me
Página
—¡Se ha ido!
—Tal vez más adelante podamos hallar una cama tranquila y así te
dejo acurrucarte junto a mí mientras duermo —dijo.
Sonreí.
—Así que una vez que las puertas se abran, estaremos atrapados
aquí todos juntos —dijo él.
Mi mamá. Una vez que había sabido que estaba a salvo, no había
pensado mucho en ella. No es porque no estuviera feliz de encontrarla con
vida y tenerla de nuevo en mi vida, sino porque había demasiado pasando
y sabía que ella era lo suficientemente fuerte para cuidarse sola.
Lo besé de vuelta.
Caminé tan lejos como pude hasta la puerta con Jack y entonces fui
a buscar a mi mamá. No tuve que buscar mucho. De hecho, ella estaba a
una vista directa de la roca que acabábamos de dejar. Me pregunté cómo
estaba tomando mi relación con un burgué.
Asentí.
—Por favor, ayúdenme. Son solo unas rocas para mover, pero son
demasiado pesadas para moverlas sola.
Mamá me miró.
—Vamos —dije.
—Eso es tan lejos como iremos —dije. Solo quería acabar con esto,
llevarla de vuelta, limpiar sus manos, y encontrar ese lugar tranquilo para
dormir con Jack.
—Aquí es. Estas son las rocas. —Señaló a dos rocas casi del tamaño
de peñascos, con rocas más pequeñas encima de ellos.
—Vamos a trabajar.
Rodé los ojos, exhausta, pero puse mi espalda contra ella. La roca se
movió. Las tres empujamos al mismo tiempo y la rodamos. Las rocas más
pequeñas encima resonaron en el suelo de la caverna.
—¿Adónde se fue?
Grité.
Su cabeza se asomó por fin de vuelta.
Estábamos en casa.
285
Página
Capitulo 29
Mi mente volvió a cuando estaba dirigiendo a todos a través de las
cavernas. Ese ruido causado por el hombre que escuchamos era el sonido
lejano de los bong bong.
—Yo también —repetí. Era difícil creer que pasé toda la vida
soñando con salir de aquí, solamente para descubrir que estaba atada
emocionalmente a él.
Este era un territorio desconocido para mí, pero Abby parecía saber
su camino. La mayor parte de las luces estaban apagadas, solo una de vez
en cuando iluminando el conducto. Me pregunté si era una zona de la
mina que había sido abandonada. Tal vez ellos habían dejado la minería
aquí porque habían llegado demasiado cerca de romper la pared de la
montaña. Eso tendría sentido.
286
Abby abrió una puerta que chirriaba mucho sobre sus goznes.
Caminamos dentro hacia un pasillo. Casas se encadenaban a lo largo del
Página
Summer podría estar en la sala común del sexto nivel, también. Esta
podría ser mi oportunidad para salvarla. Atraparla antes de que subiera
hacia Holt. Podía pasarla de contrabando fuera del Domo.
vez nos enseñaron. Pero sobretodo quería ver su cara cuando ella se
llenase los pulmones con su primera respiración profunda de aire fresco.
El pensamiento me dio una energía renovada y aceleré el paso.
Página
Cuando nos acercamos a la sala común, captamos la completa
atención de los guardias. Nos estaban mirando. La mirada en sus rostros
no era buena. Reduje la velocidad. Sus ojos se centraron en mí.
—¿Sunny O'Donnell?
—Por supuesto que es Sunny —dijo Abby. Ella pasó junto a ellos y
abrió las puertas a la sala común.
¿No era eso obvio? Mi piel era de color rosa y estaba bastante segura
de que mis pecas se habían multiplicado. Por supuesto, mi piel brillante
podría ser confundida como un efecto secundario de envenenamiento por
radiación... lo que asustaría a todos a no salir afuera. Todavía estaba
debatiendo sobre la forma de responder a su pregunta cuando mi mamá
salió de la sala común, Abby justo detrás de ella.
y todos los ojos estaban puestos en él. Tenía una buena voz.
—Si están en la parte de entretenimiento de la noche, no tenemos
mucho tiempo antes de que se apaguen las luces.
