Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
escribimos un artículo?
Los conocimientos que aporta el lector se refieren tanto a los contenidos del texto como a su
estructura y a los procesos de comprensión del mismo. Los niveles en los que tiene lugar el
procesamiento de un texto son, de menor a mayor complejidad, representación superficial, nivel
semántico y nivel situacional [van Dijk y Kintsch, 1983]; [Kintsch, 1985]. En este último nivel la
representación del texto que consigue el lector tiene poco que ver con el formato inicial del mismo. Si
el lector consigue entender un texto, habrá formado un modelo situacional del mismo en el que la
representación puede estar formada por proposiciones, imágenes, conocimiento estructurado en
forma de esquemas, etc [Schank, 1980]. En este proceso es útil que el lector identifique la
estructura de alto nivel del texto que, según van Dijk y Kintsch es un marco en el que encaja la
información que se maneja en los tres niveles anteriores [van Dijk y Kintsch, 1983]; [Izquierdo y
Rivera, 1997]; [Brincones y Otero, 1994].
Los mejores lectores intentan conseguir una representación coherente de un texto. Esta
coherencia puede conseguirse a nivel microestructural (todas las proposiciones comparten
argumentos) o macroestructural (existe un tema común). Cuando el lector no encuentra coherencia en
un texto se desencadenan los procesos de formulación de inferencias [Kintsch, 1988] que, pese a ser
objeto de atención preferente por los investigadores, no son todavía bien comprendidos. En estos
procesos los lectores activan sus conocimientos previos. La representación final del texto es una
mezcla de lo que el sujeto sabe sobre el tema que ha leído y de la información que aporta el propio
texto. Por ello, la representación final es un producto personal y propio de cada lector [Campanario,
1993c]; [Campanario y Otero, 2000b].
f) Formulación de inferencias para tratar de aclarar los aspectos confusos, incompletos o
inconsistentes.
h) Reformulación de las ideas que contiene el texto de un modo comprensible de acuerdo con el
vocabulario y conocimientos del lector.
i) Comprobación de que las conclusiones son consistentes con las premisas y son consecuencia
lógica del razonamiento que se discute.
Los artículos científicos pueden ser de diverso tipo. A continuación se citan los más comunes:
a) Investigación: en ellos se describe un trabajo de investigación (o una parte del mismo)
realizado por el autor o los autores.
b) Revisión: se analiza críticamente el estado del conocimiento en un área o un tema concreto a
partir de la bibliografía publicada.
c) Retracción: un autor corrige o retira un trabajo propio anterior debido a factores diversos
(imposibilidad para replicar los resultados, denuncias de fraude, errores cometidos, etc)
d) Comentarios y críticas: como su nombre indica, un autor comenta o critica un trabajo anterior
publicado por otros investigadores.
e) Trabajo teórico: se plantea un modelo, una teoría o un sistema para entender un fenómeno o
conjunto de fenómenos, una realidad concreta o un dominio de conocimientos.
a) Título
b) Autores
c) Resumen o abstract
e) Introducción
f) Objetivos
g) Métodos
h) Resultados
i) Discusión
j) Conclusiones
k) Agradecimientos
l) Referencias
n) Tablas
o) Figuras
Puede suceder que algunas secciones se eliminen o se junten con otras (por ejemplo,
resultados y discusión). Además, en muchos casos se incluyen otros apartados que no aparecen en la
relación anterior (por ejemplo, una sección de "perspectivas futuras" después de las conclusiones).
Los investigadores son personas muy ocupadas y no pueden permitirse el lujo
de analizar con detalle toda la inmensa producción de un campo o un tema
determinado. Un título erróneo puede hacernos perder un lector potencial que, en
definitiva, es alguien que puede citarnos alguna vez.
b) Ser relativamente breve. Muchas revistas ponen limitaciones al número de palabras que
pueden figurar en un título.
c) Incluir los términos más relevantes que hagan referencia al objeto del trabajo, de forma que
sea fácilmente recuperable cuando alguien interesado en el tema de nuestro trabajo acceda a
una base de datos.
Los requerimientos anteriores plantean no pocos problemas a los autores principiantes, ya
que, como puede comprobarse, son, en cierta medida, contradictorios.
