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Historia

En los altos de Junín, en las punas que rodean el Lago Chinchaycocha, los cazadores
que habitaban las cuevas de la meseta no tuvieron que moverse de ellas por milenios,
porque disponían de abundantes y estables recursos de vida, tal como se aprecia en
Telarmachay, Panalauca, Pachamachay y otras cuevas y abrigos, como Pintadomachay,
con pinturas rupestres.

En Junín se reunían pueblos de distintas procedencias en busca de la Sal de San Blas,


sobre todo a partir del descubrimiento de la cerámica y el Período Chavín, cuyas
influencias se hicieron sentir en el Valle del Mantaro. Al parecer, no fue sino hasta la
Epoca Wari cuando la explotación de los recursos agrícolas del Valle del Mantaro se hizo
importante, que la región entró en apogeo. Hubo un incremento de población y
aparecieron centros ceremoniales-administrativos como WariWilka. Como resultado de
ese desarrollo agrícola y ganadero, nació la Cultura Wanka, con poblados que cubrieron
los valles y las punas, como Tunan Marka, Qotuqotu y Patáqotu. Esta es la época de
mayor desarrollo de la región.

El Valle del Mantaro fue una de las zonas mas apreciadas por los incas. Sus riquezas
frutales deleitaron a los antiguos peruanos. Durante el período hispánico se dio un trato
preferencial a la ciudad de Jauja.

Su clima, vegetación y paisaje cautivaron a los españoles quienes en un momento


pensaron darle rango de capital de Virreynato. Durante la Epoca de la Independencia, se
libró la Batalla de Junín en las pampas del mismo nombre.

Hoy en día es un departamento próspero en el que sobresale la ciudad de Huancayo, que


ha adquirido auge como centro del comercio regional. El Mariscal Ramón Castilla escogió
esta ciudad para firmar el decreto de abolición definitiva de la esclavitud en el Perú.

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ANTECEDENTES HISTORICOS Y CULTURALES

1.1 LA EPOCA PRE-INCA


El escenario de los Andes Peruanos no ha variado en miles de años, manteniéndose las
condiciones ambientales en las cuales vivieron los Cazadores Precerámicos, en las
cercanías del milenario Mantaro, entre el lago de Chinchaycocha y La Oroya. Ello, aunado
a la presencia de grutas calcáreas que caracterizan a la región Junín ha permitido recoger
valiosos testimonios arqueológicos del “Hombre de Junín” que habitó las punas peruanas.

LOS TAMBORES HUANCAS

En Callavallauri, cerca de Huancayo, se han encontrado flechas, cuchillos y raspadores


de piedras que, según el arqueólogo Hans Horkheimer, pertenecen a un periodo
paleolítico ligeramente avanzado. Estos hallazgos han sido poco estudiados. Pero se
sabe que mucho antes de la época incaica, la región fue habitada por los PUMPUS, semi
salvajes y bravos personajes que posiblemente llegaron de la selva en busca de sal. Las
llanuras de Junín, eran conocidas como Región de los Pumpus. Estos se alimentaban de
raíces, hierbas y otros productos de la tierra, que obtenían con mucha dificultad.
Belicosos, sostuvieron una enconada rivalidad con otras tribus asentadas en el lugar,
como los TARUMAS. Rivalidad que duró hasta la llegada de los Incas.

Y en el Valle del Mantaro, especialmente en Jauja, vivía otra famosa tribu, la de los
HUANCAS, idólatras, bárbaros y crueles, que rendían culto a un animal muy semejante al
perro. Según Garcilazo, los Huancas vivían en pequeños pueblos fortificados. Eran tan
belicosos y crueles, que cuando capturaban a un enemigo le sacaban la piel, y la curtían
para cubrir las paredes con lo que pensaban, ahuyentaban a sus rivales.