Mis pasos me llevaron a la cada vez más cercana sala común del
cuarto piso. ¿La Alianza todavía se reunirá aquí? Dos guardias estaban a
cada lado de las puertas cerradas. Había algunas personas que pasaban
por la sala, echando miradas extrañas ante nuestro camino. Los guardias
hicieron una doble vista cuando miraron en nuestra dirección.
—¡Mamá! —Siseé.
—Les contaré todo, solo cálmense, por favor —dije en voz alta—.
290
encontrado a su hermana.
¿Su hermana? Un recuerdo molestó en el fondo de mi mente, la
historia de una pareja de gemelos. En un raro acto de bondad, los médicos
burgué les permitieron vivir a ambos ya que esperaban que uno muriera
en cuestión de semanas después del nacimiento. No podía recordar si el
niño vivió o murió… siempre había pensado que la historia era solo una
leyenda urbana.
Era difícil saber si estaba triste por eso, o si habría deseado nunca
volver a verme. Por el aspecto de la chica echándonos un vistazo, yo diría
que había seguido adelante. Bueno. Estaba feliz por él.
David negó con la cabeza y echó una mirada por encima a Reyes.
Página
—Demasiados Domers desaparecieron por lo que no enviaron más
de ellos. —Reyes sonrió ampliamente—. En su lugar envían soldados
armados para controles aleatorios frecuentes.
—No discutiré con eso. Han sido brutales. Pero nosotros estamos
armados y listos para empezar a luchar de nuevo.
David asintió.
Confusión.
—Lo es, pero seguimos siendo dependientes del Domo para el agua
potable y los alimentos —contesté.
Asentí en agradecimiento.
Miré a David.
—Es posible.
Bron asintió.
Página
—Él la tiene.
—¿Te importaría ayudarme a encontrarla por la mañana? Una vez
que esté de vuelta aquí, no debería volver a subir. —Bron se mordió el
labio inferior. Fue una reacción nerviosa y una que no me perdí. Me
asustó—. ¿Qué no me estás diciendo?
—No vamos a dejarla —le dije. Solo tenía que pensar. Pensar en una
forma de llegar a ella.
—Oh, Dios mío, no puedo creer que vaya a hacer esto —dijo Bron—.
Pero creo que puedo ayudar a conseguir que entres en las suites del
presidente. Se lo debo a Summer. Vamos a traerla de regreso.
296
Página
Capitulo 30
Bron vino con la idea de que podíamos vestirnos como guardias para
entrar al Domo. Su cambio de turno regular sucedía después de que las
luces se apagaban, así que no teníamos mucho tiempo. Algunos de los
guardias acompañando a los mineros nos dieron a mi madre y a mí sus
uniformes.
—Me pregunto por qué nos tomó tanto tiempo darnos cuenta que
teníamos mucho en común —dije.
—¿Así que cuales son tus planes esta noche? —Preguntó a modo de
conversación. Ella estaba estancada.
298
Mi madre dudó pero solo por un segundo. Ella movió su mano sobre
el escáner de nuevo. El hombre miró el escáner y rascó su cabeza. Se
movió al siguiente guardia de pie en la línea.
—Tú intenta.
Bron nos guió hacia abajo por algunos diferentes corredores antes
de que se detuviera en una habitación en particular. Era una abarrotada
habitación de suministros. Un escritorio con una computadora establecida
encima estaba arrinconado en una esquina. Bron se sentó y escribió en el
teclado.
<Leisel> Pensé que serías tú. Fui alertada de que Crystal Malloy entró
al Domo.
<Leisel> No es probable.
—¿Quiénes son?
—Puedo preguntarle.
—No le digas que es para mí. Solo dile que necesitas uno extra
porque… rompiste el tuyo o algo.
301
—Bien.
No la cuestionó más. Abandonó el apartamento, asumí que para ir a
buscar otro uniforme de su novio. Era todo un poco confuso.
Me quité mi casco.
—Si no regreso esta noche, no sabes nada acerca de esto —le dijo a
Cam.