Aunque, aparentemente, este tema no debería plantear muchas dificultades, la decisión sobre
quienes firman un trabajo puede llegar a ser muy difícil, y puede plantear no pocos problemas y
conflictos. La razón principal tiene que ver con los criterios de evaluación del trabajo científico.
Dado que la evaluación de los científicos se lleva a cabo mediante sus contribuciones, es
importante figurar como autor o coautor de muchos trabajos académicos.
No resulta raro que en los últimos años se haya producido un aumento generalizado del
número medio de autores que firman los artículos científicos. A continuación se citan algunos
estudios recientes recopilados por [Cronin, 2001] que demuestran esta tendencia:
a) El número de artículos con 100 o más autores en los índices de citas pasó de 1 en 1981 a 182
en 1994.
b) El número medio de autores por artículo en las revistas recogidas en los índices de citas,
aumentó de 1.83 en 1955 a 3.90 en 1999.
c) Hace cien años, el 98% de los artículos publicados en la revista precursora del New England
Journal of Medicine tenía un único autor, mientras hoy día sólo el 5% de los trabajos que
aparecen en esta revista tienen autor único.
En parte, el aumento en el número medio de los autores se debe, sin duda, a la creciente
complejidad y dificultad de la investigación científica que exige, cada vez más, la formación de
equipos más numerosos.
En algunos equipos de investigación existe la costumbre de incluir en todos los artículos que
se publican el nombre de la persona que ha conseguido financiación para un proyecto o que dirige el
equipo, aunque no haya colaborado directamente en el trabajo. Otras veces, algunas personas que han
tenido una participación relevante en el trabajo no aparecen como autores, bien porque son técnicos
de laboratorio o por otras razones.
En Biomedicina existen unos requerimientos uniformes que indican quienes deberían figurar
como autores en un artículo de investigación. Hasta la fecha, hay más de 500 revistas que se han
adherido a los principios denominados "Requerimientos uniformes para los trabajos enviados a las
revistas biomédicas".
No hay que olvidar que, ante el incremento en los casos de fraude, muchas revistas ahora
exigen un acuerdo escrito de todos los autores que figuran en un trabajo reconociendo su
participación y responsabilidad en el artículo realizado
Cuando existen varios autores, el modo en que éstos aparecen en la relación varía
enormemente de una revista a otra o de una disciplina a otra. A continuación se citan los formatos
más habituales:
a) Orden alfabético. Este formato evita los problemas de atribución de los trabajos.
b) Primer autor = autor principal. Se supone que el primer autor es el jefe del equipo y el resto
colabora bajo su dirección.
c) Ultimo autor = autor principal. Igual que el caso anterior, pero con el investigador más
relevante al final. Con este formato se intenta muchas veces otorgar mayor visibilidad a otros
miembros del equipo.
Además de los nombres deben aparecer las instituciones a las que los autores están afiliados
(universidades, centros de investigación, etc.). También se deben incluir las direcciones postales y de
correo electrónico para facilitar el contacto por parte de otros investigadores que puedan, en el futuro,
estar interesados en entrar en comunicación con el equipo.
Es muy importante que el resumen esté adecuadamente redactado porque, aparte del título y
de los datos propios de los autores, esta es la única parte de nuestro artículo que será publicada por
algunas bases de datos (por ejemplo, ERIC, Chemical Abstracts, Current Contents. Si otro
investigador lee el título de nuestro artículo y se anima a seguir leyendo el resumen, es probable que
siga y trate de conseguir el trabajo entero para analizarlo con más calma. Si, por el contrario, el
investigador encuentra el resumen difícil de entender o poco claro, es posible que no se decida a
profundizar más en nuestro trabajo.
Las palabras clave (keywords) son un conjunto de términos que servirán para indexar el
artículo en determinadas bases de datos. Así, cuando un investigador esté interesado en un tema, si
introduce determinadas palabras en la página de búsqueda de base de datos, nuestro artículo
aparecerá entre la bibliografía relevante.
La introducción es la carta de presentación del resto del artículo. Los primeros párrafos de la
introducción deben servir para que un lector experimentado y experto en el tema del que trata nuestro
trabajo pueda hacerse una idea más detallada del contenido del mismo.