1.2 EPOCA INCAICA


LAS TRENZAS DE COLORES

Dice Garcilazo, que cuando Pachacutec inició la Conquista del Chinchaysuyo, el Norte del
Imperio Incaico, llegó hasta Uillca (posiblemente Vilcas Huamán). De allí mandó a su

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hermano Cápac Yupanqui para que conquistara a los Huancas, cuya conquista fué muy
difícil. Cápac Yupanqui entró a la región Xauxa, Jauja, donde se calcula que había treinta
mil Huancas. A la fuerza tuvo que unir la persuasión. La región de los Huancas fue
dividida en tres parcialidades: Jauja, Maravilca y Llacsapayanga. Para diferenciarlos,
ordenó Cápac Yupanqui que la trenza con que se cubrían la cabeza, una especie de
turbante, fuera de un color diferente para cada región.

Luego, el hermano del Inca prosiguió su campaña de sometimiento a las tribus de


Pumpus, Tarumas, Huaylas y otras Tribus del Norte, siempre usando la táctica de
seducción pacífica, respaldada por su enorme ejército. Pero la rebeldía de las diferentes
tribus no cesó. Tanto que Huayna Cápac tuvo que enviar mitimaes para quebrarla, y
hacer imperar la tranquilidad en esa
región de su imperio.

Jauja, fue una de las ciudades importantes del Imperio Incaico.

EL CAMINO DE LOS INCAS


Al borde del antiguo Camino de los Incas, que actualmente es la famosa Calle Real, se
levanta la ciudad de Huancayo, antiguo Tambo Incaico, ubicado justamente al Sur del
Valle de Jauja y en el vértice de dos ramales del camino hacia el Chinchaysuyo. Siempre
ha llamado la atención de todos, visitantes extranjeros y nacionales, la amplitud de esta
Calle Real, hoy mide cerca de 26 cuadras repartidas en los distritos de El Tambo y Chilca,
aparte de la misma Ciudad Capital del Departamento.

Para los turistas, Huancayo ofrece una sorpresa más que histórica, prehistórica. En plena
Feria Dominical de pronto se les informa que están, nada menos, que en un eslabón del
antiguo camino incaico. Este camino, obra titánica de nuestros antepasados y columna
vertebral de la vialidad del imperio incaico, tiene una característica muy curiosa: carece de
taludes en toda su extensión, hecho que fue comprobado por Nelson Rockefeller y por el
historiador norteamericano Adle Houston. Al parecer los dos ramales que se encuentran
en el valle del Mantaro, tenían finalidades diferentes: un ramal era el Camino Estratégico,
que venía por las alturas; y el otro era el Camino Real, amplio, cómodo, señorial, según
se afirma en crónicas antiguas.

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En viajes sucesivos, el estudioso Huanca, profesor Ricardo Tello Devoto, ha recorrido
todo el Camino Estratégico de los Incas, dentro del departamento de Junín. El dice que
éste empieza en el pueblecito de Acostambo antiguamente Acos, pasa por el lugar
denominado Pallahuarcuna – nombre que inspiró unade las tradiciones de Ricardo Palma
– y de allí desciende a Huayucachi, para llegar a Huancayo y unirse con el Camino Real.

La ruta del Camino Real es más amplia, desde Acostambo se dirige a Marcavalle; de allí a
Pucará, baja a Sapallanga y se interna en Huancayo. Atraviesa todo el Valle del Mantaro
hasta Jauja, de allí a Tarma, Tarma – Tambo, Tilarniyoc y por último, por los bajíos de
Pasco, hasta Yanahuanca, desde donde enrumba hacia Lima. El Camino Estratégico
sufre una bifurcación, casi al terminar el Valle del Mantaro. Es en el lugar denominado
Paccha o Miraflores, de donde enrumba hacia Lima.

A diferencia del Camino, el Camino Real es más fácil de recorrer. Hay sectores en los que
éste se encuentra en plena puna, generalmente en las partes más altas de la cordillera y
bordeado nada más que por piedras grandes a manera de linderos del camino. Empero,
el mismo hecho de pasar por la puna, evita los numerosos accidentes geográficos, tales
como quebradas, desfiladeros, subidas y bajadas, etc.; que por el contrario es fácil
encontrar en el Camino Estratégico.