Odié estar separada de ellas e ir sola, pero había hecho este tipo de
cosa antes. El nerviosismo que estaba experimentando ahora no era nada
comparado con el que había sentido cuando pretendí ser Leisel en su día
302
de bodas. Aun así, mis pasos se hicieron un poco más lentos y mis piernas
un poco tambaleantes mientras me aproximaba al décimo piso.
Página
Como sospeché, Domers estaban ahí esperando por mí. Desmond
quitó mi casco.
Él sonrió.
Todo lo que pude hacer fue no correr hacia ella. ¿Cuánto tiempo
había pasado? Deseé poder decirle que lucía bien, pero estaba más
delgada que la última vez que la vi. Y Summer siempre había sido muy
delgada.
Él suspiró pesadamente.
Página
—Tal vez.
—No hay un tal vez. O bien vasa decirme, o bien no. Mientras tanto,
él está sirviendo un mayor propósito.
—Mátenla —dijo.
atención. Yo ya había sospechado que ella había sido una amante, ¿pero le
perteneció al Presidente Holt?—. Fue entonces cuando conocí a tu padre,
Sunny —dijo, con un deliberado intento.
—¿Yo estoy demente? —Mi madre hizo eco—. Yo fui la que te vio
enloquecer cuando tu esposa…
—…dio a luz…
—No tenemos que hacer esto —dijo Bron. Ella tenía un arma
apuntándolo.
comprometerse con Jack. No tenía idea de que era solo un peón más en su
juego de política—. ¿Cómo está funcionando tu plan de tener al siguiente
presidente trabajando para ti? —Pregunté—. Quiero decir, ¿no estabas
algo sorprendida cuando a tu padre no le importó si yo sabía dónde está
Jack? —Una mirada de duda cruzó a través de su rostro—. Él quería que
Jack se perdiera en el Hoyo, así él podría liderar la revolución contra el
enemigo, dándole a tu padre la razón que necesitaba para apagar nuestro
sistema de ventilación.
—Esos son ellos —dijo—. Quieren saber qué está pasando aquí. Si
no les respondo, abrirán su camino dentro.
Página
—Entonces mejor les respondes —dijo Bron, inclinando su arma
hacia Leisel—. Y prepárate para explicar por qué la familia presidencial
entera está muerta y tú estás vivo.
Él lo repitió en el comunicador.
—Clemencia —dije—. Diles que vine aquí buscando porque todos los
cargos puestos contra Jack Kenner sean dejados.
—Veintitrés.
Summer puso el monitor en ese canal y tuvimos una vista del pasillo
afuera. Ahí había seis soldados armados, Desmond y los dos Domers.
—Esa es solo la línea del frente. Habrá más en las escaleras y fuera
por el elevador —dijo Evans.
Él la ignoró.
—Átala.
—¿Qué quisiste decir con “podría”? ¿No recordarías dar a luz a dos
bebés?
—No yo, Sunny… tu padre. Él solo tenía trece cuando Amelia Holt lo
tomó como su amante. Pero tu padre es un romántico y fantaseó que ella
en realidad estaba enamorada de él. Se enamoró locamente de ella,
313
de la crianza correcta. Así que, cuando Leisel nació con ojos tan oscuros
como un pobretón, él se volvió loco. Fue una mala noche. Pensé que iba a
azotar a tu padre hasta la muerte.
Alcé la mirada hacia Leisel, ahora casi asegurada a una silla. Ella
estaba peleando tan fuerte que necesitó a los tres de ellos para atarla. No
vi un semblante familiar. Pero éramos de la misma altura. Y yo fui capaz
de convencer al Domo entero de que era Leisel en su boda.
—¿Papá era el único amante del Hoyo? Tal vez ella tuvo más —dije
esperanzadoramente.
—Buen Dios, pensamos que era Holt llamando. La última cosa que
necesitamos es que el presidente sospeche que algo sucede y envíe
refuerzos.
—No creo que el presidente los moleste… necesito hablar con Jack,
sin embargo. Es urgente.
315
—Soy yo.
Cubrió sus ojos con una mano por un momento antes de jalarla por
su cabello, una clara indicación de que estaba frustrado.
