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RESUMEN
Se a logrado analizar el uso adecuado del agua dulce haciendo la utilización de sistemas
de regadío generados por grandes embalses en presas y distribución a través de canales,
esto conlleva a un mejoramiento en la agricultura donde es necesario el agua, para un
mejor desarrollo de mejorar los cultivos de los diferentes tipos de alimentos, esto
conlleva a hacer productivo muchos suelos que carecían de agua para su producción de
distintos alimentos. A su vez también se ve que, si hacemos la utilización del agua en
exceso nos a generado un cambio en el impacto ambiental, viendo alteraciones en el
clima del lugar donde se hace uso de estos recursos que nos proporciona la naturaleza,
también en algunas ocasiones problemas sociales de distintas maneras afectados por los
cambios climáticos, ecológicos, geológicos, etc.
INTRODUCCIÓN
Hoy en día en nuestro planeta estamos viviendo cambios repentinos, debido a muchos
factores de la contaminación que se da en distintas maneras, en esta oportunidad
veremos uno de ellos basado en las alteraciones climáticas de que se producen cuando
se ejecuta obras de ingeniería civil, es así, que nos conlleva a muchas investigaciones
que a pesar de ello hay un mundo que descubrir.
Ahora veremos como las obras de irrigación altera el impacto ambiental debido a
muchos factores para su construcción. Esta necesidad nace a medida que el agua dulce
que tenemos en pocas cantidades en nuestro planeta, un aproximado de un 2.5% del
volumen total, debemos saber distribuirlo para un uso adecuado, es por ello que a
medida que aumenta nuestra población se está haciendo escasa. Sabiendo que el agua
dulce se está disminuyendo por un inadecuado uso de su distribución (Maza-, 2020).
Debe tenerse en mente que los caudales que escurren por un río varían continuamente
en el tiempo y que hay épocas de varios meses en que los escurrimientos son reducidos
y otras en que fluye el agua en abundancia. La única forma de regular, controlar,
almacenar y aprovechar esos escurrimientos es con las presas. Con ellas es posible
garantizar el abastecimiento de agua a la creciente población y el suministro del líquido
para riego. Es cierto que otra fuente de dotación de agua son los acuíferos subterráneos,
pero algunos de ellos están sobreexplotados, como ya sucede en el mundo, fenómeno
que se acelerará con la demanda requerida por el aumento de población, aunque cuando
el agua subterránea es utilizada, siempre existe la posibilidad de hacer un uso racional
de ese recurso. Si no se prevé la construcción oportuna de presas, las consecuencias de
la sobreexplotación de los acuíferos, sobre todo por descuido, serán dramáticas
(Villaseñor, 2010).
Por tanto, si se desea contar con agua para la vida, ante el crecimiento explosivo de la
población y el deseo de mejores condiciones de vida de numerosas comunidades,
regiones y estados, las técnicas de captación y almacenamiento del agua y a la vez su
distribución, sería una gran solución. En los países que tuvieron la oportunidad de
construir presas antes de que se iniciara el rechazo a las mismas, la situación es menos
apremiante, ya que cuentan, al menos en algunas regiones, con suficientes embalses
para almacenar agua durante las épocas en que ésta existe en exceso, y utilizarla en los
meses de estiaje, cuando no se cuenta con otras fuentes de agua disponibles (Maza-,
2020).
El 68,7 % del agua dulce existente en el mundo está en los glaciares y mantos de hielo.
Los presentes en la Antártida, Ártico y Groenlandia, a pesar de su extensión, no se
consideran recursos hídricos por su inaccesibilidad. En cambio, los glaciares
continentales son una parte importante de los recursos hídricos de muchos países. Las
aguas superficiales engloban los lagos, embalses, ríos y humedales suponiendo
solamente el 0,3 % del agua dulce del planeta, sin embargo, representan el 80 % de las
aguas dulces renovables anualmente de allí su importancia (FAO, 2017).
También el agua subterránea dulce almacenada, que representa el 96 % del agua dulce
no congelada de la Tierra, supone un importante recurso. Según Morris los sistemas de
aguas subterráneas empleados en abastecimiento de poblaciones suponen entre un 25 y
un 40 % del agua potable total abastecida. Así la mitad de las grandes megalópolis del
mundo dependen de ellas para su consumo. En las zonas donde no se dispone de otra
fuente de abastecimiento representa una forma de abastecimiento de calidad a bajo
coste. La mayor fuente de agua dulce del mundo adecuada para su consumo es el lago
Baikal, de Siberia, que tiene un índice muy reducido en sal y calcio y aún no está
contaminado (Alba Tamarit et al., 2012).