Entre los aspectos que deben aparecer en una buena introducción cabe destacar los siguientes:
a) Marco teórico del trabajo. Aquí se deben citar y describir brevemente los principios o teorías
que dan sentido al trabajo que se realiza.
c) Los antecedentes del trabajo. Se analizan otros posibles estudios previos de otros autores
sobre el mismo tema que se aborda en nuestro artículo. Se incluyen citas a dichos
antecedentes y estas citas se acompañan con la debida referencia en la sección final. Dado
que en la ciencia la originalidad es una de las características más valoradas, el citar los
antecedentes previos y reconocer los precedentes es una de las obligaciones implícitas que
tiene todo autor que escribe un artículo.
e) También puede ser conveniente citar líneas de investigación que, aunque tengan alguna
relación indirecta con el problema que se plantea, puedan resultar útiles para entenderlo o
abordarlo mejor.
g) Limitaciones de los marcos teóricos que justifican el trabajo. Este tipo de análisis resulta
especialmente indicado en áreas de investigación en ciencias sociales y humanas, por las
razones que se han detallado más arriba.
h) Objetivos del trabajo. Estos deben aparecer formulados con claridad y sencillez y,
obviamente, deben corresponderse con los resultados y conclusiones obtenidos. En el caso de
que exista alguna discrepancia entre objetivos y resultados o conclusiones, ésta debe aclararse
en las secciones correspondientes. En la práctica, muchas veces los objetivos se plantean y
formulan al final, a la vista de los resultados obtenidos. Por otra parte, en algunas revistas se
exige un apartado de objetivos independiente de la introducción.
i) Los objetivos del trabajo están relacionados muchas veces con determinadas hipótesis que
plantea el investigador. Al igual que sucede con los objetivos, muchas veces las hipótesis se
redactan a la vista de los resultados obtenidos y de las conclusiones alcanzadas,
especialmente en las investigaciones que se realizan en Ciencias Sociales y Humanas. Otras
veces las hipótesis que se plantean son muy dependientes del enfoque metodológico o del
dispositivo experimental que se utilice, por lo cual, sólo se entienden plenamente a la vista de
las secciones correspondientes.
Los objetivos del trabajo describen las metas que se desea alcanzar con el mismo. Los
objetivos deberían estar relacionados con las conclusiones y, por tanto, redactarse teniéndolas en
cuenta.
Los objetivos deben formularse de manera clara y precisa, sin pretender ir más allá de lo que
realmente se haya hecho. Además, conviene justificar brevemente la importancia o incidencia de cada
objetivo en el trabajo que se elabora y en el marco conceptual de la disciplina en cuestión cuyo
conocimiento intentamos incrementar con la investigación realizada.
¿Cómo se elabora la sección de métodos?
Este apartado requiere una atención especial, habida cuenta de que en él debemos describir
los métodos y procedimientos utilizados con el suficiente detalle como para que un experto pueda
reproducir el trabajo que hemos realizado y comprobar nuestras conclusiones. No en vano, la
reproducibilidad de los resultados se considera uno de los pilares fundamentales que dan solidez al
conocimiento científico.
En algunas áreas de investigación (ej: Psicología) este apartado se suele dividir en otros
como:
a) Procedimiento.
b) Materiales empleados.
c) Sujetos.
d) Medidas realizadas.
Los procedimientos o métodos empleados están obviamente determinados por los objetivos
del trabajo de investigación que abordamos. En este apartado debemos incluir, por tanto:
d) Diseño experimental (incluyendo el número y descripción de los grupos de sujetos o de
muestras, sus características, etc.).
e) Si se han utilizado sujetos experimentales, se describen sus características demográficas
básicas (edad, género, capacidades, etc.)
i) Técnicas empleadas para recoger y registrar los datos obtenidos (ordenador, papel,
grabación, vídeo, etc.).
j) Criterios utilizados para decidir en caso de conflictos o problemas metodológicos.
l) Variables que se van a utilizar para describir los datos (esto a veces se hace en la sección
resultados).
m) Criterios de clasificación de los sujetos, las muestras, los especímenes, los reactivos, etc.
n) Problemas metodológicos a los que se debería prestar especial atención.