—Pensé que eso sería todo lo que iba a ser, Jack, pero se convirtió
en una forma de volver al Hoyo. No tenía idea.
—Ya veo.
—¿Estás segura?
Asentí.
—Muy segura.
—¿Por qué?
—Sí, lo soy.
caras mientras se acercaban al monitor. Esto no era una película. Este era
Jack Kenner, vivo fuera del Domo. Él alzó la tablet y dio una vista
panorámica del área. Más que nada, era el corral en primer plano, pero en
Página
—Sí, lo soy —dijo Evans sin prestar atención, fascinado con las
imágenes que estaba viendo.
Evans se irguió.
—Sí, señor.
Sonreí.
—Le dispararon. Creo que está bien, pero necesita un doctor pronto.
Tal vez debí estar sorprendida por esa pregunta, pero no lo estaba.
Aun cuando sabía que sería mi única oportunidad de entrar al Domo, sentí
el peso de la culpa en el momento en que decidí venir sin siquiera decirle.
Como si estuviera rompiendo una regla tácita entre nosotros.
—Siempre —dije.
319
Página
Capitulo 32
Mi mamá se las había arreglado para subirse al sofá para el
momento en que regresé a la recepción. Ella sentía mucho dolor pero
parecía estar sobrellevándolo.
empezado la evacuación.
Ella negó con la cabeza.
Página
Me pregunté si el guardia que me dio su uniforme con toda la
intención de no necesitarlo nunca más… fue hacia el túnel, dijo adiós y se
fue. ¿Cuántos más serían como él?
—Ahí y allí.
—Increíble.
—Así que no era solo a todos en el Hoyo a los que él iba a matar.
Lo medité.
Summer se enderezó.
—En la cocina.
—¿Quieres ayudarme?
—Seguro.
—Estoy bien.
¿Era ese el por qué estaba tan delgada? ¿Ella había cambiado la
comida por alcohol? Esto iba más allá de estar molesta conmigo; ella era
diferente.
322
—Solo decía que tú y yo hemos soñado sobre esto desde que éramos
niñas. ¿No recuerdas esa película que veíamos todo el tiempo… esa con la
niña corriendo por las montañas con el chico y las cabras?
—¿Heidi?
Así que eso era lo que la estaba molestando. Ella escrutó mi cara por
Página
Su cara palideció.
—Ya lo hice hace media hora —dijo Evans—, les dije que todavía
estábamos esperando a Jack Kenner.
Página
—¿Esto es real?
Y ella no estaría muy lejos con esa suposición, pensé. El primer lugar
con el que me topé en las afueras fue el campo de tiro. Pero por respeto a
Bron y al recientemente alineado Evans, me guardé esa información para
mí.
La puerta al final del pasillo se abrió más. Todo el rifle y las manos
sosteniéndolo se hicieron visibles. La puerta de la escalera se abrió y
alguien dio un paso en medio del pasillo, un rifle apuntando a los soldados
encogidos de miedo.
cara.
—No me gusta que me dejen plantado.
Él asintió.
—Gracias.
—Haz tú la declaración.
Pude ver el destello de cariño en sus ojos, una mirada que se había
convertido íntimamente familiar. Él besó mi mejilla.
Miré hacia Reyes y Micah. Era difícil de decir lo que Reyes estaba
pensando, dado que sus rasgos estaban a menudo nublados con ira.
Jack volteó una mirada expectante hacia mí. Supuse que esa era mi
señal para que empezara a hablar. No supe que decir. La introducción de
Jack de una disculpa me descolocó. Nunca se me ocurrió implorar por el
perdón de la burgué. Disculparme por causarles a ellos cualquier
preocupación injustificada.
—Yo no soy la diplomática que mi… esposo es, pero daré mi mejor
esfuerzo. —Hubo un murmullo desde el gentío por mi uso de la palabra
“esposo”. Jack me dio un asentimiento alentador—. No estoy culpando a
335
ninguno de ustedes por las condiciones en el Hoyo. Si hay una cosa que
aprendí de Jack, es que la mayoría de la gente en el Domo daba por hecho
Página
que nos está yendo bien allí abajo. Así que estoy aquí para aclarar un
malentendido. Somos seres humanos, al igual que ustedes. No somos
maquinas invisibles con el único propósito de asegurarnos que cada una
de sus necesidades están siendo atendidas en el Domo. —Jack apretó mi
mano más fuerte, una clara indicación de que estaba yendo por la
dirección equivocada. Aclaré mi garganta y continué con una voz más
calmada—. Somos gente. Sentimos dolor cuando somos golpeados.
