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La hipótesis sobre los grupos humanos iniciales es que se trataba de pequeños grupos
que estaban unidos por lazos de parentesco flexibles e informales. Los sentimientos
espontáneos, y no los sentimientos reglamentados, era lo que los mantenía juntos. Los
asuntos familiares se dirimen por discusión no por ley o coerción (243). Sin ley, un
hombre es tan fuerte como lo sea su familia.
Se piensa que estos grupos tenían dos características básicas. La primera es que
eran cazadores y recolectores, comían lo que la naturaleza les proporcionaba y no
hacían mayor cosa por aumentar la disposición de alimentos. La segunda es que se
trataba de un pequeño grupo que viajaba junto y que tenía relaciones con otros grupos
pero que conservaban su diferencia y su tamaño. En algunas culturas variaba de 30 a 60
miembros y en otras alcanzaba un máximo de 150. (233)
Este tipo de agrupamientos a los que podemos llamarles sociedades-banda, eran
en realidad una gran familia, pero terminaron cuando se formalizaron y se
transformaron en sistema de parentesco.
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implicaban la capacidad de oprimir a otros. La igualdad se daba entre los adultos, la
tiranía existía contra mujeres y niños.
No había individualismo. Situarse encima de los otros, era tratado duramente.
La función esencial de todo sistema político es definir el lugar en el mundo
social que tiene la persona (230). En el sistema de parentesco, todas las formas políticas
de sentimiento y acción son formas de parentesco, formas familiares.
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en contacto y con quien no tiene relaciones de parentesco, representa una ruptura radical
con el pasado, porque contradice toda la experiencia de poder dentro de la familia
nuclear o extensa. En la familia, todo el poder lo tiene la gente conocida con la que hay
parentesco; ningún extraño toma tus bienes o te manda a la guerra. Y aunque en la
sociedad primitiva se crea un mundo más allá de la familia extendida, en ese mundo
todavía no gobiernan los que no son parientes. Ningún extranjero tiene el poder sobre la
vida o la muerte” de algún miembro del sistema (239)
La gente puede ejercer la tiranía sobre otros sólo después de hacerlos extraños.
Cuando se trasciende las relaciones de parentesco, éste no desaparece, sino que
se transforma. Toda forma de cohesión social tiene como ancestro las formas de
parentesco (274).
La monarquía destruyó al sistema político familiar, pero la familia del rey es
esencial para la monarquía, la sucesión y la estabilidad (275)
El modelo de autoridad súbdito-rey seguía al modelo padre e hijo. La autocracia
paterna fue legitimizando la tiranía política y la opresión política fue legitimizada por la
tiranía familiar.
El héroe y el rey
Un mecanismo que inventaron los seres humanos para facilitar el desarrollo social y
cultural es la creación de una leyenda o mito en la que sucede algo nuevo o los dioses le
dan un poder a un héroe y luego los demás lo imitan y se benefician. (107)
Es razonable suponer que las leyendas de reyes poderosos y autocráticos
precedieran al establecimiento de esa clase de reinado (107)
Lo que no está a discusión es que el rey fue una persona muy especial y que esas
personas tan especiales no existían en sociedades anteriores a las sociedades complejas.
El rey era especial no sólo por el poder que poseía, por el miedo que se le tenía o por los
ilimitados placeres que se le permitían. Ellos eran especiales como individuos. Su poder
y su posición los hacían no sólo crueles sino también creativos en la manera en que los
seres humanos podían actuar. (107)
No se hace ningún gran trabajo en el mundo sin el coraje de abandonar y
transformar los viejos modos de vinculación, pero este coraje es tanto apreciación
realista de los propios poderes como creencia mágica en la propia omnipotencia. El
héroe es el que tiene la tarea de hacer real lo ilusorio en el mundo o en la mente, pues
vivimos en los dos lugares (188)
Es difícil la separación entre el héroe saludable y la megalomanía paranoica
(190) Las metas de nuestras ambiciones son tan grandes y nos llevan tan lejos de
nuestra casa como para que sólo puedan ser sostenidas por los premios que otorga la
realidad. Las sociedades que rompieron con el sistema de parentesco nos dieron las
historias de los héroes sobre-humanos (191)
Los reyes en las sociedades complejas avanzadas se convierten en seres
semejantes a los dioses y este poder parecido al de los dioses es una de las fundaciones
de la monarquía. (132)
El poder de los reyes no fue creado solamente para oprimir a los seres humanos,
sino también para exaltarlos (304)
La gente se sintió mejor porque alguien era omnipotente, incluso aunque ese
poder requería que se humillaran ante ese extraño poder (293)
Los dioses poderosos antropomórficos y los reyes omnipotentes son invenciones
de la mente humana. Los dioses son como reyes y los reyes como dioses. Los dos son
creaciones de una invención fundamental: el poder omnipotente (132) Y el sacrificio
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humano parece ser una cualidad necesaria y un certificado innegable del mayor poder
(133)
La concentración del poder en los reyes les dio la posibilidad de hacer cambios
fundamentales en la sociedad y en sus valores (329)
En las sociedades complejas existen sacrificios humanos. Generalmente las víctimas son
gente de clase baja, aunque en determinadas ocasiones se incluye algunas de la clase
alta (112)
Parece que el sacrificio humano -con toda su crueldad e irracionalidad- ha
servido para liberar a la gente de la prisión familiar y canibalismo y permitir la
canalización de la energía hacia desarrollos más grandes (118)
En todos los asesinatos rituales hay un claro vínculo con la ansiedad. Se ejecuta
el sacrificio en una situación en la que hay ansiedad y es necesario superarla:
El orden es una defensa contra el caos y el pánico: nadie avanza a menos que
haya aprendido nuevas maneras de defenderse contra el desorden y la ansiedad (138)
Hay muchas áreas donde se crea el sentido de control y por eso deleitan: la
magia, la ciencia, el arte, el deporte, la danza… En todas ellas se da el placer del
control.
