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¿Cuáles son los procesos psicológicos de comprensión de textos a tener en cuenta cuando

escribimos un artículo? 

Si vamos a dedicarnos a escribir un trabajo de investigación, conviene tener alguna idea


acerca de los procesos psicológicos implicados en la comprensión de un texto.

El procesamiento de un texto es una tarea todavía no del todo


bien comprendida en la que intervienen procesos que actúan sobre
unidades de información con un grado diverso de complejidad
[Campanario, 1993c]; [Campanario y Otero, 2000b]. Las teorías
psicológicas actuales insisten en que la tarea de comprensión es un
proceso activo, que se desarrolla a varios niveles y tiene carácter
interactivo, es decir, los conocimientos del sujeto permiten
interpretar la información que proporciona un texto y, cuando es
necesario, la complementan [Kintsch, 1988]; [León, 1991]. 

Los conocimientos que aporta el lector se refieren tanto a los contenidos del texto como a su
estructura y a los procesos de comprensión del mismo. Los niveles en los que tiene lugar el
procesamiento de un texto son, de menor a mayor complejidad, representación superficial, nivel
semántico y nivel situacional [van Dijk y Kintsch, 1983]; [Kintsch, 1985]. En este último nivel la
representación del texto que consigue el lector tiene poco que ver con el formato inicial del mismo. Si
el lector consigue entender un texto, habrá formado un modelo situacional del mismo en el que la
representación puede estar formada por proposiciones, imágenes, conocimiento estructurado en
forma de esquemas, etc [Schank, 1980]. En este proceso es útil que el lector identifique la
estructura de alto nivel del texto que, según van Dijk y Kintsch es un marco en el que encaja la
información que se maneja en los tres niveles anteriores [van Dijk y Kintsch, 1983]; [Izquierdo y
Rivera, 1997]; [Brincones y Otero, 1994]. 

Los mejores lectores intentan conseguir una representación coherente de un texto. Esta
coherencia puede conseguirse a nivel microestructural (todas las proposiciones comparten
argumentos) o macroestructural (existe un tema común). Cuando el lector no encuentra coherencia en
un texto se desencadenan los procesos de formulación de inferencias [Kintsch, 1988] que, pese a ser
objeto de atención preferente por los investigadores, no son todavía bien comprendidos. En estos
procesos los lectores activan sus conocimientos previos. La representación final del texto es una
mezcla de lo que el sujeto sabe sobre el tema que ha leído y de la información que aporta el propio
texto. Por ello, la representación final es un producto personal y propio de cada lector [Campanario,
1993c]; [Campanario y Otero, 2000b].

En el proceso de comprensión de un texto desempeñan un papel fundamental las estrategias


que utiliza el lector [van Dijk y Kintsch, 1983]; [Scardamalia y Bereiter, 1984]; [Otero, 1990] y entre
las cuales cabe citar las siguientes: 

a)        Repaso de fragmentos del texto previamente leídos.

b)        Lectura anticipada de fragmentos posteriores del texto.

c)        Identificación de la idea principal.

d)        Generación de resúmenes.

e)        Utilización del contexto para descubrir el significado de palabras desconocidas.

f)        Formulación de inferencias para tratar de aclarar los aspectos confusos, incompletos o
inconsistentes.

g)        Activación de conocimientos previos relevantes para entender la nueva información.

h)        Reformulación de las ideas que contiene el texto de un modo comprensible de acuerdo con el
vocabulario y conocimientos del lector.

i)        Comprobación de que las conclusiones son consistentes con las premisas y son consecuencia
lógica del razonamiento que se discute.

¿Cuáles son las características esenciales de un artículo


científico?
Antes de abordar la elaboración de un artículo de investigación, es necesario tener en cuenta
que existen muchas diferencias en los métodos, tradiciones, criterios de exigencia y formatos de los
artículos de investigación en diversas áreas. En esta web, por tanto, daremos recomendaciones
generales útiles para aquellos que trabajen en áreas de ciencias, pero también en otras como Ciencias
Sociales en las que también se realicen investigaciones y estudios de tipo empírico. 

        En lo sucesivo llamaremos "artículo científico" a los informes que se publican


en revistas académicas de cualquier área y en los que se describe un trabajo de
investigación.

El artículo es el elemento fundamental de la comunicación científica. No es el único, pero es,


en general, el más valorado, debido a que casi todas las revistas desarrollan un proceso de evaluación
que está orientado a seleccionar y filtrar las contribuciones que se reciben. Un capítulo de un libro o
una comunicación a un congreso no han pasado, en general, por un proceso de evaluación semejante
al que sufren los artículos científicos antes de ser publicados por las revistas académicas.

Los artículos científicos pueden ser de diverso tipo. A continuación se citan los más comunes:

a)      Investigación: en ellos se describe un trabajo de investigación (o una parte del mismo)
realizado por el autor o los autores.

b)      Revisión: se analiza críticamente el estado del conocimiento en un área o un tema concreto a
partir de la bibliografía publicada.

c)      Retracción: un autor corrige o retira un trabajo propio anterior debido a factores diversos
(imposibilidad para replicar los resultados, denuncias de fraude, errores cometidos, etc)

d)      Comentarios y críticas: como su nombre indica, un autor comenta o critica un trabajo anterior
publicado por otros investigadores.

e)      Trabajo teórico: se plantea un modelo, una teoría o un sistema para entender un fenómeno o
conjunto de fenómenos, una realidad concreta o un dominio de conocimientos.
 

En esta Web se aborda la elaboración y publicación de artículos de


investigación. La extensión de un artículo es variable, pero suele haber un límite al
número de paginas. Cuando un artículo supera este límite se suele dividir en otros
más pequeños.

En principio, se entiende que un artículo científico debería proporcionar toda la información


necesaria para que un experto que lo lea, sea capaz de replicar el trabajo que se describe en él. En la
práctica, muchos métodos son tan sofisticados, que sólo están disponibles en determinados
laboratorios y son poco conocidos por una parte importante de la comunidad investigadora. La
replicabilidad es un ideal, más que una realidad común.  

¿Cuáles son los apartados de un trabajo de investigación?

El artículo científico en el que se describe un trabajo de investigación tiene una


estructura más o menos común, aunque existen algunas variaciones entre disciplinas. Esta estructura
es como un molde mental en el que encajará la información que se obtenga del artículo y, por tanto,
ayuda al lector a encontrar la información relevante de acuerdo con sus intereses (ej: metodología,
referencias citadas, marco teórico, etc). Lamamos a ese molde mental Estructura de Alto Nivel.

    

         Naturalmente, la estructura típica de un artículo no


refleja, en general, el modo en que se realizó la investigación.
Así, por ejemplo, rara vez se mencionan los intentos fallidos,
las pruebas sucesivas, las interrupciones en el trabajo, etc. Es
evidente que, aunque un artículo académico debería decir la
verdad, no debemos esperar toda la verdad.   
Los apartados que, normalmente, aparecen en un artículo académico son:

a) Título

b) Autores

c) Resumen o abstract

d) Palabras clave (keywords)

e) Introducción

f) Objetivos

g) Métodos

h) Resultados

i) Discusión

j) Conclusiones

k) Agradecimientos

l) Referencias

m) Anexos (si los hay)

n) Tablas

o) Figuras  

Puede suceder que algunas secciones se eliminen o se junten con otras (por ejemplo,
resultados y discusión). Además, en muchos casos se incluyen otros apartados que no aparecen en la
relación anterior (por ejemplo, una sección de "perspectivas futuras" después de las conclusiones).