Dado que muchos grupos de investigación trabajan siempre siguiendo las mismas o parecidas
metodologías, no resulta raro que esta sección sea muy similar en todos los trabajos que publican
dichos grupos. Otras veces, la metodología se describe brevemente y se citan trabajos anteriores para
que aquellos investigadores que quieran profundizar más puedan acudir a ellos.
a) Números que representan valores de variables de interés de cara a nuestro trabajo de
investigación (ej: masas y pesos, densidades, cantidad de producto, parámetros de
interés físico, rendimiento académico, etc.).
b) Categorías que sirven para clasificar ejemplares, sujetos, situaciones, etc (ej: tipos de
alumnos según su grado de motivación, reactivos, grupos de partículas elementales,
taxonomías que permiten clasificar plantas o animales, etc) .
c) Categorías junto con distribuciones numéricas (ej: distribución de alumnos en grupos
según motivación, número de animales en diversos ecosistemas, densidades de carga
en distintas superficies, etc.).
Cada revista mantiene un formato propio para las tablas y figuras, por lo que hemos de
consultar las instrucciones a los autores para poder adaptarnos a los requerimientos en cada caso. La
amplia disponibilidad de programas informáticos estadísticos y de dibujo o de diseño hace que la
elaboración de tablas y figuras adecuadas resulte bastante fácil.
Un error común, muy típico de los principiantes, consiste en presentar los mismos resultados
doblemente en tablas y en figuras. Esto, además de que es redundante e innecesario, implica un
desperdicio de espacio en la revista y es poco probable que se nos permita hacerlo.
Dependiendo del tipo de variables que utilicemos, así como del número de las mismas,
deberemos elaborar tablas de una, dos o más entradas.
Además de los datos, tablas o figuras; en la sección de resultados es necesario incluir los
análisis estadísticos que se hayan realizado. Estos análisis estadísticos deberían describirse con todo
el detalle necesario para que un experto en el tema pueda contrastar su validez. Debemos especificar,
por tanto, aspectos como:
Dado que la sección que abordamos hace referencia a los resultados y a una discusión de los
mismos, son pertinentes comentarios adecuados sobre los resultados, tales como:
a) Comparaciones de unas tablas o figuras con otras para poner de manifiesto
parecidos, diferencias, tendencias, etc.
b) Contraste de los resultados obtenidos, de acuerdo con los objetivos iniciales de
la investigación.
e) Antecedentes previos: contraste de nuestros resultados con los de otros autores
que hayan obtenido resultados similares o diferentes.
¿En qué consisten las conclusiones y cuáles son los errores mas comunes en su formulación?
Este es un apartado que en muchas ocasiones infravaloramos y desperdiciamos. Los defectos
más comunes en los apartados de conclusiones son:
a) Muchas veces, las conclusiones no se derivan de los resultados ni de la discusión realizada
en los apartados anteriores (no son auténticas conclusiones).
b) Otras veces las conclusiones se redactan para salir del paso, como un mero trámite más, sin
prestarles la debida atención.
c) Peor aún, este importante apartado puede desperdiciarse y convertirse simplemente en una
repetición del resumen que encabeza todo artículo científico.
Estos problemas suelen surgir porque, casi siempre, la sección de conclusiones es lo último
que se escribe, aunque, como veremos en otro apartado, esta sección debería ser la primera en
redactarse.
Además de las propias conclusiones relativas al trabajo realizado, es posible incluir en esta
sección algunas de las informaciones siguientes:
a) Posibles interpretaciones alternativas de los resultados que se descarten por cualquier
razón.
b) Posibles líneas adicionales de investigación a la vista de los resultados obtenidos.
c) Análisis de las aportaciones relevantes de nuestro trabajo frente a otras anteriores y/o
similares.
d) Instituciones, empresas o entidades que hayan facilitado equipos técnicos,
aparatos, infraestructura, sistemas, datos, sustancias o cualquier otro recurso que haya
permitido realizar el trabajo de investigación.
e) Editoriales y/o instituciones que hayan permitido reproducir figuras, texto,
datos, o información publicada previamente. Este tipo de agradecimientos es
necesario cuando se reproduce, con permiso, una figura o una tabla que apareció en
otro artículo, nuestro o ajeno.
f) Personas que hayan colaborado en la traducción o revisión de la traducción del
trabajo de cara a la publicación.
g) En sucaso,investigadores que hayan leído versiones previas del trabajo y
hayan formulado críticas o sugerencias que hayan contribuido a mejorar el original.