Incluso la crueldad es una forma primitiva de defenderse contra el caos y el
pánico que suscita. Un yo amenazado por la destrucción, puede afirmar su existencia
haciendo sufrir a los demás. Esto es así, casi por razones imposibles de explicar, pero
quizás en el acto de crueldad, el que la realiza se convierte él mismo en la amenaza y,
por tanto, en algo conocido. Y el conocimiento de la amenaza ayuda a convertir el
pánico en ansiedad. (165)
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Las bromas, por su lado, también proporcionan el sentido de que se está
dominando la situación (142)
La aristocracia
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En las sociedades complejas hay necesidad de escuelas que den continuidad a lo
aprendido. Esto significa la existencia de profesores, la preocupación por el lenguaje y
gente que pasa mucho tiempo ocupada con cosas de la mente.
Desde el siglo XII no ha cesado de crecer el poder del Estado y la extensión de ese poder
ha sido la causa de la extensión de la guerra.
El poder estatal primero creció con la monarquía, después siguió creciendo de
manera impersonal. Un conjunto de hombres renovables por elección son los que ahora
disponen del conjunto de dispositivos del poder. Este poder es un ellos, algo ajeno a la
gente y aplica todos sus medios para acrecentarse.
Aquí se buscará identificar las causas del crecimiento del poder estatal, pero
también el modo en que crece el poder de la sociedad.
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En todo conjunto humano existe un mando, un gobierno, y esto merece una reflexión sobre
la esencia del poder. Todo poder se edifica sobre la obediencia, conocer las causas de la
obediencia es conocer la naturaleza del poder.
Un poder es más extenso en cuanto puede dirigir más completamente las
acciones de los miembros de la sociedad y usa con entera plenitud sus recursos.
Pero es un hecho misterioso que la mayoría obedezca a la minoría (el poder público
aparece como una sociedad pequeña que domina a otra mayor).
La obediencia proviene de sentimientos muy diversos:
a) Al nacer nos encontramos con el poder, para nosotros es un hecho natural. La
continuidad del poder y de los poderes deja su prestigio a los siguientes, deja su huella y
sus recursos.
b) La metafísica del poder, la que explica su constitución, es la de San Pablo: "toda
autoridad ha sido instituida por Dios". Todas las demás son pseudo metafísicas.
c) Pero debemos conocer esas metafísicas y pseudo metafísicas, porque el Estado
es un fenómeno humano profundamente influido por la idea que los hombres se hacen de
él.
d) Las teorías quieren fortalecer la obediencia, darle su por qué y para qué.
En el por qué se ubica el origen y el derecho de mandar. Algo o alguien otorga ese
poder. El para qué, ubica la función. La función del Estado normalmente se pone en el bien
común.
Por su parte, la duración del poder da un ascendiente entre la gente más allá de la
razón. La lógica de pensamiento de esta misma gente distingue al poder con tres
propiedades:
+ Fuerza: la conciencia que tiene la gente de la fuerza del
poder público le presta más fuerza al poder.
+ Legitimidad: la gente cree en la legitimidad del poder.
+ Beneficencia: es una simple esperanza que tiene la gente.
Las teorías justifican la obediencia por el origen o por el fin teórico del poder público. Las
que han tenido mayor crédito e influencia respecto al origen han sido las teorías de la
soberanía.
La obediencia es un deber que reconoce un derecho de mandar. El poder público
usa ese derecho que trasciende a los particulares y, además lo asume como absoluto e
ilimitado para que pueda ser guía y para que la gente no piense en negociar con él.
El titular de la soberanía es Dios o la Sociedad. El derecho de mandar está en ellos
y el gobernante lo usa. El poder concreto debe emanar del supremo soberano: se gobierna
en el nombre de Dios o en el de la sociedad.
Cuando el individuo le cede su poder individual al rey o al parlamento queda
obligado a obedecerlos. Por eso mismo, aunque el poder tiende a crecer y a ser expropiado,
también existe la tendencia de la gente a defenderse de él y a limitarlo.
Las teorías tienden a disciplinar al súbdito y al poder, pero el cambio de Dios al
Pueblo en el derecho a mandar, se presta a la creación de un absolutismo, pues no hay
manera de limitar el poder del pueblo y, además, la "voluntad general" es muy cambiante y
no "fija" como la voluntad divina. Ese poder de soberanía popular tiene manos libres, es
arbitrario.