¿Qué características debe reunir el título del artículo?


El título es, sin duda, la frase más importante del artículo. De un título adecuado depende
muchas veces que un lector pase de largo ante nuestro artículo o se anime a leer el abstract o resumen
cuando revista una larga recopilación bibliográfica obtenida, por ejemplo, en una base de datos. 

         Los investigadores son personas muy ocupadas y no pueden permitirse el lujo
de analizar con detalle toda la inmensa producción de un campo o un tema
determinado. Un título erróneo puede hacernos perder un lector potencial que, en
definitiva, es alguien que puede citarnos alguna vez.

El título debe reunir las siguientes características: 

a) Ser suficientemente explicativo del contenido del artículo. 

b) Ser relativamente breve. Muchas revistas ponen limitaciones al número de palabras que
pueden figurar en un título. 

c) Incluir los términos más relevantes que hagan referencia al objeto del trabajo, de forma que
sea fácilmente recuperable cuando alguien interesado en el tema de nuestro trabajo acceda a
una base de datos.

d)        Ser atractivo y llamativo.

            Los requerimientos anteriores plantean no pocos problemas a los autores principiantes, ya
que, como puede comprobarse, son, en cierta medida, contradictorios.

¿Quiénes deben figurar como autores de un artículo?

  Aunque, aparentemente, este tema no debería plantear muchas dificultades, la decisión sobre
quienes firman un trabajo puede llegar a ser muy difícil, y puede plantear no pocos problemas y
conflictos. La razón principal tiene que ver con los criterios de evaluación del trabajo científico.  
Dado que la evaluación de los científicos se lleva a cabo mediante sus contribuciones, es
importante figurar como autor o coautor de muchos trabajos académicos.  

No resulta raro que en los últimos años se haya producido un aumento generalizado del
número medio de autores que firman los artículos científicos. A continuación se citan algunos
estudios recientes recopilados por [Cronin, 2001] que demuestran esta tendencia:

a) El número de artículos con 100 o más autores en los índices de citas pasó de 1 en 1981 a 182
en 1994.  

b) El número medio de autores por artículo en las revistas recogidas en los índices de citas,
aumentó de 1.83 en 1955 a 3.90 en 1999.  

c) Hace cien años, el 98% de los artículos publicados en la revista precursora del New England
Journal of Medicine tenía un único autor, mientras hoy día sólo el 5% de los trabajos que
aparecen en esta revista tienen autor único. 

En parte, el aumento en el número medio de los autores se debe, sin duda, a la creciente
complejidad y dificultad de la investigación científica que exige, cada vez más, la formación de
equipos más numerosos.  

En algunos equipos de investigación existe la costumbre de incluir en todos los artículos que
se publican el nombre de la persona que ha conseguido financiación para un proyecto o que dirige el
equipo, aunque no haya colaborado directamente en el trabajo. Otras veces, algunas personas que han
tenido una participación relevante en el trabajo no aparecen como autores, bien porque son técnicos
de laboratorio o por otras razones.  

En Biomedicina existen unos requerimientos uniformes que indican quienes deberían figurar
como autores en un artículo de investigación. Hasta la fecha, hay más de 500 revistas que se han
adherido a los principios denominados "Requerimientos uniformes para los trabajos enviados a las
revistas biomédicas".

         Según estos requerimientos, sólo deben figurar como autores de un


artículo las personas que hayan realizado contribuciones significativas en las
siguientes tareas:

a) La concepción, diseño o análisis e interpretación de los datos.

b) Escritura y revisión crítica del trabajo relativa a contenidos


intelectuales importantes.

c) Aprobación final de la versión que se va a publicar.

En el ámbito de la Biomedicina existen propuestas concretas para sustituir el concepto de


autor por el de persona que contribuye al trabajo ("contributor") (por ejemplo, [Cronin, 2001] ).  

No hay que olvidar que, ante el incremento en los casos de fraude, muchas revistas ahora
exigen un acuerdo escrito de todos los autores que figuran en un trabajo reconociendo su
participación y responsabilidad en el artículo realizado

¿En qué orden deben aparecer los autores?

  Cuando existen varios autores, el modo en que éstos aparecen en la relación varía
enormemente de una revista a otra o de una disciplina a otra. A continuación se citan los formatos
más habituales:  

a)     Orden alfabético. Este formato evita los problemas de atribución de los trabajos.

b)     Primer autor = autor principal. Se supone que el primer autor es el jefe del equipo y el resto
colabora bajo su dirección.

c)      Ultimo autor = autor principal. Igual que el caso anterior, pero con el investigador más
relevante al final. Con este formato se intenta muchas veces otorgar mayor visibilidad a otros
miembros del equipo.

Lógicamente, los convenios anteriores no son generales y el


orden en que aparecen los autores puede ser diferente en las
distintas disciplinas. Otros factores modulan la ordenación de
los autores. Por ejemplo, si un científico ha publicado una gran
cantidad de trabajos en solitario y figura como autor en un
artículo con otros investigadores, la posición en que aparece es
prácticamente irrelevante: su visibilidad está asegurada por su
obra en solitario. En este caso se puede decir que este
investigador "presta" visibilidad al resto del equipo, algo que, a
los demás autores, les costaría conseguir.

En muchos casos, los equipos de investigación están localizados en laboratorios o centros


diferentes y cada autor se encarga de "su parte" de forma que, "trabajan juntos de manera separada".

La experiencia demuestra que muchos equipos de investigación empiezan a


tener problemas debido precisamente a decisiones inadecuadas sobre quiénes
figuran o no como autores de los artículos y otros trabajos que se publican y sobre el
orden en que los distintos miembros del equipo aparecen en la lista de autores.

¿Qué otra información relativa a los autores debe aparecer en un artículo?

Además de los nombres deben aparecer las instituciones a las que los autores están afiliados
(universidades, centros de investigación, etc.). También se deben incluir las direcciones postales y de
correo electrónico para facilitar el contacto por parte de otros investigadores que puedan, en el futuro,
estar interesados en entrar en comunicación con el equipo. 

          Si la revista lo permite, es una buena


costumbre incluir también la dirección de la página
Web del autor principal con el fin de facilitar la
localización de otros artículos relevantes por parte
de los lectores.

¿Qué es el resumen o abstract?


Como su propio nombre indica, el resumen o abstract del artículo consiste en una breve
síntesis del contenido del mismo. Muchas revistas limitan el número de palabras que pueden incluirse
en el resumen. Lo más común es que los resúmenes tengan en torno a 100 o 200 palabras.  

Es muy importante que el resumen esté adecuadamente redactado porque, aparte del título y
de los datos propios de los autores, esta es la única parte de nuestro artículo que será publicada por
algunas bases de datos (por ejemplo, ERIC, Chemical Abstracts, Current Contents. Si otro
investigador lee el título de nuestro artículo y se anima a seguir leyendo el resumen, es probable que
siga y trate de conseguir el trabajo entero para analizarlo con más calma. Si, por el contrario, el
investigador encuentra el resumen difícil de entender o poco claro, es posible que no se decida a
profundizar más en nuestro trabajo.

