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Las respuestas a

la crisis por la
gran depresión

Economía
Argentina

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Los años 20
En los años 20, el Gobierno hizo un esfuerzo por volver a la convertibilidad a la
paridad de guerra. Aunque no logró retornar a los niveles de precios de
entonces, en 1927 se decidió volver a la antigua paridad de 2,27 pesos = 1
dólar = 11,40 libras, sin que ello lograra bajar al nivel de precios de posguerra.

En 1927 se volvió a abrir la Caja de Conversión y, a pesar de que la caja había


suspendido la convertibilidad durante trece años, emitió con la contrapartida
de las entradas en oro. Tampoco recurrió a la Ley 94791, que permitía emitir
descontando documentos comerciales. El principio del patrón oro se mantuvo
aún durante la suspensión de la convertibilidad.

La baja de precios estuvo influida por la declinación mundial de estos,


especialmente en el caso de los agrícolas, que comenzó en 1925. Si bien el
precio del trigo bajó, los salarios no lo hicieron, lo cual creó una baja en la
competitividad de los productores.

Tabla 1: Precios del trigo


Años Precio $ m/n por 100 Kg.
1923- 1924 12,80
1924 -1925 14,31
1925- 1926 12,2
1926- 1927 11,31
1927- 1928 10,50
1928- 1929 9,68
1929- 1930 8,79
1930- 1931 5,56
Fuente: Comité Nacional de Geografía, 1941, p. 207.

Entre 1918 y 1920, los salarios aumentaron más que el costo de vida, pero, a
partir de 1920, este último declinó, lo que redundó en el aumento en
términos de poder de compra de los salarios. Esta alza importante en los
salarios reales en Argentina puede que haya tenido que ver con la ampliación
del proceso de participación política y con la caída en la inmigración en los
años de guerra, que hizo que la oferta de trabajo no fuera tan flexible como
antes de la guerra.

1
Ley 9479. (1914). Fondo de conversión y operaciones de redescuento. Honorable Congreso
de la Nación Argentina. Recuperado de https://goo.gl/jsU713

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La suba salarial en Argentina en los años veinte fue bastante mayor que en los
países europeos, lo cual dio motivo a que los empresarios locales se quejaran
por la pérdida de competitividad que ello implicaba, acentuada por el hecho
del auge de la industria textil, con un valor agregado de trabajo importante.

Los cambios en la distribución del ingreso en la década de los


veinte

Si bien durante los años de la guerra los salarios reales disminuyeron, después
de 1920 ocurrió todo lo contrario. Los precios bajaron, pero los salarios
nominales se mantuvieron en sus niveles anteriores, lo que implicó una fuerte
suba en los salarios reales. Hacia fines de la década, se produjo un gran
cambio en la distribución del ingreso.

Entre los años 1924 y 1928, los salarios reales subieron un 4,4 % por año,
mientras que el producto per cápita creció un 0,9 % anual, lo cual repercutió
negativamente sobre las ganancias de los empresarios y dio lugar a conflictos
distributivos.

Ahorro e inversión en los años veinte

La gran inversión de los años previos a la guerra de 1914 fue financiada en


gran parte con ahorro externo. Luego de la guerra, las inversiones extranjeras
en nuestro país se recuperaron, pero nunca volvieron a los niveles de la
primera década del siglo XX y ya no fueron principalmente británicas, sino
norteamericanas. En algunos países el ahorro interno reemplazó al británico,
pero este no fue el caso de Argentina.

En este período, una parte importante del ahorro doméstico se utilizó en


pagar servicios de la deuda, y las ganancias de los capitales invertidos fueron
transferidas al exterior, por lo que no se invirtió en el país. Por lo tanto, no
puede decirse que no hubo ahorro, sino que el que existió se utilizó para
pagar la inversión externa del período anterior.

Es así como, en esta década, una proporción alta del ahorro se destinó al pago
de los préstamos y a las remesas de beneficios, significando un 27 % de
nuestras exportaciones promedio entre 1923 y 1929.

Las inversiones en infraestructuras más importantes antes de la guerra


estuvieron fuera de la capacidad de ahorro de nuestro país, por lo que se

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realizaron con capitales extranjeros. Tal es el caso de los ferrocarriles, cuya
corriente principal de inversiones provino de Gran Bretaña. Luego de la
guerra, no solo disminuyó la inversión extranjera, sino que cambió su destino.