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Las teorías del derecho de mandar explican y justifican la obediencia debida al poder en
razón de su legitimidad dada originalmente por Dios o por el pueblo. Pero el poder tiende a
un fin. Este fin que presentan las teorías es el bien común, que responde a una indefinida
aspiración humana.
En las repúblicas antiguas la nobleza se defendía del rey y del pueblo. Si su defensa
era exitosa se quedaba como la igual a los gobernantes, cohesionada por la moral; si
fracasaba, el rey se hacía soberano e incorporaba a la gente que estaba bajo el mando de la
aristocracia.
La república era el "nosotros" de la aristocracia; el Estado, en cambio, era el mando
soberano al que se subordinaba la aristocracia.
La sociedad moderna aparece como una inmensa organización estatal que, con un
complejo sistema de palancas materiales y morales, orienta las acciones individuales
y organiza las existencias particulares. Su fuerza no es más que una cantidad
movilizada y centralizada de esfuerzos sociales. Su poder es social, pero está
divorciado de la sociedad y la explota.
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El poder público no desaparece cuando reniega de su origen o de su función.
Continúa mandando y siendo obedecido. Se revela capaz de existir como mando puro.
Esto es así porque las comunidades extensas han sido creadas por la imposición de una
fuerza a grupos diferentes.
Lo que ha unido a los grupos no ha sido el instinto de asociación sino de dominio.
El poder procede casi siempre del exterior: vía la conquista. Si el conquistador no mata a
todos es porque la gente le puede ser útil. Entre vencedores y vencidos la relación es de
explotación.
El Estado es, en esencia, el resultado de los éxitos de una pandilla de bandidos que
se sobrepone a las pequeñas sociedades particulares y les ofrece a los sometidos el mando
y la explotación. Los romanos así lo entendían en sus conquistas y botines.
Sometida a su propia lógica egoísta, el mando tiende a su propia destrucción, pues
entre más pesado es su yugo más despierta el deseo de los dominados de sacudírselo.
El mando de los conquistadores pasa al rey pues utiliza al pueblo conquistado para
dominar a sus compañeros. El mando del rey debe su existencia a un doble triunfo: el
militar (el que tienen los conquistadores sobre los sometidos) y el político (el que tiene el
rey sobre sus compañeros conquistadores).
El rey protege a los vencidos para atraer servidores y recursos. El poder público
busca su poderío y para ello debe rendir servicios. Ese mando está obligado a velar por el
bien común. El rey necesita, por eso, gobernar con la ley; necesita que la mayor parte de
las fuerzas sociales se inclinen a su favor. Necesita constituirse en centro cristalizador del
sentimiento nacional. Para ello se presenta ante cada grupo como el sustituto o heredero
del jefe del grupo. Los súbditos se convierten en compatriotas por la fidelidad a una misma
persona.
Con los emperadores el agregado de conquistas territoriales se convierte en un
todo. Esta unificación bajo un mando, esta socialización, lleva también a la unificación en
contra del emperador por ser extranjero, arbitrario y explotador.
- Desde el momento en que el grupo responsable del fin social forma un cuerpo aparte y se
separa del resto, en ese momento empieza a estar preocupado por no ser expulsado del
poder.
- Se da una división entre los que comen y los que procuran la comida. Los impuestos
originalmente son en provecho del grupo gobernante.
Pero por la dualidad del poder público los gobernantes tienen que aprender a
satisfacerse satisfaciendo al mismo tiempo las necesidades del agregado humano que
gobiernan. Satisfacer el bien propio, pero también satisfacer el bien común.
Con ese doble papel, el poder estatal va ocupando más espacio en la sociedad: ésta lo
invita y por apetito acepta.
El poder legítimo es aquel que por una recíproca costumbre ha acomodado sus
propios intereses a los de la sociedad.
El Estado crece en soldados, impuestos, leyes y funcionarios siguiendo su propia
dinámica, pero su crecimiento lo tiene que justificar socialmente con el interés general. La
guerra le proporciona la justificación y es cuando crece más su poder. Se justifica por
defender a la gente contra poderes de especie diferente.
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Al interior del territorio el Estado aparece como protector de la gente contra los
poderes de grupos particulares que tienden a crecer a costa de los otros. Aparece como
cómplice de los súbditos, pero en realidad él quiere ser el único que crece.
El poder público se aprovecha también de los deseos mágicos de la gente que
quiere tener una varita mágica cuando se ensanchan las distancias entre los deseos y las
realidades, cuando quieren solucionar problemas fuertes y experimentan una gran
impotencia.
Los hombres quieren uniformar su mundo y someterlo a lo poco que saben hacer.
El intelectual simplifica, unifica, empobrece, hace una obra mental parecida a la obra
material del tirano o del rey. Los filósofos luchan contra las diferencias. Ponen un orden
procurado al precio de la inserción de la realidad en un registro universal. Esta imaginación
de orden geométrico ayuda a la tiranía pues sólo ella puede realizarlo. El filósofo ayuda a
despertar el deseo de ese orden.