¿Qué son las palabras clave?

Las palabras clave (keywords) son un conjunto de términos que servirán para indexar el
artículo en determinadas bases de datos. Así, cuando un investigador esté interesado en un tema, si
introduce determinadas palabras en la página de búsqueda de base de datos, nuestro artículo
aparecerá entre la bibliografía relevante.

         Para elegir las palabras


clave correctamente conviene
mirar los Thesauros de las
bases de datos que indexan
los artículos de investigación.
¿Qué debe aparecer en la introducción? 

  La introducción es la carta de presentación del resto del artículo. Los primeros párrafos de la
introducción deben servir para que un lector experimentado y experto en el tema del que trata nuestro
trabajo pueda hacerse una idea más detallada del contenido del mismo.  

Entre los aspectos que deben aparecer en una buena introducción cabe destacar los siguientes:
a) Marco teórico del trabajo. Aquí se deben citar y describir brevemente los principios o teorías
que dan sentido al trabajo que se realiza.  

b) Planteamiento del problema. Se describe brevemente el problema de investigación que se


trata de resolver con el trabajo en cuestión.  

c) Los antecedentes del trabajo. Se analizan otros posibles estudios previos de otros autores
sobre el mismo tema que se aborda en nuestro artículo. Se incluyen citas a dichos
antecedentes y estas citas se acompañan con la debida referencia en la sección final. Dado
que en la ciencia la originalidad es una de las características más valoradas, el citar los
antecedentes previos y reconocer los precedentes es una de las obligaciones implícitas que
tiene todo autor que escribe un artículo.  

d) En el caso de que se revisen trabajos relacionados con el nuestro, es conveniente profundizar


y plantear un análisis crítico de los mismos. Así, por ejemplo, se deben hacer constar las
semejanzas y diferencias entre los trabajos previos y el nuestro, las limitaciones de los
anteriores que se pretende subsanar ahora, etc.  

e) También puede ser conveniente citar líneas de investigación que, aunque tengan alguna
relación indirecta con el problema que se plantea, puedan resultar útiles para entenderlo o
abordarlo mejor.

f) En algunas áreas de investigación (por ejemplo, en ciencias sociales y humanas), no existen


grandes paradigmas completamente consolidados y nos encontramos con distintas escuelas de
pensamiento que no se comunican entre sí. Esta realidad tiene su reflejo en los artículos de
investigación en los que, a veces, puede comprobarse como falta cualquier tipo de referencia
a escuelas de pensamiento rivales o en competencia. 

g) Limitaciones de los marcos teóricos que justifican el trabajo. Este tipo de análisis resulta
especialmente indicado en áreas de investigación en ciencias sociales y humanas, por las
razones que se han detallado más arriba.  

h) Objetivos del trabajo. Estos deben aparecer formulados con claridad y sencillez y,
obviamente, deben corresponderse con los resultados y conclusiones obtenidos. En el caso de
que exista alguna discrepancia entre objetivos y resultados o conclusiones, ésta debe aclararse
en las secciones correspondientes. En la práctica, muchas veces los objetivos se plantean y
formulan al final, a la vista de los resultados obtenidos. Por otra parte, en algunas revistas se
exige un apartado de objetivos independiente de la introducción. 

i) Los objetivos del trabajo están relacionados muchas veces con determinadas hipótesis que
plantea el investigador. Al igual que sucede con los objetivos, muchas veces las hipótesis se
redactan a la vista de los resultados obtenidos y de las conclusiones alcanzadas,
especialmente en las investigaciones que se realizan en Ciencias Sociales y Humanas. Otras
veces las hipótesis que se plantean son muy dependientes del enfoque metodológico o del
dispositivo experimental que se utilice, por lo cual, sólo se entienden plenamente a la vista de
las secciones correspondientes. 

Existe un dilema difícilmente resoluble en la elaboración de la


introducción: si se escribe mucho resulta muy extensa; mientras que si se escribe
poco podemos dejarnos aspectos relevantes sin tratar. En general, hay que contar
con que los referees van a recomendar casi de oficio que recortemos nuestros
trabajos.

¿Cómo redacto los objetivos?

  Los objetivos del trabajo describen las metas que se desea alcanzar con el mismo. Los
objetivos deberían estar relacionados con las conclusiones y, por tanto, redactarse teniéndolas en
cuenta.  

Los objetivos deben formularse de manera clara y precisa, sin pretender ir más allá de lo que
realmente se haya hecho. Además, conviene justificar brevemente la importancia o incidencia de cada
objetivo en el trabajo que se elabora y en el marco conceptual de la disciplina en cuestión cuyo
conocimiento intentamos incrementar con la investigación realizada.  

 
¿Cómo se elabora la sección de métodos?

  Este apartado requiere una atención especial, habida cuenta de que en él debemos describir
los métodos y procedimientos utilizados con el suficiente detalle como para que un experto pueda
reproducir el trabajo que hemos realizado y comprobar nuestras conclusiones. No en vano, la
reproducibilidad de los resultados se considera uno de los pilares fundamentales que dan solidez al
conocimiento científico.  

En algunas áreas de investigación (ej: Psicología) este apartado se suele dividir en otros
como: 

a) Procedimiento.

b) Materiales empleados.

c) Sujetos.

d) Medidas realizadas.  

Los procedimientos o métodos empleados están obviamente determinados por los objetivos
del trabajo de investigación que abordamos. En este apartado debemos incluir, por tanto:    

    a)     Enfoques metodológicos seguidos.

    b)     Instrumentos utilizados.

    c)      Cuestionarios, entrevistas, etc.

    d)     Diseño experimental (incluyendo el número y descripción de los grupos de sujetos o de
muestras, sus características, etc.).

    e)     Si se han utilizado sujetos experimentales, se describen sus características demográficas
básicas (edad, género, capacidades, etc.)

    f)  Tratamientos realizados.

    g)  Sustancias o reactivos que se han utilizado y en qué secuencia.


    h)  Instrucciones que se dan a los sujetos (cuando los hay).

    i)   Técnicas empleadas para recoger y registrar los datos obtenidos (ordenador, papel,
grabación, vídeo, etc.).

    j)  Criterios utilizados para decidir en caso de conflictos o problemas metodológicos.

    k)  Decisiones tomadas en situaciones imprevistas.

    l)  Variables que se van a utilizar para describir los datos (esto a veces se hace en la sección
resultados).

    m)   Criterios de clasificación de los sujetos, las muestras, los especímenes, los reactivos, etc.

    n)  Problemas metodológicos a los que se debería prestar especial atención.

En general, todo aquello que


ayude a un experto a entender cómo se
obtuvieron los resultados y cómo
podrían volverse a obtener en otro
laboratorio independiente, debería
figurar en la sección metodológica.

Dado que muchos grupos de investigación trabajan siempre siguiendo las mismas o parecidas
metodologías, no resulta raro que esta sección sea muy similar en todos los trabajos que publican
dichos grupos. Otras veces, la metodología se describe brevemente y se citan trabajos anteriores para
que aquellos investigadores que quieran profundizar más puedan acudir a ellos.

¿Qué se debe incluir en el apartado de resultados y discusión?


