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La dignidad humana es un valor esencial a nuestra condición

de seres humanos que supone ser reconocidos como iguales


por parte de las instituciones y por parte de todos los integrantes
de la sociedad, sean éstos cercanos o no. Supone
ser respetados y valorados íntegramente en sociedad sin
distinción de color de piel, género, origen étnico, condición
social u orientación sexual. Autonomía, libertad y
responsabilidad son los valores propios que sustentan nuestra
dignidad humana y, por ello, ésta no es ni transferible, ni
vendible, ni negociable; constituye nuestro valor más íntimo y
nuestro legado más originario para las generaciones presentes y
futuras.
Una persona que se comporta con dignidad es alguien de elevada moral,
sentido ético y acciones honrosas.
Si una persona es despojada de estos derechos básicos, se dice que su
dignidad ha sido ultrajada; no por voluntad de la persona, sino porque no
puede ejercer su libertad. La dignidad implica el reconocimiento de la
condición humana y el respeto.
El hombre vale por lo que el mismo es, por su ser

La dignidad de la persona se funda en ella misma, en su ser persona. De aquí nacen todos los
derechos humanos y la igualdad en cuanto ser de hombre y mujer.

La dignidad de la persona es la razón por la que no podemos tratar a las personas de cualquier
manera como cosas o animales.

Sin embargo hay determinadas períodos de la vida en la que la defensa de la propia dignidad
resulta más difícil, es el caso de los no nacidos, los recién nacidos, personas con discapacidad,
demencia senil, etcétera, que son vulnerables al trato que reciben de los demás y de la sociedad.
Es igualmente persona un anciano que un niño, un enfermo que alguien sano, todos merecen ser
tratados con respeto.

Una educación bien orientada será aquella en la que se respete la dignidad


de la persona y se enseñe a tomar conciencia de esta. Lleva a tomarse en
serio a sí mismo y a los demás. Una persona que no se respeta, es muy difícil
que respete luego a los otros. La dignidad de la persona es la base de
cualquier sociedad, de cualquier tipo de relación. Si no se reconoce su valor
íntimo, entonces se le acaba tratando como a una cosa.
Objetivo
Que los niños entiendan que el hecho de haber sido creados por Dios, a su
imagen y semejanza, nos lleva a cuidar nuestro cuerpo como el verdadero
templo de Dios, y que ello debemos reflejarlo externamente con nuestros
cuidados y actitudes. Por lo tanto, el cuidado de nuestro aspecto personal y
nuestro comportamiento, SI importan.
Actividad
De que trataban los cuentos
En que se parecían los cuentos
Que enseñanza dejan los cuentos

Había una vez un rey rico y poderoso, dotado de gran inteligencia, y aún
mayor soberbia. Tal era su orgullo, que nadie le parecía un rival digno para
disfrutar de su afición favorita, el ajedrez, e hizo correr la voz de que daría la
décima parte de sus riquezas a quien mostrara tener la dignidad suficiente.
En cambio, si el rey no lo consideraba digno, sería decapitado de inmediato.

Muchos arriesgaron sus vidas desafiando al orgulloso rey. Fueran ricos o


pobres, torpes o inteligentes, el rey los encontraba siempre indignos, pues o
no eran sabios jugadores, o no podían rivalizar con su poder. Con el tiempo,
desaparecieron los temerarios rivales, y el rey comprobó satisfecho que no
había en la tierra nadie digno de enfrentarse a él.

Años después, un pobre mendigo se acercó a palacio con la intención de


jugar contra el rey. De nada sirvieron las palabras de aquellos con quienes se
cruzó, que trataban de evitarle una muerte segura, y conseguió llegar al rey,
quien al ver su harapiento aspecto no podía creer que a aquel hombre se le
hubiera pasado por la cabeza ser un digno rival suyo.
- ¿Qué te hace pensar que eres digno de enfrentarte a mí, esclavo?- dijo el
rey irritado, haciendo llamar al verdugo.

- Que te perdono lo que vas a hacer. ¿Serías tú capaz de hacer eso?-


respondió tranquilo el mendigo.

El rey quedó paralizado. Nunca hubiera esperado algo así, y cuanto más lo
pensaba, más sentido tenían las palabras de aquel hombre. Si le condenaba a
muerte, el mendigo tendría razón, y resultaría más digno que él mismo por
su capacidad para perdonar; pero si no lo hacía, habría salido con vida, y
todos sabrían que era un digno adversario... Sin haber movido una ficha, se
supo perdedor de la partida.

