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06 de octubre de 2017
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Diego Lanese
Según informó el Ministerio de Salud, la CUS se pondrá en marcha el año que viene, con
el apoyo de los sindicatos, que a través de sus obras sociales pondrán millonarios fondos
para su funcionamiento. Pero hay dudas sobre cómo se sostendrá la atención en el
tiempo, por lo que se formaron grupos que rechazan la reforma.
Cambio de paradigma
En agosto de 2016 Macri anunció la puesta en marcha del CUS, y un año después
terminó de acordar con los gremios de la CGT su implementación. Pensada para todo el
país, este año se iniciará un plan piloto en la localidad mendocina de Guaymallén, y en
2018 se lanzará a nivel nacional. Las provincias deben adherirse, y hasta ahora lo hicieron
en total unos 14 gobiernos. Para su lanzamiento, las obras sociales sindicales aportarán
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Revista Cítrica: La segunda muerte de Ramón Carrillo La Cobertura Universal de Salud es el
principal plan del gobierno de Macri en materia sanitaria, y comenzará a implementarse en 2018.
Para especialistas y gremios, esta imposición del Banco Mundial es un cambio de paradigma que
termina con los sueños del primer sanitarista del país. Leer en:
http:/revistacitrica.com/la-segunda-muerte-de-ramon-carrillo.html
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unos 8 mil millones de pesos para el inicio de la CUS, según se confirmó en la primera
reunión de la Unidad Ejecutora, a fines de septiembre.
“La cobertura universal existe en la Argentina desde la época de Ramón Carrillo, esto que
está haciendo el gobierno no es ni cobertura, ni universal ni de salud”, afirmó Jorge
Rachid, médico sanitarista especialista en seguridad social y salud pública. Para Rachid,
la cobertura “es un sello de pobreza en la frente”. “El CUS identifica un universo de 15
millones de personas que se atienden en el sistema público hospitalario, a quienes le
darán un carnet, con ese se van a atender en todos lados, pero este carnet no tiene
Programa Médico Obligatorio, tiene Programa Medico Mínimo, que incluye una serie de
prestaciones”, alertó el especialista.
Lejos de las críticas, desde el gobierno insisten con los beneficios del plan. “Esto es
universalizar el sistema de salud, para que llegue a todos”, dijo Jorge Lemus en la
presentación de la prueba piloto, en Mendoza, donde se comenzará a atender a unas 120
mil personas.
Críticas e interrogantes
Uno de los interrogantes que plantea el CUS es el financiamiento de las prestaciones que
brindará, ya que los fondos de 8 mil millones de pesos aportados por el acuerdo con la
CGT son para su puesta en marcha, pero no para su ejecución. Ese es uno de los temas
que preocupa a la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República
Argentina (Fesprosa), que junto a sus gremios y organizaciones sanitarias formó la
multisectorial No al CUS, que busca que las provincias que no adhirieron al plan –entre
ellas Buenos Aires y Santa Fe –no lo hagan. “Hay que aclarar que todavía la CUS es una
estrategia, la plata para el seguro no está”, afirmó Jorge Yabkowski, titular de la Fesprosa.
El dirigente remarcó que “un seguro sanitario implica tres condiciones: una población
nominalizada, una canasta de prestaciones y una financiación por una cápita, que tiene
que poner alguien. Bueno, esa plata no está en el presupuesto nacional, no está en
ningún lado. Los ministros dicen ‘ya vamos a ver’, pero los fondos no aparecen”.
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Además, otro problema es la legalidad de utilizar los fondos de las obras sociales
sindicales para financiar el plan. Es que según subrayó Rachid, “esta transferencia
merecerá más adelante un juicio incluso penal, por inconstitucionalidad, porque esos
fondos que la CGT entrega alegremente tienen como destino la atención de los
trabajadores aportantes, no puede tocarse ni malversarse, menos enviarse a un
fideicomiso. Es una barbaridad”. Según la mirada de Rachid, para financiar la CUS lo que
se puede generar es un “sistemas de prepagos”, que van a operar directamente sobre el
plan. “Seguramente en su función de controlar las metas de inflación, el gobierno tratará
de poner el menos dinero posible, empezando a ceder áreas de la seguridad social al
sector privado de la salud”, alertó.
Malos antecedentes
Como una imposición del Banco Mundial, el FMI y con el aval de la Organización Mundial
de la Salud (OMS), la CUS tiene varios antecedentes en la región, pero dos ejemplos
marcan los límites y las distorsiones que se generan en su aplicación. Se trata de lo que
sucede en Colombia con la Cobertura Universal de Salud y en México con el Seguro
Popular. El primero lleva 20 años de vigencia, y es el espejo más claro donde se reflejan
las inequidades del sistema, mientras el mexicano se puso en vigencia en la presidencia
de Vicente Fox, con resultados dispares.
En el caso mexicano, Gustavo Leal Fernández, integrante del Centro de Estudios Políticos
de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera su puesta en marcha
“el último eslabón de una cadena de reformas fallidas”, que comenzaron a principios de la
década del ’80, y que atentaron “contra el federalismo” del sistema sanitario de ese país.