  Estos dos apartados suelen aparecer juntos en muchos trabajos, por esta razón los analizamos
a la vez. Como su propio nombre indica, en esta sección deberían aparecer los resultados obtenidos y
una discusión o análisis de los mismos. No debemos confundir esta discusión o análisis con la
obtención de conclusiones, algo que depende tanto de los resultados y de su análisis como del marco
teórico y de los objetivos.  

Por resultados obtenidos entendemos:  

a)     Números que representan valores de variables de interés de cara a nuestro trabajo de
investigación (ej: masas y pesos, densidades, cantidad de producto, parámetros de
interés físico, rendimiento académico, etc.).

b)     Categorías que sirven para clasificar ejemplares, sujetos, situaciones, etc (ej: tipos de
alumnos según su grado de motivación, reactivos, grupos de partículas elementales,
taxonomías que permiten clasificar plantas o animales, etc) .

c)      Categorías junto con distribuciones numéricas (ej: distribución de alumnos en grupos
según motivación, número de animales en diversos ecosistemas, densidades de carga
en distintas superficies, etc.).

  

Normalmente, cuando los resultados


obtenidos son muchos, para poder
interpretarlos adecuadamente se necesita
distribuirlos en tablas o figuras. Aunque,
en principio, pudiera parecer evidente, la
realización de tablas y figuras eficaces
requiere una experiencia considerable. 

Cada revista mantiene un formato propio para las tablas y figuras, por lo que hemos de
consultar las instrucciones a los autores para poder adaptarnos a los requerimientos en cada caso. La
amplia disponibilidad de programas informáticos estadísticos y de dibujo o de diseño hace que la
elaboración de tablas y figuras adecuadas resulte bastante fácil.  

Un error común, muy típico de los principiantes, consiste en presentar los mismos resultados
doblemente en tablas y en figuras. Esto, además de que es redundante e innecesario, implica un
desperdicio de espacio en la revista y es poco probable que se nos permita hacerlo.

Dependiendo del tipo de variables que utilicemos, así como del número de las mismas,
deberemos elaborar tablas de una, dos o más entradas.  

Cada una de las tablas o figuras


debería llevar una cabecera todo lo
autoexplicativa posible. Es evidente que, en
muchas ocasiones, para entender
plenamente la tabla o figura será necesario
leer el texto; pero siempre que sea posible
debemos dar toda la información necesaria
en la propia cabecera de la tabla o figura.

  Además de los datos, tablas o figuras; en la sección de resultados es necesario incluir los
análisis estadísticos que se hayan realizado. Estos análisis estadísticos deberían describirse con todo
el detalle necesario para que un experto en el tema pueda contrastar su validez. Debemos especificar,
por tanto, aspectos como: 

            a)     Variables utilizadas.

            b)     Tipo de prueba estadística elegida.

            c)      Resultados y diferencias estadísticamente significativas.

            d)     Grados de libertad y valores de probabilidad.

Dado que la sección que abordamos hace referencia a los resultados y a una discusión de los
mismos, son pertinentes comentarios adecuados sobre los resultados, tales como:    
a)    Comparaciones de unas tablas o figuras con otras para poner de manifiesto
parecidos, diferencias, tendencias, etc.

b)    Contraste de los resultados obtenidos, de acuerdo con los objetivos iniciales de
la investigación.

c)     Puntos fuertes y débiles de los resultados obtenidos.

d)    Posibles interpretaciones a los resultados, gráficas o tablas y alternativas que


se analizan o descartan.

e)    Antecedentes previos: contraste de nuestros resultados con los de otros autores
que hayan obtenido resultados similares o diferentes.

f)       Posibles problemas derivados de interpretaciones inadecuadas o "artefactos"


estadísticos (situaciones engañosas provocadas o explicadas por otros factores
distintos que los que aparentemente las originan).

            Como puede comprobarse , la discusión detallada se presta a múltiples posibilidades.

 
 

¿En qué consisten las conclusiones y cuáles son los errores mas comunes en su formulación?

            Este es un apartado que en muchas ocasiones infravaloramos y desperdiciamos. Los defectos
más comunes en los apartados de conclusiones son:

    a) Muchas veces, las conclusiones no se derivan de los resultados ni de la discusión realizada
en los apartados anteriores (no son auténticas conclusiones).

    b) Otras veces las conclusiones se redactan para salir del paso, como un mero trámite más, sin
prestarles la debida atención.

    c) Peor aún, este importante apartado puede desperdiciarse y convertirse simplemente en una
repetición del resumen que encabeza todo artículo científico.  
            Estos problemas suelen surgir porque, casi siempre, la sección de conclusiones es lo último
que se escribe, aunque, como veremos en otro apartado, esta sección debería ser la primera en
redactarse.   

No debemos confundir la discusión de


resultados con la obtención de conclusiones, algo
que depende tanto de los resultados y de su análisis
como del marco teórico y de los objetivos. Las
conclusiones deben obtenerse, por tanto, a partir
de algo más que de los simples datos registrados.
De hecho, unos datos o resultados pueden tener un
sentido u otro y, por tanto, pueden llevarnos a unas
conclusiones y otras, dependiendo del marco
conceptual que justifica nuestra investigación, de
la metodología seguida, de los objetivos
propuestos, etc.

Además de las propias conclusiones relativas al trabajo realizado, es posible incluir en esta
sección algunas de las informaciones siguientes:   

      a)      Posibles interpretaciones alternativas de los resultados que se descarten por cualquier
razón.

      b)      Posibles líneas adicionales de investigación a la vista de los resultados obtenidos.

      c)      Análisis de las aportaciones relevantes de nuestro trabajo frente a otras anteriores y/o
similares.

¿Qué es la sección de agradecimientos y quiénes deben figurar en ella?


  Esta sección suele consistir en un breve apartado en el que se reconoce la deuda contraída con
las personas o instituciones que han colaborado en el articulo que se publica. La sección de
agradecimientos debe ser breve y directa. Es necesario, por tanto, evitar agradecimientos
excesivamente efusivos o familiares (muy comunes en las tesis de doctorado) o agradecimientos
masivos a equipos numerosos de investigación.  

En la sección de agradecimientos deben figurar las personas y entidades siguientes:  

a)     Colaboradores técnicos de laboratorio cuya participación no haya tenido la


suficiente entidad como para figurar como autores.

 b)     Personas que hayan colaborado en la obtención, representación gráfica o


tratamiento de datos y cuya participación, igualmente, no haya tenido la suficiente
entidad como para figurar como autores.  

 c)     Instituciones públicas o privadas que hayan financiado la investigación


realizada, bien mediante proyectos, ayudas, becas o cualquier otro tipo de aportación
económica. Este tipo de agradecimientos suele ser una de las condiciones exigidas en
las convocatorias de proyectos de investigación.  

 d)     Instituciones, empresas o entidades que hayan facilitado equipos técnicos,
aparatos, infraestructura, sistemas, datos, sustancias o cualquier otro recurso que haya
permitido realizar el trabajo de investigación.  

 e)     Editoriales y/o instituciones que hayan permitido reproducir figuras, texto,
datos, o información publicada previamente. Este tipo de agradecimientos es
necesario cuando se reproduce, con permiso,  una figura o una tabla que apareció en
otro artículo, nuestro o ajeno.  

 f)     Personas que hayan colaborado en la traducción o revisión de la traducción del
trabajo de cara a la publicación.  

 g)     En sucaso,investigadores que hayan leído versiones previas del trabajo y
hayan formulado críticas o sugerencias que hayan contribuido a mejorar el original.