Los recursos naturales son aquellos elementos proporcionados por la naturaleza y que
pueden ser aprovechados por el hombre para satisfacer sus necesidades. El agua es un
recurso natural renovable. La naturaleza, cuando completa el ciclo del agua, garantiza
que no se pierda y pueda volver a ser utilizada por los seres vivos. Pero puede ser
considerada como un recurso renovable cuando se controla cuidadosamente su uso,
tratamiento, liberación y circulación. La disponibilidad de agua no contaminada
disminuye constantemente. Hay partes del mundo en las que la demanda de agua excede
el abastecimiento. A medida que aumenta la población mundial, aumenta la demanda de
agua limpia. La crisis del agua afecta a millones de personas en el mundo, sobre todo a
los países más pobres, que sufren muchas enfermedades relacionadas con la calidad y el
abastecimiento de agua (diarrea, paludismo, etc.). El acceso al agua potable genera
prácticas esenciales en la reducción de la mortalidad, sobre todo la infantil. Hay
estudios de la FAO que estiman que uno de cada cinco países en vías de desarrollo
tendrá problemas de escasez de agua antes de 2030. Pero para muchos millones de
personas en todo el mundo es un recurso escaso; por eso luchan diariamente para
conseguir agua apta para el consumo y para atender a sus necesidades básicas. Millones
de niños siguen muriendo todos los años a causa de enfermedades transmitidas por el
agua que se pueden prevenir. Los desastres naturales relacionados con el agua, como
son las inundaciones, las tormentas tropicales y los tsunamis, cobran un alto precio en
vidas y sufrimiento humanos. Y con demasiada periodicidad, la sequía asola a algunos
de los países más pobres del mundo y agudiza el hambre y la desnutrición (Ing & Perez,
2016).
Las mujeres y las niñas son las acarreadoras de agua por excelencia en el mundo, tarea
que consume tiempo valioso y energía, que las niñas podrían emplear de otra manera
asistiendo a clases. Además de satisfacer necesidades humanas básicas, el agua
contribuye al desarrollo sostenible en otras formas importantes. Es una de las
principales fuentes de energía en algunas partes del mundo, mientras que en otras su
potencial como fuente de energía todavía no se está aprovechando al máximo. El agua
es necesaria también para la agricultura y para muchos procesos industriales y, en
algunos países, forma parte integrante de los sistemas de transporte. El aumento de los
conocimientos científicos ha hecho que la comunidad internacional llegue a apreciar
mucho más los valiosos servicios que prestan los ecosistemas relacionados con el agua,
desde el control de las inundaciones hasta la protección contra las tormentas y la
purificación del agua. Aunque algunos analistas predicen futuros conflictos en relación
con el agua, muchos países comparten con éxito cuencas fluviales, mares interiores y
otros recursos hídricos, lo que demuestra que este elemento puede ser también un
poderoso catalizador de la cooperación internacional (Ing & Perez, 2016).
Actualmente para los mecanismos de elevación del agua en las zonas desarrolladas se
utilizan otros sistemas de bombeo que consisten, en primer lugar, en perforar la tierra
con sondeos de pequeño diámetro, 60, 70 y hasta 80 cm, abiertos con medios
mecánicos. Los pozos tradicionales excavados a mano tienen diámetros mayores, desde
1.20 m hasta 5 o 6 m, o, en casos excepcionales, incluso mayores. Alcanzada el agua
subterránea, se introduce por el sondeo una tubería de diámetro algo menor en cuyo
extremo inferior va una bomba que queda sumergida en el agua (Alberto et al., 2007).
El riego consiste en aportar agua a los cultivos por medio del suelo para satisfacer sus
necesidades hídricas que no fueron cubiertos mediante la precipitación, o bien para
incrementar la producción agrícola al transformar zonas de agricultura de secano en
zonas de regadío. Se utiliza en la agricultura y en jardinería. Una de las mejores ventajas
de las obras de irrigación es que se hace un adecuado uso del agua, para ello antes de
iniciar un proyecto de irrigación se hace un estudio de la ´población y del área donde se
va necesitar el agua, teniendo en consideración estas medidas se tiene un caudal de
diseño apropiado que abastezca el área a ser beneficiada. La regulación artificial de
nuestros ríos es una necesidad, tratando de satisfacer la demanda social, cada día más
exigente y cambiante, que pretende introducir una corrección en el ciclo hidrológico,
ayudando a minimizar las consecuencias extremas de inundaciones o de grandes sequías
y mejoras para determinados usos produce: en el riego, el abastecimiento, la producción
de energía, etc. (Cuello, 2012).
