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Licenciatura En Criminología

9º Cuatrimestre, Grupo C
(Horario Sabatino, Campus Nogales)

Materia: Delincuencia Organizada.

Actividad # 3.

Profesor: David Francisco Hoyos Yocupicio.

Alumno: Juan Alfredo Álvarez Flores.

Fecha: 03 de junio de 2020 H. Nogales Sonora.


Tratado De Estocolmo

El Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes (COP) es


un acuerdo multilateral internacional que, bajo los auspicios del Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), tiene como objetivo adoptar
medidas de control para regular el tratamiento, eliminar la producción, utilización,
exportación e importación de los COP y restringir la producción y utilización de los
productos químicos de esta naturaleza.
Este es un tratado o acuerdo que inicialmente regulaba doce productos químicos
incluyendo productos producidos intencionadamente, tales como: pesticidas
PCB’s, dioxinas y furanos.
Los COP a causa de sus características tóxicas, su gran persistencia ambiental,
su capacidad de bioacumularse en las cadenas alimentarias y de trasladarse a
grandes distancias, se convierten en un problema mundial para la humanidad por
las características antes mencionadas, lo que afecta en gran medida a los
ecosistemas y a la vida de la fauna y la flora, ya que se introducen en la cadena
alimentaria y por consiguiente en el organismo humano.
El Convenio sobre COP se firmó en Estocolmo, Suecia, el 23 de mayo de 2001
con la firma de más de 120 países, entre los que se encuentran todos los Estados
miembros de la Unión Europea) y entró en vigor el 17 de mayo de 2004, después
de cumplir la condición necesaria de ser ratificado, como mínimo, por 50 países.
A partir de esa fecha los gobernantes contaban con 2 años para elaborar un plan
nacional de aplicación, con el fin de aplicar todas las medidas establecidas en el
Convenio que, entre otras, son:
 La prohibición de producción, uso, comercialización, exportación e
importación de los COP intencionales establecidos por el Convenio;
 La minimización de las emisiones de COP no intencionales (dioxinas,
furanos, PCB, HCB) utilizando las mejores técnicas disponibles (MTD), las
mejores prácticas ambientales (MPA) y promoviendo productos o procesos
alternativos;
 La destrucción o gestión ambiental racional de existencias, productos o
residuos de COP;
 El Convenio establece que la cooperación entre todos los actores
implicados y la sensibilización y participación públicas son de vital
importancia para su aplicación real y efectiva.
 Fue firmado el 22 de mayo de 2001 en Estocolmo Suecia y entró en vigor el
17 de mayo del 2004 con 151 signatarios. Actualmente hay 172 países que
han ratificado el convenio.
 El convenio, auspiciado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (PNUMA) ha sido el resultado de largos años de negociación
para obtener compromisos legales de los países que obligue de manera
urgente la eliminación de todos los COP’s.
Este tratado o convenio para mediados de mayo de 2004 había sido firmado ya
por 151 Estados y 111 partes que habían ratificado, estos Estados incluyen la
mayoría de los países "desarrollados" con excepción de los Estados Unidos de
América. En América Latina, al menos los siguientes países han ratificado el
Convenio: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador,
Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay,
Venezuela y Republica Dominicana.
De hecho, más de 100 gobiernos están ya elaborando los citados planes. Los
países en vías de desarrollo y con economías en transición pueden solicitar apoyo
financiero al Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). Las guías para la
aplicación del Convenio recomiendan que los gobiernos establezcan procesos
institucionales de participación ciudadana que incluyan a los grupos dedicados a la
protección del medio ambiente, a la salud y a los derechos de la mujer, de los
niños y de las organizaciones de los trabajadores.

Los cinco objetivos principales del Convenio son:


 Eliminar los COP hasta donde sea posible, empezando por aquellos que
plantean mayores problemas para la salud y el medio ambiente y que son
los 12 iniciales y los 9 incorporados que incluye en la actualidad el
Convenio de Estocolmo:
- Eliminar los COP intencionales.
- Restringir el DDT.
- Reducir progresivamente las emisiones de COP no intencionales.

 Fomentar alternativas más seguras con el apoyo de la investigación, como


principio fundamental que promueve la sustitución de sustancias con
características COP por otras menos peligrosas.

 Permitir la inclusión de nuevos COP. Además de las 12 sustancias y las 9


incorporadas que contempla el Convenio, existen otras con características
similares, aunque no incluidas, por lo que se crea un comité que
considerará nuevas sustancias conforme a los avances científicos.

 Eliminar o reducir las existencias y los residuos que contengan COP. Los
gobiernos tienen que llevar a cabo una estrategia para determinar las
existencias y los residuos que contienen estas sustancias y gestionarlos de
un modo eficaz y ambientalmente racional, con el fin de que, en la medida
de lo posible, su contenido de COP sea eliminado. Asimismo, se prevé la
identificación y recuperación ambiental de los sitios contaminados.