¿Qué son las referencias bibliográficas?
Así, no resulta raro que en las últimas décadas el análisis citas se haya convertido en un
instrumento que ayuda tanto a sociólogos, filósofos e historiadores de la ciencia como a
investigadores, administradores y diseñadores de la política científica.
Existen formato diversos para las referencias a trabajos citados en el texto de nuestro artículo.
Cada revista sigue sus propias directrices que debemos seguir ineludiblemente. Los formatos más
comunes en las referencias son los siguientes:
a) Artículos
Como puede comprobarse, en este formato aparecen los siguientes datos sobre un artículo:
En muchas revistas, sobre todo de ciencias, se suprime el título del artículo.
b) Año de publicación.
La forma de presentar las referencias también depende de las revistas en cuestión, pero los
formatos más comunes son:
c) Relación numérica al final del articulo. En este caso cada referencia aparece precedida por un
número, tal como se señaló más arriba.
a) Ayudan a otros investigadores a identificar trabajos relevantes que servirán para poder
entender el marco teórico, las metodologías utilizadas, otros antecedentes previos, etc.
b) Las citas bibliográficas permiten calcular el factor de impacto de las revistas académicas.
c) El número de citas recibidas por los científicos (y su procedencia) se suelen utilizar para la
evaluación institucional de la labor investigadora.
La elaboración de las lista de referencias bibliográficas es una de las tareas más pesadas a las
que hemos de enfrentarnos durante el proceso de publicación. Desafortunadamente, no existe un
formato uniforme en las revistas académicas a la hora de publicar las referencias bibliográficas, por lo
que, en caso de que nos rechacen un articulo en una revista, deberemos reformatear todas las
referencias según los criterios exigidos por la nueva revista a la que acudamos. Como puede
comprobarse fácilmente, el formato de las referencias es uno de los aspectos a los que se dedica más
espacio en las instrucciones a los autores de las revistas académicas.
Existen diversos programas informáticos que nos ayudan a gestionar las referencias
bibliográficas. Estos programas permiten modificar fácilmente el formato de las referencias y
adaptarlo al estilo propio de cada revista. Algunos de estos programas permiten, además, descargar
bibliografías de diversas bases de datos y adaptarlas a nuestras necesidades.
¿Cuáles son las motivaciones de los científicos para citar otros trabajos?
Aunque, como se explica en otra sección, los análisis de citas han cambiado en cierta medida
incluso la propia dinámica interna de la ciencia, todavía no existe una teoría generalmente aceptada
sobre los procesos cognitivo de cita [Gilbert, 1977], [Leydesdorff, 1987a], [Garfield, 1989a].
Diversos autores han investigado o han expresado sus puntos de vista sobre las razones que tienen los
científicos para citar y sobre las consecuencias de la pautas que siguen los científicos cuando citan
otros artículos (por ejemplo, véase un estudio reciente.
Según Vinkler las motivaciones para citar un trabajo anterior son de dos tipos: profesionales
y sociales [Vinkler, 1987]. Las primeras tienen que ver con los aspectos teóricos y prácticos de la
investigación, mientras en las segundas influyen factores personales, sociales o factores externos a la
propia investigación. Otros autores han estudiado con detalle las diversas razones que se pueden
clasificar en cada una de las dos categorías anteriores y los usos posibles de las referencias
bibliográficas. Los puntos de vista de estos autores se desarrollan a continuación.
Si un autor citase un trabajo previo sin dar las debidas facilidades para que el lector pudiese
comprobar por sí mismo la exactitud y validez de dicha referencia, la cadena de razonamiento
quedaría rota y la justificación de las afirmaciones se pondría en entredicho. Cuando un autor cita un
trabajo previo está dirigiendo al lector a una fuente de información, por esta razón a veces los
investigadores no citan el documento original donde aparece por primera vez un método o un
concepto y prefieren citar un artículo de revisión, que puede ser más fácilmente accesible.
Igualmente, no resulta raro que a veces los autores citen documentos que no han leído en vez de citar
la fuente donde han conseguido determinada información.