En la primera posguerra, se agregaron al ferrocarril y al telégrafo el transporte


automotor, en el que los norteamericanos ocuparon una posición de
liderazgo, como sucedió con el sector telefónico y empresas productoras de
bienes de distinta naturaleza.

En este tipo de inversiones, Gran Bretaña ya no tuvo la posición dominante,


pero tampoco fue similar la magnitud de las inversiones requerida.

La recuperación de 1917-1927

Concluido el conflicto mundial, la recuperación a partir de 1918 fue


importante, salvo la crisis de 1920. Desde 1924 el crecimiento fue muy
significativo e impulsado por el aumento en las importaciones, en especial en
el rubro máquinas y equipos.

El PBI (producto bruto interno), que durante la guerra cayó casi una cuarta
parte, tuvo una gran recuperación y en la década de los veinte casi se duplicó.

En el sector ganadero, el crecimiento empezó a detenerse en 1924 y sufrió a


partir de 1925 las limitaciones a las importaciones impuestas por Estados
Unidos por razones sanitarias.

En el caso de los cereales, si bien no mostraron el dinamismo de las décadas


anteriores, hubo un cambio en la agricultura con la aparición de superficies
destinadas a cultivos industriales y, más especialmente, al algodón, que fue el
rubro de mayor crecimiento en la década y del que dependió el fuerte
crecimiento de la industria textil.

La construcción registró entre 1917 y 1923 un crecimiento de un 32,5 % anual,


luego de caer un 36 % al año durante la guerra.

El sector industrial creció un 4,8 % anual en el período 1920-1928. En este


período se fundaron numerosas firmas, la mayoría de las cuales pertenecía a
capitales norteamericanos.

Los precios de las exportaciones bajaron desde fines de la guerra hasta 1922
un 41 %, mientras que las importaciones lo hicieron en un 22 %. Entre 1923 y

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1925, las exportaciones tuvieron un repunte, para continuar bajando hasta
1930.

El desempleo, que durante la guerra alcanzó el 19,4 %, disminuyó en la década


y se mantuvo en un 4 %.

La gran depresión y las respuestas a la crisis

Si bien no hay consenso respecto a cuándo y dónde comenzó la crisis, muchos


la remontan al crack de la bolsa de Nueva York en octubre de 1929, que se
reflejó en una disminución notable en el comercio interno de Estados Unidos,
de las importaciones del resto del mundo y del comercio internacional.

En Argentina, el cierre de la Caja de Conversión impidió que la salida de


reservas se tradujera en la reducción del circulante en toda su magnitud, lo
cual evitó la fuerte contracción del crédito. Por otro lado, a la caída de las
exportaciones le siguió la caída en las importaciones, aunque con un retraso,
debido a que, expandido el crédito, la demanda de importaciones se redujo
menos. Los fondos congelados en la caja fueron usados por el Gobierno para
pagar deuda en el exterior y para intervenir en el mercado cambiario, con la
intensión de evitar la devaluación del peso, que se había devaluado un 59 %
respecto al dólar entre diciembre de 1929 y diciembre de 1931. Uno de los
sectores más castigados fue el agrario, cuyos precios se derrumbaron.

Las nuevas funciones de la Caja de Conversión

Tras una salida de oro, 70 millones oro durante 1929, en octubre se decidió
cerrar la Caja de Conversión. A partir de entonces, la emisión no correspondió
necesariamente a la cantidad de oro depositado en la caja, dado que comenzó
a emitir también sobre la base de redescuentos del Banco Nación y luego
también sobre deuda del Gobierno (parte de los bonos del empréstito
patriótico). Así, la emisión, que tenía respaldo en oro, disminuía, y aumentaba
la emisión con redescuento. A pesar de todo, las reservas de oro continuaron
bajando porque el Gobierno retiró oro para pagos de la deuda externa.

Estas emisiones adicionales no garantizadas con oro fueron moderadas, y solo


compensaron la contracción debida a la caída de las reservas producidas por
los retiros de oro del Gobierno para pagar deuda y para intervenir en el
mercado manteniendo el tipo de cambio.

5
El empréstito patriótico y la ampliación de los redescuentos al
Gobierno

En la presidencia de Justo, se optó por la emisión de un empréstito patriótico.


Como el resultado fue muy pobre, el empréstito tuvo otro uso: mediante la
Ley 115802 de 1932 se autorizaba al Gobierno a emitir m$n500 millones
pudiendo dejarlos en caución en la Caja de Conversión y recibir, en cambio,
billetes de curso legal por un 85 % de su valor nominal.