 
¿Qué son las referencias bibliográficas?

  El artículo académico, como resultado tangible de un trabajo de investigación, refleja


de alguna manera la naturaleza del conocimiento científico: la sección de referencias bibliográficas
recoge los trabajos anteriores que el autor cita como precedentes de su propio trabajo. Las referencias
bibliográficas sirven al lector de un trabajo científico, por ejemplo, para localizar las fuentes
necesarias para entender la teoría que orienta y da sentido a la investigación o para interpretar los
métodos utilizados.

         El carácter social del trabajo


científico se pone, pues, de
manifiesto mediante el uso de las
referencias bibliográficas.

            Así, no resulta raro que en las últimas décadas el análisis citas se haya convertido en un
instrumento que ayuda tanto a sociólogos, filósofos e historiadores de la ciencia como a
investigadores, administradores y diseñadores de la política científica.

¿Cuáles son los formatos más habituales para las referencias?

  Existen formato diversos para las referencias a trabajos citados en el texto de nuestro artículo.
Cada revista sigue sus propias directrices que debemos seguir ineludiblemente. Los formatos más
comunes en las referencias son los siguientes:   

     a) Artículos

     Hammer, D. (1994). Epistemological beliefs in


introductory Physics. Cognition and Instruction, 12
(2), 151-183.
    b) Libros

    Merton, R.K. (1985). La Sociología de la


Ciencia 2. (Alianza Universidad: Madrid)

Como puede comprobarse, en este formato aparecen los siguientes datos sobre un artículo:

 a) Apellidos y nombre de los autores.

 b) Año de publicación.

 c) Título el artículo.

 d) Nombre de la revista donde se publicó el trabajo (subrayado).

 e) Volumen y número en que se publicó el artículo.

 f) Páginas inicial y final.

            En muchas revistas, sobre todo de ciencias, se suprime el título del artículo.

            En el caso de un libro, los datos que se presentan son:

a) Apellidos y nombre de los autores.

b) Año de publicación.

c) Título del libro (subrayado).

d) Editorial y ciudad de edición.  


Las comunicaciones a congresos y las contribuciones en libros colectivos siguen formatos
especiales que dependen de cada revista.

La formas más comunes de incluir las citas en el texto son dos:

a)    Una llamada entre paréntesis en la que aparecen los nombres


de los autores y el año de publicación (ej: el formato utilizado
en esta web)

b)    Un número entre paréntesis o un superíndice que sirve de


llamada para la lista de referencias que se incluye al final del
artículo o como notas a pie de página.

  La forma de presentar las referencias también depende de las revistas en cuestión, pero los
formatos más comunes son:  

a)     Relación alfabética al final del articulo.

b)     Notas a pie de página.

c)      Relación numérica al final del articulo. En este caso cada referencia aparece precedida por un
número, tal como se señaló más arriba.

¿Por qué son tan importantes las referencias?

  Las referencias bibliográficas son importantes por varias razones: 

a)     Ayudan a otros investigadores a identificar trabajos relevantes que servirán para poder
entender el marco teórico, las metodologías utilizadas, otros antecedentes previos, etc. 

b)     Las citas bibliográficas permiten calcular el factor de impacto de las revistas académicas.  
c)      El número de citas recibidas por los científicos (y su procedencia) se suelen utilizar para la
evaluación institucional de la labor investigadora.

¿Qué precauciones conviene tener en cuenta al escribir las referencias bibliográficas?

  La elaboración de las lista de referencias bibliográficas es una de las tareas más pesadas a las
que hemos de enfrentarnos durante el proceso de publicación. Desafortunadamente, no existe un
formato uniforme en las revistas académicas a la hora de publicar las referencias bibliográficas, por lo
que, en caso de que nos rechacen un articulo en una revista, deberemos reformatear todas las
referencias según los criterios exigidos por la nueva revista a la que acudamos. Como puede
comprobarse fácilmente, el formato de las referencias es uno de los aspectos a los que se dedica más
espacio en las instrucciones a los autores de las revistas académicas.  

Existen diversos programas informáticos que nos ayudan a gestionar las referencias
bibliográficas. Estos programas permiten modificar fácilmente el formato de las referencias y
adaptarlo al estilo propio de cada revista. Algunos de estos programas permiten, además, descargar
bibliografías de diversas bases de datos y adaptarlas a nuestras necesidades.  

En un artículo aparecido en la revista The Scientist, se analizan los programas gestores de


referencias más utilizados y se incluyen las direcciones de Internet donde se pueden adquirir
[Fitzgerald y Erianne, 2002]    

Conviene ser cuidadoso con las referencias bibliográficas. Existen diversos


trabajos que demuestran que muchas referencias contienen errores, lo cual dificulta
la recuperación de los artículos citados en el caso de que un lector tenga interés en
profundizar en un tema. Este problema permanece sin resolver y es objeto, cada
cierto tiempo, de un debate en los medios especializados (por ejemplo, [Navarro,
1999] ).

¿Cuáles son las motivaciones de los científicos para citar otros trabajos?
  Aunque, como se explica en otra sección, los análisis de citas han cambiado en cierta medida
incluso la propia dinámica interna de la ciencia, todavía no existe una teoría generalmente aceptada
sobre los procesos cognitivo de cita [Gilbert, 1977], [Leydesdorff, 1987a], [Garfield, 1989a].
Diversos autores han investigado o han expresado sus puntos de vista sobre las razones que tienen los
científicos para citar y sobre las consecuencias de la pautas que siguen los científicos cuando citan
otros artículos (por ejemplo, véase un estudio reciente.

             Según Vinkler las motivaciones para citar un trabajo anterior son de dos tipos: profesionales
y sociales [Vinkler, 1987]. Las primeras tienen que ver con los aspectos teóricos y prácticos de la
investigación, mientras en las segundas influyen factores personales, sociales o factores externos a la
propia investigación. Otros autores han estudiado con detalle las diversas razones que se pueden
clasificar en cada una de las dos categorías anteriores y los usos posibles de las referencias
bibliográficas. Los puntos de vista de estos autores se desarrollan a continuación.   

Una referencia a una fuente determinada (artículo o libro) puede


considerarse como un enlace no solo con dicha fuente, sino con todo el conocimiento
ligado a ella y citado, a su vez, en ella. Según Latour, esta cadena de referencias
mutuas es la responsable última de la validez supuesta del conocimiento científico
[Latour, 1987].

            Si un autor citase un trabajo previo sin dar las debidas facilidades para que el lector pudiese
comprobar por sí mismo la exactitud y validez de dicha referencia, la cadena de razonamiento
quedaría rota y la justificación de las afirmaciones se pondría en entredicho. Cuando un autor cita un
trabajo previo está dirigiendo al lector a una fuente de información, por esta razón a veces los
investigadores no citan el documento original donde aparece por primera vez un método o un
concepto y prefieren citar un artículo de revisión, que puede ser más fácilmente accesible.
Igualmente, no resulta raro que a veces los autores citen documentos que no han leído en vez de citar
la fuente donde han conseguido determinada información.  