Sentimos horror cuando observamos a un ser querido ser despedazado
hasta la muerte. Sentimos dolor cuando nuestros padres son asesinados
en el Sacrificio. —Mi voz se alzó con ira otra vez—. Sentimos humillación
cuando somos forzados a llevar a cabo favores sexuales. Pero mayormente,
sentimos furia porque no somos maquinas. Nosotros. Somos. Gente. —
Jack estaba infligiendo considerable dolor en mi mano y yo apreté los
dientes en contra de eso—. Pero sé que estas cosas no son su culpa,
porque ustedes no saben acerca de las condiciones en el Hoyo. —Relajó su
agarre. Tomé un momento para detenerme, leyendo detenidamente las
caras de esos mirando hacia mí tan atentamente, esperando que mis
próximas palabras contaran—. Ahora lo saben.
Él sonrió.
Había una Alianza armada por todo el décimo piso. Bron y Evans
seguían buscando en el disco duro de Holt. Mi madre parecía más cómoda,
así que asumí que el joven doctor le había dado algo para calmar el dolor.
Y Leisel todavía estaba atada a una silla. ¿Cuánto tiempo había estado allí
de esa manera? No podía recordarlo.
—¿En serio?
Página
Deshice el último de los nudos, y finalmente quité la mordaza. Leisel
apenas movía sus extremidades, pero por la mirada de consternación en
su rostro, estaba tratando. Sus manos blanca azuladas me dijeron que su
circulación se había cortado. Me sentí un poco avergonzada de haberla
dejado tanto tiempo atada. Cogiendo una de sus manos, traté de forzar la
circulación de nuevo.
—Vale.
Luego se fue.
Ella sonrió.
—Me siento bien. No te preocupes por mí. —Me pregunté si eran las
drogas las que hablaban.
Iba a tomar un largo tiempo llegar hasta las puertas del hangar.
—Ella está aguantando por ahora, pero tenemos que sacarla de aquí.
—Su cabello estaba pegado a su frente y aunque no parecía estar dolorida,
apenas podía sostenerse por sí misma.
—He oído hablar mucho de ti, Summer. Mi esposa piensa muy bien
de ti.
Era una buena sugerencia, salvo que a medida que nos acercábamos
a la entrada, vimos que la puerta del Hoyo había sido atrincherada.
Alguien no quería que los pobretones fueran libres. Me pregunté cómo de
sorprendidos iban a estar cuando encontraran que el Hoyo estaba ya
fuera.
El hangar estaba ya iluminado con la luz del sol y Summer puso una
mano protegerse los ojos.
—Se vuelve más brillante —le conté—. Pero Doc tiene gafas para
nosotros.
Mientras salíamos del Domo, Summer puso un brazo sobre sus ojos.
Incluso a esta hora de la tarde, el sol era brillante. Me maldije por haber
dejado mis gafas —las que Jack me había dado— en el Hoyo con mis
ropas.
—Nos hemos conocido desde que éramos niños. Éramos los mejores
amigos en la Academia. Mi familia ha apoyado a Liberty desde… siempre.
—Está bien. Dejar la bala fue una buena decisión, había poca
pérdida de sangre. La articulación del hombro debe ser reconstruida, pero
estoy seguro que puedo reemplazarlo.
—Déjame adivinar…nanorobots.
Él asintió.
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Mi boca se abrió.
—¿Cómo puede esta aún vivo? Fue enviado a la cordillera hace casi
dos años.
—Un par de hombres estaban tomando comida para ellos desde los
corrales —dije.
—Si su dieta estaba suplementada, eso explica por qué no están aún
muertos.
—¿Sabes conducir?