- ¿Cómo es posible que me hayas derrotado sin jugar? Juegue o no juegue


contigo, todos verán mi indignidad. - dijo el rey abatido.

- Os equivocáis, señor. Todos conocen ya vuestra infamia, pues no son las


personas las indignas, sino sus obras. Durante años habéis demostrado con
vuestras acciones cuán infame e injusto llegasteis a ser tratando de juzgar la
dignidad de los hombres a vuestro antojo.

El rey comprendió su deshonra, y arrepentido de sus crímenes y su soberbia,


miró al mendigo a los ojos. Vio tanta sabiduría y dignidad en ellos, que sin
decir palabra le entregó su corona, y cambiando sus vestidos, lo convirtió en
rey. Envuelto en los harapos de aquel hombre, y con los ojos llenos de
lágrimas, su última orden como rey fue ser encerrado para siempre en la
mazmorra más profunda, como pago por todas sus injusticias.

Pero el nuevo rey mostró ser tan justo y tan sabio, que sólo unos pocos años
después liberó al anterior rey de su castigo, pues su arrepentimiento sincero
resultó el mejor acompañamiento para su gran inteligencia, y de sus manos
surgieron las mejores leyes para el sufrido reino

Todos esperaban en la granja el gran acontecimiento el nacimiento de


los polluelos de mama pata llevaba días empollándolos y podían llegar
en cualquier momento el día más caluroso del verano mama pata
escucho de repente… cuac, cuac vio al levantarse como uno por uno
empezaban a romper el cascaron bueno todos me nos uno
¡Eso es un huevo de pavo! le dijo una pata vieja a mama pata.
No importa le daré un poco mas de calor para que salga
Pero cuando por fin salio resutlo ser un pato totalmente diferente al
reto. Era grande y feo, y no parecia un pavo. El resto de animales del
corral no tardaron en fijarse en su aspecto y comenzaron a reirse de el
.
¡Feo, feo eres muy feo ¡ le cantaban
Su madre lo defendia pero pasado el teimpo ya no supo que decir los
patos le daba picotazos los pavos lo perseguian y las gallinas se
burlaban de el. El patito feo empezó a darse cuenta de que allí no le
querían. Y a medida que crecía, se quedaba aún más feo, y tenía que
soportar las burlas de todos. *

Entonces, en la mañana siguiente, muy temprano, el patito decidió irse


de la granja, triste y solo *, el patito siguió un camino por el bosque
hasta llegar a otra granja. Allí, una vieja granjera le recogió, le dio de
comer y beber, y el patito creyó que había encontrado a alguien que le
quería. Pero, al cabo de algunos días, él se dio cuenta de que la vieja
era mala y sólo quería engordarle para transformarlo en un segundo
plato.

El patito salió corriendo como pudo de allí. El invierno había llegado, y


con él, el frío, el hambre y la persecución de los cazadores para el
patito feo. Lo pasó muy mal. Pero sobrevivió hasta la llegada de la
primavera. Los días pasaron a ser más calurosos y llenos de colores.
Y el patito empezó a animarse otra vez.

Un día, al pasar por un estanque, vio las aves más hermosas que
jamás había visto. * Eran elegantes, delicadas, y se movían como
verdaderas bailarinas, por el agua. El patito, aún acomplejado por la
figura y la torpeza que tenía, se acercó a una de ellas y le preguntó si
podía bañarse también en el estanque. Y uno de los cisnes le
contestó:
- Pues, ¡claro que sí! Eres uno de los nuestros.
Y le dijo el patito:
- ¿Cómo que soy uno de los vuestros? Yo soy feo y torpe, todo lo
contrario de vosotros.
Y ellos le dijeron:
- Entonces, mira tú reflejo en el agua del estanque y verás cómo no te
engañamos.
El patito se miró y lo que vio le dejó sin habla. ¡Había crecido y se
transformado en un precioso cisne! Y en este momento, él supo que
jamás había sido feo. Él no era un pato sino un cisne. Y así, el nuevo
cisne se unió a los demás y vivió feliz para siempre.

FIN *
Nos relata una historia relacionada con la autoestima humana, se considera
una metáfora de la experiencia de la incómoda etapa en el crecimiento de un
infante.
Como cuentos de hadas, es utilizado para hacer que los niños se sientan
menos avergonzados sobre sus diferencias. Su propósito es enseñarnos lo
engañosas que pueden llegar a ser las apariencias y cómo todos juzgamos a
los demás por su presencia o por ser diferentes a los nuestros.
No por ser diferente vales menos que los demás si no que esa diferencia te
hace especial y puede hacer que tu futuro sea mejor

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