Una referencia entre dos documentos indica algún tipo de relación conceptual entre los
mismos. La sucesión de referencias sirve, por tanto, para identificar el contenido de un trabajo
científico. Una cita a un artículo que describe un método determinado no solo ayuda a localizar dicho
método, también proclama que el autor ha realizado un trabajo en un área determinada en la cual el
método en cuestión es apropiado. Además, cuando existen varios métodos disponibles, una cita a uno
de ellos deja claro que el autor se ha decidido a utilizar dicho método en vez de otro y ello confiere
una orientación determinada a su trabajo.

            En uno de sus primeros artículos, Eugene Garfield introdujo la idea de que las referencias
bibliográficas desempeñarían un papel similar en cierta medida al de títulos y subtítulos [Garfield,
1955]. De hecho, el explorar las referencias bibliográficas de un nuevo artículo antes que el contenido
del mismo es una costumbre muy extendida entre los científicos [Gilbert, 1977, pág. 117]. Una rápida
exploración de las referencias bibliográficas puede ayudar a identificar el contenido de un artículo
casi con la misma precisión que la lectura del mismo.  

Otra función de las citas bibliográficas sería el otorgar autoridad a las afirmaciones y puntos
de vista del documento en el que se hace la referencia. Cuando un autor cita un documento anterior
no solo ayuda a localizar la información contenida en él, sino que utiliza dicha información como
apoyo para sus propias ideas. Las referencias sirven, pues, como medio de persuasión [Leydesdorff,
1987a] [Garfield, 1989a] [Gilbert, 1977], [Zuckerman, 1987]. Así, un autor que desea ganar
credibilidad para sus puntos de vista puede hacer referencia a trabajos previos que confirmen los
suyos [Vinkler, 1987] o puede citar puntos de vista de investigadores prestigiosos para reforzar su
argumentación. Incluso un científico que haya conseguido resultados importantes debe ser capaz de
persuadir de alguna manera de la relevancia de los mismos al resto de la comunidad, algo que no
siempre es fácil [Campanario, 1993a], y para ello puede servirse de referencias a trabajos previos. Las
citas a trabajos anteriores evitan el tener que repetir argumentaciones o justificar afirmaciones
[Ravetz, 1971, pág. 256-257].  

También es posible que se cite un trabajo previo por razones negativas, esto es, para
contradecirlo. En este caso el autor que hace la referencia estaría utilizando la autoridad que le
confiere su trabajo para corregir o combatir las afirmaciones previas de otros autores. Según Garfield
y Welljams-Dorof, en las áreas de Ciencias Naturales el número de citas positivas a otros
investigadores previos suele ser mayor que en las Ciencias Sociales [Garfield y Welljams-Dorof,
1992]. Ello es consistente con el diferente grado de desarrollo conceptual de las distintas disciplinas.
Mientras que en las Ciencias Naturales el grado de consenso de la comunidad científica sobre el
paradigma en vigor suele ser bastante elevado, en las Ciencias Sociales generalmente coexisten
diversos paradigmas en competencia y hay escuelas opuestas de pensamiento que pueden mantener
puntos de vista enfrentados. Por otra parte, los científicos tienden a suavizar las citas negativas
utilizando diversos recursos retóricos para difuminar su contenido.
 

Otro motivo para citar tiene que ver con una cierta
obligación moral que los científicos sienten de reconocer los
antecedentes de su trabajo que tienen su origen en la labor
de otros autores. Al citar un documento que sirve como
antecedente del trabajo propio, un autor paga, en cierta
medida, sus deudas intelectuales. Según el sociólogo Robert
K. Merton los científicos intercambian su producción por el
reconocimiento de sus colegas [Merton, 1985]. Las
referencias constituyen un medio ideal para reconocer la
prioridad de otros y dar fe de una cierta propiedad
intelectual.

Al citar un trabajo anterior un autor demuestra un cierto nivel de conocimiento sobre el


campo en el que se mueve. Las citas demuestran que el autor está familiarizado con la literatura
pertinente. Cuando un autor cita el trabajo de otro científico puede reproducir sus puntos de vista e
incluso sus expresiones y conclusiones sin que se le pueda acusar de plagio o de apropiación de ideas.
En cambio, el no citar adecuadamente los contenidos tomados de otros documentos se suele
considerar como una conducta impropia de un científico. Según Garfield, una de las tareas de los
referees y de los editores de las revistas consistiría precisamente en "asegurarse de que los autores
citan en sus artículos todos los antecedentes relevantes en los que se inspira su trabajo" [Garfield,
1989a, pág. 3].

            Existen, sin embargo algunas excepciones más o menos justificadas a esta obligación . Los
contenidos clásicos (p. ej: "la ley de Coulomb") o los contenidos que forman parte del conocimiento
común rara vez se citan. Precisamente, la incorporación por obliteración es uno de los mecanismos
que permiten que los nuevos descubrimientos se incorporen a veces al conocimiento común de
manera que pocos científicos sienten la obligación de citar la fuente original donde se describe dicho
descubrimiento [Garfield, 1993]. Ejemplos bien conocidos son la teoría de la relatividad de Einstein o
el modelo para la molécula de ADN propuesto por Watson y Crick, que se incorporaron rápidamente
al conocimiento común en Física y Biología respectivamente.  
Otras razones para citar tienen que ver con el deseo de autopromoción de los propios autores
o con la promoción por parte de los científicos de más prestigio de sus ayudantes o de otros
investigadores más jóvenes con el fin de que incrementen su influencia dentro de una disciplina
[Zuckerman, 1987]. Asimismo, los autores también citan a veces por razones de cortesía los trabajos
de otros colegas de su mismo departamento o de otros con los que mantienen relaciones de
colaboración científica [Garfield, 1989a]. Por otra parte, algunos autores reconocen que es
conveniente citar el trabajo de los editores y probables referees de las revistas a los que se envían
los artículos [Dumont, 1989].   

Existe otra categoría en las citas que algunos autores


han dado en llamar "perfunctory". En este tipo de referencias
sólo se citan de forma genérica otros trabajos previos sin
realizar comentarios. Estas citas pueden llegar a significar un
porcentaje significativo de las referencias incluidas en un
artículo científico. Que algunos estudios empíricos cifran
entre un 20% y un 40% [Gilbert, 1977, pág. 119], [King,
1987].

Por último, es bastante común que los científicos citen sus propios trabajos previos. Esta
conducta se justifica teniendo en cuenta que la construcción del conocimiento científico es un proceso
acumulativo que se basa en el desarrollo continuo de teorías, métodos y enfoques experimentales
[Garfield y Welljams-Dorof, 1992, pág. 326]. El número de autocitas suele ser mayor en las
secciones de los artículos correspondientes a la introducción y métodos. Es precisamente en estas
secciones donde se describen los enfoques experimentales y el trabajo previo realizado [Siebert,
1989].  
 

¿Es posible clasificar las citas de los artículos académicos en alguna de las categorías
estudiadas?