Una referencia entre dos documentos indica algún tipo de relación conceptual entre los
mismos. La sucesión de referencias sirve, por tanto, para identificar el contenido de un trabajo
científico. Una cita a un artículo que describe un método determinado no solo ayuda a localizar dicho
método, también proclama que el autor ha realizado un trabajo en un área determinada en la cual el
método en cuestión es apropiado. Además, cuando existen varios métodos disponibles, una cita a uno
de ellos deja claro que el autor se ha decidido a utilizar dicho método en vez de otro y ello confiere
una orientación determinada a su trabajo.
En uno de sus primeros artículos, Eugene Garfield introdujo la idea de que las referencias
bibliográficas desempeñarían un papel similar en cierta medida al de títulos y subtítulos [Garfield,
1955]. De hecho, el explorar las referencias bibliográficas de un nuevo artículo antes que el contenido
del mismo es una costumbre muy extendida entre los científicos [Gilbert, 1977, pág. 117]. Una rápida
exploración de las referencias bibliográficas puede ayudar a identificar el contenido de un artículo
casi con la misma precisión que la lectura del mismo.
Otra función de las citas bibliográficas sería el otorgar autoridad a las afirmaciones y puntos
de vista del documento en el que se hace la referencia. Cuando un autor cita un documento anterior
no solo ayuda a localizar la información contenida en él, sino que utiliza dicha información como
apoyo para sus propias ideas. Las referencias sirven, pues, como medio de persuasión [Leydesdorff,
1987a] [Garfield, 1989a] [Gilbert, 1977], [Zuckerman, 1987]. Así, un autor que desea ganar
credibilidad para sus puntos de vista puede hacer referencia a trabajos previos que confirmen los
suyos [Vinkler, 1987] o puede citar puntos de vista de investigadores prestigiosos para reforzar su
argumentación. Incluso un científico que haya conseguido resultados importantes debe ser capaz de
persuadir de alguna manera de la relevancia de los mismos al resto de la comunidad, algo que no
siempre es fácil [Campanario, 1993a], y para ello puede servirse de referencias a trabajos previos. Las
citas a trabajos anteriores evitan el tener que repetir argumentaciones o justificar afirmaciones
[Ravetz, 1971, pág. 256-257].
También es posible que se cite un trabajo previo por razones negativas, esto es, para
contradecirlo. En este caso el autor que hace la referencia estaría utilizando la autoridad que le
confiere su trabajo para corregir o combatir las afirmaciones previas de otros autores. Según Garfield
y Welljams-Dorof, en las áreas de Ciencias Naturales el número de citas positivas a otros
investigadores previos suele ser mayor que en las Ciencias Sociales [Garfield y Welljams-Dorof,
1992]. Ello es consistente con el diferente grado de desarrollo conceptual de las distintas disciplinas.
Mientras que en las Ciencias Naturales el grado de consenso de la comunidad científica sobre el
paradigma en vigor suele ser bastante elevado, en las Ciencias Sociales generalmente coexisten
diversos paradigmas en competencia y hay escuelas opuestas de pensamiento que pueden mantener
puntos de vista enfrentados. Por otra parte, los científicos tienden a suavizar las citas negativas
utilizando diversos recursos retóricos para difuminar su contenido.
Otro motivo para citar tiene que ver con una cierta
obligación moral que los científicos sienten de reconocer los
antecedentes de su trabajo que tienen su origen en la labor
de otros autores. Al citar un documento que sirve como
antecedente del trabajo propio, un autor paga, en cierta
medida, sus deudas intelectuales. Según el sociólogo Robert
K. Merton los científicos intercambian su producción por el
reconocimiento de sus colegas [Merton, 1985]. Las
referencias constituyen un medio ideal para reconocer la
prioridad de otros y dar fe de una cierta propiedad
intelectual.
Existen, sin embargo algunas excepciones más o menos justificadas a esta obligación . Los
contenidos clásicos (p. ej: "la ley de Coulomb") o los contenidos que forman parte del conocimiento
común rara vez se citan. Precisamente, la incorporación por obliteración es uno de los mecanismos
que permiten que los nuevos descubrimientos se incorporen a veces al conocimiento común de
manera que pocos científicos sienten la obligación de citar la fuente original donde se describe dicho
descubrimiento [Garfield, 1993]. Ejemplos bien conocidos son la teoría de la relatividad de Einstein o
el modelo para la molécula de ADN propuesto por Watson y Crick, que se incorporaron rápidamente
al conocimiento común en Física y Biología respectivamente.