Incluso entre los países que aparentemente cuentan con abundancia de agua, existen
regiones de escasez o regiones sin infraestructura para acceder a los recursos hídricos
disponibles. Las áreas donde se alcanzan o exceden los límites sostenibles de extracción
de agua, esto es 75% o más de los recursos hídricos renovables, se describen como áreas
de escasez física de agua. Por otro lado, la escasez económica de agua puede producirse
cuando los recursos hídricos son abundantes, pero las deficiencias del capital humano,
institucional o financiero limitan el acceso a ella. Cuando la demanda de agua se acerca
a los límites de los recursos disponibles, o bien a la capacidad límite de los sistemas de
suministro de agua, se puede producir competencia entre los distintos usos del agua. Las
áreas urbanas e industrializadas tienen, con frecuencia, una mayor capacidad económica
o poder político para crear infraestructuras y desarrollar nuevos suministros de agua o
reasignar suministros existentes desde las áreas agrícolas a las urbanas (El, 2007).
Recordemos también que el uso ineficaz del agua (es decir, el riego excesivo) no
solamente desperdicia el recurso que podría servir para otros usos y para ayudar a evitar
los impactos ambientales, aguas abajo, sino que también causa el deterioro, mediante
saturación, salinización y lixiviación, y reduce la productividad de los cultivos. La
optimización del uso del agua, por tanto, debe ser la preocupación principal de todo
sistema de riego. Hay grandes áreas de tierra bajo riego que han dejado de producir
debido al deterioro del suelo. Puede ser conveniente y, por supuesto, beneficioso para el
medio ambiente, invertir en la restauración de estas tierras, antes que aumentar el área
de bajo riego (El et al., 1996).
Según datos de la UNESCO, menos del 20 % del agua de riego llega a la planta; el resto
se desperdicia y además transporta residuos con sustancias tóxicas que inevitablemente
van a parar a los ríos. El uso de nitratos y pesticidas en las labores agrícolas suponen la
principal contaminación difusa de las masas de agua tanto superficial como subterránea.
La más significativa es la contaminación por nitratos, que produce la eutrofización de
las aguas. En España el consumo anual de fertilizantes se estima en 1 076 000 toneladas
de nitrógeno, 576 000 toneladas de fósforo y 444 000 toneladas de potasio. Aunque la
mayor parte de los abonos son absorbidos por los cultivos, el resto es un potencial
contaminante de las aguas (Alba Tamarit et al., 2012).
LA AGRICULTURA
Entre el siglo XVI y mediados del siglo XIX, Gran Bretaña vio un fuerte aumento en la
productividad agrícola y la producción neta. Nuevas prácticas agrícolas, como
el cercamiento, la mecanización, la rotación de cultivos de cuatro campos para mantener
los nutrientes del suelo, y la selección artificial, dieron lugar a un crecimiento
demográfico sin precedentes hasta un total de 5,7 millones de habitantes en 1750,
liberando un porcentaje significativo de la fuerza de trabajo, y contribuyendo de este
modo a impulsar la Revolución Industrial. La productividad del trigo aumentó de
aproximadamente 19 bushel por acre en 1720 a alrededor de 30 bushel en 1840,
marcando un importante punto de inflexión en la historia (Alberto & Durán, 1987).
En tiempos de escasez extrema, las autoridades nacionales suelen optar por derivar el
agua de los agricultores hacia las ciudades, dado que el agua tiene mayor valor
económico en el uso industrial y urbano que en la mayoría de los usos agrícolas. En
estas circunstancias, el uso de agua regenerada en agricultura permite conservar agua
dulce para un fin de mayor valor económico y social y, al mismo tiempo, los
agricultores reciben un suministro de agua fiable y rico en nutrientes. Este intercambio
también puede acarrear beneficios ambientales, al permitir la asimilación de los
nutrientes de las aguas residuales por las plantas y reducir así la contaminación aguas
abajo. Los proyectos de reutilización del agua pueden ofrecer un doble o incluso triple
“dividendo”, para los usuarios urbanos, agricultores y el medioambiente. En situaciones
críticas de estrés hídrico, el uso de agua regenerada debe considerarse como una opción.
En dicho caso, la inacción, un escenario “sin proyecto”, implicará costos que irán
aumentando con el tiempo, mientras que las soluciones alternativas, como trasvases de
urgencia, pueden tener grandes costos por sí solas. Rechazar la opción de la
reutilización podría ser muy costoso en dichas situaciones (Ing & Perez, 2016).
IMPACTO AMBIENTAL
Los sistemas de riego y drenaje manejan las fuentes de agua a fin de promover la
producción agrícola. Los impactos dependen del tipo de riego, de la fuente del agua
(superficial o subterránea), de su forma de almacenamiento, de los sistemas de
transporte y distribución, y de los métodos de entrega o aplicación en el campo (El et
al., 1996).