  Para contestar a esta pregunta algunos investigadores han analizado con detalle el contexto de
la cita o han preguntado a los propios autores de artículos sobre sus razones para citar (o no citar)
determinados documentos. Vinkler, por ejemplo, analizó 484 referencias y descubrió que el 81%
obedecía exclusivamente a razones profesionales, el 17% obedecía a una combinación entre razones
profesionales y sociales. El resto (sólo el 2%) tenía que ver con razones exclusivamente sociales
[Vinkler, 1987].

Por otra parte, un trabajo reciente exploraba la tendencia de los


distintos investigadores a citar a otros autores de manera más o
menos constante [White, 2001]. Al conjunto de autores citados
por otro autor se denomina "identidad de citas" y suele consistir
en un núcleo más o menos estable junto con otros que son citados
más ocasionalmente.

 
 

¿Qué información es necesario incluir en los anexos?

  En los anexos debemos incluir todo aquello que nos permita el editor de la revista y que sea
relevante para entender y reproducir el trabajo que se presenta en el artículo. Entre las informaciones
y contenidos propios de los anexos cabe citar los siguientes:  

a)     Cuestionarios utilizados, por ejemplo, en una encuesta.

b)     Datos demográficos de los sujetos utilizados.

c)      Demostraciones y deducciones laboriosas o complicadas.

d)     Datos adicionales.

e)     Materiales utilizados (por ejemplo, textos utilizados en investigaciones psicológicas).

f)        Reproducción de documentos originales (ej: cartas y fotografías).

g)     Algoritmos y programas informáticos breves.

h)      Especificaciones técnicas.


 

Las revistas académicas son realmente tacañas con


el espacio disponible y sólo permiten publicar en los
anexos lo estrictamente necesario para entender el trabajo
de investigación y, a veces, ni eso. Para vencer estos
problemas se puede disponer de una pagina Web en la que
se ofrezcan materiales y recursos adicionales.

¿Cómo debemos enfocar la tarea de escritura?

Aprender a escribir artículos científicos es un proceso largo y complejo que exige muchos
años de práctica y muchas experiencias tanto positivas como negativas. Esta tarea, una de las más
importantes que abordan los científicos, es, sin embargo, una de las que reciben menos atención
durante la formación investigadora (por ejemplo, en cursos de doctorado).   

La forma de enfocar la escritura de un artículo depende mucho del carácter personal,


de las capacidades propias, de los recursos disponibles y de la disciplina en que se trabaje. En
esta web describiremos el método de aproximaciones sucesivas, que es el que recomiendan la
mayoría de los autores. Como su propio nombre indica, este método consiste en elaborar
versiones sucesivas, de un mismo trabajo. El resultado se va refinando a medida que pasamos
de una versión a otra. Este método se basa, evidentemente, en la facilidad con que pueden
modificarse los trabajos en los procesadores de texto.

La escritura de un trabajo de investigación de cara a su publicación como un artículo no


debería dejarse para cuando se termine el trabajo. Muy al contrario, debemos empezar a escribir un
trabajo antes de terminar de realizarlo. Podemos citar varias razones que avalan este enfoque:  

a) La escritura nos ayuda a aclarar nuestras propias ideas y nuestros puntos de vista.
b) Durante la tarea de escritura podemos descubrir debilidades o problemas en nuestros datos,
resultados, figuras, tablas o conclusiones. Es una buena ocasión para descubrir la necesidad
de nuevas pruebas o ensayos antes de que sea demasiado tarde y hayamos gastado todos los
reactivos o agotado el tiempo que se nos ha permitido utilizar un dispositivo o sistema de
recogida de datos.

c) Si dejamos la escritura para el final es posible que se nos olviden algunos aspectos
importantes que convendría comentar o incluir.

d) La escritura de un artículo nos ayuda a "desconectar" de vez en cuando del trabajo de


laboratorio. Hay días que no nos apetece encerrarnos en el laboratorio y nos viene mejor
quedarnos en casa escribiendo nuestros resultados.

e) La tarea deredacciónnos permite tener una perspectiva más global del trabajo que queda por
realizar.

f) Al tener que justificar nuestras afirmaciones, nos vemos obligados a situarnos en el lugar del
referee, dado que, en ocasiones, nosotros mismos detectaremos la necesidad de realizar
experimentos adicionales, controlar determinadas variables o, en general, tener en cuenta
aspectos claramente necesarios para que nuestra argumentación sea creíble. En esta fase,
todavía se pueden probar nuevos enfoques experimentales dado que todavía no se ha
terminado la tarea experimental.

g) La tarea de elaboración de un artículo nos permite aprovechar esos huecos inevitables


de media o de una hora en la jornada laboral que, de otra manera, emplearíamos en visitar la
cafetería.

h) Normalmente los científicos están implicados  en varios temas a la vez. Así, si estamos
desarrollando varias investigaciones relacionadas, podemos aprovechar los resultados y
planteamientos de unas para facilitar la escritura los artículos correspondientes a otras.
Trabajamos, por tanto, en paralelo, más que en serie.

Desde luego, la tarea de escribir un artículo científico es lenta y compleja. No debemos


esperar a tener diez o doce horas libres por delante para abordarla porque, como se explica en otro
apartado, no nos saldrá bien. La escritura de un artículo hay que hacerla poco a poco
¿Por qué se compara la escritura de un artículo con la construcción de una casa?

  Esta metáfora se utiliza con frecuencia para describir el proceso de escritura de un


artículo de investigación comparándolo con la construcción de una casa. La metáfora consiste en
asociar los elementos siguientes:

  

CASA ARTICULO
Tejado Conclusiones
Muros Resultados
Cimientos Marco teórico

Aunque los elementos anteriores son conceptualmente parecidos, el orden de construcción es


radicalmente distinto en cada caso.

  

CASA
Cimientos......................................................Muros...........................................................Tejado

 
ARTICULO

 
Conclusiones.............................................Resultados............................................Marco teórico

En una casa los cimientos dan solidez a los muros que son los encargados de soportar el
techo.  

En un artículo científico, las conclusiones se basan en los resultados, estos en los métodos y
los métodos en los enfoques teóricos.

 
Por tanto, escribiremos un artículo siguiendo el orden
"inverso"

 Conclusiones (esto implica que tenemos algo que


decir).
 Resultados que respaldan las conclusiones (tablas y figuras).

 Métodos: cómo se obtuvieron los resultados.

 Introducción teórica que da sentido a todo.

 Resumen

 Otros apartados (Título, referencias, etc)

  

¿Por qué se dice que debemos empezar un artículo por sus conclusiones?

Porque las conclusiones es lo más importante de nuestro trabajo. Si tenemos conclusiones


tenemos artículo; si no tenemos conclusiones, es mejor que no perdamos el tiempo en escribir nada y
que no se lo hagamos perder a los referees y editores de las revistas ni a los posibles lectores.  

Esto no significa que las conclusiones queden fijas y determinadas al principio y ya no se


puedan modificar. Puede que tengamos que cambiar nuestras conclusiones a lo largo del proceso de
refinado de nuestro artículo. Sin embargo, debemos empezar a escribir el artículo por esta sección y
desarrollarlo hacia atrás para estar seguros de que seguimos una secuencia lógica en la que cada
sección es respaldada por la siguiente.  

El peor error que se puede


cometer al empezar un artículo
consiste precisamente en comenzar por
el principio. No hay nada más terrible
que una página en blanco con la
palabra "Introducción" y todo lo
demás vacío esperando a que nosotros
completemos el resto.