Otras razones para citar tienen que ver con el deseo de autopromoción de los propios autores
o con la promoción por parte de los científicos de más prestigio de sus ayudantes o de otros
investigadores más jóvenes con el fin de que incrementen su influencia dentro de una disciplina
[Zuckerman, 1987]. Asimismo, los autores también citan a veces por razones de cortesía los trabajos
de otros colegas de su mismo departamento o de otros con los que mantienen relaciones de
colaboración científica [Garfield, 1989a]. Por otra parte, algunos autores reconocen que es
conveniente citar el trabajo de los editores y probables referees de las revistas a los que se envían
los artículos [Dumont, 1989].
Por último, es bastante común que los científicos citen sus propios trabajos previos. Esta
conducta se justifica teniendo en cuenta que la construcción del conocimiento científico es un proceso
acumulativo que se basa en el desarrollo continuo de teorías, métodos y enfoques experimentales
[Garfield y Welljams-Dorof, 1992, pág. 326]. El número de autocitas suele ser mayor en las
secciones de los artículos correspondientes a la introducción y métodos. Es precisamente en estas
secciones donde se describen los enfoques experimentales y el trabajo previo realizado [Siebert,
1989].
¿Es posible clasificar las citas de los artículos académicos en alguna de las categorías
estudiadas?
Para contestar a esta pregunta algunos investigadores han analizado con detalle el contexto de
la cita o han preguntado a los propios autores de artículos sobre sus razones para citar (o no citar)
determinados documentos. Vinkler, por ejemplo, analizó 484 referencias y descubrió que el 81%
obedecía exclusivamente a razones profesionales, el 17% obedecía a una combinación entre razones
profesionales y sociales. El resto (sólo el 2%) tenía que ver con razones exclusivamente sociales
[Vinkler, 1987].
En los anexos debemos incluir todo aquello que nos permita el editor de la revista y que sea
relevante para entender y reproducir el trabajo que se presenta en el artículo. Entre las informaciones
y contenidos propios de los anexos cabe citar los siguientes:
Aprender a escribir artículos científicos es un proceso largo y complejo que exige muchos
años de práctica y muchas experiencias tanto positivas como negativas. Esta tarea, una de las más
importantes que abordan los científicos, es, sin embargo, una de las que reciben menos atención
durante la formación investigadora (por ejemplo, en cursos de doctorado).
a) La escritura nos ayuda a aclarar nuestras propias ideas y nuestros puntos de vista.
b) Durante la tarea de escritura podemos descubrir debilidades o problemas en nuestros datos,
resultados, figuras, tablas o conclusiones. Es una buena ocasión para descubrir la necesidad
de nuevas pruebas o ensayos antes de que sea demasiado tarde y hayamos gastado todos los
reactivos o agotado el tiempo que se nos ha permitido utilizar un dispositivo o sistema de
recogida de datos.
c) Si dejamos la escritura para el final es posible que se nos olviden algunos aspectos
importantes que convendría comentar o incluir.
e) La tarea deredacciónnos permite tener una perspectiva más global del trabajo que queda por
realizar.
f) Al tener que justificar nuestras afirmaciones, nos vemos obligados a situarnos en el lugar del
referee, dado que, en ocasiones, nosotros mismos detectaremos la necesidad de realizar
experimentos adicionales, controlar determinadas variables o, en general, tener en cuenta
aspectos claramente necesarios para que nuestra argumentación sea creíble. En esta fase,
todavía se pueden probar nuevos enfoques experimentales dado que todavía no se ha
terminado la tarea experimental.
h) Normalmente los científicos están implicados en varios temas a la vez. Así, si estamos
desarrollando varias investigaciones relacionadas, podemos aprovechar los resultados y
planteamientos de unas para facilitar la escritura los artículos correspondientes a otras.
Trabajamos, por tanto, en paralelo, más que en serie.
