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Un oso encontró una jarra encantada en un prado que decía que si decía las palabras mágicas, lo vería. El oso probó varios hechizos sin éxito hasta que suplicó "¡por favor, jarroncito!" y se abrió una puerta que reveló un camino iluminado hacia una montaña de juguetes y chocolate; luego al decir "¡Gracias, jarroncito!" pudo llevar a sus amigos a la fiesta, aprendiendo que "por favor" y "gracias" son las palabras mágicas.
Un oso encontró una jarra encantada en un prado que decía que si decía las palabras mágicas, lo vería. El oso probó varios hechizos sin éxito hasta que suplicó "¡por favor, jarroncito!" y se abrió una puerta que reveló un camino iluminado hacia una montaña de juguetes y chocolate; luego al decir "¡Gracias, jarroncito!" pudo llevar a sus amigos a la fiesta, aprendiendo que "por favor" y "gracias" son las palabras mágicas.
Un oso encontró una jarra encantada en un prado que decía que si decía las palabras mágicas, lo vería. El oso probó varios hechizos sin éxito hasta que suplicó "¡por favor, jarroncito!" y se abrió una puerta que reveló un camino iluminado hacia una montaña de juguetes y chocolate; luego al decir "¡Gracias, jarroncito!" pudo llevar a sus amigos a la fiesta, aprendiendo que "por favor" y "gracias" son las palabras mágicas.
prado en cuyo centro encontró una jarra con un cartel que decía: soy una jarra encantada, si dices las palabras mágicas, lo verás El oso trató de acertar el hechizo, y probó con abracadabra, tan-ta-ta-chán y muchas otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: “¡¡por favor, jarroncito!!”, y entonces, se abrió una gran puerta en el prado. Todo estaba oscuro, menos un cartel que decía: “sigue haciendo magia”. Entonces el niño dijo “¡¡Gracias, jarroncito!!”, y se encendió dentro de la jarra una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de juguetes y chocolate. El oso pudo llevar a todos sus amigos del prado a aquella jarra y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se dice siempre que “por favor” y “gracias”, son las palabras mágicas.