 Agrupar los esfuerzos en la eliminación de los COP mediante la promoción


del intercambio de información, la sensibilización y la educación para que
toda la ciudadanía tenga conciencia del peligro real que suponen estas
sustancias.
Aunque algunos críticos han alegado que el tratado es responsable de la continua
cifra de muertos de malaria, en realidad, el tratado se permite el uso de salud
pública de DDT para el control de los mosquitos (el vector de la malaria). Desde
una perspectiva de país en desarrollo, la falta de datos e información sobre las
fuentes, las emisiones y niveles ambientales de los contaminantes orgánicos
persistentes, dificulta las negociaciones sobre compuestos específicos, e indica
una fuerte necesidad de investigación.
Para el cumplimiento de las obligaciones derivadas del Convenio de Estocolmo los
gobiernos han ido estableciendo Planes Nacionales de Aplicación (PNA). A escala
comunitaria, tanto en la negociación como en el seguimiento de este Convenio, la
Unión Europea ha actuado como una posición coordinada entre los Estados
miembros.
El Reglamento CE núm. 850/2004 sobre COP supone la adaptación legislativa de
la UE al que establecen el Convenio de Estocolmo y el Protocolo de Aarhus de
1998 sobre COP, en relación con el Convenio de Ginebra de 1979 sobre
contaminación atmosférica transfronteriza a gran distancia.

Tratado De Lisboa
El Tratado de Lisboa trata de un documento en acuerdo, firmado por la Unión
Europea en Portugal en el año 2007, en fecha 13 de diciembre. Con la finalidad de
sustituir la Constitución Europea ya que el tratado constitucional anterior (firmado
en el año 2004) resulto un fracaso. Este tratado le otorga carácter jurídico a la
Unión Europea a fin de poder firmar acuerdos a nivel internacional en el ámbito
comunitario entre las diferentes naciones.
Este tratado responde a la necesidad de reformar la estructura y el modo de
funcionamiento de la Unión Europea (UE). Las sucesivas ampliaciones de la UE
han elevado el número de Estados miembros a 28.
Entre las grandes prioridades de la Unión Europea figura la de crear un espacio de
justicia, libertad y seguridad, el tratado introduce cambios importantes en las
actuales normas europeas sobre libertad, seguridad y justicia y facilita una
actuación más amplia, legítima, eficaz, transparente y democrática de la UE en
este campo
En el contexto actual, uno de los principales factores desestabilizadores de la
seguridad y la paz social de los Estados, es la actuación de las organizaciones
criminales. Estos entramados organizativos son cada vez más peligrosos. La
sofisticación y especialización, tanto en el personal que los integra como, en las
técnicas delictuales ponen en entredicho el equilibrio de los Estados. Son capaces
de adoptar apariencia de legalidad para poder infiltrarse en las dimensiones
económicas, sociales y políticas. Además, adquieren una dimensión transnacional
afectando a varios Estados.
Por todo ello, la actuación individual de los Estados miembros de la Unión no es
suficientes para poder hacer frente, de forma eficaz, a estas nuevas formas de
criminalidad organizada. De este modo, es necesaria la acción conjunta de todos
los Estados afectados.
En este sentido, la adopción del principio de reconocimiento mutuo de
resoluciones supuso un progreso para conseguir una lucha conjunta. No obstante,
entrada en vigor del Tratado de Lisboa, en diciembre de 2009, ha introducido
importantes modificaciones en la cooperación policial y judicial en materia penal.
Entre ellas, el compromiso de los Estados miembros a una aproximación de
legislaciones procesales y penales que permitan la investigación y represión de
estas conductas criminales.
En dicho tratado, la delincuencia organizada pasó a ser, al igual que el terrorismo,
uno más de los ámbitos delictivos de especial gravedad y dimensión
transfronteriza que, además, ahora se “lisbonizó”. Por tanto, a partir del nuevo
marco de 2007, la delincuencia organizada, tal y como se prevé en el actual
Tratado de Funcionamiento de la UE (TFUE), figura junto con una serie de
tipologías de delitos concretos, muchos de ellos propios de su actividad ilegal
como el narcotráfico, el blanqueo de capitales, el comercio de armas, la trata de
personas, la explotación sexual, la falsificación, la corrupción o la delincuencia
informática, Todo ello sin contar, además, con la gran proliferación de acciones
específicamente dedicadas a la lucha contra el terrorismo, que en los últimos años
se han multiplicado y que en más de una ocasión incluyen también referencias a la
delincuencia organizada.
En consecuencia, como se desprende de este nuevo marco normativo, la
categorización y la “lisbonización” suponen una mejora, pero no implican la
homogeneización de todo el enorme entramado de acciones y herramientas
relacionadas con el crimen organizado que a lo largo de los años han ido
construyéndose de manera separada. Es más, se puede afirmar que, con su
enumeración de crímenes, de hecho, el Tratado de Lisboa reafirma este
entramado.
Este enfoque, más centrado en el qué que en el quién, es el que se extrae
también de las directrices fijadas por el Consejo en la Estrategia de Seguridad
Interior de la Unión Europea, de 2010, en el marco del programa de Estocolmo
(Consejo Europeo, 2010) en relación con el tratamiento de la delincuencia
organizada por parte de la Unión, que por cierto está siendo objeto de una
revisión.

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