Desde hace mucho tiempo, se ha utilizado el agua superficial (principalmente los ríos)
para riego, y, en algunos países, desde hace miles de años; todavía constituye una de las
principales inversiones del sector público. Los proyectos de riego en gran escala, que
utilizan el agua subterránea, son un fenómeno reciente, a partir de los últimos treinta
años. Se encuentran principalmente en las grandes cuencas aluviales
de Pakistán, India y China, donde se utilizan pozos entubados para aprovechar el agua
freática, conjuntamente, con los sistemas de riego que emplean el agua superficial (Para
et al., 2005).
Los grandes proyectos de riego, que represan y desvían las aguas de los ríos, tienen el
potencial de causar importantes trastornos ambientales como resultado de los cambios
en la hidrología y limnología de las cuencas de los ríos. Al reducir el caudal del río, se
cambia el uso de la tierra y la ecología de la zona aluvial; se trastorna la pesca en el río
y en el estero; y se permite la invasión del agua salada al río y al agua subterránea de las
tierras aledañas. El desvío y pérdida de agua debido al riego reduce el caudal que llega a
los usuarios, aguas abajo, incluyendo las municipalidades, las industrias y los
agricultores. La reducción del flujo básico del río disminuye también la dilución de las
aguas servidas municipales e industriales que se introducen, aguas abajo, causando
contaminación y peligros para la salud. El deterioro en la calidad del agua, debido a un
proyecto de riego, puede volverla inservible para los otros usuarios, perjudicar las
especies acuáticas, y, debido a su alto contenido de nutrientes, provocar el crecimiento
de malezas acuáticas que obstruirán las vías fluviales, con consecuencias ambientales
para la salud y la navegación (Maza-, 2020).
Los potenciales impactos ambientales negativos directos del uso del agua freática para
riego surgen del uso excesivo de estas fuentes (retirando cantidades mayores que la tasa
de recuperación). Esto baja el nivel del agua freática, causa hundimiento de la tierra,
disminuye la calidad del agua y permite la intrusión del agua salada (en las áreas
costeras).
Hay algunos factores ambientales externos que influyen en los proyectos de riego. El
uso de la tierra, aguas arriba, afectará a la calidad del agua que ingresa en el área de
riego, especialmente su contenido de sedimentos (erosión causada por la agricultura) y
composición química, (contaminantes agrícolas e industriales). Al utilizar el agua que
deposita el sedimento en los terrenos, durante el tiempo, o, simplemente, al utilizar el
agua que trae un alto contenido de sedimentos, se puede alzar el nivel de la tierra a tal
punto que se impida el riego (IICA, 2017).
IMPACTO SOCIAL
Se proporciona un mecanismo que les ayude a conocer los beneficios obtenidos por la
implementación del nuevo sistema de riego y con transparencia de una manera técnica,
lo que permitirá aprovechar de la mejor manera sus recursos, mantener a sus
consumidores satisfechos, incrementar sus ingresos y ayudar al desarrollo de sus
productos agrícolas tecnificados. Con este estudio se pretende aplicar, un plan
operativo, permitiendo de esta manera que los productores puedan incrementar los
ingresos, presupuestarse a futuro y tener control en sus flujos de caja, lo que traerá
como consecuencia que los miembros de esta comunidad, tengan un mejor estilo de vida
(Pardo, 1988).
También debemos entender que los trastornos sociales causados por los grandes
sistemas de riego que cubren áreas vastas son inevitables. La gente local puede ser
desplazada por el sistema de riego, y enfrenta los problemas clásicos del
reasentamiento: puede reducirse su nivel de vida, podrían presentarse mayores
problemas de la salud, conflictos sociales, y deterioro de los recursos naturales del área
de reasentamiento. La gente que permanece en el área, probablemente, tendrá que
cambiar sus prácticas de uso de la tierra y sus modelos agrícolas. Las personas que se
trasladan al área, también tendrán que adaptarse a las nuevas condiciones. A menudo, la
gente local encuentra que tiene menor acceso a los recursos de agua, tierra y vegetación,
como resultado de la implementación del sistema de riego. Las demandas
contradictorias, con respecto a los recursos acuáticos, y las desigualdades en su
distribución pueden ocurrir, fácilmente, tanto en el área del sistema de riego, como
aguas abajo. Todos estos factores las prácticas agrícolas cambiantes, y la mayor
densidad de la población pueden tener un efecto profundo en cuanto a los modelos
sociales tradicionales (Alberto & Durán, 1987).
La introducción del sistema de riego se asocia con un aumento, a veces extraordinario,
en las enfermedades relacionadas con el agua. Las enfermedades que se vinculan, más
frecuentemente, con el riego son la esquistosomiasis, la malaria y la oncocercosis, cuyos
vectores proliferan en las aguas de riego. Otros riesgos para la salud que se relacionan
con el riego incluyen los que están vinculados al mayor uso de productos agroquímicos,
el deterioro de la calidad del agua, y la mayor presión de la población en el área
(Villaseñor, 2010).
CONCLUSIÓN
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