Un vestigio importante que existe, y que ayuda a afirmar que la actual Calle Real de
Huancayo es un eslabón del Camino de los Incas (sea el Real o el Estratégico o la unión
de ambos), son las bases del Puente de la Constitución, hoy puente de El Tambo,
construido en 1875 con piedras de Ocopa y reforzado y pavimentado en 1950. Las bases
mencionadas son de piedra enormes, labradas. Se levantan hasta regular altura y según
se afirma, parecen haber servido como bases de un antiguo puente colgante, de los
utilizados por los Incas; para descender al río hay que recorrer una quebrada profunda,
que la técnica moderna ha disminuido, rellenándola y reforzando el antiguo puente, hasta
habilitarlo para el tránsito moderno de vehículos. Se citan casos históricos, como por
ejemplo, el viaje de Cajamarca al Cusco utilizando este camino. A la entrada del Valle fue
fundada la ciudad de Jauja – junto a las ruinas de Xauxa – con el propósito de convertirla
en la capital del Perú. Asimismo, se dice que Hernando Pizarro utilizó el tramo del Camino

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Estratégico comprendido entre Lima y Paccha para llegar al Valle de Jauja, cuando se
levantó en armas el famoso Cacique Calcuchimac.

Se trata, en realidad, de un patrimonio nacional, resto del esplendoroso pasado del


imperio, así como también de su imaginación y capacidad de trabajo. Desde esa época la
vialidad era uno de los factores más importantes para el desarrollo de nuestro país.

1.3 LA CONQUISTA
EN BUSCA DEL RESCATE

Hernando Pizarro, con veinticinco hombres a caballo y un sacerdote, partieron de


Cajamarca, rumbo a Jauja, el 6 de Enero de 1533. Iban en busca de Calcuchimac, quien
se decía portaba el oro destinado a pagar el rescate de su Inca Atahualpa.

Según, refiere Francisco de Jerez, luego de un viaje duro pero sin oposición, Pizarro llegó
el 12 de Marzo de 1533 a Pombo, pueblo que según los historiadores es el de Bombón,
como se llama a Junín. Ahí fueron recibidos por el señor del pueblo y otros capitanes de
Atahualpa, quienes les obsequiaron 150 mil arrobas de oro. Y le dijeron que Calcuchimac
no los había ido a recibir “por miedo a los cristianos”. Estaba en Jauja. Camino a Jauja,
pasaron cerca del lago de Junín, en el que había balsas de Tumbes traídas por el Inca.

El 16 de Marzo de 1533 llegaron a Jauja. Pero recién al día siguiente Calcuchimac se


presentó a la tienda de Pizarro para pedir disculpas, por no haberlo hecho antes. Según
Jerez, había en el pueblo unas cien mil armas, pero no opusieron resistencia.
Calcuchimac se resistió de seguir a Pizarro, no obstante que éste le dijo que Atahualpa no
sería liberado si cumplía su promesa de llenar un cuarto con oro. Solo después de cuatro
días el capitán incaico accedió a seguir al español. Pero sólo le entregó 30 arrobas de oro
viejo y otras tantas de plata. El 20 de Marzo del mismo año abandonaron Jauja, rumbo al
Cusco. Ahí quedaron algunos hombres, para conservar el dominio español de esas
tierras. Relata Jerez que un negro que partió con los cristianos que fueron al Cusco a
Cajamarca el 28 de Abril de 1533, con ciento siete cargas de oro y siete de plata. “Este
negro agrega volvió desde Jauja, donde hallaron los indios que venían con el oro.

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1.4 LA COLONIA
EL PUEBLO DE REYES

Atraídos por el notable parecido a las ciudades españolas, según relato del cronista
Francisco de Jerez, muchos conquistadores se aposentaron en Jauja. Y de allí se
repartieron a los pueblos vecinos, entre ellos Huancayo, que comenzó a poblarse en
1533. Toda esa región fue después repartimiento de Martín de Alcántara. A su muerte
pasó a poder de Antonio de Ribera. Y más tarde formó parte del repartimiento de
Chinchaycocha, que la Gasca concedió al Capitán Juan Tello de Sotomayor.