¿Entonces, lo último que debemos escribir es el título?

No necesariamente. Lo cierto es que el título de nuestro artículo es la frase más importante


del mismo dado que, si es afortunado y correcto, hará que los lectores se decidan a seguir por el
abstract o resumen. Si el título es inadecuado, disuadiremos a los candidatos a lectores. Esto
simplemente demuestra que el título es importante, pero no necesariamente debe ser lo último que
escribamos. A veces uno tiene claro desde el principio cómo se va a titular un trabajo y no hay nada
malo en ello. 
 

¿Cuál es el contexto que justifica el método de aproximaciones sucesivas?

  El método de aproximaciones sucesivas parte de la realidad típica en que se realiza la mayor


parte del trabajo de investigación:  

a) Los científicos suelen trabajar en equipos más o menos coordinados o dirigidos por un
investigador principal. A veces, un científico trabaja en varios equipos.

b) Los equipos desarrollan una tarea continuada y, normalmente, no se parte de cero en cada
caso, sino que se trabaja en un tema o una línea de investigación.

c) Lo anterior implica que un equipo desarrolla unos enfoques teóricos y metodológicos propios
y va acumulando una experiencia y una bibliografía que permite el trabajo en el futuro.

d) Cuando alguien desarrolla un trabajo de investigación en el seno de un equipo, intercambia


información con el resto de los compañeros, toma notas, realiza experimentos, obtiene
gráficos, analiza y discute los resultados con los demás miembros del grupo, etc.

e) Un investigador que trabaje en un tema determinado suele estar al corriente de qué otros
científicos y/o equipos están abordando el mismo tema o temas parecidos. Además, es común
que se intercambie bibliografía, resultados o trabajos previos con los científicos que trabajan
en un mismo tema.

f) Un investigador suele revisar la bibliografía existente sobre un tema, tanto antes, como
durante y después de la realización de un trabajo. A medida que se revista la bibliografía se
toman notas que resultarán útiles para nuestro artículo.

g) A lo largo de todos los procesos anteriores, surgen ideas, otras posibilidades, enfoques
alternativos, etc.  

Esta realidad da sentido al método de aproximaciones sucesivas que es, evidentemente, un


método interactivo y flexible que nos permitirá escribir artículos mejores con menos esfuerzo.  

¿Cómo organizamos toda la información que hemos recogido?

  Durante los procesos descritos en otro apartado, hemos recogido o elaborado gran cantidad de
información en forma de:

a) Anotaciones.

b) Gráficos.

c) Datos.

d) Tablas.

e) Comentarios. 

Para no perder toda esta información, conviene seguir los siguientes consejos:

a) Toda la documentación recogida o elaborada se archiva junta, a medida que la generamos, en


la misma caja o carpeta, aunque sea de manera desordenada.
b) Una vez que nos decidamos a escribir nuestro artículo es el momento de recurrir a todas las
notas, gráficos, datos, tablas, etc y ponerlos en orden.

c) Para ello organizamos unos grupos correspondientes, más o menos, a las secciones típicas de
un artículo: un grupo por cada sección.

d) A continuación vamos sección por sección poniendo en orden toda la documentación.

e) Una vez realizado lo anterior ya estamos en condiciones de empezar a escribir.

f) Ahora no nos enfrentamos a una hoja en blanco, sino que disponemos de un contenido
estructurado que hay que pasar a un ordenador. Esta es una tarea mucho más fácil.

¿Cómo se aplica, entonces, el método de aproximaciones sucesivas?

Como su propio nombre indica, mediante sucesivos intentos en los que se va refinando el
contenido de un trabajo.

a) Para empezar, esperamos a tener un día con dos o tres horas libres por delante y nos
aseguramos de que nadie nos va a molestar. 

b) Ese día escribimos la primera versión de nuestro artículo.  

c) Seguimos el orden inverso que hemos discutido en otra sección (conclusiones, resultados,
marco teórico).  

d) Naturalmente, en este momento no nos preocupamos mucho del estilo y, cuando no estamos
seguros de algo, simplemente dejamos una nota o un aviso para completarlo más adelante.  

e) En esta fase es posible incluir algunas tablas de datos o figuras que den sentido a las
conclusiones.  

f) Naturalmente, no perdemos el tiempo en incluir referencias bibliográficas. Simplemente


vamos añadiendo citas ej: (Smith, 2000) sin molestarnos en ir a la sección de referencias
todavía. Si nos dedicásemos a incluir las referencias perderíamos el hilo y, lo que es peor, es
posible que más adelante tuviéramos que eliminarlas porque cambiemos de opinión.
  Una vez completada la tarea inicial, ya estamos en condiciones de elaborar versiones
sucesivas. 

Gran parte del trabajo de elaborar un artículo consiste


precisamente en aumentar la credibilidad de determinadas frases
y expresiones (resultados y conclusiones). Esta tarea se facilita
enormemente siguiendo el método de aproximaciones sucesivas.

            En estas versiones sucesivas vamos completando los apartados y secciones iniciales y nos
dedicamos a las siguientes tareas:

a) Refinamos la primera versión  

b) Se incluyen nuevas tablas de datos o figuras adicionales que puedan resultar necesarias.  

c) Se completan los apartados que se fueron dejando sin terminar.  

d) Se aclaran los puntos oscuros que hayan sido señalados por nuestros compañeros en las
sesiones de discusión que hayamos tenido con ellos para analizar nuestro trabajo de
investigación.  

e) Se argumenta con más detalle en aquellos puntos oscuros o conflictivos.  

Al final de todo, debemos dedicarnos a las tareas más monótonas de nuestro trabajo:

a) Se incluyen las referencias bibliográficas.  

b) Se escribe el resumen. 

c) Se dan los últimos retoques al título, agradecimientos, etc.  


 
¿Qué precauciones debemos tener en cuenta con respecto al estilo?

  La recomendación más importante respecto al estilo ese esta: la claridad debe tener prioridad.
Ante todo, se debe primar este factor por encima de otros. Esto implica, por ejemplo, que, si es
necesario, se deben repetir expresiones y términos para que un apartado o una frase queden
completamente claras y sin ambigüedad ninguna. Otras sugerencias son:

a) Se debe utilizar un estilo impersonal o la tercera persona.  

b) Conviene evitar la voz pasiva porque hace que el contenido resulte farragoso.  

c) Es preferible descomponer las frases complejas en otras más simples.  

d) Es conveniente evitar el humor, las expresiones coloquiales y/o poco académicas.  

e) Se deben evitar las expresiones y clichés estereotipados que no dicen nada, pero que suenan
"científicos" (ej: "la experiencia ha demostrado que ..."). 

f) Se deben evitar las repeticiones y reiteraciones innecesarias. Esto no implica que debamos
recortar el contenido del artículo hasta el punto de que se entienda con dificultad.  

¿Debemos guardar copias de seguridad de todas las versiones?

  En efecto, conviene quedarse con varias copias de seguridad de todas las


versiones porque, a veces, eliminaremos información o apartados y puede que luego cambiemos de
idea.

         El coste de los discos de


ordenador o CD-ROM
necesarios para mantener
todas las copias de seguridad
es despreciable si se compara
con el valor del tiempo de un
investigador.

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