CASA ARTICULO
Tejado Conclusiones
Muros Resultados
Cimientos Marco teórico
CASA
Cimientos......................................................Muros...........................................................Tejado
ARTICULO
Conclusiones.............................................Resultados............................................Marco teórico
En una casa los cimientos dan solidez a los muros que son los encargados de soportar el
techo.
En un artículo científico, las conclusiones se basan en los resultados, estos en los métodos y
los métodos en los enfoques teóricos.
Por tanto, escribiremos un artículo siguiendo el orden
"inverso"
Resumen
¿Por qué se dice que debemos empezar un artículo por sus conclusiones?
a) Los científicos suelen trabajar en equipos más o menos coordinados o dirigidos por un
investigador principal. A veces, un científico trabaja en varios equipos.
b) Los equipos desarrollan una tarea continuada y, normalmente, no se parte de cero en cada
caso, sino que se trabaja en un tema o una línea de investigación.
c) Lo anterior implica que un equipo desarrolla unos enfoques teóricos y metodológicos propios
y va acumulando una experiencia y una bibliografía que permite el trabajo en el futuro.
e) Un investigador que trabaje en un tema determinado suele estar al corriente de qué otros
científicos y/o equipos están abordando el mismo tema o temas parecidos. Además, es común
que se intercambie bibliografía, resultados o trabajos previos con los científicos que trabajan
en un mismo tema.
f) Un investigador suele revisar la bibliografía existente sobre un tema, tanto antes, como
durante y después de la realización de un trabajo. A medida que se revista la bibliografía se
toman notas que resultarán útiles para nuestro artículo.
g) A lo largo de todos los procesos anteriores, surgen ideas, otras posibilidades, enfoques
alternativos, etc.
Durante los procesos descritos en otro apartado, hemos recogido o elaborado gran cantidad de
información en forma de:
a) Anotaciones.
b) Gráficos.
c) Datos.
d) Tablas.
e) Comentarios.
Para no perder toda esta información, conviene seguir los siguientes consejos:
c) Para ello organizamos unos grupos correspondientes, más o menos, a las secciones típicas de
un artículo: un grupo por cada sección.
f) Ahora no nos enfrentamos a una hoja en blanco, sino que disponemos de un contenido
estructurado que hay que pasar a un ordenador. Esta es una tarea mucho más fácil.
Como su propio nombre indica, mediante sucesivos intentos en los que se va refinando el
contenido de un trabajo.
a) Para empezar, esperamos a tener un día con dos o tres horas libres por delante y nos
aseguramos de que nadie nos va a molestar.
c) Seguimos el orden inverso que hemos discutido en otra sección (conclusiones, resultados,
marco teórico).
d) Naturalmente, en este momento no nos preocupamos mucho del estilo y, cuando no estamos
seguros de algo, simplemente dejamos una nota o un aviso para completarlo más adelante.
e) En esta fase es posible incluir algunas tablas de datos o figuras que den sentido a las
conclusiones.
En estas versiones sucesivas vamos completando los apartados y secciones iniciales y nos
dedicamos a las siguientes tareas:
b) Se incluyen nuevas tablas de datos o figuras adicionales que puedan resultar necesarias.
d) Se aclaran los puntos oscuros que hayan sido señalados por nuestros compañeros en las
sesiones de discusión que hayamos tenido con ellos para analizar nuestro trabajo de
investigación.
Al final de todo, debemos dedicarnos a las tareas más monótonas de nuestro trabajo:
b) Se escribe el resumen.
La recomendación más importante respecto al estilo ese esta: la claridad debe tener prioridad.
Ante todo, se debe primar este factor por encima de otros. Esto implica, por ejemplo, que, si es
necesario, se deben repetir expresiones y términos para que un apartado o una frase queden
completamente claras y sin ambigüedad ninguna. Otras sugerencias son:
b) Conviene evitar la voz pasiva porque hace que el contenido resulte farragoso.
e) Se deben evitar las expresiones y clichés estereotipados que no dicen nada, pero que suenan
"científicos" (ej: "la experiencia ha demostrado que ...").
f) Se deben evitar las repeticiones y reiteraciones innecesarias. Esto no implica que debamos
recortar el contenido del artículo hasta el punto de que se entienda con dificultad.