La emisión del empréstito patriótico –en gran parte, monetizado– y el


establecimiento de la indisponibilidad de los fondos que se enviaban al
exterior, junto a otros factores, como la baja en los encajes, contribuyeron a
compensar la deflación y bajar la tasa de interés.

La ley de redescuentos fue quizás el más importante de los instrumentos


creados. Utilizado con prudencia al principio, fue un instrumento de política
que el peronismo convirtió en el principal medio de financiamiento del
Gobierno.

El control de cambios. Los fondos bloqueados

Con el cierre de la Caja de Conversión, no fue posible cambiar legalmente


pesos por oro al tipo de cambio oficial de un peso moneda nacional por
cuarenta y cuatro centavos oro. Sin embargo, las operaciones de cambio
continuaron y el valor de la divisa se negociaba en los bancos, a la vez que la
Comisión de Cambios del Banco Nación intervenía en el mercado para evitar
una mayor depreciación. A partir de octubre de 1931, solo se permitieron
ventas de cambio a un tipo fijo de $3,88 por dólar a quienes fueran
autorizados por la Comisión de Cambios.

Cuando Gran Bretaña abandonó la convertibilidad de la libra retirándose del


patrón oro, Argentina decretó que todas las transacciones de cambio debían
realizarse por los bancos de la Capital Federal autorizados al tipo de cambio
que la Comisión de Cambios iba a fijar diariamente. A fines de 1931, esta fijó
un tipo de cambio de $3,86 por dólar, que quedó un 20 % debajo de lo que
estaba en el mercado.

Con esta medida se estableció el Control de Cambios, que consistía en el


monopolio estatal de todas las transacciones con moneda extrajeras. Sería

2
Ley 11580. (1932). Empréstito Patriótico y Solidario. Honorable Congreso de la Nación
Argentina. Recuperado de https://goo.gl/wJUxCz

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éste un instrumento que tendría profundas consecuencias en la vida argentina
y que modificaría el rol que hasta entonces había tenido el Estado.

El tipo de cambio oficial se mantuvo estable hasta 1933, lo cual dio lugar a que
a ese precio la demanda superara a la oferta y hubo racionamiento. En enero
de 1932, se dictó un decreto que obligaba los exportadores a la presentación
de un permiso previo en que constara toda venta de cambio realizada por los
bancos.

La comisión estableció las siguientes prioridades para conceder divisas:


1. Necesidades públicas.
2. Materias primas para las industrias nacionales. Combustibles para las
máquinas de transporte.
3. Pequeñas transferencias de inmigrantes. Necesidades de viajeros.
4. Cancelación o amortización de deudas anteriores.

Como todas las transacciones de cambios caían bajo el control de la Comisión


de Cambios, solo quedaba la alternativa del mercado negro o paralelo.

Las empresas británicas se encontraron con que sus ganancias en pesos no


podían convertirse en libras para remitirlas al exterior. Estos fondos
bloqueados, que en dos años alcanzaron gran magnitud, se colocaron en
bancos y en títulos públicos, lo cual favoreció la baja en la tasa de interés. En
1933, cuando se firmó el Pacto Roca-Runciman se estimó que el monto de
pesos bloqueados llegaba a más de 13 millones de libras (250 millones de
pesos).

El Pacto Roca-Runciman

El Pacto Roca-Runciman, aprobado por Ley 116393 (225), firmado en Londres


el primero de mayo de 1933, le concedió a Argentina una cuota de carnes en
el mercado británico, correspondiente a las exportaciones de 1932, aunque
menor a los niveles de 1928, pero mayor a lo que se esperaba. Además, lo
más importante fue el convenio de pagos y el empréstito para el desbloqueo
de los pesos.

El empréstito del desbloqueo

3Ley 11639. (1932). Convenio sobre Reciprocidad en el Pago de Indemnizaciones por Accidentes de
Trabajo con Bélgica. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://goo.gl/sEJqDf

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Las empresas que deseaban enviar sus ganancias generadas en el país al
extranjero no podían obtener divisas por el control de cambios instaurado en
octubre de 1931. Estos excedentes, acumulados en dos años, se depositaron
en bancos o invirtieron en títulos públicos, alcanzando alrededor de 13
millones de libras (250 millones de pesos). Como no era posible adquirir en el
país ese volumen de divisas de una sola vez sin que el peso se deprecie
fuertemente, el problema radicaba en obtenerlas en el exterior y a crédito
para poder venderlas a los que tenían pesos y querían libras para enviarlas a
Gran Bretaña. Por otra parte, el Gobierno nacional, causante de la
indisponibilidad de divisas, decidió sustituir a los deudores locales de
obligaciones en moneda extranjera, asumiendo sus deudas a cambio de las
sumas ahorradas por ellos en pesos. Ello significó para el Gobierno acceder a
recursos en pesos a cambio de tomar deuda a largo plazo en libras. De ese
modo logró captar ahorro doméstico.