El Pueblo de Reyes, como llamaron a la ciudad de Junín, fue fundado por los Jesuitas
sobre los restos de un viejo Cacicazgo de la parcialidad de Mariac. Fue un pueblo de
arrieros que transportaban el mineral de las minas hacia el Callao.

Según su etimología, Huancayo significa piedra de los Huancas. Allí existía,


efectivamente, una enorme roca en uno de los lugares que esa tribu ocupó. Afirma José
Varallanos, que en 1544 los dominicos tenían allí un convento y que fue el Visitador
Jerónimo de Silva quién ratificó la fundación de la Ciudad el 28 de Mayo de 1571;
ofreciéndola a la protección de la Santísima Trinidad.

1.5 LA INDEPENDENCIA
REBELDIA ANCESTRAL

La batalla de Junín, antesala de la Independencia de América, fue sólo la batalla final de


este departamento, ancestralmente rebelde. Los hijos de los Pumpus, Huancas, Tarumas
y otras tribus, que no inclinaron la cabeza ante los Incas, tampoco cedieron fácilmente
ante la dominación española.

El cacique Cristóbal Huayna Atac, en 1735, defendió con gran valor los arrieros del
Pueblo de Reyes, contra el maltrato que les daban los españoles. Siete años después
Juan Santos, el rebelde que se decía hijo del último Inca ajusticiado por Pizarro, puso en
jaque a los españoles hasta 1756. Por apoyar la causa de la libertad, el Pueblo de Reyes

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fue arrasado por los soldados realistas, lo que le valió después el expreso reconocimiento
del Libertador Simón Bolívar.

Muchos hijos de este departamento se distinguieron en la lucha por la Independencia.


Entre ellos, el patriota Otero, quién hostilizó con sus guerrillas al ejército realista. Lo
secundaron Fresco, Cipriano, Peñaloza, Bruno Terreros, Astete, Dabonga, Vidal y otros
que se distinguieron por su valor. La acción de los guerrilleros llegó a su máxima eficacia,
cuando el General Miller pasó a dirigir la campaña, derrotando a los realistas en cuanto
combate tuvieron. Huancayo proclamó y juró la Independencia Nacional el 20 de
Noviembre de 1820, teniendo como Gobernador a Manuel Granados. Ocho días después
lo hizo Tarma, bajo la protección del General Álvarez de Arenales, quién dejó como
Gobernador a Francisco de Qaolo Otero. Pero recién el 6 de Agosto de 1824, en las
Pampas de Junín, la lucha tenaz de sus patriotas encontraron su día de gloria, el de su
Independencia ganada en una de las batallas más importantes de la historia americana.

1.6 LA REPÚBLICA

Es durante la República que Junín comienza su era de prosperidad industrial, con la


construcción del Ferrocarril y la Carretera Central y con las ingentes inversiones de la
Cerro de Pasco Corporation en el campo de la Minería y la Metalurgía. Y es también,
durante la República, que comienza a formarse ese poderoso emporio que se llama
Huancayo, producto neto republicano y mestizo. Asimismo, durante la República se dan
hechos trascendentales para la Nación en el Departamento de Junín; pues en Huancayo
se realiza la Asamblea que dicto la Constitución de 1839; y el 3 de Diciembre de 1854
firmó Castilla el decreto que daba libertad a los esclavos.

Pero, durante la guerra con Chile, se dieron casos de increíble heroísmo, como el de las
Toledo (madre de dos hijas) que con un grupo de indios armados con hachas impidieron
el paso de los enemigos, sosteniendo duras batallas, hasta que cortaron las amarras del
puente, cuando los chilenos avanzaban, lanzando al río Mantaro a toda una compañía.
Más es la odisea de la campaña de la Breña, de Cáceres, la que llena de gloria los
primeros años de esta época, enrojecida múltiples veces por las guerras civiles y las
andanzas de Castilla, Echenique, Vivanco, Cáceres y Piérola.

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