Me sorprendí al ver una lágrima correr debajo de sus gafas. Moví mi mano
para cubrir la de ella. El sol desapareció con un destello final.
—Apágalo —sugerí.
—Ese es el punto.
Habían pasado unas cuantas semanas desde que fui ahí. Mi mamá y
yo habíamos encontrado la roca perfecta, encarando al sol. Y en la noche
cuando el sol bajaba, la roca lucía como si se tornara rosa. No es como si
mi papá realmente estuviera enterrado ahí. No tenía idea de a dónde había
ido su cuerpo… y busqué y pregunté a todos los que pude pensar sobre
alguien que fuera torturado a muerte quizá encontrara un lugar de
descanso en el Domo. Nadie pudo responderme. En efecto, acorde a los
registros, no estaba enlistado como un fallecido. La única razón por la que
dejé a mi madre convencerme sobre tallar una lápida fue en caso de que él
estuviera vivo y encontrara su nombre ahí. Sería como un reflector,
diciéndole que su familia estaba buscándolo, y tal vez se quedaría junto a
la roca esperando ser encontrado. Primero revisé todos los días… después
cualquier otro día… y diez meses después se extendía a semanas. Hasta
ahora él estaba ausente.
Tal vez el aún no sabía que yo haría cualquier cosa que me pidiera. Y
después de todas las noches que se quedó despierto estudiando conmigo,
estaba feliz de compartir su pasión por la historia. Había sido un largo año
escolar. Hubo momentos en que me arrepentí de permitirle convencerme
sobre ir a la Academia. Primero, no tenía la base educacional para ello. En
el Hoyo, nosotros solo recibíamos educación hasta sexto grado, y una vez
que cumplíamos doce entrábamos a la fuerza laboral. En el Domo, la
educación iba al grado doce, y a los niños de las familias élite se les
permitían dos años adicionales para terminar sus estudios. La única razón
por la que fui capaz de ser aceptada en la Academia fue porque Jack gastó
noche tras noche tras noche ayudándome para preparar mi examen de
admisión. Aprobé. Pero luego vino la parte difícil: no reprobar. Si no fuera
por mi atento, servicial, y extremadamente sexy esposo quedándose
despierto la mayoría de las noches para ayudarme a estudiar,
347
arrojar mis libros contra la pared y gritar: ¿para qué es todo esto? Habían
valido la pena, porque hoy, el día después de mi examen final de mi primer
año en la Academia, podía responder esa pregunta: Estaba obteniendo
conocimiento. Siempre envidié la habilidad de Jack para predecir lo que la
burgué haría después. Y aunque yo aún no era la gran experta en ello que
él era, estaba llegando ahí.
Sabía que algo estaba pasando entre Summer y Bron… y entre Bron
y mi madre. Obtener la verdad de ellas no había sido fácil. Me hicieron
prometer no decirle a nadie —incluido Jack— que Bron le había dado a
Summer veneno para poner en las bebidas del Presidente Holt. Aun si mi
madre no le hubiera disparado a Holt, eventualmente él habría muerto de
todas maneras. No es que mi madre se sintiera mal sobre dispararle a un
hombre muriendo. Ella dijo que su único arrepentimiento en la vida fue
rehusarse a darle el veneno a Holt ella misma cuando Bron se acercó a ella
con la idea años atrás. Como Bron me dijo, no fui la primera persona en
pensar en una rebelión, solo fui la más exitosa. Lo atribuí a la buena
sincronización.
Reyes era parte del ejército élite, así como Raine, Micah, David y
Summer. Aunque raramente aparecía Summer. Fue difícil volverla sobria y
Doc fue firme sobre su ejército siendo lúcido. Él señaló cuán fácilmente la
burgué había sido derrotada porque amaban la hora del cóctel.
Él rió suavemente.
quiero levantar.
—Es tu turno de hacer café.
No podía pelear con eso. Él había hecho café por las últimas catorce
mañanas, aun después de que se mantuviera despierto conmigo la
mayoría de las noches estudiando para los exámenes finales. El hombre
era un santo.
—¿Qué?
—Sí, lo hacemos.