En el convenio con Gran Bretaña, se previó que el Gobierno argentino emitiría


papeles en libras esterlinas, a 20 años de plazo, al 4 % de interés anual y
amortizables después de transcurrido un período inicial de 5 años en que solo
devengaría interés. Estos títulos se colocarían a la par. De acuerdo con ello, el
25 de octubre de 1933 el Gobierno emitió el primer empréstito del
desbloqueo. El Gobierno otorgó títulos de la nueva emisión, al tipo de cambio
de m$n12,68 = £ 1. Después del primer empréstito de desbloqueo en libras
esterlinas, se colocaron otros en diversas monedas, con lo cual la situación en
el mercado de cambios quedó despejada.

La solución al problema del bloqueo de los pesos terminó con un factor


perturbador para la moneda nacional y permitió marchar hacia la siguiente
etapa de control de cambios implementada en 1933 durante el ministerio de
Federico Pinedo.

Las reformas de 1933

En noviembre de 1933, un decreto del Gobierno de Justo dispuso una reforma


importante al régimen de cambio y el Ministerio de Hacienda dictó una
resolución donde se creó la Oficina de Control de Cambios, que dependería de
dicho ministerio.

1. Se devaluó el peso en un 20 % respecto al franco francés (que seguía


atado al patrón oro): $18,56 = 100 francos franceses. La paridad con la
libra quedó en $15 tipo comprador y $17 tipo vendedor en el mercado
oficial y $20 en el mercado libre.

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2. Se dividió el mercado cambiario en uno oficial y otro libre. En el
primero, el precio comprador regía para las exportaciones
tradicionales y transferencias financieras oficiales y el precio vendedor
para las importaciones esenciales. En el mercado libre, se liquidaban
divisas de exportaciones no tradicionales. El Gobierno también
intervino en ese mercado libre para evitar la volatilidad.
3. Se dispuso que toda importación debía tener el permiso de la
Comisión de Control de Cambios.

Las diferencias entre el tipo de cambio al que el Gobierno compraba divisas a


los exportadores en el mercado oficial y el precio al que las vendía
constituyeron un fondo que se llamó margen de cambios y fue una
importante fuente de recursos. Esos recursos al principio se utilizaron para
pagar el mayor costo que la devaluación produjo en los servicios de la deuda y
para financiar a la Junta de Granos, que se creó en la misma época para
comprar a precios sostén las cosechas de cereales cuyos precios se habían
derrumbado. Posteriormente, cuando los precios internacionales mejoraron,
el margen de cambios se utilizó para cubrir pagos de la deuda externa.

En el año 1935, mediante la Ley 121554, se creó el Banco Central, que se


encargaría de la emisión monetaria y que tendría como objetivo mantener la
estabilidad de la moneda.

4
Ley 12155. (1935). Banco Central de la República Argentina. Creación. Honorable Congreso
de la Nación Argentina. Recuperado de https://goo.gl/vbteSf

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Referencias
Cortés Conde, R. (2007). La economía política de la Argentina en el siglo XX.
Buenos Aires, AR: Edhasa.

Gerchunoff, P. y Llach, L. (2007). El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo


de políticas económicas argentinas. Buenos Aires, AR: Emecé.

Ley 9479. (1914). Fondo de conversión y operaciones de redescuento.


Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/290000-
294999/291251/norma.htm

Ley 11580. (1932). Empréstito Patriótico y Solidario. Honorable Congreso de la


Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=293609

Ley 11639. (1932). Convenio sobre Reciprocidad en el Pago de


Indemnizaciones por Accidentes de Trabajo con Bélgica. Honorable Congreso
de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do%3Bjsessionid=7D
3C19558BFD60DBE51ED0ACC158AA0E?id=203562

Ley 12155. (1935). Banco Central de la República Argentina. Creación.


Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=1B51B
36D2ED2311BFF582B6710C5C1AB?id=294177

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