Aun cuando estaba frustrada con ella, estaba feliz de que Summer
viviera con nosotros. Después de que sus padres se aventuraran en las
grandes afueras por unos completos veinte minutos, ellos decidieron que
no era lo suyo, demasiado riesgo de envenenamiento por radiación. El sol
era demasiado brillante y el viento muy extraño. No fueron los únicos que
se sintieron de esa forma. Hubo muchos pobretones y burgué quienes
decidieron no abandonar la seguridad del Domo.
Summer estaba más que feliz de irse. De hecho, ella no quería volver
351
a entrar nunca. Así que aun cuando tomé residencia con Jack —uno de
los burgué odiados— aún me las arreglé para persuadirla de que viviera
con nosotros. Supongo que éramos lo menos de dos demonios. Ahora si
Página
Sabía lo que este día significaba para él y no haría que llegara tarde.
Me alisté en tiempo record. Cuando volví a la cocina, vestida en tres capas
de ropas calientes incluyendo estos calcetines, me sorprendí de ver a Ted
levantado y listo para salir.
―Así que, ¿soy la única chica que va? ―Pregunté. Debí haber
pensado en pedirle a Jin-Sook que viniera con nosotros.
―Um… aún está dormida ―dije, disparando una mirada que decía
352
Había puesto a Jack, junto con todos los demás que estuvieron en la
suite presidencial, bajo un estricto secreto de sumario al respecto de la
posibilidad de que Leisel sea mi hermana. Aunque confiaba en Doc y él se
ofreció a hacer una prueba de sangre para confirmarlo, dije que no. Si
resultaba que sí éramos hermanas, no sabría qué hacer con esa
información. Y dudaba que Leisel quisiera saberlo. Ella prefería mantener
su rol superior como la hija huérfana del presidente, el cual perdería si se
descubriera que ella era mitad pobretona. Y considerando que se había
mudado con la familia West ―los amigos más cercanos de los Holt― ser
etiquetada como pobretona podría significar que tal vez se quedara sin un
lugar donde vivir.
―Te comiste la caja entera en tres días. Y yo pensé que odiabas los
tomates.
Me encogí de hombros.
Aún faltaba una hora para que el sol surgiera. El aire era frio y
Página
Esta era la primera vez que íbamos a la vieja ciudad, la cual Jack
había señalado en un mapa posiblemente como Front Royal, aunque no
estaba seguro. Había un montón de establecimientos esparcidos por el
valle antes de la guerra, la mayoría granjas y haciendas. Las mayores y
grandes ciudades estaban más al este, a lo largo del océano Atlántico.
Esas también eran áreas a las que la Nación se refería como “tierras
chamuscadas”.
hay un edificio que aún no hemos explorado por completo. Tuvimos suerte
un par de veces ahí.
Página
―¡Vámonos!
―¿Mama? ―Pregunté.
―Sunny… ―dijo.
―¡Dímelo!
―Los bárbaros les llaman reclutadores. ―Frotó las manos contra sus
ojos―. Creo que los vi asesinarlo. Creo que mi hermano está muerto.
―Eso debe significar que aún está vivo. ¿Por qué no están afuera
buscándolo?
―Sunny… han pasado unos cuantos días desde que te dijeron que
Jack…
Más que todo sabría que Jack no estaba muerto, porque sabría si él
ya no estuviera en este mundo.
Mi corazón lo sentiría.
Fin
359
Página
New world order
(Sunset Rising #3)
En el tercer libro de la
trilogía Sunset Rising, Sunny
O'Donnell está decidida a
encontrar a Jack y traerlo a casa.
Con la ayuda de la alta tecnología
de Doc, Sunny y sus amigos,
Summer y Reyes, haciendo equipo
con la Nación, se exponen a un
mundo post-apocalíptico sin ley.
Pero a medida que la crueldad de
los reclutadores se desarrolla en
medio del descubrimiento de
traiciones dentro de su propio
grupo, los amigos se convertirán en
enemigos y los enemigos se
convertirán en amigos en un viaje que dará lugar a un Nuevo Orden
Mundial.
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Sobre La Autora
S.M. McEachern
http://www.eyesofangels.net
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